Biblioteca del IIFs

Estuve exiliado en Provenza, muy tierra mía, donde empecé el bachillerato francés en el Lycée Périer y lo terminé en Mé- xico, en el Liceo Franco Mexicano.
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LA BIBLIOTECA DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS

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LA BIBLIOTECA DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS EN EL QUEHACER FILOSÓFICO DE LA UNAM (1940–2012)

Miguel Gama Ramírez (coordinador)

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS M ÉXICO 2012

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B1016 U56 Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Filosóficas. Biblioteca. La Biblioteca del Instituto de Investigaciones Filosóficas en el quehacer filosófico de la UNAM (1940–1942) / Miguel Gama Ramírez, coordinador. — México: UNAM, Instituto de Investigaciones Filosóficas, 2012. 94 p. ISBN 978–607–02–3208–4 1. Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Filosóficas. Biblioteca — Historia. I. Gama Ramírez, Miguel, ed.

Cuidado de la edición y formación tipográfica: J. Alberto Barrañón C. y María Teresa Salmón Calderón Primera edición en español: 25 de mayo de 2012 c 2012 Universidad Nacional Autónoma de México D.R. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales. INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, C.P. 04510, México, Distrito Federal Tels.: 5622 7437 y 5622 7504; fax: 5665 4991 Correo electrónico: [email protected] Página web: http://www.filosoficas.unam.mx Todos los derechos reservados Impreso y hecho en México ISBN 978–607–02–3208–4

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PRÓLOGO G UILLERMO H URTADO Uno de los proyectos de Eduardo García Máynez al fundar el Centro de Estudios Filosóficos de la Facultad de Filosofía y Letras, en 1940, fue que éste acogiera una biblioteca de investigación especializada en filosofía. Por ello, es un acto de justicia y de agradecimiento que la biblioteca del Instituto de Investigaciones Filosóficas lleve el nombre de nuestro fundador. El recuerdo de su infatigable labor en pro de la investigación filosófica en México debe ser una inspiración para todos los que nos dedicamos a ella. El desarrollo de nuestra biblioteca siempre ha estado guiado por un cuidadoso proceso de deliberación colegiada. No hemos querido que crezca de manera desordenada; cada uno de sus libros se ha elegido de acuerdo con criterios estrictamente filosóficos. Para vigilar este proceso, la Comisión de Biblioteca ha sido de gran ayuda. Pero, en realidad, la biblioteca es una creación y un retrato de todos los investigadores, ya que ellos han sido quienes, a partir de sus líneas de investigación y de sus labores de docencia, la han moldeado de acuerdo con sus necesidades. Es justo señalar que para todos los directores del Instituto, a saber, Eduardo García Máynez (1940–1965), Fernando Salmerón (1966–1978), Hugo Margáin (1978), Enrique Villanueva (1978–1985), León Olivé (1985–1993), Olbeth Hansberg (1993–2000) y Paulette Dieterlen (2000–2004), la biblioteca ha sido una prioridad. Es por eso que hoy en día podemos sentirnos orgullosos de ella, pues, sin duda,

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es la mejor de su tipo en México y una de las mejores —¿o acaso la mejor?— de toda Iberoamérica. Recuerdo con claridad la primera vez que —por allí de principios de 1981— tomé el elevador de la Torre de Humanidades para ir a la biblioteca del Instituto. La sala de consulta tenía una mesa larga en la que cabían unos diez lectores. Me sorprendió constatar que muy pocos alumnos utilizaban con regularidad la pequeña sala de lectura —para ser exactos, éramos sólo tres— y que muy rara vez subía algún maestro u otro estudiante para consultar algún libro o revista. Supongo que la mayoría prefería usar la biblioteca de la Facultad, la Samuel Ramos, que en aquella época todavía ocupaba su sitio original, más hermoso que el edificio que se construyó luego. El descubrimiento de la biblioteca del Instituto en ese momento de mi formación puso a mi disposición un universo de lecturas que expandió mi horizonte filosófico y cultural como no hubiera sido posible de otra manera. Los más jóvenes no lo saben, pero en aquellos tiempos aún no existía el Internet y, si uno no tenía los libros a la mano, no le era posible tener acceso a la información. Recuerdo que pedía y pedía libros sobre todos los temas y que la jovencísima Laura Chavarría me los llevaba con una sonrisa. Cuando tenía dudas sobre algún libro o una colección, pedía ayuda a don José de Jesús Galván o a don Luis Hernández, y ellos, que conocían el acervo de cabo a rabo, de inmediato me encontraban el volumen buscado. A mediados de 1982 fui aceptado como becario del Instituto —la

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todavía

daba becas de licenciatura—. En aquel entonces, el Instituto era pequeño y los becarios del Instituto no tenían cubículos propios; por ello se mandó hacer unas mesas individualizadas para cada uno de los becarios y las colocaron en la sala de lectura. Fue en

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una de esas mesitas en forma de caja donde escribí —¡a mano!— mi tesis de licenciatura durante el primer semestre de 1985. En septiembre de ese mismo año partí a la Universidad de Oxford para cursar estudios de posgrado, y cuando me reintegré al Instituto como investigador en enero de 1991, ya habíamos dejado la venerable Torre de Humanidades y estrenado un edificio pintado de azul. La nueva biblioteca me pareció enorme, nada que ver con la que teníamos antes. Sin embargo, muchas cosas seguían igual; por ejemplo, los ficheros de madera maciza que guardaban en su interior miles de tarjetas con los datos de los libros. Aún recuerdo el peculiar olor que desprendían los cajones de los ficheros al abrirlos: una mezcla de olores de papel, de humedad y de los miles de dedos que los habían recorrido para localizar una ficha. Las primeras computadoras, grandes y lentas como dinosaurios, fueron introducidas poco después por la entonces coordinadora de la biblioteca, Elsa Gómez, y para ocuparse de ellas y diseñar la primera página web de la biblioteca se contrató a Aurelio Juárez. Ya no recuerdo cuándo desaparecieron los ficheros con las miles de fichas que pacientemente habían sido elaboradas en el transcurso de décadas. Me pregunto ¿dónde habrán quedado? La nueva biblioteca, que en 1988 nos parecía enorme, para 2000 —¡quién lo hubiera dicho!— empezó a resultar insuficiente. Durante la gestión de la doctora Paulette Dieterlen se hizo una ampliación del edificio que le proporcionó mayor espacio a la biblioteca. Mientras duraron las obras se acondicionó la sala de investigadores como una pequeña biblioteca. Ahora, en 2011, los estantes otra vez están repletos y muy pronto tendremos que pensar en algunas soluciones para poder acomodar más libros.

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Hay veces, por las tardes, cuando el trabajo disminuye, en que entro a la sala del acervo para recorrer sus pasillos como quien va de paseo. No hay nada como perderse en ese bosque, recorrer con la mirada los lomos, sacar de algún estante un libro, abrirlo, leer el índice. Algunas veces encuentro volúmenes que han sido consultados por numerosos lectores —la tarjetita que está pegada al final del libro así lo registra—. Otras veces hallo libros muy interesantes que nunca han sido consultados, que esperan, como doncellas ansiosas, que alguien los pida al bibliotecario, aunque sea una sola vez, para cumplir con el fin que los llevó a la existencia. Ha habido ocasiones, cuando paseo por los pasillos de la biblioteca, en que he imaginado que todos esos hermosos libros son de mi propiedad, pero de inmediato recuerdo que, al ser de todos los universitarios, también son míos. Es nuestra responsabilidad cuidar ese pequeño tesoro de papel acumulado con cuidado y esmero a lo largo de más de setenta años; sobre todo porque, en un país como el nuestro, las bibliotecas son pocas y las especializadas son aún más raras. Por esta razón tengo muchas dudas acerca de si en un futuro deberíamos permitir el acceso irrestricto al acervo. Ya hablé del placer —por ahora reservado a unos pocos— de pasear por los pasillos de la biblioteca, pero confieso que me inquietaría que sus puertas se abriesen de par en par. Por una parte, hemos de recordar que nuestra biblioteca fue diseñada desde un principio como una biblioteca de investigación, no como una de consulta general. Por otra parte, hay que tener en cuenta el triste dato de que en otras bibliotecas de la UNAM en las que el acceso es libre se han perdido muchos libros valiosos. No podría dejar de referirme a la hemeroteca. Su tamaño nos da una idea de la cantidad de colecciones y de ejemplares de re-

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vistas que posee el Instituto. Pedro Espinosa ha sido el amable guardián de ese tesoro que nos envidian incluso los visitantes del extranjero. Deseo mencionar, aunque sea a vuelapluma, algunas de las mejoras realizadas en la biblioteca desde que me nombraron director en mayo de 2004. Comenzaré por la sala de consulta: ésta se amplió y se reacondicionó por completo —las mesitas en forma de cajón todavía siguen allí— y colocamos cuatro computadoras conectadas a Internet. Por vez primera adquirimos libros electrónicos, como las colecciones de filosofía de la Oxford University Press, y nos suscribimos a recursos de información en línea, como el Philosopher’s Index y la Routledge Encyclopedia of Philosophy. Con la modesta ampliación del edificio que hicimos en 2006, la Biblioteca ganó alrededor de 50 metros cuadrados. En el área nueva se construyó un salón para el área de clasificación del libros y otro para alojar nuestro Fondo Reservado, que resguarda los libros más antiguos y valiosos; uno de ellos, por ejemplo, el volumen de Sein und Zeit que usó José Gaos para su traducción y que está lleno de sus anotaciones al margen. Durante este periodo también se automatizaron todas las operaciones de la biblioteca; a saber, el registro, el control y la devolución de los materiales, lo que ha hecho más eficiente y expedito el servicio a los usuarios. En la sala de lectura de la hemeroteca se acondicionaron dos cubículos: uno para los archivos de José Gaos y de Samuel Ramos, y el otro para consultar materiales videograbados. La biblioteca realizó exposiciones de libros, revistas, documentos, cartas y objetos personales de varios miembros de nuestro instituto o de personajes ligados a él, como Eduardo García Máynez, Samuel Ramos, Fernando Salmerón, Alejandro Rossi, Hugo Margáin, Ramón Xi-

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rau, José Antonio Robles y Laura Benítez. Por lo que toca al crecimiento del acervo, se ha utilizado escrupulosamente cada peso asignado para este fin y, en 2010, después de hacer un exhaustivo recuento, teníamos la friolera de 36 082 títulos y 45 598 volúmenes. ¿Quién puede leer tantos libros? Es increíble que se haya escrito tanta filosofía, sin contar, claro, todos los títulos de esta disciplina que seguramente aún no tenemos en la biblioteca. Pero lo que es más impresionante es que cada vez se publican más y más títulos de filosofía y eso nos obliga a estar muy atentos para poder incorporar el mayor número posible de ellos a nuestro acervo, o por lo menos los más relevantes, los de mayor importancia. ¿Qué futuro tienen las bibliotecas? ¿Seguirán existiendo dentro de cien o quinientos años? No lo sé. El mundo cambia rápidamente y, aunque es improbable que el libro desaparezca, quizá la función de la biblioteca será cubierta por otro tipo de instituciones. Yo vislumbro el futuro de la biblioteca Eduardo García Máynez como una institución que no sólo espere a que lleguen los lectores a ella, sino que también vaya en busca de ellos, que les lleve materiales a cualquier lugar donde se encuentren. Me gustaría que la biblioteca pudiera prestar servicio a todos los profesores y a todos los estudiantes de filosofía del país, e incluso de otros países de Iberoamérica. Para lograr esto se tiene que avanzar en su reconformación como sitio virtual. Vamos avanzando en esa dirección, aunque quizá deberíamos apretar el paso porque los tiempos corren de prisa. En este libro se hace una historia de la biblioteca del Instituto en sus distintos recintos, se ofrece una breve biografía de don Eduardo García Máynez, se describen las colecciones que guarda la biblioteca, se da una descripción de la hemeroteca, se enlistan

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los servicios ofrecidos por la biblioteca, se hace referencia a los archivos Gaos y Ramos, se explica qué es la Bibliografía Filosófica Mexicana, y se hace mención de los más recientes recursos electrónicos y trabajos de automatización; por último, se incluyen testimonios de los doctores León Olivé, Olbeth Hansberg y Paulette Dieterlen. Quiero expresar mi más sincero reconocimiento al maestro Miguel Gama, actual coordinador de la biblioteca; al doctor Miguel Ángel Sánchez Bedolla, coordinador de 2002 a 2005; a Pedro Espinosa y Aurelio Suárez; a las maestras Cristina Roa y Verónica Carmona, por su contribución en lo que respecta a los archivos Gaos y Ramos y a FILOS, y a todos los demás miembros del personal que participaron en la elaboración de este pequeño libro. Hacia el final hay una lista del personal que ha laborado en la biblioteca durante las últimas décadas; a todos ellos les ofrezco mi más profundo agradecimiento.

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I ANTECEDENTES Y DESARROLLO M IGUEL G AMA R AMÍREZ ∗ Los orígenes de la biblioteca se remontan, sin duda, al año 1940, cuando en el mes de agosto el doctor Eduardo García Máynez, en ese entonces director de la Facultad de Filosofía y Letras, situada en el emblemático edificio de Mascarones, estimó conveniente proponer, junto con un grupo de profesores de filosofía, la creación del Centro de Estudios Filosóficos (figura 1). Este hecho quedó guardado en la memoria y en la pluma de García Máynez, y años más tarde brotó de la siguiente manera: La decisión de constituirlo se adoptó, no sé si a fines de agosto o a principios de septiembre del mismo año, en reunión que tuvimos en un restaurante de la calle de Allende, a la que asistieron entre otros, Roberto Mantilla Molina, José Gaos, Adolfo Menéndez Samará, Luis Recaséns Siches y el que habla. Entre mis papeles conservo una instantánea, tomada al concluir la comida, en que aparecen todas las personas a que acabo de referirme. Los retratados teníamos entonces más pelo, menos peso, grandes bríos y muchas ilusiones que el tiempo ha ido marchitando o se han esfumado por completo. Acordamos que la agrupación se llamáse Centro de Estudios Filosóficos de la Facultad de Filosofía y Letras, y que cualquier cultivador de la filosofía, fuese o no catedrático de la Universidad Nacional de México, podía * Técnico

académico del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.

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ser admitido como miembro. Sin tomarnos el trabajo de hacer estatutos ni de dar forma jurídica al grupo —en aquella época empezaba ya a olvidar que soy abogado— de inmediato pusimos manos a la obra. La primera sesión se efectuó días más tarde, y en ella fue discutida una ponencia del profesor Eduardo Nicol, que éste defendió con hondura, agilidad y juvenil entusiasmo.1

Los primeros años del Centro fueron de intensa actividad en lo que se refiere a la reflexión y la discusión de las ideas, al igual que en la producción editorial: se generaron diversas publicaciones, como el Boletín Bibliográfico y la revista Filosofía y Letras, amén de los trabajos que formaron parte de la colección Textos Clásicos de Filosofía, editados en colaboración con El Colegio de México. 1 . La biblioteca Aunque en la presente investigación no se pudo localizar documento alguno que precise la fecha de inicio de actividades de la biblioteca, se presume que debe coincidir con la creación del Centro de Estudios Filosóficos en 1940, dado que los primeros libros presentan el sello con fecha del citado año y es muy probable que sus primeras actividades se hayan desarrollado de manera informal, respondiendo sobre todo al entusiasmo de los iniciadores de este nuevo espacio de reflexión, de acopio de publicaciones y de generación de ideas. Años después, el 21 de febrero de 1945, el Consejo Universitario aprobó la iniciativa de García Máynez en el sentido de otorgar al Centro la categoría de Instituto Autónomo. De nuevo, su en1

Eduardo García Máynez, “Breve historia del Centro de Estudios Filosóficos”,

Diánoia. Anuario de Filosofía, vol. 12, no. 12, 1966, p. 240.

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F IGURA 1. Interior del edificio de Mascarones, ciudad de México.

tusiasmo había alcanzado el logro anhelado y sus evocaciones al respecto nos dan cuenta de ello: Al discutirse la propuesta de fundación, uno de los Consejeros sostuvo que más que pensar en crear nuevos institutos, lo que debía hacerse era fortalecer a los que ya existían. Repliqué que el Centro de Estudios Filosóficos era una realidad de la que podía juzgarse por sus frutos, y que el reconocimiento oficial de esa realidad no sería gravoso para nuestra Alma Mater, porque en primer término durante cinco años habíamos trabajado sin dinero, y en segundo lugar, porque la Fundación Rockefeller acababa de hacernos un donativo de 15 000 dólares, de los que destinaríamos 12 000 al otorgamiento de ocho becas de investigación y 3 000 a la compra de libros y revistas para nuestra incipiente biblioteca.2 2

Ibid., p. 244.

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Las dos últimas líneas de la cita anterior son relevantes para el tema de este capítulo, porque son referencias específicas al devenir de la biblioteca. En este orden de ideas, éste es el primer registro textual del concepto de lugar que provee material bibliográfico para el quehacer del especialista en filosofía. En el proceso de formación de la biblioteca del Centro se identifican las características siguientes: la primera es la generosidad de hombres y mujeres al apoyar en especie y con recursos económicos la realización del proyecto; tales fueron los casos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y de la Fundación Rockefeller. Es oportuno mencionar que la primera donación de libros registrada correspondió a los procedentes de la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de la

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volúmenes que, por

cierto, conservan hasta la actualidad los sellos de identificación de su transitar en el devenir cotidiano: la Biblioteca de la Beneficencia Pública del Distrito Federal, la Facultad de Filosofía y Letras y la Biblioteca del Centro de Estudios Filosóficos, como a continuación podemos apreciar en las figuras 2 y 3. Posteriormente, con los recursos procedentes de la Fundación Rockefeller, como se indica en la cita de García Máynez, se adquirieron libros y los primeros ejemplares de revistas. El acervo fue incrementado también con las ediciones y traducciones realizadas en el propio Centro (figura 4). Otra característica notable de la creación de nuestra biblioteca se refiere al papel de la normatividad, que indicó los pasos que debía seguir la naciente dependencia universitaria: el propio reglamento de trabajo interno del Centro consideraba la organización de una biblioteca y una hemeroteca de filosofía. En su artículo 1o señalaba lo siguiente:

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F IGURA 2. Pensées de Blaise Pascal, Ménard et Desenne, Fils, París, 1820. En la parte superior del lado derecho aparece el sello de la biblioteca de la Beneficiencia Pública del D.F., y en la parte inferior, el de la Facultad de Filosofía y Letras.

F IGURA 3. Pensées de Blaise Pascal; del lado izquierdo se aprecian su clasificación, el número de adquisición, la fecha y su procedencia.

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I. Realizar dentro de la Universidad, y fomentar en todo el país, los trabajos de investigación en materias filosóficas, así como dar a conocer tales trabajos por medio de mesas redondas, conferencias, publicaciones, seminarios o cursos especiales. II. Cultivar los estudios históricos sobre el pensamiento filosófico de nuestro país, de los demás del Continente y de los no americanos a los que el nuestro se halla ligado por los lazos de la tradición y la cultura. III. Contribuir a la difusión de la filosofía en todas sus manifestaciones, dentro y fuera de la Universidad Nacional. IV. Fomentar las relaciones y la colaboración entre los cultivadores de la filosofía en México. V. Sostener relaciones de intercambio intelectual con otros centros culturales, mexicanos y extranjeros. VI. Formar una biblioteca y una hemeroteca de filosofía y disciplinas conexas. VII. Organizar un servicio informativo sobre las actividades filosóficas en el país y formar un Directorio Filosófico.3

De esta manera quedó asentado, según el párrafo VI, que el Centro contaría con una biblioteca y una hemeroteca especializadas, lo cual denota el interés y la visión de García Máynez respecto de los libros, las revistas y, en general, de los servicios de información, como ingredientes esenciales en la formación, el desarrollo y la consolidación de los especialistas en filosofía. Antes de dar paso a la nueva morada del centro retomemos los recuerdos del doctor Ramón Xirau, hoy investigador emérito 3

Ibid., p. 244–245.

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F IGURA 4. Obras disponibles en la biblioteca: B4568 X54 F84 y B4568 S47 P4518, respectivamente.

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del Instituto, en torno al edificio de Mascarones (figura 5), donde permaneció el Centro de Estudios Filosóficos de 1942 a 1946: Si han ido a la Rivera de San Cosme —¿se sigue yendo a aquella Rivera, esquina con la calle de Naranjo y Alameda de Santa María situada al norte de “Mascarones”? —podrán ver todavía hoy la fachada de la antigua Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM . Ignoro si el edificio está bien conservado por dentro. Desde que la Facultad se mudó a la Ciudad Universitaria, no he vuelto a entrar ni pienso hacerlo. El interior: amplio patio, caminos trazados con precisión. Allí, los naranjos. Atrás un patio alargado menos hermoso que el primero. En el fondo, la biblioteca donde algunos consultaban el Migne y, sobre todo, en aquella gran serie patrística, a Juan Escoto Erígena que interesaba, probablemente, por razones platónicas, neoplatónicas, agustinianas, místicas, poéticas. Éramos algunos los que podíamos leer, de manera más o menos aproximada, el latín. Muy pocos el griego. No me cuento entre estos pocos. Mi griego, estudiado dos años en el Liceo —Marsella, México—, era y es totalmente insuficiente. Vuelvo al primer patio, el de los naranjos. A un lado estaba el café, ese café que fue centro para todos nosotros y también para los muy numerosos estudiantes que venían a nuestra casa —venían principalmente de Derecho, también de Medicina— y convivían con nosotros. Así, Henrique González Casanova. Así Teodoro Césarman, ya casi cardiólogo. La fachada la describo escuetamente y mi información puede encontrarse en libros, sobre todo en diccionarios como es el caso del Porrúa de historia de México. Según se dice, aquel terreno fue largo tiempo una huerta hasta el inicio de la construcción por don José Vivero Hurtado de Mendoza. La fachada es del siglo XVIII, una de las mejores de México. La forman o conforman estípites terminados

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F IGURA 5. Exterior del edificio de Mascarones, ciudad de México.

con cariátides, es decir con mayor sencillez y menor exactitud; la fachada está hecha de pilastras en forma de pirámide truncada. En ella también las cariátides, es decir, mujeres con traje talar, vestidura que llega hasta los talones. La fachada es hermosa. De las cariátides proviene el nombre de “Mascarones”. ¿Qué Mascarones?, me pregunto. ¿Los de una proa ahora aquí fija y multiplicada, inmóvil? Hay que ir. Vayan a ver el edificio quienes no lo conocen. Muy cerca, en efecto, de la Alameda de Santa María, donde íbamos con nuestras compañeras a platicar, no de filosofía, tal vez de amores. También íbamos a veces —cosa prohibida— a la azotea amplia, casi terraza. No todo tiene que ser ciencia y más ciencia, letras y más letras, historia y más historia, filosofía y más filosofía. Paso a algunos asuntos personales. Cuando Pascal escribió aquello de “el yo es odioso” (“Le moi est haïssable”), mucho me temo que hablaba de su “yo”, odioso no fuera odioso. Pues bien, quien ahora esto escribe, nació en Barcelona (“Noroeste de España”, como dicen

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hoy, extrañamente, en los periódicos). Tengo los mismos años que esta Facultad. Estuve exiliado en Provenza, muy tierra mía, donde empecé el bachillerato francés en el Lycée Périer y lo terminé en México, en el Liceo Franco Mexicano. Bien. Salido o “sacado” de España en terrible guerra —uno de mis primeros poemas se refería a los bombardeos cotidianos de 1938—, me hice “provenzal”. Quiero decir que me adapté rápidamente a aquellas tierras, que todavía son mías. Descubrí que en el campo se entendía el catalán sin grandes tropiezos. Otra confesión: escribí poemas en francés que supongo desaparecidos. Gracias a todos los santos. Venir a México, este México ya hace tiempo mío, fue al principio, hay que decirlo, un nuevo exilio. Por eso no me convence lo que decía José Gaos, maestro de muchos de nosotros, cuando llamó a los exiliados “transterrados”. Lo serían después. En aquellos años justamente eran exiliados, refugiados. Poco a poco fuimos transplantados. Pero eso fue poco a poco. En México me hice amigo de un grupo de jóvenes de mi edad o cercanos a ella entre los cuales quiero recordar a Jomi García Ascot, con quien “al alimón” di mi primer curso en “Mascarones”, año de 1949. Éramos muy jóvenes. Otros amigos: Manuel Durán, Roberto Ruiz, Tomás Segovia, Carlos Blanco Aguinaga, todos exiliados, y algunos mexicanos, Teresa Silva, Echavarría, pintor que murió muy joven, Alberto Gironella; y pertenecientes a varias nacionalidades como Vlady. Bien. Juntos hicimos la revista Presencia de la cual fue el alma Jomi. Participaron en Presencia dos amigos que habían luchado en la guerra de España: Ángel Palerm y Jacinto Viqueira; antropólogo el primero, ingeniero el segundo. ¿Saben por qué terminó la revista Presencia? Palerm escribió su tesis de maestría. No tenía cómo ni dónde publicarla. La publicó en lo que fue el último número de la revista. ¿Piensan ustedes en Luis Rius y Arturo Souto, Pascual Buxó, Enri-

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que de Rivas, Pepe de la Colina? Fueron amigos nuestros pero más tarde. Eran más jóvenes. Hasta aquí lo que fue un primer grupo de amigos. Otros también en la Facultad —no quiero hacer una larga lista, siempre injusta—: Jacqueline Pivert, Emilio Uranga, el arquitecto Raúl Henríquez, Bernabé Navarro, Huguette Balzola, Margit Frenk y los “extranjeros” que venían de otras facultades.4

De esta manera la biblioteca del Centro de Estudios Filosóficos estuvo en las instalaciones del edificio de Mascarones hasta el año de 1953. Un año después, en 1954, el centro se trasladó a la Ciudad Universitaria, en el cuarto piso de la Torre I de Humanidades. Este pasaje histórico del devenir del centro lo registró García Máynez de la siguiente manera: Los años corridos desde la fecha del traslado de la Universidad a la Ciudad Universitaria constituyen el pasado inmediato del Centro de Estudios Filosóficos. Desde el cuarto piso de esta Torre de Humanidades, que ni es torre ni —por fortuna— es de marfil, frente a un horizonte de volcanes, montañas, colinas en las que la ciudad se ha encaramado y torrentes de lava inmóvil, hemos asistido a lo que cabría llamar la ‘institucionalización’ —dentro de nuestra vida académica— de la investigación humanística y científica.5

A casi una década de su creación, la biblioteca había incrementado su acervo de manera considerable. En su recapitulación acerca del Centro de Estudios Filosóficos, García Máynez agradeció al 4

Ramón Xirau, Crónicas de la Ciudad de México, año 5, no. 14. Parte de este texto

aparece también en Memorial de Mascarones y otros ensayos, publicado por El Colegio Nacional en 1995. 5 Ibid., p. 245.

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entonces rector de la Universidad, el doctor Ignacio Chávez, el apoyo brindado al Instituto, y en una parte de su discurso enfatizó lo siguiente: Quiero, también, recordar la forma en que ha contribuido al desarrollo de nuestra actividad editorial y al enriquecimiento de la biblioteca, que cuenta ya con 8 000 libros y 3 000 revistas de filosofía. Le expreso, asimismo, nuestra gratitud por las obras, recientemente concluidas, de reacondicionamiento del piso que ocupamos en esta torre.6

Esta cita, como las anteriores, nos revela la importancia que el maestro universitario daba a la biblioteca, porque en sus palabras se infiere el júbilo que lo embargaba al señalar el número de libros y el de los ejemplares de revistas que constituían en ese entonces el acervo. En este ejercicio de compilación de hechos, personajes y fechas es importante destacar que quienes estuvieron al frente del Centro de Estudios Filosóficos y quienes después han ocupado la dirección del Instituto de Investigaciones Filosóficas han mostrado especial interés en apoyar y estimular el crecimiento y el desarrollo de la biblioteca, de sus instalaciones, de sus colecciones, de sus servicios y de su personal, lo cual ha quedado registrado en los informes de actividades de sus respectivas gestiones; véase el cuadro 1. Fernando Salmerón, en su informe que abarcó doce años, de 1966 a 1978, también hizo mención del acervo bibliográfico y de sus instalaciones:

6

Ibid., p. 248.

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C UADRO 1. Directores del Instituto de Investigaciones Filosóficas D IRECTORES

P ERIODOS

Eduardo García Máynez

1940–1965

Fernando Salmerón Roiz

1966–1978

Hugo Margáin Charles

19787

Enrique Villanueva Villanueva

1978–1985

León Olivé Morett

1985–1993

Olga Elizabeth Hansberg

1993–2000

Paulette Dieterlen Struck

2000–2004

Guillermo Moisés Hurtado Pérez

2004–2012

Para 1965, el presupuesto de nuestro instituto había alcanzado la cifra de $ 897 720.00; la biblioteca reunía casi 8 000 volúmenes y, además, recibía 43 revistas, entre las que llegaban por intercambio y las que se adquirían por suscripción. El cuarto piso de la Torre de Humanidades había sido adaptado ese año: cada uno de los investigadores disponía de un cubículo para trabajar y la biblioteca tenía espacio suficiente.8

El 15 de diciembre de 1967, el Consejo Universitario aprobó los estatutos para que el Centro adquiriera su denominación actual: Instituto de Investigaciones Filosóficas. Para el año de 1968, la biblioteca contaba con 15 500 volúmenes y 156 títulos de revistas. 7A

raíz del trágico suceso que privó de la vida a Hugo Margáin Charles, en

agosto de 1978, la dirección interina del Instituto quedó a cargo del doctor Miguel Bueno. El 15 de noviembre de 1978, el doctor Enrique Villanueva fue designado director por la H. Junta de Gobierno de la

UNAM .

Cfr. Diánoia. Anuario de filosofía,

vol. 25, 1979, p. 219. 8 Fernando Salmerón, “El Instituto de Investigaciones Filosóficas (informe de doce años)”, La palabra y el hombre, no. 26, abril–junio de 1978, p. 3.

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En lo que respecta a los acervos es oportuno mencionar que, por lo general, las bibliotecas los incrementan mediante las opciones de compra, el canje y la donación, y en algunas ocasiones por depósito legal. En el transcurso de los años, la biblioteca ha tenido la fortuna de recibir en diferentes momentos de su desarrollo la donación de libros y archivos de grandes personalidades de la filosofía. De manera especial destacan los nombres de José Gaos, Alfonso Reyes, Eduardo García Máynez, Samuel Ramos y Alejandro Rossi, entre otros. En el recuento de sus actividades, Fernando Salmerón precisó: En 1969 se recibió como donativo una parte de la biblioteca personal y del archivo José Gaos, que contiene una porción considerable de sus manuscritos.9

Por su parte, en el informe de actividades del periodo 1985–1990 del doctor León Olivé se anota el crecimiento del acervo bibliográfico; véase el cuadro 2. C UADRO 2. Acervo bibliográfico Año

9

Ibid., p. 6.

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Volúmenes de libros

1985

19 000

1986

19 734

1987

20 113

1988

20 958

1989

21 700

1990

23 000

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En 1988, los libros y las revistas de nuevo harían maletas para emprender el viaje a su nueva morada, ahora ubicada en los terrenos de la denominada Ciudad de las Humanidades, que habría de contar con un espacio diseñado ex profeso para la Biblioteca (figura 6).10 Ya en la década de los noventa, y en particular en 1996, se inició el proyecto de ampliación y remodelación del área de la biblioteca. En 2000, el acervo sumaba 32 167 títulos y 25 062 volúmenes.11 La Comisión de Biblioteca emitió el Reglamento Interno de la misma,12 el cual fue aprobado el 25 de mayo por el Consejo Interno del Instituto (figura 7). En el año 2001 se realizaron más obras de ampliación y remodelación, y en 2005 se contaba con un acervo de de 40 816 volúmenes que comprendían 31 656 títulos, y con 353 títulos de revistas, algunas de ellas disponibles en línea. En 2006 se llevaron a cabo otras obras de ampliación y remodelación que dieron origen a dos nuevas áreas: el Fondo Reservado y la Biblioteca Digital. Asimismo, se puso en marcha el módulo de circulación en la nueva versión del programa de automatización para bibliotecas ALEPH. En materia de desarrollo de colecciones, 10

Las nuevas instalaciones del Instituto se inauguraron en mayo de 1988. Cfr.

Informe de actividades académicas 1985–1990, Instituto de Investigaciones FilosóficasUNAM , México, 11

1990, p. 73. Universidad Nacional Autónoma de México. Memoria 2000, Dirección General de

Estadística y Desarrollo Institucional-UNAM, México, p. 319. 12 Cabe recordar que en 1980 se anotaba como meta la expedición de un nuevo reglamento de la biblioteca. Cfr. Diánoia. Anuario de filosofía, vol. 26, 1980, p. 295. En el mes de enero de 1981 se aprobó el nuevo reglamento. Cfr. Diánoia. Anuario de Filosofía, vol. 27, 1981, p. 287.

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se incorporaron libros electrónicos y se modificó sustancialmente el sitio de la biblioteca en Internet. En 2007, el acervo ascendía a 32 812 títulos con 41 364 volúmenes. En la hemeroteca se contaba con una colección de 542 títulos de revistas técnicas y científicas, de las cuales 347 estaban vigentes y comprendían 38 357 fascículos. En el rubro de colecciones digitales se tenían disponibles 53 libros electrónicos, de los cuales se adquirieron 35 en 2007. Asimismo, se disponía de acceso a la Routledge Encyclopedia of Philosophy Online para consulta especializada del personal académico de la UNAM.13 En materia de automatización se liberó el catálogo en línea de las revistas que se reciben en la biblioteca. En 2008, los archivos José Gaos y Samuel Ramos se incorporaron a la biblioteca, los cuales fueron depositados en un cubículo acondicionado ex profeso en la planta baja, en la sala de lectura de la hemeroteca. El 15 de junio de 2009 se liberó el catálogo al público en línea del Archivo Samuel Ramos, y el 27 de octubre se liberó el catálogo al público en línea del Archivo José Gaos. Al término del año, el acervo alcanzó la cifra de 35 479 títulos y 44 236 volúmenes. Un año después, en 2010, el acervo de la biblioteca registraba un total de 36 082 títulos y 45 598 volúmenes de libros. En suma, los párrafos anteriores representan un ejercicio de compilación de fechas, personajes y documentos que son muestra palpable del desarrollo de la biblioteca desde el inicio de sus actividades, durante sus primeras siete décadas de servicio hasta 13

Universidad Nacional Autónoma de México. Memoria 2007 [videograbación], Di-

rección General de Planeación-UNAM, México, 2007.

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F IGURA 6. Entrada de la Biblioteca Eduardo García Máynez.

F IGURA 7. Cubierta del Reglamento de la Biblioteca.

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constituirse como el repositorio más importante en materia filosófica en el mundo de habla hispana. 2 . Eduardo García Máynez Desarrollar el expediente biográfico del fundador del Instituto y de su biblioteca nos tomaría muchas páginas y quizá algunos capítulos de la presente publicación; con el propósito de mostrar los datos más relevantes y las fechas más significativas en su devenir reproducimos la biografía que ofrece el sitio en Internet de El Colegio Nacional: Nació en la ciudad de México el 11 de enero de 1908. Estudió derecho en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM .

En 1932 y 1933 siguió varios cursos de materias jurídicas y

filosóficas en las universidades de Berlín y Viena. Fue profesor en la Escuela Nacional Preparatoria y en diversas facultades de la UNAM , director de la Facultad de Filosofía y Letras (1940–1942), secretario general e investigador emérito del Instituto de Investigaciones Filosóficas, así como también director del Instituto Tecnológico de México (1946–1952) y de la revista Filosofía y Letras. Obtuvo una beca de la Fundación Guggenheim y fue catedrático honorario fundador de la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala y de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Carlos de Lima. Además, impartió conferencias y cursillos en las principales universidades del país y en las de San Carlos de Guatemala, Autónoma de El Salvador, en la Universidad de La Habana, en la Universidad de Costa Rica y en la de Montevideo. El 7 de octubre de 1987 recibió la medalla Belisario Domínguez y, en 1976, el Premio Nacional de Ciencias y Artes (Filosofía).

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Antecedentes y desarrollo

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Es autor de El problema filosófico-jurídico de la validez del derecho (1935), El derecho natural en la época de Sócrates (1939), Introducción al estudio del derecho (1940), Libertad como derecho y como poder (1941), Caso (1943), Ética (1944), Antonio Caso. Breve antología (1945), Una discusión sobre el concepto jurídico de libertad (1949), Diálogo sobre las fuentes formales del derecho (1949), Introducción a la lógica jurídica (1951), Los principios de la ontología formal del derecho y su expresión simbólica (1953), Lógica del juicio jurídico (1955) y Lógica del raciocinio jurídico (1964). También es autor de numerosos artículos publicados en revistas especializadas del país y del extranjero, así como de varias traducciones del inglés, francés y alemán. En su obra propone una definición del derecho, con apoyo de una teoría fenomenológica de los valores, como un orden normativo concreto, un orden del cual un elemento esencial es la relación de la conducta real de los que se rigen por las normas y las normas mismas; sus investigaciones se encuentran en las disciplinas de filosofía del derecho, ética y axiología.

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Ingresó en El Colegio Nacional el 4 de noviembre de 1957. Su discurso de ingreso, “Ontología del derecho y lógica jurídica”, fue contestado por el Lic. Agustín Yáñez. El doctor Eduardo García Máynez murió el 2 de septiembre de 1993.14

En 1984, las autoridades del Instituto decidieron que la biblioteca llevara el nombre de Eduardo García Máynez, en reconocimiento y como un homenaje permanente al fundador del entonces Centro de Estudios Filosóficos, hoy convertido en Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.

14

El Colegio Nacional [en línea], “Biografía de Eduardo García Máynez”, dispo-

nible en ; consultado el 25 de marzo de 2009.

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II COLECCIONES

Para satisfacer las demandas de información bibliográfica que requieren tanto los investigadores y los proyectos de investigación, como los programas de estudio en los que participa el Instituto y la difusión de la filosofía, la biblioteca cuenta con un importante acervo de libros constituido por diversas colecciones: el acervo general, las colecciones especiales y la hemeroteca. 1 . El acervo general M IGUEL Á NGEL S ÁNCHEZ B EDOLLA ∗ Esta colección incluye obras fundamentales en su idioma original y, en algunos casos, en traducciones a diferentes idiomas, y difícilmente se encontrarán en otras bibliotecas de la

UNAM

ni en

otras bibliotecas de la ciudad de México. El acervo cuenta también con textos clásicos en ediciones facsimilares o en ediciones revisadas y actualizadas, así como con libros contemporáneos en la mejor edición posible, representativos de las diferentes corrientes filosóficas que son de interés para las actividades del Instituto. En el acervo se encuentran obras como, por ejemplo, The Correspondence of John Locke (figura 8), la Opera philosophica de Hobbes, * Técnico

académico del Instituto de Investigaciones Filosóficas.

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que comprende sus escritos filosóficos en latín; The Philosophical Works de Hume; Collected Works de John Stuart Mill; la obra completa de John Dewey; The Works of Aristotle; The Complete Works of Aristotle; A History of Technology; las Werke de Fitche en veintidós volúmenes; las Gesammelte Werke de Nietzsche; A Study of History de Toynbee; y Karl Marx–Friedrich Engels Werke en 44 volúmenes, por sólo mencionar algunos de los títulos más representativos. 1 . 1 . Las colecciones especiales En este rubro se encuentran el Fondo Reservado, la Colección de Autógrafos y las colecciones de filosofía clásica publicadas por la Association Guillaume Budé y The Loeb Classical Library.

A . Fondo Reservado Está conformado con las obras que fueron editadas antes de 1910, o bien porque, sin ser propiamente obras antiguas, tienen características que las hacen únicas y debieron retirarse del acervo general; por ejemplo, el libro Sein und Zeit de Martin Heidegger, que utilizó el doctor José Gaos para realizar su traducción, pues en ese ejemplar se pueden leer sus anotaciones (figura 9). De los libros antiguos, son algunos ejemplos el Dictionaire historique et critique, de Pierre Bayle, publicado en Ámsterdam en 1730; una edición facsimilar (1966) de la Encyclopédie ou dictionnaire raisonne des sciences des arts et des metiers, publicada originalmente entre 1751 y 1780 por Denise Diderot y Jean Le Rond D’Álembert; las obras completas de Voltaire: Epitres et poesies melees, Philoshophie I–VI; de Francisco Suárez su Opera Omnia, en 23 volúmenes, publicada en París entre 1856 y 1878; la Opera Omnia de Leibniz, que vio la luz

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El acervo general

F IGURA 8. Disponible en la biblioteca: B1296 L53 vol. 1

F IGURA 9. Disponible en la biblioteca: B3279 H48 S43

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en 1768; y de Santo Tomás de Aquino, la Suma Teológica, publicada en Madrid en 1880, entre otros destacados títulos. B . Los autógrafos Esta colección está integrada por los libros que fueron dedicados o autografiados por los autores. Vale la pena destacar algunos de ellos, como Elementos de filosofía de David García Bacca, publicado por la Universidad Central de Venezuela en 1963, con dedicatoria para José Gaos; de Eduardo Nicol, La vocación humana, publicado por El Colegio de México en 1953 y con dedicatoria para Eduardo García Máynez; de Paulino Garagorri Herranz, Ejercicios intelectuales, publicado en Madrid en 1967 y dedicado también a José Gaos. En esta colección se localizan más de 290 títulos de diversos personajes de la filosofía y de la cultura en México.15 En estos ejemplares se destaca la biografía del autor, los datos bibliográficos del libro y el texto de la dedicatoria; por ejemplo:

Mariano Aramburo y Machado 1870–1942 15

El Catálogo de Autógrafos de la Biblioteca del Instituto de Investigaciones

Filosóficas de la UNAM se encuentra en preparación.

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Por el amable conducto de mi compañero Emilio Menéndez, al profesor José Gaos. El autor La Habana 7 de junio de 1945

Clasicación: AC75 A73 Autor personal: Aramburo y Machado, Mariano

Título: Divulgaciones Publicado en: La Habana: Trópico, 1943 Descr. Física: 315 pp.

Nació en Puerto Príncipe el treinta de noviembre de 1870, se distinguió como uno de los mejores oradores en su época como filósofo, sociólogo, jurista, lingüista, crítico literario, periodista y, principalmente, como ejemplo de dignidad y de firme moral cristiana, inquebrantables ante todas las pruebas; hijo de padre español y de madre camagüeyana (quien falleció al mes de nacido su único hijo). En la Universidad de Zaragoza

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cursó simultáneamente dos carreras, la de Leyes y la de Filosofía y Letras, de las que obtuvo sus títulos de licenciado en 1890. Al año siguiente, en la Universidad de Madrid, ganó ambos doctorados. De 1909 a 1913, como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario, representó a Cuba en Chile y Bolivia. Publicó cuarenta y dos obras, entre libros y folletos, así como numerosísimos artículos en periódicos y revistas de España, Cuba y otros países latinoamericanos. Ha sido incluido en antologías de capital importancia como Biblioteca internacional de obras famosas y Evolución de la cultura cubana.

C . La Colección de Filosofía Clásica Budé Nuestro acervo cuenta con dos colecciones de filosofía clásica; la primera de ellas es la publicada por la Association Guillaume Budé, llamada así en honor del gran humanista, una sociedad francesa cultural dedicada a la promoción de las humanidades. Su presidente actual es el helenista Jacques Jouanna. Esta sociedad fue fundada en 1917 por los filólogos Maurice Croiset, Paul Mazon, Louis Bodin y Alfred Ernout. El propósito inicial de la sociedad fue publicar ediciones críticas de obras en griego y latín, en competencia con los editores alemanes, que eran líderes en ese campo. El resultado fue la Colección Budé, que comenzó a publicarse en 1920. La sociedad pronto fundó su propia casa editorial: Les Belles Lettres, y abarcó más allá del mundo clásico al incluir estudios bizantinos y medievales. La sociedad publica un boletín desde 1923; además, organiza conferencias, simposios y viajes culturales. La biblioteca del Instituto posee 364 ejemplares de esta colección (figura 10).

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D . The Loeb Classical Library La segunda colección de filosofía clásica que tiene la biblioteca del Instituto de Investigaciones Filosóficas es The Loeb Classical Library, creada por James Loeb en 1911 con dos propósitos: en primer lugar, hacer accesibles los trabajos de los autores clásicos a tantos lectores como fuera posible, sin importar su conocimiento del griego o del latín, y en segundo lugar, ofrecer una beca para estudios clásicos. La Biblioteca Clásica Loeb es una serie de libros que, a través de los textos original en griego o en latín, junto con su traducción al inglés, pone al alcance de los lectores interesados la literatura clásica en sus diversas manifestaciones: la poesía épica y la lírica, la tragedia y la comedia, la historia y los viajes, la filosofía y la oratoria, los escritores médicos y los matemáticos, los padres de la iglesia, etc. Los volúmenes en griego están empastados en verde, y en rojo la literatura en latín. En la Biblioteca Eduardo García Máynez se cuenta con 473 ejemplares de estas publicaciones (figura 11). 1 . 2 . Servicios de la biblioteca Al igual que en la mayoría de las bibliotecas universitarias especializadas, en la biblioteca Eduardo García Máynez se ofrecen los servicios siguientes: 1. Préstamo interno (en sala) 2. Préstamo externo (a domicilio) 3. Préstamo interbibliotecario 4. Consulta a bases de datos

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La biblioteca proporciona sus servicios de lunes a viernes de 8:30 a las 20:30 horas. 2 . La hemeroteca P EDRO E SPINOSA R UIZ ∗ Los orígenes de la hemeroteca coinciden con los de la Biblioteca Eduardo García Máynez, y esto se colige a partir de la “Breve historia del Centro de Estudios Filosóficos”, en la que el doctor Eduardo García Máynez señala que en 1945, cuando el Centro de Estudios Filosóficos adquirió la categoría de Instituto y obtuvo de la Fundación Rockefeller una suma importante de recursos para enriquecer el acervo de la Biblioteca, se contaba ya con un acervo de 3 000 fascículos de revistas (figura 12) y se tenía suscripción con veinte revistas filosóficas internacionales. Esto nos hace pensar que la hemeroteca tenía ya tiempo funcionando, lapso en el cual había logrado reunir esa cantidad de fascículos. Después de dos décadas de funcionamiento, la hemeroteca recibía ya 43 títulos de revistas entre suscripción y canje; así lo in* Técnico

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académico del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.

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F IGURA 11. Obra disponible en la biblioteca: B434 A5 T47 F IGURA 10. Obra disponible en la biblioteca: B359 C68

F IGURA 12. Uno de los primeros fascículos de la colección hemerográfica

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dica el informe de doce años del doctor Fernando Salmerón. En 1978, recibía 110 revistas filosóficas especializadas por suscripción y 46 revistas más por canje; continuó creciendo paulatinamente y para el año de 1985 contaba ya con 122 títulos por suscripción y 127 por canje y donación. El año de 1986 es importante para la hemeroteca, ya que se adquirieron veinticuatro títulos nuevos por suscripción, el mayor número de títulos por este rubro en un solo año. En la actualidad cuenta con 225 títulos por suscripción y 135 por canje y donación; es decir, 360 títulos vigentes para el año 2009, y en su acervo general se rebasan los 500 títulos con 39 595 fascículos registrados hasta diciembre de 2008. “La biblioteca es reconocida sobre todo por su hemeroteca”, así lo afirma la doctora Olbeth Hansberg en su informe de siete años de gestión,16 y esto es verdad pues la importancia de la hemeroteca radica no en la cantidad de títulos que posee, sino en la calidad de los mismos, ya que en su acervo contiene los títulos más representativos y prestigiados sobre filosofía a nivel nacional e internacional. Para reafirmar esta aseveración sólo cabe mencionar dos ejemplos: el Philosopher’s Index, que es la base de datos internacional más especializada que existe en análisis de libros y revistas sobre filosofía, analiza en la actualidad más de quinientos títulos; de ellos, 181 se encuentran en la hemeroteca; y la base de datos SwetsNet, que contiene más de 17 000 títulos de revistas, incluye 185 sobre filosofía, y 109 de éstos se localizan también en la hemeroteca. 16

Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Filosóficas

Informe de labores 1993–2000, Instituto de Investigaciones Filosóficas-UNAM, México, 2000. p. 20.

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Cabe señalar que de los 225 títulos vigentes que se reciben por suscripción, 162 son títulos únicos en toda la Universidad, y sólo 61 títulos se pueden consultar también en otras veintinueve dependencias de la institución. En el año de 1995 se realizó un análisis de las publicaciones que recibía la hemeroteca por suscripción, en el cual participaron los investigadores del Instituto, y se estableció un núcleo básico de revistas que tiene las siguientes características: están representadas en él todas las áreas de investigación del Instituto; contiene títulos que completos desde el volumen 1, número 1; son títulos que no se encuentran en otras bibliotecas del campus, y son títulos cuyo acervo se encuentra más completo en la hemeroteca del Instituto que en otras bibliotecas (figura 13). Servicios El número de servicios que proporciona la hemeroteca ha ido creciendo con el transcurrir del tiempo; en un principio sólo se ofrecía préstamo en la sala, préstamo a domicilio y fotocopiado. En la actualidad se ofrecen diez servicios a los usuarios, principalmente a nuestros investigadores del Instituto. En el documento elaborado en el año de 1995 sobre las “Bibliotecas del Subsistema de Investigación en Humanidades”, la Biblioteca que ofrecía más servicios era la del Instituto de Investigaciones Jurídicas, y también eran diez. Los servicios que ofrece la hemeroteca de la Biblioteca Eduardo García Máynez son los siguientes: Servicio de alerta: por medio del boletín “Actualidades Filosóficas”, que aparece desde el año 1986, se reproducen los índices de las revistas recibidas.

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Investigaciones Bibliográficas Retrospectivas (IBR): a solicitud de los investigadores se realizan búsquedas especializadas sobre autores y temas específicos en filosofía. Búsquedas de información: se realizan en las bases de datos internas y externas. Consulta personalizada: se trata de búsquedas de información que se hacen conjuntamente con los investigadores. Diseminación de información especializada: a los investigadores que así lo solicitan se les envía la información periódicamente del autor y del tema solicitados. Instrucción a usuarios: se instruye a los investigadores en el uso de las bases de datos y otras herramientas de información. Préstamo: se proporciona únicamente a los investigadores el préstamo de revistas, tesis y otros documentos, no sólo del acervo de la hemeroteca, sino también de otras bibliotecas. Información especializada: consiste en la búsqueda de citas. Servicio de documentación: se realiza la búsqueda, la localización y la obtención de los artículos solicitados dentro y fuera del campus universitario, y también se obtienen tesis y libros agotados; este servicio se proporciona desde 1995. Apoyo a los proyectos: se coadyuva en la compra de revistas para los proyectos de investigación que cuentan, por ejemplo, con el apoyo del PAPIIT y CONACYT.

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Archivo José Gaos

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F IGURA 13. Publicación de la que se tienen todos los fascículos, desde el primero publicado.

3 . El Archivo José Gaos C RISTINA R OA G ONZÁLEZ y V ERÓNICA C ARMONA V ICTORIA ∗ A la muerte del doctor José Gaos, acaecida el 10 de junio de 1969, sus familiares dieron en resguardo al Instituto una parte del archivo que contenía sus manuscritos. Fernando Salmerón, entonces director, dispuso su conservación colocándolo en la sección de manuscritos de la biblioteca, y más tarde, al cambiarse el Instituto en 1988 a su edificio actual, se destinó al archivo un cubículo propio en el área de investigadores. A partir de entonces, en diferentes ocasiones se recibieron documentos que Gaos tenía en su casa, colocados dentro de carpetas * Técnicas

académicas del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.

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eléctricas. Así, hemos llamado carpetas al conjunto de documentos originalmente reunidos en ellas y, para diferenciar cada una de las entregas, las denominamos fondos y las numeramos según su recepción. Fondo UNO

Incluye los documentos de la primera entrega hecha

al doctor Salmerón y comprende 126 carpetas. El propio Gaos las numeró del 1 al 120, y también distinguió algunas con una b: las 9b, 14b, 15b, 38b, 42b 43b, 91b y la 99b. Por otro lado, las carpetas 18 y 98 no existen, y la carpeta 30 no contiene folios.17 Fondo DOS

Es el conjunto de documentos que, el año de 1995, la

señora Ángeles Gaos, hija del doctor Gaos, nos dio en resguardo y consta de cincuenta carpetas. Fondo TRES

Este fondo se integra con cinco carpetas que en el

mismo año de 1995 nos donó El Colegio de México. Fondo CUATRO

Lo forman los documentos que recibimos a par-

tir de 1997, independientemente de su procedencia. Hoy se tienen 5 903 folios, colocados en 13 carpetas. El cuerpo principal de este fondo está constituido por la donación de la señora Alicia Castro viuda de Salmerón, y la donación que la doctora Vera Yamuni nos hizo poco antes de morir. Este fondo cuatro es el único que no está microfilmado.18

17 18

Lo anterior fue reportado por Alberto Espinosa en enero de 1998. Cabe señalar que en 2009 y 2010 se realizaron tareas de digitalización de es-

tos documentos a cargo de Carolina Celorio, técnica académica del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.

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Notas sobre la foliación de los cuatro fondos Fondo UNO:

Algunos números de folios se saltaron y no se usaron. Las carátulas de cada carpeta indican estos saltos y, por lo tanto, los folios no están en el microfilm. También hay documentos con varias hojas y numeración propia; en ellos únicamente tiene folio la primera hoja, y se distingue a las demás por dicha numeración propia. Algunos documentos tienen texto en el reverso de la hoja y pueden estar o no foliados; cuando no tienen folio, el microfilm los destaca con una “R” de “reverso del folio”. Fondos DOS y TRES:

La foliación está en los anversos, y cuando tienen texto en el reverso de la hoja, el microfilm los distingue con una “R” de “reverso del folio”. Fondo CUATRO:

La foliación está marcada tanto en el anverso como en el reverso. Personal que ha trabajado en los fondos después de 1995 Dos ayudantes de investigación del doctor Luis Villoro, quien amablemente permitió que nos apoyaran en dichas tareas; ambos eran entonces alumnos del último semestre en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y más adelante hicieron sus tesinas sobre José Gaos y obtuvieron su título de licenciados en filosofía:

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• Olga Pérez Xolocotzi, quien defendió su texto Sistematización del archivo José Gaos en 2005, y • José Luis García Guadarrama, cuya tesina se tituló El concepto de modernidad en José Gaos, y la defendió en 2004. Dos técnicas académicas adscritas al Instituto: • Verónica Carmona, que apoyó en todas las labores y, sobre todo, se ocupó de los detalles relacionados con la base de datos: etiquetas, hoja de captura, tabla de indizados y formatos de despliegue, entre otros, y • Cristina Roa, quien coordinó todas las actividades y supervisó la información, tanto de la base de datos, como de la presentación de cada carpeta. Conservación Desde que nos hemos responsabilizado de este acervo, la dirección del Instituto de Investigaciones Filosóficas nos ha proporcionado todo lo necesario para su adecuado resguardo: un cubículo, una computadora, una mesa de trabajo, libreros nuevos para colocar las cajas de polipropileno y las cajas de concha almeja que fueron adquiridas para colocar los documentos y sustituir las viejas carpetas eléctricas que ya estaban en mal estado. En abril de 2000 enviamos los documentos al Departamento de Conservación de la Biblioteca Nacional para fumigarlos y nos asesoramos con los documentalistas del entonces Centro de Estudios sobre la Universidad con respecto a las medidas generales en cuanto a su resguardo.

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Sistematización y catalogación Antes de que nos ocupáramos de los documentos resguardados en el Archivo Gaos (Fondo UNO), éstos ya habían sido foliados, y los maestros María Elena Madrid y Alberto Espinosa anotaron en libretas los datos elementales de cada documento. Esta relación, si bien permitió en su momento la continuidad de la edición de las Obras completas de José Gaos, al llegar a nuestras manos el material consideramos que para tener un control y una recuperación eficientes del contenido del archivo era conveniente emplear un medio electrónico. Por ello, en junio de 1995 dimos el primer paso: definir una base de datos dentro del programa MICRO CD ISIS; en ella se capturaron los datos principales de los folios que conforman cada carpeta. La base se llama Gaos, y contiene 4 233 registros que, además de ofrecer tanto la descripción física de cada folio como su contenido principal, también indica a qué fondo y a qué carpeta pertenece cada documento, y el número de rollo donde está microfilmado. Se pueden hacer búsquedas cruzadas por palabras, fechas importantes, nombres y títulos. Con el resultado de las búsquedas es posible generar listados. Más tarde, cuando se terminó el análisis del archivo, sus datos se ingresaron en la dirección . Microfilmación En el año de 1995 vino al Instituto la doctora Teresa Rodríguez de Lecea con el fin de microfilmar el Archivo de Gaos, como parte del proyecto “Recuperación de Fuentes del Exilio Español en México” del Archivo General de España. Su interés por los escritos de José

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Gaos promovió el envío a nuestro Instituto de los Fondos DOS y TRES, así como una renovada atención a dicho archivo. Como resultado de este proyecto, y por acuerdo con la Coordinación de Humanidades de la UNAM, el Archivo José Gaos posee ahora una copia del microfilm de los Fondos UNO, DOS y TRES, realizado íntegramente.

Difusión Se han ofrecido dos clases de consulta: una eventual para los investigadores que lo soliciten, y otra de carácter permanente para los encargados de preparar la edición de las Obras completas de José Gaos. También se ha participado en algunos eventos para dar a conocer nuestras labores; por ejemplo, en el homenaje a Gaos por el centenario de su nacimiento, con la edición del libro Archivo José Gaos, Instituto de Investigaciones Filosóficas-UNAM, México, 2000, 482 pp. (figura 14). Se dictó la conferencia titulada “Sobre los trabajos en el proyecto de edición de las Obras completas de José Gaos y en el Archivo Gaos”, en el Homenaje a José Gaos organizado por el Instituto de Investigaciones Filosóficas y la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y El Colegio de México, los días 4, 5 y 6 de diciembre de 2000. Además, se publicó el artículo “Listo para su estudio el archivo Gaos”, en el periódico Reforma, primera página de la sección C, Cultura, del 14 de febrero de 2001, resultado de la entrevista que nos hicieron. A partir del 11 de septiembre de 2008, el Archivo José Gaos se reubicó en la planta baja de la biblioteca, en la sala de lectura

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F IGURA 14. Obra disponible en la biblioteca: B1019 G28 G36.

de la hemeroteca. Un año después, en el mes de octubre, se liberó la versión en línea del catálogo del Archivo José Gaos; véase la figura 15.

4 . El Archivo Samuel Ramos C RISTINA R OA G ONZÁLEZ y V ERÓNICA C ARMONA V ICTORIA ∗ Durante 45 años, los documentos del archivo personal de Samuel Ramos quedaron bajo la custodia de su viuda, Adela Palacios. Con motivo de su muerte, acaecida en 2003, su hijo, el ingeniero Samuel Ramos Palacios, consideró que, más allá de su valor afectivo, estos documentos tendrían que darse a conocer y deci* Técnicas

académicas del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.

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dió donarlo al Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM para que fuera preservado y puesto a la disposición de los investigadores interesados en la obra de su padre. Dicho archivo fue recibido en nuestras instalaciones en noviembre de 2004 y se compone de 1 474 folios. Personal que ha trabajado en el Archivo Samuel Ramos Marcia Rodríguez realizó el trabajo de conservación y de sistematización. Elaboró también el disco compacto “Samuel Ramos”, principal medio de difusión de este archivo. Verónica Carmona se ocupó de los detalles relacionados con la base de datos (etiquetas, hoja de captura, talaza de indizados, formatos de despliegue, entre otros). Cecilia Felipe Reyes escaneó todo el archivo y retocó las imágenes. Carolina Celorio supervisó el proceso de escaneo y retoque. Cristina Roa coordinó las actividades y supervisó la información, tanto de la base de datos, como de la presentación de cada carpeta, Conservación Se proporcionó un cubículo, una computadora, una mesa de trabajo, las cajas de polipropileno y las cajas de concha almeja que fueron adquiridas para colocar los documentos. En el mes de febrero de 2005 se visitó al señor Gustavo Franco, conservador del entonces Centro de Estudios sobre la Universidad, a fin de asesorarnos sobre las técnicas de conservación que puedieran ser utilizadas en el archivo “Samuel Ramos”.

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Archivo Samuel Ramos

F IGURA 15. Catálogo al público en línea del Archivo José Gaos.

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Colecciones

54 Sistematización y catalogación

A principios de 2005 se definió una base de datos dentro del programa MICRO CD ISIS, en la que se capturaron los datos principales de los folios que conforman cada carpeta. La base se llama “Ramos”, y contiene 683 registros que ofrecen la descripción física de cada folio y su contenido principal, también indica a qué carpeta pertenece cada documento. Se pueden hacer búsquedas cruzadas por palabras, fechas, nombres, y títulos. Con el resultado de las búsquedas es posible generar listados. Difusión Una vez terminado el trabajo de catalogación y sistematización, se editó, junto con el Departamento de Publicaciones, el disco compacto “Samuel Ramos” (véase la figura 16) para dar a conocer una selección de estos documentos en la que se muestre la riqueza del archivo. Acompaña a la presentación un listado de todos los registros de la base de datos. El disco compacto fue presentado en los siguientes sitios: XIII Congreso de Filosofía “El saber filosófico”, llevado a cabo en Morelia del 14 al 18 de noviembre de 2005. En la Facultad de Filosofía, dentro de la “Cátedra Especial Samuel Ramos”, el 18 de abril de 2006. Se anunció en los siguientes medios impresos: Revista Milenio Semanal, 17 de febrero de 2005, 66–69, con el título “Samuel Ramos. El archivo de un filósofo”. Gaceta UNAM, no. 3773, del 6 de enero de 2005, con el título “Donan archivo Samuel Ramos”.

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Archivo Samuel Ramos

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F IGURA 16. Disco compacto del Archivo Samuel Ramos.

Periódico La Jornada, 7 de enero de 2005, La Jornada de En medio, p. 4a, con el título “Donan el archivo del filósofo Samuel Ramos en la UNAM”. Boletín UNAM–DGCS–013’G, el mismo día y con el mismo título que en La Jornada. Boletín informativo Filosóficas, Instituto de Investigaciones Filosófica, 31 de marzo de 2005. A partir del 11 de septiembre de 2008, el Archivo Samuel Ramos se reubicó en la planta baja de la biblioteca, en la sala de lectura de la hemeroteca. En junio del año siguiente se liberó la versión en línea del catálogo del Archivo Samuel Ramos (véase la figura 17).

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5 . La Bibliografía Filosófica Mexicana y la base de datos FILOS C RISTINA R OA G ONZÁLEZ y V ERÓNICA C ARMONA V ICTORIA En 1970, cuando el doctor Fernando Salmerón era director del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIFs), estableció un convenio de colaboración con el doctor Ernesto de la Torre Villar, quien era director del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, para que entre ambas entidades identificaran la producción bibliográfica de lo publicado en México sobre filosofía, a fin de compilar la información y formar la Bibliografía Filosófica Mexicana (BFM). En la presentación del primer número, el doctor Salmerón señaló que con esta publicación se trató de combatir el aislamiento y la falta de comunicación entre los colegas: “Los profesionales de la filosofía en cada país apenas conocen lo que publican los especialistas de los otros países”.19 De esta primera etapa se editaron nueve números, hasta que se suspendió en 1979. Años más tarde, en 1987, como una labor de su biblioteca,20 el IIFs reanudó la compilación de la BFM. En esta etapa se optó por procesar su información, se adquirió la licencia no. PC87530,21 y se definió, dentro del programa Micro CD ISIS, la base de datos a la que se denominó FILOS. Con ella se garantizaba la continua* Técnicas 19

académicas del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM. Fernando Salmerón, “Presentación”, Bibliografía Filosófica Mexicana, 1968, Ins-

tituto de Investigaciones Filosóficas/Instituto de Investigaciones BibliográficasUNAM , México, 20

1970, p. 5. Elsa Aurora Gómez y Camacho, “Proyecto para la creación de una base de

datos de información filosófica”, mecanografiado, México, agosto de 1987, 6 pp. 21 Enzo Molino, “Dr. León Olivé. . . ”, carta convenio del ing. Enzo Molino del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, enviada al dr. León Olivé director del Instituto de Investigaciones Filosóficas.

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La Bibliografía Filosófica Mexicana y FILOS

F IGURA 17. Catálogo al público en línea del Archivo Samuel Ramos.

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Colecciones

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ción de lo compilado, así como el poder hacer consultas expeditas de toda la información contenida en ella. FILOS fue la fuente ya no sólo para la edición impresa de la BFM, sino también para otros servicios de consulta y búsqueda. En esta segunda etapa se publicaron once números de la BFM. En aras de lograr un mayor alcance en su difusión, el 15 de febrero de 1995 fue posible, por vez primera, consultar la base FILOS vía Internet a través del Gopher. Para el IIFs, el hecho de que FILOS tuviera presencia en Internet significó un gran aliciente, pues de todas las áreas del Instituto fue la pionera en participar y tener presencia en esta tecnología. FILOS, pues, dio el primer paso de entrada a este medio de comunicación, pues sólo hasta un año después (1996)22 se abrió un sitio web para el Instituto, y hasta 1997 para la biblioteca.23 Para entonces, los registros bibliográficos se capturaban en FILOS dentro de Micro ISIS; periódicamente la información se enviaba a la Dirección General de Servicios de Computo Académico de la

UNAM ( DGSCA );

esta entidad académica ingresaba la infor-

mación al servidor para que pudiera consultarse por medio del OPAC;

la última actualización en el Gopher fue hecha en abril de

2000. 22

“El Instituto de Investigaciones Filosóficas ya cuenta con una página web en

internet”, Filosóficas, vol. 8, no. 2, junio de 1996, p. [4]. 23 En 1997 se abrió el sitio web de la biblioteca; en el apartado “Base de datos”, y mediante un link, se enlazaba con la dirección de FILOS en el Gopher. Cfr. “La hoja web de la biblioteca”, Filosóficas, vol. 9, no. 3, septiembre de 1997, p. [9]. “Se diseñó la página web de la biblioteca, mediante la cual es posible consultar los catálogos de libros y revistas, la base de datos Filos y el boletín de nuevas adquisiciones, entre otros” (Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Filosóficas. Informe de Actividades 1997, Instituto de Investigaciones Filosóficas-UNAM, 1997, p. 20).

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La Bibliografía Filosófica Mexicana y FILOS

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Debido a la búsqueda de una mayor cobertura de su difusión y para hacerla más accesible, en 2002 se hizo una conversión de las 15 157 referencias que entonces tenía la base; del ISIS se migró al programa Aleph. Hoy en día, la Bibliografía Filosófica Mexicana se consulta en línea dentro de la base de datos FILOS en la dirección electrónica: . Hasta enero de 2010 se ofrecían 43 925 referencias bibliográficas. Los puntos de acceso son: autor, título(s) (de artículo, de revista, de lo reseñado, del libro, y de tesis), tema(s) y año de publicación. Cada registro tiene la(s) biblioteca(s) donde se localiza el documento y donde se puede consultar; se toman en cuenta los acervos de bibliotecas de la provincia y se trata de cubrir los 31 estados y el Distrito Federal de la República Mexicana. Objetivos El objetivo de la BFM, a través de FILOS, es ser un recurso de información que registre, analice y difunda la información bibliográfica de libros, ensayos, tesis, artículos, reseñas y obras de consulta que estén publicados (en forma impresa) en nuestro país y cuyo contenido sea sobre temas filosóficos; está dirigida tanto a estudiantes de filosofía como a los académicos, investigadores y especialistas de cualquiera de sus ramas. A través de FILOS se pueden identificar los trabajos que en México se producen sobre filosofía a partir de 1950 a la fecha; al estar en línea se busca promover el conocimiento de la filosofía mexicana dentro y fuera de nuestro país. Su esencia es apoyar a la investigación y vincular con sus noticias a las diferentes personas e instituciones interesadas en el ámbito filosófico (figura 18).

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Colecciones

60 Características específicas de FILOS Actualiza su información día con día.

Desglosa los ensayos contenidos en los libros colectivos. Indica la biblioteca que cuenta con el documento. Presenta el resumen de las monografías. Registra cada uno de los artículos de filosofía publicados en las revistas mexicanas. Registra documentos que no están codificados en otro servicio de indización. La BFM, además de brindar el servicio de consulta directa por medio de FILOS, también ha participado en los siguientes servicios: En el CD-ROM-UNAM, Bases de Datos en Ciencias Sociales, editado en 1995, donde participó con las 5 066 referencias bibliográficas que tenía hasta ese año. En la Bibliographie de la Philosophie Bulletin Trimestriel, publicada en Francia por el Institut International de Philosophie, al que desde 1991 se le envían las novedades de las obras monográficas detectadas. En el proyecto “Bancos Bibliográficos Latinoamericanos y del Caribe V” de la Universidad de Colima, FILOS participa con 11 099 registros que se pueden consultar en la dirección: . En el disco compacto Cincuenta años de filosofía en México 1950–1999, Instituto de Investigaciones Filosóficas-UNAM,

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La Bibliografía Filosófica Mexicana y FILOS

F IGURA 18. FILOS: Catálogo al público en línea de la Bibliografía Mexicana.

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Colecciones

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2008, ISBN 9786072002050. Este recurso de información ofrece 27 570 registros bibliográficos.

En torno a la cobertura cronológica Se ha mencionado que la BFM proporciona los datos bibliográficos de los documentos primarios y secundarios que traten de o sobre filosofía y hayan sido publicados en México durante los años de 1950 a la fecha. Es pertinente hacer una apreciación con relación a la cobertura: a) En 1988, al crearse FILOS para llevar la gestión de la BFM, la meta era identificar y registrar toda la gama de publicaciones editadas en México a partir de 1986. Pero a mediados de 199924 se propuso ampliar retrospectivamente el periodo de cobertura a menos diez años y abarcar ahora de 1975 en adelante. Formalmente a esta propuesta se le nombró Proyecto BFM2000.25 b) De 2005 a 2008, la BFM participó en el proyecto DGAPA IN406705 “Cincuenta años de filosofía en México 1950– 1999”, y nuevamente se amplió retrospectivamente el periodo de cobertura, ahora veinticinco años más, y se compiló la información de lo publicado en 1950 a la fecha. c) En 2009, la BFM se integró nuevamente dentro del proyecto DGAPA IN403209 con la idea de identificar, registrar y difundir lo publicado en los años de 1900 a 1949; por lo tanto, la BFM completará la información del siglo 24 25

Cristina Roa, “Informe de actividades 1999”. Ibid.

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# 62

XX

y en

Recursos electrónicos

63

breve su base FILOS ofrecerá los registros desde 1900 a la fecha. Desde la creación de la BFM se ha sentido la necesidad de continuarla haciendo uso de las nuevas tecnologías de información que se van presentando y que facilitan las tareas de registro y difusión; puede decirse que la función básica de FILOS como herramienta de información para el almacenamiento, la organización, la distribución, el acceso y el uso de la información que se genera en la BFM. En este sentido, FILOS es una base de datos bibliográfica que representa un padrón confiable, extenso, de fácil acceso y actualizado de las publicaciones sobre filosofía en México. 6 . Recursos electrónicos M IGUEL G AMA R AMÍREZ ∗ Como toda entidad de información, la Biblioteca Eduardo García Máynez, a lo largo de su historia y de acuerdo con el contexto nacional e internacional de la industria de la información, ha utilizado los productos disponibles en tiempo y forma. Entre ellos se pueden identificar las microfichas, los microfilms, los discos compactos, los materiales audiovisuales, los índices impresos, las bases de datos en línea referenciales y, recientemente, las de texto completo. Hoy en día, gracias al uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC), se puede disponer de una buena variedad de fuentes de información académicas, a las que está suscrita la UNAM

en general y el Instituto de Investigaciones Filosóficas en

* Técnico

académico del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.

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Colecciones

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particular, en todo lo que se refiere a la disciplina filosófica. Sobresalen los siguientes recursos de información en línea:26 ECCO (Eighteenth Century Collections Online)

Humanities Full Text

Humanities International Complete

The Philosopher’s Index

Routledge Encyclopedia of Philosophy

Stanford Encyclopedia of Philosophy

26

Las imágenes que se presentan en este apartado son marcas registradas y sólo

se reproducen con propósitos de difusión académica.

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Recursos electrónicos

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6 . 1 . Libros electrónicos En 2006 se incorporaron los contenidos digitales como parte del desarrollo de colecciones bibliográficas. Para ello, se revisaron los esquemas presentes en la UNAM en esos momentos. Luego de un proceso de análisis de formatos, modelos de venta y contenidos, se estimó que el esquema pertinente era el de Netlibrary por su desempeño en la institución a partir de 2002, por la interfaz denominada “title select” que utiliza para las tareas de selección y por la calidad de los contenidos en materia de filosofía para los propósitos de una biblioteca académica.27 En dicho proceso se revisaron más de trescientos títulos especializados y se contó con la participación de dos investigadores del Instituto y de dos profesionales de la bibliotecología, quienes revisaron minuciosamente los listados generados en cada una de las etapas, poniendo énfasis en datos relevantes como títulos, autores, temas, editoriales y años de edición, entre otros; así como las líneas de investigación prevalecientes en el Instituto. Finalmente fueron seleccionados dieciocho títulos en inglés cuyos contenidos correspondían a la temática del proyecto de investigación que cubriría el costo de los mismos. Es decir, gracias al apoyo y entusiasmo de los investigadores se logró que recursos provenientes de sus proyectos se canalizaran para la compra de fuentes de información en línea. Los títulos se compraron en la modalidad a perpetuidad y con acceso amplio a la red de cómputo interna de la universidad, co27

Cfr. Miguel Gama Ramírez y Aurelio Juárez Cruz, “El libro electrónico en la

biblioteca del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México”, Ciencias de la Información, vol. 40, no. 1, enero–abril de 2009, p. 36.

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nocida como redUNAM. Una vez adquiridos los libros electrónicos, se iniciaron las gestiones necesarias a efecto de que los registros bibliográficos de esos títulos fueran incorporados al catálogo de libros de la UNAM conocido como LIBRUNAM. En 2007 se adquirieron otros 35 títulos en la misma modalidad a perpetuidad y con el mismo proveedor. Respecto de la Oxford Scholarship Online,28 es un recurso que proporciona el acceso rápido al texto completo de cerca de dos mil libros en inglés, editados por esa prestigiada editorial universitaria, cuyos temas corresponden principalmente a trece disciplinas: • economía y finanzas,

• historia,

• filosofía,

• lingüística,

• ciencia política,

• literatura,

• religión,

• matemáticas,

• biología,

• física,

• negocios y administración,

• psicología, y

• estudios clásicos

Se contrató la suscripción por un año únicamente al módulo de Filosofía, integrado en ese entonces por 534 libros en torno a la filosofía contemporánea y a la historia de la filosofía. En particular, los títulos de los textos se distribuyen como se muestra en el cuadro de la página 67. Los años de edición de las obras varían desde textos clásicos de los años sesenta hasta novedades del año en curso. Los autores incluidos son los más representativos a nivel internacional de las áreas antes señaladas. El recurso fue contratado en la modalidad de multiusuario y está disponible también a través de redUNAM; véase la figura 19. 28

Cfr. ibid., p. 37.

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Recursos electrónicos T EMAS

67 N ÚMERO DE LIBROS

General

61

Metafísica/Epistemología

46

Filosofía de la mente

53

Filosofía del lenguaje

44

Filosofía moral

95

Estética

24

Filosofía de la ciencia

34

Lógica/Filosofía de las matemáticas

20

Filosofía política

3

Filosofía de la religión

22

Filosofía antigua

48

Historia de la filosofía

76

Filosofía feminista

18

Los dos casos señalados son representativos de dos modelos: a) compra a largo plazo de los contenidos, y b) suscripción por un tiempo determinado al uso de los contenidos. Se considera que ambos modelos se complementan si se toman en cuenta las necesidades de información de la comunidad del Instituto. Asimismo, como parte de este proceso se han realizado actividades de difusión, presentaciones y talleres de instrucción de los recursos en el interior del Instituto y de la universidad a efecto de dar a conocer los contenidos fuera de las instalaciones del Instituto. Es oportuno mencionar que en los años subsiguientes este recurso se ha venido renovando con el apoyo presupuestal de los proyectos de los investigadores del Instituto de Investigaciones Filosóficas y, por lo menos hasta el mes de diciembre de 2010, sigue vigente.

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Recursos electrónicos

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F IGURA 19. Cubierta de libro electrónico de Oxford University Press.

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III AUTOMATIZACIÓN A URELIO J UÁREZ C RUZ ∗ Durante el devenir de la biblioteca se han realizado trabajos de automatización de la información bibliográfica utilizando las herramientas informáticas disponibles en tiempo y forma con el propósito de auxiliar a los usuarios en la búsqueda, localización y recuperación de información de manera expedita. En la década de 1970, el manejador de bases de datos CDS ISIS fue la opción seleccionada en la biblioteca con el propósito de sistematizar información bibliográfica; ello dio origen a ciertas bases de datos internas, algunas ya comentadas en capítulos anteriores. Tiempo después, a partir de los años noventa, el programa de automatización para bibliotecas conocido por sus siglas ALEPH fue instrumentado en las unidades de información de la universidad. Este programa está integrado por un conjunto de módulos: catalogación, adquisición, circulación, catálogo al público, seriadas y préstamo interbibliotecario, entre otros. La opción más recurrente en las bibliotecas es el llamado Catálogo Público en línea correspondiente a la colección de libros, donde los usuarios ubican la disponibilidad de un título determinado. En particular, la Biblioteca Eduardo García Máynez ha transitado con este programa en sus diferentes versiones. Hoy día se * Técnico

académico del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.

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tiene sistematizada la información bibliográfica referida a las colecciones de libros, revistas, tesis, materiales audiovisuales y los fondos documentales Archivo José Gaos y Archivo Samuel Ramos; es decir, todo el material documental impreso y videograbado que integra el acervo está representado en su respectivo catálogo en línea, para consulta de la comunidad universitaria y del público en general, sea nacional o internacional. De manera interna se utilizan los módulos del programa ALEPH: adquisición, catalogación, circulación, seriadas y préstamo interbibliotecario, los cuales permiten llevar a cabo las tareas de registro, consulta y recuperación de información en forma por demás oportuna a través de programas de cómputo y con la estructura de las telecomunicaciones disponibles en la universidad. Respaldo de las bases Una de las tareas frecuentes en este orden de ideas es la necesidad de respaldar la información permanentemente, rutina que se lleva a cabo puntualmente a fin de contar con los archivos actualizados de toda la información en caso de que, por causas ajenas, el equipo de cómputo resulte dañado. Servidor local La administración local del servidor de ALEPH de la biblioteca se realiza en forma por demás expedita. Es oportuno anotar que siempre se cuenta con el apoyo y la colaboración del personal de la Dirección General de Bibliotecas de la

UNAM ,

en particular los

compañeros de la Subdirección de Informática. Con el paso del tiempo y teniendo al alcance las Tecnologías de Información y Comunicación, diseñé el sitio en línea de la biblio-

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Automatización

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teca, pues era importante que la Biblioteca Eduardo García Máynez tuviera presencia y visibilidad permanente en la red de redes. Se ha procurado que el sitio sea versátil y, sobre todo, que siempre ofrezca algo nuevo al visitante (figura 20). Por otra parte, recientemente me di a la tarea de generar la cuenta de la biblioteca en la red Facebook como un instrumento de información y de enlace con la comunidad. El interés mostrado por los usuarios nos permite sostener que las acciones tomadas en este sentido han tenido una respuesta positiva de la comunidad de las redes sociales (figura 21).

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F IGURA 20. Sitio en Internet de la Biblioteca Eduardo García Máynez.

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F IGURA 21. Presencia de la Biblioteca Eduardo García Máynez en la red social Facebook.

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IV EVOCACIONES DE EX DIRECTORES

Este apartado presenta la opinión de tres destacados universitarios que han tenido la fortuna de dirigir el Instituto de Investigaciones Filosóficas en las últimas tres décadas, quienes amablemente comparten con nosotros sus recuerdos de esos años.

1 . León Olivé, director en el periodo 1985–1993 1 . 1 . El contexto Para comprender la concepción que orientó a la biblioteca Eduardo García Máynez entre 1985 y 1993, es necesario recapitular algunas de las transformaciones que en esa época experimentó el Instituto de Investigaciones Filosóficas, pues durante esos nueve años creció cuantitativa y cualitativamente de manera significativa. Por un lado, el número de investigadores se incrementó un cincuenta por ciento en términos absolutos, pero por diversas razones (retiros o lamentables fallecimientos), ingresaron veinte nuevos investigadores. Junto con ese crecimiento se tomaron medidas para garantizar la permanencia y la estabilidad del personal académico, no sólo de nuevo ingreso, sino también de quienes ya tenían algunos años en la institución. Por otra parte, la política prevaleciente

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Evocaciones de ex directores

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consistió en fortalecer las áreas de la filosofía que ya se cultivaban al inicio del periodo, así como en impulsar nuevos campos que, o bien se encontraban debilitados porque algunos investigadores que los habían cultivado previamente habían dejado el Instituto para 1984, como la filosofía de la ciencia, o bien nunca habían sido desarrollados o, si acaso, sólo marginalmente, como la filosofía política. Así, el Instituto creció cuantitativamente en el doble sentido de incrementar y renovar significativamente el número de investigadores, y también en el de ampliar los campos de la filosofía en los que se investigaba, con la idea de avanzar hacia una comunidad filosófica plural en cuanto a los campos de la filosofía que cultivaba, así como en relación con los enfoques filosóficos dentro de cada área, siempre y cuando se cumpliera con la condición de que el trabajo y sus resultados tuvieran el mayor rigor. También se siguieron dos políticas que condujeron a cambios cualitativos. Por un lado, se estableció la regla de que ningún nuevo investigador se incorporaría a la planta académica sin contar con el grado de doctor, al mismo tiempo que se realizó una campaña de estímulos para que los investigadores que hasta entonces aún no contaban con doctorado se concentraran en primer lugar en las investigaciones que culminarían con la obtención del grado. La otra política consistió en promover la realización de proyectos colectivos, medida importante en un medio donde la tradición dictaba la realización de trabajos y proyectos individuales. Esto permitió que se consolidaran grupos de investigación en torno a campos y problemáticas específicos, que muy pronto estuvieron en condiciones de acudir a convocatorias de apoyo a proyectos colectivos de investigación, lo cual redundó en mayores recursos

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León Olivé, 1985–1993

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para la biblioteca, pero también en demandas novedosas en cuanto a sus materiales y su funcionamiento. Como último acontecimiento que transformó la vida académica del Instituto cabe señalar la creación de la Maestría y el Doctorado en Filosofía de la Ciencia, que en la práctica surgieron bajo la corresponsabilidad de la Facultad de Filosofía y Letras y del propio Instituto, lo que pronto significó incrementar la presencia estudiantil en las instalaciones de éste y, por consiguiente, la demanda de servicios se diversificó y su número aumentó. Pero igualmente importante fue el traslado al edificio que el Instituto ocupa actualmente. 1 . 2 . Desafíos para la biblioteca García Máynez Los cambios señalados plantearon diversos desafíos para el Instituto; entre ellos, la necesidad de desarrollar una adecuada infraestructura de apoyo a la investigación y a la formación de personal académico que respondiera a esas transformaciones. Pero a esto debe añadirse otro fenómeno que provino del entorno. La década de 1980 fue particularmente agitada por la irrupción masiva de las tecnologías de la información y la comunicación en la vida cotidiana y académica. Esto planteó nuevos retos, agudizados por el hecho bien conocido de que las TIC cambian constantemente a una velocidad vertiginosa. El Instituto respondió a esos desafíos: en enero de 1985 contaba con sólo una microcomputadora (que ni siquiera funcionaba); para 1993 tenía más de setenta configuraciones que, además de dar servicio a la biblioteca, al departamento de ediciones y a la administración, permitieron cumplir la meta de que cada investigador contara con una terminal en su cubículo.

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La concepción bajo la cual se desarrolló la biblioteca durante esos nueve años fue congruente con este contexto de cambio. El acervo bibliográfico y hemerográfico debía corresponder a la pluralidad filosófica —en cuanto a enfoques y áreas— que se buscaba alcanzar con el crecimiento cuantitativo; al mismo tiempo, debía ser coherente con la calidad de la investigación realizada y apoyar los programas de formación del personal académico. Simultáneamente debía incorporar lo más rápido posible las nuevas tecnologías de la información, así como desarrollar mecanismos que le permitiesen adaptarse constantemente a los cambios tecnológicos; esto condujo obligadamente no sólo al crecimiento del personal técnico académico, sino también, y sobre todo, a su permanente actualización. Todo esto coincidió con la feliz construcción de la Ciudad de la Investigación en Humanidades, que permitió al Instituto estrenar en mayo de 1988 un nuevo edificio proyectado de acuerdo con sus necesidades. Se diseñó entonces un espacio apropiado para la biblioteca, que le permitiera alojar su rico acervo, incluyendo la sección de libros reservados y la hemeroteca, así como tener un crecimiento sostenido y sostenible a lo largo de varios años. Durante este periodo, el acervo bibliográfico creció en cerca de 14 000 volúmenes —casi un tanto más de los que la biblioteca tenía en 1968, después de veintiocho años de creado el Centro de Estudios Filosóficos, antecesor directo del Instituto— y la recepción de publicaciones periódicas se incrementó en un 43 por ciento. Pero la biblioteca no podía, ni debía, concebirse ni funcionar únicamente en términos de la importante labor de investigación realizada en el Instituto. Desde sus inicios, en 1940, la biblioteca se perfiló, y pronto se consolidó, como una de las más importantes

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León Olivé, 1985–1993

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bibliotecas de filosofía en el mundo iberoamericano. Sus servicios deberían entonces beneficiar a la comunidad filosófica nacional e internacional, incluyendo desde luego a estudiantes de licenciatura y de posgrado de la propia

UNAM

y del resto de las institu-

ciones mexicanas, aunque no exclusivamente a los de filosofía. Y había que garantizar lo mismo para los profesores y los investigadores con intereses filosóficos ajenos al Instituto. Se diseñaron entonces políticas para asegurar esos servicios. Esto resultaba particularmente importante al tomar en cuenta las relaciones entre el Instituto y la Facultad de Filosofía y Letras, las cuales, como lo saben bien quienes conocen su historia, no siempre han sido como miel sobre hojuelas. A principios de 1985 se vivía una tensión que incluía el acceso a la biblioteca por parte de estudiantes y profesores que no pertenecían al Instituto. Se diseñaron entonces políticas que posibilitaran un acercamiento no sólo entre las dos entidades de la

UNAM ,

sino que permitieran que la riqueza bibliográfica y

hemerográfica, así como los servicios que la biblioteca ofrecía por medio de su muy competente personal, pudieran ser aprovechados por todos los universitarios y en general por el público interesado en la filosofía. La misma vocación de servicio a la comunidad filosófica mexicana e internacional llevó a reiniciar en 1987 la publicación de la Bibliografía Filosófica Mexicana, suspendida durante 10 años, así como a la creación de la base de datos FILOS, con el fin de ofrecer anualmente una publicación que recogiera toda la producción filosófica realizada en México, y recabar y organizar la información de la producción filosófica mexicana durante el siglo XX; para esto nuevamente se recurrió al uso de las tecnologías de la información más avanzadas en el momento.

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En suma, entre 1985 y 1993 la Biblioteca Eduardo García Máynez transformó su organización y funcionamiento para responder a los significativos cambios cuantitativos y cualitativos que en ese periodo experimentó el Instituto, y también para incorporar las tecnologías que la harían satisfacer mejor las demandas del personal académico y de los estudiantes, no sólo del propio Instituto, sino de toda la

UNAM ,

del resto de México e incluso de otros

países. 2 . Olbeth Hansberg, directora en el periodo 1993–2000 La biblioteca siempre ha sido el centro de la vida académica del Instituto. Es la mejor hemeroteca y biblioteca de filosofía en Iberoamérica. Sin embargo, llegar a ocupar este lugar no ha sido una tarea fácil; es la culminación de múltiples factores, entre ellos el trabajo de varias generaciones de filósofos y académicos que han tenido la disposición, el empeño, la visión y el conocimiento para llevar a cabo la selección de los materiales a través de los años. Esta labor se refleja actualmente en los fondos documentales especializados en filosofía que incluyen las colecciones de libros, revistas, videos y archivos como el de José Gaos y el de Samuel Ramos. Así, recuerdo que, cuando era estudiante y corrían épocas más pobretonas, Alejandro Rossi, entonces secretario académico, luchaba para crear en el Instituto una hemeroteca digna, que ahora todos dan por supuesto. Como todos los directores del Instituto, yo también di gran importancia a nuestra biblioteca. Menciono brevemente algunas cosas que se hicieron en aquellos años. Por ejemplo, en 1994 se instaló en el Instituto un disco compacto para consulta del acervo de la biblioteca que editó la Dirección General de Bibliotecas.

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Olbeth Hansberg, 1993–2000

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Dos años más tarde, la biblioteca adquirió una colección integrada por 592 obras sobre historia de la ciencia, filosofía de la ciencia e historia de la metodología, que cubre del siglo XVII al XX. También en 1996 se adquirió la versión en disco compacto del Philosopher’s Index, que es la base de datos sobre filosofía por excelencia. Destaca también la Routledge Encyclopedia of Philosophy en versión impresa y en disco compacto. Resulta oportuno señalar que el formato innovador en esos años era el disco compacto. Hoy día estas fuentes de información especializadas se encuentran en línea disponibles para toda la comunidad universitaria. En definitiva, los tiempos han cambiado. Tenemos que hacer un esfuerzo grande por estar al día. Me viene a la mente el proyecto de videoteca, que en 1998 comenzó con el propósito de contar con materiales videograbados sobre autores y temas filosóficos. Cabe mencionar la espléndida serie In conversation Donald Davidson que adquirimos en esa época. En 1999, el sitio en Internet de la biblioteca fue seleccionado por la empresa Starmedia como el mejor en cuanto a servicios de información. En lo que se refiere a las áreas destinadas para la biblioteca, es importante señalar que, como suele suceder con toda unidad de información, el espacio físico siempre resulta limitado; es, pues, necesario generar estrategias que permitan dar cabida a los materiales que día a día ingresan al acervo. Así, en 1997 se realizó un proyecto de ampliación y remodelación de la biblioteca en colaboración con la Dirección General de Obras. Años más tarde estrenamos una biblioteca mucho más cómoda y bella. Agradezco la oportunidad de evocar algunas de las cosas que se hicieron para la biblioteca en aquellos años. Resulta muy satis-

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factorio haber contribuido de alguna manera a fortalecer nuestra siempre querida y valorada Biblioteca Eduardo García Máynez. 3 . Paulette Dieterlen Struck, directora en el periodo 2000–2004 Durante el periodo de mi gestión, la Biblioteca Eduardo García Máynez no sólo tuvo un incremento en su acervo, sino también en espacio. En 2001 se llevó a cabo la ampliación del Instituto, y una de las áreas más importantes que fueron beneficiadas fue la de la biblioteca. Si bien ya se había avanzado en lo que toca a los planos y el presupuesto durante la gestión de la doctora Olbeth Hansberg, fue durante mi periodo cuando se llevó a cabo el trabajo de ampliación. El proceso de ampliación no fue fácil, ya que en 2001, tanto la biblioteca como la hemeroteca, tuvieron que poner a resguardo sus acervos respectivos para permitir los trabajos de construcción; no obstante, el servicio bibliotecario se siguió suministrando. En ese año se prestaron 4 853 volúmenes, la mayoría en préstamo externo al personal académico y a estudiantes asociados; 1 732 fascículos de publicaciones periódicas, y 254 volúmenes por préstamo interbibliotecario. En 2002, una vez ubicado el acervo en los nuevos espacios, se prestaron 8 274 volúmenes, 1 585 fascículos y 1 068 volúmenes por préstamo interbibliotecario. En el tiempo en que estuvo cerrada la biblioteca no se dejó de dar servicio; por acuerdo del claustro del personal académico se adecuó una biblioteca provisional con una selección de cinco mil ejemplares hecha por los investigadores y, por su parte, la hemeroteca mantuvo su servicio sin interrupción. Los nuevos espacios fueron el salón de investigadores, en la planta baja, para la biblio-

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Paulette Dieterlen Struck, 2000–2004

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teca, y la sala Fernando Salmerón, donde la hemeroteca prestó sus servicios. Además de los datos expresados anteriormente, referiré algunas situaciones que se dieron durante el cierre de la biblioteca. Recuerdo que el anuncio de que se cerraría temporalmente la Biblioteca se dio en una reunión de claustro. El encargado de la obra fue invitado a explicar el proceso de remodelación, el cual se llevaría a cabo en un término de dos años con la biblioteca cerrada. Inmediatamente algunos investigadores propusieron otra alternativa, que consistía en dejarla abierta y construirla de otra manera que tomaría por lo menos cinco años más y los costos se triplicarían. Afortunadamente, cuando se llevó el proceso de votación ganó la primera propuesta. No puedo dejar de mencionar que se me adjudicó la responsabilidad del riesgo que implicaba echar a perder la mejor biblioteca de filosofía en América Latina. Tampoco fue fácil decidir dónde se guardarían los libros. A pesar de ello, tal como lo mencioné anteriormente, se logró dar el servicio bibliotecario necesario para que los investigadores y los estudiantes asociados continuaran sus investigaciones. Debo expresar mi reconocimiento a todos los miembros del Instituto, tanto académicos como administrativos, por su apoyo en ese periodo difícil. Al finalizar la remodelación, el rector de la Universidad, doctor Juan Ramón de la Fuente, acudió en abril de 2003 a inaugurar las nuevas instalaciones. Afortunadamente no hubo ningún incidente que lamentar. Así, en los cuatro años de mi gestión se mejoraron sustancialmente dos aspectos. En primer lugar, tal como lo he mencionado, se logró un incremento en el espacio de la biblioteca de un cuarenta por ciento, con lo cual estábamos, en aquella época, en la

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Evocaciones de ex directores

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posibilidad de incrementar el número de libros y revistas hasta por diez años. Durante ese periodo el acervo de la biblioteca creció en 6 206 volúmenes y con esas adquisiciones, el acervo general alcanzó los 37 239 volúmenes. El segundo aspecto que se llevó a cabo fue la digitalización de los servicios de la biblioteca. Con ello, pudimos contar no sólo con servicios de cómputo para la consulta del acervo, sino también con servicios de línea de acceso a bases de datos indispensables para nuestro trabajo. Puedo decir que en los cuatro años de mi gestión la historia de la biblioteca Garcia Máynez estuvo llena de incidentes memorables. Sin embargo, como lo señalé anteriormente, la ampliación fue sumamente exitosa. Gracias a ello tenemos instalaciones más amplias, cómodas y funcionales.

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V EL PERSONAL DE LA BIBLIOTECA

En toda organización, los recursos humanos cobran una gran relevancia para la consecución de los objetivos trazados. Pues bien, el personal que ha laborado en la Biblioteca Eduardo García Máynez ayer y hoy, y seguramente el que se incorporará el día de mañana, ha tenido y tendrá como principio fundamental de su actuación la mística del servicio a los usuarios. Sirva el presente apartado de reconocimiento a cada uno de ellos por su aportación en la labor cotidiana de atender las peticiones de información bibliográfica de los usuarios del Instituto, de la

UNAM ,

de la sociedad mexi-

cana en general y de la comunidad internacional, sea de manera presencial, sea de manera remota. Seguramente el siguiente listado dejará algunos nombres en el tintero, pero cabe señalar que, en general, los datos provienen de la memoria de algunos de los protagonistas de estas siete décadas de existencia de la biblioteca, por lo que cualquier omisión es meramente involuntaria. Barrón Flores, Elba

Bibliotecaria

Caudillo Bohórquez, Antonio

Bibliotecario

Chavarría Galicia, Laura

Jefa de biblioteca

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El personal de la biblioteca

88 Chignau, Mercedes

Fue coordinadora de la biblioteca.

Espinosa Ruiz, Pedro

Técnico académico desde el 7 de septiembre de 1987. Actualmente es el responsable del área de hemeroteca, canje y donación.

Fernández, Teresa

Bibliotecaria

Galván Manrique, José

Bibliotecario. Colaboró en el Instituto

de Jesús †

durante 32 años hasta 2003, en que se jubiló.

Galván Olloqui, Juan Antonio

Se incorporó al Instituto en 1994, y en 1998 se incorporó al personal de la biblioteca como oficial administrativo, tarea que desempeña hasta la actualidad.

Gama Ramírez, Miguel

Coordina la biblioteca desde el 1 de agosto de 2005.

Gómez Camacho, Elsa

Coordinó la biblioteca de 1987 al 15 de octubre de 2002, fecha en que inició su licencia prejubilatoria.

Hernández Landa, Luis †

Bibliotecario

Herrera Venegas, Martín

Coordinador de la biblioteca en 1982.

Juárez Cruz, Aurelio

Técnico académico, es responsable del área de desarrollo de colecciones y de apoyo en cómputo de la biblioteca desde el primero de mayo de 1996.

Matus Ramírez, Elías

Bibliotecario

Lethelier Mendoza Cruz, Juan José

Bibliotecario

Ramírez Saucedo, Olivia

Jefa de biblioteca. Turno vespertino en 1997.

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El personal de la biblioteca Saldaña Nicolás, Carmen

89 Bibliotecaria hasta 2006, año en que decidió jubilarse.

Sánchez Bedolla, Miguel Ángel

Ingresó a la dependencia en octubre de 1997. Coordinó la biblioteca del 15 de octubre de 2002 al 30 de julio de 2005. Colabora como técnico académico de tiempo completo en la biblioteca.

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VI BIBLIOGRAFÍA Benítez, Laura, “La filosofía, los filósofos y el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM. 70 Aniversario”, Diánoia. Anuario de Filosofía, vol. 55, no. 64, mayo de 2010, pp. 201–230. Boletín Bibliográfico, Centro de Estudios Filosóficos de la Facultad de Filosofía y Letras-UNAM , año 1, no. 1, octubre–diciembre de 1940, 32 pp. El Colegio Nacional, “Biografía de Eduardo García Máynez” [en línea], El Colegio Nacional, disponible en . [Consulta: 25 de marzo de 2009.] Gama Ramírez, Miguel y Aurelio Juárez Cruz, “El libro electrónico en la biblioteca del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México”, Ciencias de la Información, vol. 40, no. 1, enero–abril de 2009, pp. 33–40. García Máynez, Eduardo, “Breve historia del Centro de Estudios Filosóficos”, Diánoia. Anuario de Filosofía, vol. 12, no. 12, 1966, pp. 240–248. Gómez y Camacho, Elsa Aurora, “Proyecto para la creación de una base de datos de información filosófica”, mecanografiado, México, agosto de 1987, 6 h. Hurtado, Guillermo, Cuarto Informe de Actividades (2004–2008), Instituto de Investigaciones Filosóficas, México, 2008, 14 pp. Molino, Enzo, “Dr. León Olivé. . . ”, carta convenio del ing. Enzo Molino del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, enviada al doctor León Olivé, director del Instituto de Investigaciones Filosóficas.

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Bibliografía

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“Nuevo director en el Instituto de Investigaciones Filosóficas”, Diánoia. Anuario de Filosofía, vol. 25, 1979, p. 219. Olivé, León. “Al personal académico”, memorándum, 2 de junio de 1987. Roa, Cristina, “Informe de actividades 1999”, mecanografiado, México, 2000. Salmerón, Fernando, “El Instituto de Investigaciones Filosóficas (informe de doce años)”, La palabra y el hombre, no. 26, abril–junio de 1978, pp. 3–19. ——, “Presentación”, en Bibliografía Filosófica Mexicana 1968, Instituto de Investigaciones Filosóficas-UNAM /Instituto de Investigaciones Bibliográficas-UNAM , México, 1970, p. 5. Universidad Nacional Autónoma de México, Memoria 2007 [videograbación], Dirección General de Planeación-UNAM , México, 2007. ——, Memoria 2000, Dirección General de Estadística y Desarrollo Institucional-UNAM , México, 984 pp. ——, Instituto de Investigaciones Filosóficas. Informe de labores 1993–2000, Instituto de Investigaciones Filosóficas-UNAM , México, 2000, 118 pp. ——, Instituto de Investigaciones Filosóficas. Informe de actividades académicas 1985–1990, Instituto de Investigaciones Filosóficas-UNAM , México, 1990, 128 pp. Xirau, Ramón, Crónicas de la Ciudad de México, año 5, no. 14. ——, Memorial de Mascarones y otros ensayos, El Colegio Nacional, México, 1995, 65 pp.

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ÍNDICE

P RÓLOGO, por Guillermo Hurtado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . I. A NTECEDENTES Y

DESARROLLO,

5

por Miguel Gama

Ramírez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

13

1. La biblioteca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 2. Eduardo García Máynez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 II. C OLECCIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 1. El acervo general, por Miguel Ángel Sánchez Bedolla . . . . 33 2. La hemeroteca, por Pedro Espinosa Ruiz . . . . . . . . . . . . . . . .

40

3. El Archivo José Gaos, por Cristina Roa González y Verónica Carmona Victoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

45

4. El Archivo Samuel Ramos, por Cristina Roa González y Verónica Carmona Victoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

51

5. La Bibliografía Filosófica Mexicana y la base de datos FILOS, por Cristina Roa González y Verónica Carmona Victoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56 6. Recursos electrónicos, por Miguel Gama Ramírez . . . . . . . . 63 III. A UTOMATIZACIÓN, por Aurelio Juárez Cruz . . . . . . . . . . . .

71

IV. E VOCACIONES

.......................

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1. León Olivé, director en el periodo 1985–1993 . . . . . . . . . . . . . .

77

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DE EX DIRECTORES

Índice

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2. Olbeth Hansberg, directora en el periodo 1993–2000 . . . . . . . . 82 3. Paulette Dieterlen Struck, directora en el periodo 2000–2004 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . V. E L PERSONAL

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.........................

87

B IBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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DE LA BIBLIOTECA

La Biblioteca del Instituto de Investigaciones Filosóficas se terminó de imprimir el 25 de mayo de 2012 en los talleres de SM Servicios Gráficos, S.A. de C.V. (Lago Tláhuac no. 4–16, colonia Anáhuac, C.P. 11320, delegación Miguel Hidalgo, D.F.). Para su impresión en offset se usó papel cultural de 90 gr; en su composición y formación, realizadas por computadora, se utilizaron el programa LATEX 2ε y tipos Paltino. El tiraje consta de 250 ejemplares.

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