Balas y rifles, la mejor inversión Malas palabras que no ...

29 jul. 2007 - como lo denuncia Daniel Pipes. “A me- diano plazo podrá dar esa impresión, pero será transitorio”, declaró el histo- riador con una pizca de ...
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Enfoques

Domingo 29 de julio de 2007

LA NACION/Sección 7/Página 3

[ DESDE ROMA ]

ESCRIBE ELISABETTA PIQUÉ

[ IDEAS ]

Malas palabras que no ofenden

La UE, según Laqueur, podría quedar relegada al papel de “museo de la historia mundial y de la civilización” ARCHIVO

La decadencia europea

[ DESDE WASHINGTON ] ESCRIBE HUGO ALCONADA MON

EL FUTURO DE LA UE

Por Ennio Caretto El optimismo de hace dos o tres décadas, cuando el bloque emergía con fuerza de la posguerra y se proyectaba como gran potencia, ya no se justifica, señala el historiador Walter Laqueur en su libro Los últimos días de Europa. Si no supera sus dificultades actuales, advierte, el viejo continente podría convertirse en un irrelevante “parque cultural” WASHINGTON ¿Hacia dónde va Europa? Hacia la decadencia. ¿Qué será de sus sueños de grandeza? Jamás se verán realizados. Europa “se ha condenado a la irrelevancia”, corre el riesgo de convertirse en “un museo de la historia mundial y de la civilización que predica la importancia ética en las relaciones internacionales a un público inexistente”. Es una entidad irreconocible, “que vive en un clima lunar”. Incluso si superase las actuales dificultades y se consolidase, “su predominio sería un recuerdo del pasado”. El escenario más probable: que se transforme “en un paraíso turístico, un parque cultural, una Disneylandia de los ricos y sofisticados, de las guías, de gondoleros y de traductores que celebrarán las pompas de Shakespeare y del bienestar social. Sólo un milagro que le restituya el espíritu político y la voluntad de competir en la economía global le garantizaría “un papel bastante más modesto aunque todavía responsable” en el mundo. Quien pronuncia este juicio despiadado no es Bob Kagan, el teórico de las divergencias entre Estados Unidos (Marte) y Europa (Venus) sino el historiador del nazismo, el comunismo y el terrorismo Walter Laqueur. A los 86 años, Laqueur, judío alemán que en 1938 se refugió en Palestina y que perdió a sus padres en el Holocausto, ha publicado la más ardiente crítica a la Unión Europea (UE) jamás dada a conocer en EE.UU. Titulado Los últimos días de Europa, subtítulo Epitafio de un viejo continente, el libro describe una UE “en declinación irreversible”. Y atribuye la involución a tres factores: la desunión entre los 25 Estados miembros; la excesiva carga del bienestar social y la inmigración incontrolada, sobre todo de países islámicos. Teniendo en cuenta la declinación de la antigua Roma, el historiador advierte que “ha terminado la era de la ilusión” y señala que, para evitar la caída, “Europa debe comenzar a debatir cuáles de sus valores y sus tradiciones debe conservar”. Para Laqueur, la UE es víctima del “eurocentrismo y de la idea fija de un Estados Unidos visto como el hermano mayor; de la consiguiente ceguera ante los desequilibrios económicos mundiales provocados por los gigantes asiáticos; también de la ausencia de “una amenaza clara y presente” (el terrorismo no le parece tal) que la una, reconciliando las instancias nacionales, y de la presunción de que en el siglo XXI no es más necesaria la fuerza militar. Sobre todo, es víctima del relativismo, de la erosión de la familia, de la pérdida de la fe religiosa y de la propia identidad cultural.

Optimismo de posguerra Hace treinta, veinte años, agrega el historiador, Europa daba una sensación de vitalidad, hasta tal punto que hacía creer que podría sobrepasar a Estados Unidos. La justificación de ese optimismo era su espectacular recuperación de posguerra, se hablaba de euroesclerosis sólo en relación con el mercado laboral. Pero hoy, “es ridículo

La Europa de los 25, una unión que enfrenta dificultades EFE

mayoría, los musulmanes terminarán por dejarse asimilar, sus mujeres se emanciparán y los jóvenes tomarán lo más negativo de la cultura occidental”. A corto plazo, sostiene en cambio, está el peligro de que el radicalismo islámico, en Europa, dé lugar a turbulencias y sublevaciones a gran escala. Por eso, la UE debe expulsar a los extremistas y limitar la inmigración.

Euroescepticismo

La economía global, un desafío cada vez mayor EFE

“Más que una superpotencia, ha encontrado una sociedad que antepone una mítica calidad de vida al progreso, asistida y protegida, embriagada por el tiempo libre” pensar que el siglo XXI pueda ser el siglo europeo”. Desde 1953, cuando se mudó a Inglaterra, donde vivió una larga etapa antes de pasar a Estados Unidos, Laqueur es ciudadano de los dos mundos. Pero las últimas visitas a Europa lo han alarmado. Más que una superpotencia, ha encontrado una sociedad que antepone una mítica calidad de vida al progreso, asistida y protegida, embriagada por el tiempo libre. Una comunidad donde el paso de 15 a 25 Estados miembros “ha creado otras fuerzas centrífugas” y ha vuelto insostenible el peso del bienestar social. Por todos lados los impuestos son demasiados y muy altos, las ju-

bilaciones demasiado anticipadas, la salud demasiado onerosa, subraya el historiador. Y se pregunta dónde han ido a parar los ambiciosos objetivos de la Carta de Lisboa de 2000. En su libro, el vigésimo, Laqueur se detiene ante el “factor D”, la demografía. Mientras la inmigración se propaga, los europeos, observa, no tienen más hijos, y corren el peligro de convertirse en extranjeros en su propia patria. Pronto, en la región de Ruhr, la mitad de los jóvenes por debajo de los treinta años no serán alemanes, y, en Bruselas, el 55 por ciento de los niños pertenecen actualmente a familias de inmigrantes. El historiador cita las señales de alarma lanzadas por el demógrafo francés Alfred Sauvy en La vejez de las naciones, de 2000, y por el alemán Frank Schirrmacher en La conjura de Matusalén, de 2004. Lamenta que no hayan sido escuchadas: “A este paso, dentro de 40 o 50 años la UE verá disminuidas a la mitad las etnias autóctonas”. Al respecto, el análisis de Laqueur sobre la cuestión islámica se diferencia, sin embargo, de la de muchos estudiosos norteamericanos. A su entender, la UE no se transformará en una “Eurabia”, como lo denuncia Daniel Pipes. “A mediano plazo podrá dar esa impresión, pero será transitorio”, declaró el historiador con una pizca de cinismo: “En su

Desde hace unos días en Italia ya no es delito mandar a alguien a la m... Una sentencia de la Casación –máximo órgano judicial– absolvió a un consejero comunal de Giulianova por haber ofendido al vicealcalde de este pueblito balneario del Abruzzo con el clásico insulto de vaffanculo (con perdón de la expresión). Con un análisis no sólo linguístico, sino también sociológico, el dictamen del Tribunal Supremo –que dio vuelta la decisión del Tribunal de Apelación de l’Aquila– afirmó que hay “algunas palabras o frases que, si bien representan conceptos obscenos o de carácter sexual, se convirtieron de uso común y perdieron su carácter ofensivo”. Según trascendió, el consejero municipal en cuestión, que había sido denunciado por injurias, pronunció la mala palabra después de que su vicealcalde dijera la frase “habría que avergonzarse de ser comunistas”, lo cual lo enfureció. Como no podía ser de otra manera, el insólito dictamen no sólo tuvo gran repercusión mediática –al dar la nueva los noticieros de TV pasaban pedazos de clásicos del cine italiano en los que los protagonistas, con gesto y todo, utilizaban dicho insulto–, sino que también provocó las habituales polémicas. Mientras que futbolistas, entrenadores y actores manifestaron gran satisfacción y preconizaron que, de ahora en más, el consumo del vaffa aumentará exponencialmente, el ex ministro de Educación –y famoso lingüista– Tullio de Mauro no ocultó su perplejidad. “Habría que probar con los mismos jueces de casación, y al encontrarlos, habría que dirigirles un cordialísimo y lindo vaffanculo”, dijo. Y concluyó: “No creo que les caiga muy bien”. Cuestión de modales...

Los últimos días de Europa, cuyo subtítulo original era mucho más suave, “La cara que cambia” y no “el epitafio” de la UE, contradice los trabajos anteriores de Laqueur como La Europa de nuestro tiempo, publicado en 1992. Pero el historiador sostiene que la decadencia no era previsible: “En 1970, escribió, envié a imprenta Europa después de Hitler. En 1991 ese libro fue traducido al alemán con el título La EU en camino de ser una gran potencia. No hice objeciones porque parecía todavía verosímil, pero cometí un error”. El estudioso se opone al filoeuropeísmo de pensadores como Charles Kupchan, que en 2005 publicó El fin de la era norteamericana, y como Mark Leonard, que en el mismo año publicó Por qué Europa dominará el siglo XXI. “Están enceguecidos, objeta, por su hostilidad hacia el presidente Bush y sus políticas interna y externa, en particular por la guerra de Irak”. El euroescepticismo de Laqueur divide en dos a la inteligencia norteamericana. El ex rey de la diplomacia Henry Kissinger y el historiador británico Niall Ferguson, autor de Colossus, sobre la incipiente crisis del imperio norteamericano, comparten sus ideas. Otro historiador inglés, Tony Judt, el autor de Posguerra, La historia de Europa desde el 45, en cambio, las rechaza. Según Judt, la UE atraviesa una crisis de crecimiento y la disputa sobre la Constitución europea era y es inevitable. En la UE, Judt identifica una comunidad de valores a veces ausentes en Estados Unidos, el modelo para un mundo multipolar. El camino europeo, declara, será tortuoso y difícil como lo fue el de Estados Unidos. Pero no está dicha la última palabra: el siglo XXI podría todavía pertenecer a Europa. Traducción: María Elena Rey © LA NACION y Corriere della Sera

Balas y rifles, la mejor inversión A usted, querido lector, que tiene esos dólares guardados, quiere invertirlos y duda en qué hacerlo, aquí le va una perla: apueste a balas, rifles y tanquetas. Eso, al menos, es lo que sugiere el alza de las acciones de las empresas proveedoras del Pentágono, para sus guerras en Irak y Afganistán. Postergados durante años ante carísmos proyectos futuristas, como los aviones de 300 millones de dólares por unidad o los robots militares, los insumos más básicos de la guerra vuelven a la primera plana con gloria, si es que semejante calificación puede aplicarse en estos casos. El complejo industrial-militar norteamericano es uno de los sectores de mejor rendimiento en lo que va del año (subió el 26,7%), de acuerdo con analistas de Wall Street, en comparación con el 9,5% que subió el índice Standard & Poor’s, que aglutina a 500 acciones. ¿Todavía duda? Desde 2001, el mercado mejoró el 17,6%, pero el sector de Defensa, el 181,7%. Quizá prefiera usted ir a lo específico. Si quiere invertir en las empresas que fabrican los vehículos blindados que ve en las fotos de Irak, pues apúntele a Oshkosh Truck (34,4% de suba en lo que va del año) o a Force Protection (31,4%). ¿Más datos? La niña mimada, hoy, de los mercados es el camión antiminas (a un costo de un millón de dólares por unidad), que ya tiene pedidos del Departamento de Defensa por 8000 millones y podría trepar a los 20.000 millones de dólares. O quizá prefiera invertir en los fabricantes de balas. En 2003 vendieron por 600 millones de dólares y este año llegaría a los 1700 millones. ¿Suena a mucho? No lo es, si recuerda que el presupuesto militar en este país es de 624.000 millones de dólares. Es decir, tres veces el PBI argentino de 2006.

[ DESDE BARCELONA ] ESCRIBE JUANA LIBEDINSKY

Una mujer para admirar por dentro En España existe un fuerte movimiento dirigido a potenciar el papel de la mujer. Con este fin se han impulsado diversas iniciativas en algunas ciudades, como el detalle de colocarle faldas a los muñequitos de los semáforos que indican “camine” o “pare”, o crear mujeres gigantes que uno puede recorrer por dentro para conocer y admirar. Esto último tiene lugar por estos días en Barcelona, donde la fundación de la familia de célebres ginecólogos catalanes Dexeus armó un recorrido para “mostrar cómo funciona el cuerpo de la mujer y su maravillosa biología, como un homenaje a todas”, según explicó Isabel Cordero, curadora de la ambiciosa exposición interactiva. Esta fue realizada junto con un elenco de estrellas, como la cineasta Isabel Coixet, que presenta un audiovisual sobre los proverbios machistas de todo el mundo (¡para mostrar que en eso también hay globalización!) y la artista conceptual rusa Tamara Zaitseva, cuya “ habitación roja” es una alegoría sobre el ciclo menstrual. También es impactante la fecundación: un túnel de millones de espermas lleva al visitante hasta el óvulo, donde sólo uno es el elegido, y luego la experiencia útero es un iglú inflable en el que se puede entrar y ver al feto en movimiento. A lo largo de la muestra, una “Eva” virtual va explicando los cambios en su cuerpo y mente. La exposición termina con una zona dedicada a la menopausia a la que se entra pasando debajo de una gran foto de la canciller alemana Angela Merkel, a quien se ve muy sonriente rodeada de fotógrafos y acompañada por su marido... varios pasos atrás.