Antonio Elio Brailovsky
HISTORIA ECOLÓGICA DE IBEROAMÉRICA 2º Tomo: De la Independencia a la Globalización
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 1 Independencia a la Globalización
1. INTRODUCCIÓN: LA HISTORIA ECOLÓGICA, UNA APROXIMACIÓN A LA COMPLEJIDAD. “El imperativo para nosotros no es como para el antiguo y el europeo “conócete a ti mismo”, sino “conoce tu paisaje”, pues para los primeros la historia es geografía urbanizada y para nosotros el paisaje es cultura en potencia”. Eduardo Caballero Calderón: “El hombre y el paisaje sudamericanos” 1 . POR QUÉ INVESTIGAMOS LA HISTORIA ECOLÓGICA Éste es el segundo y último tomo de mi obra “Historia ecológica de Iberoamérica”. La historia ecológica es un campo del conocimiento relativamente nuevo, que analiza el desarrollo de las relaciones naturaleza-sociedad en el transcurso del tiempo. Cada una de las formas de organización de los seres humanos tiene una peculiar manera de relacionarse con la naturaleza. Y por consiguiente, genera impactos ambientales específicos. Por sus propias características, implica un enfoque transdisciplinario. Es decir, la utilización y cruzamiento de informaciones producidas por ciencias diferentes, Si la noción misma de ambiente pone en cuestión nuestra manera tradicional de entender las ciencias, la historia del ambiente agrega nuevos matices a esa complejidad. Los desarrollos teóricos sobre el tema son muy amplios y no es objeto de este libro analizarlos en profundidad. En este libro se pone el acento en exponer los resultados de la investigación realizada, antes que en desarrollar o adherir a determinadas posturas teóricas. Los cambios ambientales sufridos por América Latina y el Caribe en los últimos siglos fueron muy profundos. “Durante ese período, el continente experimentó una ocupación generalizada y creciente de amplias zonas acompañada de una urbanización acelerada que aumentó el tamaño de varias de sus pequeñas ciudades al de grandes metrópolis de varios millones de habitantes. Como resultado de estos cambios, gran parte de los ecosistemas nativos fueron profundamente transformados: los bosques se volvieron sabanas y zonas agrícolas; los pastizales fueron absorbidos por las tierras de cultivos y en algunos casos, plantados con monocultivos arbóreos; algunas zonas desérticas fueron irrigadas; numerosos acuíferos sobreexplotados; los ríos, lagos y aguas costeras contaminados; la biodiversidad bajo ataque constante y la calidad de vida deteriorada. De ese modo, uno de los continentes más ricos en diversidades naturales y culturales, que poseía una de las bases de recursos más importantes del mundo, la ha venido perdiendo aceleradamente en forma alarmante. La preocupación más seria es que el proceso no se está enlentenciendo sino que, por el contrario, parece aumentar su ritmo cada día” 2 . La complejidad de estos procesos hace que no puedan ser comprendidos en una perspectiva de tiempo relativamente breve. Se trata de fenómenos de larga
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duración y cualquier intento de reducir la escala temporal del análisis puede llevar a una simple acumulación de datos, sin los suficientes elementos para integrarlos. Con lo cual, la gestión ambiental puede estar condenada al fracaso, por simple incomprensión de la realidad que tiene que abordar. Al mismo tiempo, son muchos los fenómenos sociales que resultan poco comprensibles si no se tiene en cuenta el contexto del medio natural en el que se desarrollan. Hablar de historia ecológica suele entrar en conflicto con las formas tradicionales de ver, tanto la historia como la ecología. Con respecto a la historia, investigar la evolución de nuestras relaciones con la naturaleza parece estar fuera de tema, o, a lo sumo, quedar relegado al campo de las curiosidades de la historia. "Una pesada y densa tradición nos bloquea el paso. Los historiadores nunca han creído que fuera su tarea considerar la relación entre la humanidad y la naturaleza. En la década de 1950, el historiador británico Sir Lewis Namier escribió que "la sustancia de la historia es asuntos humanos, hombres en acción". Esa definición traía un eco de principios del siglo XIX. El historiador alemán Leopold von Ranke, por ejemplo, considerado el padre de la Historia Moderna, se había referido a esa disciplina en la década de 1830 como la labor de "adquirir conocimiento sobre actividades humanas". Estos hombres consideraron el pasado como una preocupación exclusivamente humana, ignorando por completo el mundo no humano. Únicamente las personas --y sólo las occidentales--, tenían una historia, ajena a la tierra, al mar y a los otros seres vivos. Su historia debe ocuparse únicamente de relaciones sociales, políticas o económicas. Para ellos, los humanos viven separados de la naturaleza, y por encima de ella" 3 . La expresión "sólo las occidentales" hizo que durante mucho tiempo la evolución de los otros pueblos fuera tratada por la antropología y no por la historia. Tal vez de allí venga esa terrible palabra usada para denominarlos. A pesar de las manipulaciones etimológicas (incluyendo las de la Real Academia española) "aborigen" significa exactamente eso: "el que no tiene origen", es decir, el que carece de historia 4 . Con lo cual son coherentes los museos de ciencias naturales que conservan tanto restos arqueológicos de aborígenes como restos paleontológicos. A nadie se le ocurriría, sin embargo, poner la Venus de Milo junto a fósiles de dinosaurios. En cambio, se hace con mucha frecuencia, con testimonios físicos de la vida de los aborígenes. Pero también a menudo encontramos en la formación de algunos ecólogos prejuicios simétricos a los que aparecen en los historiadores tradicionales. La descripción que hacen de los ecosistemas, "a menudo parece irreal y contradictoria al historiador. Se suele describir los ecosistemas como conjuntos autoestructurados de plantas y animales que evolucionan a través del tiempo, sin la presencia de los seres humanos. Este concepto ignora el hecho de que muchos de los ecosistemas en nuestro mundo también han sido desde hace mucho tiempo el hogar de los humanos. Esa descripción carece de toda conexión con la historia humana: sus contingencias, sus accidentes, sus ciclos, ideas y fuerzas sociales. Con demasiada frecuencia, la ciencia parece ignorar el hecho de que los seres humanos han venido interactuando con la naturaleza desde hace uno o dos millones de años. Lo que
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entendemos por naturaleza es, en alguna medida, el producto de esa influencia humana en la historia" 5 . La influencia de las sociedades humanas sobre el ambiente no es, sin embargo, ni cuantitativa, ni lineal. Una aproximación intuitiva al tema sugiere que el impacto ambiental de las actividades humanas será mayor a medida que aumente la población y se desarrollen tecnologías industriales, lo que permite sustentar puntos de vista tan frecuentes (aún en el ámbito académico) como el siguiente: “Por ello hay que señalar que este análisis prolongado en el tiempo del "fenómeno ecohistórico", debe ser abordado atendiendo a tres momentos en la relación hombre-naturaleza: “1) Un primer momento de armonía en la dicha relación, en el que la depredación del hombre sobre la naturaleza es mínima y está en función de una cuestión de supervivencia. “2) Un segundo momento de aprovechamiento de los recursos naturales a gran escala, en el que el impacto sobre el medio es mayor y en el que la idea del beneficio económico impera y condiciona la dicha relación. “3) Un tercer momento de explotación intensiva y acelerada de los recursos naturales, provocando desequilibrios ecológicos profundos. Esta tercera fase está relacionada con la implantación de las innovaciones de la Revolución Industrial del XIX en los diferentes marcos geográficos objeto de estudio” 6 . Pero lo que parece obvio al pensar las cosas desde la generalidad, deja de serlo al avanzar en una investigación de detalle. Un análisis histórico minucioso nos permite superar esta aproximación intuitiva y encontrar la especificidad de cada sociedad en su relación con la naturaleza. Esta especificidad no se refiere a la intensidad de la industrialización sino a un modelo complejo que requiere un análisis particular cada vez. Basta con recordar el colapso de las sociedades de Babilonia y Teotihuacán, provocado en ambos casos por la sobreexplotación del sistema de riego, para encontrarnos con desequilibrios profundos en la relación naturaleza-sociedad que no tienen nada que ver con la Revolución Industrial 7 , 8 . Estos errores son frecuentes cada vez que se habla de la relación hombrenaturaleza y van asociados a esa concepción. Si en vez de hablar de la relación hombre-naturaleza, pensamos en términos de interrelaciones entre naturaleza y sociedad, nos vamos aproximando más a la comprensión del tema. Los seres humanos individuales no se relacionan con la naturaleza. Lo hacen mediatizados por su propia cultura, ya que la cultura es el habitat del hombre. Un punto de vista adicional es el que destaca la evolución histórica en el tratamiento del ambiente y pone el acento en las diferencias de disciplinas que abordan los problemas detectados. Al respecto, sostiene Verónica Paiva que: “Mayoritariamente, la bibliografía sobre historia ambiental e historia del ambiente producida en los últimos treinta y cinco años ha abordado la problemática desde la perspectiva ecológica y ecologista. Es decir, desde una mirada que toma categorías actuales del debate ambiental, investigando en cuanto los diferentes estilos de desarrollo de las sociedades históricamente consideradas, contribuyeron a forjar manejos más o menos cuidadosos del ambiente a lo largo de
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la historia”. “A mi criterio, este tipo de "historia ecológica" resulta útil para responder a preocupaciones "actuales" del investigador ecologista, tales como evaluar la sostenibilidad del ambiente a lo largo del tiempo, pero en ocasiones cae en extrapolaciones conceptuales y en anacronismos al designar como "ecológicas" a medidas de ordenamiento urbano que fueron ideadas y puestas en práctica desde concepciones científicas y objetivos de intervención muy diferentes a los actuales, y muy lejanos a lo que hoy se entiende por "problemática ambiental". Desde este lugar, mi hipótesis es que si bien la preocupación de las profesiones por la calidad del entorno urbano existió desde antaño en los profesionales de la ciudad, lo cierto es que los "problemas", las "ópticas científicas y disciplinares" y los "objetivos de intervención" que guiaron la práctica profesional por aquel entonces eran radicalmente diferentes a las actuales, y que resulta necesario rescatar la problemática desde su respectiva dimensión histórico temporal” 9 . Al respecto, podemos decir que la entrada por profesiones o por la historia de las disciplinas profesionales que se ocupan de los temas que hoy llamamos ambientales es un aporte válido, siempre que se la enmarque en los procesos históricos generales que permiten su comprensión. La historia de la ciencia no es sólo la historia de la evolución de los conocimientos, sino que es –y muy especialmente- la historia de lo que las sociedades humanas hacen con esos conocimientos. Coincidimos en que los objetivos de las intervenciones sobre el ambiente varían en distintas etapas históricas, pero las variables explicativas no están en las disciplinas que intervienen sobre el ambiente sino en las sociedades que construyen esas disciplinas. Y en el modo en que las respectivas estructuras de poder utilizaron los conocimientos para reproducir la estructura de poder que los beneficiaba. En este libro vamos a ver algunos de esos condicionamientos sociales en la aplicación de los conocimientos. Para dar ahora un solo ejemplo, veremos de qué modo la discusión económica sobre si mejorar o no el habitat de los esclavos condicionó al pensamiento científico-sanitario de la época y su forma de explicar las diferentes epidemias. En esta obra analizamos la relación sociedad-naturaleza, dado que la relación de nuestra especie con el medio natural sólo puede darse a través de sus diferentes maneras de organización social. De modo que en este texto estudiaremos la especificidad de las condiciones ambientales en diversos contextos históricos, sin atarnos al preconcepto que vincula el grado de desarrollo de las fuerzas productivas con el daño ambiental. Simplemente veremos en cuáles casos podemos considerar que esa proporcionalidad existe y en cuáles no encontramos que se registre. Trabajar sobre historia ecológica nos permite superar la vieja noción de considerar a la naturaleza solamente como un conjunto de recursos naturales apropiables y podemos poner el acento en la coevolución naturaleza sociedad. El desarrollo de las sociedades humanas genera cambios en el medio natural en el que están insertos. Y a su vez, los cambios en los ecosistemas condicionan modificaciones en el modo de vida de los seres humanos. Tal vez una de las modificaciones más espectaculares haya sido el pasaje de la vida nómade a la vida sedentaria, al final del neolítico, cuando la disminución de las piezas de caza forzó
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a los humanos a dedicarse a la agricultura. De allí en adelante, cada etapa de la vida de las sociedades humanas generó cambios en los ecosistemas, los que a su vez incidieron en acelerar nuevas formas de organización social. De este modo, las sociedades humanas y los ecosistemas coevolucionan. La noción de coevolución fue desarrollada inicialmente para analizar los cambios recíprocos que se producen entre especies analizadas, las que a veces se descubren cuando la extinción de una especie provoca la de otra especie asociada. ¿Qué significa realmente la extinción de una especie animal o vegetal? En principio, todos creemos conocer la respuesta: desaparecen todos los ejemplares de esa especie y se pierde para siempre una determinada forma de vida. Esto es lo obvio. Solamente que la realidad es mucho más compleja, porque nosotros estamos habituados a pensar en especies aisladas, y nos cuesta trabajo imaginar su rol en la trama de la vida. Por ejemplo, las asombrosas formas de adaptación entre ciertas plantas y los insectos que las polinizan. El modo en que una planta que es ciega desarrolla colores brillantes para atraer determinados insectos y el modo en que esos insectos se especializan en alimentarse de esa planta al tiempo que la polinizan. En estos casos, el insecto no se adapta a la planta ni la planta al insecto sino que se modifican mutuamente. Se han desarrollado juntos y la extinción de uno de ellos amenazará la existencia del otro. Sin embargo, las implicancias políticas de las teorías de Darwin (basadas en la competencia y la supervivencia de los más aptos) desplazaron el estudio de los fenómenos asociativos entre los seres vivientes, de los cuales la simbiosis es la más representativa para esta analogía que queremos hacer. La idea del hombre que domina la naturaleza es coherente con la ideología darwiniana del triunfo de los pueblos fuertes sobre los débiles. Pero la de Darwin es una biología de las especies tomadas en forma individual, en tanto que la ecología pone el acento en las relaciones. Este enfoque relacional nos lleva a pensar en las interacciones entre especies diferentes como uno de los motores de la evolución. Y esas interacciones llevan a modificaciones en los ecosistemas. Esto que ocurre en las relaciones entre diversas especies vivientes, también sucede con las relaciones entre las sociedades humanas y los ecosistemas, aunque esta interacción es, aún mucho menos conocida. El objeto de estudio de la historia ecológica es esa coevolución entre naturaleza y sociedad 10 . Es decir, que las sociedades humanas transforman su medio natural y esas modificaciones las llevan a producir cambios en las estructuras sociales, para adaptarse a las nuevas realidades de su soporte natural. La escala de trabajo de esta investigación (un continente entero) requiere de un comentario adicional. ¿Hasta dónde podemos pensar en los países y hacer historia de los países cuando los ecosistemas no reconocen límites políticos? En opinión de un autor, "un tema que los historiadores ambientales no han confrontado sistemáticamente es el de la escala. Los historiadores han tenido durante más de cien años una fuerte tendencia a usar el concepto Estado-Nación como su unidad de análisis preferida. Los Estados burocráticos fueron buenos almacenadores y conservadores de archivos, pero para muchos tipos de historia, incluyendo la mayoría de la historia ambiental, el concepto Estado-Nación es una escala de operación equivocada. Los procesos ecológicos despliegan sin tener en
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cuenta las fronteras, y las tendencias culturales e intelectuales lo hacen casi con el mismo descuido. La única variedad de historia ambiental para la que tiene sentido el formato Estado-Nación es la historia política y de costumbres". "La elección de una escala apropiada al tema requiere siempre consideraciones cuidadosas. Los historiadores ambientales, en virtud de sus roces ocasionales con los geógrafos (quienes son muy conscientes de los problemas de escala), están entre los mejor preparados para quitar a la profesión de historiadores su confianza en el formato Estado-Nación. La historia puede escribirse a cualquier escala, desde la más pequeña hasta la global (¡e incluso más allá!)" 11 . Sin embargo, las vivencias humanas se encuentran ligadas a los respectivos países, con lo cual el abandono de la escala nacional es, también, un forzamiento de las cosas, aunque en un sentido diferente. Por eso, el uso de la escala latinoamericana en este libro apunta a crear un marco general en el cual se facilite la investigación de las respectivas historias locales y nacionales de América Latina. HISTORIA ECOLÓGICA Y ACTUALIDAD POLÍTICA. Inicialmente, la historia ecológica era un tema que interesaba sólo a unos pocos eruditos y su ámbito era el del debate académico. Sin embargo, la aparición de la noción de deuda ecológica modificó la visión y los alcances de la historia ecológica. Para esta corriente de pensamiento, “la deuda ecológica es la deuda contraída por los países industrializados con el resto a causa del expolio histórico y presente de los recursos naturales, los impactos ambientales exportados y la libre utilización del espacio ambiental global para depositar residuos” 12 . Por supuesto que no se trata de una deuda reconocida, sino de una serie de conductas del Norte que resultaron perjudiciales para el Sur y sobre las cuales muchos teóricos del Sur sostienen que generan una obligación por parte de quienes cometieron esos daños. Este punto de vista ha sustentado un amplio desarrollo doctrinario que contrasta la deuda financiera del Tercer Mundo con el daño ambiental y el saqueo de los recursos naturales realizado por las grandes potencias. El argumento es que es necesario cuantificar el valor económico del daño ambiental que el Norte le ha hecho al Sur y utilizarlo para compensar la deuda externa del Sur. El tema fue tratado por investigadores y académicos como John Dilla, Joan Martínez Alier y Walter Pengue 13 , 14 , 15 y también por dirigentes políticos como Fidel Castro y Néstor Kirchner 16 , 17 , quienes coincidieron en que el Norte había provocado serios daños ambientales en el Sur y debía pagar por ello. La única manera de conocer ese daño es reconstruyendo la historia de esos daños ambientales, la cual no puede separarse del resto de las relaciones naturaleza-sociedad. Por este camino, la historia ecológica ingresó a la política. El V Foro Social Mundial (FSM), reunido en Porto Alegre, Brasil, los días 26 al 31 de enero de 2005, incluyó en sus conclusiones “la contundente consideración de una deuda ecológica adquirida por los países del Norte hacia los del Sur” 18 . En las mismas expresaba: “Fomentar la conciencia de los pueblos del Sur, de que ellos son los pueblos acreedores de las deudas históricas, sociales y ecológicas, a fin de fortalecer la
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resistencia y defender los derechos humanos sociales, culturales, colectivos y ambientales, a través de: a) Recuperar la historia ecológica de nuestros pueblos. b) Identificar y hacer visible las deudas históricas, sociales y ecológicas. c) Impulsar campañas sobre la ilegitimidad de la deuda externa y promover auditorias integrales. d) Alertar sobre la propuesta de que el intercambio de la deuda por proyectos sociales o ambientales, por si solo, no es el camino. e) Promover espacios de reflexión y debate sobre las deudas históricas, sociales y ecológicas a nivel local, nacional e internacional. f) Crear articulaciones Sur-Sur y Sur-Norte para exigir la anulación de la deuda externa y el reconocimiento de las deudas del Norte en relación al Sur”. De este modo, un tema que parecía estrictamente académico pasa a ocupar un lugar de primer orden en la discusión política y social internacional. DE QUÉ HABLA ESTE LIBRO. El primer tomo de esta obra 19 (subtitulado “De los mayas al Quijote”) analiza las condiciones ambientales de la Península Ibérica durante la Edad Media y los cambios que implicó el Renacimiento, y trabaja las diferentes miradas sobre el ambiente que tenían sus habitantes cristianos, moros y judíos. Este modo de ver la naturaleza contrasta con el de una gran cantidad de pueblos, que hoy llamamos americanos. Se trata de una enorme diversidad de culturas, que incluye tanto a quienes realizaron el prodigio de la construcción de la papa y el maíz, como a los habitantes de los fríos del Norte y del Sur y también a quienes aprendieron a aprovechar la sucesión ecológica en las selvas tropicales. Allé se analiza el impacto ambiental de la conquista y las características ambientales de las ciudades españolas y portuguesas edificadas de este lado de la Mar Océana. Las duras condiciones del trabajo minero, de la economía esclavista de plantación y de la vida en las grandes llanuras. Y la obra cierra con el rebote de todo este proceso sobre la vieja Europa. Es decir, con el impacto ambiental que la conquista y colonización tuvieron sobre Europa. Este segundo y último tomo (“De la Independencia a la Globalización”), se refiere sustancialmente a los procesos y condiciones ambientales de los países latinoamericanos durante los siglos XIX y XX, y a las expectativas de futuro que surgen de esa evolución. Analiza las condiciones ambientales durante el difícil período de guerras de la Independencia y de conflictos internos para la formación de los respectivos Estados Nacionales. Guerras que asumieron características diferentes en aquellos territorios cuya relación con el medio natural era la de una economía esclavista de plantación, que en los que tenían otro tipo de relación con su entorno. El libro detalla después la relación con los recursos naturales y el ambiente durante el período de europeización (desde mediados del siglo XIX hasta los
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primeros años del XX), en el cual la mayoría de las clases dirigentes del continente eligieron imitar a sus equivalentes del Hemisferio Norte. La ilusión de que bastaba con copiar las formas externas de los países ricos, sin desarrollar una industria propia, domina este período. Se caracteriza por la inserción de las economías latinoamericanas en la división internacional del trabajo como productores de materias primas. Las migraciones internacionales y la extensión de las líneas ferroviarias son algunas de las piezas claves de este proceso. La etapa siguiente, de sustitución de importaciones, es la más heterogénea, e incluye nuevas formas de relación entre la sociedad y el Estado y de estos con los recursos naturales. Incluye situaciones tales como la nacionalización del petróleo en México bajo Lázaro Cárdenas o el proceso de industrialización en Argentina durante el peronismo. Las migraciones internas, el rápido crecimiento de las ciudades y la contaminación industrial caracterizan a esta etapa. Es frecuente la presencia de dictaduras militares con un extremo nivel de violencia. La última etapa, de globalización, se desarrolla a partir de los procesos de privatizaciones y desindustrialización iniciados a fines del siglo XX con un marcado deterioro de las condiciones de vida de grandes sectores de la población. A diferencia de la etapa anterior, las condiciones de capitalismo salvaje se consolidan en contextos de democracia formal. En varios países se adoptan estrategias de atracción de inversiones contaminantes, con el pretexto de ampliar las fuentes de trabajo. PERIODIZACIÓN Y FASES DE DESARROLLO. La periodización es uno de los aspectos más complejos a definir cuando se trabaja con un objeto de estudio histórico heterogéneo. Estamos analizando a diversos países, en los cuales han ocurrido fenómenos históricos comparables, pero que no han ocurrido en forma simultánea. El sólo hecho de la emancipación marca diferencias profundas. La gestión de los recursos naturales y del ambiente es diferente si estamos en una colonia subordinada a los dictados de su Metrópoli que si se trata de una nación soberana. Sin embargo, entre la independencia de Haití (1804) y la de Cuba (1898) tenemos casi un siglo. Y aún hoy existen en América territorios coloniales, como Puerto Rico o las Islas Malvinas. Esto hace que la cronología sea necesariamente imprecisa. ¿Cómo periodizar sobre fenómenos comparables, pero que han ocurrido en momentos diferentes? Está claro que cualquier respuesta a esta pregunta será casi arbitraria. Por otra parte, como veremos en su momento, periodizar significa una toma de posición ideológica sobre lo que consideramos más importante frente a lo que pensamos como menos importante. Por ejemplo, ¿comenzamos la etapa independiente con los conflictos que tuvieron con la Metrópoli los terratenientes esclavistas de Caracas y los comerciantes contrabandistas de Buenos Aires? ¿O lo hacemos a partir de la emancipación de los esclavos? Y en este último caso, ¿lo hacemos a partir del momento en que los criollos de la dieron o cuando los esclavos la tomaron por su propia mano? UTILIZAMOS LA NOCIÓN DE FASES DE DESARROLLO
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Sin embargo, a pesar de la imprecisión, vamos a periodizar porque nos interesa transmitir la noción de fases de desarrollo, como herramienta para la comprensión de los fenómenos sociales desde la perspectiva de la larga duración, incluyendo especialmente los que ocurren en el momento histórico que estamos viviendo. Para reflexionar sobre esto, tenemos que superar la noción intuitiva del tiempo histórico como un continuo. Nos resulta más útil dividirlo en etapas que llamamos fases de desarrollo. Esos períodos no son sólo un agrupamiento de años en los que ocurren sucesos semejantes, sino que hay entre ellos un vínculo más profundo, cuyo entramado tiene fuerza explicativa para una serie de fenómenos vinculados con la relación sociedad-naturaleza. Las actitudes de los hombres ante la naturaleza están mediatizadas por la visión de la sociedad a la que pertenecen. A lo largo de la historia latinoamericana podemos detectar diferentes concepciones sobre la naturaleza, que se corresponden con cada momento histórico particular. Esto es lo que hace que la actitud ante cada uno de los temas ambientales sea diferente en cada etapa histórica. En cada período se desarrolla un modelo de sociedad, en el que interactúan con una misma lógica interna todas las variables sociales: hay una cierta estructura de poder, una peculiar forma de las relaciones internacionales, una estructura productiva acorde con lo anterior, que genera o adopta tecnologías coherentes con ese modelo. Es decir, que una fase de desarrollo es internamente coherente en todos sus aspectos: la política, la economía, el orden social, la estructura del Estado, los aspectos culturales (desde la pintura y la música hasta las modalidades de las relaciones entre los sexos). Y, también, tiene una peculiar manera de hacer ciudades y una modalidad específica de relación con la naturaleza. Esta relación tiene que ver con las tecnologías prevalecientes, pero también con las ideas, prejuicios y condiciones sociales que condicionan tanto la invención como la aplicación de esas tecnologías. Si fuerámos a hacer una analogía con la vida de las personas, diríamos que cada etapa de la vida significa una totalidad coherente, y que los cambios que ocurren al pasar de la infancia a la adolescencia son cualitativos (aunque alguien pudiera querer explicarlos por un cambio en las cantidades de hormonas que segrega el organismo). Lo mismo parece ocurrir con las fases de desarrollo por las que atraviesan las sociedades humanas. Tengo que aclarar que esta concepción no tiene nada que ver con la de Rostow, que estuvo de moda hace varias décadas 20 . Para ese autor, todas las sociedades atraviesan por etapas semejantes, lo que lo lleva a suponer que los países pobres están en la infancia y los ricos en la adultez. Por el contrario, en este libro, pongo el acento en la especificidad de las fases de desarrollo de cada país o región. Esto supone, además, que elementos semejantes actúan de forma muy distinta al pasar de una fase de desarrollo a otra. Por ejemplo, el rol jugado por las empresas de servicios públicos durante el período en que se nacionalizaron los ferrocarriles es completamente distinto que en la etapa de privatizaciones. Podríamos decir, gráficamente, que es como si al terminar una fase de desarrollo, la sociedad barajara de nuevo los diversos componentes de la vida social y diera
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otra vez las mismas cartas, que ahora jugarán un rol diferente. Esta herramienta conceptual es una adaptación a los tiempos y condiciones históricas de este estudio, de la noción de civilización, tal como la usa Arnold Toynbee 21 . Tanto civilizaciones como fases de desarrollo reflejan, en sus respectivas escalas de tiempo, unidades conceptuales inteligibles en sí mismas. Con esta concepción queda claro por qué no estoy utilizando una periodización específica para el tema que estamos tratando aquí, sino una periodización para los fenómenos referidos al conjunto de la sociedad latinoamericana. He tomado el criterio de la evolución de las relaciones entre naturaleza y sociedad en la Argentina durante sus diversas fases de desarrollo de la investigación publicada en el libro compartido: "Memoria Verde: Historia Ecológica de la Argentina" 22 y también en mi “Historia de las Crisis Argentinas” 23 . En dichas obras se exploran las consecuencias de estos conceptos teóricos para cada una de las fases de desarrollo de la historia argentina. Durante las mismas, se adoptaron estilos de desarrollo y modelos de país que difieren cualitativamente unos de otros y que implican sucesivos reemplazos de tecnologías, de modalidad de uso de los recursos naturales, y de organización social, con definidas consecuencias ambientales. Si aceptamos este punto de vista, estamos diciendo simultáneamente que no tiene sentido adoptar una periodización para la historia económica, otra para la historia de la cultura, otra para la historia ambiental y así sucesivamente. Pensamos en una única periodización para el conjunto de hechos que ocurren en una sociedad humana, ya que entendemos que hay interrelaciones que sólo se dan en ese período histórico. Quizás una buena definición de fase de desarrollo sea el período en el cual se da una cierta modalidad de interacciones entre fenómenos sociales diversos y entre éstos con el medio natural. La noción de fases de desarrollo nos lleva a integrar el tratamiento de fenómenos que habitualmente se estudian por separado. LOS CAMBIOS EN LAS SOCIEDADES HUMANAS OCURREN A TRAVÉS DE CONFLICTOS El conflicto es una característica de todas las sociedades humanas. Durante nuestras vidas vamos a estar siempre inmersos en conflictos sociales. Por eso es importante analizarlos y ver de qué modo esos conflictos inciden sobre los diferentes proyectos sociales que se plantean. Casi por definición de conflicto social, el resultado no está predeterminado (la gente no suele iniciar conflictos si tiene la certeza de perderlos): unas veces ganarán unos y otras veces los otros. Me parece oportuno insistir en el carácter dinámico de estos procesos, para evitar los extremos de “una vez que se firmó ya está”, o, por el contrario: “ellos nunca van a dejar que esto suceda”. Tampoco iban a dejar nunca que las mujeres votaran. Es el motivo por el cual en este libro hay un especial énfasis en los conflictos vinculados con la apropiación social de la naturaleza.
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Los fenómenos sociales no se pueden comprender si no tenemos en cuenta las interrelaciones de las sociedades humanas con el medio natural del que se sustentan y en el que se apoyan. Nuestra perspectiva epistemológica, es que los fenómenos sociales no son autónomos con respecto a los contextos y procesos naturales. Por ende, muchos procesos históricos simplemente no se entienden si no tenemos en cuenta el contexto natural. Doy un par de ejemplos: •
La supervivencia de la esclavitud en Brasil hasta fines del siglo XIX podría tener mucho que ver con el hecho de que las tecnologías de la época para las producciones tropicales (realizadas en las grandes fazendas) requerían mano de obra no calificada, que, por tanto, no necesitaba ser cuidada, ni tratada como una inversión. Por el contrario, las producciones de clima templado requerían mano de obra más calificada, que tuviera incentivos económicos para el trabajo, lo que hizo ineficiente la esclavitud en el Río de la Plata. Cuando se intentó hacer con esclavos la misma producción que en otros sitios se hacía con hombres libres, la iniciativa resultó un fracaso económico. Por ejemplo, los testimonios de viajeros indican que en la segunda mitad del siglo XIX los trabajadores libres de un saladero del Río de la Plata tenían una productividad equivalente al doble de la productividad de los esclavos en un saladero del Brasil.
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El modelo de país de la Generación del ´80 en Argentina no requirió solamente de los procesos sociales que llevaron a la formación del Estado Nacional. También fue necesaria la evolución de los ecosistemas pampeanos y su incremento de productividad. Una acción absolutamente deliberada modificó los ecosistemas pampeanos durante buena parte del siglo XIX para ponerlos en condiciones de producir bienes exportables en gran escala, tal como veremos en los apartados correspondientes de esta obra. La confluencia de las dos evoluciones (y un conjunto de otros factores, por supuesto) produjo el modelo de "granero del mundo".
La ideología que sustenta esta obra tiene una propuesta concreta para enfrentar los problemas actuales de las relaciones entre la sociedad y el Estado, que es la ampliación de la democracia participativa. Hablar de este tema nos lleva a discutir la crisis de representatividad del Estado en la actual etapa histórica. El tema de la corrupción y la desconfianza que la gente les tiene a los políticos son algunos de los emergentes de esa situación. Al no confiar la gente en nadie, la única manera de evitar que el sistema se vuelva ingobernable es abrir la puerta de un Estado que siempre estuvo cerrado a nuevas formas de iniciativa y control popular. En última instancia, el sistema es más estable (aumenta la gobernabilidad) si se institucionalizan estos mecanismos de participación ciudadana. Asimismo, aumentan las probabilidades de una mayor equidad en las relaciones sociales. Esto nos remite, nuevamente, al tema del conflicto social, que debería estar presente a lo largo de toda investigación de historia ambiental. Una herramienta participativa puede transformarse rápidamente en un simulacro de participación,
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y la vida social se va a desarrollar en una tensión permanente entre los intentos de unos por que vayan en serio y los de otros para que sea un engaño. O, dicho de otra forma, entre los intentos de abrir el Estado al reclamo ciudadano y los de cerrarlo. SOBRE LA TERMINOLOGÍA INVOLUCRADAS
UTILIZADA
Y
LAS
CIENCIAS
Periódicamente aparecen mensajes de la comunidad científica (o de parte de ella) a la comunidad, en el sentido de corregir el uso impropio de algunos términos. Así, veinte años atrás hubo una intensa campaña de los científicos para evitar el uso popular de la palabra “ecología” en relación con los fenómenos que conocemos como ambientales. Actualmente se usan esfuerzos semejantes para evitar el uso popular de la expresión “medio ambiente” y reemplazarlo simplemente por “ambiente”. Si de señales contradictorias se trata, podemos recordar que el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) no ha modificado su nombre. También se desautoriza a menudo el uso popular de la expresión “cuidar la ecología” (por activar la protecci ón ambiental), afirmando que “la ecología es una ciencia y no necesita que nadie la cuide”. Sin embargo, las mismas personas que rechazan el cuidado de la ecología, dicen cuidar su economía cada vez que ahorran dinero. Olvidan que la economía es también una ciencia y le rige todo lo que digamos para la ecología en tanto ciencia. Admitimos, entonces, que las palabras pueden usarse con más de un significado. Detrás de estos juegos de palabras (en apariencia superficiales), hay algo más profundo, que es la competencia entre académicos y pueblo por la construcción del idioma, competencia iniciada en 1492 con la publicación del Diccionario de Nebrija y que aún continúa. A menudo el uso académico de ciertos términos indica la pertenencia del autor a determinada corriente científica. He tratado de evitarlo en la medida de lo posible. En este libro se asume la paternidad popular del lenguaje, lo que significa el uso indistinto de términos que el habla popular considera como sinónimos. La prioridad aquí es analizar cientos procesos de historia ecológica antes que explicarlos en términos de una u otra doctrina en boga. Algunos grupos académicos utilizan la expresión “historia ecológica” y otros “historia ambiental” para referirse tal vez al mismo objeto de conocimiento. En esta obra ambas expresiones son utilizadas en forma indistinta. En cuanto al vocabulario profesional utilizado, recordemos que se trata de un estudio transdisciplinario. De seguirse los usos y costumbres del ámbito académico, debería estar escrito utilizando el lenguaje profesional de todas las disciplinas involucradas, lo cual lo convertiría en un objeto indescifrable. Por ese motivo, he utilizado un lenguaje de divulgación. Esto no significa que se trate de un libro periodístico. Se trata de una investigación académica, que utiliza un lenguaje similar al del periodismo. Como sabemos, las formas de utilización de los recursos naturales y las condiciones del ambiente están íntimamente ligados con el modelo de sociedad que lo hace. Si
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bien el vínculo entre los seres humanos y el ambiente es la tecnología, toda tecnología es producto de una sociedad y de sus relaciones sociales, tanto como de los conocimientos existentes. Esto vincula la historia ecológica con la historia económica y la historia social, las que no pueden ser comprendidas si se las trata por separado. Es decir, que los modelos de países establecidos en cada sociedad en cada etapa histórica son determinantes para profundizar el análisis ambiental. Por eso el lector reconocerá en lo que sigue algunas cuestiones de historia económica y social, indispensables para comprender los fenómenos que conocemos como de historia ambiental. 1
Caballero Calderón, Eduardo: “Suramérica, tierra del hombre”, Madrid, Ed. Guadarrama, 1956.
2
Antón, Danilo J.: “Diversidad, globalización y los caminos de la naturaleza”, CIID Canadá - Piri Guazú Ediciones, Science – 2000. 3
Worster, Donald: “La Historia en la Edad de la Ecología”, en Ilé, Anuario de Ecología, Cultura y Sociedad, La Habana, 2002. 4
Actualmente, la Real Academia Española define la palabra como “originario del suelo en que vive”. Sin embargo, ab es una partícula privativa, es decir que niega lo que tiene al lado. Por eso aborto (ab-orto) significa negación del nacimiento. 5
Worster, Donald: “La Historia en la Edad de la Ecología”, op. cit.
6
Valdés Hansen, Felipe “La Historia Ecológica: breve reflexión sobre sus objetivos y periodificación”, en http://www.h-debate.com/papers/sesionte/9/Felipe%20Valdes.htm, cit. 7/5/2006 7
Para Teotihuacán, ver el primer tomo de esta obra.
8
Para Babilonia y otras ciudades de la Mesopotamia asiática, ver Brailovsky, Antonio Elio: “La ecología en la Biblia”, Buenos Aires, Planeta, 1992 y Editorial Milá (AMIAFundación Vida Silvestre Argentina), 2005.
9
Paiva, Verónica: “Medio ambiente urbano: Una mirada desde la historia de las ideas científicas y las profesiones de la ciudad. Buenos Aires 1850-1915”, en Revista de Urbanismo, Universidad de Chile, agosto de 2000. 10
Foladori, Guillermo: “Controversias sobre sustentabiblidad: la coevolución sociedad naturaleza”, México, Miguel Ángel Porrúa Editores, 2001. 11
McNeill, John R.: “Naturaleza y cultura en la historia ambiental” en Revista Nómadas, Bogotá, Instituto de estudios de la Universidad Central, 2005.
12
“Introducción a la deuda ecológica”, en: http://www.debtwatch.org/es/inicio/enprofunditat/plantilla_1.php?identif=59, cit. 8/5/2006. 13
Dillan, John: “Deuda ecológica. El Sur dice al Norte: “es hora de pagar”. Publicado en Ecología Política, No 20. Icaria Editorial, 2000.
14
Martínez Alier, Joan: “Deuda ecológica y deuda externa”, en Ecología Política, No 14, septiembre 1997.
15
Pengue, Walter Alberto: “Lo que el Norte le debe al Sur: Comercio desigual y deuda ecológica”, en Le Monde Diplomatique, Buenos Aires, abril 2002. 16
Castro Ruz, Fidel: “Discurso en la Conferencia de Naciones Unidas Sobre Medio Ambiente y Desarrollo”, Río de Janeiro, Brasil, 12/6/1992.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 14 Independencia a la Globalización
17
Kirchner, Néstor: “Discurso en la Convención sobre el Cambio Climático, COP 10”, Buenos Aires, 15/12/2004. 18
V Foro Social Mundial, Conclusiones.
19
Brailovsky, Antonio Elio : “Historia ecológica de Iberoamérica: De los mayas al Quijote:”, Buenos Aires, Ed. Kaicrón-Le Monde Diplomatique, 2006. 20
Rostow, Walt Whitman: “Las etapas del crecimiento económico”, México, Fondo de Cultura Económica, 1960. 21
Toynbee, Arnold: "Estudio de la Historia", Madrid, Planeta - De Agostini, 1985.
22
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: "Memoria Verde: Historia Ecológica de la Argentina", Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1991. 23
Brailovsky, Antonio Elio "Historia de las crisis argentinas: un sacrificio inútil", Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1982. Editorial Círculo de Lectores, 1982. Varias ediciones. Reformulación completa para la edición de 1996 en Editorial de Belgrano.
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2. EL AMBIENTE EN LOS PRIMEROS AÑOS DE VIDA INDEPENDIENTE SHYLOCK.- ¿Qué sentencia he de temer, no habiendo hecho mal alguno? Tenéis entre vosotros numerosos esclavos que habéis comprado y que empleáis, como vuestros asnos, vuestros perros y vuestros mulos, en tareas abyectas y serviles, porque los habéis comprado. ¿Iré a deciros: ponedlos en libertad, casadlos con vuestras herederas? ¿Por qué los abrumáis bajo sus fardos, por qué sus lechos no son tan blandos como los vuestros, sus paladares regalados con los mismos manjares? Me responderéis: «Los esclavos son nuestros». Yo os respondo a mi vez: «Esta libra de carne que le reclamo la he comprado cara, es mía, y la tendré”. (William Shakespeare: “El Mercader de Venecia”, Acto IV) “El derecho de la guerra hace esclavos a los prisioneros entre los negros, incluyéndose en ellos las mujeres y los infantes, deben las dos acusadas quejarse solo de las instituciones de su país, las cuales supuestas, es que se ha hecho el comercio de sus personas. La ilustración política que tenemos, no nos obliga de mejorar instituciones ajenas, ni a renunciar al derecho de propiedad, que adquirimos con nuestro dinero y riesgos, en una especie, que por convención entre naciones diversas se vendía al primer comprador que aparecía. Si esas leyes deben llamarse bárbaras, no somos caballeros andantes para viajar a desfacerlas: y jamás seremos cómplices de esa barbarie, por la adquisición que hacemos de esos mismos esclavos, como no lo somos al comprar el azúcar y pastas de metales, de las infinitas muertes y trabajo que sufren entre los que elaboran aquella y éstas”. (Juan Jorge Wich, escrito presentado en un juicio en Montevideo en 1821) 24 . ¿CUÁNDO COMIENZA ESTA ETAPA? En una disciplina tan cargada de ideologías como la historia, hasta la elección de unas u otras fechas para destacar el comienzo o el final de una etapa también tiene su carga ideológica. Por ejemplo, es frecuente definir al año 1810 como el comienzo de la Emancipación americana. Tenemos, por supuesto, buenos argumentos y una larga tradición historiográfica en ese sentido. Sin embargo, esa mirada pone el acento en la conducta de los grupos dominantes locales, que se habían enriquecido durante la colonia y que comenzaron a tener contradicciones con el poder español hasta que impulsaron los movimientos independentistas, aprovechando la invasión napoleónica a España. Los protagonistas de 1810 son los comerciantes y contrabandistas del Río de la Plata o la oligarquía esclavista (los mantuanos) de Caracas, para dar sólo un par de ejemplos. Para esas clases sociales, la Independencia es una simple cuestión de intereses económicos.
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Recordemos que la mayor parte de los próceres y protagonistas de la Independencia son blancos, en una sociedad rígidamente estratificada por el color de la piel y en la cual los blancos no eran mayoría. En la mayor parte de los casos, los ideales humanitarios expresados se referían a sólo a una parte de la población, a la que ellos pertenecían. Hacia el año 1800, según los censos de Lima y México, la población hispanoamericana estaba compuesta por aproximadamente 3.000.000 de blancos, 4.000.000 de mestizos, 1.200.000 negros y 7.000.000 indios. En Cuba, en 1825, un 49 por ciento de la población era esclava 25 . “Encabezado por los sectores criollos blancos y por una minoría mestiza, el proceso independentista fue diferente en las distintas regiones del imperio español y no implicó al conjunto social hispanoamericano, sino a un sector que necesitaba romper los lazos políticos con España, pero que ya estaba vinculado con el poder económico en las colonias. Éste estaba constituido por los criollos dedicados al comercio, propietarios de haciendas y profesionales que sólo tenían acceso a puestos secundarios en la administración colonial” 26 . En ese proceso, aquellos dirigentes independentistas que reclamaron un trato igualitario para indios y para negros fueron rápidamente desplazados por los sectores más conservadores. El tema de la esclavitud es un hilo conductor en la historia americana, no sólo la del período colonial sino también la de buena parte del siglo XIX y XX. En algunos casos, se extiende en los hechos hasta la actualidad, a pesar de las prohibiciones formales 27 . Sin embargo, en muchos países latinoamericanos hay un ocultamiento de sus implicancias sociales. Las descripciones de una esclavitud benévola, mostrada como una especie de paternalismo, son abundantísimas. Entre los muchos ejemplos, tenemos el del joven Darwin, quien después de visitar un establecimiento de campo cerca de Río de Janeiro, escribió: “En fazendas como ésta no dudo que los esclavos pasan la vida contentos y felices. Los sábados y domingos trabajan para ellos, y en este fértil clima la labor de dos días es suficiente para dar de comer a un hombre y su familia toda la semana” 28 . En Brasil, mucho de esa imagen se origina en un esfuerzo publicitario hacia el exterior para evitar el bloqueo al tráfico negrero efectuado por los barcos ingleses. En Uruguay, la opinión predominante queda bien expresada en la cita que está como acápite del presente capítulo y que muestra una sugestiva coincidencia con el pensamiento de Shylock. Mientras las leyes admitan la esclavitud, no somos caballeros andantes para querer cambiarlas. En Argentina, Bartolomé Mitre escribió que los esclavos "entraban a formar parte de la familia con la que se identificaban, siendo tratados con suavidad y soportando un trabajo fácil, no más penoso que el de sus amos, en medio de una abundancia relativa que hacía grata la vida", y Vicente Quesada llegó a cerrar el siglo XIX diciendo que "estas relaciones eran casi afectuosas" 29 . En Argentina, hasta muy avanzada la segunda mitad del siglo XX, las representaciones en los actos escolares incluían una niña con la cara tiznada que vendía empanadas al público, como para dar la idea de la tranquila vida de los esclavos domésticos. Para creer en expresiones como ésta, sería necesario que los propios esclavos dijeran lo mismo, lo que, previsiblemente, no hemos encontrado.
16 Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 16 a la Globalización
Sin embargo, en un modelo productivo en el que las personas trabajan sin incentivos económicos, sólo la violencia puede reemplazar a esos incentivos para alcanzar niveles de productividad aceptables. Esta violencia consistió en castigos públicos, organizados como espectáculos, que tenían por objeto mantener los niveles de sumisión de la población esclava, mediante una estrategia del terror. Un indicador que cuestiona la idea de esclavitud benévola surge del estudio de las condiciones demográficas de los esclavos en Brasil, entre los que predominaban altas tasas de mortalidad y bajos índices de reproducción natural. Una comparación con la evolución de la población esclava de los Estados Unidos muestra un crecimiento demográfico mucho menor en Brasil, lo que sugiere peores condiciones de vida 30 . Entre los negros del Río de la Plata “la mortandad de los nacidos era tan impresionante que en 1828 llegó al 44,24 por mil; en cambio entre los blancos era del 24 por mil, es decir casi la mitad” 31 . Los motivos son muchos y muestran condiciones ambientales diferenciadas: deficiencias nutricionales de la madre, inadecuada preparación cultural, falta de atención médica, patéticas condiciones de vivienda, falta de ropa, alimentación mala, alta posibilidad de contagio de enfermedades, ambientes insalubres, dificultades de las madres para dejar los hijos en la casa en horarios de trabajo -las lavanderas los llevaban al río de recién nacidos-, y muchas otras posibles explicaciones. Incluso la mortandad era alta entre los adultos, llegando al extremo de ser mayor entre libertos, ya que al comprar la libertad también compraban peores condiciones de vida. Y es que son demasiados los prohombres de nuestra historia que aceptaron, admitieron o fueron cómplices de formas inhumanas de explotación. En definitiva, la Independencia fue hecha por un sector económicamente poderoso, que necesitaba romper la dependencia con España, más por motivos comerciales que ideológicos o humanitarios. La ruptura de los lazos coloniales con respecto a España y Portugal apareció predominantemente como un movimiento de colonos, ya que la situación del indio y del negro tendió aún a deteriorarse después de obtenida la Independencia y durante todo el siglo XIX. “Un primer cambio en la situación se debe a que muchas veces en los frentes militares hubo que recurrir a los sectores más populares, en cuyas filas se contaban numerosos mestizos y elementos de las razas dominadas” 32 . En muchos sitios del continente, el patriotismo de los criollos no los llevó a arriesgar sus vidas, sino que les alcanzó para enviar a sus esclavos a la guerra, para que pelearan por ellos. Juan Martín de Pueyrredón, Director Supremo del Río de la Plata, elogia la liberalidad de todos los que donaron sus esclavos para la guerra, y San Martín expresa en una carta: "Admira que un país de mediana población, sin erario público, sin comercio ni grandes capitales, falto de madera y primeras materias, haya podido elevar de su mismo seno un ejército de tres mil hombres, despojándose hasta de sus esclavos, únicos brazos para su agricultura” 33 . Aún esa conducta fue criticada como perniciosa, por quienes pensaban que no debía haberse alterado el orden social de la época colonial. Por eso es representativa la actitud de un pensador social como José Vasconcelos, quien hubiera preferido una emancipación de blancos sin indios ni negros. “En los Estados Unidos –dice- nunca se dio al movimiento independiente el sentido de una
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guerra de castas. Ni a Washington, ni a Jefferson, ni a ninguno de los padres de la patria yanqui les pasó por la cabeza la idea absurda de que un piel roja debía ser Presidente o de que los negros debían ocupar los puestos ocupados por los ingleses. La idea de que la independencia tendiera a restablecer los poderes del indígena, no fue idea de indígenas. La Emancipación, se ha dicho hasta el cansancio, no la idearon ni consumaron los indios. La idea de soliviantar a los indios aparece en los caudillos de la Emancipación que, no encontrando ambiente para sus planes entre las clases cultas, recurrieron al arbitrio peligroso de incitar una guerra de castas, ya que no les era posible llevar adelante una guerra de Emancipación. Y a este cargo no escapa ni Bolívar, que en Colombia lanzó los negros contra los blancos, a fin de reclutar ejércitos. A los del Norte semejantes procedimientos les hubieran parecido desquiciadores, y lo son” 34 . Por eso quiero proponer una visión alternativa, que es tomar como punto de partida la liberación de los esclavos de Haití, en 1793. Se trata de un caso único en la historia de la humanidad. Una sublevación de esclavos exitosa, que logra su propia libertad y que finalmente logra tomar el control del Estado que los oprimía. Los cambios son tan profundos que las diferencias entre uno y otro enfoque son cualitativas. Recordemos el enorme peso que tuvo en la economía colonial la relación esclavista. Hubo grandes diferencias entre las distintas zonas, pero una fuerte presencia de estos intereses en el poder económico y político. “La aristocracia terrateniente de Venezuela era más tradicionalista y tenía más ambiciones de poder político que los esclavistas de Cuba; en Costa Rica no había esclavitud de negros y prácticamente no la había de indios, pero esta última estaba muy generalizada en Guatemala y El Salvador” 35 . Agreguemos en algunas zonas ganaderas había una mayoría de población mestiza y casi la totalidad de los esclavos trabajaban en hatos y en la producción de víveres para el consumo local, lo que permitía un gran margen de libertad en sus movimientos. En el Río de la Plata, las faenas rurales estaban a cargo de mestizos (los gauderios o gauchos), pero la esclavitud urbana era importante. En la minería de la zona andina, especialmente en el cerro del Potosí, las víctimas de la esclavitud eran los indios 36 . Otros estaban sometidos al régimen despiadado de las grandes haciendas, como en Santo Domingo o en Brasil. En todos los casos, las condiciones de salubridad del habitat y el trabajo provocaron altos niveles de morbilidad y mortalidad. Desde el ambiente de los barcos negreros (a los que los portugueses llamaron tumbeiros, por la enorme mortandad que se producía durante el transporte de los esclavos desde África hasta América), hasta condiciones de vida tan extremas que llevaron a que los hacendados establecieran castigos para las esclavas que abortaban voluntariamente, la situación ambiental de los esclavos tenía profundas diferencias de la del resto de la sociedad. La rebelión de los esclavos en la colonia francesa de Sainte Domingue se inició a partir de la negativa de los revolucionarios franceses de extender los Derechos del Hombre y del Ciudadano a los esclavos que sostenían la economía colonial. Los ideales de liberté, egalité, fraternité no eran universales sino restringidos a los ciudadanos blancos. Esto incluyó la lucha de los propietarios mulatos para ser tratados electoralmente igual que los blancos, mientras reclamaban que se
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protegieran sus derechos de propiedad sobre otros seres humanos. Tampoco los demócratas norteamericanos aceptaron que los negros tuvieran los mismos derechos que ellos, a punto tal que contribuyeron a la represión de los esclavos sublevados. En Sainte Domingue, dice Juan Bosch “la rebelión era total; ardían los cañaverales y los cafetales, las lujosas casas de vivienda, los edificios de las fábricas de azúcar y de ron, las cuarterías de los esclavos. Los amos, sus mujeres y sus hijos eran muertos a golpes de machete y quemados en las hogueras de sus propias casas. (…) Los Estados Unidos se apresuraron a enviar armas y municiones y en el mes de diciembre George Washington escribía estas palabras: "¡Qué lamentable es ver tal espíritu de revuelta entre los negros!". Y efectivamente era lamentable, porque esos negros de Haití dejaban lo mejor de su vida en los ingenios para que los Estados Unidos fueran suplidos de azúcar y ron a cambio de la harina y el pescado seco de Norteamérica con que los amos blancos les daban de comer” 37 . Y aún en fecha tan tardía como 1856, los intereses esclavistas del Sur de los Estados Unidos financiaron una invasión mercenaria a Nicaragua que anunció el restablecimiento de la esclavitud en ese país. La operación incluía el intento de incorporar Nicaragua a los EE.UU., con la idea de agregar los votos de los senadores esclavistas al Senado norteamericano. La esclavitud es abolida en la España metropolitana en 1837, pero es necesario esperar a 1880 para que la misma abolición se haga efectiva en Cuba. Uno de los motivos por los cuales la bandera cubana lleva una estrella y los mismos colores de la norteamericana es el intento de un grupo esclavista de incorporar Cuba a los Estados Unidos, en la misma concepción que lo ocurrido con Nicaragua. Es necesario recordar que los procesos sociales tienen consecuencias de larga duración, a menudo mucho más allá de lo que habitualmente estamos dispuesto a aceptar. En el primer tomo de esta obra habíamos hablado de las comunidades fundadas por los esclavos fugados en Brasil (quilombos) durante la época colonial. Este movimiento continuó durante todo el período de duración de la esclavitud en Brasil. Existían redes de asistencia a los esclavos escapados, que les permitían llegar hasta algún quilombo donde ocultarse. Estas redes eran dirigidas por ex esclavas viejas, que habían sido liberadas por sus dueños cuando ya no era rentable mantenerlas 38 . Los quilombos se establecieron en sitios inaccesibles y sus habitantes practicaron agricultura de subsistencia. Aún hoy, se llega a muchas de esas comunidades por caminos imperceptibles, que sólo unos pocos conocen. A más de un siglo de abolida la esclavitud, subsisten en Brasil unas 1.600 comunidades quilombolas reconocidas, que reciben alguna clase de asistencia social de las autoridades 39 . Sólo en el Estado de Bahía existen actualmente 396 comunidades quilombolas. Su propia ubicación geográfica dificulta la integración de sus miembros a la economía y la cultura nacional. Hay barreras físicas y culturales que los distancian de la educación, la salud y el empleo. Siguen marginados, sufriendo aún las consecuencias de hechos sociales que creíamos terminados en el siglo XIX. Todo esto apunta a recordar que todo análisis de las formas de utilización de los recursos naturales y las condiciones del ambiente en América Latina durante gran
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parte del siglo XIX tiene que tener en cuenta las condiciones de esclavitud. En cuanto a los motivos británicos para combatir el tráfico negrero, además de los humanitarios, tenemos que tener en cuenta que de ese modo estaban eliminando a la única competencia existente para las máquinas de vapor que ellos fabricaban, utilizaban y vendían. LA PEOR FORMA DE CONTAMINACIÓN ES LA GUERRA Los aspectos más críticos de las guerras de la Independencia y las guerras civiles posteriores no se vinculan con los caídos en las batallas, sino con la enorme mortandad de población civil por las consecuencias ambientales de los conflictos bélicos. El impacto ambiental y sanitario de la Guerra de la Independencia es lo suficientemente profundo como para que debamos analizarlo, aún con la incompleta información disponible. Habitualmente, las pérdidas de vidas humanas causadas por las guerras son casi imposibles de estimar 40 . No es objeto de esta investigación hacer ese cálculo, pero sí señalar algunas de sus implicancias ambientales. Al respecto, es sugestiva la comparación de las víctimas totales de las guerras con las cifras de los hombres realmente caídos en las batallas. Las cifras de bajas de estos encuentros son inciertas, pero su orden de magnitud no lo es. En el combate de San Lorenzo (primera victoria de San Martín en América), el parte oficial menciona 54 muertos. La batalla de Maipú, que culmina con la Independencia de Chile, produjo 3.000 muertos en ambos bandos 41 . La de Ayacucho, que terminó con el dominio español en América, unos 2 mil muertos. Ésta es la parte de la guerra que habitualmente se ve en la mayor parte de las crónicas y la que recoge casi siempre el cine. Analicemos un poco la que queda oculta. Veamos un análisis demográfico sobre lo ocurrido con la población española durante la invasión napoleónica, que puede servirnos de aproximación metodológica, ya que no conocemos un estudio equivalente sobre las guerras americanas del mismo período. Las muertes que afectaron a los ejércitos se debieron principalmente a enfermedades infecciosas (82 por ciento de las muertes) provocadas por las malas condiciones ambientales y en mucha menor medida (14 por ciento de las muertes) a heridas producidas en el campo de batalla 42 . Eso en el caso de los ejércitos invasores, como el de Napoleón. Es diferente la situación de los invadidos, como lo fueron los españoles o los rusos. “La guerra tiene el doble perfil de guerra convencional que enfrenta a ejércitos regulares y guerra de guerrillas, actividad esta última cuyos integrantes son difíciles de contabilizar por el carácter esporádico de su intervención; y porque la guerra repercute de manera muy importante sobre la población civil, sobre la que se abaten desalojos, requisas, sitios, represalias, epidemias y hambres. Entre estos factores la guerra ocupa un puesto destacado como desencadenante o agravante de la crisis: las pérdidas de cosecha por destrucciones, requisas o huida de la población, las penalidades que ésta sufre cuando su territorio se convierte en escenario de la contienda, las epidemias que ven facilitada su difusión por los movimientos de tropas y civiles son elementos que están detrás de las fuertes alzas de mortalidad de 1809 en Galicia, Asturias o Cataluña”. También es frecuente la destrucción de cultivos y el corte de las líneas normales de suministro de alimentos.
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El resultado de la escasez son niveles tan altos de carestía que suelen provocar mortalidad por hambre. Pero además de morir, en las guerras la gente deja de nacer. Por la separación o disolución de las familias, por abortos provocados por episodios de violencia o por desnutrición, hay muchos motivos para que una guerra provoque situaciones de despoblamiento en gran escala. En la primera parte de esta obra habíamos hablado de la pérdida de población de América al comienzo de la conquista. Sugestivamente, al comienzo y al final del período colonial se producen situaciones de despoblamiento masivo. Las guerras también causan epidemias. En la guerra por la liberación de Haití, las condiciones ambientales jugaron un rol decisivo, al derrotar a los ejércitos europeos. Se trató de una guerra larga y compleja, con muchos actores enfrentados: terratenientes blancos y mulatos, esclavos sublevados y tropas inglesas, francesas y españolas, con frecuentes cambios de bando de unos y de otros. “Aunque no se vieron seriamente amenazados por los rebeldes hasta el final, los británicos sucumbieron en cambio a la geografía de St. Domingue. El comandante inglés había asegurado a Londres que podía tomarse el territorio con 877 soldados, pero los refuerzos no lograban mantenerse al día con los estragos que producían la fiebre amarilla y la malaria. En un caso típico, el teniente Thomas Howard, al mando de un regimiento formado por 700 húsares perdió 500 hombres en un mes, cuando en batalla sólo había perdido siete. Al final, las enfermedades y los rebeldes forzaron a los británicos a evacuar la isla, dejando a sus espaldas más de 14.000 muertos. Edmund Burke resumió así este desastre: “La espada hostil es caritativa: el país mismo es el enemigo más temido” 43 . Cuando Napoleón consolida su poder, se pone como objetivo recuperar la colonia y restablecer la esclavitud. La producción de azúcar de la isla la había transformado en un sitio de una riqueza excepcional y era una pieza clave del programa de colonias de Bonaparte, ya que sería la base militar para el control de la Louisiana. De modo que los barcos que llevaron la guillotina a América para usarla como símbolo de la libertad, terminaron empleándola para tratar de consolidar la opresión 44 . “Su fracaso fue igual al de los británicos. Los soldados franceses no pudieron sobrevivir en el ambiente malsano de Haití. En 1802, Leclerc, el cuñado de Napoleón, ocupó rápidamente toda la colonia con 20.000 soldados, pero la fiebre amarilla y la malaria volvieron a tomar el control: la mortalidad por fiebre amarilla excedió el 80 por ciento. Para ocultar sus bajas, los franceses sacaban a los muertos de noche y suspendieron los funerales militares. Sólo dos comandantes de regimiento sobrevivieron, y el propio Leclerc sucumbió a la fiebre amarilla antes de que terminara el año. Los franceses lucharon con refuerzos masivos hasta 1803, cuando decidieron evacuar lo que quedaba del ejército. Diez mil hombres lograron regresar a Francia y 55.000 quedaron enterrados en la colonia” 45 . Para dar una idea de la crueldad de esa guerra, diremos que el sucesor de Leclerc alimentaba perros feroces con sus propios esclavos, para mantener un clima de terror. Agreguemos que la mayor inmunidad de los africanos a las enfermedades tropicales fue uno de los argumentos más fuertes para la continuación de la trata
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de esclavos. Los negros parecían especialmente diseñados para trabajar en las colonias tropicales. La paradoja es que la enfermedad que facilitó la liberación de los esclavos parece haber sido introducida en América por el propio tráfico negrero, probablemente en 1699. Es probable que la huida de los blancos debido a la insurrección de los esclavos haya dispersado la fiebre amarilla hacia los Estados Unidos 46 . Pero las guerras generan problemas ambientales y sanitarios con independencia del sitio en que sucedan. Veamos un testimonio de las consecuencias ambientales del sitio de Montevideo: “El 1° de octubre de 1812 se inició el segundo sitio de Montevideo, que se desarrollará al mando de Rondeau contando con apoyo sanitario de la Junta de Buenos Aires. Los calores de ese verano, los malos cuidados de asistencia en Montevideo, en el Hospital Real, la falta de agua en los aljibes y el hecho de que los sitiadores coparan los pozos de la Aguada, determinaron que la poca agua que había estuviera en malas condiciones, “salobre y pestífera” dice Acuña de Figueroa. Ello determinó la aparición de numerosas epidemias, especialmente erisipela y fiebre amarilla. Al terminar el sitio el 23 de junio de 1814, luego de 21 meses de asedio, Montevideo sólo tenía 10.000 habitantes, habiendo muerto 20.000; como resultados de combates sólo 818, con 531 heridos que quedaron mutilados” 47 . En otras palabras, que el 4 por ciento de los muertos cayó en los combates y el 96 por ciento por las enfermedades ambientales asociadas a la guerra. En los casos en los que la Guerra de la Independencia tuvo las características de una guerra social, el encarnizamiento fue mucho mayor y lo mismo ocurrió con el impacto social y ambiental, ya que hubo estrategias de exterminio mutuo, antes que de toma del poder o de ocupación de determinadas posiciones estratégicas. En la actual Venezuela, "los presos de ambos bandos eran lanceados o degollados en el lugar en que se echaban en tierra agotados por el cansancio y los sufrimientos; el país era recorrido en toda su extensión por partidas que no respetaban ni vidas, ni bienes, ni hogares, ni templos; en las familias divididas por la guerra la madre lloraba al hijo que moría en el lado republicano y a la vez rezaba por la vida de otro de sus hijos que se hallaba en el campo realista. En las ciudades de la cordillera de la costa norte -la que da al Caribe- las poblaciones se habían alimentado tradicionalmente de los productos sacados de los pequeños valles, pero la guerra social echó de esos valles a los que los cultivaban, de manera que en 1814 el hambre se generalizó en Caracas a tal punto que hay descripciones de esos días en que se cuenta cómo iban las mujeres de familias linajudas buscando por las calles desperdicios con que alimentar a sus deudos. Los niños tiernos morían de consunción, los ancianos enloquecían de hambre, los hombres iban a combatir, y todos lloraban de cólera", dice Juan Bosch 48 . "Nadie podría decir cuántas fueron las víctimas de la guerra social venezolana, pero no se exageraría si se dijera que debieron llegar a 100.000. Tres días después de la segunda batalla de La Puerta, cuando todavía no se habían producido las hecatombes de Valencia, Caracas y la región oriental, el asesor de la Intendencia de Venezuela decía que "las poblaciones de millares de almas han quedado reducidas: unas, a centenas; otras, a docenas, y de otras no quedan más que los
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vestigios de que allí vivieron racionales". Un funcionario realista afirmaba que Boves 49 estaba exterminando la raza blanca en Venezuela, y en febrero de 1815, más de dos meses después de la muerte de Boves, Morales escribía, hablando de los republicanos, que "no han quedado ni reliquias de esta inicua raza en toda Costa Firme". El ganado se redujo, tanto vacas, como caballos y mulas, de 4,5 millones de cabezas en 1812, a 256.000 en 1823. El fuerte de la economía, es decir las plantaciones de cacao, entre 1810 y 1816, bajó de 120.000 fanegas al año a 20.000; y el café entre los mismos años, de 80.000 quintales a 20.000. En Costa Rica, un invasor, “dejó tras sí algo más mortal que las balas de sus filibusteros: fue el cólera, que hizo su aparición en Rivas una semana después de la batalla y mató tantos soldados y oficiales costarricenses que el presidente Mora Fernández tuvo que abandonar la ciudad y dirigirse a su país” 50 . En Dominicana, después de un intento español de volver a apoderarse del país, en 1864, “los soldados españoles sufrieron mucho en esa guerra. El país no tenía ni puertos, ni caminos, ni ferrocarriles; las intensas lluvias tropicales se alternaban con los fuertes calores de la zona; la malaria, la buba y las enfermedades intestinales causaban miles de bajas en sus filas” 51 . Durante la guerra de la Independencia de Cuba existieron situaciones de mortandad masiva por hambre. El jefe español “ordenó la concentración de los campesinos en los sitios donde hubiera guarniciones españolas, con lo cual quedó virtualmente liquidada la producción de viandas y animales de carne y comenzó a generalizarse el hambre y la muerte por inanición. Los cubanos, por su parte, estaban llevando a cabo la llamada "campaña de la tea", esto es, la destrucción, por medio del fuego, de todos los ingenios y los cañaverales” 52 . En 1897, el ejército español tuvo 30.000 bajas, sólo por enfermedades. Es sugestivo que en casi todos los casos las enfermedades ambientales sorprenden a los militares de todos los bandos, cuya preparación profesional los hace pensar sólo en enemigos humanos. La ausencia de prevenciones ambientales es una contante en todos los casos. Los riesgos, sin embargo, son conocidos desde la Antigüedad: leemos en la Biblia una serie de indicaciones de higiene militar para los ejércitos judíos, que les ayudaron en sus luchas contra enemigos más poderosos pero menos prevenidos en este aspecto 53 . En medio de ese clima destructivo, los grupos gobernantes de los distintos países latinoamericanos no apostaron a la conservación de sus respectivos recursos naturales. Por un lado, la baja densidad de población y la extensión de los territorios permitía suponer a los recursos naturales como inagotables y, al mismo tiempo, como imposibles de controlar. Por otro lado, las actitudes de posguerra estuvieron orientadas a obtener rápidas ganancias en cualquier sitio en el que hubiera la oportunidad de lograrlas. Al mismo tiempo, la guerra llevó a modificar los perfiles productivos de muchas zonas. En áreas como la pampa y el Río de la Plata, la inseguridad generalizada llevó a disminuir aún más el interés por la agricultura y reforzar la actividad ganadera, por la movilidad del ganado en caso de conflicto. En el valle de Caracas,
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esto llevó a los grandes terratenientes a desviarse del cultivo del cacao al del café, ya que el fruto de este último puede conservarse durante más tiempo. En condiciones de guerras en el mar, bloqueos y eventos semejantes, era sustancial disponer de una mercancía que pudiera esperar las condiciones políticas y económicas favorables sin arruinarse. Recíprocamente, la ausencia de guerra permitió dedicar mayores recursos al crecimiento económico en aquellos países que atravesaron la Independencia con niveles más bajos de conflictividad. Es significativo el caso del Paraguay, cuya independencia fue el resultado de las guerras efectuadas por sus vecinos, y el de Brasil, que se separó de Portugal por decisiones palaciegas que no se reflejaron en cruentas batallas. LA ACTITUD ILUSTRADA HACIA LOS RECURSOS NATURALES Entre los antecedentes de la Emancipación podemos mencionar la actitud de una serie de intelectuales de la Ilustración que, hacia el final del período colonial, plantearon una mirada diferente sobre la relación naturaleza-sociedad en América. Si bien muchos de ellos lo hicieron pensando a las posesiones americanas como parte de la Metrópoli y no separadas de ella, su concepción era antagónica de la política puramente extractiva llevada a cabo por las potencias coloniales. Estos autores cuestionan las conductas depredatorias acerca de la naturaleza y destacan la necesidad de actitudes conservacionistas y de un empleo racional de los recursos naturales subutilizados. En su mayor parte son intelectuales que lo ven desde la racionalidad económica, antes que de una aproximación sensible y romántica a la naturaleza. Por ejemplo, en el informe de la expedición botánica de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada se recomienda cultivar la tierra para bajar los costos laborales al no tener que importar alimentos: “la perfección de la agricultura, que abaratando los víveres disminuirá el valor de los jornales” 54 . Afirmación en la que escuchamos el eco lejano del economista inglés David Ricardo, quien buscaba un país que, produciendo trigo barato, permitiera bajar el precio del pan en Inglaterra y poder pagar así salarios más bajos que aumentaran la competitividad internacional de la industria británica. Sin embargo, algunos de ellos, como el barón de Humboldt, combinan la evaluación económica con la mirada romántica sobre la naturaleza, donde adquiere su máximo valor el vínculo subjetivo con el entorno. También Gaspar Melchor de Jovellanos, maestro de muchos de ellos, adopta actitudes románticas que dejarán su huella en generaciones posteriores. “Para hallar el origen de la poesía –dice Jovellanos- hemos de recurrir a los desiertos y los bosques; debemos volver a la edad de los cazadores y los pescadores, y en fin al estado más sencillo de la naturaleza humana” 55 . Y es que no se trataba sólo de proteger árboles, sino de poner en cuestión el modelo económico sobre el que se basaba la monarquía absoluta. El mercantilismo había sido la doctrina económica de los reyes, la que les resultaba adecuada para financiar sus guerras. Se basaba en identificar la riqueza con la posesión de metales preciosos. Esto llevó a que todos los esfuerzos del Estado estuvieran destinados a acumular el oro necesario para pagar armamentos y mercenarios.
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Recordemos que para la concepción dominante en la época, la principal función de los soberanos era hacer la guerra a sus vecinos para aumentar sus territorios. Mantener o mejorar las condiciones de vida de su propia población no era un objetivo de los reyes. Esa concepción estaba demasiado asociada a la inacción oficial durante los años de hambre que habían actuado como desencadenante de la Revolución Francesa, y provocó la reacción de los intelectuales. Los fisiócratas procuraron crear una doctrina económica diferente, que fuera la doctrina de los pueblos. La fisiocracia es la doctrina que plantea que el origen de la riqueza no es el oro y la plata sino el cultivo de la tierra, lo que equivale a decir indirectamente que para ellos el objetivo de la economía no es la riqueza del Rey sino el bienestar del pueblo. Para ellos, la productividad de la tierra es el origen de toda riqueza. Los agricultores producen y el resto de la sociedad se dedica a transformar o a intercambiar lo que ellos han producido; gracias al comercio, esta riqueza pasaba de los agricultores al resto de la sociedad. Por eso eran partidarios del libre comercio, criticaban los monopolios característicos del sistema colonial y pensaban que los gobiernos no debían intervenir en la economía. También sostenían que los ingresos del Estado tenían que provenir de un único impuesto que debía gravar a los propietarios de la tierra, que eran considerados como la clase improductiva. Si la naturaleza era la base de la riqueza, de allí se deducía la necesidad de proteger los recursos naturales. Para los fisiócratas, el cuidado de los recursos naturales tenía la misma importancia estratégica que había tenido la obtención del oro y la plata para los mercantilistas. Y la conservación del suelo estaba en la misma jerarquía que antes habían tenido las guerras de conquista. Desde el punto de vista científico, los trabajos de Alexander von Humboldt proporcionan el fundamento de la concepción ecológica moderna, al poner el acento en las interrelaciones entre los hechos observados. Humboldt es mucho más que un naturalista viajero. Es el maestro que proporciona a los científicos el modelo de cómo tratar la naturaleza americana y su relación con las sociedades que ocupan esos territorios. “La geografía de las plantas –dice- es la que considera las plantas bajo la relación de su asociación local en todos los climas. Tan vasta como el objeto que abraza, pinta con rasgos majestuosos la inmensa extensión que ocupan los vegetales desde la región de las nieves perpetuas hasta el fondo del Océano y el interior del globo” 56 . Un autor reciente comenta que “Humboldt no fue solamente un naturalista y el creador de la geografía física (entonces conocida como physique du monde), sino que además tiene el mérito de haber estudiado, desde un enfoque que hoy nos resulta moderno y ecológico, la relación hombrenaturaleza. Mas no en el sentido de un determinismo de la naturaleza, sino de relaciones recíprocas y de la acción conjunta dentro de una visión sintética” 57 . Esa concepción puede verse en el texto siguiente: “Por medio de investigaciones de esta clase y otras semejantes, la geografía de las plantas aclara así el origen de la agricultura, cuyos objetivos son tan diferentes como el origen de los pueblos, su dedicación al trabajo y el clima bajo el cual viven. Es también parte de esta disciplina la observación sobre la influencia que ejercen la alimentación mas o menos excitante sobre la energía del carácter; además observaciones sobre extensos viajes marítimos y guerras por medio de los cuales naciones lejanas tratan
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de adueñarse o extender y divulgar productos vegetales. De este modo las plantas interfieren en la historia moral y política del hombre; si ciertamente la historia de los objetos naturales sólo se puede considerar como una descripción de la naturaleza no es menos cierto según la definición de un pensador profundo los mismos cambios de la naturaleza adquieren un carácter legítimamente histórico, si ejercen influencia sobre los acontecimientos humanos” 58 . En el Río de la Plata, Manuel Belgrano adhirió a esta doctrina y pensaba organizar el país sobre la base de esos principios. En su memoria de 1796, Belgrano explica que "todo depende y resulta del cultivo de las tierras: sin él no hay materias primeras para las artes; por consiguiente, la industria no tiene cómo ejercitarse, no puede proporcionar materias para que el comercio las ejecute. Toda prosperidad que no esté fundada en la agricultura es incierta" 59 . Sus ideas de cultivar la tierra y comerciar su producción tardaron casi un siglo en llevarse a la práctica, porque lo impidieron la Guerra de la Independencia y las guerras civiles del siglo XIX. “La agricultura –dice- sólo florece con el gran consumo. Los economistas claman por el comercio, que se atraigan a los extranjeros a los puertos de la nación agricultora, pues la prosperidad de aquellos deba contribuir a la de ésta; con ella se multiplican los hombres y, por consiguiente, los consumidores; éstas dan más valor a las tierras, y aumentan el número de los hombres que trabajan” 60 . Belgrano realiza propuestas de ampliar el cultivo de cereales, utilizar prácticas conservacionistas para los suelos y proteger los bosques. Propone un sistema de extensión rural, basado en la transmisión de conocimientos agropecuarios por parte de los curas de parroquia. Y funda una Escuela de Náutica para formar los marinos que se necesitan en América. Para fomentar la agricultura, recomienda establecer una escuela de agronomía, "donde a los jóvenes se les hiciese conocer los principios generales de la vegetación y desenvoltura de las siembras, donde se les enseñase a distinguir cada especie de tierra por sus producciones naturales 61 , y el cultivo conveniente a cada una; los diferentes arados que hay y las razones de preferencia de algunos según la calidad del terreno 62 ; el número de labores, su profundidad según la naturaleza del terreno 63 ; los abonos y el tiempo y razón para aplicarlos; el modo de formar sangrías en los terrenos pantanosos: la calidad y cantidad de simientes que convengan a ésta o aquella tierra, el modo y necesidad de prepararlas para darlas en la tierra; el verdadero tiempo de sembrar, el cuidado que se debe poner en las tierras sembradas; el modo de hacer y recoger una cosecha; los medios de conservar sin riesgo y sin gastos los granos; las causas y el origen de todos los insectos y sabandijas, y los medios de preservar los campos y graneros de ellas; los medios de hacer los desmontes; los de mejorar los prados; los de aniquilar en la tierra los ratones y otros animales perjudiciales". Podríamos agregar que en la actualidad casi nadie hace desmontes sin erosionar la tierra y que no se practican formas efectivas de aniquilar los ratones. En el mismo sentido, Lavardén pide investigar las posibilidades de riego en las márgenes del Paraná: (que) “la Sociedad Económica tenga por objeto, aunque sea único, indagar el nivel de los terrenos, para proporcionar el regadío a nuestros campos, cueste lo que cueste; si no puede ser por ahora, para de aquí a dos siglos. El terreno, sin una piedra, se brinda” 64 .
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La mirada sobre la naturaleza como productora de recursos es común a todos los fisiócratas. Dámaso Larrañaga explora la Banda Oriental y dice que “ni aún en estos grandes bosques (refiriéndose a la zona de Río Negro, nota de A.E.B.) encontré un árbol propio para construcción de edificios ni embarcaciones” 65 . Tanto en temas generales como en cuestiones concretas, Belgrano se revela como un agudo observador y un profundo conocedor de la ecología agraria. Por ejemplo, en sus criticas a la práctica bíblica de dejar la tierra en barbecho y sus recomendaciones de aplicar la rotación de cultivos. "El pretendido descanso de la tierra no debe existir –dice-, sus perjuicios son considerables, como que queda expuesta a los calores del sol, se debilita exhalándose todas las sales y aceites que tiene, los aires además atraen infinidad de semillas de yerbas que llamamos inútiles por no conocer sus cualidades, y que se absorben todos aquellos jugos que alimentan a las plantas que nosotros pusiésemos." En cambio, "lo que deberá observarse es no sembrar una misma semilla seguida, sino variar y dejar pasen tres o cuatro años sin sembrar en aquel mismo lugar semillas de una misma especie". En caso de no poder efectuarse la rotación de cultivos, recomienda cambiar al menos la variedad de trigo que se siembra, porque sus requerimientos en materia de nutrieres nunca serán idénticos a los de la variedad que se sembró antes. "Igualmente –dice- se consiguen buenas cosechas sembrando siempre granos diferentes de los que se hayan recogido, es decir, si este año siembro trigo del país, el que viene sembraré de Córdoba." Del mismo modo, sugiere cercar las tierras con árboles, para aprovechar sus maderas y frutos, e insiste en "hacer los mayores esfuerzos en poblar la tierra de árboles, mucho más en las tierras llanas, que son propensas a la sequedad, cuando no estaban defendidas: la siembra de los árboles contribuye mucho para conservar la humedad, los troncos quebrantan los aires fuertes, y proporcionan mil ventajas al hombre". Recomendación que parecería innecesaria por obvia, pero que no lo es tanto. Más de un siglo después, las colonias organizadas por inmigrantes extranjeros serán las primeras en establecer cercos forestales en la región pampeana. Todavía en la actualidad, los cercos forestales son raros en la pampa húmeda, a pesar de que existen estudios que indican un marcando aumento de los rendimientos agrícolas. La elemental propuesta de Belgrano de utilizar árboles para cercar los campos de la pampa húmeda aún no ha sido llevada a la práctica. Para difundir la agricultura recomendaba repartir tierras y herramientas entre los alumnos de la futura escuela de agronomía, en condiciones de subsidio. En realidad, esto no era nuevo sino que la idea estaba en el ambiente: en 1795 el síndico del Cabildo había recomendado regalar tierras a los pobres para estimular el progreso de la agricultura. La misma actitud tiene en la actual Colombia Francisco José de Caldas, quien dice que el atraso económico de las tierras americanas no se debe “a la ingratitud de la tierra y sus moradores” sino a “no haber acertado el medio de propagar y arraigar los conocimientos y cultivo de las ciencias útiles”. Recomienda reformar las escuelas reemplazando el estudio de la peripatética por las ciencias naturales y pide que “se destinen premios para los que se distingan por su aplicación y aprovechamiento (…) de sus naturales riquezas 66 ”. Efectivamente, en todas partes se reparten tierras, pero siempre entre los amigos del poder.
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Después de la Emancipación se realizarán intentos fallidos por implementar estas ideas. Los principales en materia de conservación de recursos naturales son los realizados por el Libertador Simón Bolívar. Y el único que trataría de llevar a la práctica las propuestas de entregar tierras a los pobres sería Artigas en la Banda Oriental. CÓMO VEÍAN LA SELVA BRASILEÑA La destrucción de la Mata Atlántica brasileña (es decir, la selva tropical costera) es el resultado de un largo proceso iniciado en la época colonial, con advertencias tempranas sobre sus riesgos ambientales. A fines del siglo XVIII, el geólogo José Vieyra Couto describía esta situación: "Ya es tiempo de atender a estas preciosas y amenas selvas, que el cultivador del Brasil, con el machete en una mano y el tizón en la otra, las amenaza de total incendio y desolación. Una agricultura bárbara y al mismo tiempo muy dispendiosa, ha sido la causa de este general abrasamiento. El agricultor ve a dos o más leguas 67 de selva como nada y apenas las ha reducido a cenizas, ya extiende la vista para llevar la destrucción a otras partes. No conserva apego ni amor al territorio que cultiva pues sabe muy bien que tal vez no llegará a sus hijos" 68 . La falta de visión de futuro no tiene que ver con la propiedad de esa tierra, sino con su escasa duración, debida al deterioro ambiental que esta práctica genera. En la próxima generación, ese suelo simplemente no existirá y los agricultores avanzarán sobre la selva dejando un desierto a sus espaldas. Es sugestivo encontrar que el patrón de penetración actual sobre la Amazonia es el mismo que signó la destrucción de la Mata Atlántica a lo largo del período colonial brasileño. De esa época procede la visión generalizada (aún hoy) de la selva como una molestia que impide obtener lo que uno está buscando, según explica un autor de la época: “Una vez elegida la mejor tierra para la caña (de azúcar, nota de A.E.B.), se la roza, se la quema, se la limpia, tirándole todo lo que podía servir de obstáculo” 69 . Es decir, tirándole la selva misma. Los argumentos contrarios a la destrucción de la selva reflejan una concepción sobre manejo integrado de recursos naturales, más compleja de lo que nuestros prejuicios sobre la época nos permitirían suponer. Estos pensamientos se expresan en un momento en el cual la inmensidad del territorio brasileño llevaba a muchos a creer en su inagotabilidad. Por ejemplo:
Los bosques permiten proteger los suelos de la erosión.
Es necesario contar con las maderas adecuadas para la construcción naval, argumento especialmente importante durante las guerras napoleónicas. “Quemar antiquísimos bosques cuyas maderas, por la facilidad de transporte por los ríos, serían muy útiles para la construcción de navíos” 70 . Por supuesto que el único lugar en el que pueden construirse barcos es en la costa de ríos navegables. Incendiar la selva de ribera es impedir el desarrollo futuro de astilleros en esas costas. La explotación minera requiere de maderas para la construcción de galerías y para usarla como combustible. Llevar esas maderas desde lejos, en zonas con caminos muy precarios, significa encarecer enormemente esa explotación. La
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destrucción de la selva en zonas próximas a algunos yacimientos ha hecho económicamente inviable la extracción y tratamiento de los minerales. A lo largo del siglo XIX se desarrollan concepciones románticas sobre la naturaleza que no se contraponen con el conservacionismo ilustrado sino que lo complementan. Los viajeros transmiten la sensualidad de los paisajes americanos de un modo que impulsa a proteger paisajes y ecosistemas en razón de su belleza, no de su utilidad. Esta concepción tiene sus límites históricos. No la hemos visto en el estilo seco de viajeros cientificistas como Félix de Azara, a principios del siglo XIX 71 . Y la veremos desaparecer al final del mismo siglo, cuando los viajeros se ocupen más por recolectar información sobre recursos naturales industrializables que por transmitir los sentimientos que les despierta la naturaleza. “Un aire embalsamado por el perfume de mil flores ya venía a nosotros –dice D´Orbigny en Río de Janeiro-. Disfrutaba de una felicidad perfecta. A medida que los objetos se dibujaban más nítidamente ante mi vista, me recreaba la belleza del paisaje. No había un punto carente de verdura; las mismas rocas ornaban sus grietas con una bella vegetación; por doquiera los cocoteros y las palmeras de variadas especies se unían agradablemente a multitud de otros árboles de aspecto completamente nuevo. Las mariposas, apacibles habitantes de estas ricas comarcas, ya venían a visitarnos y los brillantes colores de sus alas matizadas me anunciaban las maravillas que la naturaleza prometía a mi imaginación, en este suelo privilegiado”. “Por fin entramos en el canal, entre verdeantes laderas y los valles más rientes, pasamos entre los dos fuertes de la entrada encontrándonos en esa inmensa rada, una de las más hermosas el mundo. A la izquierda, toda la ciudad de San Sebastián o Río de Janeiro se nos mostraba, dominada por altas cumbres arboladas. Del fondo de la rada sólo veíamos un azul lejano, coronado por las famosas montañas dos Orguas cuyas cimas en aguja se destacaban en el horizonte sólo por un tinte algo más oscuro que el azul plateado del cielo; pero un vistazo a la rada entera sólo mostraba un recinto bordeado de montañas. En el momento de nuestra llegada, indefinibles emociones se habían apoderado de mí. Mi corazón desbordaba y me causaba vivo pesar la imposibilidad de comunicar a alguien los diversos sentimientos que lo agitaban a la vez. Nada me faltaba para ser feliz... Estaba en América” 72 . Pero además, la mirada sobre la naturaleza americana desde los propios americanos –aún la mirada puramente científica- tuvo objetivos políticos: “el estudio de la historia natural fue muy importante en la búsqueda de una identidad nacional en sociedades donde la diferenciación cultural respecto de sus ex metrópolis era insegura y el sentido de la tierra resultaba por tanto crucial para la autoconciencia colectiva de las nuevas naciones” 73 . De un modo coherente con el modo de pensar de la época, buscar la identidad en las características de la naturaleza es una actitud claramente romántica. EL SUEÑO ECOLOGISTA DE SIMÓN BOLÍVAR La escuela nos enseñó a tener una imagen estereotipada de nuestros grandes hombres. Así, tendemos a imaginarlos tal como los vemos en las estatuas: los
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militares de a caballo, los civiles de a pie. Unos revistando sus tropas, los otros con el brazo levantado en medio de una actitud oratoria. Y así como nos cuesta verlos como seres humanos -con sus pasiones y sufrimientostampoco los sacamos de ese encuadre en que la historia escolar los ha puesto: los generales ganan batallas, los civiles fundan escuelas y plantan árboles. Por eso, para romper un poco esos esquemas tan ordenados, queremos mostrar un aspecto poco conocido de uno de ellos: el interés de Simón Bolívar por la protección ecológica, basándose en los principios planteados por los pensadores ilustrados del siglo XVIII, que acabamos de citar. Estamos en 1825, poco después de las victorias que terminaron con el dominio realista en América. En muchos países es época de anarquía y de guerras civiles. Pero también es el tiempo del sueño y de la utopía. América Latina está llena de reformadores que proponen distintas variantes de sociedades copiadas de lo que dicen los autores europeos. Por todas partes se escriben borradores de Constituciones y pareciera que el futuro puede diseñarse con una pluma. San Martín pide leyes justas, con la esperanza de que bastarán para crear una sociedad mejor. En ese contexto, Bolívar lanza un sueño ecologista. El 19 de diciembre, desde su palacio de gobierno en Bolivia, decreta la protección de las aguas y los bosques. En los considerandos afirma que "una gran parte del territorio de la República carece de aguas y por consiguiente de vegetales para el uso común de la vida". Agrega que "la esterilidad del suelo se opone al aumento de la población y priva entretanto a la generación presente de muchas comodidades". Afirma también "que por falta de combustible no puede hacerse o se hace inexactamente o con imperfección la extracción de metales y la confección de productos minerales que por ahora hacen casi la sola riqueza del suelo". Basándose en estos criterios decreta: "Que se visiten las vertientes de los ríos, se observe el curso de ellos y se determinen los lugares por donde puedan conducirse aguas a los terrenos que están privados de ellas. Que en todos los puntos en que el terreno prometa hacer prosperar alguna especie de planta mayor cualquiera, se emprenda una plantación regulada a costa del Estado, hasta el número de un millón de árboles, prefiriendo los lugares donde haya más necesidad de ellos. Que el Director General de Agricultura proponga al Gobierno las ordenanzas que juzgue convenientes a la creación, prosperidad y destinos de los bosques en el territorio de la República" 74 . Si lo miramos desde el punto de vista técnico, se trata de una ingenuidad conmovedora. Sólo en la ciudad de Buenos Aires hay 400 mil árboles plantados en las veredas, sin contar los de parques y plazas 75 . Para una ciudad, un millón de árboles es mucho, pero en la escala de un país, un millón de árboles es apenas una gota en un desierto. Expresa, sin embargo, una actitud de protección y gestión de recursos naturales, inusual para la época y casi inimaginable en la América Latina de esos tiempos. También la vicuña fue objeto de la preocupación ecologista del Libertador, en este caso, a partir de un decreto firmado en julio del mismo año en Cuzco 76 . Sabemos
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que los incas organizaban grandes batidas de caza para acorralarlas, capturarlas vivas, esquilarlas y volverlas a soltar. Hay un comportamiento de estos camélidos que favorece esta forma de captura: sucede que con frecuencia las vicuñas se detienen ante una cuerda que les bloquea el paso, y no atinan a saltarla. Aún más: el Inca Garcilaso de la Vega agrega que sus antepasados nunca las esquilaban a fondo, para que no muriesen de frío en las condiciones extremas de las altas cumbres 77 . En los considerandos aparece una clara preocupación por el riesgo de extinción de esta especie: “Atendiendo a la gran necesidad que hay de proporcionar por todos los medios posibles aumento de las vicuñas; al descuido con que hasta ahora ha sido tratada esta hermosa y peculiar producción del Perú; a que al fin vendría a aniquilarse si continuasen las matanzas que en todos los años se han hecho para sostener el comercio de sus lanas”. Sobre la base de estos principios, que hoy nos suenan modernos, y con la evidente influencia de la obra del Inca Garcilaso de la Vega, Bolívar prohibe, “de hoy en adelante, la matanza de vicuñas en cualquier número que sea”. Y agrega que “”los que quieran aprovechar de la lana para comercializarla u otros cualesquieras usos o beneficios, podrán verificarlo trasquilándolas en los meses de abril, mayo, junio y julio, para que la benignidad de la estación supla este abrigo de que se las priva”. Para la protección y el mejor aprovechamiento de los bosques, Bolívar dice. "Que los bosques de Colombia, así los que son propiedad pública, como los que son de propiedad privada, encierran grandes riquezas, tanto en madera, propia para toda especie de construcción como en tintes, quinas y otras sustancias útiles para la medicina y para las artes". Pero "por todas partes hay un gran exceso en la extracción de maderas, tintes, quinas y demás sustancias especialmente en los bosques pertenecientes al Estado, causándole graves perjuicios". Así, ordena un registro de las tierras públicas, con un estudio de su delimitación y su aptitud ecológica: "Los Gobernadores de las Provincias, harán designar (...), las tierras baldías pertenecientes a la República, expresando por escrito su demarcación sus producciones peculiares, como de maderas preciosas, plantas medicinales, y otras sustancias útiles". A partir del registro, regula su explotación: "ninguno puede sacar de los bosques baldíos, o del Estado, maderas preciosas y de construcción de bosques para el comercio, sin que proceda licencia por escrito del gobernador de la Provincia respectiva". "Estas licencias nunca se darán gratuitamente". También se preocupa por las materias primas que pueda utilizar la industria naval, y los usos medicinales y en tintorería. "Cuidarán, muy particularmente de que se conserven las maderas de los bosques del Estado, principalmente todas aquellas que puedan servir para la marina nacional, y que no se extraigan sino las precisas, o las que se vendían con ventaja de las ventas públicas". Regula también "la extracción de maderas, quinas o palos de tintes". Bolívar también ordena la realización de un censo agropecuario, como herramienta fundamental para definir la política para el sector y la conservación de sus recursos naturales. El mismo debería contener: 1. El número de establecimientos rurales que haya en actividad; 2. La especie de cultura que se haga en ellos;
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3. El número de individuos empleados en los trabajos y de su condición. 4. La situación de los terrenos cultivados con respecto a las vías de comunicación y de transporte. Para dar una idea de lo que esto significa históricamente, señalemos que el primer censo agropecuario se realizó en Chile en 1930 78 , en El Salvador se lo hizo en 1950 79 , en México en 1930 80 , en Argentina en 1937, y así sucesivamente. Para la conservación y fomento de la ganadería prohibe "exportar caballos, yeguas, mulas, ni asnos, cualquiera que sea el permiso con que lo intente o la causa que alegue". Ordena también que "las tierras pertenecientes al Estado se repartirán entre los naturales del país (...) adjudicándoles en propiedad". El Libertador establece también una ley de minas, según la cual la propiedad originaria de los recursos del subsuelo corresponde al Estado y no a los propietarios del suelo 81 . Su expectativa sobre el futuro de los pueblos americanos incluye textos como el siguiente: “Los Estados del Istmo de Panamá hasta Guatemala quizá formen una Asociación que entre los dos mares podrá ser, con el tiempo, el emporio del universo. Sus canales acortarán las distancias del mundo; estrecharán los lazos comerciales de Europa, América y Asia; traerán a tan feliz región los tributos de las cuatro partes del globo. Acaso sólo allí podrá fijarse algún día la capital de la tierra, como pretendió Constantino que fuese Bizancio la del antiguo Hemisferio” 82 . Sabemos lo que pasó después. La ola de la guerra civil pasó por encima de las propuestas ecologistas y también del sueño de Bolívar de integración latinoamericana. Bolivia sigue siendo un país sin bosques y sin agua, con el agravante de que ahora tampoco tiene el mar que tenía en tiempos de Bolívar. Las vicuñas peruanas fueron objeto de caza indiscriminada durante el siguiente siglo y medio. En la década de 1980, un grupo de científicos apoyados por las Naciones Unidas puso en marcha un plan de cría de vicuñas en reservas naturales controladas. Cuando el proyecto tuvo un cierto grado de maduración, resultó que esas mismas zonas cayeron bajo el control de Sendero Luminoso, cuyas preocupaciones ecologistas son idénticas a las de los militares empeñados en las guerras civiles del siglo pasado. Recién a comienzos del siglo XXI se lograron algunos resultados en la esquila de vicuñas. En las pendientes de los Andes, el suelo se escapa después de cada cosecha, sin que haya formas eficientes de detener la erosión. Bolivia es uno de los países en que la desertificación avanza a mayor velocidad. En amplias zonas no hay árboles y la gente de pocos recursos necesita leña para calentarse y cocinar, por lo que terminan con los pocos arbustos que quedan. Sin vegetación, tampoco habrá nutrientes en el suelo. Sin suelo y sin árboles, la lluvia se transforma en torrentes que destruyen todo a su paso para dejar, nuevamente, la tierra seca y desierta. Para los pobladores de muchas zonas de Bolivia y Perú, la caza de la vicuña o la plantación de coca son dos de las escasas fuentes de sustento que tienen a su alcance. Una realidad muy distinta de la soñada por el Libertador, en una época en la que los hombres prefirieron los cañones a los árboles.
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EL REPARTO DE TIERRAS DE JOSÉ ARTIGAS Otro de los pocos intentos de llevar a la práctica la visión ilustrada acerca de los recursos naturales fue el Reglamento de Tierras de José Artigas, en lo que hoy es la República Oriental del Uruguay 83 . En casi toda América Latina, la expansión y consolidación del latifundio fue uno de los objetivos centrales de la burguesía criolla que dirigió el proceso independentista. Para esa burguesía local, la Independencia fue la manera de superar la contradicción con un sistema de relaciones sociales de producción (el monopolio español) que bloqueaba el desarrollo de las fuerzas productivas, relacionado con la ampliación de las posibilidades de comercio internacional. Sólo que el proyecto de la mayor parte de los patriotas no incluía a los sectores de menores recursos, salvo como instrumentos de producción o como soldados para defender su proyecto. En ese contexto se destaca el reparto de tierras de Artigas, que da respuesta a una serie de conflictos por la tierra iniciados a comienzos del siglo XIX, ya que los estancieros latifundistas habían expulsado a los ganaderos más pobres y menos influyentes. “Los pioneros habían ocupado los campos, sujetado a rodeo el ganado, construido ranchos y corrales, combatían las incursiones de portugueses y la indiada sobre sus tierras. Y cuando la región se tornaba habitable, aparecía el favorito de Gobernadores y Virreyes, o el rico comerciante bonaerense o montevideano que había comprado esas tierras y lograba una orden de expulsión de los pioneros. Todo el Uruguay se había colonizado así en cuatro o cinco oleadas sucesivas de pioneros que luego habían sido declarados "intrusos" por la autoridad colonial”. “Todos estos resentimientos internos y externos (contra España y Buenos Aires), y la continua puja por la posesión de la tierra estallaron en 1811. La sublevación comenzó en el interior dirigida por José Artigas” 84 . Mientras todos los gobiernos patrios reparten tierras entre los ricos, Artigas las reparte entre los pobres. “Por ahora el señor alcalde provincial y demás subalternos se dedicarán a fomentar con brazos útiles la población de la campaña. Para ello revisará cada uno, en sus respectivas jurisdicciones, los terrenos disponibles; y los sujetos dignos de esta gracia con prevención que los más infelices serán los más privilegiados. En consecuencia, los negros libres, los zambos de esta clase, los indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de estancia, si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad, y a la de la provincia. Serán también agraciadas las viudas pobres si tuvieren hijos. Serán igualmente preferidos los casados a los americanos solteros, y estos a cualquier extranjero”. Se ha señalado entre las influencias de Artigas a los trabajos de Félix de Azara, en los que este famoso naturalista recomienda el reparto de tierras para fijar pobladores en la campaña oriental. Sin embargo, algunos comentaristas destacan las diferencias ideológicas: Artigas prefiere a los pobres y Azara a los ricos. Esto condiciona modelos de desarrollo diferentes. Por otra parte, Artigas reparte los campos que ha confiscado a los latifundistas que apoyaban al Rey. Existen otros antecedentes, tales como una memoria anónima titulada “Noticias sobre los campos de la Banda Oriental”, redactada en 1794, propone que las tierras
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de aquellos latifundistas que no las trabajaran, fueran repartidas entre aquellos que estuvieran dispuestos a trabajarlas, sean quien sean estos, incluso changadores; al respecto de esto decía: “estos infelices han trabajado siempre para otros” 85 . En la discusión sobre el origen de las ideas de Artigas sobre el poblamiento del territorio y las formas de utilización de los recursos naturales también se mencionan decretos, disposiciones y leyes de corte hispano. Por ejemplo, el modo de considerar la propiedad privada, ya que en el Reglamento de 1815, la propiedad de la tierra se da en beneficio de la comunidad, y no de las personas tomadas en forma individual. Por ejemplo, señala un autor que: “toda la doctrina jurídica promulgada por el Estado español a este respecto (el de la propiedad), estuvo inspirada por el principio de que la propiedad privada de la tierra en las Indias habría de cumplir en su ejercicio, una función social. Esta es una idea netamente medieval, comunitaria y corporativa, que es tomada por Artigas en su reglamento de tierras” 86 . Efectivamente, la idea de la tierra con una función social se expresa claramente en el Reglamento. En el artículo XIX del mismo se plantea que: “Los agraciados, ni podrán enajenar, ni vender estas suertes de estancia, ni contraer sobre ellos débito alguno, bajo la pena de nulidad hasta el arreglo formal de la provincia, en que ella deliberará lo conveniente”. La tierra es de la sociedad, y los usufructuarios no pueden negociar con ella, ya que ella pertenece en última instancia a la comunidad. Recordemos que en la mayor parte de los repartos de tierras entre los pobres realizados en América Latina (como los llevados a cabo por la Revolución Mexicana, por ejemplo), los latifundistas se apoderaron en muy poco tiempo de las tierras entregadas a los campesinos. Hay semejanzas formales con normas coloniales españolas y con concepciones medievales referidas a la tierra como bien de uso común. Sin embargo, la finalidad de estas normas es conceptualmente diferente. Para Artigas, se trata de un acto de justicia con quienes han sido más postergados por la sociedad. Para Felipe II, por el contrario, es sólo una estrategia de ocupación del territorio en beneficio de los intereses de la Corona. Sobre el latifundio, Artigas plantea en el Artículo 16: “La demarcación de los terrenos agraciables será de legua, y media de frente y dos de fondo”. Es decir, que se trata de superficies moderadas, pensadas para radicar población trabajadora en las áreas rurales y no para enriquecer a propietarios ausentistas. El Reglamento refleja una concepción integradora de la vida rural, basada en una organización productiva de pequeños o medianos propietarios rurales. En el mismo sentido, Artigas ordena que “los agraciados no posean más de una suerte de estancia” (art. 17). Por esta razón, se obliga a quien reciba las tierras a habitarlas y a realizar mejoras en ellas en de inmediato, a riesgo de perderlas y que sea “aquel terreno donado a otro vecino más laborioso y benéfico a la provincia”(art. 11). Está en discusión el alcance real de la reforma agraria artiguista, que duró sólo siete meses del año 1816, ya que fue interrumpida por la invasión brasileña a la Banda Oriental. En un escrito de 1826 se afirma que “millares de habitantes en la campaña poseen inmensos campos donados en igual forma”. Sin embargo, los registros documentales son escasos y se especula con que los propios beneficiarios los hayan hecho desaparecer, para no sufrir las represalias posteriores 87 . A partir
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de la incorporación de la Banda Oriental al Imperio del Brasil (1821) y posteriormente con la independencia del país (1825) se produce el desmantelamiento de la política agraria de Artigas y el restablecimiento del latifundio. Del mismo modo que ocurrió con Bolívar y Belgrano, Artigas pasó a ser considerado como una figura simbólica de su pueblo, representativa del proceso de constitución de su Nación. Sin embargo, se hizo muy poco por llevar a la práctica sus ideas sobre la tenencia de los recursos naturales. Artigas, al igual que San Martín, murió en el exilio. LA NATURALEZA HOSTIL Desde las primeras crónicas del Descubrimiento, la naturaleza americana es, alternativamente, infierno o paraíso, sin puntos de vista intermedios. Herederos de los colonizadores españoles, los criollos mantendrán la misma contradicción ante la naturaleza americana, y transmitirán esos sentimientos a los extranjeros que los visiten. La contrapartida de las imágenes idílicas de los autores románticos viajeros está en los intentos de llevar adelante emprendimientos productivos, en medio de plagas y de fieras. “La isla de Meza pertenece al actual gobernador de Corrientes, don Pedro Ferré, que había establecido en ella un establecimiento agrícola, pero pronto debió renunciar a la empresa porque una cantidad innumerable de hormigas destruía todas sus cosechas; cosa que también sucede por toda la zona, en el continente. Europa no suministra ningún ejemplo de semejante multitud de insectos que sobre todo cubren los terrenos arcillosos de algunas regiones de América. Otra plaga se sumó a la anterior, para que el propietario de las tierras no pudiera explotarlas tampoco como estancia y aun tuviera que abandonarlas del todo: los jaguares, acantonados en gran número en los bosques que ocupan toda la parte no desmontada, que en poco tiempo destruyeron todos los animales” 88 . LA DEFORESTACIÓN INCESANTE Durante el siglo XIX, la expansión económica y la ocupación del territorio se hace principalmente siguiendo las líneas de los ríos. La estrategia de antropización elegida en zonas muy extensas y de muy baja densidad de población fue la quema de la vegetación originaria, lo que contribuyó a acelerar el reciclaje de los nutrientes del suelo, tal como se hace actualmente en Amazonia y otras zonas de deforestación. “En casi toda América meridional –dice un viajero sobre la región pampeana-, la población acostumbra incendiar los campos para quemar la paja seca, a fin de renovar los pastos que alimentan el ganado. Al parecer, se acababa de producir uno de esos incendios. Llamas y restos encendidos cubrían la ribera. Toda la orilla meridional estaba ardiendo. Altas llamaradas, un humo negro y denso que se atorbellinaba, una impresionante crepitación, nubes de aves de presa planeando sobre el brasero para atrapar a los escasos animales que escapaban del desastre; todo esto ofrecía un espectáculo de destrucción que infundía en el ánimo un sentimiento profundo de dolor y espanto” 89 .
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No sólo se incendiaba en la pampa, sino en muchos otros sitios. Por ejemplo, en el valle de Caracas. “Estábamos en la estación seca. Para mejorar los pastos se incendiaban las sabanas y los herbajes que cubren las abruptas rocas. Esos grandes incendios, vistos desde lejos, producen los efectos de luz más sorprendentes” 90 . ¿Es sólo por los pastos? ¿O es también la única manera de dejar la huella del hombre en esos espacios inmensos? La pérdida irreversible de cobertura vegetal es una característica común a todas las etapas históricas que se analizan en este tomo. La concepción extractiva, que tiene como consecuencia la modificación de los ecosistemas impide percibir otras formas de manejo que podrían realizarse acompañando los mecanismos del ecosistema, como lo hacían algunos pueblos indígenas. “El uso y manejo de las selvas y sabanas tropicales se entiende mejor cuando se las ve como series continuas entre plantas domesticadas, semidomesticadas, manipuladas o salvajes. Dentro de este razonamiento no se puede establecer una demarcación explícita entre ecosistemas naturales y manejados. Gran parte de lo que ha sido llamado selvas y sabanas “naturales” en la Amazonia es, posiblemente, el resultado de milenios de manejo y coevolución humanos” 91 . Recordemos también que en otras etapas históricas Amazonia no fue el actual desierto (en términos de zona prácticamente deshabitada). Se estima que los 5 a 6 millones de indígenas que vivían en la Amazonia dejaron sus huellas en el paisaje, combinando actividades de caza, pesca, cultivo de plantas y recolección (del 80 al 90 por ciento de la dieta alimentaria), extendiendo la superficie de bosques y modificando su composición, expandiendo la actividad agropecuaria, construyendo casas y caminos, con los consiguientes impactos locales sobre el suelo, el relieve, los microclimas, la hidrología y la vida salvaje 92 . En el caso de los bosques tropicales la deforestación masiva provoca el deterioro de los suelos de un modo mucho más acentuado. Este proceso está vinculado con el crecimiento de la población, que lleva a ocupar y utilizar tierras antes ocupadas por formaciones naturales. La ocupación del Brasil central se hace a partir de la enorme disponibilidad de tierras, que permiten grandes estancias con cría de ganado extensiva. Allí los espacios entre una estancia y otra son ocupados por blancos pobres y negros libertos, que trabajan en esas haciendas. A medida que la economía internacional comienza a integrarse, estos establecimientos producen algodón, primero para la industria europea y después para la propia industrialización incipiente. En esos sitios tenemos un mosaico de diferentes relaciones con la naturaleza. La gran hacienda tiende a reemplazar al ecosistema selvático por un cultivo destinado al mercado. En cambio, los campesinos brasileños practican una antigua técnica indígena, llamada “roça de toco”, que consiste en deforestar y quemar una parcela para destinarla a cultivos generalmente de autosubsistencia. Después de tres o cuatro años de agricultura, comienza un período de barbecho, destinado a la recuperación parcial de la zona alterada, que dura unos quince años. La cría de ganado, por su parte, combina pastos sembrados en estas tierras de cultivo, con la utilización estacional del bosque natural, según sea temporada seca o época de lluvias 93 . Un fenómeno concomitante es la tala comercial, ya sea destinada al mercado interno o a la exportación, que se hizo en aquellas selvas cuyos árboles podían
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enviarse con facilidad a los mercados externos, por la proximidad a alguna costa. Durante el siglo XVIII el actual territorio haitiano fue el más importante productor de azúcar y los ingenios utilizaron en gran escala la madera de sus bosques como combustible. Ya en el siglo XIX, la población haitiana empezó a recuperarse rápidamente del descenso producido por las guerras, y ese aumento de población generó una nueva demanda por leña y madera que reemplazó a la antigua demanda de combustible de los extinguidos ingenios franceses. Más todavía, al colapsar el régimen de plantaciones en Haití, el gobierno haitiano alentó el corte de maderas con destino a la exportación para así asegurarse ingresos en moneda extranjera que le permitieran pagar las importaciones. “Junto con el café, que quedó como el principal cultivo de exportación, los haitianos se dedicaron a la industria maderera, y Haití funcionó durante más de un siglo como un importante sector exportador de madera” 94 . En el período 1818-22, Haití exportó 11,3 millones de pies cúbicos de palo campeche, utilizado para la producción de tinturas. En 1838-42 habían subido a 63 millones. Un siglo más tarde (1928-32) eran sólo 25 mil. Las cifras de exportación de campeche hablan claramente de la extinción de los bosques de este árbol en Haití. La deforestación se agravó por el crecimiento de la población y el mayor consumo de leña, pero también porque se reemplazaron los antiguos cultivos comerciales de exportación por cultivos de ciclo corto destinados a la producción de alimentos. “Algunos de estos cultivos de ciclo corto son menos eficientes para retener el suelo durante los intensos aguaceros tropicales, y ello ha contribuido a agravar con la erosión las consecuencias de por sí ya graves de la deforestación”. A mayor erosión, la tendencia ha sido a una más lenta reposición de los bosques y, por tanto, menor cobertura vegetal y, en consecuencia, mayor erosión. Como la mayor parte del territorio haitiano está cubierta por cerros y montañas, el resultado ha sido una continua pérdida de los suelos cultivables. En la República Dominicana, por otra parte, las cosas evolucionaron de otra forma debido a la diferente dotación de recursos naturales de ambas zonas de la isla, a la escasez inicial de población y a la diferente herencia colonial. La colonia española de Santo Domingo no fue una colonia de plantaciones que demandó leña para fabricar azúcar, ya que sus empresarios no se interesaron por sus bosques de maderas preciosas como hicieron los franceses en Saint-Domingue. En realidad, las primeras exportaciones de caoba comenzaron a realizarse en Santo Domingo entre los años de 1805 y 1809 bajo el gobierno francés de Louis Ferrand, quien, necesitando moneda fuerte para pagar importaciones, abrió los primeros cortes de caoba dominicana. Se trata de un árbol de hasta 50 metros de altura, cuya madera de color rojizo fue muy utilizada en la construcción de edificios y de barcos y en la fabricación de muebles. La caoba se convirtió en un importante renglón de exportaciones durante los primeros 60 años del siglo XIX y su explotación se acentuó durante los años en que la parte dominicana fue gobernada desde Puerto Príncipe (entre 1822 y 1844). Durante este período, los cortes de caoba dominicana sirvieron para exportar un promedio de 4 millones de pies cúbicos anuales. En la costa mexicana, los barcos europeos cargan madera de tinte y de ebanistería “y que hacen cortar en maderos cortos para poder estibarlos a manera de lastre en sus bodegas” 95 .
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En Ecuador, la expansión económica del puerto de Guayaquil se apoyó sobre la deforestación, cuyas consecuencias han marcado el territorio afectado hasta la actualidad. Guayaquil era una ciudad de madera. Eso la hizo muy vulnerable a los incendios, que la asolaron más de una vez durante el siglo XIX. “Hacia la península de Santa Elena se encuentran actualmente las áreas más áridas del país. Pero en el siglo XIX todo indica que la aridez no era tan marcada: todos los testimonios revelan la existencia de importantes áreas boscosas hacia la península como hacia el interior de la cuenca del Guayas. Esos bosques costeros de mangle o esos bosques interiores de selva densa y lluviosa, proporcionaron materias primas para las principales actividades industriales: los talleres del astillero” 96 . Estos astilleros fueron tan importantes que en 1841 botaron el primer barco de vapor de la costa latinoamericana del Pacífico. La introducción de las máquinas de vapor significó una presión adicional, al utilizarse la madera como combustible, como veremos más adelante al analizar la expansión de los ferrocarriles. LA TIERRA SE ENTREGA A UNOS POCOS La creación y consolidación del latifundio es un proceso que comienza en la época colonial, pero que sufre grandes cambios durante la Guerra de la Independencia. La confiscación de las propiedades de los enemigos es una fuente de enriquecimiento para numerosos líderes criollos. Mientras San Martín no tiene bienes personales y Bolívar se empobrece, muchos de los que luchan con ellos se vuelven latifundistas. José Antonio Páez no es sólo la primer lanza del Llano y el hombre de confianza de Bolívar. También será el primer latifundista de Venezuela. Este modelo de utilización de los recursos naturales, basado en la concentración de la tierra, sustenta las oligarquías locales que más tarde se insertarán en el mercado mundial. En Argentina, cada cambio político significa el regalo de tierras fiscales a los amigos del poder de turno. Al mismo tiempo, el avance militar sobre las grandes extensiones utilizadas por diversas tribus de indios nómades representó un continuo aumento de tierras para repartir por parte del poder político 97 . En México, país con mayor densidad de población indígena, las haciendas se expanden sobre las tierras comunitarias de esos pueblos. Por ejemplo, en Yucatán, con el desarrollo de la economía mercantil, la hacienda se convirtió en la unidad de producción dominante. Las comunidades indígenas perdieron tierras al expandirse la superficie que necesitaban los hacendados para cultivar los productos y criar los animales que enviarían al mercado y así reproducir su capital. “Al no tener suficiente tierra, los indígenas se convirtieron en jornaleros de las haciendas en donde ofrecían su fuerza de trabajo. Unas veces mediante retribución y otras sin ella. Este fue el caso de los peones que trabajaban sin obtener ningún beneficio, excepto la esperanza de poder pagar algún día la deuda que tenían con el hacendado” 98 . LA POBLACIÓN Y LOS CAMBIOS URBANÍSTICOS La emancipación significa poner en marcha un proceso de importantes cambios en el urbanismo de toda América Latina. Al cambiar las relaciones económicas, cambia necesariamente la función de las ciudades, y eso lleva a cambios ambientales de envergadura.
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En el momento de la Independencia, las redes urbanas habían cambiado poco con respecto a los siglos anteriores, debido a la rigidez de la sociedad colonial. “Por otra parte, la población de América Latina aún no era equiparable a la que existía al producirse la Conquista, a pesar de que, a partir de mediados del siglo XVII, se venía operando una franca recuperación” 99 . Hacia 1800, Salvador de Bahía y México eran las únicas ciudades latinoamericanas con más de 100 mil habitantes. La Habana tenía unos miles menos. Sin embargo, sus niveles de población son elevados para el contexto americano, ya que superaban en ese momento a Boston, Nueva York y Filadelfia. Río de Janeiro crece debido al traslado de la corte portuguesa y no antes. Lima tenía menos de 60 mil habitantes, Buenos Aires y Santiago de Chile menos de 50 mil. Señala Roberto Segré que las ciudades son producto del intercambio y que no pueden crecer en ausencia de importantes volúmenes de comercio, los que eran muy reducidos durante la época colonial. “Al iniciarse las guerras de la Independencia, América Latina era un continente vacío y predominantemente rural. Era rural porque la mayoría de su población dependía de una economía de subsistencia. No había industrias de importancia, salvo las mineras, las artesanías producían para los reducidos mercados locales, el comercio exterior e interregional eran reducidos. En esas condiciones no podía haber ciudades importantes” 100 . Precisamente, el aumento del comercio después de la Independencia incide sobre el tamaño, la forma y el ambiente de las ciudades. En los diferentes países de América Latina, y de acuerdo a las peculiaridades locales, en esta etapa se producen cambios en las formas de diseño de las ciudades. En líneas generales, se hace más flexible la dura cuadrícula hispánica y se comienza a contemplar la realidad topográfica de cada sitio particular. En Buenos Aires, la expansión de la ciudad hacia el oeste se hace con líneas cada vez menos rectas, que tienen en cuenta la existencia de arroyos o de cursos de agua temporarios 101 . Pero esto responde más al crecimiento espontáneo que a una nueva concepción urbanística. También se establecen normas de seguridad, tales como la prohibición de construir en madera dentro del recinto amurallado de La Habana, en prevención de incendios 102 . En ciudad de México, los cambios políticos generan modificaciones en el diseño urbano. La urbanización de las tierras de la Iglesia se hace con criterios diferentes de los del período colonial. “La guerra de Independencia (1810-1821) produjo pocos cambios en la fisonomía general de la ciudad. Los cambios más importantes durante este periodo los trajeron las leyes de Reforma, cuatro décadas después de la Independencia, que impusieron severas restricciones al poder de la iglesia. A pesar de la Reforma, las plazas continuaron siendo el centro de la vida cultural, política y religiosa de la ciudad. Posiblemente el efecto más importante de la Reforma fue el hacer efectiva la ley de desamortización promulgada en 1856. Esta ley establecía que todas las fincas rústicas y urbanas de las corporaciones religiosas y civiles se adjudicarían en propiedad a sus arrendatarios por un valor calculado a partir de la renta vigente. La ley de desamortización abrió el camino a la ruptura de la traza colonial y facilitó la expansión urbana sobre terrenos que habían sido de la iglesia, del ayuntamiento y de las parcialidades indígenas” 103 .
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A pesar de muchos cambios locales, los países latinoamericanos seguirán considerando a la traza española como su propio modelo para hacer ciudades y prácticamente no intentarán hacerlas de otra manera. La mayor parte (o, mejor aún, la casi totalidad) de las ciudades latinoamericanas fundadas en los siglos XIX y XX mantendrán el criterio de una plaza central donde se ubiquen los principales edificios civiles y religiosos, y un conjunto de calles que partan de esa misma plaza, en ángulo recto. Casi siempre se mantendrá el diseño en damero, y casi siempre el ancho de las calles y el largo de las cuadras se parecerá a los fijados por las Ordenanzas de Población de los Reyes de España. LA MIRADA SOBRE LAS CIUDADES Previsiblemente, los viajeros de esta etapa no tienen una percepción unificada del ambiente urbano americano, aunque sí tienen una manera semejante de ver las situaciones que encuentran. Así, destacan aspectos de orden o de higiene, de salubridad, de cultura o de mantenimiento urbano en unos y otros sitios, según lo que encuentren en ellos. También vemos con mucha frecuencia el prejuicio de quienes vienen de una sociedad industrial y califican de indolentes a los que no son como ellos. Destacamos el rechazo de la herencia cultural española, porque se reflejará en la adopción de concepciones urbanísticas francesas varias décadas después. Es marcado el contraste entre las percepciones al comienzo de esta etapa, cuando son visibles aún los daños de las guerras, frente a las situaciones más prósperas que se ven posteriormente. En muchas ocasiones, y por influencia literaria, los propios residentes describen sus ciudades de un modo semejante al de los viajeros que las ven por ver primera. También destacan las diferencias con sus propios hábitos sociales en materia de higiene urbana. Por ejemplo, se asombran del uso de buitres para limpiar de basuras las calles de algunas ciudades, como Veracruz o Lima. • Panamá: En 1826, un representante peruano describe un panorama de decadencia: “Dos tercias partes de la ciudad están en ruinas y cubiertas de árboles y plantas salvajes, asilo de las culebras. Las plazas son montañas y lo son también los cementerios. Todo vegeta y hasta en las paredes interiores de los templos salen ramas que van destruyendo los edificios. No hay paseos ni teatros ni hasta la más pequeña diversión pública” 104 . Por su parte, un francés destaca “una suciedad excesiva que agrava la indolencia natural de los climas cálidos y de todo pueblo de origen español. Por todas partes se meten las gallinas y las palomas, al paso que en el patio los cerdos se alimentan con todas las basuras que se tiran por las ventanas, único sistema que hasta ahora se ha descubierto para hacerlas desaparecer” 105 . • Bogotá: La Alameda Vieja fue uno de los espacios embellecidos a fines de la época virreinal. Sobre sus costados no había álamos pero sí vegetación propia del clima del altiplano: sauces y alisos alternados con jardines en algunos tramos. Para 1843 se colocarían bancas en su primera cuadra. Se menciona que el aspecto de las alamedas desmejoró notablemente durante las últimas décadas del siglo XIX. Sin embargo a partir de la segunda mitad de ese siglo, se encuentran relatos, que resaltan las condiciones de bienestar producidas por un paisaje caracterizado por
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la pureza del aire, las flores silvestres, los arbustos, y los sonidos de los animales domésticos en la pradera. “El ambiente puro y perfumado con los innumerables olores de los arbustos de la ladera y de los rosales y campánulas que crecen silvestres a orillas de los vallados y alamedas, producía en todo mi ser una impresión indefinible de bienestar, sintiéndome vivir desde el fácil movimiento del pulmón, vigorizado al aspirar aquel aire diáfano y fresco, hasta la palpitación de las más pequeñas arterias de mi cuerpo. Una brisa tenue mecía los flexibles sauces de la “Alameda Vieja”, por entre los cuales se veía a intervalos la vecina pradera, verde esmeralda matizada de innumerables flores de achicoria y poblada de reses que pastaban la menuda hierba cubierta de luciente rocío de la noche” 106 . • La Habana: Tenemos un texto en el cual el propio gobernador describe la falta de un paseo semejante al de Bogotá y elogia su propia obra al construirlo. “Carecía la Capital de un paseo de campo donde se pudiera respirar aire puro y libre (...) con arboleda, fuentes, jardines, cascadas y estanques que, sirviéndoles de adorno, hacen la atmósfera fresca y agradable” 107 . • Corrientes (Argentina): “Las calles no están empedradas y pueden ofrecer a un botánico un vasto campo de investigaciones, porque aparecen, en su mayoría, cubiertas a los lados de una vegetación activa, sobre todo las menos frecuentadas, en las cuales sólo hay una estrecha senda. Como el terreno está formado de arena mezclada con algo de arcilla, cuando llueve no se puede caminar sin hundirse hasta el tobillo; cuando el tiempo es bueno, ese terreno se mueve como las arenas de los desiertos de África; si hay viento, hace arder los ojos al llenarse de tierra; finalmente, si hace calor, quema los pies de los caminantes, casi todos descalzos; de manera que, cualquiera que sea el tiempo reinante, la marcha es muy difícil”. 108 . • Angostura (hoy Ciudad Bolívar, Venezuela). La presencia de fauna peligrosa en una zona urbana es un detalle pintoresco que la mirada romántica gusta en resaltar: “Muchas casas están construidas sobre la roca desnuda, y aquí se cree que el aire es insano a causa de las superficies negras intensamente caldeadas por el sol. Yo considero más peligrosas las lagunas de aguas estancadas que se extienden detrás de la ciudad, hacia el Sudeste. Las casas de Angostura son altas, agradables y, en su mayoría, de piedra. Este tipo de construcción demuestra que aquí nadie teme los terremotos; por desgracia, esta seguridad no se basa en el resultado de observaciones fidedignas. Los alrededores de la ciudad de Angostura presentan escasa variación; no obstante, es grandioso el panorama del río (Orinoco), que forma un enorme canal de dirección Sudoeste-Nordeste. En las crecidas queda inundado el muelle, y, con frecuencia, personas imprudentes son devoradas por los caimanes dentro de la misma ciudad. Muchos más seres humanos de lo que se cree en Europa sucumben anualmente víctimas de su imprevisión y de la avidez de los reptiles. Esto ocurre, sobre todo, en los pueblos, cuyos alrededores están inundados con frecuencia. Incluso los cocodrilos establecen su morada en un mismo lugar durante largo tiempo, y cada año se vuelven más audaces, especialmente, según los indios, cuando han probado carne humana” 109 . • Montevideo (tal como le contaron a Alejandro Dumas que era). “Cuando el viajero llega de Europa (…) por debajo de las torres de la catedral cuyas cúpulas
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de porcelana centellean al sol, a la derecha del fanal colocado sobre el montículo que domina la vasta llanura, distingue los miradores innumerables y de variadas formas que coronan casi todas las casas; luego, esas mismas casas, rojas y blancas, con sus terrazas, frescos refugios en la noche; luego, al pie del Cerro, los saladeros, vastas construcciones donde se salan las carnes; y después, en fin, al fondo de la bahía y bordeando la mar, las encantadoras quintas, delicia y orgullo de los habitantes. La población de Montevideo (…) ocupa una hermosa región, regada por arroyos que cortan los valles. No hay allí grandes bosques; no tiene vastas florestas como la América del Norte; pero en el fondo de los valles a que acabamos de referirnos, corren arroyuelos sombreados por el quebracho de corteza de hierro; por el ubajaé de fruto de oro; por el sauce de rico ramaje. Por otra parte, esa población vive en buenas casas, está bien alimentada; sus casas, sus quintas, sus granjas o alquerías están todas próximas unas a otras y su carácter abierto y hospitalario se inclina a la civilización en que la vecindad de la mar le aporta incesantemente sobre las alas del viento el perfume que viene de Europa” 110 . • Buenos Aires: “El aspecto de Buenos Aires es algo que sorprende agradablemente. Todo anuncia aquí una ciudad comercial, una metrópoli digna de mejor suerte. La situación algo elevada de esta ciudad americana, situada sobre una llanura, a orillas de la costa y formando una ribera escarpada; todos sus edificios públicos, que se encuentran repartidos sobre una misma línea en toda la extensión de la ciudad, que tiene, como mínimo, tres cuartos de legua de largo; el fuerte, situado en el medio, y no lejos de él un edificio de construcción morisca, que contrasta singularmente con las numerosas cúpulas de las iglesias y conventos; las innumerables carretas estacionadas en el bajo de la ribera; la multitud de lavanderas que cubren la playa, abigarrando de blanco el verde pasto que se extiende a lo lejos hacia el norte y parece concluir en un grupo de árboles; el bosque de mástiles de mil pequeñas embarcaciones hacinadas en la Boca, hacia el sud; y, por último, todas las casas ribereñas, diseminadas sobre la pendiente y al pie mismo de la costa; todo este conjunto, animado aún por el movimiento de la pequeña rada es muy susceptible de originar la idea de una plaza importante, de una gran ciudad” 111 . • Porto Alegre. “La ciudad es regular en la medida en que puede permitirlo la desigualdad de una colina algo áspera, sobre todo en su parte alta. Por otro lado, se ocupan cada día de nivelar el terreno y alinear las calles; todas éstas están flanqueadas por aceras y dirigidas hacia los cuatro puntos cardinales; las que van al norte y al sur son las menos agradables de frecuentar porque están dirigidas en sentido ascendente" 112 . • Ouro Prêto. “Las calles que unen la parte de la ciudad situada en el Valle del Ouro Prêto con la que se levanta sobre las colinas están adoquinadas, equipadas con catorce cañerías de agua y se comunican entre sí mediante cuatro puentes de piedra” 113 . LAS CARACTERÍSTICAS DEL HABITAT En muchos casos, el habitat latinoamericano desarrolla formas de adaptación bioclimática, las que se incorporan a estilos constructivos importados, pero con una importante adaptación a las condiciones locales. Por ejemplo, en el Caribe:
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“En el siglo XIX madura la síntesis entre los elementos arquitectónicos de origen europeo y los factores condicionantes locales. La necesidad de protección solar y la transparencia necesaria para el paso de la brisa, circunda las mansiones de amplias y sombreadas galerías, -la verandah oriental- en algunos casos sustentadas por ligeras columnas de hierro. Los macizos muros exteriores son sustituidos por ventanas corridas o sistemas de ventilación -tablillas de madera, perforaciones en los cielorrasos para el paso del aire caliente, aberturas en los techos- que convierten a la vivienda en un "sistema" de acondicionamiento térmico 114 . El habitat popular, por su parte, se caracteriza por el uso de materiales del lugar y por diseños que adaptan la vivienda al clima local. Los clásicos ranchos de la región pampeana se construyen con paredes gruesas de adobe que permiten una inercia térmica que genera condiciones confortables en su interior, usando principios bioclimáticos semejantes a los empleados en la vieja arquitectura islámica 115 . En las zonas tropicales (Colombia), las chozas techadas con las grandes hojas de la selva “son muy frescas y cómodas aun cuando se las confecciona muy de prisa” 116 . En las proximidades de Veracruz “todas las casas (populares) están construidas con junco, carrizo o con la hoja de la caña de azúcar, y de forma tal que deje entrar fácilmente el aire y la frescura” 117 . En el mismo sitio, en las casas acomodadas “los altos techos están adaptados admirablemente para el clima caluroso” 118 . SANIDAD Y AMBIENTE URBANO En todas partes, el interés por el ambiente urbano se origina en los aspectos sanitarios. Desde que aparecen las ciudades, hace varios miles de años, los hombres descubren que juntar a muchas personas aumenta los riesgos de que unos se contagien a otros. Por el aire o por el agua, por estornudos o por besos, la mayor proximidad ayuda a que bacterias y virus encuentren su camino. Sólo que, en ausencia de información científica -y a veces, también con ella- se trata de evitar las epidemias con medidas que tienen más de ideológicas que se sanitarias. A principios del siglo XIX, un enfrentamiento entre ateos y beatos sirve para esconder los problemas más serios del ambiente urbano. En Buenos Aires, la Asamblea del Año XIII considera que las prácticas religiosas son la causa principal de la mortalidad infantil. Reunidos en sesión especial, los diputados de 1813 dictaminan que los niños mueren por "un espasmo que entre otras cosas lo origina el agua fría en que son bautizados". En consecuencia, ordenan que solamente se los bautice con agua tibia 119 . Del otro lado les contestan que la gente no se enferma porque se enfríe cuando la bautizan sino porque se debilita por los pecados cometidos. Resulta difícil en ese contexto político seguir argumentando que una epidemia es castigo de Dios por los desórdenes de la sociedad, por lo cual sólo quedan los pecados individuales. El diario "El Censor", dice que "un sujeto está con disposiciones a contagiarse cuando está muy debilitado por la vida austera, la falta o exceso de alimento, la destemplanza en la bebida o en los placeres de Venus, las grandes fatigas o una evacuación considerable. Cuando se ha expuesto al frío cargado de humedad, y, lo que es más que todo, cuando está poseído de un miedo y un terror excesivo". Ya veremos que esta estrategia de echarle la culpa a la víctima se mantendrá en el
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resto del siglo XIX ante cada epidemia y volverá a ser utilizada cada vez que sea necesaria para evitar la realización de costosas inversiones en saneamiento. Pero si en un lugar se cuestiona a los curas por la perniciosa costumbre de bañar a la gente, en otro (Bolivia) se les pide ayuda para tratar de convencer a la gente de que no se bañe. En particular cuando se trata de los indios salvajes, siempre afectos a todo tipo de excentricidades. “Los curas, a quienes su ministerio pone más en contacto con el pueblo, deberían tomar a su cargo el propagar la vacuna, y en las epidemias, vigilar constantemente las acciones de los indios a fin de impedir que salgan estos de sus casas para ir a bañarse, como lo hacen siempre, comprando con la vida un pasajero alivio. Podría encomendarse también a los curas, el cuidado de tomar las mayores precauciones para preservar a las criaturas recién nacidas de la acción del viento sud, tan pernicioso en esta provincia” 120 . Supongo que no fue necesario pedirles que predicaran en contra de los placeres de Venus, los que, como veremos más adelante, aparecen reiteradamente provocando todos los males que se puedan imaginar, muchos más aún que el baño. Y durante los primeros años de vida independiente, se sigue girando en esta polémica estéril, sobre si la gente se enferma por la religión, por el baño o por el erotismo. Hasta que el periodismo vuelve la mirada sobre las condiciones de higiene urbana. "Tal vez -vuelve a decir "El Censor" de Buenos Aires- ocupan el primer lugar entre estas causas funestas el sepultarse los cadáveres dentro de la misma población; el desaseo de las calles; el podrirse animales muertos dentro de la misma población; los lodazales y aguas corrompidas". Aclaremos: cuando se habla de animales muertos abandonados en la calle, no se refieren a perros ni a gatos. Testimonia el diario "La Abeja Argentina", en 1823 que en San José de Flores 121 : "Se mata casi diariamente un número considerable de yeguas para la fabricación de su aceite: extraído éste, se abandonan todos los demás despojos en el campo, los que, pudriéndose libremente, despiden un hedor nauseabundo e intolerable, que se deja sentir a distancias considerables, y tal es a su juicio, la causa de la epidemia". Estos antecedentes explican la preocupación del gobierno de Rivadavia por la salud pública y la mejora del ambiente urbano. Se establecen controles sobre el agua del Río de la Plata utilizada por las lavanderas, sobre el desagote de los baños públicos y un sistema de inspección a los alimentos ingresados a la ciudad. Un bando policial prohibe arrojar aguas sucias a la calle, no sabemos con qué grado de éxito. El plan de trabajo de la Academia de Medicina de Buenos Aires (fundada en 1822 y cerrada en 1824) pone el acento en los aspectos ecológicos y ambientales. Los médicos se ponen a estudiar el clima, el suelo, las aguas, la geología y las enfermedades del país, para establecer la higiene pública y privada. Consideran que las enfermedades de una región serán las mismas que las prevalecientes donde hubiera iguales condiciones ecológicas. Francisco Javier Muñiz desarrolla una eficaz vacuna antivariólica, y se la declara obligatoria en las escuelas públicas. También comienzan a aparecer las primeras normas referidas al habitat popular urbano, asociadas con criterios sanitarios. En relación con los barrios pobres de
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Santiago de Chile, en 1843 el Intendente de la provincia, José Miguel de la Barra, dictaba la primera ordenanza alusiva a normar las habitaciones de aquellos lugares; tal ordenanza es la referida a los "cuartos redondos", los cuales eran concebidos como aquella habitación "que no tenía más luz ni ventilación que la que provenía de la puerta de entrada" 122 . En el mismo sentido, las autoridades coloniales de La Habana se apoyan en criterios higiénicos para realizar reformas urbanísticas. El gobernador Tacón ordenó la construcción de cloacas como complemento del empedrado masivo de las calles. Por primera vez, la ciudad contó con una mínima infraestructura de drenaje pluvial. “Y como si esto fuera poco, el General exigió, con inédita energía, que los dueños de viviendas perforasen fosas o sumideros en sus patios para evitar desbordes de aguas albañales hacia la vía pública” 123 . La ciencia y la política se ponen al servicio del ambiente urbano. CUANDO LOS MUERTOS AMENAZAN A LOS VIVOS El pensamiento ilustrado de la época borbónica había llevado a revisar muchas prácticas tradicionales sobre la base de criterios higiénicos. Por ejemplo, la costumbre de enterrar los muertos en las iglesias. Esta situación hace crisis especialmente en el trópico, donde se manifiestan más aceleradamente los procesos de descomposición y obliga a definir otros criterios en materia de higiene mortuoria. En La Habana, el crecimiento poblacional significó una mayor cantidad de muertes al año, con la consiguiente escasez de espacio para los enterramientos. “A ello se agregó la infestación de las iglesias, en algunas de las cuales era imposible permanecer mucho tiempo, dado el insoportable olor que despedían las sustancias de la descomposición de los muertos. Esta circunstancia, además de conspirar contra el buen servicio del culto religioso llegó a constituir una amenaza para la salud pública” 124 . Por esto, se construye un primer cementerio en La Habana, en 1806. Poco después, el higienismo laico de Rivadavia lleva a prohibir los enterramientos en las iglesias, como medida de prevención de enfermedades, lo que lleva a la construcción en las afueras de Buenos Aires del Cementerio de la Recoleta. No es casual que, siguiendo con la mentalidad de la época, el cementerio monumental de Quito también se haya construido "extramuros de la ciudad histórica" tras la independencia de Ecuador 125 . Cuando eso no ocurre, como en Bahía (Brasil) un viajero lo dice en términos particularmente duros: “Aquí todavía no se ha desechado la abominable costumbre de enterrar los muertos en la iglesia” 126 . La combinación de la esclavitud con escasa higiene mortuoria genera situaciones de horror semejantes a las que hemos descrito en un libro anterior para el cementerio de esclavos de la colina del Esquilino, en la Roma anterior al emperador Augusto 127 , y que anuncian futuras epidemias. En Montevideo, “por falta de recursos para enterrarlos, en ocasiones, cuerpos de adultos o de niños negros, yacían en tierra, insepultos, enteramente desnudos” 128 . EL CÓLERA EN LOS PRIMEROS AÑOS DEL SIGLO XIX El cólera morbus es una de las enfermedades de origen ambiental más
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paradigmáticas. Al mismo tiempo, el cólera generó encendidos debates científicos durante el siglo XIX. Se trata del siglo de cólera. Los grandes movimientos de población asociados al ferrocarril y al barco de vapor no hicieron circular solamente mercancías y dinero. El cólera se movió acompañando ejércitos, rutas migratorias y movimientos comerciales. La llegada a Europa de esta enfermedad, llamada en su momento “mal del Ganges” agrega complejidad a una agenda sanitaria ya ocupada por la peste bubónica, el tifus y la fiebre amarilla. Era necesario actuar ante esta enfermedad, pero ¿de qué manera? Sin duda la actuación estaría determinada por lo que se supiera sobre las causas y propagación de esta enfermedad. Hoy sabemos que el factor que más incide en las condiciones de morbilidad y mortalidad de una población es la calidad del agua que esa población bebe. ¿Lo sabían en el siglo XIX? Y si lo sabían, ¿lo tenían en cuenta? La situación con el cólera es semejante a lo que ocurre con la fiebre amarilla. Las definiciones científicas están cargadas de preconceptos ideológicos. En este caso, se sabe que las principales víctimas del cólera son los más pobres y, a menudo, los negros. ¿Hay que deducir de esto una causa racial? Si así fuera, es posible que las condiciones de vida de quienes contraen esta enfermedad no sean un factor determinante. Y en tal caso, gastar dinero para mejorar esas condiciones de vida no tiene por qué ser una prioridad urgente. Lo mismo ocurre con los mecanismos de transmisión de la enfermedad. Sabemos que se enferman ellos, pero ¿pueden llegar a contagiarnos a nosotros? Y en ese caso, ¿en qué condiciones? O, dicho de otro modo, ¿tenemos que resignar alguno de nuestros privilegios para combatir el cólera? ¿Hay que destinar mucho dinero a hacerlo? Esto supone una ciencia que hará los mayores esfuerzos, no por buscar la verdad, sino por procurar una verdad que afecte lo menos posible al orden establecido. “En la primera mitad del siglo XIX, el paradigma ambientalista predominó en los debates médicos. En Brasil, fue responsable de la construcción de una agenda que condicionó la actuación de los médicos y dio la clave de interpretación para los problemas relacionados con la salud pública” 129 . El cólera está presente todo el tiempo. Durante el siglo XIX se producen seis epidemias internacionales de cólera: • La primera (1817-1823) se restringió al sudoeste asiático y a la costa oriental de África. • La segunda (1826-1837) atravesó Europa y el norte africano y llegó hasta América del Norte. • La tercera (1841-1859) afectó América del Sur y Central y fue tal vez la peor en cantidad de víctimas. • La cuarta (1863-1875) siguió ampliando su radio de acción en nuevas zonas de Europa, África, América y Asia. • La quinta (1881-1896) tuvo un efecto más limitado pero mantuvo su extensión geográfica. •
Y la sexta (1899-1923) afectó solamente zonas del Asia.
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Lo primero que nos llama la atención es la larga duración que ocupa cada una de ellas, lo que equivale a decir que durante el siglo que va de 1817 a 1923 hubo más años con cólera que sin él (20 años sin cólera contra 86 con epidemias de esta enfermedad). Al respecto, se señala que “ninguna otra dolencia podría compararse con el cólera, que no sólo mataba a la mitad de los que se contaminaban, sino que los mataba en pocas horas y de un modo degradante” 130 . La descripción médica de la enfermedad es dramática: “La nariz, las orejas, los pies y las manos se comienzan a enfriar; luego, el infeliz doliente (...) es acometido de la cabeza a la punta de las uñas y los cabellos de un frío intenso que en un abrir y cerrar de ojos se torna glacial. Al tocarlo deja sentir en su cuerpo una temperatura por debajo de los objetos que lo rodean y de un cadáver después de 48 horas” 131 . Como suele suceder, los prejuicios sobre un tema condicionan las investigaciones y limitan la obtención de conocimientos. Muchas descripciones de las epidemias tienen una carga importante de racismo, como en esta descripción de una epidemia en La Habana: “el cólera se ha cebado en aquella parte más baja del barrio de Jesús María, en la cual habitan, para mayor abundamiento, gente muy pobre, y negros entregados al uso del aguardiente, sujetos a todas las necesidades, amontonados en habitaciones sumamente reducidas, húmedas, asquerosas y mal ventiladas, en unas calles estrechas, tortuosas y llenas de aguas corrompidas y de lodazales que constituyen la activa existencia de los mayores elementos de infección” 132 . De allí a decir que las borracheras de los negros causan el cólera hay un paso muy pequeño, que a veces será dado. A comienzos del siglo XIX no se sospecha del agua contaminada como causa de ésta ni de otras enfermedades. Para los criterios de la época, había que buscar las causas de la enfermedad en la víctima, que podía estar condicionada por vivir en una atmósfera húmeda, sujeta a cambios de temperatura, “pasiones deprimentes”, mala alimentación o exceso de trabajo. El tener sólo una mirada individual sobre cuestiones de naturaleza social escondió durante mucho tiempo las causas de ésta y de otras enfermedades. No deberíamos sonreír demasiado ante esta conducta de los científicos: todavía hoy se subestima el rol de los contaminantes ambientales en la etiología del cáncer. Y durante el siglo XX no se hizo nada en serio por combatir al tabaquismo, tal vez la principal causa de enfermedad y de muerte, después de las guerras (y en muchos años, antes que ellas). Se habla de la calidad del aire como el principal factor en la generación de todas las epidemias, aunque a menudo se hable de cambios imperceptibles en esa calidad. Son concepciones originadas en el siglo XVIII, que retoman antiguas ideas de Hipócrates, para quien la enfermedad o la salud eran entendidas en función de un equilibrio o desequilibrio entre los humores corporales y el medio ambiente. El hipocratismo busca las enfermedades correspondientes a cada clima, aunque pone el acento más en la predisposición de los hombres de un cierto clima a enfermarse de algo, antes que en la posibilidad de que las causas de esa enfermedad se desarrollen en determinadas condiciones climáticas. El aire envenenado aparece como la causa principal de la mayor parte de las epidemias. Por ejemplo, los habitantes de los lugares húmedos y palúdicos tenían “una fisonomía pálida,
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hígado y bazo hipertrofiados, arterialización imperfecta, bilis degenerada e indolencia para estudios”, debido a las emanaciones que respiraban. Esta concepción, sin embargo, puede realizar aportes útiles en la medida que recomiende prácticas de higiene. En La Habana, se indica que en tiempos de epidemia: “No se dejarán permanecer en las habitaciones los orines, las deposiciones, los montones de basuras, ú otras sustancias propensas á la putrefacción. No se criarán en los traspatios, ni en las casas animales que puedan contribuir á la corrupción del aire, como cochinos, curieles, aves, palomas, etc. Se limpiarán diariamente las caballerizas, los comunes, los traspatios, los cuartos de los esclavos” 133 . Las caballerizas y los cuartos de esclavos parecen pertenecer a la misma categoría conceptual. En cambio, las personas que habitan sitios elevados y estaban sujetos a los vientos del norte y noroeste tenían un carácter nervioso y sufrían enfermedades como asma y epilepsia. Podemos ver como antecedente ideológico a la concepción de Montesquieu, para quien las condiciones geográficas eran un factor determinante de las formas de organización política, lo que huele a un racismo encubierto. Este debate sobrevuela el siglo XIX y está asociado a la discusión sobre las posibilidades de adaptación de los europeos a los trópicos. El modo de responder a esa pregunta incide sobre las formas de organización colonial. El rol que se de a las élites nativas en la administración colonial estará relacionado con lo que se crea sobre las posibilidades de los europeos de adaptarse al ambiente de cada colonia. Cuanto más insalubre sea el clima para los europeos, más funciones de gobierno habrá que delegar en las élites locales. LA ENFERMEDADES DE LOS AMBIENTES TROPICALES Las condiciones ambientales del trópico tienen consecuencias diferentes sobre la salud humana que las de otros climas. Al estar en el trópico muchas colonias europeas, la medicina tropical tenía un interés político y económico muy especial. El tratamiento de la fiebre amarilla (conocida en la época como “vómito negro”) en el Caribe merece un comentario particularizado, por su incidencia en las condiciones sanitarias de la zona, y muy especialmente por su antecedente de haber diezmado las expediciones punitivas contra los esclavos haitianos. La teoría miasmática era la verdad aceptada, tanto en los ámbitos científicos como populares. Había algo en el aire de las zonas pantanosas que atacaba la salud. Los “malos aires” que causaban la malaria eran también los que provocaban el vómito negro. “Cuando regresamos a Veracruz por la noche, había una opaca neblina amarillenta suspendida sobre el pueblo. Le pregunté al patrón del bote qué era eso. Quitándose el cigarro de la boca, respondió con gran seriedad, señor, es el vómito" 134 . Por una parte, la soberbia de pertenecer a la especie humana dificultó durante mucho tiempo el descubrimiento del mosquito como agente transmisor de la enfermedad 135 . Es probable que las evidencias hayan estado disponibles durante mucho tiempo para quien fuera capaz de verlas. Por ejemplo, todos los testimonios sobre los sitios en los que la fiebre es endémica aparecen asociados con relatos
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sobre las incomodidades provocadas por los mosquitos. Aún más, es sugestivo que digan que la fiebre desaparece en las mismas condiciones climáticas que impiden la proliferación de mosquitos. “Súbitamente estalla la tempestad, y todos en el mismo instante se sienten aliviados, todos, menos los pobres navegantes. El aire se vuelve fresco, nubes de arena invaden las calles, llevándose, si así puede decirse, la atmósfera pestilencial. Entonces no hay fiebre en Veracruz” 136 . Otro viajero agrega que “una persona puede sentirse segura de no sufrir el ataque de la fiebre amarilla, porque los nortes destierran con violencia de huracán la masa de aire estancado que revolotea sobre la ciudad, cargada de infección, arrojando una gran cantidad de brisa fresca de mar, que ocupa su lugar y que a su vuelta llega a corromperse también. Además de la suciedad que caracteriza el arreglo interior de las casas más humildes, los diversos charcos de agua estancada que existen en las cercanías del pueblo tienen una fuerte tendencia a producir este efecto, por la clase de vapor que exhalan bajo el ardiente sol del trópico” 137 . ¿Es que a nadie se le ocurre pensar que esos charcos están llenos de mosquitos, y que ese viento arrastra lejos a los mosquitos? ¿Cuántas veces nos pasa lo mismo, en nuestra propia época, que tenemos las evidencias delante de nuestros ojos y no las sabemos ver? Pero además, la situación colonial allí donde aún existe, lleva a distorsionar la mirada y a condicionar las conclusiones de las investigaciones. La preocupación central no parece ser el contagio de las personas sino el contagio de los blancos. Lo que ocurra con indios y negros tal vez quede fuera de la preocupación de la medicina. Por eso un médico cubano, a principios del siglo XIX, cita a un autor que "en su obra de las enfermedades de los países calientes", indaga "las causas de la destrucción de los europeos en estos climas" 138 . A falta de mejor explicación, queda siempre la posibilidad de que la culpa de enfermarse la haya tenido la víctima. Es decir que "el calor ardiente y constante, las exhalaciones húmedas y mephíticas, los recios trabajos, las violentas pasiones, el abuso de licores espiritosos, son las causas que producen esa enfermedad en los Europeos no aclimatados; siendo tanto más expuesto a ella cuanto más frío sea el clima patrio, o el último lugar de su residencia". Una medicina orientada a curar a algunos y olvidar a otros tiene que dejar afuera los mecanismos sociales de transmisión de las enfermedades. Si los pobres al enfermarse pueden contagiar a los ricos, se hace indispensable mantenerlos en buenas condiciones sanitarias, aunque más no fuera para preservar a los sectores dominantes. Si esas enfermedades no son contagiosas, esa prevención deja de ser importante. Eso hace necesaria una línea de pensamiento que niegue la posibilidad del contagio, aún en enfermedades epidémicas, lo que es claramente una paradoja. Sigamos esta línea de razonamiento y veamos adónde conduce. "Sobre el contagio del vómito negro -dice- he tocado después de ocho años un solo caso que lo compruebe. Todas las observaciones hechas en los últimos años en los Estados Unidos prueban, que ellas solas han producido las epidemias, que han asolado sus Provincias. Tales han sido la de Filadelfia en 1793, la de Baltimore en 1794, la de Nueva York y Norfolk en 1796 y 97. Devéze prueba con hechos y razones las más convincentes que la citada epidemia de Filadelfia no se propagó
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por contagio. El Doctor Mosely, examinando todos sus fundamentos en pro y en contra, se inclinó a decidir que la fiebre amarilla no es contagiosa". "El célebre Rhus niega expresamente que sea contagiosa, y mucho antes lo había ejecutado Lino en su tratado de las enfermedades de los navegantes. El Doctor Bruce de la Barbuda no hace mención del contagio en su Memoria sobre la fiebre amarilla. Finalmente el C. Gilbert proponiéndose la cuestión si es o no contagiosa la fiebre que exterminó el Ejército del General Leclerc, responde negativamente con muchos de sus colegas. Esta enfermedad, dice, no se comunica del cuerpo viviente que la padece, a los individuos que están en contacto con él, a menos que estén expuestos a las mismas causas; porque entonces serán fácilmente infestados por los miasmas pútridos y gangrenosos". En otras palabras, que la prevención necesaria es mantener a los blancos lejos de los miasmas pútridos y gangrenosos. No hace falta mejorar las condiciones ambientales de indios y negros, lo cual es una conclusión económicamente muy ventajosa. El tratamiento de los pacientes es poco convincente: friegas enérgicas con aceite de oliva, con jugo de limón o con compuestos de mercurio y quemaduras localizadas: "imitando la práctica de los médicos árabes aplicaba cinco o seis botones de fuego al occipucio". Recordemos la alta toxicidad del mercurio, a pesar de lo cual fue usado durante mucho tiempo como medicina. Sin duda, había motivos importantes para alejarse de esos miasmas. LOS DESMONTES ENFERMAN A LA GENTE Con frecuencia se asocia la leishmaniasis con los desmontes que se efectúan en zonas tropicales y subtropicales. Es una enfermedad parasitaria transmitida por la picadura de una especie de jején, que puede tener complicaciones mortales. Esta enfermedad puede producir lesiones en la piel y las mucosas. Los síntomas incluyen fiebre persistente y de larga duración (semanas) con ciclos irregulares. Una explicación actual de su difusión es que los desmontes provocan la destrucción del habitat natural de los jejenes (la selva) y esto los impulsa a migrar hacia las áreas pobladas, donde pican a las personas y les transmiten el parásito. Esta opinión ha sido sostenida por organizaciones ambientalistas para reforzar sus argumentos contra los desmontes generalizados 139 y cuestionada por quienes favorecen esos desmontes para ampliar las fronteras agropecuarias. Tenemos algunas evidencias de este fenómeno y un principio de comprensión del mismo en un sentido comparable al de la ciencia actual en un texto que, si bien no describe exactamente esta enfermedad, se le aproxima lo suficiente como para llamarnos a atención: “Santa Cruz (Bolivia) era un lugar muy salubre hasta el año de 1830, en que ya empezaron a sentirse algunas enfermedades, desconocidas hasta entonces, y las que atacaban con rigor a los habitantes. Hoy en día las fiebres intermitentes han asentado allí su dominio. Algunas personas han creído que provenía esto de la introducción de árboles pertenecientes a los valles calurosos; pero según mis observaciones sobre la provincia del Valle Grande, pienso que semejante cambio
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es mas bien debido al desmonte causado por los incendios, que los habitantes tienen la costumbre de promover cada año con el objeto de renovar la yerba de los llanos y de las colinas. Lo cierto es que muchos lugares, muy sanos en otro tiempo, se hallan al presente invadidos por esa peste destructora, que va en aumento a medida que el desmonte se extiende. Es pues un deber del gobierno el tomar alguna sabia medida para cortar los progresos de semejante mal, y mejorar en lo posible los lugares inficionados” 140 . Nótese que el acento está puesto en la fiebre de ciclos irregulares (intermitente) antes que en las lesiones en piel y mucosas, ambos síntomas de la leishmaniasis. Esto puede deberse a que la fiebre aparece mucho antes que los síntomas dermatológicos y también a la mayor atención prestada a la fiebre en la época, por asociación con otras enfermedades conocidas. LA CIENCIA INVEROSÍMIL La mirada sobre los hechos naturales en esta etapa está aún cargada de prejuicios y concepciones mágicas. Se trata de la continuidad de una visión mágica de los hechos naturales, que ya hemos destacado en la primera parte de esta obra y que ocupó un lugar destacado en el pensamiento oficial durante el período colonial. Y es que la producción y utilización de conocimientos están históricamente condicionados. No hay razones sociales para un desarrollo científico riguroso, en la medida que no haya una aplicación productiva de esa ciencia. Si bien la manera actual de pensar la ciencia nace en el Renacimiento con Galileo y Leonardo da Vinci, su aplicación generalizada corresponde a la Revolución Industrial. En otras palabras que a pesar de la imagen conocida del siglo XVIII como el Siglo de las Luces, la concepción experimental de la ciencia está fuertemente entrelazada con especulaciones desarrolladas sobre bases erróneas. En esta etapa de transición, se incorpora la medición a la ciencia, pero aún no se sabe qué medir, ni cómo utilizar los resultados de esas mediciones. Veamos algunos ejemplos de la aproximación antojadiza al conocimiento, primero a fines del siglo XVIII: La vegetación de la plata. Se discutió, con absoluta seriedad, a propósito de los yacimientos de plata del Potosí, si los metales se reproducían por semilla y cuáles eran sus mecanismos para la circulación de la savia nutricia. Lo interesante es que se fundamenta en afirmaciones de autores griegos y romanos de la Antigüedad clásica, que relataban leyendas escuchadas en sus viajes, no en evidencias empíricas. El argumento era que si estos autores habían descripto el fenómeno, el mismo podía existir 141 . El árbol de hierro. En la misma línea, un explorador describe cuidadosamente un gran meteorito de la zona de Campo del Cielo (Chaco, hoy en Argentina). El mismo fue analizado posteriormente por Félix de Azara, quien lo define como “aerolito”. Sin embargo, nuestro explorador llega a la conclusión de que se trata de los frutos de un gigantesco árbol de hierro y logra que en Londres se publique una memoria científica con esta tesis 142 . Y también en el siglo XIX:
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El aguardiente causa epidemias. Una historia de Ecuador nos informa (sin comentario alguno y con la mayor naturalidad) que las autoridades coloniales “prohibieron la destilación de aguardiente de caña y ordenaron que en su lugar se elaborara azúcar, ya por la carestía absoluta de este artículo como por las espantosas epidemias que se habían desarrollado a causa del inmoderado uso del aguardiente” 143 . La realidad puede parecerse más a lo opuesto. Si el agua está contaminada nos puede enfermar, pero no hay bacteria capaz de sobrevivir en un aguardiente de buena proporción alcohólica. Esto lo habían descubierto los ingleses al incorporar el ron como bebida para sus merineros en los viajes prolongados. Nuevamente, aquí la enfermedad es el castigo al pecador, sea por el sexo o por la bebida. Crecen los huesos enterrados. Hay observaciones del mecanismo mágico por el cual el suelo de una cierta localidad es capaz de hacer crecer los huesos allí enterrados. Lo cual proporciona una buena explicación de la existencia de grandes fósiles, sin necesidad de andar contradiciendo la Biblia. “El terreno de la Villa de Tarija tiene la virtud de acrecentar excesivamente los huesos. Enterrado un cadáver de regular estatura, si se saca después de algún tiempo, le encuentran los huesos sumamente crecidos; por lo cual están algunos creídos que en aquella tierra hubo gigantes... Pero, examinados por varios facultativos, es visto que tales gigantes nunca los produjeron estos países, y que la magnitud de los huesos proviene de que aquella tierra tiene la secreta virtud de dilatarlos y engrosarlos, hasta aquel grado en que conservan su intrínseca substancia; pues, acabada ésta, como ya no tiene en qué obrar la de la tierra, se reducen en polvo». «De esta propia especie (sigue charlando este escritor) eran los huesos que trajeron a Buenos Aires de los confines de Luján, los cuales se remitieron a Madrid pocos años hace, y han dado ocasión a que se escriba que las Provincias Argentinas abundaban de gigantes, y es falso” 144 . Un volcán que arroja peces. Retornando a las maravillas de los primeros tiempos del Descubrimiento, tenemos en América un volcán capaz de arrojar peces en sus erupciones, no sabemos si con el grado de cocción necesario para ser directamente consumidos. (Sobre el volcán Imbabura, Ecuador). “Su nombre le viene de imba (pez chico y negro) bura (criadero) porque en sus erupciones de agua deja una gran cantidad de esos pececillos, que suponen ser arrojados por la montaña donde piensan existe el criadero de ellos” 145 . Detrás de esto, subsiste en Europa la idea generalizada de la inferioridad de la naturaleza en América, propalada por muchos autores y sistematizada por Buffon, como argumento para justificar el colonialismo. Destaca un viajero alemán que existe “un prejuicio europeo que no logro entender. Con frecuencia se me ha preguntado si es verdad que las flores de América carecen de aroma y que los pájaros no cantan”, lo que le sirve de base para una poética descripción de las orquídeas silvestres que “despiden un aroma dulce y la brisa ligera del bosque lleva hasta el viajero una nube de olores deliciosos y embriagantes” 146 . También encontramos en Humboldt la reivindicación de la naturaleza americana, que había sido despreciada por algunos naturalistas europeos, quienes llegaron a decir que el pensamiento era una actividad imposible de realizar en un clima tropical: “Muchos europeos han exagerado la influencia de estos climas sobre el
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espíritu y afirmando que aquí es imposible de soportar un trabajo intelectual; pero nosotros debemos afirmar lo contrario y, de acuerdo con nuestra experiencia propia, proclamar que jamás hemos tenido más fuerza que cuando contemplábamos las bellezas y la magnificencia que ofrece aquí la naturaleza. Su grandeza, sus producciones infinitas y nuevas, por así decirlo nos electrizaban, nos llenaban de alegría y nos tornaban invulnerables” 147 . La cuestión de fondo es que la ciencia no es sólo un conjunto de especulaciones, más o menos acertadas, y con o sin sustento experimental. La ciencia ocupa un lugar en la sociedad cuando se la integra al proceso productivo. Aún bien avanzado el siglo XIX, Juan Bautista Alberdi sostenía que un país agropecuario no necesita de la educación ni del conocimiento científico. "Las ciencias son un saber de mero lujo, como las lenguas muertas -afirma-, donde sus productos no tienen aplicación. Tal producción no ser la que haga la riqueza del país. Un simple cuero seco, un saco de lana, un barril de sebo, servirán mejor a la civilización de Sud América que el mejor de sus poemas, o su mejor novela, o sus mejores inventos científicos" 148 . Sin embargo, cuando se trata de la inserción del conocimiento en un proyecto productivo, la situación es diferente y los resultados mucho más favorables. Al pensar en una aplicación directa, en la cual van a invertirse capitales, ya los resultados no pueden ser antojadizos. En ese sentido, recién al final de este período aparecen algunos políticos y gobernantes que saben qué hacer con la ciencia. Al igual que en nuestra propia época, esos hombres no abundan demasiado. Sin embargo, existen, y veamos cómo comenta uno de ellos, Domingo Faustino Sarmiento, la actitud del Emperador del Brasil al organizar un jardín botánico en Río de Janeiro, con la finalidad de aclimatar plantas comercialmente útiles: “Hay calles de árboles hermosísimos del país, y se estaban formando otras del árbol del pan, y de bambúes; compartimentos ocupados por plantaciones de té, alcanfor, clavo de olor, canela, etc., etc. Mostráronme un sembrado de un pasto fuerte y largo que sirve maravillosamente para techar cabañas; un árbol cuya corteza sirve para hacer ligaduras; una especie de palma para construir con sus hojas un tejido para bolsas de café, y multitud de árboles y plantas productivas o aplicables a la industria de todos los países tropicales del mundo. Proponíase el Emperador aclimatar en su jardín, todas las plantas exóticas que forman la riqueza del jardín botánico, vasto establecimiento de aclimatación, situado en dirección opuesta, a tres leguas de la ciudad y detrás del Corcovado. Un diputado había denunciado este jardín como un lujo inútil que absorbía las rentas del Estado. Es efectivamente un bellísimo establecimiento, sostenido con asiduidad extrema, y enriquecido con cuanto vegetal productivo hay en los países tropicales, y cuyas semillas y plantas se distribuyen gratis a los hacendados que las solicitan. Por lo demás, no sé si el diputado tenia razón o no; pero no hace 50 años que se introdujo la primera semilla de café a Río Janeiro; no hace treinta que se extrajo la primera bolsa del aclimatado, y hoy pasan de 800000 las que llenan todos los mercados del mundo. La azúcar y los diamantes han cedido su lugar al café como producción principal; cuatrocientas mil almas forman la provincia de Río Janeiro que explota el café; la capital se ha llenado de riquezas, de edificios y de población, la bahía está siempre en movimiento proveyendo café a los centenares de buques
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que lo demandan, y el café es, en fin, el ángel salvador del Brasil, cuyos azúcares pierden de día en día su valor en todos los mercados. La provincia de San Pablo empieza a producirlo de regular calidad, y gracias al Jardín Botánico, el alcanfor, y el clavo, y la canela, y el té brasileros, pueden una vez presentarse en los mercados europeos, si no temibles por su calidad, respetables por las grandes cantidades en que son producidos” 149 . Con una actitud semejante, el botánico de origen alemán Karl Sartorius, compró una gran propiedad denominada "El Mirador", cerca de Veracruz y allí creó un área natural protegida, que funcionaría como base para varias expediciones científicas. La reserva ecológica de Sartorius es uno de los principales antecedentes de nuestros parques nacionales actuales. En 1845, la describen de este modo: "Cuando se ha penetrado en esos hermosos bosques, donde el suelo se llena de innumerables plantitas, donde cada paso ofrece algo nuevo y donde aun las ramas están cubiertas con las más lujuriosas parásitas, donde animales de toda clase, sin conocer enemigos, se pasean alegremente y los insectos zumbantes revolotean en torno de las flores, entonces puede decirse con toda justicia que se halla uno en aquél lugar donde no tienen validez otras leyes que las de la naturaleza, otros derechos que los de la razón y otra fe que la del propio corazón. Allí se encuentra uno transportado de pronto a un mundo tan encantador por una parte y, por otra, tan repelente por su soledad y abandono, que por lo común se prefiere leer descripciones aun cuando se tenga oportunidad de visitarlo y aprender a valorarlo" 150 . LA PROPUESTA DE EUROPEIZAR Durante esta etapa aparecen las bases de lo que después serán los proyectos europeizantes de fines del XIX y principios del XX. Estas ideas no se llevan todavía a la práctica, pero sobrevuelan el ambiente y germinarán unos años más tarde. Veamos algún ejemplo en esta recomendación: “Tiempo es ya también de que Bolivia, en donde aún pertenece al Estado más de la mitad de los terrenos, trate de crear un cuerpo vigilante y activo que tenga á su cargo (…) poblar de árboles europeos, tales como el abeto, el abedul o álamo blanco, etc., las montañas vecinas a La Paz, a Chuquisaca y a Potosí, a fin de proveer a estas grandes ciudades de leña y de maderas de carpintería” 151 . Lo interesante es que quien pide abetos y abedules, tal vez por pura nostalgia de su tierra, es un naturalista francés que ha reconocido cuidadosamente los árboles americanos. Sin embargo, a pesar de las afirmaciones de que la naturaleza americana no es algo de segundo orden, la idea de la superioridad de lo europeo aparece por una vía indirecta. LA VULNERABILIDAD TERREMOTOS
ANTE
DESASTRES
AMBIENTALES:
LOS
En el primer tomo de esta obra vimos la importancia que tenía en la España medieval la respuesta religiosa ante distintos tipos de desastres ambientales. La idea de que el rol de Dios es mucho más relevante que el de los hombres en situaciones de desastre se mantiene en los primeros años de vida independiente en muchas sociedades latinoamericanas. Al mismo tiempo, la cultura dominante no registra la necesidad de estrategias de prevención. También vimos con anterioridad que la generalización de los techos de cerámica en América (en vez de
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los techos livianos de las tribus prehispánicas) provocó una gran mortandad que hubiera sido fácilmente evitable. Es necesario esperar la mirada de un viajero conocedor de la naturaleza, como es Humboldt, para señalar los riesgos de esta forma de construir, al hablar del terremoto de Caracas 152 : “Las casas son holgadas y más altas de lo que convendría en un país sujeto a movimientos sísmicos”. Es sugestiva la asociación con fenómenos climáticos previos al evento, como si Humboldt sospechara una relación causal. “En Caracas, y en 400 kilómetros a la redonda, no cayó una sola gota de lluvia en los cinco meses que precedieron a la destrucción de la capital. El 26 de marzo fue un día calurosísimo; el aire estaba en calma; el cielo, sereno. Era Jueves Santo, y la mayor parte de la población se había congregado en las iglesias; nada hacía presentir los horrores de la jornada. A las cuatro y siete minutos de la tarde se produjo la primera sacudida. Fue tan intensa, que las campanas de las iglesias doblaron y duró de cinco a seis segundos. Inmediatamente siguió otra, de diez a doce segundos de duración, en que el suelo estuvo en constante movimiento ondulatorio, como si fuese un líquido en ebullición. Ya se pensaba que el peligro había pasado cuando llegó del subsuelo un estruendo infernal. Parecía el retumbar del trueno; pero fue más violento y de mayor duración que éste en las tormentas de los trópicos. Tras aquel estrépito siguió un movimiento vertical, que se prolongó por espacio de tres a cuatro segundos, seguido de otro ondulatorio algo más largo. Las sacudidas se produjeron en dirección contrapuesta, de Norte a Sur y de Este a Oeste. Nada pudo resistir aquellas oscilaciones de sentido vertical y en ángulo. La ciudad de Caracas se vino abajo. Millares de personas (entre 9.000 y 10.000) quedaron sepultadas bajo las ruinas de los templos y las casas. La procesión no había salido aún, pero la afluencia a las iglesias era tal, que de 3.000 a 4.000 personas murieron aplastadas por las bóvedas al desplomarse. La explosión alcanzó su máxima intensidad en la parte Norte, el barrio más cercano a los montes de Ávila y La Silla. Las iglesias de la Trinidad de Alta Gracia, de más de 50 metros de altura y cuyas naves eran soportadas por pilares de hasta 4 metros de grosor, quedaron reducidas a sendos montones de escombros de apenas 1,5 a 2 metros. Los cascotes quedaron depositados tan sólidamente, que hoy casi no se encuentran rastros de pilares y columnas. El cuartel de San Carlos desapareció casi íntegramente. Un regimiento de tropas regulares estaba formado para tomar parte en la procesión; excepto unos pocos hombres, todo quedó enterrado bajo las ruinas del edificio. Nueve décimas partes de la hermosa ciudad de Caracas fueron totalmente destruidas. Las casas que no se desplomaron agrietáronse de tal modo, que nadie se atrevió a permanecer en ellas. En los sectores sur y oeste de la capital, entre la Plaza Mayor y la Garganta de Caraguata, los efectos del terremoto fueron algo menos violentos. Allí la iglesia principal, con sus enormes contrafuertes, quedó de pie”. “La noche del Jueves al Viernes Santo fue un cuadro de desolación y miseria indecibles. La densa nube de polvo que flotaba sobre las ruinas y oscurecía la atmósfera como si fuese niebla, se depositó en el suelo. No se produjo ninguna otra sacudida, y la noche fue de una calma y belleza maravillosas. La Luna, casi llena, iluminaba la redondeada cumbre de La Silla, y el cielo ofrecía un aspecto, que contrastaba violentamente con la tierra, cubierta de escombros y cadáveres.
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Veíanse madres con los cuerpos de sus hijos en brazos, tratando de volverlos a la vida; familias que corrían gritando por la ciudad en busca de un hermano, un esposo o un amigo perdidos, extraviados tal vez entre la multitud. La gente se apretujaba en las calles, reconocibles sólo por las alineaciones de ruinas”. En Caracas se atribuyó el desastre a la intervención divina, y se predicó en los púlpitos que el terremoto de Caracas era un castigo del cielo ante la Revolución independentista 153 . Como la Revolución se produjo un Jueves Santo, se ofreció como prueba del castigo el que el gran terremoto ocurriera en la misma festividad” 154 . Más allá de la manipulación política del evento, el aprendizaje que resulta del desastre es muy escaso: Caracas se reconstruye con calles estrechas, con edificios altos y con techos pesados, como si nunca hubiera conocido los terremotos. Recién a comienzos del siglo XXI se piensa en utilizar techos livianos en el habitat popular, una solución abandonada cinco siglos atrás. El comportamiento ante otros desastres es semejante. En noviembre de 1812, "un tremendo terremoto sacudió a Valparaíso. Durante dos o tres minutos y con 40 segundos de una violencia extraordinaria enviaron al suelo o dañaron severamente una gran cantidad de las construcciones de la ciudad, en medio de gritos de terror de sus habitantes. Sólo experimentaron daños menores aquellas construcciones que se edificaron sobre suelo firme o las construcciones de madera" 155 . En otras palabras, que las edificaciones que tenían menor valor económico o que eran socialmente consideradas como las de menor importancia fueron las que mejor resistieron el sismo. Inmediatamente, un grupo de frailes pidió “la inmediata expulsión de los herejes ingleses y norteamericanos, y que según ellos, eran la causa de que Dios hubiera enviado esta calamidad”. Las actitudes religiosas ante los terremotos van aún más allá de la etapa histórica que estamos tratando en este capítulo. En Mendoza, ante el primer movimiento de tierra, los españoles habían cambiado el santo patrono por Santiago, a quien se suponía especializado en la protección contra estos eventos. A pesar de esto, la ciudad fue completamente destruida por el terremoto de 1861. Su reconstrucción se hizo sin realizar el estudio de riesgo geológico del emplazamiento que inicialmente se había prometido. A partir de esa fecha, "cada agosto, el santo patrono sale de su iglesia a recorre la ciudad en una de las pocas procesiones cuya convocatoria popular se acompaña de la creencia de que si no hay procesión, habrá temblores 156 . Y todavía en la actualidad se realizan en Salta procesiones mutitudinarias para que el Señor del Milagro proteja la ciudad de los terremotos. LA VULNERABILIDAD ANTE INUNDACIONES URBANAS
DESASTRES
AMBIENTALES:
LAS
La rigidez con que se aplicó la cuadrícula española en el diseño de ciudades americanas generó una serie de conflictos ambientales, al facilitar el poblamiento de los valles de inundación de ríos y arroyos. En muchos sitios, la necesidad de continuar con una calle en línea recta condicionó la ocupación de bajos inundables. Las ciudades portuguesas, en cambio, al tener una mayor flexibilidad de diseño, pudieron soslayar algunos de estos problemas pero generaron otros diferentes. La ocupación de áreas inundables en las ciudades ubicadas en valles significó aumentar también el riesgo de aluviones. La mayor velocidad, fuerza de la
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corriente y, por tanto, mayor capacidad erosiva de los ríos de montaña agravó estas consecuencias de la localización en este tipo de ciudades. Por este motivo, Santiago de Chile sufrió las avenidas del río Mapocho desde la época colonial. El plano de esta ciudad se superpone con el río, como si éste no existiera. Una historia de Chile menciona la creciente de 1746, tan intensa que se llevó la alameda. La de 1783 también fue desastrosa, y se describen minuciosamente sus efectos 157 . Como sabemos, las obras de atenuación de crecidas pueden proporcionar un paliativo, pero no hay motivos para pensar que proporcionen la solución definitiva a un problema originado en la topografía. Sin embargo, la ilusión de seguridad que generan las obras hidráulicas tiene una larga historia. Habitualmente, el efecto de estas obras es el opuesto al buscado. Y es que, en vez de plantearse públicamente sus alcances y limitaciones, se las presenta como la solución definitiva a un problema que con frecuencia no la tiene. El resultado es que la confianza en la obra valoriza los terrenos inundables y lleva a que más personas ocupen la zona insegura. Como consecuencia de esto, las obras de atenuación de crecidas disminuyen los efectos de cada crecida, pero terminan aumentando el número de vecinos inundados. Veamos un par de ejemplos de esta confianza en las obras públicas: “El Gobernador O'Higgins, deseoso de ejecutar obras útiles y duraderas, se propuso librar para siempre á Santiago de este peligro de las inundaciones. La mejor prueba de la buena ejecución del trabajo la dieron sus resultados, pues la ciudad quedó libre de nuevas inundaciones” 158 . Y también, en otro autor un poco menos entusiasta: “El puente de piedra y ladrillo construido sobre el Mapocho y el gran tajamar que protege la ciudad contra las inundaciones de este torrente” 159 . En la margen sur del río Negro y casi en su desembocadura, en la Patagonia, una crecida combinada con un huracán del sudeste destruyó completamente el pequeño poblado ubicado frente a la ciudad del Carmen de Patagones. El poblado fue reconstruido y pasó a ser la ciudad de Viedma, más tarde capital del Territorio Nacional de Río Negro. Otra crecida volvió a destruir totalmente esa ciudad en 1899. A pesar de ambos antecedentes, en la década de 1980 se aprobó una ley para trasladar al mismo lugar la Capital de la Argentina 160 . A diferencia de la ciudad española, la ciudad portuguesa no requiere de una cuadrícula exacta (como vimos en el primer tomo de esta obra), pero sigue a menudo al modelo de Lisboa, con una ciudad alta y una baja. Esa diferencia de niveles genera condiciones ambientales específicas, lo que puede reflejarse en otra forma de ocupación de zonas inundables. En el caso de las ciudades de origen español, la urbanización se mete en las áreas de riesgo de pequeños arroyos (generalmente temporarios) para no alterar la línea recta. En las ciudades de origen portugués, el área baja es la sometida a crecidas, como se señala con referencia a Porto Alegre: “En la parte baja de la ciudad, a orillas del agua, se han construido y se construyen aún diariamente casas bastante hermosas; son las del puerto, expuestas a veces a las inundaciones, como sucedió a fines de 1833; ya hay un plan definitivamente resuelto para construir los muelles. De este modo se espera hacer retroceder mucho a las aguas y aumentar al mismo tiempo el lugar
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conveniente para la ciudad” 161 . LOS RECURSOS MINEROS Los testimonios de viajeros hablan con frecuencia de la dureza de las condiciones ambientales de trabajo que encontraron en diversas zonas de América Latina. Tratándose de europeos que conocían la situación social provocada por la Revolución Industrial en sus respectivos países, esto puede darnos un punto de referencia sobre esas condiciones. Cuando Francis Bond Head visitó la mina de plata de San Pedro Nolasco en las alturas del cajón del Maipo (Chile) vio que “los barreteros demolían la veta a golpes de mazo, y los apires sacaban el mineral en morrales de cuero, trepando por palos tallados con muescas. En el patio de amalgamación no se contaba con muchos elementos mecánicos y se usaban formulas seculares, pero todo funcionaba con una aparente eficacia. Los mineros de Cornwall que lo acompañaban quedaron muy impresionados por la reciedumbre de aquellos chilenos que trabajaban entre los hielos de la cordillera” 162 . En el mismo sentido, destaca Darwin que “los mineros hacen una labor muy penosa. Tienen muy poco tiempo para comer, y así en invierno como en verano comienzan a trabajar al amanecer y no lo dejan hasta que es de noche. Aún en el día de hoy hay minas en que el agua se saca de los pozos ¡en odres llevados a cuestas por obreros!” 163 La Guerra de la Independencia chilena se financió en buena medida con la plata obtenida al precio de la vida de los mineros caídos entre los hielos o dañados por los vapores tóxicos del mercurio usado en los procesos de amalgama del mineral. Desde el punto de vista del manejo de los recursos no renovables, existen criterios de racionalidad en la explotación de los recursos minerales, que a menudo no se tienen en cuenta en el período que analizamos. Se trata de extraerlo de tal manera de evitar la pérdida de materiales valiosos durante el proceso productivo. Pero durante esta etapa, se privilegia la obtención del recurso a un costo reducido. A menudo esto implica utilizar técnicas destructivas, que implican una pérdida importante de los minerales. En Minas Gerais (Ouro Prêto, Brasil), los lavaderos de oro ubicados en los ríos de la selva trabajan en condiciones extremadamente primitivas. “En varias de las cañadas que bajaban de las alturas había instalados a cierta distancia zarandas y cueros de buey crudos: las primeras destinadas a recoger los escombros más groseros y los cueros para retener el polvo de oro entre los pelos dirigidos hacia arriba. Aquí y allá observamos también algunas fosas aisladas, donde se acumula el barro o las arenas auríferas. Tan pronto comienza la época de las lluvias, entran en función estos sencillos instrumentos. El agua encauzada artificialmente hacia las zanjas enjuaga el oro de las piedras y lo arrastra hasta las fosas o lo deja entre los pelos de los cueros de buey. El metal recogido en los citados recipientes es separado del barro por esclavos negros que trabajan con el torso desnudo, sentados en bancos de madera. El oro retenido en los cueros de buey es lavado y batido en artesas especiales. Los antiguos propietarios de esta mina hacían trabajar en ella varios centenares de esclavos y ganaron sumas enormes, pero en la actualidad parece bastante empobrecida, de modo que mantiene sólo unos pocos lavadores de oro y el trabajo se encomienda en gran parte a negros libres” 164 . Mediante este método “sólo se obtiene la parte más
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grosera del metal, mientras que el resto se escurre a los ríos y se destruye así de la manera más antieconómica la formación del oro”. LOS INDICIOS DE CONTAMINACIÓN Tenemos en esta etapa muy pocas referencias a la contaminación industrial. Más bien lo contrario, que es el asombro de los europeos ante los ríos limpios y las ciudades sin humo. Sin embargo, tenemos algunos indicios que sugieren que el fenómeno existía, aunque poco tenido en cuenta. En 1830, un francés establece en Buenos Aires una fábrica de velas, mediante un procedimiento que requiere el uso de los ácidos sulfúrico y nítrico. Para eso compra un edificio “situado en el centro de la ciudad”, y, a pesar de otras desventajas “su ubicación prevaleció a nuestros ojos” 165 . Podemos imaginar las consecuencias ambientales de trabajar con estos ácidos en el centro de una ciudad, pero está claro que nuestros actores no los registraban. LOS USOS DE LA ENERGÍA En el período previo al ingreso masivo de las máquinas de vapor, es frecuente el uso de la energía hidráulica con fines industriales. San Martín, para vestir a los soldados del Ejército de los Andes, manda construir “un batán movido por agua por el sistema de los molinos” 166 . El uso de máquinas hidráulicas similares estaba extendido en España (Cervantes describe una en el Quijote), pero no eran habituales en América Latina. Del mismo modo, en Orizaba (México) encontramos una importante fábrica textil movida por “espléndidas máquinas” hidráulicas 167 . LA EROSIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL La desvalorización del patrimonio cultural indígena llevó al abandono y la destrucción de numerosos monumentos de diversas culturas americanas y también al saqueo de obras de arte depositadas en tumbas antiguas. Después de la conquista, y agotados los tesoros en manos de los indios, los conquistadores la emprendieron con sus antepasados. La actitud extractiva sobre los recursos culturales indígenas comienza en la época colonial con Carlos V, quien dispone en 1536 que los tesoros indígenas que se extrajeran de tumbas "buscadas de propósito o halladas acaso", eran regalías reales y sobre la mitad de ellas debían pagar el quinto los descubridores. En última instancia, se trataba a un yacimiento arqueológico de un modo parecido a un yacimiento minero. Se llamó guaqueros a los que exploraban las guacas; es decir, las tumbas antiguas. Se dictó una cédula para que se conservaran las piezas más curiosas y livianas (es decir, las que tenían poco oro) que Hernando Pizarro llevó a España del primer despojo obtenido en el Perú, y que lo demás se fundiera, pero esta medida se revocó después. “El énfasis que varios cronistas y autoridades dieron a las costumbres funerarias de los indígenas, llevaba implícito el interés de saber si enterraban sus riquezas. En el descubrimiento de las guacas jugaron papel importante los indios ladinos,
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conocedores de los secretos de sus antepasados; enmudecían cuando llegaban al sitio de los entierros. Se ofreció exención de tributos al indio y a su parentela, que descubrieren tesoros o minas importantes. Los oficiales reales debían tener entre sus registros, un libro para matricular las guacas que se denunciaran. La busca y desenterramiento de tesoros indígenas adquirió caracteres de emprendimiento comercial”. En Colombia, “el periodo republicano continuó la costumbre. El doctor Jervis, minero y naturalista establecido en Rionegro de Antioquia desde fines de la guerra de Independencia, envió a París, para una exposición, varias piezas de guaca y muestras de oro en pepitas. Otro extranjero describe la guaquería en Santa Fe de Antioquia, profesión en la cual se interesó. En 1833, de una sola guaca en Colombia se extrajeron piezas por valor de 18.000 pesos de oro. Este fue el principal objetivo del movimiento migratorio antioqueño hacia el sur a mediados del siglo XIX, que dio como último resultado la colonización de la Cordillera Central al sur de Sonsón” 168 . LA SOBREABUNDANCIA DE FAUNA DURÓ POCO Destacamos la sorpresa de la mayor parte de los extranjeros que visitan el continente en esta época ante la abundancia de fauna. Continuamente reiteran que esa densidad de ejemplares es absolutamente imposible de imaginar y describen anécdotas vinculadas con ello, en un esfuerzo para convencer a lectores incrédulos. “Vi en la playa una bandada de lo más numerosa de ánades de la especie llamada specutirí; estaban en la arena. Creí poder sorprenderlos, y en efecto, avanzando por detrás de los árboles, me acerqué lo suficiente como para arrojarles provechosamente un tiro, mientras estaban posados, preparando el segundo para el instante en que volaran. Lance mis dos tiros como lo había proyectado; la playa y la orilla de las aguas quedaron cubiertas de ánades. Levanté veintisiete, lo que podrá parecer asombroso, si no hubieran estado colocados sobre la playa, donde cada grano de plomo debía rebotar en la arena y podía ser doblemente mortífero. He visto a menudo tiros más brillantes todavía, logrados en el invierno por los cazadores en los pantanos de los alrededores de Buenos Aires” 169 . En México, “es abundantísima la caza en las riberas del Goatzacoalco, donde se ven millares de aves cuyas formas airosas se engalanan con lo colores más vistosos. El hermosísimo guacamayo colorado de alas azules y amarillas y la garzota blanca de plumaje tan rico, servían para hacer la sopa de la gente, al paso que el faisán real con su copete ribeteado de blanco daba crueles vueltas en mi asador” 170 . Además de las anécdotas, a veces aparecen estadísticas. En la provincia argentina de Corrientes en el primer semestre de 1828 se vendieron 1.800.000 cueros de coipo (nutria criolla) 171 . Como comparación diremos que la cuota de exportación de cueros de la misma especie para la misma provincia durante la temporada de caza abril 2005-marzo 2006 fue de apenas 35.000 ejemplares 172 , lo que nos da una idea de cómo fue utilizado el recurso en los años intermedios. La concepción extractiva de la época llevó a poner en producción diversos recursos de fauna y explotarlos hasta su agotamiento. Señalemos que agotamiento
60 Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 60 a la Globalización
económico no es lo mismo que extinción. Una especie está extinguida cuando simplemente no existe más. Pero está económicamente agotada cuando sus poblaciones están tan mermadas que ya no resulta rentable explotarlas. Se trata, claramente, de una relación beneficio-costo, lo que significa que no depende de la cantidad de ejemplares que existan sino de lo que cuesta obtenerlos y los precios que pueden obtenerse por sus despojos. Ante cualquier cambio en los precios de venta de los productos de fauna, la ecuación podrá cambiar y se podrá retornar a sacar más. En ausencia de información sistemática, sólo tenemos indicios de cómo pudieron haber ocurrido las cosas. Pero en muchos casos, son más que suficientes. Veamos, por ejemplo, algunos altibajos de la presión de extracción sobre las perlas. Hay testimonios sobre la pesca de perlas en las costas de Colombia en 1812 y en 1817. A pesar de las guerras, la extracción se mantuvo con cierta regularidad en el golfo de Panamá y en la Guajira. En 1824, un inglés viajó a Colombia el privilegio para la pesca de perlas. El Congreso dio en ese año una concesión exclusiva a una empresa inglesa medio fantasma, que desapareció poco después. Las perlas fueron un factor de tensión política entre la provincia de Panamá y las autoridades de Bogotá. En 1823, a través del senador del istmo, piden que se libere el buceo de perlas de los impuestos que los gravaban, junto a otras medidas económicas para superar el atraso de la región 173 . Se siguieron exportando, pero sólo durante los años 1843-1845. Se sacaban hacia 1866; pero hacia 1878 se había suspendido la extracción, por agotamiento del molusco. El laboreo se reanudó más tarde, pues a fines del siglo XIX todavía se pescaban en la isla Coibita. En cuanto a la Guajira, y para no desmentir a los westerns, los indígenas seguían cambiándolas al finalizar la guerra de Independencia, por alcohol, municiones y baratijas 174 . En una descripción sobre los pescadores de perlas del golfo de California, un viajero inglés destaca que existen zonas abandonadas, suponemos que por agotamiento del recurso: “A más de Loreto hay otro placer en la Paz en la Ensenada de Muleje donde se buscaba antiguamente y en las playas de esta costa en frente de la isla del Tiburón se encuentran muchos teneros de conchas, y ruinas de pilas en donde lavaban los antiguos” 175 . La tortuga de carey figura entre las exportaciones colombianas con relativa regularidad, desde 1838-1839 hasta 1865. En la costa norte de Panamá su extracción duró hasta fin del siglo XIX. Se extraía en el archipiélago de San Andrés y Providencia, y en La Guajira se extraía carey. En Cartagena llegó a haber una industria de peines de carey, así como de bastones de mando, cubiertos, cajuelas, cigarrilleras, etc. Industria que fue desapareciendo con la especie que le servía de materia prima. Lo mismo ocurrió con las tortugas que dieron nombre a las famosas islas Galápagos. Los barcos llegaban hasta las islas exclusivamente para cazar las tortugas gigantes y lo hicieron a escala industrial. La grasa era recogida y fundida para obtener entre 4 y 11 litros de aceite por animal. Después de 1830, los barcos norteamericanos capturaron más de 100 mil ejemplares. Sin embargo, se calcula que desde el descubrimiento de las islas, fueron cazadas unos 10 millones de tortugas 176 .
61 Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 61 a la Globalización
HABÍA MÁS INSECTOS DE LOS IMAGINABLES En todas las culturas, la percepción de los animales salvajes está vinculada con los de mayor visibilidad, ya sea por su tamaño o por su relación (económica u hostil) con los seres humanos. Un aspecto sugestivo es el referido a la abundancia de insectos. Lo habitual es que los viajeros (nosotros mismos, entre ellos) se quejen de los hematófagos, que siempre les parecen muchos, con independencia de la cantidad real que encuentren. Por eso cuando alguien dice que había muchos mosquitos, es difícil evaluar qué es lo que considera una cantidad importante, más allá de las molestias personales que le generan. Y, por lo mismo, poder comparar con las poblaciones actuales de las mismas especies en los mismos lugares. Desde nuestra perspectiva actual, nos cuesta imaginar ecosistemas que tuvieran una biomasa de insectos muy superior a la actual, no sólo desde lo perceptivo sino desde muchas de sus implicancias ecológicas. Sin embargo, el uso masivo de insecticidas sintéticos, iniciado con la introducción del DDT, parece haber provocado una reducción sustancial de la cantidad de insectos presentes en muchos ecosistemas. Más allá de los obvios aspectos favorables al haber menos chupadores de sangre y comedores de cosechas, sabemos poco sobre el conjunto de alteraciones provocadas por esa reducción. ¿Cómo cambiaron las relaciones de predación, simbiosis o parasitismo, por ejemplo? ¿Qué pasó con fenómenos tales como la polinización, por ejemplo, que a veces es un vínculo muy preciso entre dos especies y no más? Por eso es relevante encontrar un término de comparación para saber de qué estamos hablando cuando decimos que en esta época abundaban los insectos. En Bahía (Brasil) Darwin dice que “el zumbido de los insectos es tan fuerte que puede oírse en un navío anclado a varios centenares de metros de la costa” 177 . La primera impresión al leer el texto siguiente es que nos encontramos ante una manga de langostas. Sin embargo, la mención de haber encontrado allí muchas especies corrige esa idea. “A la tarde observamos que la superficie del mar (en realidad, el Río de la Plata exterior. Nota de A.E.B) estaba cubierta de insectos; echamos una red y en poco rato cazamos más de cincuenta especies, unos muertos, otros aún vivos. Se extendían en el agua, formando una especie de banco, que podría tener más de dos leguas de largo por una anchura considerable, cubierto de estambres y gramíneas. (...) Al acercarse el cambio de tiempo, hay una calma perfecta, precursora de la tormenta. Entonces los insectos se elevan por el aire, donde pronto los atrapan las ráfagas impetuosas de un viento del sudoeste, que se llama pampero porque sopla de la pampa, y les impiden volver a tierra, arrastrándolos al mar. Luego viene la lluvia que los derriba al agua, donde se apilan en bancos hasta que el viento del nordeste los lleva a la costa y los amontona formando masas que llegan a tener un pie de altura, en las caletas arenosas próximas a Montevideo y Maldonado” 178 . Es decir, una masa de insectos que ocupaba el agua por espacio de 8 a 10 kilómetros. ¿Cuántos metros cúbicos de insectos arrastró esa sola tormenta? Y después: “Toda la mañana una nube de libélulas revoloteaba a nuestro alrededor y por momentos cubría las velas a sotavento”. Nuevamente, imaginemos la cantidad de libélulas que hacen falta para cubrir las velas de un barco de ultramar.
62 Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 62 a la Globalización
LA DEPREDACIÓN DE LA FAUNA MARINA Aún en fecha tan temprana como los comienzos del siglo XIX, tenemos claros testimonios de depredación de la fauna marina. Se trata no sólo de la extracción masiva de ejemplares, sino de una marcada disminución de poblaciones, algunas de las cuales fueron llevadas a la extinción. La caza de las diversas especies de ballenas fue destruyendo las poblaciones de norte a sur, ya que sobrevivieron aquellas que habitaban sitios menos accesibles para los barcos de la época. Se atribuye al famoso James Cook haber realizado una espectacular matanza de cetáceos en la Bahía de Todos los Santos (al norte de Brasil). Todavía hoy, excavando en las playas del continente y de las islas, se encuentran enormes osamentas, el último recuerdo de las ballenas de Bahía 179 . Más tarde, la caza de ballenas va extendiéndose cada vez más al sur, a medida que van disminuyendo en cantidad, y es posible hacer un seguimiento de su retracción. “Pocos días después nos encontramos de pronto en medio de esos inmensos bancos de pequeños crustáceos, tan numerosos que imprimen al agua su color rojo; una vasta superficie del mar se había coloreado intensamente: es lo que llaman los balleneros el banco del Brasil. Allí acuden a pescar la ballena, que se alimenta solamente de esa multitud de pequeños seres, de los cuales el mayor no tiene más de una línea de largo. Este banco parece extenderse a lo largo de una gran porción de la costa brasileña, y mantenerse siempre, aproximadamente, a igual distancia. ¿Es posible concebir cuántos animalitos hacen falta para alimentar centenares de ballenas y colorear el agua? ¿Qué multitud debe ser supuesta en una superficie apreciable en cincuenta o sesenta leguas de longitud por dos o tres leguas de anchura? He tenido que pensar que el mar se halla poblado por un número incalculable de tales seres. Percibimos, a cierta distancia, unas ballenas que expelían agua a gran altura”. “Supe por capitanes balleneros que tales cetáceos eran muy comunes en el banco, hace algunos años, pero que se alejaron poco a poco, llegando a ser muy raros; de modo que actualmente (1834) ya no se los pesca con regularidad, debiéndose conformar con seguir e] banco hacia el sur, donde las ballenas aparecen con mayor frecuencia. ¿A qué atribuir la desaparición de las ballenas del banco del Brasil, que les suministra tan abundante alimento? ¿Se deberá a la destrucción de todas las que pueblan el banco o a su emigración forzosa, al ser perseguidas por los barcos de todas las naciones? Me inclinaría más bien hacia esta última hipótesis; porque en las islas Malvinas y sus cercanías, y más al sur, donde sólo se las pesca durante una estación del año, pues los pescadores temen esos parajes deshabitados y carentes de puertos, no abundan menos que hace unos años” 180 . La conclusión nos parece excesivamente optimista. Es verosímil que algunos ejemplares huyan momentáneamente de la persecución de los balleneros. Pero es improbable que toda una población de ballenas cambie sus hábitos migratorios para escapar de los barcos. Eso implicaría formas de comunicación y organización de los diferentes grupos de ballenas, para decidir huir de sus sitios ancestrales y no retornar a ellos. Si bien se trata de animales inteligentes, no parece una conducta compatible con las características de su inteligencia. Aceptemos, entonces, la hipótesis de extinción de esas poblaciones observadas en Brasil.
63 Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 63 a la Globalización
La Independencia, además, significó que se abrieron de hecho las costas y los mares de las distintas naciones latinoamericanas a la presencia de buques balleneros y loberos de otras nacionalidades. Con respecto a los lobos marinos, un viajero de 1683 dice que en las islas de Juan Fernández (donde está ambientada la novela Robinson Crusoe) “no hay una sola bahía, ni un solo peñasco asequible, que no esté cubierto por estos animales” 181 . Se calculaba su población en 2 ó 3 millones de individuos. En 1798 quedaban entre 500 mil y 700 mil. En 1891 eran apenas 400. Al sur chileno llega una gran cantidad de balleneros norteamericanos 182 , y por eso es probable que el capitán Ahab hay abastecido alguna vez a su Pequod en Valparaíso. CAZADORES DE LOBOS MARINOS Nos quedan algunas reservas de lobos y elefantes marinos en la costa patagónica, cuidadosamente protegidas, y que hoy son una importante atracción turística. Al verlos allí, nos cuesta percibir la magnitud de la depredación que sufrieron en otros tiempos. Para comprenderlo, tenemos que tener en cuenta que la apropiación directa de los recursos de fauna tuvo un peso enorme en la economía internacional durante los siglos XVIII y parte del XIX. La importancia de las pieles de animales salvajes en la vestimenta de la población durante el crudo invierno europeo era muy superior a la actual. Y además, el clima del siglo XIX era bastante más frío que el que hoy tenemos. Pero también había una gran demanda de grasas animales, antes que se extendiera el uso del petróleo. Buenos Aires se iluminaba con aceite de potro y velas de sebo y toda Europa usaba aceite de ballena y velas fabricadas con la grasa extraída de la cabeza de ballenas y cachalotes. Después de varios siglos de explotación intensiva, la fauna europea y la de los mares del Norte comenzó a decrecer, desapareciendo numerosas especies. Esto impulsó a buscar sus equivalentes en los mares del Sur. Los barcos balleneros y loberos de diversos países se dirigieron a las costas latinoamericanas, y muchos usaron como base de operaciones las islas Malvinas, aún después de haber disminuido completamente las poblaciones de los animales que cazaban. Las actividades de caza de lobos marinos aumentaron notablemente a partir de 1819, con el descubrimiento de las islas Shetland del Sur. Entre 1820 y 1822, solamente en las Shetland, se registra la presencia de 91 barcos de caza. Esos barcos de varios países compitieron por la destrucción del recurso natural: entre 1815 y 1820, la extracción de "aceite de foca" era del orden de las 2.000 toneladas anuales, lo que equivale a unos 40 mil elefantes marinos muertos por temporada. Las técnicas de caza eran extremadamente destructivas, ya que atacaban las colonias con lanzas, garrotes y armas de fuego durante la época de parición, que era cuando los animales permanecían en tierra. Un autor indica que “la agilidad y la rapidez de movimientos juegan un rol importante en la pesca de lobos. Por no atacar a tiempo o por no cerrar con presteza una brecha que da al mar puede malograrse una matanza y para ir a esa brecha es preciso a veces caminar por sobre piedras cubiertas de limo y saltar de una a otra con presteza”183 . Se mataban las crías muy pequeñas, aunque su rendimiento en aceite era muy bajo. Sólo se
64 Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 64 a la Globalización
aprovechaba la grasa del vientre del animal pero no la de sus vísceras, lo que significaba desperdiciar la mitad del aceite disponible. A esto se unió el que los lobos y elefantes marinos carecían de enemigos naturales en tierra, por lo cual no habían desarrollado ninguna defensa ante ataques efectuados fuera del agua. A punto tal que las hembras podían continuar dormidas al sol, aún después de la masacre de sus congéneres, sin que las despertaran ni siquiera los balazos. Sólo despertaban cuando los marineros, creyéndolas muertas, les clavaban los cuchillos para extraerles la grasa. En 1826 Alcides D´Orbigny cuenta haber visto en Maldonado (junto a la que hoy es Punta del Este) “más de diez mil pieles de lobo marino almacenadas desde hacía dos años, por falta de colocación. Esas pieles procedían de la isla de los Lobos, situada fuera de la bahía de Maldonado. (...) Ulteriormente se produjeron quejas acerca de la disminución de los lobos marinos, los que parecían abandonar su primer asilo para ir a buscar nuevas colonias en el litoral de la Patagonia donde seguramente podrán seguir viviendo tranquilos, al menos durante largo tiempo” 184 . Con estas prácticas, no sorprende saber que en 1828 sólo se obtuvieron 18 toneladas de "aceite de foca": casi no quedaban animales cuya distribución alcanzaba anteriormente hasta la entrada del Río de la Plata. Y no es que se hubieran ido más hacia el sur para escapar de la persecución. En esas remotas islas también estaban desapareciendo. Unos años más tarde, cuando el Nautilus pasó frente a las costas argentinas, Julio Verne recogió las palabras del capitán Nemo: "El 15 de marzo dejamos atrás la latitud de la islas Shetland y Orcadas del Sur, y allí me dijo el capitán (Nemo) que antiguamente numerosas tribus de focas habitaban aquellas tierras; pero los balleneros ingleses y norteamericanos, en su genio de destrucción, sacrificando los adultos y las hembras preñadas, habían conseguido dejar el silencio de la muerte donde antes existía la animación de la vida" 185 . UEL FIN DE LA ETAPA Esta etapa histórica finaliza cuando una serie de cambios políticos, económicos y tecnológicos van integrando a las distintas naciones latinoamericanas a la economía de las grandes potencias. Por una parte, la combinación del barco de vapor con casco de hierro y del ferrocarril hacen posible una unificación del mercado mundial. Pero además, la segunda mitad del siglo XIX es el tiempo del reparto del mundo entre las grandes potencias. Los márgenes de autonomía económica y cultural de los pequeños países se reducen y pasan a funcionar como engranajes de una maquinaria internacional. Esto tiene importantes consecuencias ambientales para los países de América Latina, como se desarrolla en el capítulo siguiente.
65 Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 65 a la Globalización
24
Cit. en: Barrán, José Pedro, Caetano, Gerardo y Porzecanski, Teresa. “Historias de la vida privada en el Uruguay”, Montevideo, Taurus, 1998. 25
Fornet, Ambrosio: “El libro en Cuba”, La Habana, Letras Cubanas, 2002.
26
Gallego, Marisa; Eggers-Brass, Teresa y Gil Lozano, Fernanda: “Historia latinoamericana 1700-2005”. Buenos Aires, Editorial Maipué 2005. 27
Las frecuentes denuncias sobre esclavitud urbana en Buenos Aires y esclavitud rural en muchas zonas del Brasil muestran que el tema no ha sido superado en el siglo XXI. 28
Darwin, Charles: “Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo”, El Aleph, 2000.
29
Cit. en: Schávelzon, Daniel: “Arquitectura para la esclavitud en Buenos Aires: una historia silenciada”, Buenos Aires, Crítica 2002, Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. 30
Souza Filho, Benedito: “Cuerpos, horcas y látigos: esclavitud y espectáculo punitivo en el Brasil decimonónico”, Universidad Autónoma de Barcelona, Tesis doctoral en antropología social y cultural, 2004. 31
Schávelzon, Daniel: “Arquitectura para la esclavitud en Buenos Aires: una historia silenciada”, op. cit. 32
Bayhaut, Gustavo y Hélène: “América latina: de la independencia a la segunda guerra mundial”, México, Siglo XIX, 1995. 33
San Martín, José de, cit. en : Pigna, Felipe: “La gesta militar más heroica de la historia” , en Clarín, 17-8-2006.
34
Vasconcelos, José: “Breve Historia de México”, cit. en: Cevallos García, G.: “ Visión teórica del Ecuador”, J. M. Cajica, 1959. 35
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, Madrid, Alfaguara, 1970.
36
Si bien a menudo era remunerado, se trataba de un trabajo forzado. Hemos detallado las condiciones ambientales del Potosí en el primer tomo de esta obra. 37
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
38
Tuñón, Ana María, comunicación personal, septiembre de 2007.
39
Lourenço, Conceiçao: “Especial Quilombos”, en Raça Brasil Atualidades,
40
Nadal, Jordi: "La población española", Barcelona, Ariel, 1986.
41
Fuente: “Campañas del Libertador General D. José de San Martín. Instituto Nacional Sanmartiniano, en el año del bicentenario del nacimiento del General”. Talleres Gráficos del Instituto Geográfico Militar. Buenos Aires, 1978. 42
Canales, Esteban:" El impacto demográfico de la Guerra de la Independencia" (de España), versión preliminar, Ávila, XII Cursos de Verano de la UNED, julio 2001.
43
Heinl, R y Gordon Heinl, N: “Written in Blood: The Story of The Haitian People 14921971”, Houghton Mifflin, Boston, USA. 1978. 44
Sobre ese episodio, en el cual el negocio esclavista está puesto por encima de las ideas humanitarias, ver la novela. Carpentier, Alejo: “El siglo de las luces”, México, 1962. 45 46
Heinl, R. y Gordon Heinl, N: “Written in Blood…”, op. cit.
Wilson, Robert: “México y su religión” (1851-54), en: “Cien viajeros en Veracruz”, Gobierno del Estado de Veracruz, 1992.
66 Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 66 a la Globalización
47
Praderi, Raúl y Bergalli, Luis: “Notas para una historia de la cirugía uruguaya”, Montevideo, 1981 48
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
49
Boves era el jefe de las montoneras realistas de los Llanos de Venezuela.
50
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
51
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
52
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
53
Brailovsky, Antonio Elio: “La ecología en la Biblia”, op. cit.
54
Mendoza, Diego; Mutis, José Celestino y Caldas, Francisco José: “Expedición botánica de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada y Memorias Inéditas de Francisco José de Caldas”, Bogotá, 1909. 55
“Obras del excelentísimo señor D. Gaspar Melchor de Jovellanos”, Barcelona, Imprenta de D. Francisco Oliva, 1839. 56
Humboldt, Alexander von: “Geografía de las Plantas ó Quadro físico de los Andes Equinoccîales, y de los paises vecinos (1809)” en Biblioteca Luis Ángel Arango, Banco de la República de Colombia. 57
Kohlhepp, G.: “Alexander von Humboldt en los trópicos del Nuevo Mundo”, cit. en: Rucinque, Héctor y Jiménez, Wellington: “El papel de Humboldt en el origen y desarrollo de la geografía moderna”. Semestre Geográfico, Vol.1 – Nº 2. Bogotá, octubre de 2001. 58
Humboldt, Alexander von: “Geografía de las Plantas”, op. cit.
59
Belgrano, Manuel: "Medios Generales de Fomentar la Agricultura, Animar la Industria y Proteger el Comercio en un País Agricultor", Memoria de 1796, en Realidad Económica, Nº 28, Buenos Aires, julio-setiembre de 1977, cit. en: Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit. 60
Belgrano, Manuel: “Escritos económicos”, Buenos Aires, Raigal, 1954.
61
Es lo que hacen los ecólogos en la actualidad, tomando especies testigo para cada tipo de ambiente. 62
Este aspecto aún está tratado en forma insuficiente en las escuelas de agronomía actuales, ya que no se vincula adecuadamente las herramientas y maquinarias a usar con el tipo de suelo sobre el que se harán las labores. 63
Piénsese en el método de "labranza cero", desarrollado en los últimos años siguiendo este principio.
64
Lavardén, Manuel José de: “Oda al Paraná”, Buenos Aires, 1801, en: La Lira Argentina, Buenos Aires, Biblioteca de Mayo, Senado de la Nación, 1960, t.VI. 64
Larrañaga, Dámaso Antonio: “Selección de escritos”, Montevideo, 1944.
66
Caldas, Francisco José de: “Obras completas”, cit. en: Ortiz Rodríguez, Álvaro Pablo: “Reformas borbónicas: Mutis catedrático, discípulos y corrientes ilustradas 1750-1816”. Cuadernos para la Historia del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 2003. 67
La legua es una antigua unidad de longitud que expresa la distancia que una persona o un caballo pueden andar en una hora. Puede variar entre 4 y 5 kilómetros, según los países o regiones.
67 Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 67 a la Globalización
68
Cit. en: Pádua, José Augusto: "Pensamento ilustrado e crítica da destruiçao forestal no Brasil colonial", en: Nomadas, op. cit. 69
Antonil, André Joao, cit. en: Pádua, José Augusto: "Pensamento ilustrado e crítica da destruiçao forestal no Brasil colonial", en: Nomadas, op. cit. 70
Vandelli, Domenico, cit. en: Pádua, José Augusto: "Pensamento ilustrado e crítica da destruiçao forestal no Brasil colonial", en: Nomadas, op. cit. 71 72
Analizado en el primer tomo de esta obra.. D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, Buenos Aires, Emecé, 1998.
73
Vessuri, Hebe: “La ciencia en America Latina, 1820-1870” en “La historia general de América Latina de la UNESCO”, Paris, como capítulo 23 del volumen VI, editado por Josefina Z. Vazquez y M. Miño Grijalva.(colección en preparación). 74
Bolívar, Simón: Decreto del 19/12/1825, Chuquisaca, Bolivia.
75
Ing. García Mansilla, Daniel (Director General de Espacios Verdes de la Ciudad de Buenos Aires), comunicación personal, mayo de 1998. 76
Bolívar, Simón: Decreto del 5/7/1825.
77
Inca Garcilaso de la Vega: “Comentarios reales”, Buenos Aires, Austral, 1952.
78
“Revista de extensión Tecnovet”, Universidad de Chile, 2004.
79
República del Salvador, Ministerio de Economía, Dirección de Estadísticas y Censos, página Web consultada el 24/5/2006, página Web consultada el 24/5/2006. 80
República Mexicana. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.
81
Firmado en Quito, 24 de Octubre de 1829.
82
Cit. en: Larra, Raúl: “Historia de América”, Buenos Aires, Ediciones Ánfora, 1973.
83
Artigas, José Gervasio: "Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el Fomento de la Campaña y Seguridad de sus Hacendados”. Cuartel General, 10 de Setiembre de 1815. 84
Betancur Ohaco, Adriana: Trabajo Práctico de Historia Ambiental. Curso TOP de Gestión de Políticas Ambientales, 2008. 85
Borges, Leonardo: “Análisis crítico del ideario artiguista y sus influencias”, en: http://cecap.anep.edu.uy/documentos/articulos_2004/Documentos_art/pdf/borges.pdf, 12/6/2006. 86
Borges, Leonardo: “Análisis crítico del ideario artiguista...”, op. cit
87
de la Torre, Nelson; Rodríguez, Julio y Sala de Touron, Lucía: “Artigas: tierra y revolución”, Bolsilibros Arca, Montevideo, 1967. 88 89
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit. D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
90
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68 Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 68 a la Globalización
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Valois, Alfred de: “México, La Habana y Guatemala” (1848), en: “Cien viajeros en Veracruz”, Gobierno del Estado de Veracruz, 1992. 96
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98
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Segré, Roberto: “América Latina en su Arquitectura”, México, Siglo XXI Editores, 1992. Segré, Roberto: “América Latina en su Arquitectura”, op. cit.
101
Brailovsky, Antonio Elio: “Buenos Aires, ciudad inundable”, investigación en proceso de realización. 102
Varios Autores: “Cuba y La Habana”, editorial Océano, 1999.
103
Ezcurra, Ezequiel: “De las chinampas a la megalópolis. El medio ambiente en la cuenca de México”, México, Ciencia para Todos. 104
Vidaurre, Manuel Lorenzo, cit. en.: Suárez Fernández, Luis: “Historia general de España y América: Emancipación y nacionalidades americanas: Tomo XIII”, Publicado por Ediciones Rialp. 105
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Tacón, Miguel de, cit. en: Varios Autores: “Cuba y La Habana”, op. cit.
108
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
109
Humboldt, Alejandro de: “Del Orinoco al Amazonas: viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente”, op. cit. 110
Dumas, Alejandro: “Montevideo o la nueva Troya”, Buenos Aires, Abanico de la Biblioteca Nacional, junio de 2006. En este texto se utilizan las bondades del ambiente montevideano como soporte de un panfleto político que ataca al dictador Juan Manuel de Rosas. Todo indica que Dumas cobró dinero porque se utilizara su nombre en un libro que no escribió.
111
Isabelle, Arsène: “Viaje a la Argentina, Uruguay y Brasil (1830-1834)”, Buenos Aires, Emecé Editores, 2001.
112 113
Isabelle, Arsène: “Viaje a la Argentina, Uruguay y Brasil (1830-1834)”, op. cit.
Von Spix, Johann Baptist: “Las tierras auríferas de Minas Geraes”, en: Wulschner, Hans Joaquim: “Del río Grande al Plata”, Buenos Aires, Sudamericana, 1975.
69 Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 69 a la Globalización
114
Segre, Roberto: “La arquitectura antillana del siglo XX”. Periferia Internet Resources for Architecture and Urban Design in the Caribbean.
115
Véase el primer tomo de esta obra.
116
Humboldt, Alexander von: “En el paso del Quindio”, en: Wulschner, Hans Joaquim: “Del río Grande al Plata”, Buenos Aires, Sudamericana, 1975. 117
Valois, Alfred de: “México, La Habana y Guatemala” (1848), op. cit.
118
Robertson, William Parish: “Una visita a México” (1851), en: “Cien viajeros en Veracruz”, Gobierno del Estado de Veracruz, 1992. 119
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
120
D´Orbigny, Alcides: “Descripción geográfica, histórica y estadística de Bolivia, Dedicada a Su Excelencia al General Don José Ballivián, Presidente de la Republica”, 1843. 121
Actualmente un barrio de la Ciudad de Buenos Aires.
122
Hidalgo, Rodrigo: “Vivienda social y espacio urbano en Santiago de Chile. Una mirada retrospectiva a la acción del Estado en las primeras décadas del Siglo XX”, EURE V. 28, Santiago de Chile, mayo del 2002. 123
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Brailovsky, Antonio Elio: "El ambiente en la civilización grecorromana", Buenos Aires, Pro Ciencia-CONICET, 1997.
128
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Sanjad, Nelson: “Cólera e medicina ambiental...”, op. cit.
131
Sanjad, Nelson: “Cólera e medicina ambiental...”, op. cit.
132
López Denis, Adrián: “Higiene pública contra higiene privada: cólera, limpieza y poder en La Habana colonial”, op. cit. 133
Cit. en: López Denis, Adrián: “Higiene pública contra higiene privada: cólera, limpieza y poder en La Habana colonial”, op. cit. 134
Ruxto, George F. : “Aventuras en México”
135
Se trata del Aedes aegypti, también llamado en trabajos recientes Stegomyia aegypti.
136
Marquesa Calderón de la Barca: “La vida en México”(1839), en: “Cien viajeros en Veracruz”, tomo III, Gobierno del Estado de Veracruz, 1992.
70 Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 70 a la Globalización
137
Tudor, Henry: “Relato de un viaje a Norteamérica comprendiendo México” (1831-32), en: “Cien viajeros en Veracruz”, op. cit. 138
Romay y Chacón, Tomás, texto del 27 de junio de 1804. Fondos de manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid. (La ortografía ha sido actualizada).
139
Ezcurra, Emiliano. (Greenpeace en Acción). "El fin de una selva". Otoño 2003. Nº 36. República Argentina: “Según el Dr. Néstor Taranto, jefe del Instituto de Investigaciones de Enfermedades Tropicales de la Universidad Nacional de Salta, esta zoonosis es consecuencia directa del desmonte de 9.000 hectáreas de bosque en la localidad de Campichuelo. Se ha producido un brote en la localidad de Orán, con 4.000 casos registrados de la enfermedad y otras localidades cercanas como Pichanal y Embarcación, también están registrando el brote”. 140
D´Orbigny, Alcides: “Descripción geográfica, histórica y estadística de Bolivia”, op. cit.
141
Cañete y Domínguez, Pedro Vicente: “Guía histórica, geográfica, física, política, civil y legal del Gobierno e Intendencia de la Provincia de Potosí”, Potosí 1791. Impreso en La Cultura Boliviana, La Paz, 1952. 142
Es Miguel Rubin de Celis. Gutiérrez, Ramón: Comunicación personal con adelantos de su libro “El árbol de hierro”, Buenos Aires, mayo de 2006. Señala Gutiérrez que “lo sorprendente no es que lo haya dicho sino que le hayan creído”. 143
Herrera, Pablo: “Ensayo sobre la historia de la literatura ecuatoriana”, Quito, Imprenta del Gobierno, 1860. 144
De Angelis, Pedro: Prólogo a del Pino Manrique: “Descripción de la provincia y ciudad de Tarija”, Buenos Aires, Imprenta del estado, 1836. 145
Villavicencio, Manuel: “Geografía de la Republica del Ecuador”, 1858.
146
Sartorius, Carl Christian: “México, paisajes y bosquejos populares” (1824), en: “Cien viajeros en Veracruz”, op. cit. 147
Humboldt, Alexander von: “Cartas Americanas”. Compilación, prólogo, notas y cronología de Charles Minguet. Biblioteca Ayacucho. Caracas, 1989. 148
Alberdi, Juan Bautista: "Estudios Económicos: interpretación económica de la historia política argentina y sudamericana", con estudio preliminar de José Ingenieros. Buenos Aires, La Cultura Popular, 1934, cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "Historia de las crisis argentinas", investigación sobre historia económica y social. Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1982, reformulado para la edición de 1996. 149
Sarmiento, Domingo Faustino: “Viajes en Europa, África y América: 1845-1847”en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. (La ortografía ha sido actualizada).
150
Heller, Karl Bartholomeus, cit. en: de la Maza Elvira , Roberto: “Una historia de las áreas naturales protegidas en México”. Instituto Nacional de Ecología, México, 2005. 151
D´Orbigny, Alcides: “Descripción geográfica, histórica y estadística de Bolivia”, op. cit.
152
Humboldt, Alejandro de: “Del Orinoco al Amazonas: viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente”, op. cit. (Humboldt actúa aquí como recopilador de información, ya que no presenció el fenómeno) 153
Páez, José Antonio: “Autobiografía del General José Antonio Páez”, Caracas, H. R. Elliot, 1946. 154
Montenegro Colón, Feliciano: “Geografia general para el uso de la Juventud de Venezuela”. Caracas, Imprenta de Damiron y Dupouy, 1837.
71 Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 71 a la Globalización
155
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156
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Gay, Claudio: “Historia física y politica de Chile” París, 1847.
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Valdés Vergara, Francisco: "Historia de Chile para la enseñanza primaria", Santiago de Chile, 1916.
159
Pérez Rosales, Vicente: "Ensayo sobre Chile", Santiago de Chile, 1859.
160
Brailovsky, Antonio Elio: “Viedma, la capital inundable”, Buenos Aires, revista Todo es Historia. 161
Isabelle, Arsène: “Viaje a la Argentina, Uruguay y Brasil (1830-1834)”, op. cot.
162
Suárez Fernández, Luis: “Historia general de España y América”, op. cit.
163
Darwin, Charles: “Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo”, op. cit.
164 165
Von Spix, Johann Baptist: “Las tierras auríferas de Minas Geraes”, op. cit. Isabelle, Arsène: “Viaje a la Argentina, Uruguay y Brasil (1830-1834)”, op. cit.
166
Espejo, Jerónimo: “El paso de los Andes: Crónica histórica de las operaciones del Ejército de los Andes para la restauración de Chile en 1817”, Buenos Aires, Casavalle Editor, 1882. 167
Heller, Karl Bartholomeus: “Viaje por México en los años 1845-1848”, en: “Cien viajeros en Veracruz”, op. cit. 168
Patiño, Víctor Manuel: “Historia de la Cultura Material en la America Equinoccial” , (Tomo VI) Comercio, en Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá, Colombia.
169 170 171
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit. de Fossey, Mathieu: “Viaje a México, 1831”, en: “Cien viajeros en Veracruz”, op. cit. D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
172
Resolución 204/05, Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Ministerio de Salud y Ambiente, Argentina, Bs. As., 03/02/05; B.O: 08/02/05.
173
Suárez Fernández, Luis: “Historia general de España y América”, op. cit.
174
Patiño, Víctor Manuel: “Historia de la Cultura Material en la America Equinoccial”, op. cit.
175
Hardy, Robert William Hale: “Travels in the Interior of Mexico, in 1825, 1826, 1827, & 1828”, Ed. Henry Colburn and Richard Bentley, New Burlington Street, 1829. 176
Dorst, Jean: “Antes de que la naturaleza muera”, Barcelona, Ed. Omega, 1972.
177
Darwin, Charles: “Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo”, op. cit.
178
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
179
Brailovsky, Antonio Elio: “Ésta, nuestra única Tierra”, op. cit.
180
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
181
Dorst, Jean: “Antes de que la naturaleza muera”, op. cit.
72 Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 72 a la Globalización
182
Suárez Fernández, Luis: “Historia general de España y América”, op. cit.
183
Revista de la Sociedad Universitaria, Montevideo, Uruguay. Mar.1884-nov.1885.
184
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
185
Verne, Julio: “Veinte mil leguas de viaje submarino”. Barcelona, Plaza y Janés, 1958.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 70 Independencia a la Globalización
3. LA ETAPA DE EUROPEIZACIÓN “Cada civilización ha tenido su traje, y cada cambio en las ideas, cada revolución en las instituciones, un cambio en el vestir. Un traje, la civilización romana, otro, la Edad Media; el frac no principia en Europa sino después del renacimiento de las ciencias; la moda no la impone al mundo sino la nación más civilizada; de frac visten todos los pueblos cristianos, y cuando el sultán de Turquía, Abdul Medjil, quiere introducir la civilización europea en sus estados, depone el turbante, el caftán y las bombachas para vestir frac, pantalón y corbata”. (Domingo Faustino Sarmiento: “Vida de Juan Facundo Quiroga”, edición de Benito Varela Jácome) “En el mundo mexicano, no se encuentra nada de nacional. Hombres y mujeres, todos quieren parece europeos. El patrón de la casa está vestido como John Bull, y desfigura su propia lengua para lograr mejor un acento británico”. Alfred de Valois: “México, La Habana y Guatemala” (1848), en: “Cien viajeros en Veracruz”, Gobierno del Estado de Veracruz, 1992. “Los argentinos imitando en todo a los yankees, somos ridículos, sobre todo, somos malos copistas”. Eduardo Wilde: “El paseo de Palermo”, Buenos Aires, 1874. En “El último samurai”, la película protagonizada por Tom Cruise, se presenta el conflicto entre los valores tradicionales y la europeización en Japón durante la década de 1870. Se trata de un ejemplo más entre los muchos casos de conflicto cultural que ocurren en todo el planeta, motivados por la expansión de los capitales europeos. Al comienzo, uno de los personajes dice: “Hace veinte años, ésta era una ciudad dormida. ¡Mírela ahora! Al emperador le fascina todo lo occidental. Los samurais consideraron el cambio demasiado rápido. Es como que lo moderno y lo antiguo luchan por el espíritu de Japón, por eso el Sr. Omura contrata a todo experto occidental que encuentra: abogados franceses, ingenieros alemanes, arquitectos holandeses y ahora ¡claro! soldados americanos” 186 . Por un lado, los partidarios del honor, las armaduras, las katanas y la caballería. Por el otro, los que traen el ferrocarril, la artillería, los uniformes de telas industriales y los empréstitos internacionales al Imperio del Sol Naciente y, que, previsiblemente, masacran a los samurais. Se trata de la manifestación artística de un proceso internacional, comparable con la globalización de fines del siglo XX y principios del XXI. Es sugestivo que el mismo choque de culturas y valores se haya dado simultáneamente en muchas partes del mundo 187 . Entre ellas, en los países latinoamericanos. Nuestros países venían mal diseñados. Por una serie de lamentables errores habíamos sido colonizados por los españoles, estábamos demasiado lejos de París y
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 70 Independencia a la Globalización
teníamos un exceso de población bárbara, con la que no sabíamos qué hacer. La voz de orden era europeizar, lo que en ese momento era sinónimo de afrancesar. En un país inmerso en un proyecto de cambio total, se desprecia todo lo autóctono en beneficio de lo extranjero, que aparece como más moderno, o más civilizado, o más conveniente desde el punto de vista económico, o a veces ligado a resonancias afectivas más fuertes. De este modo, se reemplazará a la población autóctona por inmigrantes, a la vegetación natural por especies exóticas, a la arquitectura colonial por la francesa e italiana. La concentración de capitales a partir de la Revolución Industrial hizo económicamente posible la unificación de gran parte del mundo en un mercado único. El barco de vapor y el ferrocarril lo hicieron tecnológicamente posible. Las economías regionales autosuficientes que predominaron durante las primeras décadas del siglo XIX son reemplazadas por piezas de un enorme rompecabezas de mutua complementariedad: la división internacional del trabajo. Es la fase superior del capitalismo y las grandes potencias se reparten el mundo. Aquí veremos las implicancias sobre el ambiente y los recursos naturales de ese proceso. EL ORDEN POLÍTICO El sistema político de este período es marcadamente autoritario. Se basa en la concentración del poder político y económico en beneficio de una minoría. El ideólogo de este modelo político es el pensandor francés Augusto Comte, cuyo lema “orden y progreso” se incorporará textualmente a la bandera del Brasil y a las consignas políticas del dictador mexicano Porfirio Díaz. Para Comte, “la escuela positivista tiene necesidad de mantenimiento continuo del orden. Ella no pide a los gobiernos más que libertad y atención. El pueblo no puede esperar -ni aun desearninguna participación importante en el poder político. Él se interesa no en la conquista del poder sino en su uso real: [...] también está dispuesto a desear que la vana y tormentosa discusión de los derechos sea reemplazada por una fecunda y saludable apreciación de los deberes” 188 . La aplicación de estas ideas llevó a que las clases dominantes de los distintos países latinoamericanos aceptaran y promovieran gobiernos de larga duración, donde la estabilidad era más importante que la representatividad. “Si no, ahí están para demostrarlo los treinta y nueve años del porfirismo mexicano (1872-1911): los doce años de roquismo en la Argentina (1880-1886 y I888-1904); los cuatro períodos presidenciales de Núñez en Colombia (entre 1880 -I892), el fundador del Partido Nacional de corte conservador; los quince años de gobiernos "colorados" en el Uruguay (de la dictadura del general Venancio Flores en 1865, a la del coronel Lorenzo Latorre en 1880); los doce años del dictador Eloy Alfaro en el Ecuador (1895-1901 y 1906-1911); los veintitrés años de carrera política de Domingo Santa María en Chile (desde 1863 como ministro y desde 1881 como presidente de la República), "pacificador" de las última rebelión araucana del siglo XIX (1883) y "triunfador" en la insensata y cruel Guerra del Pacífico (1879-1883); y los diecisiete años presidenciales de Antonio Guzmán Blanco en Venezuela (tres períodos entre 1870 y 1884, año en que "cansado" se fue a París)” 189 . Recordemos además que muchos de ellos eran hombres de provincia y no actuaron como tales. Porfirio Díaz había nacido en Oaxaca, Julio Argentino Roca en
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 71 Independencia a la Globalización
Tucumán, Rafael Wenceslao Núñez Moledo en Cartagena de Indias; Venancio Flores nació en Trinidad, Eloy Alfaro en Montecristi, para dar algunos ejemplos. Se trata, sin embargo, de una etapa de centralización, en la cual estos hombres fuertes no favorecieron mucho a sus provincias de origen sino que contribuyeron a concentrar el poder en las respectivas capitales. Volviendo al proceso que muestra la película de Tom Cruise, en 1868 el Emperador Meiji termina con el Japón feudal, establece su capital en Edo (actualmente Tokio) y concentra todo el poder allí. El fenómeno de América Latina sólo se comprende cuando tenemos en cuenta sus características mundiales. EL REPARTO DEL MUNDO La europeización cultural es sólo una manifestación de la principal característica de esta etapa, que es el reparto del mundo entre las grandes potencias. La economía se internacionaliza, pero se crean áreas de dominio bajo cada una de las potencias. Antriormente, las colonias servían para acumular metales preciosos. En la división internacional del trabajo, serán fuentes de suministro de materias primas y proporcionarán mercados para los productos manufacturados de los países centrales. Alfred Krupp, famoso fabricante de cañones, insite en la necesidad de obtener los recursos naturales necesario de tierras propias, sin depender de comprárselos a nadie 190 . Los ingleses buscan mercados para sus productos y usan sus colonias de la India para imponer a los chinos su té y su opio. Los Estados Unidos se apoderan de la mitad de México y pasan a controlar, directa o indirectamente, la mayor parte de América Central. Una conferencia internacional reparte el África entera entre Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Portugal y España. Japón hace la guerra a China y a Rusia y se apodera de Taiwán y de Corea. Hay una formidable circulación de capitales en todo el mundo. Llueven empréstitos y se construyen por todas partes puertos y ferrocarriles. Los países y aún las pequeñas regiones que habían sido autosuficientes pasar a formar parte de un inmenso rompecabezas en el que las piezas pequeñas se someten a las grandes. EL AVANCE NORTEAMERICANO SOBRE LOS RECURSOS NATURALES DE AMÉRICA LATINA La expansión geográfica de los Estados Unidos sigue el mismo modelo de las potencias europeas: la acumulación de territorios para apoderarse de sus recursos naturales. En 1803, Estados Unidos le compra la Luisiana a Napoleón I, territorio que había obtenido de España apenas tres años antes. En 1819 le compra Florida a España y un año más tarde comienza a enviar colonos norteamericanos al territorio mexicano de Texas. En unos años, los norteamericanos de Texas declaran su independiencia y piden ser admitidos en la Unión. En la guerra que sigue, Estados Unidos despoja a México de Texas, Nuevo México, Alta California y partes de Chihuahua y Tamaulipas. A cambio paga una pequeña compensación, que se financia con creces al descubrirse los yacimientos de oro de California.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 72 Independencia a la Globalización
Asimismo, financia una revolución que lleva a la separación de Panamá de Colombia, para tomar el control del estratégico istmo de Panamá. Sobre este tema, ya Humboldt había señalado décadas atrás la utilidad de abrir un canal interoceánico. Con esto, el sabio alemán indicaba que los recursos naturales no son solamente objetos físicos extraíbles. Una posición geográfica también es un recurso natural. Bolívar había llevado hasta sus últimas consecuencias la propuesta de Humboldt al afirmar que “los Estados del Istmo de Panamá hasta Guatemala quizá formen una Asociación que entre los dos mares podrá ser, com el tiempo, el emporio del universo. Sus canales acortarán las distancias del mundo; estrecharán los lazos comerciales de Europa, América y Asia; traerán a tan feliz región los tributos de las cuatro partes del globo. Acaso sólo allí podrá fijarse algún día la capital de la tierra, como pretendió Constantino que fuese Bizancio la del antiguo Hemisferio” 191 . La realidad fue mucho más sórdida, ya que fue una historia de intervención militar y de sobornos. En consonancia con lo anterior, Estados Unidos utiliza la guerra contra España para incorporar a su territorio a Puerto Rico y controlar política y militarmente a Cuba. En diversas oportunidades invade países de América Central, derroca gobiernos e impone dictadores. En algunos casos se privatiza la guerra y quienes intervienen militarmente son aventureros que arman sus propios ejércitos. Antes de la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, son los estados del Sur quienes financian algunas de estas intervenciones. El proyecto era restablecer la esclavitud en América Central e incorporar esos países como nuevos estados norteamericanos. De este modo, el balance de votos en el Senado norteamericano sería favorable a los sectores esclavistas 192 . LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA: UN MODELO SIN EXCEPCIONES Toda historia necesita de un paraíso perdido. En el primer tomo de esta obra tuvimos las proezas de la agricultura de los pueblos precolombinos, posteriormente idealizada por quienes realizan el contraste con la catástrofe ambiental posterior a la Conquista. Aquí, tal vez el paraíso se parezca al intento paraguayo de construir una sociedad económicamente independiente de las grandes potencias. El aislamiento geográfico facilita el desarrollo de un modelo de sociedad y de utilización de los recursos naturales sin deuda externa, sin inversiones extranjeras y casi sin comercio internacional. “El presidente López –dice Rivarola Matto, refiriendose al mariscal Francisco Solano López- es un obstáculo para toda empresa, dijo el «Express» de Nueva York. Explica a continuación el diario neoyorquino que los principales productos de exportación, la yerba mate y los árboles maderables eran considerados de propiedad pública aunque estuviesen en propiedad privada. Se los explotaba por medio de concesiones del Estado, que se reservaba su comercialización fuera del país. Lo mismo hacía con el tabaco y con gran parte del algodón, de excelente calidad, cultivado por granjeros y no en grandes plantaciones. La caña dulce y el azúcar, el tanino para curtiembre y los cueros padecían regímenes semejantes. Las importaciones soportaban fuertes gravámenes. Se dificultaba y limitaba la inversión de capitales, salvo en actividades secundarias. A los extranjeros no les estaba permitido adquirir bienes raíces. El gobierno impedía el libre comercio. El Paraguay era el único país de Sudamérica que no había contraído compromisos
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 73 Independencia a la Globalización
financieros internacionales. Todo lo pagaba al contado. Fundía su propio hierro, construía barcos en su astillero, reparaba y fabricaba armas en su arsenal. A pesar de las generosas ofertas recibidas, estaba tendiendo por su cuenta una vía férrea que cruzaría el país de norte a sur, y contemplaba la posibilidad de tender otra que cruzara el gran Chaco y llegara al océano Pacífico a través de Bolivia en un futuro no remoto”. “El «Express» concluía en que el Paraguay ofrecía incalculables oportunidades al comercio, la industria y las finanzas, las cuales estaban siendo acaparadas y malogradas por un déspota que administraba su país como un feudo y lo dirigía como una estancia. López era un bárbaro que debía ser tratado como tal en beneficio de la civilización” 193 . En la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870), Paraguay fue derrotado por una coalición integrada por Argentina, Uruguay y Brasil. Perdió la mayor parte de su territorio y la mitad de su población. Probablemente la mortalidad masculina adulta llegó al 90 por ciento. La profundidad del conflicto tuvo que ver con el momento histórico, ya que los cuatro países estaban definiendo su forma de organización nacional. Más allá de los complejos episodios diplomáticos y políticos que rodean a toda guerra, podemos interpretar a la destrucción del Paraguay como el resultado del conflicto entre un modelo político y de uso de los recursos naturales basado en el Estado y la autosuficiencia, frente al modelo hegemónico de división internacional del trabajo. Después de la guerra, los brasileños desmontaron la fundición de Ibicuy, la fábrica de pólvora e incendiaron el resto. Los prisioneros paraguayos capturados por el Imperio fueron llevados a trabajar en las plantaciones de café en situación de esclavitud. En 1870 “con las ruinas aún humeantes”, Paraguay declara libre la extracción de yerba mate y la tala de madera. Se vende el ferrocarril de Asunción y se privatizan millones de hectáreas de tierra, entregadas a asociados al poder argentino y brasileño. De 22 millones de hectáreas del Chaco Boreal, 10 millones y medio pasaron a propiedad de unos pocos argentinos 194 . UN MODELO QUE SE IMPONE A CAÑONAZOS Esto nos permite ver desde otro ángulo una característica de esta etapa, y es la enorme violencia con que fueron reprimidos los reclamos sociales. Podemos citar, como episodios emblemáticos, la masacre la Santa María de Iquique (Chile, 1927), los fusilamientos de la Patagonia (Argentina, 1920), la masacre de indígenas en El Salvador (1932), o la matanza de las bananeras (Colombia 1928). En todos los casos, se aplicó un grado de violencia extremo, que no se explica por obtener el control de la situación, sino por la necesidad de impedir reclamos futuros, que cuestionaran el modelo productivo vigente. Esta violencia se ejerce en gran escala, en un esfuerzo por disciplinar la fuerza de trabajo, aún en aquellas situaciones en las cuales no hay nada para ofrecer a quienes han quedado fuera del sistema. Es sugestivo el caso del nordeste brasileño. La emigración del nordeste brasileño impulsada por las sequías, tuvo sucesivas etapas entre los siglos XVIII al XX, con importantes consecuencias sociales. Por ejemplo, las grandes sequías del siglo XIX son el momento en que la zona se
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convierte en exportadora de esclavos, porque sus dueños no pueden alimentarlos 195 . Algunas de estas sequías van asociadas a epidemias y situaciones de mortandad masiva. Se estima que la sequía de 1876 provocó medio millón de muertes. En diferentes momentos históricos, el rol del Estado y su respuesta ante esta clase de eventos es diferente. En la etapa anterior, el Imperio envía ayuda alimentaria insuficiente y además aprovecha la mano de obra barata de los emigrados para construir ferrocarriles y otras obras públicas. En la etapa que estamos analizando, la República no llega a definir una estrategia de respuesta al evento. Como ocurre con muchos desastres ambientales, el orden social se resquebraja y se debilitan las funciones del Estado. Las haciendas expulsan gente al perderse las cosechas. Las familias que se encuentran en la miseria se agrupan en poblados y se organizan en una economía de subsistencia. En Canudos, un líder mesiánico, Antonio Consejero, lidera una comunidad basada en la autosubsistencia. Como vimos, el sistema no tolera modelos alternativos, aunque no tenga nada que ofrecer a grandes sectores de la población. El Gobierno envía varias expediciones militares que terminan masacrando a los 30 mil seguidores del Consejero, acusándolos de preparar una rebelión monárquica. El cronista de la tragedia, Euclides da Cunha, describe escenas como la siguiente: (Una vieja) ”tenía en los brazos finos una niña, nieta, bisnieta, tataranieta tal vez. Y esa niña horrorizaba. Su faz izquierda había sido arrancada hacía tiempo, por una explosión de granada; de suerte que los huesos de los maxilares se destacaban albísimos entre los bordes rojos de la herida ya cicatrizada… La faz derecha sonreía. Y era pavorosa aquella risa incompleta y dolorosísima, hermoseando una faz y extinguiéndose repentinamente en la otra, en el vacío de una cicatariz. Aquella vieja cargaba la creación más monstruosa de la campaña” 196 . LOS NUEVOS RECURSOS NATURALES La apertura al comercio internacional y la ampliación de las actividades industriales en todo el mundo significa poner en valor recursos naturales que anteriormente no habían tenido valor como tales. Una característica de esta etapa es la continua incorporación a los mercados de nuevos recursos naturales, lo que tiene que ver con una investigación (científica y comercial) y unn movimiento de capitales para encontrarlos, medir sus potencialidades y ponerlos en valor. Vale la pena destacarlo, porque en el momento actual ocurre exactamente lo contrario: es decir, un desaprovechamiento y destrucción de una gama muy amplia de recursos, de utilidad conocida, por falta de capacidad de utilización o por homogeneización de los mercados. Por ejemplo, hacen expediciones a las islas Galápagos para recoger un liquen (orchilla), del que se obtienen pigmentos violetas y rojos. Un testimonio nos permite ver que en algunas áreas remotas se mantienen aún las grandes poblaciones de fauna que vimos en las etapas anteriores. “El albatros habita esta sola isla en tal cantidad que todo el campamento de recolectores de orchilla (más de sesenta hombres) se alimentó durante un mes principalmente de sus huevos, aun cuando cada hembra no pone sino uno” 197 .
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La transformación urbana del pequeño puerto de Tumaco, en la costa pacífica colombiana, tiene que ver con su especialización en un recurso para exportación: las semillas de una palmera abundante en la zona, que se vendían a las fábricas de botones. Estos pequeños enclaves fueron abundantes en este período en muchos países latinoamericanos 198 . Los cambios tecnológicos ocasionan mayor presión sobre determinados recursos naturales. A mediados del siglo XIX se reemplazaron los aceites y grasas que se quemaban en el alumbrado público de las ciudades mexicanas de Puebla y Tlaxcala por aguarrás. Este material se obtenía destilando la resina natural de algunas especies arbóreas. Dicho cambio impactó profundamente los bosques de las laderas del voilcán La Malintzi, próximo a ambas ciudades 199 . Al respecto, José Carlos Mariátegui señala que “al guano y al salitre, sustancias humildes y groseras, les tocó jugar en la gesta de la República un rol que había parecido reservado al oro y la plata en tiempos más caballerescos y menos positivistas. España nos quería y los guardaba como país productor de metales preciosos. Inglaterra nos prefirió como país productor de guano y salitre. Mientras que para extraer de las entrañas de los Andes el oro, la plata, el cobre, el carbón, se tenía que salvar ásperas montañas y enormes distancias, el salitre y el guano yacían en la costa casi al alcance de los barcos que venían a buscarlos” 200 . LA GUERRA DEL SALITRE O DEL PACÍFICO Por el contrario, la Guerra del Pacífico, que enfrentó a Chile con Bolivia y Perú entre 1879 y 1883 tiene las características de un conflicto por la posesión de recursos naturales (el salitre del desierto de Atacama), en la cual las grandes potencias jugaron su diplomacia en función de sus respectivos intereses. El origen de la Guerra del Salitre fue el descubrimiento de yacimientos de plata y de salitre en el litoral pacífico, donde se explotaba también el guano, todas importantes riquezas exportables. En 1866, Chile y Bolivia establecieron un acuerdo que fijaba el límite internacional en el paralelo 24, por el cual continuaban así Antofagasta (rica en nitratos) y el salar de Atacama en manos bolivianas. Pero Chile consiguió la explotación conjunta de estos recursos con concesiones a capitales y compañías inglesas. Es el momento de la entrada económica británica en la minería americana. El salitre o nitrato (abono natural), utilizado como fertilizante en Europa, se obtenía en los desiertos de Atacama y Tarapacá. Los trabajadores chilenos constituían allí la mayoría de la población. Cuando Bolivia intentó imponer nuevos impuestos a la Compañía Chilena de Salitres, el gobierno de Chile protestó y afirmó sus derechos sobre los territorios salitreros. El ejército chileno se apresuró a ocupar el puerto de Antofagasta y la zona en litigio. Esta situación decidió a Perú a hacer causa común con Bolivia. La guerra que incluyó una campaña marítima contra los buques peruanos, terminó con el dominio de Chile sobre todo el litoral en conflicto. Por el Tratado de Ancón (1883) Perú cedió a Chile el puerto de Arica y el territorio homónimo, además de la provincia litoral de Tarapacá, mientras que Bolivia perdía su salida al mar al reconocer la soberanía chilena sobre Antofagasta. De modo que la derrota impuso el aislamiento y el atraso económico
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de Bolivia, que con el litoral oceánico perdía su conexión directa con la economía mundial. Sin embargo, el gobierno chileno resalta que, en el tratado 1904 se ratificó el dominio chileno a perpetuidad del territorio en litigio, pero le garantizaba a Bolivia el libre acceso al mar. Y de este modo se defendió en 1929 ante la Sociedad de las Naciones: “Bolivia tiene libre acceso al mar, tan libre que ha utilizado esa libertad para importar sin la menor traba armas v municiones de guerra (...) Tiene hoy mejor acceso al mar que antes de la guerra de 1879, que ella provocara”. Chile adquiere los yacimientos de salitre de los territorios anexados, cuyas minas pertenecían mayoritariamente a compañías chilenas, lo que motivó un debate acerca de si debían devolverse a las empresas o si su explotación tenía que depender del Estado. Finalmente se decidió su restitución y se estableció un impuesto a las exportaciones. Esta decisión implicó que en un breve plazo las salitreras del Norte Grande pasaran a compañías británicas, que controlaron el 70 por ciento de la producción, pero también llevó un fuerte alivio fiscal al gobierno chileno al permitir la rápida continuidad de la producción y la comercialización. Además, alejó cualquier riesgo de conflicto internacional con la potencia europea 201 . LA NAVEGACIÓN DE LOS RÍOS Uno de los cambios más importantes de esta etapa, en lo que hace al uso de los recursos naturales, es el referido a la libre navegación de los ríos. En esta etapa cambia el uso social del territorio y el de los recursos naturales. Para la legislación colonial y para la de los primeros años de vida independiente, los ríos interiores sólo podían ser navegados por los naturales del país. En numerosos pactos interprovinciales y convenios entre países limítrofes se estableció la libertad de navegación para los ribereños, que es completamente distinto de extenderla a los buques de todas las banderas. En tal situación, los mercantes extranjeros que desearan remontar los ríos nacionales o los ríos compartidos debían pagar un peaje especial y la autoridad local podía negarles el paso. Estas normas, por otra parte, eran similares a las vigentes en la mayor parte del mundo. Diversos tratados entre países europeos firmados durante el siglo XIX se referían a acordar la navegación de los ríos compartidos como el Rin o el Danubio. Sin embargo, las potencias industriales presionaron para lograr el libre ingreso de sus barcos sobre diferentes ríos latinoamericanos. Al respecto, es interesante la fundamentación expuesta por el ministro francés Louis Adolphe Thiers (el mismo que años más tarde fusilaría a los comuneros de París): “La riqueza del país, esos ríos, que están bordeados por ricas tierras, deben estar abiertos. Si no lo están, veréis que tampoco podríais comerciar con ellos sin pagar un peaje (...) ¿Sabéis con qué dinero paga él (el dictador argentino Juan Manuel de Rosas) esas tropas? Las paga con los peajes de los ríos. Cuando le hayáis hecho dueño de esos ríos, le habréis dado el verdadero poder; cuando le hayáis dado las bocas de esos ríos le habréis dado el medio de hacerse respetar y habréis perdido los medios de comerciar sólidamente y le habréis entregado todo el comercio del país”.
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Por oposición, Alberdi había recomendado: “Firmad tratados perpetuos de libre navegación”, y en un sentido similar se expresa Sarmiento. Toda la propaganda de los emigrados contra Rosas se basa en abrir los ríos a la navegación de todas las banderas. El bloqueo anglofrancés del Río de la Plata - al que hay que considerar como una verdadera guerra de conquista- tiene el mismo objetivo. Al pronunciarse Urquiza contra Rosas en 1852, recibe el apoyo financiero y militar del Imperio del Brasil. A cambio del mismo, se compromete a “emplear toda su influencia cerca del gobierno que se organizare en la Confederación Argentina para que ésta acuerde y consienta la libre navegación del Paraná y de los demás afluentes del Río de la Plata”. Una vez instalado en el gobierno, el propio Urquiza firma un decreto por el cual declara “que la navegación de los ríos Paraná y Uruguay seria permitida a todo buque mercante, cualquiera que sea su nacionalidad, procedencia y tonelaje”. Y lo extendía a “la entrada inofensiva de los buques de guerra extranjeros”. Inmediatamente Urquiza firma tratados con Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos en los que se compromete a permitir esa navegación a perpetuidad, aún en caso de guerra 202 . Los constituyentes argentinos de 1853 ratifican esos tratados e incorporan sus principios básicos en la Constitución Nacional. En la misma, suprimen las trabas impuestas al tráfico fluvial, decretan la libertad de navegar y comerciar y abren los ríos interiores a todas las banderas. Esta insistencia en los ríos es especialmente significativa, ya que esa Constitución hace muy escasas referencias al uso de los recursos naturales. La importancia de este tema no es solamente coyuntural, sino que hace a la orientación del desarrollo y al modelo de país al que se aspira. Al decretarse la libre navegación de los ríos termina la etapa de las economías regionales autosuficientes y la región comienza a insertarse en el sistema de la división internacional del trabajo. La apertura al comercio internacional de los grandes ríos es de este período y es sugestivo comparar la doble estrategia del Imperio del Brasil al abrir el Paraná y cerrar el Amazonas, como también ver en paralelo los argumentos de Thiers con los de Francisco Michelena y Rojas, agente venezolano que recorre el Amazonas y se queja de “las pretensiones del Brasil (de) mantener herméticamente cerrada su navegación, excepto a las ribereñas (con restricciones), para todas las naciones del mundo”. Michelena discute “los medios que deben usarse a fin de obligar a éste a cambiar su política egoísta, abiertamente perjudicial, no sólo a Venezuela sino a la humanidad entera; pues las ventajas inmensas que el comercio libre de este río le reportaría, quedarían infructuosas sin razón suficiente, si se dejase continuar al Brasil ejerciendo el derecho exclusivo que indebidamente se arroga” 203 . Este punto de vista, sin embargo, no se extendió a otros usos de los ríos. Los Estados Unidos sostuvieron la doctrina Harmon, que afirma que cada Estado es amo de su territorio y puede ejercer respecto de los cursos de agua (mientras corran dentro de sus límites) todas las medidas que estime convenientes a su interés nacional, despreocupándose de sus repercusiones y efectos más allá de fronteras. Esta postura fue sustentada en 1895 por el Procurador General Harmon, de Estados Unidos, al ser consultado sobre la responsabilidad
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internacional de los Estados Unidos por los perjuicios ambientales sufridos por agricultores mexicanos, cuando con el propósito de fomentar la irrigación en el territorio estadounidense, se desviaron las aguas del Río Grande. México aducía que como el río era un curso de agua navegable y limítrofe, Estados Unidos estaba obligado a limitarse en su utilización a trabajos que no redujeran el volumen de las aguas. Pasarán muchas décadas hasta que se acepte la responsabilidad por los impactos ambientales transfronterizos. LA LITERATURA REFLEJA LAS CONCEPCIONES IDEOLÓGICAS SOBRE LA NATURALEZA AMERICANA Tal vez haya sido Shakespeare quien desarrolló con mayor elocuencia el argumento de la inferioridad del hombre americano para justificar la conquista y la apropiación de los recursos naturales de este continente. En “La Tempestad”, el viejo Will pone a Próspero, un príncipe italiano, como conquistador de la isla en la que habita Calibán 204 . Calibán (es decir, caribe, caníbal) es un ser monstruoso, a quien el invasor quita su isla y esclaviza. Calibán lamenta su triste suerte y llora su libertad perdida, mientras que la obra lo muestra con tales características de inhumanidad que la esclavización se presenta como un acto de estricta justicia. Lo mismo ocurre con los recursos naturales de la isla, que no tendrían utilidad alguna en manos de un ser tan bestial 205 . En la misma línea, a mediados del siglo XIX, el argentino Sarmiento retoma las ideas de determinismo geográfico desarrolladas por Montesquieu en “El espíritu de las leyes” y las aplica a la región pampeana 206 . Define como civilización a la cultura urbana europea y enfrenta al hombre de Buenos Aires, que imita las costumbres francesas, con los del interior rural, a los que califica de bárbaros. Podemos considerarlo como una obra a mitad de camino entre el ensayo y la novela. Su mensaje es una convocatoria a la epopeya de europeizar el país, que es el proyecto de la mayor parte de las clases dominantes latinoamericanas entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Las tierras inexplotadas se califican como bárbaras, indómitas, salvajes. De ellas sólo puede venir lo ominoso. Arturo Uslar Pietri apoya su novela más conocida en la invasión de Boves con seis mil lanzas llaneras 207 . Esta vez, en revancha, los bárbaros son realistas. La suya es una intensa descripción del terror que causa en todas las poblaciones esa situación en la cual la barbarie llanera se sale de sus límites naturales. Sólo un hombre excepcional como Simón Bolívar podrá detenerlos y aquí la civilización está en las ideas republicanas, como surge de la descripción de los personajes de esa ideología. En esta etapa, el capitalismo ingresa en su etapa superior, el imperialismo. Al ritmo de la industrialización creciente, el mundo entero pasa a ser mercado o fuente de materias primas. Buena parte de la ciencia y la literatura producidas en ese período están al servicio de ese proyecto. Darwin desarrolla argumentos científicos que le permitan explicar un orden jerárquico entre los seres humanos, semejante al que encuentra en las especies animales y vegetales. El conjunto de los seres vivientes tendrán que ser dominados por quien ocupa la escala superior en la evolución: el inglés victoriano.
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El auge de los libros de viajes (reales o de ficción) tiene mucho que ver con este momento histórico: se trata de libros didácticos, que procuran demostrar con innumerables ejemplos, la inferioridad de los seres humanos que habitan la periferia y su incapacidad para gestionar los recursos naturales que poseen. El mensaje ideológico que subyace es la necesidad de poner al servicio de la Humanidad, es decir, de la industria europea, esos recursos naturales que los salvajes de la periferia desaprovechan. Las clases cultas de los países del Sur son ávidos consumidores de este tipo de literatura, donde encuentran un compendio de instrucciones sobre cómo volverse civilizados. Encontramos este mensaje en una obra paradigmática de este período: “El Soberbio Orinoco”, de Julio Verne 208 . La obra narra un viaje hacia las fuentes del Orinoco en busca de un militar francés que huyó hacia un territorio remoto. Pero también podemos leerla como un viaje iniciático desde la civilización hacia la barbarie para volver a encontrarse con la civilización al final del camino. El que Verne rechazara el racismo esclavista no lo libra de una concepción paternalista en el uso de los recursos naturales, que termina justificando los proyectos imperiales. “El Soberbio Orinoco” es una obra que explica los motivos por los cuales los recursos naturales de Venezuela estarían mejor administrados por los europeos que por los venezolanos. A mismo tiempo, el vínculo con Europa es lo que los salvará del atraso. Veamos la secuencia, ya que es posible leer las diferentes etapas de este mensaje en el mismo orden en el que se desarrolla el argumento. El autor comienza hablando del comercio, para después ir mucho más allá del comercio. Para hacer posible este comercio, es necesario integrar a la cultura occidental a las tribus que habitan esas regiones. “(Tarea difícil) sobre todo, cuando se trata de gobernar, de civilizar, de convertir al catolicismo, de regenerar, en una palabra, a los más salvajes indios sedentarios que vagan por los territorios del sudoeste: a esos guaharibos, pobres seres que ocupan el último grado en la escala humana”. Para el autor, se trata de una obra de humanidad en un sentido estrictamente literal, ya que sólo los europeos pueden de otorgar a los indígenas la propia condición humana. Por eso menciona a “aquellos indios, convertidos en hombres por la abnegación de un misionero". Sin embargo, no todos los indios parecen aptos para ser objeto de esta obra humanitaria. El autor contrasta a los quivas, calificados como salvajes violentos con los guaharibos, descriptos “como seres míseros, de corta estatura, débiles, cobardes y poco temibles, en suma”. Los guaharibos pueden ser civilizados, mientras que con respecto a la otra tribu, se afirma que: “puesto que el congreso ha votado la destrucción de estos quivas, sería bueno poner manos a la obra en seguida”. Nada de esto es exclusivo de Venezuela. Unos años antes, en Argentina, Sarmiento recomendaba no ahorrar sangre de gauchos, y el general Roca emprendía el exterminio de las tribus patagónicas. Los argumentos son semejantes: la Patagonia era un desierto, dominado por tribus ajenas a la civilización y sus recursos naturales permanecían inexplotados. La voz de orden era “La Conquista del Desierto”, lo que llevó a exterminar a los indios y reemplazarlos por ovejas criadas en grandes estancias, muchas de ellas, de dueños ingleses.
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El despoblamiento del Orinoco y la incapacidad de las tribus locales de poner en valor sus recursos naturales son los argumentos análogos de la obra de Verne. Los viajeros encuentran comarcas muy extensas cuyos recursos naturales se desaprovechan. “Aquella parte de la sierra estaba erizada de árboles seculares destinados a morir de viejos, pues el hacha de un leñador no iría jamás a echarles por tierra en tan lejanas regiones”. Los guaharibos se presentan como seres infrahumanos, que no tienen ninguna capacidad de adaptación al ambiente en el que habitan desde hace siglos. “Eran miserables salvajes a los que no había llegado el aliento de la civilización. Apenas si tenían algunas cabañas para albergarse; harapos de corteza para cubrir sus cuerpos. Vivian de raíces, de los frutas de las palmeras y de hormigas, sin que supieran extraer el cazabe de la yuca, que constituye la base de la alimentación del Centro de América. Parecían estar en el último grado de la escala humana, y eran de pequeña estatura, delgados, con el estómago prominente, propio de los geófagos, y, en efecto, durante el invierno se veían reducidos a alimentarse con tierra". Veamos el contraste con este medio natural magnífico, que estos hombres parecen incapaces de utilizar y que un solo francés logra transformar. “El sitio era hermoso: el suelo, de asombrosa fertilidad y lleno de los árboles más útiles, entre otros esas marlmas cuya corteza forma una especie de fieltro natural, bananos, plátanos, cafetales, que se cubren a la sombra de los grandes árboles de flores rojas, caucho, cacaos, y además campos de caña de azúcar y zarzaparrilla, plantaciones de ese tabaco del que se saca el "cura nigra". Un poco de trabajo, y aquellos campos iban a producir en abundancia raíces de yuca, cañas de azúcar y maíz, que da cuatro cosechas al año con cerca de 400 granos por cada uno sembrado. El suelo de esta comarca poseía tan maravillosa fertilidad porque estaba aún virgen. Nada se había gastado de su poder”. Y en medio de esto, una frase reveladora, dejada caer de una manera casi casual: “Allí se vertían las primeras aguas de la sierra Parima por la garganta en cuyo fondo un atrevido explorador había enarbolado el pabellón de Francia el 13 de diciembre de 1856”. ¿Qué tenía que hacer la bandera francesa en ese lugar? Sin duda, la obra de civilización desarrollada a lo largo de toda la novela. Una de las respuestas más sugestivas a los mensajes de Verne y de Sarmiento lo encontramos en “Doña Bárbara” 209 . Allí Rómulo Gallegos plantea que no es necesario traer a los europeos para civilizar el continente, sino que podrán hacerlo los propios americanos. “Si yo me hubiera encontrado en mi camino con hombres como usted, otra sería mi historia”, le dice Doña Bárbara a Santos Luzardo. Lo que equivale a decir que otra sería la historia de Venezuela y de sus recursos naturales si estuviera gobernada por hombres como Gallegos en vez del dictador Juan Vicente Gómez. La influencia de Sarmiento sobre Gallegos es conocida 210 . Desde el título mismo, su obra parece una continuación del “Facundo” escrita un siglo más tarde. Por eso lo toma en el punto en el que lo deja Sarmiento, en el de la necesidad de una conquista violenta: “Es necesario matar al centauro que todos los llaneros llevamos dentro”. Y más adelante: “Yo te aseguro que existe. Lo he oído relinchar. Y no solamente aquí: allá en Caracas, también. Cien años lleva galopando por esta tierra y pasarán otros cien”.
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En todo momento, encontramos la sombra de Sarmiento, con un siglo de retraso. Sarmiento recorre las provincias argentinas preguntando cuántos hombres usan frac, y opone el frac europeo al poncho criollo como símbolos y manifestaciones de ambas formas de la condición humana. En la novela de Gallegos, Santos Luzardo se propone civilizar a Marisela. Para eso, le diseña vestidos apropiados y, muy especialmente, le enseña a hablar. Es, decir, la convence de abandonar los modos dialectales del Llano para adoptar los de Caracas. Nos aproximamos a los civilizados hablando y vistiéndonos como aquellos que lo son. A lo largo de la novela, Santos Luzardo trabajará para amansar al centauro, no para matarlo. “Ya tenía pues, una verdadera obra propia de un civilizador: hacer introducir en las leyes del Llano la obligación de la cerca. El hilo de los alambrados, la línea recta del hombre dentro de la línea curva de la Naturaleza, demarcaría la tierra de los innumerables caminos, por donde hace tiempo se pierden, rumbeando, las esperanzas errantes, uno sólo y derecho hacia el porvenir”. Sarmiento sueña con la navegación de los ríos de su país a mediados del siglo XIX, Gallegos sueña con el alambrado y el ferrocarril en el Llano, a mediados del siglo XX. ¿Por qué ese siglo de diferencia entre ambos soñadores? Las respuestas tienen que ver con las formas de ocupación del territorio y de utilización de los recursos naturales. Argentina pone la Pampa en producción a fines del siglo XIX y la transforma en el eje de desarrollo de un país agroexportador. Venezuela adopta en cambio, un modelo petrolero y posterga indefinidamente el desarrollo del Llano. El mensaje de Rómulo Gallegos aún espera a quienes lo lleven a la práctica. HAY QUE EUROPEIZAR LA NATURALEZA La mayor parte de las especies animales introducidas y asilvestradas en América son domésticas, como vacas, ovejas, caballos, cerdos, cabras, gatos y perros, o plagas, como diversas especies de roedores. En muchas partes se trajeron liebres y conejos europeos, con finalidad alimenticia, y hay otros casos particulares de especies salvajes introducidas, como los venados de cola blanca en la Isla del Coco, (Costa Rica) o los coatíes en la Isla de Juan Fernández (Chile). Un aspecto sugestivo es la ideología de europeizar el territorio también a través de la fauna: se trajeron especies exóticas, como el ciervo colorado y el ciervo dama, para europeizar los bosques del sur chileno y argentino, algunos de los cuales ya se parecían bastante a los de allá. De esta misma época data también la introducción de una especie de jabalí europeo por su valor cinegético, que a partir de núcleos iniciales en San Luis se expandió hasta ocupar áreas del sur de la provincia de Buenos Aires y fue trasladado también a Uruguay. Extrañamente, Sarmiento saludó los intentos de introducir avestruces africanos, en un intento de africanizar lo que no podía ser europeizado 211 . Entre los animales introducidos, el ciervo colorado compitió por el mismo nicho ecológico con los cérvidos autóctonos. Es decir, comía las mismas plantas, que crecían en terrenos semejantes. Por ejemplo, en los bosques subantárticos (es decir, los de los Parques Nacionales patagónicos), compitió con el huemul. En esos casos, los ecólogos advierten que habitualmente una sola de las dos especies tiene
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chances de sobrevivir. De hecho, cada vez que se introduce exitosamente una especie exótica, hay una especie local que corre el peligro de desaparecer. La ventaja del ciervo colorado para los cazadores es que tiene mayor alzada y cuernos más grandes, lo que representará un trofeo más espectacular cuando su cabeza esté colgada en la pared. Pero la mayor talla y cornamenta del ciervo colorado le permitieron desplazar a los ciervos locales de las áreas de pastoreo. Fueron a áreas de pasturas naturales más escasas, que permitían sostener poblaciones menores de huemules. A esto se agrega que el desplazamiento se hizo hacia zonas de mayor actividad de pumas. Todo esto precipitó la extinción del huemul por hambre y por mayor predación. Si a ello agregamos que los cazadores deportivos buscaban ciervos colorados pero no dejaban de disparar contra los huemules, vemos que la introducción de los ciervos europeos creó las condiciones para la desaparición de los ciervos locales 212 , 213 . En este contexto, Pedro Luro inventó en su estancia San Huberto, ubicada a pocos kilómetros de Santa Rosa (capital del entonces Territorio Nacional de La Pampa), un ecosistema singular, que fue ofrecido como el coto de caza más grande del mundo. Sobre un paisaje local, trajo especies exóticas para que fueran cazadas por los nobles y aristócratas europeos, en una combinación de lujos y exotismo, pensada para competir con los safaris africanos. Al llegar a Santa Rosa, los visitantes subían a un tren privado de trocha angosta que los llevaba al establecimiento. Un testigo de la época la describe así: "Se descubre, por fin, la roja techumbre de la estancia y poco a poco va apareciendo el chalet Luis XVI, que emerge con elegancia de la cenefa siempre verde del monte. Tiene aquella vivienda todo de "cottage" señorial y de cultura clásica, brillante nota estética con que el espíritu culto de su propietario suscribe la clara visión sobre la pampa futura. Todo en su interior es estilizado y elegante. El amplio comedor "renacimiento" deja la primera impresión. Es una obra de mérito el revestimiento de la gran chimenea donde un tallista parisién puso arte genial en los bajorrelieves" 214 . En el exterior había un jardín tipo Versalles y una inmensa pajarera, llena de faisanes, que se soltaban para la caza menor. Para la caza mayor, los visitantes se metían en el bosque de caldenes o seguían las márgenes de la laguna salobre que se ve desde el chalet. Los perros buscaban el rastro de ciervos y jabalíes hasta acorralarlos y ponerlos a tiro. En medio del bosque, algún chalet semioculto servía de refugio a los cazadores cansados. Por detrás de ellos, los criados los esperaban en coches de caballos, para que el retorno fuese descansado. LA AGRICULTURA DE LA ZONA TÓRRIDA. En esta etapa hay en todos los países un esfuerzo por avanzar en la transformación productiva de sus ecosistemas naturales. Así como una generación atrás la literatura cantó el heroísmo de la gesta libertadora, ahora se canta la conquista de la naturaleza. Andrés Bello invita a los americanos a poner en producción los ecosistemas de sus respectivos países, que están esperando el brazo del agricultor. Para gozar de esos bienes, es necesario que los americanos abandonen las ciudades y vayan al campo. “¿Por que ilusión funesta aquellos que fortuna hizo señores
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de tan dichosa tierra y pingüe y varia, en el ciego tumulto se aprisionan de míseras ciudades? Romped el duro encanto que os tiene entre murallas prisioneros. El campo es vuestra herencia: en él gozaos” 215 . Licencia poética: Bello no habla de la tenencia de la tierra ni de las condiciones sociales. El propietario de los latifundios seguirá residiendo en la capital del país y viajará a menudo a Europa, su segundo hogar. Los hombres que pongan en producción esos ecosistemas no serán sus dueños y trabajarán en condiciones durísimas, no aptas para la sensibilidad poética. Pero el deslumbramiento de la naturaleza se transforma en un canto a la deforestación, en una épica del hacha y del fuego. Bello no imagina la utilización productiva de los ecosistemas tropicales, sino en su completa destrucción y reemplazo por paisajes europeos. “El intrincado bosque el hacha rompa, consuma el fuego, abrid en luengas calles la oscuridad de su infructuosa pompa. Abrigo den los valles a la sedienta caña; la manzana y la pera en la fresca montaña el cielo olviden de su madre España; adorne la ladera el cafetal. De la floresta opaca oigo las voces, siento el rumor confuso, el hierro suena, los golpes el lejano eco redobla; gime el ceibo anciano, batido de cien hachas se estremece, estalla al fin, y rinde el ancha copa. Huyó la fiera, deja el caro nido. Deja la prole ímplume el ave, y otro bosque no sabido de los humanos va a buscar doliente”. Es decir, que para Bello los bosques son inagotables y simplemente la fauna busca otra selva para asentarse. Encontraremos la misma ilusión un siglo más tarde. “¿Qué miro? Alto torrente de sonorosa llama corre, y sobre las áridas ruinas de la postrada selva se derrama. El raudo incendio a gran distancia brama, y, el humo en negro remolino sube. De lo que antes era verdor hermoso y fresca lozanía, sólo difuntos troncos, sólo cenizas quedan. Mas a las tupidas plantas montaraces, sucede ya el fructífero plantío. Ya la primera flor desvuelve el seno, bello a la vista, alegre a la esperanza”. LA QUEMA DE BOSQUES EN CHILE En Chile, al desarrollo minero se asoció el auge de una agricultura privilegiada en cuanto a sus posibilidades de mercado en el Pacífico. Además, el auge del salitre creó un polo interno de demanda de los productos del sur. Esto condicionó la continua expansión de los cereales, particularmente el trigo. Amplias áreas se incorporaron a este cultivo más allá de la aptitud real del suelo. Toda la cordillera de la costa hasta la frontera araucana del sur se sobreexplotó, erosionándose gravemente. Los araucanos habían sido la barrera que contenía el avance de la economía nacional hacia los densos y ricos bosques del sur de Chile. La penetración de la “civilización” se realizó con las enfermedades y el alcohol en una población ya muy reducida. La colonización alemana penetró por el sur y fue “preparada” limpiando el bosque para hacer agricultura. El naturalista Claudio Gay escribía al respecto, que en 1852: “no se encontró más recurso que el de preparar el territorio de Llanquihue (una provincia chilena), desembarazado de la mayor parte de sus selvas por un incendio que había durado más de tres meses” 216 . El inicio de la colonización alemana a mediados del siglo XIX, “marca el inicio de la guerra a muerte que declaran los colonos a los tupidos bosques del sur de
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Chile”. El agente del Gobierno encargado de fomentar dicha colonización, Vicente Pérez Rosales contrata a los indígenas para que incendien los bosques de alerces y abran así el camino a un modelo de producción basado en reemplazar el ecosistema, no es utilizarlo. Pérez Rosales relata en sus memorias que: “en mi tránsito, ofrecí a Pichi-Juan treinta pagas que eran entonces treinta pesos fuertes, porque incendiase bosques que mediaban entre Chanchán y la cordillera. Esa espantable hoguera, cuyos fuegos no pudieron contener ni la verdura de los árboles ni sus siempre sombrías y empapadas bases ni las lluvias torrentosas y casi diarias que caían sobre ella, había prolongado durante tres meses su devastadora tarea. Todo el territorio incendiado era plano y de la mejor calidad. El fuego continuó por largo tiempo la devastación de aquellas intransitables espesuras” 217 . Agreguemos que los incendios de bosques afectaron cientos de miles de hectáreas, incluyendo bosques de maderas valiosas como el alerce, del cual en este periodo se quemaron 27.000 hectáreas entre Puerto Varas y Puerto Montt 218 . Y en 1851, el mismo Pérez Rosales contrata 300 hombres para despejar de árboles la zona en la cual se levantaría la ciudad de Puerto Montt 219 . En 30 a 40 años desaparecieron cientos de miles de hectáreas de bosques de especies nobles como alerce, araucaria, varias especies de hayas o robles, raulí, canelo, olivillo, etc. ¿Se podía haber hecho con los alerces algo mejor que quemarlos? Claramente, sí: “en forma paralela a esta destrucción insensata surgía un país de madera de alerce en la bella arquitectura de Valdivia, Osorno y Puerto Varas demostrando que el recurso alerce podía haber sido ser una fuente inagotable de creación estética que hasta hoy llena de orgullo a la Región de Los Lagos” 220 . En 1859 el gobierno preocupado por el corte e incendios indiscriminados de los alerces establece la primera reglamentación para protegerlos. Una enconada defensa de los alerces hacía Guillermo Fricke en 1875 al sostener que “de desear sería, que otros peregrinasen a los alerzales para rendir homenaje a aquellos sagrados contemporáneos de nuestro Redentor, que tratasen de indagar mejor su edad y nos comunicasen después sus observaciones con la veracidad, que únicamente da valor a semejantes comunicaciones y ¡ojalá entre los que fuesen en romería a aquellos santuarios hubieren personas influyentes, que hiciesen el mayor empeño por poner coto a las execrables devastaciones, que manos sacrílegas han ejecutado en estas santas moradas”. Por haber contribuido al desarrollo y poblamiento del sur, Pérez Rosales merecía alguna clase de reconocimiento de sus conciudadanos. Pero tal vez el criterio utilizado no haya sido el mejor: en 1926 se lo homenajea creando el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, donde están los bosques de alerces que este pionero no alcanzó a quemar. Con el cambio de siglo y habiéndose constatado por muchos observadores que en las partes que recorrían habitualmente los alerces se han agotado surgen las voces de alarma y el inicio de las primeras campañas para establecer un mejor nivel de protección. En 1902 y ante la construcción de los altos Hornos de Corral un estudioso de los bosques llamado Federico Gerdtzen sostenía que si la nueva industria utilizaba como combustible los bosques de alerces que aún sobrevivían cerca de Valdivia se daría paso a un verdadero desastre ecológico “resulta que nuestros bosques disminuyen a diario alrededor de 150 hectáreas o sean al año
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54.750 hectáreas, suma fabulosa que muy en breve concluirá con nuestros históricos bosques seculares. Pensar, cuántos siglos han necesitado aquellos árboles para su desarrollo y que hoy con una indiferencia alarmante echamos por tierra en pocos minutos”. Los Altos Hornos se construyeron y esos bosques desaparecieron. En 1929 un trabajo de Otto Berninger demostraba la virtual desaparición de los alerzales en el Llano longitudinal y alrededores de las ciudades de Valdivia, puerto Montt y Osorno. Dos años después la ley de bosques (actualmente vigente) no hizo mención alguna a la protección del alerce. LOS QUE TRANSFORMAN LOS BOSQUES EN CENIZAS Las condiciones sociales bajo las cuales los bosques se transforman en cenizas y se valorizan los recursos naturales muestran hasta qué punto la Independencia había sido un proyecto pensado para pocos. “Aunque desde 1835 se había declarado ilegal el tráfico de esclavos africanos, todavía en 1870 más de la mitad de la fuerza de trabajo agrícola de Río Claro (trabajadores de café, cerca de São Paulo, Brasil) seguía siendo de esclavos” 221 . En el siglo XVIII esa zona era “boca do sertao”, es decir, punto de entrada a la selva, habitado por criadores de cerdos y cazadores. Hacia 1830, dos tercios de la tierra estaban en manos de grandes plantaciones. Se inicia con caña de azúcar y se sigue con café. “La plantación inicial de los cafetos estuvo a cargo de contratistas que tenían esclavos”. La nostalgia de la esclavitud aparece con frecuencia en los testimonios de esta etapa. Por ejemplo, un viajero alemán dice que “las ciudades venezolanas de la costa, especialmente desde la supresión de la esclavitud, están llenas de negros que forman la mayor parte de la población, en calidad de cargadores, carreteros y a veces artesanos. Sólo la cadena de la esclavitud los obligaba a trabajar anteriormente en las haciendas. Desde que alcanzaron la libertad, por su inclinación a la vida desordenada del vagabundo y la holgazanería, dejaron esta ocupación desplazándose hacia los puertos, donde ganan mucho como estibadores, debido a sus enormes fuerzas físicas que los capacitan para llevar grandes cargas sin esfuerzo excesivo” 222 . Sugestiva combinación de prejuicios. Por una parte, nos recuerda la afirmación de Aristóteles cuando dice que la naturaleza ha hecho el cuerpo del esclavo adaptado para el esfuerzo físico. Lo que al autor le permite considerar como holgazanería el llevar cargas más pesadas de las que él mismo soportaría. La puesta en producción de muchos ecosistemas latinoamericanos con destino al mercado internacional significó una importante escasez de mano de obra. Las estrategias variaron de un país a otro. En algunos casos, se utilizó el trabajo forzado de grupos indígenas que aún no habían sido incorporados al sistema. En varios países del Pacífico (principalmente Perú) se importan coolíes chinos en condiciones semejantes a las de la esclavitud. Se fletaron navíos que trajeron individuos de las capas sociales más bajas del pueblo chino, reclutados o secuestrados en los puertos; una vez llegados a El Callao, se los vendía a los agricultores con un contrato leonino que duraba ocho años. Las condiciones ambientales del viaje nos recuerdan las de los viejos barcos de esclavos, a los que los portugueses llamaban tumbeiros: en la década de 1850 llegaron al Perú unos 13
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mil coolíes y se calcula que murieron más de 2 mil en los viajes. De 1860 a 1874 llegaron 74.952 chinos, pero 7.677 murieron durante la travesía 223 . La migración en mayor escala se realiza hacia la Argentina. En total, entre 1857 y 1930, el "desierto argentino" recibe a 6.330.000 inmigrantes; teniendo en cuenta la partida de los trabajadores estacionales - los llamados golondrinas- que cruzan el Atlántico en la época de las cosechas, queda un saldo de 3.385.000 inmigrantes. De acuerdo con el primer censo, efectuado en 1869, la Argentina contaba con 1.737.000 habitantes. Estas cifras demuestran el peso de los extranjeros en la formación de la Argentina moderna, a través de una transfusión poblacional que fue, en términos relativos, la más alta de todos los países del nuevo mundo, incluido Estados Unidos 224 . En el caso brasileño, los datos indican que alrededor de 4,5 millones de personas emigraron para el país entre 1882 y 1934, de los cuales 2,3 millones entraron en el estado de São Paulo como pasajeros de tercera clase, por el puerto de Santos. En cuanto a las condiciones ambientales de los inmigrantes, las analizaremos al hablar del habitat popular. AGRICULTURA Y GANADERÍA Un siglo más tarde, reaparecerán en Colombia las ideas fisiocráticas de Caldas y en Argentina las de Belgrano. Desde 1878, con Salvador Camacho Roldán a la cabeza, un grupo de políticos colombianos fijó su posición con respecto al campo, a la producción agrícola y pecuaria como fuente de riqueza y progreso, para un país eminentemente rural. Decía Camacho Roldán que "el cultivo de la tierra y la cría de ganados constituyen el interés dominante entre todos los intereses materiales del país, saber obtener producciones de la tierra de un modo abundante y barato, es la primera de las necesidades de esta nación". Promovía la modernización del campo y la implementación de la "agricultura científica" 225 . De un modo semejante, la Sociedad Rural Argentina adopta como lema: “Cultivar el suelo es servir a la Patria”. El símbolo del país será la diosa Ceres. No serán los únicos que la usen. La principal obra gráfica sobre Venezuela de este período pone en la portada a la misma Ceres, con una paleta de pintor en la mano y el cuerno de la abundancia sus pies 226 , el mismo que aparecerá en el escudo nacional. En el mismo tono, José Martí, cuyas ideas fisiocráticas son notorias, señala: "A los niños debiera enseñárseles a leer esta frase: La agricultura es la única fuente constante, cierta y enteramente pura de riquezas". Y agrega esta sentencia sobre la deforestación: "Comarca sin árboles, es pobre. Ciudad sin árboles es malsana. Terreno sin árboles, llama poca lluvia y da frutos violentos" 227 . EL NACIMIENTO DE LOS PARQUES NACIONALES. En esta etapa, de la mano del culto a la razón y el progreso, se ponen en marcha iniciativas de protección de recursos y de paisajes naturales. En la Argentina, el perito Francisco P. Moreno recibe del Gobierno como una cantidad de tierras fiscales en la zona de los bosques Andino-Patagónicos como reconocimiento por su tarea en la demarcación de límites con Chile en la misma zona. Moreno acepta la donación, pero en vez de hacer allí una estancia, dona las tierras para que se dediquen a hacer un parque nacional, que será el primero del país. La medida
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tarda muchos años en llevarse a la práctica, por las dificultades de incorporar la idea de conservación a cualquier política de Gobierno 228 . En México, durante la dictadura de Porfirio Díaz, se crea el primer bosque protegido: es el Monte Vedado del Mineral del Chico, en el estado de Hidalgo 229 . Sin embargo, el dictador le da sólo una protección transitoria, ya que dice que “queda reservado por el tiempo que sea necesario, para Bosque Nacional”. Su objetivo es “reservar algunos terrenos pertenecientes a la Nación, por haber en aquéllos montes o sean propios para el cultivo de árboles”, es decir, que se trata de una reserva con fines productivos, no de un parque nacional. Tampoco estableció ninguna pauta de manejo, lo que indica las mismas dificultades de introducir criterios de conservación que en Argentina. LA ETAPA DE LOS LATIFUNDIOS Las formas de apropiación de la riqueza y de utilización de los recursos naturales en toda América Latina durante esta etapa están basadas en el latifundio. En la primera etapa de la conquista europea, se habían incorporado rápidamente al sistema económico los territorios ocupados por las culturas organizadas en torno de un Estado centralizado. Así, los españoles conquistaron a incas, aztecas y otros pueblos de organización semejante, ocuparon, destruyeron y reedificaron sus ciudades y reemplazaron a sus respectivas clases dominantes. Pero los pueblos que tenían formas de organización descentralizada (y a menudo nómade o seminómade) resistieron durante varios siglos el avance de los españoles primero y de las repúblicas después. El rol asignado a unos y otros en esta etapa fue el de poner en valor en función del mercado internacional aquellos recursos naturales que anteriormente les habían pertenecido. Esto significó una enorme operación de conquista, de magnitud semejante a la realizada durante el siglo XVI. En la mayor parte de los casos, esta conquista se realiza sobre territorios indígenas, pero también se toman los territorios que están bajo un modelo social diferente del hegemónico. De este modo, Argentina elimina los caudillos provinciales y ocupa los territorios indios de la pampa y la Patagonia. El México de Porfirio Díaz avanza sobre las tierras de los ejidos indígenas. Argentina, Uruguay y Brasil mediante la Guerra de la Triple Alianza, ocupan tierras paraguayas que distribuirán en grandes estancias. Lo mismo ocurre con las guerras de conquista sobre las tierras de indios del sur de Chile y de la Patagonia argentina. No es casual que a principios del siglo XX haya autores que realicen la apología de la conquista española, en paralelo con los avances militares sobre los territorios indígenas, como si no hubieran transcurrido varios siglos en el medio. Para estos autores (Leopoldo Lugones, Ricardo Rojas, entre otros) esa conquista es la culminación de la conquista española, a la que califican como civilizatoria 230 . Durante esta etapa se aprueban en toda América Latina una serie de Códigos Civiles basados en los principios liberales. Su aporte a la consolidación del latifundio es la eliminación de las formas comunales de propiedad. Como vimos en el primer tomo de esta obra, la legislación medieval española contemplaba diversos modos de propiedad comunal de los recursos naturales (aguas, tierras de pastoreo, montes para leña, etc.), que fácilmente pudo asimilarse a las formas indígenas de propiedad comunitaria de la tierra.
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Pero estos Códigos Civiles abolieron esas formas de propiedad comunitaria y dejaron sólo dos formas de propiedad: la propiedad privada y la estatal. Ésta fue la base jurídica para un “reordenamiento” de las tierras indígenas, las que, en casi todas partes, fueron entregadas a los latifundistas. Si bien la Revolución Mexicana se inicia en 1910, y uno de sus desencadenantes es la protesta contra los latifundios, existe un hilo conductor en los conflictos vinculados con esta forma de tenencia de la tierra durante el siglo XX. Por este motivo, los trataremos de conjunto en el próximo capítulo. Los recursos naturales y la producción agraria se mueven en mercados capitalistas, pero en las zonas con población indígena, el latifundio funciona de un modo semejante al feudalismo. En Bolivia, “el valor de una tierra se estima de acuerdo con el número de familias aymará existentes en ella. Deben trabajar sin paga y cultivar las tierras del propietario de la finca a cambio de la insignificante parcela de tierra que éste les asigna. No están autorizados a abandonar la finca sin permiso del dueño, pero éste puede mandarlos donde le plazca a trabajar sin retribución” 231 . No es una excepción: en Manaos, “los blancos se afanan por capturar (indios) miranhas porque son buenos trabajadores sin sueldo, en particular las jóvenes, pero la nostalgia las mata muy pronto” 232 . En Venezuela la extensión de las propiedades rurales permite una diversificación de cultivos, según las condiciones naturales del terreno. El cultivo del café se fue incorporando rápidamente a las haciendas cacaoteras de la región centro-norte costera, en las cuales no interfería con otros cultivos en fondos de valles y se podían utilizar terrenos con pendientes mayores sin exponerlos a la erosión 233 . Hemos visto en el primer tomo de esta obra esta combinación de cultivos de cacao y café en terrenos de diferentes pendientes, como una manera de aprovechar los diferentes pisos ecológicos del trópico en las fazendas coloniales portuguesas de la isla africana de São Tomé. EL CICLO DEL CAFÉ EN BRASIL La evolución de las haciendas brasileñas en los estados de São Paulo y Río de Janeiro tiene que ver con criterios de manejo de los recursos naturales que terminaron destruyendo sus bases de sustentación. El modo en que esas haciendas se devoraron a sí mismas merece algunos comentarios. Las primeras haciendas cafeteras se instalaron en el Vale do Paraíba alrededor del año 1830. El proceso de implantación se iniciaba con la tala de bosques y la construcción de la casa principal, preferentemente cerca de ríos o arroyos; así como con la construcción de almacenes provisionales. El cultivo de las huertas para el consumo propio y la plantación cafetera se hacían luego. Estas haciendas eran prácticamente autárquicas, en el sentido de que producían la mayor parte de los bienes que consumían. Las consecuencias de este avance sobre la selva venían siendo advertidas por distintos naturalistas, quienes señalaban que la selva podía ser grande pero nunca infinita. “Aquí, como en todas partes de Brasil, a pesar de la tierra fértil en medio de los campos, se cultiva exclusivamente en tierras boscosas. Para ese fin, se talan o
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se queman las selvas de las márgenes de ríos y arroyos. Dentro de pocos años, la madera desaparecerá de tal manera, que no se podrá edificar ninguna casa” 234 . Entre las décadas de 1860 y 1870, se produce el auge de la cultura del café en Río de Janeiro. El rápido enriquecimiento de los propietarios impulsa el crecimiento de ciudades en la región. Para reforzar los acuerdos políticos, el Imperio reparte títulos nobiliarios entre los ricos fazendeiros 235 . El proceso de expansión de la cultura cafetera traspasa las fronteras de Río de Janeiro, alcanzando Minas Gerais y la porción paulista del Vale do Paraíba, primera región de São Paulo beneficiada por el enriquecimiento que lleva consigo la caficultura. Río de Janeiro, como capital del Imperio Brasileño, permanece como centro financiero y controlador del comercio del café producido en el Vale do Paraíba. Sin embargo las tierras donde se plantan los cafetales, no soportan por largo tiempo la agricultura sobre suelos desprotegidos, debido a fuertes declives y a la deforestación. En el Vale do Paraíba se actuó sin el menor cuidado y ni precaución técnica. El resultado de la erosión fue rápido y fatal, "bastaron sólo unos pocos decenios para que se revelaran rendimientos acelerados decrecientes, debilitamiento de las plantas, aparición de plagas destructoras. Se inicia la decadencia con todo su cortejo siniestro: empobrecimiento, abandono sucesivo de las culturas, disminución demográfica” 236 . Los cafetales fueron plantados en tierras muy escarpadas y por consiguiente expuestas a la erosión, reduciendo drásticamente la fertilidad natural y su capacidad de producir competitivamente con técnicas tradicionales. El desconocimiento técnico se podía observar en la propia distribución del cafetal, con la plantación en hileras en líneas rectas, perpendiculares a las ascendentes, lo cual facilitaba la siembra del cafetal, pero al mismo tiempo, determinó su corta vida, ya que establecía una condición propicia para la erosión del suelo. “La morfología del cafetal no era la más adecuada para las características ambientales del Vale do Paraíba. Las hileras de café deberían haber sido implantadas siguiendo las curvas de nivel del terreno. La interacción entre la técnica y la morfología del cultivo cafetero en las haciendas tradicionales del Vale do Paraíba acabó destruyendo características importantes del paisaje cultural de la región durante y después, de manera indirecta, de la era del café por aquellas tierras. El resultado de esta falta de previsión e incompetencia técnica fue desastroso: la economía de la región pereció. Además de la supervivencia de técnicas atrasadas de cultivo, la caficultura no fue substituida por otras actividades más rentables, o que sufriesen menos los efectos de la erosión. Adicionalmente, la abolición de la esclavitud (1888) enterró las esperanzas de recuperación económica del ciclo del café en el Vale do Paraíba. El ciclo del café en el Vale do Paraíba tuvo lugar entre las décadas de 1820 y 1880, transformándola, a mediados del siglo XIX, en la región más rica de Brasil” 237 . Puede verse este fenómeno reflejado en una obra emblemática del arte brasileño, en “Labrador de café”, pintado por Cándido Portinari. El trabajador está descalzo sobre un paisaje de tocones que muestran que alguna vez hubo un bosque bajo sus pies, y un fondo de colinas con las plantas de café ascendiendo en ellas, en el mismo sentido de la pendiente 238 .
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Pero los fenómenos históricos son policausales. Además de tratarse de un modelo que destruyó los suelos, la oligarquía del café estaba demasiado atada a la esclavitud y no pudo construir un modelo productivo diferente después de su abolición. Según Florestan Fernández: “el señor de los esclavos, por su voluntad y por sus manos, se esclavizaba al esclavo y al orden social que se fundó en la esclavitud, condenándose a desaparecer cuando ésta se extinguiera” 239 . Sin embargo, no todo deterioro ambiental es irreversible, si existe voluntad de recomposición. “El Brasil nos proporciona un elocuente ejemplo de restauración de unas tierras consideradas como perdidas. En la gran zona del café, el Estado de Sao Paulo, a medida que el cultivo del café avanzaba hacia el Oeste, a través de las tierras violáceas de la llanura, un gran número de plantaciones situadas más al Este iban siendo poco a poco abandonadas porque el agotamiento del suelo determinaba una caída vertiginosa de su rendimiento. En su marcha nómada en busca de tierras mejores, el monocultivo del café aniquilaba vastas extensiones de suelo fértil, que dejaba en un estado tal que parecían inutilizables para cualquier cultivo. Sin embargo, los inmigrantes japoneses, con su larga experiencia de suelos ingratos, adquirieron esas tierras a precios ínfimos y, mediante la organización de cooperativas agrícolas, desarrollaron en los alrededores de la capital del Estado el cultivo de la patata y de las legumbres, creando así una magnífica zona verde en torno a la ciudad y contribuyendo a facilitar de modo señalado el abastecimiento de este centro urbano de casi 6 millones de habitantes, cuyo nivel de alimentación se vio considerablemente mejorado” 240 . De un modo semejante, los ingenios azucareros generaron graves consecuencias ambientales en el nordeste brasileño. “El azúcar había arrasado el nordeste -dice Eduardo Galeano-. La franja húmeda del litoral, bien regada por las lluvias, tenía un suelo de gran fertilidad, muy rico en humus y sales minerales, cubierto por los bosques desde Bahía hasta Ceará. Esta región de bosques tropicales se convirtió, como dice Josué de Castro, en una región de sabanas. Naturalmente nacida para producir alimentos, pasó a ser una región de hambre. Donde todo brotaba con vigor exuberante, el latifundio azucarero, destructivo y avasallador, dejó rocas estériles, suelos lavados, tierras erosionadas. Se habían hecho, al principio, plantaciones de naranjos y mangos, que «fueron abandonadas a su suerte y se redujeron a pequeñas huertas que rodeaban la casa del dueño del ingenio, exclusivamente reservadas a la familia del plantador blanco». Los incendios que abrían tierras a los cañaverales devastaron la floresta y con ella la fauna; desaparecieron los ciervos, los jabalíes, los tapires, los conejos, las pacas y los tatúes. La alfombra vegetal, la flora y la fauna fueron sacrificadas, en los altares del monocultivo, a la caña de azúcar. La producción extensiva agotó rápidamente los suelos” 241 . EL INGENIO AZUCARERO ACTÚA COMO UNA EMPRESA MINERA A mediados del siglo XIX, el conde de Pozos Dulces comparó a los ingenios azucareros de Cuba con minas explotadas a cielo abierto. Un autor de la época señala que “se abandonan los terrenos como cansados y se talan los bosques sin repoblarlos” 242 . El modelo productivo es semejante al del café en Brasil, con el agravante de la enorme necesidad de combustible de las máquinas de vapor de la industria azucarera. “Cuando se terminaban los bosques y las tierras perdían la
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fertilidad que proporcionaban los desmontes, se abandonaban para buscar otros nuevos donde se pudiera obtener tanto el abono natural de las tumbas 243 como las maderas de construcción y el combustible” 244 . Los bosques de Camagüey sufrieron una importante sangría en la segunda mitad del siglo XIX. Un naturalista cubano pregunta en 1861: “¿Cuál es la suerte que nos espera si continúa como estos últimos años, en que se sacan tantas maderas de nuestros bosques, se destruyen tantos arbolados, sin pensar en reponer ni un solo árbol de los que divide el hacha y quema el fuego? ¿Qué puede resultar de semejante sistema, sino la ruina, la devastación completa de nuestros montes y todas las consecuencias que trae consigo esta situación? 245 El régimen de tenencia de la tierra, basado en el latifundio de los propios ingenios, actuó como incentivo a la deforestación. Recién en 1928 aparecen las primeras normas para detener los desmontes en tierras de propiedad privada. En Dominicana ocurre algo semejante. A partir de 1875, con la entrada de los primeros ingenios semimecanizados que funcionaban con máquinas de vapor, la demanda de leña fue aún mayor. Bajo el empuje de los grandes ingenios modernos, los bosques de las grandes llanuras del este de la isla empezaron a desaparecer. Una parte desapareció para dar paso a las plantaciones de caña, mientras otra fue consumida en las calderas de las centrales azucareras y de las locomotoras que movían sus trenes 246 . LOS CAMBIOS EN LOS ECOSISTEMAS La puesta en producción para el comercio internacional de nuevos ecosistemas provocó alteraciones significativas. Una de ellas es la transformación de la llanura pampeana, a partir de la eliminación del pajonal y su reemplazo de ganadería y cultivos 247 . Según un viajero: “Argentina será el granero y la proveedora de carne más importante del mundo. Por cierto, quien mejor pudiera seguir el paulatino retroceso de la vegetación autóctona sería un viejo cacique indio que mirara desde lo alto de los eternos cotos de caza la Pampa abandonada por su pueblo hace tanto tiempo. Muy grande sería su asombro si viera los cultivos de plantas útiles en las otrora desiertas estepas y que por todas partes los alambrados cercenan la inmensa planicie, en prueba de que cada parcela pertenece a un dueño. Rara vez se ven personas si no es en la inmediata vecindad de las ciudades. El viajero sólo se cruza con incontables rebaños de ovejas, caballos y vacunos” 248 . En la Argentina dicho proyecto tuvo como centro, en la segunda mitad del siglo XIX, a la región pampeana. El eje de esta expansión fue la utilización productiva de los ecosistemas pampeanos, a partir de que los sectores dirigentes orientaran el uso de los recursos naturales con un específico criterio de especialización. El paisaje pampeano cambió rápidamente ante la necesidad de mejorar la calidad de las carnes y acelerar el engorde, se mestizaron razas nativas con inglesas, se parceló la tierra mediante alambrados y los ecosistemas pastoriles nativos de gramíneas duras fueron reemplazados por otro de gramíneas tiernas y alfalfares de mayor productividad y aptitud para las nuevas razas. El sobrepastoreo deterioró el suelo, facilitó la expansión de las malezas, aceleró los procesos erosivos, agravó la colmatación de las lagunas y alteró el régimen de los ríos. O sea que los desequilibrios ecológicos provocados por la puesta en producción de la pampa húmeda fueron en esta época tan importantes en su magnitud que
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 92 Independencia a la Globalización comprometieron la futura utilización de los recursos naturales 249 . Otro de los factores que aumentó la inestabilidad del sistema fue que a causa de la utilización intensiva de las tierras alejadas (más baratas y comunicadas por los ferrocarriles) se produjo una concentración de la agricultura en los bordes oeste y sur de la pampa húmeda (que eran los de menor calidad edafológica), con lo que quedó mucho más expuesta a los problemas ambientales y en especial al deterioro del suelo producto de la desertificación. Un tercer factor, ligado a los anteriores, fue que se eliminó casi por completo -a roza y tala- el bosque ralo pampeano, que era una ancha franja de árboles (caldenes) y de arbustos varios, que iba desde San Luis hasta Bahía Blanca. Este cinturón boscoso protegía de la erosión eólica y formaba parte de la herencia ambiental de la pampa. Bajo este impulso, los ecosistemas pampeanos sufrieron su mayor transformación. Desde la primera década del siglo XX el problema de la erosión eólica y los cambios climáticos se presentaron como una realidad por las pérdidas de las cosechas y la destrucción del suelo agrícola. Pero es hacia fines de los años `20 cuando se incrementan las superficies afectadas por el fenómeno erosivo que llegó a conmover la estabilidad económico-social de grandes núcleos de la población. La erosión eólica había alcanzado para esa época la categoría de un problema grave y permanente. El fenómeno se desencadenó por un manejo equivocado del suelo, la destrucción de la vegetación nativa, la tala de bosques, la labranza del suelo a destiempo, sobrecarga de potreros de haciendas, destrucción de la escasa materia orgánica que daba cierta cohesión a las tierras sueltas, etc. “Durante los primeros años de la década de 1910 comenzaron a notarse sequías, primero un año de cada tres, luego dos de cada cuatro, algunos médanos comenzaron a moverse, y así hasta que en la década del 30 estalló lo que diversos autores llamaron "la crisis climática". En este caso las sequías, cada vez más frecuentes e intensas, encontraron un área sin protección a causa de los desmontes y el reemplazo de la vegetación natural, por lo que el avance del desierto, para desesperación de todos los actores sociales (colonos, empresas de ferrocarriles y el gobierno) fue relativamente rápido. Los médanos se movieron hasta el partido de Nueve de Julio, muy adentro de la provincia de Buenos Aires. Más al oeste la situación era dramática, la arena lo cubría todo hacia el oeste (por ejemplo los ferrocarriles debieron destinar en algunos tramos cuadrillas permanentes para despejar las vías) y en las cercanías de Buenos Aires volvieron a asomarse las tormentas de polvo”. 250 . Pero hay otros cambios, como por ejemplo, la transformación de antiguos pastizales en ecosistemas leñosos. Esto se produjo por la introducción masiva del ganado vacuno, que generó amplias zonas de sobrepastoreo. Una característica de estas malezas leñosas es que su semilla necesita mucho sol para germinar, por lo cual su expansión estaba controlada por la sombra que antes producían los pastos naturales. El sobrepastoreo produjo amplios claros que permitieron el crecimiento de estas plantas. Al mismo tiempo, el ganado vacuno dispersó esas semillas, que pasaron a través de su tracto digestivo. Entre los ecosistemas de instalación reciente en pastizales frágiles, se destacan 251 : •
Los mezquitales, que son invasores de pastizales en Estados Unidos, México y el Caribe colombiano-venezolano.
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Los huizachales de México.
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Los vinalares del Chaco paraguayo-argentino.
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Los fachinales del Chaco y sus equivalentes de la Caatinga (del nordeste brasileño).
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La moderna expansión del espinillo o ñandubay en el oriente chaqueño y del caldén en el borde de la Pampa.
Se trata, en todos los casos, de árboles o arbustos espinosos, que producen semillas en vainas comestibles por el ganado. Es decir, fenómenos ecológicos análogos en zonas muy separadas entre sí. EL AMBIENTE URBANO: LA SOMBRA DE HAUSSMANN La reforma de París hecha por el barón Haussmann, con la consiguiente destrucción de la ciudad medieval, fue idealizada repetitivamente en América Latina. Esta admiración no es solamente estética sino que tiene que ver con una concepción que relaciona los aspectos sociales y políticos del urbanismo. En última instancia, Haussmann abre grandes avenidas que permitirán no sólo la circulación del aire puro que libre a Paris de los miasmas, sino también pondrán los barrios obreros al alcance de los cañones del ejército. Hay en Haussmann un higienismo bacteriológico y un higienismo político y la admiración de las élites latinoamericanas se basa en ambos. Remodelar una ciudad de callejuelas para poner el acento en las líneas rectas que faciliten la acción de la artillería sobre las clases populares es llevar a sus últimas consecuencias las ideas de progreso y de orden. “La Haussmanización condujo a la destrucción de los centros históricos de las ciudades. A la vez que creaba una retórica tendenciosa que exageraba la decadencia, sordidez e insalubridad de las partes más viejas de la ciudad, convirtiéndose en lenguaje burocrático y apologético. Un aspecto típico de estos procesos era la abertura de nuevas y largas calles cortando a través de una malla intrincada, operaciones que eran descritas de manera reveladora como "perforaciones" o "desgarres". El derribo de las murallas circundantes, una ocurrencia casi universal, representaba una ruptura con los lazos del pasado y la conquista del aire, la luz y la libertad de movimiento” 252 . Al mismo, tiempo, generaba espacios de oportunidad para nuevos negocios inmobiliarios. En 1854 se demuelen las murallas de Barcelona (España), en 1863 las de La Habana, una década más tarde, las de Lima. La muralla de La Habana ya había sido perforada por una serie de puertas para facilitar la circulación y sus horarios de cierre eran cada vez más reducidos 253 . A pesar de los esfuerzos de embellecimiento, Ricardo Palma afirma que “no se recomienda La Habana por la limpieza de sus calles, sobre todo en los barrios de la ciudad antigua” 254 . En Lima, “la desaparición de las murallas representa el inicio del fin del enclaustramiento colonial, la sustitución de los espacios tradicionales: el trazado urbano a cuadrícula, las plazas asociadas a iglesias y conventos, las calles estrechas, etc., por las nuevas expresiones urbanísticas: la plaza radial con monumentos civiles al centro, las avenidas anchas y arboladas, según el modelo impuesto en París por el prefecto Haussmann” 255 . En 1857 un viajero peruano se
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entrevista con el gobernador de Panamá, quien le anuncia el proyecto de demoler las murallas y agrega que “también podrían obtenerse algunos recursos de la venta de una parte de los materiales” 256 . Mientras tanto, el municipio de Lima prohíbe que las nuevas viviendas tengan los balcones cerrados que caracterizaron a esa ciudad durante la época colonial 257 , tomados de antiguos modelos españoles de viviendas islámicas. Una descripción de la época señala que sólo afean las calles “las acequias descubiertas” y “el sistema de balcones moriscos que introdujeron los españoles” 258 . Se procura demoler todo lo que recuerde al pasado. Hacia 1860 había en Lima unos 4 mil balcones cerrados. En la década de 1990 quedaban menos de 200 259 . En Buenos Aires, la intendencia de Torcuato de Alvear (de 1879 a 1887) "dejó invadir sus calles por el ruido febril de los picos y el rodar de las zorras y carretones que, cargados de escombros, formaron verdaderas caravanas; demoliéronse los primitivos adobes de las casonas, construyéndose afirmados de asfalto y madera; delineáronse nuevas plazas, y desolados eriales trocáronse en parques públicos y jardines, para mejora y solaz de la población" 260 . En imitación de París, se abre la Avenida de Mayo como eje monumental que conecta el Poder Ejecutivo con el Legislativo. Buenos Aires contrata a un paisajista francés (Charles Thays) para que diseñe parques hechos a imagen y semejanza de los de Versalles. Del mismo modo, en 1883, Bogotá inaugura su Parque del Centenario, con una concepción semejante. “La conversión de las plazas en parques fue, sin duda uno de los signos mas claros de la transformación que se estaba operando sobre el paisaje urbano de la ciudad” 261 . Porfirio Díaz hace lo mismo con el Cerro de Chapultepec, en la capital mexicana. La división internacional del trabajo crea un tipo de aristocracia que invierte poco en el sector productivo de su propio país y hace grandes gastos suntuarios. La pampa húmeda se llena de castillos copiados de los de Francia. Se trata al río Salado de la provincia de Buenos Aires como si fuera el Loire y se los rodea de jardines versallescos que tapen el paisaje de la pampa. En Manaos, los barones del caucho construyen un lujoso teatro de ópera en el que canta Enrico Caruso y que está rodeado de calles pavimentadas con adoquines de caucho para que el ruido de los carros no perturbe la función. Alejo Carpentier relata el intento fallido de hacer funcionar una pista de patinaje sobre hielo en La Habana y Victoria Ocampo cuenta de las grandes familias argentinas que viajaban a Europa llevando una vaca en el barco para que no les faltara leche a los niños durante la travesía. El modelo se repite en las grandes capitales latinoamericanas y condiciona situaciones semejantes en sus respectivos ambientes urbanos. Ciudad de México se extiende sobre antiguas tierras de la Iglesia y de comunidades indígenas. “La remodelación urbana tiene en muchos aspectos un incuestionable tinte político. Las ciudades ligadas a los sectores más dinámicos en términos de producción y comercio requerían de un orden espacial distinto adecuado a las nuevas exigencias económicas, pero también, a las ideológicas que imponían normas, modas y gustos estéticos” 262 . En 1859, se suprimen comunidades indígenas y se rematan sus edificios. Para eso se abren nuevas calles, destruyendo construcciones históricas y produciendo”una
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modificación muy importante de las trazas de la ciudad colonial, lo que indica que, en esa época no todos los edificios coloniales eran considerados monumentos”. 263 En los años del porfiriato 264 , la extensión de la capital mexicana casi se quintuplicó, mientras que la población creció apenas al doble. Es decir que el crecimiento urbano no se explica únicamente por la demanda de vivienda de una población en aumento. La ciudad empezó a crecer a iniciativa de los inversores privados que compraban tierras rurales baratas, para fraccionarlas y convertirlas en suelo urbano de mucho mayor valor. Se trata de un crecimiento que no sigue normas de planificación, sino que está definido por los intereses del fraccionador. Las casas en las nuevas colonias de los ricos cambiaron el perfil de la ciudad. Como en el Río de la Plata, como en Santiago de Chile, como en La Habana, se desarrolla un estilo ecléctico local, pero fuertemente influido por la arquitectura francesa. Y en la Exposición Universal de París, realizada en 1867, Ecuador envía obras de arte. Pero en vez de mandar obras originales de pintores ecuatorianos, manda copias, eso sí, “con una fidelidad notable”, de “todas las obras maestras de las escuelas italianas, españolas, francesas y flamencas” 265 . Y en todas partes, la ciudad de los vivos tiene su contrapartida en la ciudad de los muertos. “En cada ciudad (latinoamericana) el cementerio había de confirmar esta realidad: las familias de la élite debían tener un mausoleo para el reposo de sus muertos. Y los cementerios se van poblando también de riquezas; en medio de los panteones, se levantan esculturas de ángeles, mujeres que lloran o rezan, leones, cruces, anclas y columnas truncadas. El mármol y el granito se ponen al servicio de una temática que tiene algo de religiosidad, bastante de romanticismo y mucho más del deseo de afirmar ante la opinión el poderío familiar; de vez en cuando una pirámide egipcia, un símbolo geométrico, muestran la rebeldía de un liberal o de un masón; más allá vienen los nichos modestos y finalmente la fosa común de quienes integraban la masa y cuyo anonimato se perpetúa en la muerte” 266 . Con frecuencia los viajeros señalan cuestiones ambientales, como la sedimentación que bloquea los puertos. Tal es el caso de Cartagena de Indias, donde, “a raíz del arramblamiento de su puerto y del canal de navegación tendido hacia la desembocadura del Magdalena, ha sido sobrepujada por su vecina Barranquilla” 267 . LAS CONDICIONES AMBIENTALES DEL HABITAT POPULAR La vivienda popular urbana en la segunda mitad del siglo XIX se tipifica en tres categorías. A los ya mencionados "cuartos redondos" 268 se debían sumar los "ranchos" y los "conventillos". Un médico higienista chileno de fines del siglo XIX 269 , definió a los primeros como habitaciones construidas con materiales compuestos por masas húmedas y putrescibles; y a los segundos como una reunión de cuartos redondos a lo largo de una calle que sirve de patio común 270 . Esta última constituyó una modalidad optimizada de alojamiento, debido a que la cocina y el lavado de la ropa no se realizaba en los dormitorios. El "rancho" era en realidad una tipología de origen rural y constituyó una forma desmejorada de alojamiento del mundo campesino, habiéndose derivado de las "rucas" indígenas, que se levantaban con materiales precarios y techo de paja.
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Las condiciones de vida de los sectores populares urbanos a fines del siglo XIX tienen la impronta de las grandes epidemias. Por una parte, habitan aquellos sitios que las clases altas abandonaron por insalubres por haber sido los más castigados por las enfermedades. Pero, al mismo tiempo, se realizan esfuerzos reales por mejorar las condiciones del habitat popular en previsión de nuevos desastres sanitarios y ambientales. El conventillo era la vivienda más representativa de los pobres a finales del siglo XIX. Su descripción ocupó una importante cantidad de páginas en los diarios de los viajeros, artículos de prensa, novelas y obras de teatro. Por ejemplo, el sainete porteño está ambientado casi exclusivamente en conventillos habitados por inmigrantes que hablan lenguas diferentes. Esta forma de habitar se asocia fundamentalmente a una vivienda colectiva, y tuvo variados matices, así como diversos orígenes. Por otra parte, los conventillos se formaron también por la acción deliberada de los antiguos propietarios de casas ubicadas en la zona céntrica de distintas ciudades, quienes las subdividieron y comenzaron a alquilar las habitaciones en forma separada. Lo hicieron en Buenos Aires y en Santiago de Chile. El proceso se originó en el abandono por parte de los grupos aristocráticos de sus viejas viviendas, las que fueron reacondicionadas para alquilarlas. Ante el habitat popular, predominan las actitudes de tipo paternalista, como la siguiente, referida a Río de Janeiro: “En los barrios pobres hay tuberculosis y alcoholismo. Los bajos instintos se desarrollan ahí. Luchar contra los barrios pobres es tomar parte en la batalla para incrementar la moralidad y mejorar la salud física de la raza. Este ambiente es usualmente ocupado por la clase obrera, la clase que especialmente necesita más higiene moral y física. En este medio ambiente repulsivo, el obrero constituye su familia y establece su hogar. Si su casa está en estas condiciones, nada es más deseado que escapar para olvidar y encontrar diversión en un bar, entregándose a los vicios, apostando y bebiendo. De vuelta en su casa, el obrero encuentra un hogar repulsivo que frecuentemente lo hace pensar que él está excluido de la sociedad. A partir de esto, la envidia y el odio crecen en él contra los que cree responsables de su miseria. El medio ambiente tiene desastrosas consecuencias para la infancia. Los niños viven mezclados sin distinción de sexo y adoptan el peor comportamiento, el cual llevan a la escuela y a sus lugares de trabajo. Se convierten en vagabundos, porque prefieren la calle donde pueden tomar aire y pasar la mayor parte de su tiempo en lugar de sus repulsivos cuartos. Las niñas en este medio ambiente pierden todas las nociones de honor y dignidad. En resumen, los barrios pobres son la causa directa de la total falta de organización de la clase obrera, ellos son un obstáculo absoluto para el desarrollo moral y físico de la clase trabajadora. Estos lugares debiesen ser demolidos” 271 . La recomendación fue seguida al pie de la letra. En Río de Janeiro se combate la fiebre amarilla mediante una estrategia de saneamiento que adoptó una actitud casi militar. Las brigadas recorrieron todos los espacios de la ciudad limpiando cualquier sitio sospechoso y echando petróleo en los criaderos de mosquitos. Con argumentos higiénicos fueron demolidas compulsivamente miles de viviendas y gran cantidad de pobres fueron expulsados hacia los cerros que rodean la ciudad. Se declaró la obligatoriedad de la vacuna antivariólica y sus agentes entraban en las viviendas con el apoyo de la policía para vacunar a los vecinos por la fuerza. La
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tensión generada fue tal que se produjo un levantamiento popular que costó numerosos muertos y heridos. En Cuba, las "ciudadelas" son definidas como una casa o edificio con muchos cuartos que se alquilan a diferentes personas y familias pobres, con un patio común para todos, así como con una única puerta de entrada; "en ellas vivía hacia finales del siglo XIX gran parte de la población proletaria de la capital de ese país, estando algunas habitadas por población de color y otras, sólo por personas blancas". Los cortiços fueron, en las principales ciudades brasileñas de principios del siglo XX, el alojamiento típico de la población pobre, de los inmigrantes de las áreas rurales del interior del país y de aquellos que provenían de Europa 272 . El habitat rural o de los pequeños asentamientos, está basado en la autoconstrucción con materiales locales, a menudo con una buena adaptación bioclimática, que procede de conocimientos transmitidos oralmente durante generaciones. En México, “la vivienda rural usual es el jacal, cuyas paredes están formadas por cañas de bambú unidas entre sí con las raíces adventicias muy resistentes de las higueras. Los techos de hojas de palmera abanico entretejidas son fuertes, limpios y absolutamente impermeables. Una armadura baja, horizontal, confeccionada asimismo con cañas de bambú sirve de banco, cama, asiento, cuando no es usada para tales fines la buena madre tierra. En las poblaciones más importantes las casas se construyen con ladrillos de adobe. Pero la cocina y las dependencias corresponden al mismo estilo que el jacal. En la parte anterior y posterior de la casa nunca falta la galería sostenida por postes de madera” 273 . La vivienda popular rural sufrió cambios vinculados con los cambios sociales, de los cuales la progresiva desaparición de la esclavitud es el más importante. En el Caribe, “el bohío se convierte en un elemento aislado, autónomo, símbolo del campesino libre o de la ansiada libertad comprada por el esclavo africano. La abolición de la esclavitud en el siglo XIX facilita la creación de comunidades campesinas al margen de las plantaciones. Estructuradas con una distribución arbitraria o desordenada; linealmente a lo largo de caminos y vías de comunicación, ellas recuperan el concepto de vida comunitaria y establecen una variación regional de la tipología de la vivienda vernácula” 274 . En la región pampeana, la mansión del estanciero se construye con los mismos criterios bioclimáticos que el rancho de sus peones, tal como lo describe el novelista Ricardo Güiraldes: “La casa, de paredes anchas, guardiana de sombras frescas en el verano y defensoras de vientos silbadores en invierno, era una construcción rectangular cuyos corredores laterales se apoyaban en cuadrados pilastrones, petisos de esfuerzo” 275 . En la Patagonia el viento alcanza los 130 kilómetros por hora y su persistencia impide el desarrollo en altura de los árboles, lo cual genera el denominado crecimiento "en bandera". El uso de "paravientos" a modo de grandes cercos con lienzos de tablas de madera permite la protección de jardines, huertas y entornos de vivienda. De esta manera se genera un área reparada con microclima propio. Debido a la magnitud que suelen alcanzar, su presencia se destaca en medio del paisaje estepario y semeja un gran montaje escenográfico que impresiona al visitante desprevenido. Se impuso en Malvinas como reparo de huertas familiares
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y es posible que desde allí se haya extendido a la zona austral patagónica. Algunos constituyen verdaderas vallas de considerable altura —hasta cinco metros—, construidos con tablas separadas entre sí para permitir el paso del aire y evitar el volcamiento por efecto del viento. En los jardines de la casa principal en la estancia José Menéndez, además de actuar como reguladores climáticos, refuerzan el eje monumental del trazado. En la estancia María Behety rodean la vivienda principal y presentan la particularidad de poseer ventanas para facilitar la visión y puertas y permitir el paso de un sector cercado a otro 276 . En cada región, el habitat popular construye su vivienda sin arquitectos, adaptada al clima del lugar, del mismo modo que la vestimenta. “Cuando se llega a Tunja – dice Germán Arciniegas- viniendo de Bogotá se han subido de 2.600 a 2.800 metros. Aumenta el frío. Y a las ruanas sucede el bayetón, popularísimo hasta hace no muchos años. El bayetón es una ruana que cae hasta los tobillos, de paño doble, azul por fuera rojo por dentro. Las casas viejas son calientes por dentro, como los bayetones. Las paredes de tapia pisada –tierra apretada que endurece como piedra- tienen un metro de espesor” 277 . Es decir, el mismo principio de la arquitectura islámica que vimos en el primer tomo de esta obra y que utiliza muros gruesos para retener el calor del sol y devolverlo en las noches frías. LAS ENFERMEDADES TROPICALES Como vimos en el capítulo anterior, las condiciones sanitarias y ambientales del trópìco fueron la preocupación constante de higienistas y políticos del siglo XIX y se extendieron hasta bien avanzado el XX. Como siempre, la ciencia se las arregla para echarle la culpa a la víctima, especialmente cuando se trata de negros y de pobres. En Colombia, una causa de las enfermedades endémicas de la zona del río Magdalena es “el abuso de los placeres y las afecciones morales” 278 . Pero cuando se trata de ocupar productivamente esas tierras, no alcanza cn esas explicaciones. El punto central era cómo administrar tierras coloniales en zonas que fueran insalubres para los europeos. Señala un autor de la época que "la raza blanca no ha podido jamás establecerse y apropiarse del suelo en las zonas de clima tórrido". En realidad, el “trópico” es tanto una construcción conceptual y mítica como una característica geográfica. Sugestivamente, ocurre lo mismo en Argentina con la noción de “desierto”, ya que allí no es una forma de referirse a la aridez sino a las tierras en poder de los indígenas. Ligado con esto están los niveles impresionantes de mortalidad provocados por las condiciones ambientales en las grantes obras que intentan realizarse en las zonas tropicales. Fernando de Lesseps intenta repetir en Panamá su éxito en la construcción del Canal de Suez. Sus trabajadores enferman y mueren en número tal que recuerdan al ejército francés diezmado por las epidemias al intentar reconquistar Haití. Durante el período de la construcción francesa en Panamá, de 1879 a 1889, murieron unos 16.600 trabajadores, de una fuerza laboral promedio por año de poco más de 10 mil hombres. Con esa imagen en la cabeza, cuando la fiebre amarilla apareció en el pueblo de Siboney en Cuba, amenazando a las tropas norteamericanas de ocupación, los médicos militares recomendaron que se quemara el pueblo entero para poder
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destruir los gérmenes de la enfermedad, lo cual se llevó a cabo, sin ningún resultado útil 279 . Algo semejante ocurre con la construcción de ferrocarriles. Se dice que la palabra durmientes, americanismo referido a los travesaños de madera que soportan las vías ferroviarias, expresa que debajo de cada uno de ellos está enterrado uno de los trabajadores de la obra. Para construir el ferrocarril interoceánico de Panamá se importaron trabajadores chinos, en condiciones semejantes a la esclavitud, ya que el contratista los compraba a un secuestrador en Cantón y los vendía en Panamá. Hacia 1850, traer un coolí que ganaba 4 pesos al mes tenía un costo de 100 a 150 pesos y podía ser vendido a 500 pesos. Lo que equivale a decir que el negocio era rentable aunque hubiera una alta mortalidad de coolíes. “Los trabajadores en cuestión vivieron a bordo de los “infiernos flotantes” en los cuales pasaban unos 60 días en las bodegas, con claraboyas trancadas con verjas de hierro, escaseaba el agua; la comida era pésima y se sentía el olor a podrido nauseabundo e insoportable” 280 . Hay registros de una mortalidad de la cuarta parte de los coolíes, solamente en el viaje. Las condiciones de trabajo en el ferrocarril panameño eran tan extremas que los contratos laborales incluían una ración diaria de opio. Cuando “por razones morales”, la empresa dejó de suministrarles opio, los trabajadores chinos se suicidaron en masa. Por lo menos 300 de ellos se quitaron la vida. Los sobrevivientes fueron canjeados por negros jamaiquinos. Es decir que en algunos países de la costa del Pacífico, la libertad de los esclavos negros fue seguida de la esclavitud de trabajadores chinos, que llegaban secuestrados o engañados por un contrato que no se cumplía nunca y ataba al trabajador por el resto de su vida. Paradójicamente, varios de los países que importaron negros y chinos encadenados se negaron después a recibirlos como inmigrantes libres, con argumentos abiertamente racistas. El caso del ferrocarril Madeira-Mamoré, pensado para extraer el caucho de la región amazónica limítrofe entre Brasil y Bolivia, es, también, paradigmático. En 1872 llegaron los primeros ingenieros británicos al lugar. Los barcos se hundieron. Los náufragos fueron atacados por los indios caripuña. Los sobrevivientes de los naufragios, las fiebres y las flechas huyeron abandonado los equipos al óxido y la podredumbre. Los asesores británicos dijeron que “la región es un caos de putrefacción donde los hombres mueren como moscas”. La empresa llevó engañados trabajadores italianos, alemanes e irlandeses. También buscaron migrantes del nordeste brasileño, que huían de las sequías de su región. Muchos murieron de fiebre amarilla, otros escaparon y se perdieron en la selva sin que se volviera a saber de ellos. En 1881, “cuando el gobierno brasileño clausuró el proyecto, más de 500 de los 1.400 trabajadores iniciales habían muerto”. Las vías útiles tenían una longitud de unos pocos centenares de metros 281 . Esto los lleva a estudiar las condiciones de posibilidad de emergencia y dispersión de ciertos y determinados gérmenes (conocidos o aún desconocidos) causantes de las enfermedades que se reiteran en los trópicos: malaria, fiebre amarilla, dengue, enfermedad del sueño. En un libro de 1898, que inicia los estudios de medicina tropical, se señala que: "Muchas enfermedades requieren del servicio de un tercer animal para ser transmitidas de un individuo a otro. Si este animal pertenece a
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especies tropicales, entonces la enfermedad que requiere de él será necesariamente una enfermedad tropical" 282 . Esto significa ir dejando de lado la teoría de los miasmas y poner el acento en los microorganismos como causa de enfermedades. De allí a buscar las condiciones ambientales propias de los vectores de enfermedades y de sus enemigos naturales hay un solo paso. Sugestivamente, el modelo para el estudio de las enfermedades tropicales es una que no se encuentra solamente en los trópicos, la malaria y su insecto transmisor, el mosquito anofeles. Sin embargo, los prejuicios del ambiente científico persisten: en 1897 en el Instituto Pasteur se logra que una rata enferma de peste contagie a una sana permitiendo que las pulgas de una piquen a la otra. Sin embargo, la comunidad científica entera ridiculizó al “mago de las pulgas” y recién en 1914 se retomó esa hipótesis. Recordemos que se trata de algo más que una anécdota pintoresca: el retraso en el desarrollo del conocimiento equivale a pérdida de vidas humanas. La expansión norteamericana hacia el sur requirió de cambios en las condiciones de salubridad de las zonas en las que fueron a actuar. En esto jugaron un rol significativo los enclaves bananeros de la United Fruit y las explotaciones petroleras de la Standard Oil. Uno de los primeros logros significativos fue obtenido por los norteamericanos en el control de los mosquitos que sirven como vectores de la malaria y la fiebre amarilla. Esta campaña terminó con la fiebre amarilla, redujo la malaria en la zona del Canal de Panamá y sirvió de modelo a otras actividades de control de enfermedades tropicales. Allí se actuó sobre el impacto ambiental provocado por la obra, ya que, “el control de zancudos generalmente incluía atacar criaderos creados por los cambios ambientales y sociales creados por la construcción del Canal” 283 . “Cada vez que una pala de vapor hacía un hueco profundo, casi inmediatamente se llenaba de agua, y el Anopheles [mosquito de la malaria] buscaba de inmediato tales depresiones como un criadero” 284 . En 1912, por ejemplo, dragas de succión utilizadas para profundizar la zanja del canal en Gatún bombearon enormes cantidades de agua salada y limo hacia la jungla, matando los árboles y la vegetación. La masa resultante de materia muerta generó un pantano que atrajo a nubes de mosquitos Anopheles. Como resultado, la tasa de mortalidad por malaria en 1906 fue más elevada que la que padecieron los trabajadores del canal francés de 1888-1903. La respuesta fue simplemente la eliminación de la selva en toda la zona de influencia del canal, y en una distancia pensada en función de los hábitos de movimiento de estos mosquitos. Enormes superficies fueron taladas o quemadas, lo que facilitó encontrar y tapar o envenenar todos los pequeños reservorios de agua en los que podían reproducirse los mosquitos. Se cambió el hábito de los trabajadores franceses, que ponían las patas de las camas en latas con agua para evitar que subieran las hormigas, ya que los mosquitos ponían sus huevos allí. Fue la primera vez que se utilizaron tóxicos en gran escala contra los insectos. Para evitar que la proliferación de los vectores de las enfermedades de la zona afectara la actividad comercial del Canal, se adoptó la práctica de retirar a todos los ocupantes de los barcos y fumigarlos con derivados del gas cianógeno, el mismo que se había empleado en la Primera Guerra Mundial.
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Pero el que hubiera una menor mortandad de trabajadores blancos no significa que el número de víctimas de los efectos ambientales de la obra se redujera sustancialmente. La Comisión del Canal registró 4.513 muertes por enfermedad de sus trabajadores entre 1906 y 1914; el 85% de ellos eran de color, y morían a un promedio de casi tres veces más que los blancos, principalmente de pulmonía y tuberculosis. En esta etapa se va dejando de lado el antiguo modelo higienista, predominante en Latinoamérica desde los tiempos del régimen colonial español y portugués, para el cual la salud era, antes que nada, un problema privado de los individuos. Se lo reemplaza por el concepto norteamericano de “salud pública”, desarrollado por las nuevas escuelas en este campo, creadas desde 1914 con el apoyo de la Fundación Rockefeller. “Este concepto, construido con el fin de resolver necesidades sociales y políticas muy concretas, permite consolidar la idea de campaña erradicatoria” y actuó especialmente sobre los vectores transmisores de la fiebre amarilla y la malaria, enfermedades que dificultaban las actividades económicas mencionadas 285 . LAS GRANDES EPIDEMIAS Y EL SANEAMIENTO URBANO. Como vimos en el capítulo anterior, el siglo XIX está cargado de epidemias y, a pesar de múltiples prejuicios reinantes, se realiza una intensa tarea de limpieza. Lo primero es tratar de desterrar hábitos insalubres, como lo es el realizar las necesidades fisiológicas en los espacios públicos. El empleo de los baldíos como letrinas era frecuente y estaba asociado a las costumbres de los habitantes rurales, que las mantenían cuando iban a las ciudades. Tal hecho hizo que en 1855 la Junta de Higiene de Montevideo propusiera: “para que en las calles no haya cercos de orines y de inmundicias se prohibirá hacer necesidades en ellas, y para conseguirlo se fijarán avisos en aquellos parajes donde se haya hecho costumbre orinar y se encargarán celadores para la vigilancia” 286 . El crecimiento urbano de esta etapa viene (por primera vez desde la caída del Imperio Romano) asociado a la realización de grandes obras de saneamiento. Con mucha frecuencia, el disparador para realizar obras postergadas es la ocurrencia de una epidemia, como se ve en el siguiente esquema sobre algunas ciudades seleccionadas 287 : 1832 – París:
Epidemias de cólera
1833 – París:
Construcción del primer colector
1854 – Londres:
Grandes epidemias de cólera, 10.675 muertes
1855 – Londres:
Creación de la Junta Metropolitana de Obras Públicas, para construir los sistemas de alcantarillado
1873 – Memphis:
Epidemias de cólera
1879 – Memphis:
Desarrollo del Plan de Alcantarillado
1892 – Hamburgo:
Epidemias de cólera
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1893 – Hamburgo:
Extensión del sistema de alcantarillado
1892 – Santos, São Paulo:
Varias epidemias
1892 – Santos, São Paulo:
Diseño del sistema de alcantarillado.
En Buenos Aires, el principal desencadenante fue la epidemia de fiebre amarilla de 1871, cuyos niveles de mortalidad fueron tan elevados que obligaron a evacuar gran parte de la ciudad, en medio de escenas de pánico que recuerdan las pestes de la Edad Media. Aceptada la necesidad de un sistema de saneamiento, se comienzan a discutir las alternativas técnicas. Las posibilidades son las siguientes: • El más viejo, desarrollado desde 1833 en París, es el sistema combinado ("Touta l’égout"). Es decir, que unifica en los mismos conductos los líquidos cloacales con las aguas pluviales. Se trata de la red de galerías subterráneas a través de las cuales Jean Valjean llevó a Marius en la novela “Los Miserables”, de Víctor Hugo. • El sistema parcialmente separado, en el que alguna agua pluvial de las viviendas, patios y techos, se descarga en el sistema de alcantarillado sanitario. Este sistema que fue adoptado en las ciudades británicas; se propuso para Río de Janeiro, en 1857. • El sistema separado, en el que se separan por completo el agua pluvial y el líquido cloacal. Este sistema fue creado en los Estados Unidos, en 1879, para la ciudad de Memphis, Tennessee. Si se piensa en una inversión barata (y por ende, rápida), es claro que mezclar los líquidos cloacales con los pluviales significa hacer una sola red y, por consiguiente, gastar menos dinero. Pero si, en cambio, se va a intentar una depuración de las aguas negras antes de su volcado a los cursos de agua, lo mejor es reducir su volumen y, por consiguiente, separar ambos conductos. “El sistema separado se ha adoptado desde el final del siglo XIX y continúa aplicándose en todos los países” 288 , dice, en un exceso de optimismo, un trabajo de la Organización Mundial de la Salud, refiriéndose a la actualidad. Sin embargo, las descargas de cloacas en los pluviales son frecuentes en este momento en numerosas ciudades del Tercer Mundo. Por más que los sistemas sean en teoría separados, la gestión de los mismos termina uniéndolos, con lo cual se suelen enviar contaminantes a los cursos de agua de los cuales se obtiene el agua para abastecimiento público. LA GUERRA TRAJO EL CÓLERA Uno de los desencadenantes de la principal epidemia de cólera fue la Guerra del Paraguay y las desastrosas condiciones sanitarias en que se desarolló. Durante la contienda, el período de recolección de heridos y su traslado fuera del campo de batalla era muy prolongado y los soldados no eran despojados de sus uniformes contaminados en ninguna fase del traslado por lo que las infecciones por gangrena y tétanos eran muy frecuentes y fueron la principal causa de mortalidad por heridas de guerra. Las heridas se vendaban con tiras del propio uniforme embarrado. Los campamentos amontonaron a miles de hombres en condiciones
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extremadamente precarias, afectados por fiebres palúdicas y forzados a consumir agua contaminada. Por falta de médicos, el ejército argentino envió estudiantes de medicina y el paraguayo entrenó campesinos analfabetos para realizar amputaciones. “Los brasileños tienen hospitales flotantes y los cadáveres son arrojados al río – dice un testigo de la época-. Las inundaciones de Itapirú y Yatay Curuzú han barrido para el río los cadáveres insepultos, los animales muertos y los desperdicios de los animales que se matan para alimentar a las tropas. Los paraguayos también arrojan cadáveres al río. (Se calculan) los cadáveres de la guerra en 30.000, más de 10.000 caballos, algunos cientos de miles de animales resultantes del carneo. La atmósfera saturada del verano es traída a nuestras ciudades por los vientos del norte que han reinado” 289 . Como resultado de esta situación, los soldados morían de tétanos porque no sabían qué era. Además de las infecciones de los esteros, las altas fiebres, el cólera, la viruela. “Hay registros durante el gobierno de Evaristo López, años 1866 y 1867 de epidemia de cólera, y el registro más claro ha sido el pueblo de San Luis del Palmar que quedó casi diezmado. Había gente que no quería entrar al pueblo; la gente moría tirada ya que nadie quería asistirla, era un pueblo maldito” 290 . Parte de las medidas de higiene consisten en prohibir el consumo de bebidas alcohólicas y frutas frescas, además de fuertes ejercicios físicos para distraer a los soldados sanos de su penosa situación. La única defensa contra el cólera fue el consumo de mate, ya que los soldados saciaban la sed con agua que previamente calentaban, lo que contribuía a matar los microorganismos. Sugestivamente, el reemplazo del agua dudosa por infusiones no siempre figuró entre las recomendaciones oficiales ante una epidemia. En cuanto a la mirada de la ciencia, uno de los médicos militares destacados en el frente le echa la culpa a la electricidad del ambiente y no a las condiciones ambientales de vida en los campamentos: “Yo creo que la presión atmosférica, el calor, la humedad y la electricidad cuya acción es tan poderosa en las afinidades químicas y que aquí son llevadas a un grado muy alto, determinan, muy probablemente los principios constituyentes del aire y en las emanaciones extrañas de que se carga la atmósfera, modificaciones, combinaciones y descomposiciones que deben ejercer una gran influencia tanto sobre el hombre fisiológico como patológico” 291 . No será la primera ni la última vez que aparecen científicos que utilizan un lenguaje complicado para justificar situaciones éticamente inaceptables. EL CÓLERA EN EL AMBIENTE URBANO Al igual que en el texto militar que acabamos de citar, existe un doble discurso en la gestión urbana de esta época. Por una parte, quienes administran las ciudades saben perfectamente las causas de la enfermedad y su relación con la pobreza y el agua contaminada. Por otra parte, un principio de orden consiste en evitar el pánico, para lo cual el ocultamiento o la distorsión de la información son las herramientas habituales de los gobiernos.
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Lo primero, como suele suceder, es echarle la culpa a otro. Si el otro es de otra cultura y de otra religión, mejor aún. Sorprende encontrar que el Islam es culpable del cólera. “Tres son los grandes agentes de esta diseminación por el hombre: la guerra, el comercio y la religión; el último, por medio de las peregrinaciones que verifican periódicamente de la Arabia a1 Ganges innumerables caravanas de mahometanos, es el que con más frecuencia acerca el cólera a Europa; los dos primeros son los que se encargan enseguida de distribuirlo a todo el mundo” 292 . Lo sugestivo es que estas peregrinaciones (en realidad, del Ganges hacia la Meca y no al revés) venían realizándose durante siglos, sin efectos sanitarios perceptibles sobre los países occidentales. Por un razonamiento análogo, el autor podría haber considerado como difusoras del cólera a las peregrinaciones católicas a Roma o a Santiago de Compostela, las que, sin embargo, no tiene en cuenta. La edición española del “Diccionario de Higiene” de Tardieu, puede servir para mostrar el grado de confusión y desacuerdo entre los higienistas en torno al cólera. Uno de los temas más debatidos es, una vez más, y por los mismos motivos que siempre, el de su contagiosidad. Sobre este tema, la opinión de Tardieu es tajante: “(La cuestión del contagio del cólera) ... a nuestro parecer nunca debió suscitarse; está desde hace mucho tiempo resuelta por los datos comunes a todas las grandes epidemias, y por la experiencia demasiado justificada de la inutilidad de las medidas anticontagionistas que se han querido oponerle. El cólera es algunas veces importable por la movilidad de los focos epidémicos, pero jamás comunicable por contacto" (1883). En el mismo libro, cien páginas más adelante en una de las muchas adiciones introducidas por el traductor español, se expone una opinión no menos rotunda, pero de sentido contrario: "El cólera es contagioso, entendiendo por contagio la transmisión de una enfermedad del hombre enfermo al sano, verificada por medio de un producto emanado del enfermo" (1883)293 . Ya vimos en el capítulo anterior las implicancias sociales de cada una de las posturas teóricas al respecto. El cólera había aparecido el 1 de octubre de 1886 en el barrio de la Boca en Buenos Aires. Es decir, en el barrio más pobre de esa ciudad, donde residían los inmigrantes italianos recién llegados. Rápidamente se difundió en la capital y de ahí se propagó a Rosario, Córdoba y Santa Fe. Se trataba de un barrio inundable, por lo cual las agus dispersaban los resiuduos de las letrinas. En Mendoza los primeros casos aparecieron el 7 de noviembre y el pánico se apoderó de la población. Sus habitantes huyeron en todas direcciones, llegando algunos a Chile y el 25 de diciembre se inició la epidemia en ese país. Veamos algunas recomendaciones a la población hechas por la Municipalidad de Buenos Aires en 1886 294 , y sus implicancias en materia de mensaje comunicacional. • Usted no está en peligro, haga su vida normal y no interrumpa la generación de ganancias: “Aún en las grandes epidemias las personas atacadas no alcanzan generalmente el número exagerado que supone la imaginación asustadiza del pueblo, y aún entre los atacados el número de curados es bastante considerable. Los timoratos resisten generalmente menos, por consiguiente es indispensable proporcionar al espíritu la más completa calma, y sin violar los preceptos de la higiene, procurar distracciones tratando de distraer todo pensamiento triste; buscar por medio de las buenas lecturas y del trabajo regular, sustraerse a las influencias perjudiciales del miedo”.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la105 Independencia a la Globalización • Cuanto menos usted sepa, mejor: “Debe proscribirse en absoluto la lectura de libros de medicina y sobre todo de esos manuales populares, recetas e indicaciones que sin control ni sanción propalan los periódicos”. Ahora veremos por qué es bueno que el común de la población no se entere de que el cólera se propaga a través del agua contaminada. • Como siempre, el sexo es lo peor que hay: “El que guarda un buen régimen de higiene y procura combatir los primeros síntomas, tiene grandes probabilidades de librarse del cólera grave; el que, por el contrario, desprecia los consejos de la ciencia, vive en el desorden, abusa de la bebida y de los placeres que debilitan, respira atmósferas insalubres y descuida los primeros síntomas del mal, está muy expuesto a contraer el cólera confirmado. Se evitarán las fatigas exageradas, los excesos del trabajo y de placeres, las vigilias prolongadas, los baños de larga duración; en una palabra, todos las causas de extenuación”. Por la misma época, en Nápoles los médicos combatían el cólera con baños calientes, suponemos que con los mismos resultados 295 . • Otras precauciones inútiles: El Municipio considera “particularmente peligroso” beber agua fría o bebidas alcohólicas, cambiarse frecuentemente la ropa y cosas semejantes 296 . • Finalmente, algo útil: “El agua de pozo debe prohibirse de una manera absoluta”. Recomienda tomar agua envasada, usar filtros, hervir el agua y agrega “hagan examinar escrupulosamente los caños de las aguas corrientes y los aljibes, para cerciorarse si hay o no filtraciones producidas por las letrinas inmediatas. Los depósitos de agua, así como las azoteas de las casas donde se usa el agua de aljibe, deben ser objeto de una limpieza esmerada y constante”. En otras palabras, que tenemos dos mensajes confundidos y superpuestos, enviados a destinatarios diferentes. Para aquellos que, por su posición social, pueden tomar las precauciones adecuadas con el agua para consumo, se les indica cómo hacerlo. A los demás, es decir a los pobres, se les recomienda evitar el sexo, el alcohol, el agua fría y los libros de medicina. La imprevisión juega un rol importante. Poco antes de llegar la epidemia a Chile, los científicos aseguran la imposibilidad de su ocurrencia: “el cólera no es probable que se presente en Chile, atravesando mares inmensos, ni que aparezca en el interior antes de haber visitado los puertos. Si este azote ha de recorrer la tierra, será Chile, según el orden natural, uno de los últimos países que lo sufran. Nuestro comercio es limitado; nuestra población escasa y esparcida; y si aparece en un punto, hay aquí más facilidad para aislar el mal y atajar sus progresos que en la mayor parte de las otras naciones del globo” 297 . En consecuencia, se perdió la oportunidad de organizar medidas de prevención que hubieran encontrado la sociedad mejor preparada ante el evento. El modelo de desviar la atención en Buenos Aires parece hacer sido exitoso, por lo cual se lo copia desde Santiago de Chile. En 1887 se crea un comité para combatir esta enfermedad, que incluye al intendente de Santiago y al arzobispo de esa ciudad. De nueve miembros sólo uno de ellos es médico. El presidente de la Junta de Beneficencia de Santiago, decía al ministro del Interior: “a fines de diciembre y
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a principio de enero comenzó a notarse que el uso inmoderado de la fruta y de las legumbres, con especialidad el de la sandía, el del tomate y el del maíz, era en la generalidad de los casos, la causa determinante de la enfermedad, causa que fue, todavía más pronunciada, en los meses siguientes de febrero y marzo” 298 . Efectivamente, la epidemia recrudeció en las épocas de cosecha de tomates y sandías, las que casualmente, coincidieron con la de mayor actividad bacteriana por el calor. Afortunadamente (al menos en el diagnóstico ya que no en las soluciones), no se trata sólo de evitar el sexo y las sandías, y existen opiniones alternativas, que colocan el problema del cólera en lo social: “Mientras que las clases acomodadas que ocupan habitaciones higiénicas quedan generalmente indemnes durante las epidemias, el proletariado en sus viviendas reducidas, húmedas, oscuras y sucias paga un enorme contingente a la mortalidad. Se ha reconocido que en una misma ciudad los barrios más bajos y declives son invadidos de preferencia por la enfermedad, hecho que se explica por razón de que todas las inmundicias de los barrios altos fluyen hacia las partes bajas de la ciudad” 299 . Luis Alberto Romero describe la manera en que esas inmundicias llegaban al bajo: “Las acequias (de Santiago de Chile) se convirtieron en un problema dramático a medida que la población creció y se hacinó. Se arrojaba en ellas cualquier cosa, a falta de lugar mejor para hacerlo; las calles se taponaban e inundaban. Por otra parte, y también a falta de solución mejor, el agua era usada para riego, hasta para beber. Hasta 1860 era usual limpiar las acequias del centro y arrojar el cieno y las “inmundicias” en los barrios populares. Luego, con el progreso, se canalizaron las acequias del centro. El agua corrió por ellas rápidamente... para derramarse más y más rápido allí donde el canalizado terminaba. El centro se limpiaba y los suburbios se anegaban. En éste, como en el otro caso, el problema objetivo y la solución técnica no ocultan las desigualdades y conflictos de la sociedad” 300 . En cambio, en Ciudad de México, el gremio médico consideraba que era absolutamente indispensable que los habitantes, y en particular las mujeres de la capital, contaran con una cultura de la higiene. No sólo era fundamental sanear y ordenar a la ciudad de México mediante obras de infraestructura sanitaria, sino que era igualmente importante que los habitantes transformaran sus costumbres de acuerdo con lo establecido por la higiene pública y privada 301 . El miedo a nuevas epidemias impulsó en muchos sitios la expansión de los servicios públicos de agua y saneamiento, los que cumplieron la proeza de abastecer en tiempo record a grandes cantidades de habitantes, disminuyendo sensiblemente los índices de morbilidad y mortalidad de cada uno de los barrios que recibieron los servicios. Ese proceso de expansión se detuvo cuando la calidad del agua de los sectores populares dejó de ser una proridad política para las autoridades de turno. LA SEGREGACIÓN DE LOS POBRES La simultaneidad de las grandes epidemias muestra que la unificación del mundo no es sólo económica. En distintas ciudades se trata de responder a esta situación separando a los pobres de los ricos y armando una especie de cordón sanitario que limite la enfermedad a los sectores más carenciados.
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“Hacia 1876 Lima ha crecido demográficamente; su población alcanza los 100 mil habitantes y la densidad poblacional aunada a la falta de inversiones importantes en materia de higiene engendraron problemas importantes en materia de salubridad. Así, en 1868 y en 1903 se desencadenaron epidemias de fiebre amarilla y de peste bubónica, que causaron serios estragos entre los habitantes más pobres de la urbe. La política urbana desarrollada a favor de la oligarquía limeña, permitió entonces la acentuación de segregaciones residenciales a partir de la cual las poblaciones de menores recursos fueron excluidas del florecimiento urbano de la ciudad. Por otra parte, los subcentros de Lima, como fueron Magdalena, Chorrillos, Miraflores y Barranco comenzaron a densificarse, abriendo el camino a la urbanización de los fundos que circundaban dichos poblados” 302 . La literatura describe los cambios sufridos por esos barrios: “Con el tiempo, nuestro barrio se fue transformando. Bastó que pusieran luz eléctrica, que el servicio de agua potable se regularizara, para que las casas comenzaran a brotar de la tierra, como yerbas de estación. Por todo sitio se veían obreros cavando fosas para los cimientos, levantando muros, armando los encofrados. Los corralones fueron demolidos, los terrenos de desmonte arrasados. La gente del pueblo huía hacia los extramuros portando tablones y adobes para armar por otro lugar sus conventillos. Las grandes acequias fueron canalizadas y ya no pudimos hacer correr sobre su corriente nuestros barcos de papel” 303 . El éxodo oligárquico del centro no fue una fuga necesariamente motivada por el sol y el aire fresco del suburbio, sino que constituyó, al mismo tiempo, un buen negocio que le permitiría vivir luego de rentas acumuladas. Por otro lado, su desplazamiento seguro hacia el centro había sido garantizado con la apertura de las Avenidas Central y del Interior, las que, cual versiones limeñas de la Regent Street londinense o la Avenue de L’Opera parisina, debían conducir a los oligarcas limeños desde sus casas al centro mismo, sin necesidad de tropezarse con la inmundicia dejada por los "callejones", el "populacho" y las "casas de vecindad". “La Lima dejada por la "República Aristocrática" es una ciudad que no había resuelto en absoluto los problemas que ya a mediados del siglo XIX se observaban: déficit de viviendas y servicios, cuadros extremos de hacinamiento e insalubridad, entre otros. Por el contrario, estos problemas se habían agudizado aún más durante la gestión oligárquica de la ciudad. En 1903, el 77 por ciento de los habitantes de Lima vivían "mal alojados" y el 10 por ciento vivía en condiciones de "suficientemente alojados", mientras que sólo el 13 por ciento vivía con holgura en el espacio habitable. La Lima de los grandes abismos sociales estaba ya revelada en estas cifras: o vivían bien (unos pocos) o vivían muy mal (la gran mayoría). El espacio para formas intermedias era apenas reducido” 304 . EL USO DE LOS RECURSOS HÍDRICOS Y LA CONTAMINACIÓN DEL AGUA Las industrias de esta etapa están vinculadas con la transformación de materias primas y de productos agropecuarios. Es la etapa de introducción de la máquina de vapor, pero subsiste otro tipo de energías. Por ejemplo, la maquinaria de las haciendas de café del Brasil se mueve con energía hidráulica 305 . Lo mismo ocurre con molinos harineros en muchos sitios de América Latina. En muchas partes aparecen reclamos por fenómenos de contaminación vinculados con ellas. Por
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ejemplo, en Costa Rica, se sorprenden de que el desarrollo de la economía y las ciencias vinculadas con el higienismo no sean capaces de prevenir la contaminación. “Al establecerse relaciones mercantiles con Inglaterra, las exportaciones alcanzaron cifras elevadas, lo que obligó a perfeccionar el beneficiado del grano mediante la introducción de sofisticadas maquinarias y la construcción de instalaciones llamadas beneficios, que tenían a su cargo el procesado final de la industria. A partir de entonces, el agua se convierte en un elemento indispensable para el lavado y procesado del café. Sin embargo esta actividad ocasionó gran contaminación por medio de lixiviados y los desechos sólidos llamados comúnmente broza, que eran lanzados a los ríos sin ningún tratamiento”. “A pesar del aumento de riqueza, de la mayor facilidad de comunicación con el extranjero y en el interior; a pesar de las mayores comodidades y del lujo consiguiente; a despecho del progreso de la ciencia médica y del mayor número de médicos, poco se ha hecho en el sentido de mejorar las condiciones de salubridad pública y casi nada por reformar las costumbres antihigiénicas en la vida privada. La industria cafetalera y otras de menor importancia han venido a aumentar los focos de infección del agua y del aire (...) Las cañerías que debieran significar un progreso, no han hecho por su pésima ejecución, otra cosa que conducir a las ciudades sustancias descompuestas de los campos... En tales condiciones es natural que el número de enfermos y aún el número de enfermedades principalmente las infecciosas hayan aumentado” 306 . Este discurso (de sorprenderse de que haya contaminación en un contexto de progreso económico) es característico de esta etapa histórica y se contrapondrá, unas décadas más tarde, al argumento que procura defender a la contaminación como el precio del progreso. El aumento de la población y de las actividades crea situaciones de usos incompatibles. En Buenos Aires, la mala impermeabilización de los aljibes 307 provocó la contaminación del agua para consumo con la proveniente de los pozos negros. En Costa Rica, las denuncias de contaminación de las acequias de las que se extraía el agua de bebida llevaron a proyectar su reemplazo por acueductos subterráneos con cañerías de hierro. Este proceso es lento. En 1828, la Municipalidad de San José de Costa Rica dice que “lo que corre por la acequia de esta ciudad es inmundo e insalubre” 308 . Sin embargo, recién en 1869 se inauguran los nuevos tanques y cañerías. Sobre su efectividad, un testimonio de 1882 señala “los defectos de una cañería que se provee de una acequia abierta que corre al lado de un camino público con numerosas viviendas y muchos potreros llenos de animales de toda especie”. (Se percibe) “frecuentemente un olor fétido que quita la voluntad de usar el agua para el baño por no soportarse al olfato. Esa fetidez del agua filtrada proviene de la disolución de cadáveres en la misma acequia y analizando el líquido que se nos da como potable se sacan consecuencias desconsoladoras” 309 . En Pelotas (Brasil) en un informe de 1916, el Ingeniero Jefe solicitó un castigo severo para los que contaminaban las aguas del arroyo Santa Bárbara, entre los
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cuales encontramos trece fábricas (seis curtidores), el matadero público y "decenas de casas y conventillos", “lo que confirma que mientras la ideología oficial defendía los preceptos higiénicos, los intereses económicos de una parcela de la élite de la ciudad se sobreponían al discurso científico” 310 . Fue una reacción de los técnicos en contra "del miserable estado sanitario del Arroyo Santa Bárbara", considerado como una "verdadera cloaca sucia de toda la suerte de despojos de casas particulares y de fábricas". La legislación higiénica no estaba siendo cumplida en la ciudad. La Directoria de Higiene alertaba que "tal situación si es mantenida se convierte cada vez más en una severa amenaza a la salubridad pública", pues el arroyo ya estaba perdiendo "el volumen de aguas que incrementaba su descarga y aumentaba su velocidad". Los recipientes suministrados por la Sección de Aseo del ayuntamiento no eran utilizados por la población que establecía sus letrinas directamente en los márgenes del arroyo. El informe del Servicio de Higiene reaccionó con severidad a tal hecho afirmando que: “Las aguas contaminadas y pútridas del Santa Bárbara llevarán residuos en descomposición y las substancias fétidas se quedarán depositadas en el cauce del arroyo y expelerán malos olores que infectarán el ambiente, expulsando miasmas y contribuyendo a establecer un estado higiénico intolerable en sus cercanías”. LOS TRENES SE COMEN A LOS BOSQUES El ferrocarril es el gran consumidor de madera de esta etapa. Se abren claros en los bosques para el trazado de rieles, las chispas que salen de las locomotoras provocan incendios, las vías están apoyadas sobre durmientes de madera y, en muchos casos, el combustible utilizado es la leña. En algunos casos, por ejemplo, en la provincia de San Luis, Argentina, se puede seguir el ritmo de la deforestación, a medida que las licitaciones de los ferrocarriles para compra de leña quedan desiertas en determinadas localidades por falta de madera 311 . En Argentina, los bosques de quebracho de Santiago del Estero quedaron debajo de los rieles ferroviarios. Esa provincia tenía a comienzos del siglo veinte 10.792.000 hectáreas de bosques. En la actualidad se calcula que solamente quedan unas setecientas mil hectáreas. Y en el año 1941 se calculaba que más de ciento cincuenta millones de quebrachos colorados fueron destruidos. Esta drástica disminución que redujo la masa boscosa a tan solo el 3 por ciento de su cobertura original, se debió principalmente al trazado ferroviario. El quebracho (principal recurso forestal de Santiago del Estero) fue abatido por las hachas para ser transformado en durmientes, con los que se construyeron 1600 kilómetros de vías férreas, se alambró la pampa, se alimentó las locomotoras de todo un país, y posteriormente el funcionamiento de millares de calderas durante las dos guerras mundiales. Sin su especie dominante, esos bosques se transformaron en un inmenso chaparral bajo y arbustivo. Agotados los montes, la ganadería extensiva no controlada fue una alternativa económica para los empobrecidos pobladores locales, a un costo futuro muy alto dado que por el ramoneo de los animales en los renovales, la recuperación natural de las especies dominantes del bosque fue casi imposible, incrementando de esta manera la degradación ambiental 312 .
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En muchos sitios, como en las costas del Magdalena, Colombia, la deforestación provoca además, daños paisajísticos, como los que afectan la zona de los saltos del Tequendama: “En otros tiempos, esta vista debe haber sido un panorama estupendo: la imponente cascada bordeada a ambos lados por grandiosos bosques, pues la vegetación seca del altiplano cede lugar a la exuberante selva tropical al sobrepasar las alturas de los bordes. Lamentablemente, una parte del bosque fue sacrificada sin necesidad para la construcción del ferrocarril y el paisaje ha perdido la mayor parte de su encanto por la falta de simetría y la fea vista de los muñones de los árboles talados” 313 . EL AVANCE SOBRE LAS TIERRAS DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS La búsqueda y valorización de recursos naturales se hace a menudo sobre tierras pertenecientes a distintos pueblos indígenas. El caucho es uno de esos recursos y la explotación de las selvas caucheras requiere ocupar territorios que antes habían estado fuera del interés de los Estados latinoamericanos. La ocupación y puesta en valor de esas fronteras se realiza con mano de obra indígena y en condiciones extremadamente brutales. En el caso del Perú, la región de la selva central pasó de ser una "tierra ignota" en las primeras etapas republicanas, a objeto de atención por parte de grupos dirigentes peruanos que proyectaron sus intereses al compás de la explotación del guano y el caucho. Los crímenes cometidos por los caucheros sobre los indígenas esclavizados fueron divulgados por la prensa mundial. Así, el "escándalo del Putumayo" muestra el conflicto suscitado entre Perú y Colombia por un territorio en que se explotaban el caucho y los indígenas, y que fue resuelto mediante el arbitraje del Papa Pío IX. El conflicto, que llegó a gran parte de los medios de comunicación del mundo en los tiempos de la hegemonía cauchera, enfrentó a los franciscanos, a la Santa Sede, a la Peruvian Amazon Rubber Co. -con sede social en Londres-, así como al gobierno de Perú y Gran Bretaña 314 . Las denuncias mostraron un reinado del terror con crímenes y mutilaciones de miles de personas, realizados por un ejército de pistoleros a sueldo de los caucheros. La Ley peruana de Colonización e Inmigración de 1893 estuvo destinada a poblar la selva otorgando una serie de facilidades y privilegios a los colonos, especialmente a los extranjeros. A este hecho, se agrega que, a partir de la segunda mitad del siglo XIX se producen dos fenómenos de orden económico en la Amazonía, vinculados al desarrollo industrial de los países europeos. Por un lado, se consolida el sistema de hacienda y por el otro, se amplia la frontera interna a través de la demanda del caucho. La explotación del caucho diezmó cerca de 40.000 indígenas en la zona del Putumayo, llevó a la desintegración de la territorialidad de los pueblos indígenas, consolidó un modelo de explotación de recursos extractivista, contribuyó al proceso de desarrollo urbano y al establecimiento de un nuevo sistema de trabajo, la “habilitación”. El sistema de hacienda fue un mecanismo utilizado por el Estado nacional, con el objeto de apropiarse de los territorios de los pueblos indígenas y su fuerza laboral. Esta política se consolida en 1909, al incorporar automáticamente al dominio del Estado los territorios tradicionalmente ocupados por los pueblos indígenas por no haber sido legítimamente adquiridos conforme al Código Civil o las leyes
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posteriores. Como vimos anteriormente, se eliminan las formas ancestrales de propiedad comunitaria. Se otorgaron “grandes extensiones de tierras a empresarios que, asumiendo en gran medida el papel del Estado, incorporasen la región amazónica a la economía nacional” 315 . El fenómeno no es exclusivamente peruano: en la mayor parte de América Latina, el proceso de formación de los Estados nacionales se realiza en las capitales y sus respectivas áreas de influencia. En las zonas remotas, los grandes terratenientes o las empresas internacionales vinculadas a la explotación de los recursos naturales cumplen las funciones del Estado. En algunos países de la región se establecen normas de regulación para esos recursos. En Paraguay se establece el monopolio estatal de la yerba mate y de las maderas para la construcción, argumentando que “los yerbales son producciones espontáneas de la Naturaleza, que no son fruto del dominio privado, ni son fruto de trabajo alguno individual” 316 . En Bolivia, por ejemplo, por ley del 10 de diciembre de 1895 “los árboles gomeros son propiedad del Estado y todo nacional o extranjero tiene derecho a explotar los bosques baldíos” 317 . En otras palabras, que la explotación forestal es libre, pero hay restricciones en el caso del árbol del caucho, aunque el Estado no tuviera medios materiales para controlar qué se hacía con esos árboles. También encontramos testimonios tempranos de la contaminación laboral en esa actividad. “Antes el caucho era fumigado con ciertos materiales nocivos, de tal manera que la salud del operario era seriamente afectada” 318 . Esta preocupación por los recursos naturales no se extiende a los seres humanos. En 1892 el ejército boliviano combatió a los chiriguanos que aún eran independientes. Los sobrevivientes debieron emigrar a la Argentina donde “se convirtieron en miserables jornaleros que trabajaban en los ingenios de azúcar” 319 . Para hacer funcionar esos ingenios, se llevaron además trabajadores kollas a punta de fusil. Quedó abandonado y en ruinas un impresionante sistema de cultivos tradicionales en terrazas en la cuenca del río Iruya (Salta) que había sobrevivido a la Conquista, pero que no resistió el avance de los ingenios. De este modo, el impacto ambiental de la explotación azucarera excede la deforestación de las tierras que cultiva y se extiende sobre los sistemas agrarios tradicionales de los pueblos indígenas. La gran propiedad boliviana, ligada al régimen agroexportador, significó la destrucción del régimen de comunidades indígenas. Esta destrucción tuvo importantes efectos sobre el ambiente. Los sistemas del productor de comunidades altiplánico que habían heredado tecnologías precolombinas de manejo y conservación de los recursos, fueron desplazados por las técnicas europeas de labranzas y de manejo de ganado. Los frágiles ecosistemas de montaña, altamente vulnerables a la acción antrópica, rápidamente se deterioraron. Las condiciones semiáridas de ellos convirtieron a muchas áreas en zonas con procesos crecientes de desertificación. La gran propiedad, al hacer dependientes a los pequeños agricultores y apropiarse del excedente que generaban, los obligó a sobreexplotar el suelo. La fauna autóctona de camélidos tuvo que compartir sus recursos forrajeros con los ovinos y en algunas regiones con los caprinos. Las vicuñas fueron diezmadas debido a la alta cotización de su lana. A principios del siglo XX, esta especie ya podría considerarse en vías de extinción 320 .
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LAS GRANDES EMPRESAS INTERNACIONALES. En esta etapa comienza la actuación de algunas grandes empresas internacionales que establecen un manejo de recursos naturales locales en condiciones que recuerdan al dominio colonial. Dos ejemplos significativos son la United Fruit en la zona tropical y La Forestal en la zona templada. En ambos casos, la empresa cumple muchas de las funciones que en una sociedad moderna corresponden al Estado. Antes de 1870 las bananas eran desconocidas en los Estados Unidos. Las primeras bananas se importaron en ese año y 28 años mas tarde, los estadounidenses consumían 16 millones de racimos al año. La United Fruit Co. actúa en Costa Rica, Panamá, Honduras, Colombia y Ecuador. “Esta dispersión geográfica permitió a la empresa soslayar presiones políticas en cualquier país que pudiera volverse hostil; también les permitió aprovechar medios propios en lugares diferentes, lo cual reducía el riesgo de que inundaciones, huracanes, agotamiento del suelo y enfermedades de las plantas pararan la producción en algún país” 321 . Al mismo tiempo, la empresa controló ferrocarriles y compañías navieras y ejerció una enorme influencia sobre la política de los países huésped, llegando a financiar golpes de Estado y a provocar invasiones militares. Debido al auge bananero en el Caribe, (para 1884 ya existían en Costa Rica 350 fincas aumentó el consumo del agua, tanto superficial como subterránea, que era utilizada para el lavado de la fruta. Inicialmente, el volumen de agua utilizado en dicha labor era tomado de los ríos y posteriormente se implementaron sistemas de extracción de agua utilizando pozos 322 . La exportación de banano se constituyó sobre una base genética sumamente estrecha: una sola variedad fue prácticamente la única vendida en los mercados estadounidenses por setenta años. Esta variedad producía grandes racimos, resistentes al trajín del embarque y con agradables cualidades estéticas. Sin embargo, también resultó ser muy susceptible a un gran número de patógenos. “La dinámica desarrollada por el esparcimiento de estas dos enfermedades durante la primera mitad del siglo XX aceleró los índices de deforestación, desestabilizó los sistemas de vida, aumentó los riesgos de salud de los trabajadores del campo y limitó los márgenes de ganancia de las compañías” 323 . La compañía bananera acaparó grandes extensiones de las mejores tierras de cada uno de los países en que actuó -tanto por su fertilidad como por su localización- y absorbió grandes contingentes de mano de obra. De este modo "cerraban las posibilidades de desarrollo para otros sectores de la economía hondureña y condenaban al país a girar permanentemente en la órbita del enclave"324 . La emigración campesina hacia las zonas bananeras provocó el abandono de tierras, pero también la desintegración de numerosas familias. AI mismo tiempo, la actividad de las compañías bananeras se extendió hacia el control del comercio mayorista y minorista -llevando a la quiebra a las empresas nacionales de menores dimensiones- y controlando también otros sectores de actividad: industria, finanzas, agro, etc.
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Sin embargo, los aspectos más significativos tuvieron que ver con la violencia con que se reprimieron los reclamos sociales. “Cuando José Arcadio Segundo despertó –dice Gabriel García Márquez- estaba bocarriba en las tinieblas. Se dio cuenta de que iba en un tren interminable y silencioso, y de que tenía el cabello apelmazado por la sangre seca y le dolían todos los huesos. Debían de haber pasado varias horas después de la masacre, porque los cadáveres tenían la misma temperatura del yeso en otoño, y su misma consistencia de espuma petrificada, y quienes los habían puesto en el vagón tuvieron tiempo de arrumarlos en el orden y el sentido en que se transportaban los racimos de banano. En los relámpagos que estallaban por entre los listones de madera al pasar por los pueblos dormidos veía los muertos hombres, los muertos mujeres, los muertos niños, que iban a ser arrojados al mar como el banano de rechazo. Encima de los vagones se veían los bultos oscuros de los soldados con las ametralladoras emplazadas” 325 . La Forestal en Argentina siguió un modelo semejante. En 1905 se inscribe en Londres la Forestal Land, Timder and Railway Co. Ltd. Hasta 1914 se expandió comprando empresas competidoras nacionales y extranjeras, constituyó su propia flota y puertos fluviales, emprendió actividad ganadera, construyó ferrocarriles y adquirió tierras forestales hasta poseer 2.266.175 hectáreas principalmente en las provincias argentinas de Chaco y Santa Fe. Emitía su propio dinero para el pago de jornales, válido sólo en su territorio para adquisición de víveres y enseres en las proveedurías de sus concesionarios. Considerando tronco, ramas y raíces, el 60 por ciento de la madera de quebracho es tánica en el momento óptimo de corte. y suministra el mejor extracto para el curtido e impermeabilización del cuero. La empresa monopoliza el mercado mundial de esta materia prima. Realiza una estrategia de tala rasa que impedirá la posterior regeneración del bosque, mientras paralelamente, desarrolla plantaciones de mimosa en África, que reemplazarán al extracto de quebracho en el mercado mundial. “Ni siquiera quedaron réditos para el país: la empresa, entre 1916 y 1921, pagó en Gran Bretaña impuestos 30 veces superiores que en la Argentina” 326 . La depredación no se redujo sólo a los bosques: las condiciones de vida en los obrajes fueron tales que suscitaron numerosas investigaciones a nivel oficial. Hubo hacheros viviendo en pozos bajo ramajes, un 45 por ciento de obreros tuberculosos y un 90 por ciento de sifilíticos en una de las principales factorías; las muertes por picaduras de víboras debieron ser legalmente declaradas "accidentes de trabajo" ya que eran responsables de la mitad de los accidentes. Sólo los indios argentinos y paraguayos y los mestizos nativos de la zona toleraban tales condiciones infrahumanas, al precio de una drástica reducción de sus periodos de vida. Hubo localidades donde la cuarta parte de la población mayor de 11 años no sobrepasaba los 35. El mantenimiento de esas condiciones de trabajo requirió de un ejército privado encargado de intimidar (y en ocasiones, asesinar) a los trabajadores descontentos. LA FAUNA COMO MERCANCÍA INTERNACIONAL. Gran parte del siglo XIX es el tiempo de la reina Victoria. Además de la previsible presencia de las razones de Estado del Imperio Británico, Victoria impuso al mundo una moda a la medida de su propia falta de sensualidad. Se puso sombreros
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de plumas y las cabezas de nobles y aristócratas se llenaron de plumas, mientras la industria demandaba fuertes cantidades de esta materia prima. En 1868, los agricultores austrohúngaros se quejaron de la depredación de aves insectívoras y finalmente lograron algunas medidas de protección. Por supuesto que las aves tropicales fueron rápidamente víctimas del dudoso gusto victoriano. Fue particularmente intensa la extracción en Venezuela, de las garzas blancas chumita o chumbita; los corocoros para plumas rojas, y las plumas rosadas de garzas paletas. También se extrajeron en Colombia. Por decreto del 28 de octubre de 1911, se facultó a los concejos municipales donde se hallasen garceros o dormitorios, para que reglamentaran su explotación. En abril de 1913 se declaró que ésta era una renta nacional y en mayo de 1913, se reglamentó la renta nacional y se prohibió, bajo pena de multa, capturar o matar garzas, o derribar los árboles dormitorios en terrenos baldíos 327 . La caza de mamíferos marinos también ocupa un lugar importante en esta etapa. Barcos extranjeros llegan al sur chileno y provocan una marcada disminución en las poblaciones de los mamíferos costeros. Por eso se establece una “ordenanza en que se reglamenta la caza o pesca de focas o lobos marinos, nutrias”. Poco más tarde, un decreto suspende completamente la actividad. Como ocurre a menudo, estas prohibiciones quedaron en el papel. Un delegado gubernamental en el territorio de Magallanes informa en 1897 que “según los datos que me han suministrado personas que desde muchos años atrás se ocupan de este negocio, los contraventores, es indudable que han contado con la más absoluta impunidad, seguros como estaban de que el Gobierno de Chile no tiene elementos suficientes para hacer respetar aquella prohibición en una costa tan dilatada” 328 . Sin embargo, al menos hay intentos de control, aunque su cumplimiento sea difícil. “Todos esos vapores chilenos que están en Punta Arenas no se ocupan sino de vigilar que no se cace en las costas de su país”, dice Fray Mocho 329 . Del lado argentino, sin embargo, no hay una preocupación semejante y ni siquiera se intenta llevar a cabo el control. TRISTES HAZAÑAS DE BUFFALO BILL No todos los héroes de la infancia resisten la mirada adulta. Con los años, el capitán Nemo queda mejor parado que D'Artagnan, y el propio Tarzán tuvo que cambiar bastante para dejar de parecer el débil mental que originariamente fue. Pero uno de los que recibe con mayor dureza el impacto de la lucidez es Buffalo Bill, el famoso cazador de bisontes. El modelo de conducta de algunos Estados latinoamericanos hacia sus respectivas tribus indígenas estuvo muy influido por las políticas norteamericanas al respecto. Los primeros westerns justificaron y glorificaron la estrategia que afirmaba que “el único indio bueno es el que está muerto”. Para terminar con las tribus rebeldes, el gobierno norteamericano aplicó una política de ecocidio, que apuntaba a destruir sus bases de sustentación. Por haber resultado exitosa en el Oeste norteamericano, se intentaría repetir el mismo principio en el siglo siguiente, en Vietnam. En el Oeste, la política apuntó a procurar la extinción de los bisontes. Estos enormes bovinos ocupaban las grandes llanuras de América del Norte, desde
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México hasta Canadá, las que recorrían en sus migraciones estacionales. Al tener muy pocos competidores y depredadores, se multiplicaron hasta ocupar toda la capacidad de esos ecosistemas para albergarlos. Se calcula que sus poblaciones llegaron a tener unos 75 millones de ejemplares, cifra impresionante si se tiene en cuenta que un macho adulto puede llegar a pesar una tonelada. Los primeros viajeros quedaron conmovidos por la magnitud de esos rebaños, y dejaron descripciones entusiastas sobre su continua presencia en el paisaje. En ese momento (hacia 1730) se los comienza a cazar para vender sus cueros y para abrir los campos a la explotación agropecuaria. Pero un siglo más tarde se inicia la segunda parte de esta historia, en la que el objetivo es el exterminio total de la especie. Y es que la vida de los sioux y otras tribus nómades estaba basada en la caza regulada de este animal. De cuero de bisonte eran esas tiendas cónicas que conocimos gracias a Hollywood, cosidas con tripa de bisonte; de huesos de bisonte eran las herramientas, de carne de bisonte la alimentación. Por llevar una vida basada en este animal, eran los primeros interesados en su conservación y nunca mataron un ejemplar más de los que necesitaban. Esto es lo que nunca pudo entender un pistolero llamado William Frederik Cody, más conocido como Buffalo Bill, quien cuenta así su relación con los indios pawnee. "Gané su admiración enseñándoles a matar búfalos -dice Buffalo Bill en sus "Memorias"-, pues aunque eran excelentes cazadores, nunca llegaban a matar más de cuatro o cinco en cada corrida. Galopé hacia la manada y cuando llegué a entreverarme con ella, disparé a diestro y siniestro, corriendo con mi caballo en todas direcciones, hasta que la manada se dispersó dejando un tendal de treinta y seis animales. Como no tenía que cuidar la dirección de mis tiros, pude tirar a mi gusto a cuanto búfalo se ponía a mi alcance". Sobre sus principios éticos y sus sentimientos, Cody no diferencia cuando dispara sobre animales de cuando lo hace sobre seres humanos. Refiere el asesinato de un indio diciendo que "para realizar mis deseos de cazarlo como un búfalo, tuve que arrastrarme por el campo, después de trepar la barranca" 330 . Por esta habilidad, una compañía ferroviaria lo contrata para alimentar a los obreros que tenderán los rieles. En seis meses mata 4.280 bisontes. Las compañías ferroviarias organizan cacerías a escala industrial. Los folletos de propaganda prometían a los pasajeros poder disparar contra los bisontes desde las ventanillas de los vagones, sin tener que levantarse de sus asientos. El gobierno movilizó ejércitos, con sus oficiales y capellanes, para terminar con los bisontes. Entre 1870 y 1875 se mataron unos 2 millones y medio de ejemplares al año. En la década siguiente, los sioux cayeron, vencidos por el hambre. Y como el indio muerto puede pasar a ser una mercancía de consumo romántico, un gionista de Hollywood redactó una carta atribuída al jefe Seattle de la tribu suwamish, en la que el indio escribe al Presidente de los Estados Unidos, en un tono parecido al de los hippies de la década de 1970, contándole la otra cara de la leyenda: "He visto miles de búfalos pudriéndose sobre las praderas, abandonados allí por el hombre blanco que les disparó desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo cómo el humeante caballo de vapor puede ser más importante que
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el búfalo al que sólo matamos para poder vivir. Termina la vida y empieza el sobrevivir" 331 . Sin embargo, existen diferencias apreciables en los casos latinoamericanos que emprendieron la destrucción de sus tribus indígenas. En los casos de Argentina, Uruguay y Chile, por ejemplo, existía una competencia entre indígenas y grandes estancieron por la apropiación de los mismos recursos, los grandes rebaños asilvestrados. Los estancieros no matarían a sus vacas para reducir a los indios, lo que requirió de campañas militares de exterminio, aplicadas directamente a los seres humanos. ¡QUE SE VIENE LA LANGOSTA! Origen de un pánico extremo, una manga de langostas era capaz de helarle la sangre al más valiente, aún a muchos que habían peleado en las guerras civiles de su parte del continente. La imagen se parece mucho a las visiones del fin del mundo. De lejos, se ve una nube oscura, demasiado baja y compacta para ser nube. En algún momento, está encima del rancho y les tapa el sol. Allí, la nube se descompone en infinitos insectos verdes que hormiguean sobre el terreno, comiéndose todo a su paso. No son insectos pequeños: pueden medir 10 centímetros de largo. Los árboles se quedan sin hojas, el suelo completamente desnudo, y en el pueblo han dicho que hasta se comen la ropa tendida en las cuerdas. En la batalla de Tucumán (24 de septiembre de 1812) “contribuía a hacer más confusa la humareda, el polvo y una densísima nube de langostas que casualmente acertaba a pasar por encima. Muchos nos creímos momentáneamente heridos de bala, cuando estos animalejos nos daban de golpes por el rostro o por el pecho”, cuenta el general José María Paz 332 . Los testimonios sugieren que esa vez las langostas contribuyeron a la dispersión del ejército realista, ya que sus soldados nunca las habían visto ni sabían lo que eran. “Se posaron en un campo donde permanecieron apenas unos días, devorando hasta las raíces de las plantas recién germinadas y destruyendo hasta la última esperanza del agricultor, porque las plantas comidas así rara vez vuelven a brotar o sobreviven muy débiles. Es inútil que empleen todos los medios posibles para suprimir a los devastadores insectos. Los huevos se abren seis semanas después de su primera aparición. Las mosquitas, entonces de color negruzco, cubren los espacios cercanos a sus nidos; luego forman falanges nutridas que se ponen en marcha pocos días después de su nacimiento, devoran todo lo que encuentran a su paso y de noche ganan las plantas altas, arbustos y árboles, para proseguir a la mañana siguiente, en cuanto el sol disipe el rocío. Las plantas en que se posaran la víspera aparecen despojadas de hojas y sus taIlos frescos, descortezados. Un montecito por el que hayan pasado ofrece el mismo aspecto que si hubiera sido incendiado. Lo destruyen todo, tanto y aún más que los incendios anuales del campo que por lo menos no atacan las ramas altas de los árboles. Nada puede detener su avance invasor, ni desviarlo. A veces cubren gran superficie de terreno. ¿Que encuentran una casa? Se comen hasta el techo, si es de juncos y ni siquiera la ropa se halla a salvo de sus ataques”. “Después de su tercera metamorfosis, las larvas de langosta aparecen provistas de alas y por fin abandonan el país que asolaron, en número suficiente para oscurecer
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con sus nubes la luz del sol poniente. Pude verlas cubrir los árboles de tal forma que las ramas se doblaban con el peso. El agua del Paraná lleva a veces bancos enteros de langostas ahogadas que sirven de alimento a los peces. En estado larval, sus enemigos son los pájaros, los caranchos sobre todo, que las comen con avidez; pero la destrucción que hacen resulta imperceptible. Un observador distinguido me dijo que esas innumerables falanges de langostas se extienden hasta Colombia” 333 . A principios del siglo XX, las langostas llegarán hasta chocar con una serie de chapas de zinc que se utilizarán para detener -o al menos, intentar detener- su avance. Junto a esa barrera provista por el Estado se juntará la población local, apaleando los insectos o aturdiéndolos con el ruido de cuantas ollas tuviesen a mano. Una herramienta más sofisticada será un par de enormes rodillos de bronce que se enganchan a un carro, el que se lanza de frente a la manga de langostas, arriesgándose a que el caballo se desboque, en un intento de consolarse aplastando algunas. El Censo Agropecuario Argentino de 1937 registra en el país 14 mil kilómetros de barreras de zinc empleadas para parar langostas y nada menos que 70 mil lanzallamas usados para quemarlas. A pesar de eso, año a año vuelven nuevas oleadas, mientras un gobierno desesperado recurre a Thomas Alva Edison para que invente algún artefacto eléctrico que las mate, pero su ciencia se reveló impotente. En 1922, la langosta cubre el 39 por ciento del territorio argentino, con excepción de la región patagónica. Son tantas, que al año siguiente a una invasión el suelo rinde cosechas excepcionales, al ser fertilizado por millones de insectos. Esos años, Argentina exporta una prodigiosa cantidad de bolsas de langostas muertas, para ser usadas como abono orgánico 334 . ¿De dónde venían? ¿Cómo llegaron? Del mismo modo que todas las plagas. Simplemente, estaban allí desde antes. Pero Félix de Azara señala, a fines de la época colonial, que "es rarísima esta plaga en el Río de la Plata". En esos tiempos, la pampa tenía poca biomasa disponible para que comieran. Era una amplia llanura, llena de pajonales duros y resecos, en los que anidaban numerosas aves insectívoras, que estaban esperándolas con el pico abierto. Pero el cultivo de la pampa significó reemplazar los pajonales por plantas verdes, mucho más nutritivas, no sólo para los humanos y sus ganados, sino también para las langostas. Al mismo tiempo, la desaparición del pajonal destruyó infinidad de habitats de esas aves insectívoras, cuyas poblaciones disminuyeron drásticamente. De este modo, fallaron los controles naturales y se rompió un milenario equilibrio ecológico. Las leyes para combatir la langosta son cada vez más enérgicas. En 1891 se declara obligatorio para todo agricultor o ganadero de la zona afectada el contribuir a la lucha contra esta plaga. En 1897 se forman comisiones locales, a las que se asigna tanto poder que pueden convocar a las tropas del Ejército, las que combatirán la langosta a las órdenes de esas comisiones. Se establece el servicio personal obligatorio para cualquier habitante del país que tenga entre 15 y 50 años y se obliga a que todos maten y entreguen una cierta cantidad de langostas, que la comisión respectiva pesará prolijamente. En 1905 se llega a autorizar la destrucción sin indemnización de los cultivos afectados, lo que es particularmente
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significativo en una etapa de sacralización de la propìedad privada. Y es que un insecto muy pequeño había llegado a poner en peligro la economía del país, el que se mantuvo hasta que llegaron los insecticidas. Como se ve, plagas, lo que se dice plagas, eran las de antes. Que están latentes, esperando dispararse por algún cambio en las condiciones ambientales. En fecha tan tardía como 2006, las langostas “además de comerse gran parte de los cultivos, plantas y hojas de los árboles de la zona rural, se metieron en los transformadores de electricidad provocando cortes de luz” en tres pueblos cordobeses 335 . LOS DAÑOS AMBIENTALES AL PATRIMONIO CULTURAL En la mayor parte de los países se producen distintas formas de borramiento del patrimonio cultural. En lo que hace a la tradición indígena, la subestimación de estas culturas lleva a un abandono o, en muchos casos, a la destrucción activa de monumentos de culturas prehispánicas. Los arqueólogos se encuentran con que no basta la valorización que hace la ciencia de las antigüedades americanas. Para la cultura local, se trata de materiales carentes de significación. En las zonas mayas de México, “los lugareños carecen de todo interés por las cosas que nos parecen sumamente importantes. Pero lo más calamitoso desde los incendios provocados por Cortés y sus acompañantes es que debido al retroceso del país, la selva avanzó sobre las viejas ciudades cubriéndolas y sepultándolas” 336 . Veamos el modo en que el ambiente selvático destruye este patrimonio arquitectónico: “Las casas antiguas se alzaban sobre cimientos elevados, pequeñas pirámides compuestas de piedras cortadas con bastante regularidad. Estos cues en los que los antiguos pobladores acumularon una cantidad de cascajo y basura parecen haber ofrecido suelo propicio a los árboles de la selva. Por lo general, se alzan sobre ellas los ejemplares más corpulentos. Pero la selva no sólo cubre las ruinas, también las destruye. Las raíces -en la selva no las hay sólo subterráneas, sino también aéreasse introducen en las grietas de los sillares y los despedazan. Además, todo se derrumba y enmohece por la humedad. Esa lujuriosa vegetación destructora de la obra del hombre, causa una sensación de melancolía e inquietud y espanta casi tropezar de repente con los ojos fijos de un coloso de piedra, cuando emerge solitario de la inextricable espesura. No es de extrañar, pues, que los indígenas, fácil presa del temor supersticioso, se asocien a las fuerzas destructoras y busquen romper el hechizo que los asustó, destruyendo la imagen. Como ocurrió cuando se construyó el ferrocarril, donde se descubren y excavan estas cues, sale a la luz una gran cantidad de los utensilios empleados por los antiguos habitantes de la región, vasijas, estatuillas y otros objetos de bellas formas, confeccionadas con excelente material y decorados con originales diseños”. Sin embargo, los arqueólogos de este período no buscan conocer el modo de vida de los pueblos que investigan, sino más bien llevar objetos curiosos a los museos europeos, tal como ellos mismos lo dicen. “No pudimos intentar realizar estas excavaciones en gran escala. En cada localidad, nos hubiera llevado meses efectuar en primer lugar la tarea de desmonte y romper luego con barretas de hierro los
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la119 Independencia a la Globalización
muros de las cues. Las torrenciales lluvias tropicales, constituyen un buen auxiliar de los arqueólogos. Las aguas arrastran la tierra y allí donde otrora existieron viejas poblaciones en las empinadas márgenes de los ríos, quedan a menudo al descubierto montones de antiguos utensilios. En estos lugares realizamos nuestra mejor cosecha”. Y es que muchas de esas expediciones las financian los mismos museos, interesados en llenar sus vitrinas con los testimonios de las culturas que la ciencia darwiniana condena a la extinción. En una etapa que mira hacia Europa, la actitud de esos museos al valorizar el patrimonio indígena es determinante, ya que logra un cambio de actitud en las clases dominantes locales. Sugestivamente, los primeros protectores de la arqueología son europeos o europeístas. En 1865, el entonces Emperador de México, Maximiliano de Habsburgo, organiza un museo con piezas arqueológicas en el Palacio Presidencial. Veinte años más tarde, el dictador Porfirio Díaz realiza importantes ampliaciones a ese museo. EL PATRIMONIO INDÍGENA COMO RECURSO MINERO El saqueo de tumbas indias tuvo en Colombia características semejantes a las de la explotación de un recurso natural. Al igual que los reyes de España, que las trataron como yacimientos mineros, el período independiente les dio el mismo trato. La región más importante en guaquería fue el Quindío, donde los españoles extraían de las sepulturas, desde 1540, grandes cantidades de oro. Durante la colonia se extrajo sólo una porción de sus tumbas, el posterior saqueo se realizó en la segunda mitad del siglo XIX. La fiebre del caucho dio origen a la fiebre del oro. En 1872 se enviaron las primeras muestras de látex de esa región. Una vez analizadas anunciaron que había caucho "no solamente en abundancia sino de superior calidad". A partir de allí, el sur de Colombia se llenó de exploradores y aventureros, que procuraron ganancias del corto plazo, sin atender a la renovabilidad del recurso. Un viajero alemán que pasó por la zona en 1880 dijo que “En los bosques de la cordillera del Quindío se encontraban grandes reservas de caucho, que se explotaron sin misericordia. Actualmente, debido a los bajos precios del caucho en los mercados europeos, los caucheros tenían suspendidos los trabajos". Pero una vez allí, se deshacía la leyenda del caucho y se corporizaba la leyenda del oro. El auge de la guaquería se inicia hacia 1885 y se desarrolla en forma progresiva hasta 1914 337 . En esta euforia se descubren ricas guacas en Montenegro "donde sacan el oro por quintales" según Arango Cano. Numerosos pueblos de indios fueron descubiertos y sus tumbas violadas. Los grupos de guaqueros recorrieron la región del Quindío y zonas aledañas realizando una inmensa destrucción de yacimientos arqueológicos. La mayoría de los guaqueros despreciaron y destruyeron las ofrendas funerarias que no fueran de metales valiosos, lo que llevó a la pérdida de gran parte de la memoria cultural de los pueblos prehispánicos. Del mismo modo, en 1859, la Asamblea de Panamá aprobó un reglamento para explotar tesoros enterrados y "guacas de indios” 338 . La guaquería fue la base fundamental para la fundación de las poblaciones del Quindío. En busca de las guacas y minas de oro se fueron perfilando los
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la120 Independencia a la Globalización
fundadores de pueblos en la zona, ya que los que se desilusionaban con las sepulturas indígenas se entregaban a la colonización. El proceso se acentúa después de la guerra de 1885, cuando numerosos ex combatientes llegaron a la selva del Quindío ilusionados con los tesoros y para evadir los reclutamientos. Lo interesante es que la colonización de la zona se financia con el oro obtenido del saqueo de las tumbas indias: “La guaquería permitía al colono, generalmente pobre, vender el oro hallado en las guacas y adquirir las herramientas de trabajo y víveres necesarios, mientras tumbaba el bosque y sacaba la primera cosecha; además el colono pudo mercadear artículos de su parcela porque había guaqueros con dinero para adquirirlos; todo esto desarrolló las fondas y dio vida a los pueblos” 339 . Recién en 1939, el Banco de la República de Colombia decidió, en vez de seguir fundiendo las joyas indígenas, mostrarlas en un museo. “El fabuloso Museo del Oro que tiene este origen y figura hoy entre los más impresionantes del mundo -y sólo muestra una parte de las diez mil joyas que guarda- hace pensar que de veras existió El Dorado” 340 . EL FIN DE LA ETAPA El modelo de división internacional del trabajo es extremadamente vulnerable a los movimientos del ciclo económico. En toda esta etapa, los países latinoamericanos sufren el impacto de las crisis económicas europeas con una intensidad mucho mayor que en la etapa anterior. Los altibajos en la demanda de los productos finales se trasladan a grandes fluctuaciones en los mercados de los alimentos y materias primas que produce América Latina. El resultado es un profundo impacto económico y social sobre el continente. Esta situación se hace, en algún momento, insostenible y fuerza a encontrar un modelo productivo alternativo, que llamamos de sustitución de importaciones y que supone un mayor grado de industrialización. Previsiblemente, esto que tendrá una incidencia diferente sobre el ambiente y los recursos naturales. Zwick, Edward; Cruise, Tom; Spall, Timothy y Connolly, Bill: “El último Samurai”, Japón - EE.UU, 2002. 186
187
Varias generaciones atrás, el zar Pedro I el Grande había tratado de imponer en Rusia las barbas cortas y la bebida del café en reemplazo el té. Estableció un impuesto especial a los barbudos y en su corte se preparaba el café en los grandes samovars de plata. Unas décadas después que el Emperador del Japón reprimiera a los samurais, Mustafá Kemal Atatürk prohibirá a los turcos el uso del fez, ordenará su reemplazo por el sombrero occidental y afrontará una sangrienta rebelión por ese motivo. Conte, Augusto: “Discurso sobre el espíritu positivo”, cit. en: Casalla, Mario: “La espada, la pluma y la palabra”, en revista Causa Popular, Buenos Aires, agosto 2006. 188
189
Casalla, Mario: “La espada, la pluma y la palabra”, op. cit.
190
Cit. en: Manchester, Williams: “The arms of Krupp”, Bantham Books, New York, 1968.
191
Cit. en: Larra, Raúl: “Historia de América”, op. cit.
192
Cit. en: Larra, Raúl: “Historia de América”, op. cit.
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200
Cit. en: Larra, Raúl: “Historia de América”, op. cit.
201
Gallego, Marisa; Eggers-Brass, Teresa y Gil Lozano, Fernanda: “Historia latinoamericana 1700-2005”, op. cit. 202
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212
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. Molins, Jaime W.: "Nuestra Pampa", Buenos Aires, Editorial Océana, 1922. La leyenda dice que Luro compró el café de París en que estaba esa chimenea, porque no se la quisieron vender sin el edificio completo.
214
Bello, Andrés: "Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida", Elija Clarence Hills, ed. “The Odes of Bello”, Olmedo and Heredia. New York: G. P. Putnam's Sons, 1920. El texto ha sido sintetizado por razones didácticas. 215
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Argollo Ferrao, André Munhoz de: “Paisaje cultural del café en Brasil”, op. cit.
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242
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243
“Tumbas” está usado aquí como acción y efecto de tumbar, es decir, talar árboles.
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246
Moya Pons, Frank: ”Historia y Medio Ambiente en la Isla de Santo Domingo”, op. cit.
247
Hemos analizado detalladamente este proceso en Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
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Es decir, durante la larga dictadura de Porfirio Díaz.
Beyhaut, Gustavo y Hélène: “América Latina: De la Independencia a la Segunda Guerra Mundial”, op. cit. 265
Beyhaut, Gustavo y Hélène: “América Latina: De la Independencia a la Segunda Guerra Mundial”, op. cit. 266
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Ver capítulo anterior.
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Cit. en: Vargas Sanabria, Asdrúbal: “El manejo histórico de los recursos hídricos en Costa Rica...”, op. cit. 308
Cit. en: Vargas Sanabria, Asdrúbal: “El manejo histórico de los recursos hídricos en Costa Rica...”, op. cit. 309
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4. LA ETAPA DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES “Pero para cumplir con este programa en el que están considerados: impulsar la educación del pueblo; explotar las riquezas naturales por nuestros nacionales mismos; elevar el poder adquisitivo de los obreros; la distribución de las tierras a los pueblos que carecen de ellas; y desarrollar la industria del país por medio de la organización cooperativa de los trabajadores, es indispensable que los pueblos se organicen para que las mismas organizaciones sean el más fuerte sostén de sus propios intereses”. (…) “Sólo el Estado tiene un interés general y, por eso, sólo él tiene una visión de conjunto. La intervención del Estado ha de ser cada vez mayor, cada vez más frecuente y cada vez más a fondo”. (Lázaro Cárdenas, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, discursos en 1934) En esta fase de desarrollo, en toda América Latina ocurren sucesos que modifican el modelo de sociedades basadas en la venta de agroexportables producidos en latifundios. Movimientos sociales como la Revolución Mexicana o convulsiones internacionales como la crisis de la década de 1930 o la Segunda Guerra Mundial, generan cambios en las formas de utilización de los recursos naturales y en las condiciones de vida de la población, incluyendo su medio ambiente. Existen situaciones comparables, pero no simultaneidad entre las mismas, debido a las propias características de cada país. La Revolución Mexicana y su lucha contra los latifundios se inicia en 1910. Las políticas marcadamente estatistas del presidente Lázaro Cárdenas se inician en 1934 341 . Pero la Constitución argentina que nacionaliza algunos de los recursos naturales es recién de 1949, mientras que en Brasil el monopolio estatal del petróleo se declara en 1953 342 . En la mayor parte de los países, sin embargo, estos cambios se inician en la tercera década del siglo XX. Una de las características más relevantes de esta etapa es la presencia ominosa de la guerra mundial, tanto como amenaza o como hecho. El período anterior, (que llamamos de europeización) fue el del reparto del mundo entre las grandes potencias. Esta etapa será la del reparto del mundo entre las ideologías y los intereses que ellas representan. Esta fase incluye la Guerra Fría en su totalidad, con la consiguiente amenaza de holocausto nuclear. Al respecto, es sugestivo el que la mayor parte de los estudios ambientales referidos a este período hayan omitido completamente los peligros de guerra nuclear. Durante casi medio siglo se mantuvo el riesgo cotidiano de desaparición de nuestra especie y de la mayor parte de la vida sobre la tierra. Se produjo, sin embargo, una naturalización de estas condiciones extremas, las que llegaron a ser consideradas como la normalidad de la vida cotidiana. Visto en perspectiva, llama la atención la relativamente escasa atención que mereció el que fue, de lejos, el tema más importante de ese medio siglo.
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Procesos históricos locales e internacionales concurrentes desencadenan situaciones que llevan a darle otros usos a los recursos naturales y cambian el rol de los Estados nacionales. Las dos guerras mundiales, la gran crisis económica de la década de 1930 y la Guerra Fría entre Estados Unidos y el bloque socialista crean situaciones inéditas y, al mismo tiempo, generan espacios de oportunidad para otras formas de definición de la relación naturaleza-sociedad. La división internacional del trabajo había funcionado en un contexto en el cual las grandes potencias compraban materias primas y alimentos al Tercer Mundo y les vendían productos manufacturados. La interrupción de algunas de esas corrientes comerciales estimuló muchos de los desarrollos industriales de la periferia, con los consiguiuentes cambios ambientales. Ésta es, además, la etapa de descolonización, con la emergencia de muchas nuevas naciones independientes. El Tercer Mundo deja de ser un espacio residal en la política internacional. También es la etapa en la que cientos de millones de personas en todo el mundo ingresan a la economía monetaria. Esto significa que cobran salarios en dinero y que compran bienes y servicios que antes no podían comprar. Se llamó “sociedad de consumo” a este período, en el cual el consumo de los particulares fue el componente más dinámico de las economías nacionales y de la economía mundial. Fueron las fábricas automotrices las que dinamizaron la economía de los Estados Unidos. En otras sociedades, la gente tuvo acceso a una bicicleta, una heladera o una radio, bienes cuya existencia apenas habían imaginado. Con altibajos, con profundas desigualdades, con sangrientos conflictos sociales, el período que va del final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta la crisis del petróleo de 1973 fue la etapa de mayor crecimiento económico de la historia humana. Nunca antes se había producido algo así y, hasta ahora, no volvió a repetirse. En América Latina, el elemento dinámico de estos cambios son las industrias.
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Es, también, la etapa en la que hay intensas discusiones sobre la naturaleza del desarrollo y las características de los países subdesarrollados. Los organismos financieros internacionales adoptan la teoría de Walt Whitman Rostow, que sostiene que el desarrollo económico es un camino semejante que siguen todas las sociedades humanas. “Es posible clasificar todas las sociedades, teniendo en cuenta sus aspectos económicos, en cinco categorías: sociedad tradicional, precondiciones para el despegue hacia un crecimiento autosostenido, camino hacia la madurez y etapa de alto consumo. Estas etapas no son sólo descriptivas; no son una mera forma de generalizar las observaciones de ciertos hechos sobre la secuencia del desarrollo en sociedades modernas, sino que tienen su propia lógica interna y continuidad. Estas etapas constituyen finalmente tanto una teoría sobre el crecimiento económico como una teoría más general (aunque todavía muy parcial) de toda la historia moderna” 343 . Lo que equivale a decir que los países pobres deben seguir las mismas estrategias económicas que siguieron los países ricos. Se espera que los organismos financieros internacionales orienten este camino, impulsando en los países del Sur políticas asociadas a las inversiones extranjeras. En términos de políticas ambientales, las implicancias de esta teoría son claras: hay que acelerar el desarrollo sin preocuparse por la contaminación y después, cuando seamos ricos, habrá oportunidades para mejorar las cosas. La teoría de Rostow tiene la ventaja de parecer “natural”, ya que asimila la evolución de las sociedades al desarrollo individual de las personas. Sin embargo, para otro punto de vista, el subdesarrollo es una realidad relacional y el avance de unos se explica en función del retraso de otros. “El subdesarrollo –dice Celso Furtado- es un proceso histórico autónomo y no una etapa por la que debían haber pasado, necesariamente, las economías que ya alcanzaron un grado superior de desarrollo" 344 . Los estudios de CEPAL analizan profundamente las implicancias de esta asimetría de poder económico y político. Entre ellas, el deterioro de los términos del intercambio, que hace que los productos primarios que América Latina vende valgan cada vez menos en relación con los productos industriales que compra. Otra característica de esta etapa es que en algunos países como Brasil o México “el contingente de población afectada por el desarrollo se mantiene reducido” 345 . De esta corriente de opinión, sin embargo, no se deducen políticas ambientales claras. En esta etapa, gran parte del pensamiento de la izquierda considera que las propuestas ambientales son una forma de distraer a los pueblos de los conflictos principales, es decir, la lucha contra las potencias capitalistas. Con respecto a la ocupación del territorio, América Latina pasa de 104 millones de habitantes en 1930 a 437 millones en 1990. Una consecuencia de esto es el fin de algunos de los grandes espacios vacíos que habían caracterizado a este continente en las etapas anteriores. El desierto sobre el cual se expanden las sociedades empieza a dejar de existir en muchos sitios. Sin embargo, aún subsisten zonas de difícil accesibilidad que posbilitan el desarrollo de movimientos guerrilleros como el de Fidel Castro en la Sierra Maestra de Cuba a fines de la década de 1950. O la existencia de varias repúblicas comunistas independientes en Colombia, en las décadas de 1940 a 1960 346 . De este modo, la experiencia de los quilombos formados en la selva por los esclavos fugados del Brasil colonial aún puede repetirse.
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LAS CIUDADES DE LA ERA INDUSTRIAL El proceso ocurre en todas partes: el mundo se urbaniza. Grandes contingentes de personas marchan del campo a las ciudades, en busca de nuevas oportunidades. Casi siempre, el campo expulsa población, debido a la mecanización o la concentración en la tenencia de la tierra. En la mayor parte de los casos, la urbanización se realiza sin una adecuada planificación y sobre terrenos de algún riesgo ambiental. La ciudad latinoamericana va tomando cada vez más la apariencia de las grandes capitales del Primer Mundo. Edificios cada uno más alto que el anterior, moles de acero y de vidrio calcadas de las de Manhattan, trasladan a San Pablo, a Buenos Aires, a Ciudad de México, una única imagen de ciudad: la gran urbe, rodeada de humo y de agua contaminada. Así, es frecuente que algunos autores de esta etapa hablan de una sociedad dual, cuyas ciudades tienen los problemas del Primer Mundo y las áreas rurales los del Tercero o quizás los del Cuarto. Un análisis más profundo revela, sin embargo, algunas especificidades latinoamericanas en la forma de hacer ciudades y de contaminarlas. Pero para eso antes hay que hablar de lo que ocurrió en Europa. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el gobierno francés convoca a un grupo de especialistas (entre ellos, el conocido arquitecto Le Corbusier) para realizar el plan urbano de París. La respuesta fue que no había ninguna posibilidad de hacer un plan urbano para París si no se hacía simultáneamente un plan territorial para toda Francia. El objetivo de esa política territorial fue retener población en el interior del país, para evitar la migración masiva hacia la capital. Para eso, se estimuló la producción artesanal local, se subsidió a los agricultores, y se crearon mecanismos de comercialización para los pequeños productores. En Francia, una familia que tiene unas pocas hectáreas de viñedos no es un minifundista. Producen una pequeña cantidad de vino que pueden vender, botella a botella, en alguna feria de la ciudad más próxima. Y eso no es casual, ni depende de la capacidad empresaria del campesino francés. Es el resultado de una política explícita en ese sentido. El conjunto no es eficiente en los términos de los economistas de Chicago, pero sí lo es desde el punto de vista social: aquellas personas que puedan trabajar en sus respectivos lugares de origen no emigrarán. Esto evitó (al menos en esta etapa) la tugurización de los suburbios de París 347 . Por el contrario, en América Latina, la mayor parte de las estrategias económicas apuntaron a la concentración del poder. Es decir, a transferir ingresos hacia las empresas más grandes y los establecimientos rurales de mayores dimensiones. El resultado fue la continua pérdida de fuentes de trabajo en las áreas rurales y la emigración masiva hacia las ciudades. De un modo coherente, las principales ciudades del continente tienen un fuerte crecimiento en este período, generalmente estimulado por medidas políticas. La contrapartida es una importante pérdida de suelo agrario, que la sociedad ve como un “progreso”. La ciudad de San Juan (Argentina), ubicada en un oasis de riego,
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se expande sobre las tierras de cultivo hasta hacer desaparecer la casi totalidad de los olivos que allí se cultivaban. La idea de que el suelo agrario es ilimitado y que su transformación en un espacio urbano constituye un avance económico y social es casi unánime. Hay, sin embargo, excepciones. En Uruguay, la Ley de Centros Poblados de 1947 “congeló la urbanización dentro del municipio de Montevideo al imponer normas restrictivas sobre la transformación de suelo rural en urbano” 348 . Pero industrializar no es sólo agregar fábricas a lo ya existente. En muchos casos, se cambian importaciones de manufacturas por inversiones extranjeras en el sector industrial. Al darles otros usos a los recursos naturales, cambian los enfoques políticos de los Estados Nacionales. En cada país parecen agotarse los modelos económicos liberales y se inventan o se reinventan distintas formas de intervención estatal en la economía. Se crean empresas estatales que explotan el petróleo y otros recursos. Se nacionalizan ferrocarriles, teléfonos y diferentes compañías prestadoras de servicios públicos. Se crean instituciones científicas encargadas de estudiar los recursos naturales de los respectivos países y sus posibilidades de aprovechamiento económico. En la mayor parte de los países, los primeros años de esta etapa son los de iniciativas de mayor creatividad. Esto se debe a que son los momentos en los que cambian las estructuras de poder y los nuevos sectores dominantes (generalmente ligados a la industria) necesitan dar una impronta diferente a su gestión. Posteriormente, la consolidación del poder los hace cada vez más conservadores en todos los aspectos. Al mismo tiempo, las necesidades de la economía de cada país y las de sus principales grupos de poder fueron variando. La urbanización y el crecimiento industrial podían verse limitadas por políticas conservacionistas, de modo que esos sectores de poder desarrollaron políticas activamente contrarias a cualquier forma de cuidado del medio ambiente 349 . Un conocido trabajo de CEPAL concluye que “el proceso de industrialización acontecido en América Latina en estos últimos treinta años (se refiere al período 1950-1980, nota del autor) altera cualitativa y cuantitativamente los distintos componentes de medio ambiente, tanto social como económico y físico. Así también las condiciones de trabajo para las personas que laboran en el interior de las empresas se han modificado aparentemente en sentido negativo” 350 . La industrialización genera importantes migraciones del campo a las ciudades. Un nuevo proletariado urbano ocupa los bordes de las grandes ciudades latinoamericanas, donde la tierra más apta para vivienda ya está ocupada. En algunas ciudades, como Buenos Aires, bajan hacia las zonas inundables. En otras, como Río de Janeiro y Caracas, ocupan los cerros donde estarán expuestos a derrumbres y deslaves. Aquellos países que no lleguen a crear una industria significativa, se transformarán en expulsores de población, como Uruguay y Paraguay. La mayor parte de estos migrantes buscan empleos industriales. Muchos no los tendrán, lo que nos lleva a señalar que urbanización e industrialización no son necesariamente lo mismo aunque estén fuertemente relacionadas. En las décadas
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de 1930 a 1950, el empleo industrial directo motoriza el crecimiento urbano. Después, la población crece más rápidamente que el número de obreros industriales. Por esto, son frecuentes afirmaciones como la siguiente: "si existió alguna vez un fuerte enlace entre urbanización y empleo industrial, las fuerzas que rigen el desarrollo latinoamericano lo ha debilitado lo suficiente como para volverlo prácticamente indiscernible. El atractivo de la ciudad no proviene de la perspectiva de obtener un empleo industrial" 351 . Lo anterior es sólo parcialmente cierto, ya que muchos de los migrantes encontrarán fuentes de trabajo que no existirían si no fuera por la industria. A menudo se subestima el efecto multiplicador de la industria de esta etapa y su incidencia en la creación de empleos indirectos. De un modo semejante, en el momento en que escribo esto se suele sobreestimar esa incidencia y creer que un gran proyecto de inversión genera mucho empleo por el sólo hecho de haberse invertido mucho dinero en él. AMBIENTE Y CAPITALISMO SALVAJE El estímulo estatal a la industria genera situaciones de capitalismo salvaje, con consecuencias ambientales que recuerdan los comienzos de la Revolución Industrial en la Gran Bretaña del siglo XVIII. En Buenos Aires, en el barrio de La Boca, Benito Quinquela Martín pinta escenas de pesadilla en las que diminutas figuras de obreros portuarios cargan barcos amarrados a un río contaminado, (el Riachuelo) mientras el cielo del fondo está tapado por cientos de chimeneas que arrojan humos negros. La etapa inicial está marcada por la instalación de establecimientos industriales en cualquier parte, sin ninguna exigencia por parte de las autoridades municipales. El modelo usual se desarrolla a partir de una fábrica que se instala junto a un arroyo para poder utilizar el agua como enfriamiento y para disposición de contaminantes. Los trabajadores van a vivir alrededor, ya que el crecimiento de las ciudades ha sido más rápido que el de sus sistemas de transportes, y lo hacen a menudo en viviendas autoconstruídas. En muchos casos son asentamientos precarios, ubicados en tierras ambientalmente inadecuadas. La consolidación de estos barrios puede no significar su saneamiento, sino la eternización de su situación precaria. Alrededor de este grupo humano, se instalan talleres que proveerán de materiales a la fábrica o que utilizarán sus productos, y, por supuesto, el personal de cada uno de ellos. Al mismo tiempo, llegan los que proveen de servicios a esta población: peluqueros, carniceros, vendedores de diarios o talleres de reparación de automóviles. La absoluta ausencia de planeamiento urbano significa que son frecuentes los casos de actividades mutuamente incompatibles. Por ejemplo, una productora de alimentos junto a una fundición de plomo, lo que significa el riesgo de residuos tóxicos en los alimentos que allí se fabrican 352 . En su novela Barrio Gris, Joaquín Gómez Bas ubica a una fábrica de ácido sulfúrico entre los rasgos dominantes del paisaje industrial de los años treinta. “La vieja fábrica de ácidos que alardeaba de su desprecio por las municipales leyes
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higiénicas vomitando, desde su petisa chimenea 353 , vaharadas de azufre quemado que carcomían las chapas de zinc de los tejados y arañaban los bronquios del vecindario”. En las tormentas podía verse “contra el cielo cada vez más oscuro, la chimenea de La Sulfúrica que cambiaba su penacho de humo luminoso, salpicado de chispas, como una girándola de cohetes” 354 . Es una zona en la que una gran cantidad de población carece de agua corriente y de conexiones cloacales. En la inmensa llanura pampeana el clima húmedo garantiza la recarga de las napas subterráneas. Durante la segunda mitad del siglo XX, en esa zona se produjo la tensa convivencia de pobladores e industrias. El aumento de la población se realizó en momentos de una amplia demanda de mano de obra por parte de las nuevas fábricas, levantadas después de la posguerra. Entre tanto, las memorias de los organismos oficiales encargados de controlar la contaminación informaban que, para no obstaculizar el crecimiento industrial, no habían hecho nada por prevenir la contaminación 355 . Al no existir cloacas en un amplio sector del Área Metropolitana de Buenos Aires, los pobladores eliminaron sus excretas mediante pozos negros, los que, poco a poco fueron filtrando hacia el subsuelo y contaminaron las napas superiores. En esas napas se registraron niveles de nitratos que ponían en riesgo su potabilidad. Al mismo tiempo, muchas industrias adoptaron la práctica de verter en el suelo sus residuos peligrosos como una forma barata –y oficialmente tolerada- de deshacerse de ellos. Junto con los nitratos, aparecieron metales pesados en el agua subterránea, producto tanto de los vertidos industriales, como de la contaminación lateral de arroyos que estaban en niveles críticos. Entre las décadas de 1960 y 1990, se produce un corte social brutal entre quienes se abastecían del agua subterránea: los que podían pagarse una bomba con motor eléctrico o a combustible, podían perforar más abajo y tenían acceso a un agua subterránea todavía de buena calidad. Los que sólo podían instalar una bomba de mano, que no tenía la potencia necesaria para llegar a las napas profundas, estaban condenados a utilizar el agua contaminada de las napas superiores 356 . AMBIENTE Y ESTADO PATERNALISTA Pero ningún proceso histórico es lineal. En forma paralela con las formas más brutales de crecimiento económico, se desarrolla el urbanismo como ciencia, orientado al mejoramiento de las condiciones de vida en las ciudades. Hay una continua tensión entre los proyectos de saneamiento urbano (entendido en un sentido amplio y no solamente en términos de agua corriente y cloacas) y la presión en contrario de la especulación y los conflictos sociales. La concentración de grandes núcleos de población en malas condiciones ambientales genera contradicciones con los criterios del Estado paternalista, de modo que se buscan formas de compensación. Al igual que medio siglo atrás, los espacios verdes aparecen como un paliativo ante la contaminación. En un paralelo con los jardines franceses urbanos de la etapa anterior, en Buenos Aires, el gobierno peronista genera amplias superficies de espacios abiertos para uso popular en las zonas periurbana.
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La expropiación de una estancia de la familia opositora Pereyra Iraola permitió crear el Parque de la Ancianidad, un gran espacio público situado al sur de Buenos Aires, con una frondosa arboleda que perteneció a la estancia. Con la misma función, al sudoeste se crearon los bosques de Ezeiza, forestando terrenos estatales en una zona baja, que incluía áreas de riesgo de inundación, y, por eso mismo, poco apropiadas para urbanizar. La leyenda local cuenta que el general Pascual Pistarini se ocupó directamente de esa forestación y que puso los soldados que cumplían el servicio militar a regar diariamente los plantines para que no murieran durante una sequía. La idea de completar el esquema de rodear la ciudad con un anillo de grandes parques se interrumpe por la caída del peronismo en 1955. Sin embargo, el proyecto subsiste en el imaginario del planeamiento. A fines de la década de 1970, el gobierno militar establece un sistema de rellenos sanitarios para el tratamiento de la basura del Gran Buenos Aires. Lo llama “cinturón ecológico”, porque promete que los basurales tapados con tierra serán transformados en aquellos grandes parques que iban a rodear la Capital. Los rellenos sanitarios se hicieron, con niveles de contaminación altísimos y nadie logró hacer crecer nada verde en ellos. En mayo de 2007, es decir, treinta años después de la promesa verde de los militares, el responsable de los rellenos sanitarios escribe al autor de este libro anunciándole que han obtenido resultados “muy prometedores” en unas pocas parcelas experimentales 357 . EL IMPACTO AMBIENTAL DE LA GRAN CRISIS Habitualmente se subestiman las consecuencias ambientales del ciclo económico. Es, como sucede a menudo, el resultado de una falta de entendimiento entre científicos con criterios epistemológicos diferentes: los economistas suelen subestimar las cuestiones ambientales, a punto tal que casi no existen estadísticas ambientales que puedan ser comparadas con la evolución de las cifras macroeconómicas. Y los ambientalistas no suelen tener la extrema percepción de los fenómenos del corto plazo que caracteriza a los economistas. Cada uno de ellos tiene la mitad del mapa, pero pocas posibilidades de leer la otra mitad. A esto se agrega que las consecuencias sociales y ambientales de la Gran Depresión de la década de 1930 fueron más profundas en los países periféricos que en los centrales, ya que las grandes potencias descargaron sobre el Tercer Mundo muchas de las consecuencias de la crisis. La crisis mundial iniciada a fines de 1929 termina con el modelo agroexportador de la etapa de europeización. Para que la división internacional del trabajo funcionara, era necesario que todos los países pudieran comprar o vender. La crisis bloquea este mecanismo, que había funcionado en forma bastante aceitada durante varias décadas. Los países europeos no pueden comprar los productos americanos que nos habían comprado durante tanto tiempo. ¿El resultado? América Latina no tendrá las divisas necesarias para comprar, a su vez, los productos industriales que no fabrica. Tendrá que hacer en casa lo que antes compraba afuera. Pero el desarrollo de la industria es algo más que una mera ampliación de las producciones existentes. La industrialización lleva a
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cambiar el modelo de país. Importantes sectores trabajadores se incorporan a la vida en las ciudades, a la economía monetaria y a los procesos electorales. Los cambios que se generan son, en consecuencia, profundos. Aparecen nuevas fuerzas sociales, con una cultura política diferente. Se pasa de una etapa en que el poder está concentrado en un único sector social a otra en que se establece un permanente conflicto en los grupos que representan intereses agrarios y los que representan intereses industriales. La lucha entre los poderes del campo y de la ciudad, con el ascenso de distintas formas de clase media, marcan el signo de los conflictos sociales de esta etapa. Los momentos de interrupción del sistema constitucional son frecuentes, pero tampoco las dictaduras militares logran eternizarse en el poder, salvo algunos dictadores emblemáticos que llegan a formar dinastías y transmiten el poder a sus descendientes. La inestabilidad política es la regla. Los gobiernos civiles caerán por su debilidad, mientras que los militares perderán el poder por su impopularidad. La inestabilidad monetaria también es la regla. Los permanentes conflictos por la distribución del ingreso estimulan un proceso inflacionario permanente. Caracterizan a este período la industria, la inflación, los golpes de Estado militares y el crecimiento de las ciudades. En los Estados Unidos, la gran voladura de suelos de la década de 1930 impuso una conciencia nacional de cuidado de los recursos naturales. Allí, el presidente Franklin Delano Roosevelt utilizó las estrategias conservacionistas para generar fuentes de empleo que le permitieran paliar los efectos de la Gran Crisis. Lázaro Cárdenas, en México, siguió criterios semejantes. Pero en la mayor parte de América Latina, sin embargo, la situación fue la opuesta y la crisis profundizó los conflictos sociales y ambientales que ya existían. En Colombia, dice un viajero en 1929: "El pueblo es pobre, sufre y tiene hambre. Basta darse un paseo por los barrios excéntricos para ver en ellos que la miseria hace estragos. Basta ver a la gente para saber que come mal y poco, que vive en tugurios infectos y entre harapos; que jamás se da el lujo del baño con agua limpia. Las gentes del pueblo, en su mayoría, no gastan calzado. Van, o con alpargatas, o con los pies desnudos (...) los mendigos abundan" 358 . Probablemente Chile haya sido el país más afectado por la Gran Depresión. La cantidad de obreros industriales baja de 59.900 en 1928 a apenas 8.394 en 1933 359 . La desocupación y la miseria se extienden por todo el país. “Se calcula que más de un 25 por ciento de la población quedó en la extrema miseria. Informes de organismos internacionales, señalan que durante la Gran Crisis, Chile tuvo los índices de mortalidad infantil y de tuberculosis más altos del mundo. La paralización de las fuentes productivas mineras y agrícolas provocaron la emigración hacia las ciudades, que se vieron invadidas de personas deambulando, en busca de comida y un lugar de abrigo, que incluso morían en los sitios públicos de frío y hambre” 360 . En Mendoza, Argentina, la caída de las ventas de los vinos llevó a políticas de arrancar viñedos para bajar la oferta y mantener los precios elevados. Se este
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modo, se enfrentó la crisis invirtiendo la tradicional práctica de echar agua al vino. Se arrojó el vino al agua (es decir, a las acequias de riego), como parte de la estrategia de destruir la producción para mantener precios altos. Aunque no había fondos de ayuda a los desocupados, para esto sí había dinero. Se destinaron 30 millones de pesos anuales (el equivalente de 5 millones de jornales, en los precios de la época) para comprar y destruir uva o vino. Poco tiempo después, esta política de destruir el vino pero dejar las viñas produciendo se revela insuficiente. En 1937 se aprueba la ley 12.355, que autoriza al Poder Ejecutivo a comprar tierras plantadas con vides para arrancarlas. De este modo, se pasa de una política coyuntural (es decir, de corto plazo) a una política que afecta directamente la estructura productiva nacional. La política era llegar al final de la crisis con menos viñedos que antes. De acuerdo con la ley, el Estado compraba tierras plantadas con viñas y las revendía en lotes a trabajadores rurales, los que quedaban obligados a extirpar los viñedos existentes. No se les escrituraban los lotes hasta que no estuvieran totalmente desprovistos de viñas. Se suponía que podían plantar cualquier otra cosa, menos uva. Pero al no establecerse una política promocional alternativa, el único aspecto de la legislación que se cumplió fue el de la erradicación de vides, lo que significó, en los hechos, la desertificación de las áreas que sufrieron esta medida. Se arrancaron 20 mil hectáreas con viñedos (el 13, 4 por ciento de la superficie de viñedos del país). Esto provocó el abandono y consiguiente desertificación de amplias zonas antes bajo riego 361 . En Bolivia, el empeoramiento de la situación social generó una epidemia de tifus, enfermedad característica de la pobreza. La crisis del ´30 genera en todas partes un enorme aumento de la tuberculosis, la enfermedad ambiental característica de esta etapa. En la provincia argentina de Jujuy, “el pueblo se muere de tuberculosis, más que de paludismo y otras enfermedades endémicas, y ante el pavoroso cuadro, nadie se conmueve. (...) Su origen está radicado en la miseria y el hambre de los hogares proletarios; se hallan en las viviendas insalubres, en el hacinamiento y promiscuidad en que habitan (...), en lo harapos que como jirones de escarnio, cubren los cuerpos famélicos de las filas de cientos de hogares desmantelados, azotados por el hambre y la miseria” 362 . Por su parte, en Buenos Aires, “el hambre se retrataba ya en los rostros, en la ropa. Y se traducía en la enfermedad-plaga, en el azote de Dios de la tuberculosis. Era la enfermedad de las obreras del vestido, de los trabajadores a domicilio, de la industrial textil, de los frigoríficos ÿ; era la enfermedad de la juventud y; era, en fin, la enfermedad de los desocupados, de los crotos, de los linyeras" 363 . LA CONDUCTA AMBIENTAL DE LAS DICTADURAS Los cambios en los modelos de desarrollo a menudo se consolidan a partir de políticas autoritarias, que tienen su signo propio en cada etapa histórica. El elitismo europeizante fue la característica de la etapa anterior. En esa etapa, el autoritarismo se utilizó en un modelo de grandes obras públicas y protección de las inversiones extranjeras.
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En la etapa que estamos analizando ahora, hay autoritarismos más mezquinos. Una sucesión de de dictadores se ocupa apenas de contener los movimientos sociales que se originan en los cambios productivos y en los procesos de urbanización. Debido al colorido anecdotario que caracteriza a cada uno de ellos, se desarrolló un género literario especial, el de las novelas de dictadores, en las cuales es frecuente atribuir los episodios y crímenes de varios de ellos a un tirano arquetípico, estrategia iniciada en 1926 por “Tirano Banderas” de Valle Inclán y continuada por “El recurso del método”, de Alejo Carpentier, “El otoño del patriarca”, de Gabriel García Márquez, o “La fiesta del chivo”, de Mario Vargas Llosa, entre muchos otros. Estos dictadores tienen numerosos rasgos comunes, desde el espionaje político de sus policías secretas hasta los harenes de adolescentes, usados como símbolo del poder. Realizan grandes obras para inmortalizarse y, cuando eso les parece poco, imponen su nombre a alguna ciudad, tal como lo hicieron Anastasio Somoza, Rafel Leónidas Trujillo y Alfredo Stroessner, entre otros. También tienen en común su rechazo a la conservación de la naturaleza y a la protección ambiental. Muchos de ellos tienen simpatías por el nazismo y tratan de copiar algo de su escenografía y sus crímenes. Sin embargo, los nazis incorporaron a sus políticas la protección de los bosques y a sus discursos los sentimientos de amor por la naturaleza, en un intento de mostrarse como los continuadores del romanticismo alemán. No hay nada parecido entre los dictadores de América Latina. Un aspecto sugestivo de las diferencias ecológicas entre los tiranos de esta etapa y la anterior puede verse al comparar las actitudes de los dictadores mexicanos Porfirio Díaz y Victoriano Huerta. Ambos gobernaron el mismo país y con muy poco tiempo de diferencia (Porfirio Díaz terminó su gobierno en 1911 y Victoriano Huerta lo inició en 1913). Sin embargo, Díaz tuvo especial cuidado en embellecer y forestar la zona de Chapultepec, creando un importante bosque urbano que sirviera de paseo público, del mismo modo de otras capitales latinoamericanas que imitaron los parques de París. Huerta, en cambio, se dedicó a robarse los ejemplares del arbolado público para volver a plantarlos en su rancho privado 364 . En otras palabras, que los autoritarismos de la etapa europeizante piensan a nuestras sociedades como espacios de transformación al servicio de su clase, mientras que las dictaduras de la etapa que estamos analizando sólo las piensan como oportunidades de saqueo. Recordemos la enorme importancia de las dictaduras en esta etapa. A finales de la misma, hubo momentos entre las décadas de 1970 y 1980 en los que “las dictaduras superaban a las democracias en proporción de cinco a uno” 365 . El arquetipo de dictador de esta etapa es el dominicano Rafael Leónidas Trujillo, quien gobernó su país con apoyo norteamericano entre 1930 y 1962. Al igual que los emperadores romanos, Trujillo trató a los bienes públicos como si fueran sus propios bienes privados. En 1939 recibió un informe de un naturalista puertorriqueño sobre el valor económico de los recursos naturales del país. Al ver la valuación de los bosques maderables, Trujillo se hizo industrial maderero, asociándose con
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personas que ya estaban en el negocio o colocando testaferros al frente de nuevos aserraderos de su propiedad y monopolizando el sector. Se inició así una carrera de talado y exportación de maderas valiosas, como la caoba. Una vez retiradas las maderas “quedaron los trabajadores de los aserraderos convertidos en campesinos itinerantes al servicio de los terratenientes ganaderos, que les entregaban tierras taladas pero cubiertas de bosque secundario, para que las talaran de nuevo y sembraran frijoles o papas por dos o tres años, a cambio de entregarles los fundos sembrados de pastos cuando la pérdida de la fertilidad del suelo los obligara a moverse a otro lote para comenzar de nuevo” 366 . Cada movimiento se hacía con el incendio de amplias extensiones durante la estación seca. El reemplazo de pinos por pastizales modificó completamente la hidrología de la región. Los suelos que carecían de la protección del bosque dejaron de retener el agua y se secaron los arroyos. “En 1967, seis años después de la muerte de Trujillo, se calculó que apenas quedaban 9 millones de hectáreas de bosques en la República Dominicana, en contraste con los 46 millones que había en 1916. Los pinares fueron los bosques que más sufrieron la acción de los aserraderos. En el 1939, Chardón calculó que había en el país 12 millones de hectáreas de pinos. En 1967, cuando el gobierno dominicano por fin clausuró los aserraderos, apenas quedaban 3,5 millones de hectáreas de pino” 367 . François Duvalier (Papá Doc), dictador vitalicio de Haití, imita a Trujillo en sus negocios con los bosques y lo mismo hace la dinastía de Somoza en Dominicana. Las obras públicas de los dictadores de esta etapa pueden llegar a tener un absoluto desprecio por sus consecuencias ambientales. El dictador imaginario de García Márquez entrega a los norteamericanos el mar territorial, lo que en la novela significa que se llevan el agua con grandes exclusas y dejan la capital –antes costera- junto a un gran desierto de arena. En 1954, el dictador cubano Fulgencio Batista proyectó construir un canal de casi 100 kilómetros de largo que atravesara la isla entre las bahías de Cárdenas y de Cochinos, en el occidente del país y permitiera a los buques de ultramar acortar distancias hacia o desde el Canal de Panamá. El Canal Vía Cuba estaba proyectado con un ancho de 40 metros y un calado de 50 pies (16 metros), lo que significa que el agua salada estaría en contacto lateral con los acuíferos que abastecen de agua a numerosas ciudades. “Con respecto a este último proyecto, (Batista) afirmó que sería construido por empresas privadas, con un costo de 500 millones de dólares, dando trabajo a 25.000 obreros, en un período de cinco años. A pesar de que el gobierno afirmaba que el canal traería extraordinario progreso a una zona actualmente inhóspita y que el pasaje de barcos por el canal significaría un ingreso notable, las voces que surgieron criticando el proyecto indicaron la gravedad del mismo. Se enajenarían por 99 años extensas regiones del territorio nacional arruinando miles de hectáreas por la infiltración de salitre en los mantos de agua potable” 368 . ¿Por qué el canal de Batista era ambientalmente distinto del de Panamá? La
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diferencia sustancial es que el Canal de Panamá es un complejo sistema de exclusas para elevar y descender los barcos, que funciona exclusivamente con agua dulce, tomada de los ríos de las zonas que atraviesa en su camino entre ambos océanos. Tal vez no haya habido una intención ambiental en esta decisión. Es probable que sus constructores hayan encontrado más barato hacer bajar agua dulce por gravedad que subir agua salada desde el mar por bombeo. El resultado, sin embargo, es un impacto ambiental de menor envergadura. Pero el canal en el que pensaba Batista era un gigantesco tajo que dividiría por dos el país y que se llenaría con el agua del Atlántico y del Caribe. Su impacto ambiental habría sido equivalente al de un gran proceso geológico. El descenso del agua marina hubiera salinizado irreversiblemente las napas subterráneas, que, como en toda zona húmeda, se encuentran a poca distancia de la superficie. Esto no sólo anularía las reservas de agua dulce de una muy extensa zona del país, sino que también provocaría daños irreversibles en los suelos, que perderían su aptitud productiva. Se generaron intensas protestas, encabezadas por los profesores de la Universidad de La Habana. El rechazo al canal de Batista 369 fue uno de los primeros movimientos sociales exitosos de América Latina que expresó reivindicaciones claramente ambientales. Por su parte, el dictador paraguayo Alfredo Stroessner (gobernó desde 1954 hasta 1989) fue el responsable del único intento de protección ambiental que hizo, durante décadas, la represa argentino-paraguaya de Yacyretá. Destacamos que el manejo ambiental de la obra tuvo tan poca consideración por el ambiente que tardó treinta años en avisarles a los vecinos de las ciudades de Posadas y Encarnación que tendrían problemas de inundaciones urbanas al llenarse el lago de la represa. Si embargo, desde el primer día Stroessner forzó un diseño de traza antieconómico, pero que protegía parte de una isla de la inundación. El motivo es pintoresco: allí estaba la mansión que el dictador usaba para sus encuentros sexuales con niñas y adolescentes. Al igual que el emperador romano Tiberio en su villa de Capri, Stroessner prefería la privacidad de una isla para sus prácticas de pedofilia y ordenó preservar el ambiente de su isla, sin preocuparse por el resto. LOS TEXTOS CONSTITUCIONALES Las Constituciones del siglo XIX y los respectivos Códigos Civiles basados en ellas, habían seguido el principio de la propiedad privada absoluta, copiado del Derecho Romano, lo que significa una concepción muy definida en cuanto a la utilización de los recursos naturales. Era frecuente que establecieran el principio de uso y abuso, lo que equivale a decir que el propietario de un bien puede darle el uso que quiera a ese bien, inclusive destruirlo. En materia de recursos naturales, quiere decir que el dueño de la tierra puede agotar un suelo si le conviene o si lo desea, aunque eso condene al hambre a otras personas. En distintos momentos del siglo XX se establecen nuevas Constituciones que limitan el poder de los propietarios de las tierras y asignan nuevos roles de planificación y control a los respectivos Estados. La Constitución mexicana de 1917 establece: “La Nación siempre tendrá el derecho de imponer sobre la propiedad privada, las reglas que dicte el interés público y de reglamentar el uso
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de los elementos naturales, susceptibles de apropiación de modo de distribuir equitativamente la riqueza pública y salvaguardar su conservación" (...) “Los pueblos, rancherías y comunidades que carezcan de tierras y aguas, o no las tengan en cantidad suficiente para el desarrollo de su población, tendrán derecho a que se les dote de ellas, tomándolas de las propiedades inmediatas, respetando siempre la pequeña propiedad”. También establece el dominio del Estado de todos los minerales y aguas del país, como también de su aprovechamiento 370 . Estas cláusulas dieron los criterios para la legislación conservacionista postrevolucionaria de México. La Constitución cubana de 1940 señala que “el subsuelo pertenece al Estado, que podrá hacer concesiones para su explotación, conforme a lo que establezca la Ley”. Agrega que: “la tierra, los bosques y las concesiones para explotación del subsuelo, utilización de aguas, medios de transporte y toda otra empresa de servicios públicos, habrán de ser explotados de manera que propendan al bienestar social”. También “proscribe el latifundio, y a los efectos de su desaparición, la Ley señalará el máximo de extensión de la propiedad que cada persona o entidad pueda poseer para cada tipo de explotación a que la tierra se dedique y tomando en cuenta las respectivas peculiaridades. La Ley limitará restrictivamente la adquisición y posesión de la tierra por personas y compañías extranjeras y adoptará medidas que tiendan a revertir la tierra al cubano” 371 . Por su parte, la Constitución argentina de 1949 señala que “La organización de la riqueza y su explotación tienen por fin el bienestar del pueblo, dentro de un orden económico conforme a los principios de la justicia social”. Y agrega: “Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptibles e inalienables de la Nación, con la correspondiente participación en su producto que se convendrá con las provincias. Los servicios públicos pertenecen originariamente al Estado, y bajo ningún concepto podrán ser enajenados o concedidos para su explotación” 372 . Este artículo fue derogado en 1957, cuando entró en conflicto con las primeras ondas del retorno al liberalismo. EL TIEMPO DE LAS REFORMAS AGRARIAS Así como en la etapa anterior la tierra es manifestación de poder y prestigio, en esta fase se pone el acento en el carácter parasitario de los grandes terratenientes. La lucha contra los latifundistas es un objetivo político en gran parte del continente. A menudo se identifica el campo con el atraso y con el régimen feudal y se lo contrapone con la industria, a la que se identifica con el capitalismo moderno. En todas partes se estudian los regímenes de tenencia de la tierra y se proponen reformas agrarias. En México el Plan de Ayala es el programa de distribución de tierras entre los campesinos pobres. Es, también, la promesa de que las comunidades indígenas recuperarán las tierras que les fueron usurpadas durante el siglo XIX. El mencionado Plan establece que “en virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos mexicanos no son más dueños que del terreno que pisan sin
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poder mejorar en nada su condición social ni poder dedicarse a la Industria o a la Agricultura, por estar monopolizadas en unas cuantas manos las tierras, montes y aguas, por esta causa, se expropiarán, previa indemnización, de la tercera parte de esos monopolios a los poderosos propietarios de ellos, a fin de que los pueblos y ciudadanos de México obtengan ejidos, colonias, fundos legales para pueblos o campos de sembradura o de labor y se mejore en todo y para todo la falta de prosperidad y bienestar de los mexicanos" 373 . Uno de sus redactores fue Emiliano Zapata. Este programa se refuerza en la Convención de Aguascalientes (1916), que reclama destruir el latifundio, crear la pequeña propiedad, devolver a los pueblos los ejidos y aguas de que habían sido despojados, “fomentar la agricultura, fundando bancos agrícolas que provean de fondos a los agricultores en pequeño, e invirtiendo en trabajos de irrigación, plantío de bosques, vías de comunicación, y en cualquiera otra clase de obras de mejoramiento agrícola todas las sumas necesarias”. Es sugestivo que el líder popular más famoso de la Revolución Mexicana, Pancho Villa, sea quien haya tenido una de las posiciones más conservadoras sobre el reparto de tierras entre los campesinos pobres, ya que proponía que los propios campesinos las pagaran, lo que obviamente, estaba fuera de sus posibilidades y hubiera anulado toda posibilidad de reforma agraria 374 . La novela más emblemática de la Revolución Mexicana es “Los de abajo”, de Mariano Azuela, quien acompañó a las tropas de Villa y relata su experiencia directa. Al respecto, es significativo que sus personajes no buscan el reparto de tierras sino sólo el saqueo y, a menudo, la ilusoria sensación de poder que da el matar a un ser humano 375 . En México, entre 1915 y 1958 se entregaron a los campesinos más de 40 millones de hectáreas, extensión superior a la superficie total de muchos países 376 . Pero esta reforma agraria se hizo pensando más en la tenencia de la tierra que en su conservación. En muchos casos, los cambios tecnológicos asociados a lo que se consideraba como modernización en ese momento, dejaron fuera a tecnologías indígenas, más adaptadas a esos ecosistemas que las nuevas. Por ejemplo, en Yucatán se abandonó la vieja práctica maya de corte y quema selectivos y se la reemplazó por tala rasa. Pero, al igual que en las tribus del Amazonas, “la tumba milpera no arranca los árboles de raíz, sino que deja los tocones, como si fuera una poda, para que rebroten. La quema se sabe hacer de modo que se protegen y respetan muchas especies valiosas que preservan parte del bosque en el Yucatán rural. Y antes de que la Reforma Agraria cardenista encerrara la milpa en la estrechez del ejido, las milpas siempre se separaban entre sí por manchones de monte para que a los dos o tres años -al dejar la milpa- el monte se metiera y volviera a florecer más rápido. Además, las milpas nunca han ocupado espacios (muy) extensos, lo que permite la supervivencia de semillas y raíces de muchas plantas silvestres” 377 . Por su parte, la ley guatemalteca de Reforma Agraria de 1952 (derogada muy pronto por una oportuna dictadura) establece áreas de reservas forestales, con un criterio conservacionista, entre ellos 378 : •
Los grandes bosques nacionales y la selva virgen;
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•
El 15 por ciento de los bosques o selva virgen de los terrenos nacionales o de particulares;
•
Franjas protectoras en las márgenes de ríos, lagos, arroyos y nacientes de agua;
•
Bosques de maderas preciosas, de construcción y de aprovechamiento industrial, y
•
Bosques que se encuentren en terrenos cuya inclinación sea mayor del 30 por ciento.
Nada de esto aparece en las reformas agrarias de Bolivia (1953) y de Perú (1964), en las que el reparto de las tierras significó una muy fuerte presión de los campesinos sobre los inestables ecosistemas de los Andes. “El acceso a tierras que estuvieron antes en posesión de grandes terratenientes –con el consiguiente aumento del pastoreo, el aprovechamiento agrícola exagerado y el desmonte para obtener leña-, ha sido causa de la aceleración del deterioro en Bolivia, puesto que aquel nuevo acceso no se hizo con una cabal comprensión de las necesidades de conservación de los suelos y de las prácticas utilizables a dicho fin” 379 . Después de varios siglos de latifundio, en amplias zonas se perdió la antigua cultura de prácticas conservacionistas, que caracterizó a los Andes en la etapa prehispánica. La reforma agraria no incluyó ningún esfuerzo por recuperar esos conocimientos tradicionales. LA ÚLTIMA REFORMA AGRARIA Así como la reforma agraria mexicana puso el acento en los pequeños productores, su equivalente cubano se basó en el sector estatal. Las dos reformas agrarias realizadas en Cuba repartieron determinadas tierras a los campesinos, pero la mayor parte -los grandes latifundios ganaderos, arroceros y cañeros- se convirtieron primero en cooperativas de trabajadores que al poco tiempo fueron convertidas en granjas estatales. En la primer reforma agraria (17 de mayo de 1959) se expropiaron las tierras con más de 30 caballerías (402 hectáreas) absorbiendo el Estado el 40 por ciento de las mismas. La segunda reforma agraria (3 de octubre de 1963) limitó la propiedad individual a 67 hectáreas, con lo que el Estado se convirtió en el poseedor del 70 por ciento de las tierras del país. En 31 de diciembre de 1989 la propiedad estatal ascendía al 82,3 por ciento 380 . De un modo coherente, el campesino mexicano producía para el mercado (a menudo fuertemente concentrado) y el campesino cubano para el sistema estatal de distribución. En su etapa inicial, el modelo cubano estaba basado en monocultivos para la exportación. Manteniendo un rol semejante en la división internacional del trabajo, Cuba había pasado de ser proveedor de azúcar de los Estados Unidos a serlo de la Unión Soviética. Como los soviéticos pagaban el azúcar cubano por encima de su precio del mercado internacional, se mantuvo un fuerte incentivo al monocultivo, con sus conocidas consecuencias ambientales. La respuesta fue un programa de “quimización de la agricultura”, impulsado durante la década de los 80, que tomó un modelo tecnológico semejante al
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norteamericano. La incorporación masiva de productos químicos al agro generó los mismos problemas de contaminación que en otros países del Tercer Mundo. Con el desarrollo en Cuba de las industrias azucarera, citrícola, tabacalera, cafetalera, arrocera y la producción de viandas y vegetales se incrementó sustancialmente la utilización de estos productos, hasta alcanzar la cifra promedio anual de 30.000 toneladas de formulado en el período de 1980 a 1989. El mayor uso de los insecticidas se localizaba en los cultivos del arroz, las frutas y los vegetales; el 80 % de los herbicidas se empleaba en la caña de azúcar y el arroz. La mayor parte de los fungicidas se concentraban en los cultivos del tabaco, el café, los cítricos y el plátano. Los plaguicidas más utilizados en estos cultivos eran el paraquat, los ésteres del ácido fenoxiacético, propanil, ametrina, malatión, metil paratión, carbaril, dimetoato, metamidofos, diazinón, monocrotofos, endosulfán, los ditiocarbamatos (maneb, zineb, mancozeb y metiran), oxicloruro de cobre, azufre, benomil, disulfotón, triclorfón y tridemorph 381 . LA IMPRONTA ESPACIAL DE LA CULTURA INDUSTRIAL Cada etapa histórica necesita dejar su impronta sobre el espacio urbano. La fase colonial había dejado el trazado en forma de cuadrícula y la de europeización llenó nuestras ciudades de edificios hechos a imitación de los del Viejo Mundo. Si la ciudad latinoamericana de 1880 quiere imitar a París, la de 1950 o 1960 quiere imitar a Nueva York. La imagen del poder ya no son los palacios franceses sino los rascacielos. Los ángeles de piedra o de revoque símil piedra ceden su lugar a las grandes estructuras racionalistas de acero, vidrio y hormigón. En muchas ciudades se demuele una gran cantidad de testimonios físicos del pasado. Sin embargo, algunos proyectos urbanos más sofisticados marcan la mirada que tienen los sectores del poder sobre la ciudad. La propuesta de Le Corbusier para Buenos Aires consiste en construir un nuevo barrio de la ciudad sobre una isla artificial hecha en el Río de la Plata. “La ciudad de los negocios” sería un espacio físicamente separado del conjunto urbano, una exhibición de capacidad tecnológica que demostrara el poder económico de quienes tuvieran allí sus oficinas. Avanzando en una plataforma sobre el río, Le Corbusier propone colocar en cinco rascacielos “La Cité” de negocios y oficinas, buscando el perfil futurista. Así, mientras por un lado concentra la ciudad y reduce su extensión hacia el territorio plantea simultáneamente ganar terreno hacia el río en una costosísima operación. “Este manejo de un escapismo hacia el mundo de la imaginación despegada de la realidad y la prescindencia de la ciudad real, fue probablemente la mejor lección que dejó Le Corbusier a muchos urbanistas argentinos que desde ese momento apelaron siempre más a la teoría que a la realidad y fabricaron decenas de planes reguladores destinados a exhibirse y guardarse en el cajón de algún funcionario pero jamás a servir de instrumento activo a la construcción de la ciudad” 382 . Señalemos de paso que, en lo referente al patrimonio construido, Le Corbusier jugó en el siglo XX un rol semejante al de Haussmann durante el siglo XIX. Exagerando los riesgos sanitarios de las viejas edificaciones, Le Corbusier dio el
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fundamento ideológico para la demolición de importantes testimonios de la historia latinoamericana. Con un criterio semejante, el Arq. Williams propone un aeropuerto sobre una isla artificial, aproximadamente en el mismo lugar que Le Corbusier. El punto común de ambos proyectos es la soberbia tecnológica y el desprecio por las condiciones ambientales en las cuales se harían las obras. Ni Williams ni Le Corbusier se preguntaron sobre las condiciones del medio natural sobre el cual se harían las obras. Dieron por sentado que la tecnología sería capaz de superar todos los problemas que aparecieran. Es improbable que eso ocurriera, teniendo en cuenta el formidable proceso de sedimentación del Río de la Plata. Con cualquier tecnología, una isla artificial es un obstáculo que detendría los sedimentos que bajan por el río Paraná hacia el Plata. En poco tiempo, la isla artificial quedaría rodeada de un inmenso pantano. Finalmente, el costo y las dificultades técnicas detuvieron las islas artificiales y Buenos Aires debió conformarse con un obelisco, como símbolo más modesto de su etapa industrial. A pesar de la notoria irracionalidad del proyecto, tuvo periódicas recurrencias, debido a su enorme capacidad simbólica. En la década de 1990, las autoridades volvieron a proponer un aeropuerto sobre el río, pero ya había mecanismos de participación ciudadana que actuaron como fuerzas contrarrestantes. En la respectiva audiencia pública, los opositores al proyecto presentaron tantos argumentos contrarios, que fue imposible continuar con él. Si el avance sobre el Río de la Plata forma parte de los imaginarios argentinos, el avance sobre la selva tiene su lugar en los imaginarios brasileños. La construcción de Brasilia tiene mucho que ver con esa concepción del espacio nacional, heredada de los bandeirantes, que considera la urbanización de la selva tropical como una epopeya. Entre 1957 y 1960 se construye en la selva una ciudad monumental, de diseño futurista, destinada a albergar los funcionarios de los ministerios y las embajadas extranjeras. La zona central (llamada plano-piloto) diseñada por Lucio Costa y Oscar Niemeyer no debía albergar más de 300 mil personas. Brasilia está pensada en torno de dos ejes principales que se cortan para formar una gran cruz, o un gran pájaro. El eje principal está reservado a las funciones de la ciudad, con la Plaza de los Tres Poderes (ejecutivo, legislativo, judicial) en uno de sus lados. A ambos lados se distribuyen las zonas residenciales, divididas en “supercuadras”. El proyecto es el de una ciudad sin cruces “donde el automóvil ya no es el enemigo irreconciliable del hombre”. Pero cuando se diseña en una ciudad, las cuestiones ambientales aparecen por fuera del tablero de dibujo. El resultado de hacer una Brasilia central futurista fue el crecimiento desordenado de las ciudades satélite. “En Brasilia el plano-piloto constituye una especie de fortaleza cuyos muros serían invisibles: la única frontera que separa la capital de las ciudades satélite, instaladas a considerable distancia, es un cinturón verde” 383 .
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La construcción del plano-piloto exigió la contratación de más de 100 mil obreros, llamados candangos, procedentes del nordeste brasileño. Durante la construcción, los candangos se instalaron en barracones de madera en los límites del planopiloto. Después de la inauguración oficial de Brasil, en 1960, los barracones fueron declarados “favelas ilegales”. Los trabajadores se quedaron y llegaron cientos de miles de inmigrantes más. Para evitar la invasión del plano-piloto, las autoridades tuvieron que crear la infraestructura de varias ciudades satélite para albergar a los inmigrantes. En el centro del plano-piloto hay una gigantesca terminal de autobuses, a la cual llegan diariamente cientos de miles de personas procedentes de las ciudades satélite. Algunas de ellas son barrios cerrados, pensados como fortalezas para proteger a sus dueños de los pobres y otros son favelas, cuyas condiciones ambientales son, previsiblemente, desastrosas. Niemeyer se defiende: “Hoy en día se acusa a Brasilia de ser inhumana, fría, impersonal. Vacía, en suma. No es culpa nuestra si se ha convertido en víctima de las injusticias de la sociedad capitalista” 384 . Hay, en todo caso, culpas compartidas: no se puede diseñar una ciudad y alegar que se ignoraba el sistema social en el que esa ciudad se iba a desarrollar. Echarle la culpa al sistema social en vez de diseñar teniéndolo en cuenta es un ejemplo más de la soberbia tecnológica que caracteriza a esta etapa. LA DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO PREINDUSTRIAL Los testimonios patrimoniales reflejan la identidad colectiva en un momento histórico determinado. Determinadas construcciones tienen sentido dentro de un marco ideológico y lo pierden cuando ese marco pasa. Algunos ejemplos de lo que se construye o destruye por el cambio de significados son los siguientes: •
La demolición del pasaje Seeber en Buenos Aires. Se trató del espacio que imitó con mayor precisión el modelo parisino, que ilusionó a los sectores dominantes de fines del siglo XIX. En una ciudad casi sin desniveles, este pasaje se caracterizaba por una escalera que recordaba las que suben a Montmartre. Estaba en “un entorno de palacetes y castillos que llevaban a la élite a la fantasía de vivir en un mundo de civilización europea” 385 . Lo interesante es que no se lo reemplazó por una serie de edificios de nuevo estilo sino por una vía de comunicación rápida. La civilización del automóvil estaba reemplazando ladrillos por ruedas.
•
La destrucción del símil piedra en Buenos Aires. Durante la etapa de europeización, la casi totalidad de los edificios de Buenos Aires se cubren con un revoque especial, que le da al ladrillo la apariencia de la piedra. El color dominante del paisaje urbano es un ocre agrisado. El peso cultural del símil piedra se encontraba en la semejanza con la piedra París, modelo unánime de la cultura urbana de ese momento. Es decir, que la importancia de este material no se encuentra en sí mismo sino en lo que sugiere. Modificado ese modelo, perdida la aspiración histórica de parecerse a París, el carácter simbólico del material pierde su sentido. La ciudad entera pinta sus revoques de diversos colores más acorde con el gusto de una etapa que mira menos a Europa y más a los Estados Unidos.
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•
La demolición de edificios representativos en Lima. Al respecto, uno de los más reconocidos historiadores de la arquitectura, Fernando Chueca Gotilla, señala que Lima “es una de las ciudades de la cultura hispánica que ha quedado más arrasada por el paso del tiempo, por la incompetencia de los hombres y por el desprecio de los valores históricos” 386 .
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El reemplazo de edificios tradicionales por otros en altura en el centro de Ciudad de México. En este caso, no se trató sólo de un daño cultural, sino también físico, ya que las nuevas estructuras construidas no resistieron el terremoto de 1985. “Todos los edificios colapsados presentaban estructuras inadecuadas para terrenos arcillosos, principalmente a causa de la corrupción y la mala planeación, pues la mayoría de los edificios colapsados eran de reciente construcción, la negligencia del gobierno fue el principal culpable del enorme número de muertos, mientras que estructuras muy antiguas y adecuadas al tipo del terreno arcilloso soportaron el sismo. A pesar de que los peritajes mostraron que la mayoría de los edificios caídos tenían especificaciones inferiores a las exigidas en los contratos, nadie fue declarado culpable. Particularmente grave fue el caso de la constructora estatal encargada de la construcción de escuelas, cuyos directivos quedaron impunes, pese al número elevado de escuelas primarias destruidas y escolares que resultaron muertos” 387 .
MARGINALES E INUNDADOS Con el correr de los años, las ciudades fueron creciendo y, en muchos casos, lo hicieron sobre sus valles de inundación. En definitiva, eran zonas próximas, fáciles de ocupar y aún vacías. A veces eran tierras públicas que podían ser ocupadas gratuitamente por migrantes que se hacían una casa precaria, con los materiales que encontraban a mano. Otras, eran tierras baratas que fueron loteadas por empresas inescrupulosas, toleradas por el poder público. La urbanización de áreas inundables incluye historias de muy fuerte corrupción política y administrativa, ya que alguien tuvo que permitir el loteo de terrenos inadecuados para el uso urbano. Son, entonces, dos fenómenos paralelos que confluyen para asentar población en áreas inundables. Por una parte, los valles de inundación de los arroyos son la ubicación previsible de las villas miseria, las favelas, callampas o cantegriles de todo el continente. Simplemente, sus habitantes no tienen el acceso económico a tierras mejores. Pueden ser los amplios valles de inundación de los arroyos del Gran Buenos Aires, que a veces tienen una pendiente tan escasa que se requiere un ojo entrenado para detectar sus límites. O las zonas próximas al río Mapocho, en Santiago de Chile, o las cañadas que desembocan en el Guayre, en Caracas. Pero los conflictos ambientales tienen un largo proceso de construcción. Los planos coloniales de Caracas y Santiago muestran que la cuadrícula fundacional se implan tóde un modo rígido, sin tener en cuenta la topografía del sitio, como vimos en el primer tomo de esta obra. Esto significó poblar los valles de inundación del Guayre y del Mapocho, generando así conflictos ambientales que subsisten. Al quedar el diseño urbano en manos de agentes inmobiliarios, a menudo inescrupulosos, se profundizan las situaciones de caos que afectan siempre a los
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más pobres. En 1945 se forma la ciudad Nezahualcoyótl, en la periferia de la ciudad de México. “A comienzos de la década de 1970, en la temporada de inundaciones, de mayo a septiembre, un millón de pobladores se encontró de pronto en una ciudad que había vuelto a ser parte del lago Texcoco, a causa de las lluvias y lo impermeable del suelo” 388 . A partir de 1930, el proceso industrial acelera la urbanización vertiginosa y obliga a utilizar todos los espacios disponibles. Esto hace cada vez más fuerte la presión social y económica para ocupar los terrenos bajos. Buenos Aires debe crecer, sin que importe cómo ni dónde lo haga. Se realizan estudios sobre el Riachuelo, en los que nos sorprende lo poco que se sabía del medio natural de Buenos Aires. Para hacer obras, la ciudad necesita, aunque fuera por un instante, dejar de dar la espalda a sus ríos y comenzar a conocer su comportamiento. Estos estudios se relacionan con las obras de canalización y rectificación del Riachuelo, en las que se vuelve a reforzar la idea de que este curso de agua quedará dominado por dichas obras 389 . A cuatro siglos de la primera fundación, los especialistas tienen que volver los ojos sobre la frecuencia de inundaciones en Buenos Aires. Como toda aproximación tardía, no es exhaustiva. El informe técnico de la obra mantiene un sugestivo grado de ambigüedad con respecto a los beneficios que arrojará la rectificación del Riachuelo. Dice que hay zonas que dejarán de inundarse, pero no explicita que otras seguirán sufriendo las crecidas igual que antes. Las obras tienen, además, un mecanismo complementario que procura la regulación de crecidas. La estrategia es utilizar un terraplén ferroviario para embalsar algo del exceso de agua y atenuar así las crecidas. Esta técnica de emplear un embalse para regulación de crecidas es frecuente en las grandes represas y se usa con un cierto éxito en aquellas que tienen una enorme capacidad para la retención de agua. Pero en un río con la amplitud de caudal del Matanza-Riachuelo, (y utilizándose como embalse un terraplén de muy baja altura), estas obras sólo son útiles en las pequeñas crecidas y contraproducentes en las peores situaciones. Y es que las grandes crecidas sorprenderán a la población confiada, creyendo que la obra la puede proteger en cualquier circunstancia. En ocasiones (ya sea con las represas de retención, o con los llamados canales aliviadores), existe el riesgo de cambiar la inundación de lugar, si se cede a las presiones de uno sólo de los sectores afectados, sin tener en cuenta el conjunto de la cuenca hídrica. A nosotros nos resultan importantes estos datos como reflejo de una sociedad que necesita ocupar todas las tierras posibles y que necesita creer en su capacidad ilimitada para dominar los fenómenos naturales. En adelante, y cada vez más, los responsables de las obras y los afectados hablarán lenguajes distintos. Tanto, que a veces pareciera que no se refieren al mismo problema. Sobre la eficacia del sistema implementado, nada mejor que los testimonios periodísticos de la inundación de Buenos Aires del 15 de abril de 1940. Es decir, después de las obras que “solucionaron” el problema: "En su vuelo de inspección comprobaron los pilotos que las aguas inundaban en un 80 por ciento Sarandí, 40 por ciento Echeverría y totalmente Wilde, pudiendo apreciar, igualmente, desde la altura, que numerosas casas estaban destruidas. En Bernal las aguas se adentraron
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unos 2.000 metros, cubriendo totalmente esa extensión. "En Villa Elisa -agreganlas aguas habían cubierto una gran extensión y la destilería de La Plata estaba totalmente inundada" 390 . Es decir, que ni siquiera hubo una adecuada previsión al decidir dónde se construía una obra de envergadura como lo es la destilería de YPF en La Plata. Agreguemos que en las calles de Palermo, Belgrano, Núñez y Saavedra la altura del agua alcanzó los dos metros y que la catástrofe costó por lo menos 24 muertes que un planeamiento urbano más sensato hubiera evitado. Pero lo sugestivo es que no son sólo los pobres los que se inundan. El descenso de las ciudades hacia los valles de inundación de ríos y arroyos es una parte muy importante de su proceso de expansión y no fue tenida en cuenta en todas sus implicancias. Basta con ver en los diarios de este período las fotos de las inundaciones urbanas o ver también las fotografías de inundaciones actuales, que afectan viviendas construidas en este período. En algunos casos, se trata, previsiblemente, de viviendas autoconstruidas por pobladores marginales. Pero con mucha frecuencia nos encontramos con obras hechas por profesionales de la arquitectura y el urbanismo emplazadas en áreas inundables. Lo que nos lleva a pensar en términos de un cierto estilo de formación profesional que desestima todo lo que no puede incorporarse al tablero de dibujo. Precisamente, el ambiente (o, en este caso, los ritmos de la naturaleza) es aquello que cae fuera del tablero, pero debería caer adentro del proyecto. De un modo recurrente, diversos gobiernos construyen viviendas sociales en terrenos inundables, los que, previsiblemente, son los más baratos. LA URBANIZACIÓN EN CARACAS A partir de 1926, cuando el petróleo pasó a ser el primer producto de exportación de Venezuela, se inició un éxodo masivo hacia Caracas. A medida que se va saturando el valle, los recién llegados se van ubicando en sitios de cada vez mayor riesgo geológico, sobre los cerros que rodean la ciudad. En noviembre de 1938 "las torrenciales aguas del río Maiquetía (Piedra Azul) "destruyeron innumerables viviendas construidas imprevisiblemente cerca de su cauce, ocasionando muchas víctimas entre sus pobladores". En 1948 y en 1951 se repitieron devastadores aludes y desbordes que afectaron todo el litoral. Para entonces el ecosistema del Ávila ya estaba contenido dentro del espacio urbano de Caracas que continuaba creciendo desordenadamente, a costa del medio ambiente natural que ahora rodeaba, no que la rodeaba" 391 . Los desbordes y aludes fueron el comienzo, ya que esa población pasó a estar en situación de riesgo ante deslaves y terremotos. El caos urbano de Caracas fue una consecuencia combinada de las políticas urbanísticas de dictadores y demócratas. Por una parte, la monoproducción petrolera fue vaciando el interior del país de fuentes de trabajo. Las divisas originadas en el petróleo crearon una economía de importación. Mientras el resto de América Latina se industrializaba, Venezuela vendía petróleo y compraba afuera casi todo lo demás. La mirada de amplios sectores de población del interior se dirigió entonces a la capital. Allí el dictador Marcos Pérez Jiménez impuso un modelo urbano que copió todos los errores ambientales de Los Ángeles, California. La capital del país petrolero sería la ciudad del automóvil.
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Antes del petróleo, Caracas había sido conocida como “la ciudad de los techos rojos”. Innumerables artistas pintaron las panorámicas de sus tejados, con las montañas del Ávila como fondo. En el brevísimo lapso de una generación, los tejados se transformaron en rascacielos unidos por redes de autopistas. El antiguo modelo de la cuadrícula española significaba una proporción constante entre los espacios construidos y las superficies destinadas a la circulación (calles y avenidas). Pero el nuevo modelo de autopistas significó destinar superficies crecientes al automóvil. Recordemos que el espacio es siempre el bien más escaso en una ciudad. Mucho más, en una ciudad que en esta etapa satura el valle en el que vive, como es Caracas. Al cerrarse las fuentes de trabajo del interior del país y al definir un modelo irracional de uso del espacio urbano, sólo les quedaba a los pobres la autoconstrucción en las laderas de los cerros. Después de la caída del dictador, los demócratas hicieron su aporte a la construcción del caos urbanístico. En un país en el que la riqueza petrolera había generado un empobrecimiento masivo, se definió una política de subsidios a la desocupación, que sólo podían ser cobrados en la capital. Lo que equivale a decir, que se le pagaba a la gente un sueldo para que residiera en Caracas, sin ofrecerle un trabajo productivo allí. Con el valle saturado, construyeron cientos de miles de viviendas precarias en las laderas de los cerros. Bajo la apariencia de ofrecer una respuesta a un problema social, se generaban muchos otros en el futuro. Y se creaban las condiciones para poner en situaciones de riesgo ambiental a grandes contingentes de población. ¿CÖMO MEDIMOS LA CONTAMINACIÓN? Hacia el final de esta etapa comienza la preocupación internacional por los temas ambientales, lo que significa que existen numerosos estudios sistemáticos sobre las condiciones ambientales de los distintos países de América Latina. Como sucede a menudo en los temas sociales, el que sepamos más sobre algo no siempre significa que estemos haciendo más por solucionar los problemas. Los primeros estudios sobre los impactos ambientales de la industria ponían el acento en calcular lo que llamaban “contaminación como población equivalente”. Es decir, medían la carga orgánica que arrojaba un conjunto industrial y la comparaban con la materia orgánica desechada por una determinada cantidad de personas. Por ejemplo, para 1970, São Paulo tenía un poco más de 5 millones de habitantes y su industria contaminaba por 7 millones más. Bogotá tenía 2,5 millones de habitantes y la contaminación de sus fábricas equivalía a 600 mil y así sucesivamente 392 . Hay, sin embargo, un error de fondo en esta aproximación. Las personas pueden tranquilizarse porque las induce a creer que las industrias contaminan de la misma manera que las personas. Es decir, que tener muchas fábricas es lo mismo que tener muchas personas. Esa estimación omite los aspectos más críticos de la contaminación industrial, que tienen que ver con el uso y emisión de tóxicos inorgánicos. Sustancias de alta peligrosidad como el plomo, cromo y mercurio, quedaban fuera de esos cálculos tranquilizadores. Por ejemplo, las curtiembres, que utilizan el peligroso cromo hexavalente, aparecen como de muy bajo impacto ambiental. No sabemos cuántas
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vidas costó el proceso de industrialización de América Latina, ya que sus principales consecuencias sobre la salud han sido sistemáticamente ocultadas, aún al día de hoy. Lo mismo ocurre con los accidentes de trabajo. A fines de la década de 1980, los diarios brasileños señalaron que la industrialización del país había costado más heridos y mutilados que la guerra de Vietnam a los Estados Unidos. EL AIRE DE CIUDAD DE MÉXICO La creciente irrespirabilidad del aire de las grandes ciudades planteó situaciones límite, precisamente por no haber tenido en cuenta la necesidad de aquellos bienes que no se compran con dinero. Los viejos textos de economía calificaban al aire y al agua como "bienes libres", porque, en razón de su abundancia, no tenían valor económico. En cambio, el oro y la plata, como eran escasos, sí eran valiosos. El empeoramiento del aire de las capitales nos obligará a pensar en la economía de otra manera, mucho más integral. Lo que en este período comenzó a pasar con el aire de Ciudad de México puede ser un buen ejemplo de lo que ocurre cuando se descuida esta totalidad. En esa zona metropolitana viven dieciocho millones de personas. Allí se reúnen más de la mitad de las industrias del país, una refinería de petróleo y dos grandes centrales termoeléctricas. Desde allí se emiten anualmente cinco millones de toneladas de contaminantes a la atmósfera. Cuando el dios Quetzalcoatl (conocido como la Serpiente Emplumada) indicó el emplazamiento para Tenochtitlán, la capital azteca, seguramente no pensó en sus posibilidades para diluir los contaminantes del aire. En ese lugar, cadenas montañosas de más de tres mil metros encierran una cuenca cuya altitud media es de dos mil doscientos cincuenta metros sobre el nivel del mar. Esta situación hace más difícil la renovación del aire. Además, la radiación solar y la altura inciden sobre el contenido de oxígeno de la atmósfera, dificultando las combustiones. Durante siete meses, de noviembre a mayo, casi no llueve, con lo que se agravan las "inversiones térmicas" que son habituales en los meses más fríos. "Este fenómeno consiste en una anomalía de la temperatura del aire que en vez de disminuir con la altura, se mantiene estable o aumenta. Esta situación impide el movimiento ascendente del aire forzando a los contaminantes a mezclarse en una capa de aire que, en ocasiones, no supera los sesenta metros, cuestión que eleva su concentración de manera potencialmente peligrosa" 393 . Esto llevó a empeorar la contaminación del aire, lo que hizo que se declararan varias situaciones de emergencia ambiental. Uno de los principales contaminantes de la zona metropolitana es el ozono, cuya concentración es la mayor del mundo. Paradójicamente, la misma sustancia que protege la vida si está en la estratósfera, es fuertemente nociva si se cruza con nosotros al nivel del suelo. El ozono no es emitido directamente por ninguna fuente. Se genera por acción de la luz del sol sobre los contaminantes emitidos por fábricas y automotores, principalmente óxidos de nitrógeno e hidrocarburos.
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Pero el principal responsable no es la cantidad de habitantes sino la irracionalidad de un sistema de transporte basado en el automóvil individual. El ochenta por ciento del combustible que se quema en la zona metropolitana de México se utiliza para automóviles privados, en los que se desplaza apenas el veinte por ciento de la población. La mayor parte de los intentos por restringir la emisión de contaminantes fueron resistidos por los automovilistas. Por ejemplo, la prohibición de circular automóviles de patentes con números pares o impares en ciertos días de la semana, alternadamente, llevó a aumentar la cantidad de vehículos. Así, el martes salen con un auto y el miércoles con el otro, enviando la misma cantidad de contaminantes que contribuyen a ennegrecer lo que alguna vez fue "la región más transparente del aire". La misma medida, adoptada también en Caracas, arrojó los mismos resultados. Es decir, aumentar el parque automotor en vez de reducirlo. México es, así, el mejor ejemplo de lo que puede ocurrir cuando no se le ponen límites al crecimiento del parque automotor. ¿SE PUEDE RESPIRAR EN SANTIAGO? Santiago de Chile repite el drama de Ciudad de México. Desde hace milenios, los mejores lugares para el asentamiento de nuestra especie son los valles. Disputados en las guerras, cantados en la literatura, a partir de esta etapa los valles son sitios en los que el aire circula con dificultad y cuyos habitantes maldicen en el momento en que la autoridad ordena una emergencia ambiental y la economía y el tránsito se detienen a la espera de una brisa salvadora. Así como el verano es la época de la escasez de agua, el invierno es el tiempo de la escasez de aire, ya que es el momento de mayor frecuencia de inversiones térmicas. "Para el caso de Santiago de Chile, así como en otras ciudades latinoamericanas, la mayor proporción de la contaminación atmosférica proviene del transporte, sector que es la fuente principal de emisión de óxidos de nitrógeno, hidrocarburos y monóxido de carbono" 394 . Las medidas adoptadas son las previsibles: restricciones al tránsito de vehículos, control de humos, etc. El problema es la difícil compatibilización de la vida cotidiana, en una ciudad que no puede quemar petróleo y, al mismo tiempo, necesita hacerlo. En el caso de Santiago, la ciudad no avanza solamente sobre el aire respirable, sino también sobre la tierra de cultivo. En un país estrecho y montañoso, con escasez de tierras fértiles, el Área Metropolitana de Santiago devoró una gran cantidad de tierras de uso agrícola que la sociedad necesita para hacer frente al aumento de la población. Entre 1956 y 1970, la provincia de Santiago perdió sesenta y dos mil hectáreas bajo riego, ocupadas por los centros urbanos. Al mismo tiempo, un modelo económico orientado casi exclusivamente a la expansión de los negocios privados, pero que descuidó bienes tan públicos como el aire, parece ser el principal acelerador de este mecanismo. Por detrás de ésta y de otras situaciones ambientales críticas está la errónea extensión de algunos principios liberales hacia áreas en las que esos principios no parecen aplicables en forma lineal.
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Porque parece consistente suponer que la producción de ciertos bienes y servicios se regule por la oferta y la demanda, en tanto el sistema de precios se las arregle para incidir sobre ciertas conductas humanas. Es decir, si por ejemplo aumenta la demanda de camisas, eso hará aumentar su precio. Pero eso mismo provocará que haya más personas dispuestas a ofrecer camisas y eso hará que bajen los precios otra vez por exceso de oferta. Pero no veo de qué manera el sistema de precios se las va a arreglar para que las plantas aumenten su capacidad de fotosíntesis, los ríos mejoren su capacidad de autodepuración y aparezcan vientos que dispersen los contaminantes en el momento en que el mercado lo requiera. Entender que la naturaleza tiene sus reglas propias, distintas de las que se fijan a sí mismos los seres humanos, y difícilmente regulables por los mercados, podrá ayudarnos a resolver el problema. Un tema que despierta tanta angustia que en algún momento se discutió el proyecto de dinamitar uno de los cerros de Santiago para facilitar la circulación de los vientos 395 . ¿Es más fácil cambiar la naturaleza que las costumbres y la forma de vivir en una ciudad? DE CÓMO CUBATAO SE CONVIRTIÓ EN EL PEOR LUGAR DEL MUNDO Durante mucho tiempo, el récord mundial de contaminación le correspondió a un poblado de Brasil, próximo a San Pablo, llamado Cubatao. En ese lugar está situado el parque industrial más grande de América del Sur. Los que alertaron sobre la existencia del problema fueron los propios empresarios. Llegó un momento en el que los industriales de Cubatao consultaron a las Naciones Unidas por los derrumbes y aluviones de barro que amenazaban sus fábricas. La ciudad está en un valle y la contaminación del aire había matado toda la vegetación de las laderas que daban al valle. Las lluvias tropicales suelen ser torrenciales y cada lluvia provocaba el desprendimiento de la tierra que antes estaba retenida por la vegetación y ahora había quedado suelta. Los estudios revelaron una situación de una sordidez insospechada. La primera fábrica que se instaló fue una petrolera que atrajo a empresas productoras de fertilizantes, herbicidas, pinturas, resinas. Esas fábricas juntas lanzan al aire una enorme cantidad de contaminantes; dióxido de azufre, óxidos y otros compuestos de nitrógeno, benceno, xileno, tricloroetileno, fluorine, tetracloroéter, más metales como níquel, mercurio y cobre. Esas sustancias se estacionan en la atmósfera y forman un espeso velo que no alcanza a disiparse. La cadena montañosa que rodea a Cubatao impide que lleguen los vientos del mar y empujen esos gases en otra dirección. "El conjunto de sustancias que estas empresas emiten al aire ha sido calificado como una 'sopa química' por diversos especialistas, los que señalan que su composición está continuamente cambiando por reacciones químicas que ocurren en el aire, estimuladas por la luz solar. Este efecto fotoquímico crea continuamente nuevos compuestos, muchos de los cuales son más peligrosos aún que los que las fábricas emiten directamente" 396 .
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La política seguida en Cubatao ha sido la radicación de industrias contaminantes, dándoles el permiso para emitir cualquier sustancia sin ninguna clase de control. La combinación de esta actitud tan permisiva con lo desfavorable de las condiciones geográficas, ha creado una situación explosiva. Paradójicamente, esto no ocurrió por falta de mediciones. Por el contrario, las autoridades tuvieron que estar monitoreando la contaminación del aire en forma permanente, ya que cuando superaba ciertos niveles, se declaraba el estado de emergencia. En ese momento, se restringe el tránsito de automotores y se detiene toda la actividad industrial hasta que el aire se renueva un poco, De todos modos, el estado habitual de Cubatao en esta etapa fue el de estar rodeada por una espesa niebla química. El subsuelo de Cubatao está formado por un complejo laberinto de cañerías que conectan las diversas fábricas entre sí y que llevan sustancias químicas de unas a otras. Al estar debajo de la tierra, es muy difícil mantenerlas y saber en qué estado se encuentran. De hecho, la forma más frecuente de saber si un caño está fallando es cuando se produce un escape de gases tóxicos, con envenenamiento de personas o cuando hay alguna pérdida de gasolina. En 1986, una de esas pérdidas provocó un incendio del que se contabilizaron noventa y tres muertos. Las principales víctimas de esta situación son los niños. Villa Parisi, la favela de Cubatao es uno de los lugares más insalubres del mundo, donde la mortalidad infantil alcanzó el treinta y cinco por ciento. Allí era frecuente que las madres debieran correr hasta el hospital donde un tubo de oxígeno aguardaba a las víctimas de los ataques de asma. También eran frecuentes los nacimientos deformes debido a las alteraciones genéticas provocadas por la contaminación. Uno de ellos se denomina anencefalia: los bebés nacen sin cerebro y es tan frecuente que tiene su nombre en el lenguaje popular. La gente llama a esta enfermedad "cara de rana", porque nacen con el rostro achatado. Todo esto, sin embargo, no reflejaba una situación catastrófica, sino apenas el funcionamiento habitual de Cubatao. Esto quiere decir que esta población estuvo siempre al borde del desastre, porque cualquier escape excepcional de gases tóxicos no podrá ya ser diluido por una atmósfera tan saturada. Lo que en cualquier otra ciudad sería un accidente menor en Cubatao podría provocar una mortandad masiva, precisamente porque su aire ya no puede recibir más contaminantes. Hemos visto, sin embargo, que estos temas son controvertidos. Podemos encontrar una opinión opuesta en un trabajo de Naciones Unidas en el que se afirma que 'cinco años después de una gestión concertada por varios sectores de la ciudad, se crearon condiciones ambientales que conciliaron las necesidades de trabajo y residencia. El éxito alcanzado descansa, sin lugar a dudas en la filosofía en que se ha inspirado esta experiencia: "Hubo una decisión política para reconocer la prioridad del problema y un compromiso para resolverlo." "La solución del problema tuvo un carácter negociado y participativo."
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"El realismo y pragmatismo con que se abordó la tarea evitó caer en los simplismos de copiar soluciones diseñadas para realidades diferentes" 397 . En cambio, la revista Time pensaba que la situación en Cubatao no había mejorado sustancialmente: "Allí -dice- la muerte azota a la gente" 398 . Por su parte, un ambientalista brasileño advirtió que “Cubatao es como una persona enferma que ha salido de la sala de terapia intensiva, pero debe tomar precauciones por el resto de su vida” 399 . Quizás el lector quiera viajar a Cubatao para formarse su propia opinión. GRANDES REPRESAS: LA INDUSTRIA NECESITA ENERGÍA El modelo productivo de esta etapa es de una gran voracidad energética. La literatura económica considera que el consumo energético es un indicador del desarrollo, sin poner el acento en la eficiencia con que esa energía se utiliza. Se lanza una carrera para producir más y más energía, sin que en ningún momento se contemplen programas de uso racional de la misma. El Banco Mundial y entidades semejantes financian obras para aumentar la oferta energética, sin preocuparse por su impacto ambiental. La publicidad muestra a la energía hidroeléctrica como una forma limpia, rozable y sin impactos ambientales. Sin embargo, los sitios en los cuales se construyen las represas son singularidades geográficas. Cuando el barro que trae el agua en suspensión colmata (es decir, llena) el lago de la represa, eso significa que allí hay más tierra que agua. La represa ha terminado su vida útil. Lo que significa que la energía hidroeléctrica es un recurso no renovable, ya que no se puede inventar una caída de agua allí donde no la hay. Argentina construye la represa de Futaleufú inundando un área protegida del Parque Nacional Los Alerces. Con la mayor irresponsabilidad, se dejan los árboles en pie, los que se pudren lentamente y envenenan las aguas. La experiencia de despedir un ecosistema que va a ser destruido es particularmente intensa 400 . En la mayor parte de los viajes, podemos guardar la ilusión de un retorno. Pero la última mirada a los altos alerces, los arroyos correntosos y los rojos arrayanes tiene el sentido de lo irreversible. Para no ser menos, Brasil destruye la maravilla geológica de Sete Quedas para reemplazarla por la represa de Itaipú. La represa más grande del mundo moviliza miles de trabajadores en condiciones laborales infames. Muchos de ellos vienen de la selva, nunca han sido albañiles y desconocen los riesgos de la gran industria de la construcción. Allí, alguien califica de “sarasas” (maricones) a los que utilizan el casco y demás elementos de seguridad. Como cuidar la propia vida es una vergüenza, muchos desechan el casco y así mueren. Al igual que en la Gran Muralla China, el enorme paredón de la represa guarda los huesos de los que allí cayeron. Algunas estimaciones dicen que Itaipú costó un muerto por día. Poner una pared en un río y transformarlo en un lago significa reducir la velocidad de sus aguas. Como resultado, se reducen las poblaciones de ciertos seres vivos y aumentan las de otros, que proliferan mejor en esas condiciones. Primero en la represa de Asuán, en Egipto, y después en numerosas represas tropicales,
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proliferaron pequeños caracoles que son el huésped intermediario de una parasitosis aún incurable, la esquistosomiasis. Como la fiebre amarilla, la esquistosomiasis llegó a América con los esclavos y se mantuvo en una baja intensidad durante un par de siglos, hasta que la construcción de represas la puso en movimiento. En muchas zonas los caracoles fueron contagiados por los propios trabajadores que se desplazaban de una obra a otra, y así extendieron la enfermedad. El “mal de las represas” es otro de los costos del vértigo de construir grandes obras sin programar su impacto ambiental. En el mundo hay 200 millones de personas con esta enfermedad y 650 millones viven en zonas endémicas 401 . No sabemos si hay estudios que indiquen qué porcentaje de afectados se debe a las represas o a otras causas. En muchos casos, sorprende el desconocimiento de los presurosos constructores de grandes obras. La represa brasileña de Balbina, terminada en 1988, produjo un impacto ambiental significativo, al inundar una amplia superficie y al dejar sin agua otras, por el desvío del cauce de un río. Sin embargo, las promesas de que serviría para mejorar la oferta energética no se cumplieron: los caudales del río Uatumã son insuficientes para hacerla funcionar a pleno 402 . Para hacer la represa Chixoy en Guatemala, y la represa Miguel Alemán en México, se desplazó a los pobladores locales mediante la violencia 403 . Lo mismo ocurrió con muchos otros grupos indígenas en todo el continente, cuyos intereses no fueron contemplados por los planificadores de las obras. Existen algunos desarrollos más cuidadosos, como el proyecto argentino-uruguayo de Salto Grande, donde se intentaron minimizar los impactos sobre la salud y el ambiente. Sin embargo, la actitud predominante en esta etapa es no prestarle ninguna atención a estos temas. Aún más: uno de los muchos administradores del proyecto de represa argentino-paraguaya de Yacyretá, manifestó que primero se iba a hacer la obra (por supuesto, sin tener en cuenta el ambiente), y después se trataría de corregir los problemas que aparecieran. América del Sur tiene más de 1.000 grandes represas, considerando como tales a aquellas cuyos muros de embalse tienen más de 15 metros de altura. Brasil tiene 594, Argentina 101 y Chile 88. En muy pocos casos se tuvo en cuenta su impacto ambiental. LOS RIESGOS DE LA ENERGÍA NUCLEAR Los desarrollos nucleares son, tal vez, el mejor ejemplo del optimismo tecnológico de esta etapa. La producción de electricidad a partir de la energía nuclear se inicia en escala industrial antes de completar los conocimientos necesarios para hacerlo. Cuando se inicia, nadie sabe de qué manera se desmantelarán las centrales atómicas cuando lleguen al fin de su vida útil ni qué se hará con los residuos radiactivos. Ni, mucho menos, cuánto dinero costará hacerlo. Pero la confianza en la ciencia es ilimitada: lo que hoy no sabemos hacer, el avance del conocimiento nos lo proporcionará mañana. Ese mito le permite a un mitómano venderle a Perón la bomba atómica y la fusión nuclear en frío, en un conjunto de misteriosos artefactos copiados de las películas de Flash Gordon y que, previsiblemente, nunca funcionaron.
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En diversos países de América Latina, los proyectos nucleares se inician con un fuerte discurso nacionalista. En mensajes que parecían calcados unos de otros, se anunciaban los proyectos nucleares como un acto de soberanía nacional. Era frecuente repetir que se hacían a pesar de la oposición de las grandes potencias, que no querían el desarrollo nuclear independiente de los países de América Latina. El argumento nacionalista hizo que los desarrollos nucleares tuvieran un importante apoyo político por parte de la población. A esto ayudó también la falta de controles externos (común a todos los desarrollos nucleares del mundo), que no generó información independiente sobre sus riesgos. Sería difícil explicar, sin embargo, por qué los proyectos nucleares más significativos se hicieron comprando esas tecnologías a las grandes empresas del Primer Mundo. Argentina, por ejemplo, compró una central atómica a Siemens (Atucha 1) y otra a Westinghouse (Embalse). Es claro que si los países de origen de esas tecnologías hubieran querido impedir esas ventas, lo habrían logrado. Nunca hubo un bloqueo nuclear contra el Tercer Mundo, comparable al bloqueo comercial norteamericano contra Cuba. Hubo sí, un simulacro de bloqueo que sirvió para fortalecer políticamente a los miembros del lobby nuclear. Por el contrario, la venta de instalaciones nucleares a países de la periferia fue especialmente alentada por aquellos que en apariencia la iban a impedir. Aún más, el Auditor General de Canadá llegó a la conclusión de que para vender un reactor a la Argentina la empresa canadiense había pagado sobornos de millones de dólares a los mismos funcionarios que anunciaban que lo construían oponiéndose duramente a las grandes potencias 404 . Como se ve, nunca hubo un antiimperialismo tan rentable. Hay, por lo menos, un par de razones importantes para estimular esas actividades en los países del Sur: •
Las ventas nucleares a los países del Sur ayudaron a financiar la investigación de nuevos desarrollos tecnológicos del sector, realizados en el Norte, y
•
Se procura probar las tecnologías de riesgo en un país extranjero, antes que en el propio.
Del mismo modo que los grandes laboratorios prueban sus nuevos medicamentos con pacientes del Tercer Mundo 405 , también las empresas nucleares prueban sus instalaciones en países del Sur. Por ejemplo, la primera central atómica de Siemens se construye en Argentina (en Atucha, provincia de Buenos Aires) no en Alemania. En caso de un eventual accidente nuclear, estaba claro que la prioridad de la empresa y de su gobierno era que ocurriera en otro país. La dictadura argentina iniciada en 1976 y terminada en 1983 proyectó un enorme repositorio (basurero) nuclear, que recibiría los residuos rechazados por numerosas centrales de todo el mundo. Esto permitiría financiar un ambicioso plan nuclear, que incluía varias centrales y un laboratorio de reprocesamiento de plutonio, que podría utilizarse con fines militares. El retorno a la democracia permitió intensos movimientos sociales de rechazo a la importación de residuos tóxicos y radiactivos. Finalmente, una cláusula constitucional en 1992 bloqueó ese tipo de importaciones, lo que dejó sin financiamiento a todo el conjunto.
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Un episodio emblemático fue el de la muerte de varias personas por contaminación radiactiva en 1987, en Goiania, capital del estado brasileño de Goias, en el principal accidente nuclear ocurrido hasta ahora en América Latina. Nos interesa como un ejemplo significativo de lo que ocurre cuando se moderniza un sector de la sociedad y el resto permanece en el atraso y la ignorancia. Todo empezó en una clínica de radioterapia abandonada, donde dos personas robaron una cápsula radiactiva, un pequeño cilindro de algunos centímetros que les llamó la atención por la fosforescencia. Rompieron la cápsula y ésta dejó escapar el polvo de cesio 137. Lo vendieron a un negociante de chatarra, que lo abrió a martillazos con la esperanza de vender el envase de plomo. En su interior encontró un fabuloso polvo azul que brillaba en la oscuridad. Fascinado por la novedad, regaló vasitos llenos de polvo a sus amigos y parientes. La primera muerta fue su hija de seis años, que jugaba con el cesio. Entre las otras víctimas hay hombres y mujeres que creyeron que untarse la cara con cesio 137 era una buena forma de prepararse para ir a bailar. Se contaminaron 129 personas; 20 fueron hospitalizadas con quemaduras, vómitos y otros efectos de la radiación. Hubo 8 muertos y 600 personas fueron víctimas de algún grado de radiación excesiva 406 . El hospital de Río de Janeiro al que concurrieron las víctimas no contaba con personal ni equipamiento para ese tipo de emergencias. Los profesionales que actuaron resultaron irradiados porque carecían de equipos de protección radiológica. La ambulancia que trasladó a las víctimas no fue descontaminada y trasladó después a otros pacientes, los que resultaron así, irradiados. En la ciudad de Goiania hubo pánico, muchas personas huyeron y la actividad económica quedó reducida al mínimo durante la crisis. “En un ritual de violencia, los ataúdes de María Gabriela y Leide (las primeras víctimas), forrados de gruesas capas de plomo y pesando más de 600 kilos cada uno, fueron recibidos con piedras en el cementerio de Goiania. La población, revuelta y asustada, apedreó los ataúdes en protesta por el enterramiento en la zona urbana de la ciudad” 407 . LA EXPLOTACIÓN MINERA Fuera de las ciudades, en las áreas remotas, las condiciones del ambiente laboral son especialmente brutales. Las condiciones ambientales de la actividad minera fueron extraordinariamente duras a lo largo de toda la historia humana. En el primer tomo de esta obra hablamos de los daños sanitarios y ambientales provocados por la explotación de la plata en Potosí durante la época colonial. La forma en que se desarrolla esta actividad continúa siendo penosa y origina numerosos conflictos sociales. En la elaboración del salitre en Chile, “los obreros trabajan con grandes sacrificios; en algunas faenas en forma casi cruel con un calor abrasador y sin seguridad para el trabajo; por eso las enfermedades y los accidentes son mayores en ellas” (…) “Las condiciones de higiene y seguridad para los obreros en las diversas faenas, eran, la mayor parte de las veces, deficientes: los locales en que trabajaban carecían de suficiente luz, ventilación y desagües; el polvo en las chancadoras (trituradoras del mineral) les molestaba hasta obligarlos a trabajar con frecuencia con el rostro cubierto por telas o pañuelos de mano, y el calor y el desprendimiento de gases venenosos en los cachuchos (donde se disuelve
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el salitre por medio del agua y del calor) los obligaba a trabajar casi desnudos, hasta agotarles las fuerzas. Las máquinas, o no estaban protegidas, o lo estaban en forma defectuosa, sin aparatos preventivos de accidentes, por lo cual era frecuente la caída de los obreros a los calderos hirviendo. Con frecuencia se ocupaban niños en máquinas y calderos con tareas abrumadoras para sus cortos años” 408 . Al respecto, el testimonio de Pablo Neruda sobre la situación de los trabajadores del salitre es sugestivo: “Entrar en aquellas planicies, enfrentarse a aquellos arenales, es entrar en la luna. Esa especie de planeta vacío guarda la gran riqueza de mi país, pero es preciso sacar de la tierra seca y de los montes de piedra, el abono blanco y el mineral colorado. En pocos sitios de mundo la vida es tan dura y al par tan desprovista de todo halago para vivirla. Cuesta indecibles sacrificios transportar el agua, conservar una planta que dé la flor más humilde, criar un perro, un conejo, un cerdo”. “Estuve una tarde conversando con los obreros de una maestranza en las oficinas salitreras de Maria Elena. El suelo del enorme taller está siempre enfangado por el agua, el aceite y los ácidos. Los dirigentes sindicales que me acompañaban y yo, pisábamos sobre un tablón que nos aislaba del barrizal. “-Estos tablones, -me dijeron-, nos costaron quince huelgas sucesivas, ocho de peticiones y siete muertos. Lo último se debió a que en una de esas huelgas la policía de la compañía se llevó a siete dirigentes. Los guardias iban a caballo, mientras los obreros amarrados a una cuerda los seguían a pie por los solitarios arenales. Con algunas descargas los asesinaron. Sus cuerpos quedaron tendidos bajo el sol y el frío del desierto, hasta que fueron encontrados y enterrados por sus compañeros” 409 . La siguiente afirmación hecha para la minería chilena, puede extenderse al continente entero: “En este período el tema de los recursos naturales no renovables y el desarrollo productivo de la minería en relación con el medio ambiente estuvo prácticamente ausente. La literatura revisada no deja ver ningún indicio de preocupación por temas relacionados con la contaminación y los altos requerimientos de agua derivados de las actividades mineras, sino más bien todas las políticas asumidas apuntaban hacia un aumento de la productividad sin consideraciones ni reparos de tipo ambiental” 410 . La industrialización lleva a generalizar el mismo modelo tecnológico en todos los países, modelo que se caracteriza por un uso masivo del petróleo y sus derivados. En todas partes, las formas de uso de la energía cambian sustancialmente. Por ejemplo, en Ecuador, en 1970, el 74,5 por ciento de la oferta de energía primaria estaba compuesta por leña; en 1995 su aporte fue de apenas el 11 por ciento. Recíprocamente, el petróleo incrementó su participación de un 22,7 por ciento en 1970 al 77 por ciento en 1995. El costo ambiental de este cambio energético ha sido, sin embargo, profundo. Desde 1972, compañías petroleras internacionales en colaboración con la compañía nacional, Petroecuador, han extraído millones de barriles de petróleo de la Amazonía ecuatoriana. Durante este proceso, se calcula que se han derramado en
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el medio ambiente millones de galones de sustancias tóxicas, gas y petróleo. Se realizó un estudio para investigar las condiciones ambientales y el estado de salud de la población que vive en comunidades rurales rodeadas por pozos y estaciones de petróleo en la Amazonía del Ecuador. Los resultados mostraron niveles de contaminación muy superiores al límite aceptado para el uso humano en los ríos de las comunidades expuestas. Las mujeres de comunidades contaminadas presentaron mayor riesgo de padecer determinados síntomas relacionados con la exposición a los químicos del petróleo y sufrir abortos que las mujeres que vivían donde no había explotación petrolera. La incidencia de cáncer fue también superior en los sitios donde existe explotación petrolera 411 . A partir de las experiencias de contaminación, la sola presencia de instalaciones petroleras pasó a representar una situación de conflicto potencial con las comunidades locales. En esta etapa, las explotaciones mineras de América Latina adquieren ritmo industrial y generan formas de impacto ambiental también semejantes a las de la gran industria. Entre los casos de contaminación del aire por explotación minera, uno de los de mayor repercusión es el de Cerro de Pasco en Perú. En 1902, una empresa norteamericana crea la Cerro de Pasco Mining Co. y comienza el proceso de reducción del cobre. En los primeros tiempos, la altura de la zona y el régimen de vientos reducen el impacto ambiental. En 1923 la empresa se traslada y “casi inmediatamente los humos empezarían a causar daño a la vida humana, animal y vegetal, que se complica posteriormente con los circuitos para obtener plomo y zinc a partir de minerales complejos” 412 . Frecuentemente se acusó a las empresas mineras de utilizar la contaminación como una herramienta de acumulación de poder, no sólo como una manera de ahorrar dinero. Por ejemplo, el ministro peruano de Energía y Minas, general Jorge Fernández Maldonado, llegó a decir en 1974: “Es conocido el hecho de que con el aire contaminado de sus altos hornos, dolosamente desprovistos de filtros, Cerro fue matando el ganado y las tierras de cultivo de las comunidades campesinas, a efectos de que dichas tierras se tornaran improductivas y así poderlas adquirir a precios increíblemente bajos 413 ”. De esta forma la compañía obtuvo un latifundio de 320 mil hectáreas hacia mediados de 1924. “Los campesinos, empobrecidos o sin tierras, pasaron a formar parte del personal de las minas o de la misma fundición. La compañía inició entonces la instalación de un sistema de recuperadores en la fundición para que sus humos dejaran de ser tóxicos. Así, durante las décadas de 1930 a 1960 quedó en posesión del mayor latifundio de Perú, cambiando el uso del suelo a ganadería fina de ovinos y bovinos” 414 . El novelista peruano Manuel Scorza describió irónicamente los efectos contaminantes de la explotación de Cerro de Pasco: “Sólo meses después se percibió que el humo de la fundición asesinaba a los pájaros. Un día se comprobó también que trocaba el color de los humanos: los mineros comenzaron a variar de color: el humo propuso variantes: caras rojas, caras verdes, caras amarillas... El obispo de Huánuco sermoneó que el color era una caución contra el adulterio. Si
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una cara anaranjada se ayuntaba con una cara roja, de ninguna manera podía nacerles una cara verde: era una garantía. La ciudad se sosegó. Un 28 de julio el Prefecto declaró desde la tribuna que, a ese paso, pronto los indios serían rubios. La esperanza de transformarse en hombres blancos clausuró toda duda. Pero los campesinos continuaban quejándose; en las tierras, ni en las azules, ni en las amarillas, prosperaba la semilla” 415 . Las zonas urbanas de los distritos de Simón Bolívar, Yanacancha y toda la circunscripción de Chaupimarca están directamente perjudicadas por los procesos de contaminación ambiental minero, y se observaron los siguientes problemas:
El tajo abierto ocupa el 50 por ciento del polígono de la ciudad, el desalojo de pobladores y moradores, destrucción de viviendas, tugurización, hundimientos, modificación del paisaje, destrucción de calles e infraestructura. Detengámonos por un instante a imaginar lo que significa para la vida cotidiana el que la mitad de la superficie de una ciudad esté ocupada por una mina a cielo abierto.
Contaminación del recurso hídrico con relaves, desmontes, residuos sólidos y líquidos y aguas ácidas, que entre otros aspectos, trae como consecuencia la destrucción de la flora y fauna. Adicionalmente se presenta el déficit de suministro de agua para consumo humano, porque el abastecimiento es compartido con la empresa minera.
La contaminación del aire no ha sido mitigada, y es fuente directa de enfermedades en la población, particularmente de los niños menores de cinco años, a lo que hay que sumar la contaminación producida por las canchas de relaves, botaderos de basura, desmonte al aire libre, lluvia ácida y las fuentes de aguas contaminadas móviles y fijas.
La presencia de plomo en sangre, en valores que superan los límites permisibles dispuestos por la Organización Mundial de la Salud, especialmente en niños menores de doce años en zonas como Paragsha, Champamarca y Huayllay.
Se mantiene el déficit de viviendas y dotación de servicios, con áreas verdes mínimas y escasas zonas de recreación. 416
Como vimos en el primer tomo de esta obra, en las montañas peruanas son frecuentes los terremotos y aluviones, lo que llevó a los incas a construir de un modo particular, para minimizar sus consecuencias. Las instalaciones mineras no han sabido utilizar los conocimientos incaicos ni han tenido las suficientes prevenciones en la materia, por lo cual resultan especialmente vulnerables a este tipo de eventos. En marzo de 1971, una avalancha golpeó el campamento de la Chungar Compañía Minera en la orilla de Lago Yanahuin, matando entre 400 y 600 personas y destruyendo las instalaciones. Además, el agua entró a raudales en los socavones y se ahogaron varios mineros 417 .
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LOS PROCESOS DE DEFORESTACIÓN EN PARAGUAY En Paraguay, la superficie boscosa pasó de 84 mil kilómetros cuadrados en 1945 a 35 mil en 1985. Paraguay ha tenido la tasa más elevada de deforestación de Sudamérica entre los años 1981 y 1990. Las montañas Yvytyrusu en el Departamento de Guaira están cubiertas por bosques húmedos subtropicales característicos de la región oriental de Paraguay. En la década de 1960, la dictadura del Gral. Stroessner promovió una reforma agraria en la zona, con el apoyo de los organismos financieros internacionales. “La transformación de las tierras de bosques para diferentes usos agrícolas ha sido promovida por el concepto prevaleciente de que la cubierta forestal era clasificada como tierra improductiva. La política impuesta fue fomentar la transformación de esta tierra en tierras agrícolas. Créditos para los agricultores de pequeña escala que podrían haber promovido el uso sostenible de los bosques y su conservación o para cualquier alternativa productiva nunca se han visto en Yvytyrusu” 418 . En ese país, “los planes de reforestación han fracasado por diversos motivos, con excepción de una empresa privada que de 1986 a la fecha (escribe en 1990) ha plantado 750 hectáreas” 419 . En otras palabras, que se perdieron unos 4,9 millones de hectáreas de bosques naturales y se plantaron 750 hectáreas de bosques artificiales. ¿EL PULMÓN DEL MUNDO? La deforestación de esta etapa está ligada a grandes procesos de producción. Algunos son formas de expansión de las fronteras agropecuarias sobre tierras de bosques. Otros son extracción de materias primas forestales, realizados en gran escala. La expansión urbana es una muy fuerte presión a la extracción de maderas para construcción. La mata atlántica, el bosque tropical brasileño próximo a las costas, comienza a talarse para emplear sus maderas en la expansión de Río de Janeiro y São Paulo. Pronto se cortan en tablones las gigantescas araucarias y se las exporta con el nombre de pino Brasil para armar en Buenos Aires incontables encofrados de hormigón. A comienzos del siglo XX estos pinares ocupaban 50 millones de hectáreas en el estado de Paraná. A fines de la década de 1970 había 641 mil hectáreas con formaciones densas de esta especie y 2,5 millones con formaciones más claras 420 . La selva amazónica no es, como a menudo se cree, el pulmón del mundo. Se trata de un sistema complejo que funciona como si fuese cerrado, y que consume prácticamente todo el oxígeno que produce. Más allá de los mitos que circulen sobre esta región, lo cierto es que su apariencia de fertilidad inagotable ha sido la causa de tantos proyectos fracasados sobre el región. Desde los lejanos tiempos del marqués de Pombal, siempre se vio a la Amazonia como la tierra de promisión, donde cualquier cultivo tendría rendimientos infinitos, casi sin esfuerzo alguno. El retraso económico de la región se explicaba con argumentos de tipo racista, sobre la indolencia de los nativos y la necesidad de algún capitalista extranjero capaz de explotar esas riquezas con visión de futuro.
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El primero de los salvadores modernos del Amazonas fue Henry Ford, quien en 1927 compró un millón de hectáreas en el estado de Pará, junto al río Tapajós. Era un momento de grandes dificultades económicas en el mercado mundial del caucho. La economía norteamericana se apoyaba en la industria automotriz, que necesitaba de neumáticos de caucho. Por lo cual parecía una buena idea hacer una gigantesca plantación de caucho en su misma tierra de origen. La forma de obtención del caucho era tan primitiva y artesanal, que parecía el sitio ideal para llevar a la práctica los principios de división del trabajo, mecanización y organización en gran escala que caracterizaron al fordismo. Los trabajadores caucheros (seringueiros) van buscando en la selva ejemplares de este árbol, que van sangrado periódicamente. Hacen incisiones en la corteza, recogen el líquido en una lata y después lo ahuman sobre una fogata y entregan esta materia prima en bruto a un acopiador, vinculado a un monopolio de la comercialización. Los trabajadores están atados a deudas eternas y controlados por bandas de pistoleros que impiden cualquier reclamo. Ford diseñó una explotación moderna, que combinaría los criterios industriales de eficiencia para el cultivo del caucho y la extracción y exportación de maderas duras. La ilusión de abundancia de la naturaleza era tal que a nadie le importó conocer cómo era realmente la selva. A la distancia sorprende la ignorancia ecológica de quienes intentaron realizar los grandes proyectos en el Amazonas. Por una parte, tenían una ilusión de homogeneidad, que les hacía creer que era lo mismo una parte de la selva que otra. La tierra elegida tenía colinas y suelos arenosos, que dificultaron el uso de maquinarias. El rey de los motores a explosión tuvo que retornar a las viejas carretas de bueyes, las únicas capaces de circular por esos terrenos. Pero además, se realizó el emprendimiento sin tener los mínimos conocimientos sobre la ecología de la selva. Les pareció que si crecían esos árboles inmensos también crecería cualquier otra cosa, con sólo plantarla. Por ejemplo, nadie se preguntó por qué en la tierra de la Hevea brasiliensis (árbol del caucho) no había bosques de Hevea. En todo caso, era un simple error de la naturaleza, que la ciencia y la técnica corregirían rápidamente. Pronto empezaron a crecer miles de hectáreas con monocultivos de caucho. Sucede, sin embargo, que es más sencillo hacer plantaciones de caucho en Malasia donde este árbol, por ser exótico, no tiene los enemigos naturales que han coevolucionado con él. En Amazonia, en cambio, están todos allí y la defensa natural de la Hevea fue siempre crecer separadamente para evitar las plagas. La ambición llevó a plantar los árboles tan juntos que sus ramas se rozaban. Apenas crecían, los hongos y los insectos destruyeron una plantación tras otra. Para combatirlos, se trajeron variedades que parecían resistentes, pero la extraordinaria capacidad de mutación de los insectos fue generando nuevas plagas. Las 53 variedades se volvieron susceptibles, y no menos de 23 variedades de insectos depredadores también atacaron los cultivos 421 . Cualquier forma de lucha contra las plagas tenía que ser intensiva en el uso de mano de obra. Pero la zona era demasiado remota, con una densidad de población muy baja y la poca gente que había estaba separada de la civilización industrial por un enorme abismo cultural. El resultado fue que las personas con mentalidad de obreros no querían irse a la selva y los escasos pobladores locales no se
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adaptaron el trabajo industrial o los pistoleros que los esclavizaban les impidieron trabajar en Fordlandia. En 1941 la Compañía Ford del Brasil tenía 2.723 empleados trabajando sus plantaciones, En 1945, después de una inversión total del orden de los 10 millones de dólares, Henry Ford II vendió sus tierras al gobierno brasileño por 500.000 dólares. Parte de ellas seguían intactas y otra parte había sido irreversible e inútilmente deforestada. LOS BOSQUES DE MÉXICO La evolución de las políticas mexicanas con respecto a sus bosques es un caso que merece ser analizado con algún detenimiento, tanto por sus innumerables matices como por ser poco conocido fuera de México. La distribución de tierras en gran escala entre los campesinos, como consecuencia de las políticas iniciadas en la Revolución Mexicana, genera una nueva clase de conflictos ambientales. El dilema de si proteger los ecosistemas o las comunidades pobres adquiere un sentido particular. El naturalista Miguel Ángel de Quevedo pensaba que los campesinos habían sido responsables de una gran parte de la destrucción de los bosques del país, y temía que si no se fijaban límites a la redistribución de la tierra, los bosques de México estaban condenados. Insistía en que los campesinos "a quienes se adjudicaran tierras, deberían dejarlas inalteradas si no eran adecuadas para la agricultura. En lugar de desmontar irresponsablemente la tierra para cultivarla, deberían buscar tierras más apropiadas en otras partes del ejido (tierras comunales)" 422 . La Secretaría de Agricultura de la administración de Álvaro Obregón (1920- 1924) informaba que: "Esta Secretaría ha recibido diariamente muchas quejas sobre cómo la tala de bosques destruye no sólo la provisión de madera, sino de cómo provoca resultados más graves al secarse las corrientes de agua y al producirse desastrosas inundaciones que dejan una estela de tierra estéril y desértica. Es por ello que la Secretaría, con el objetivo de evitar tales daños, recomienda al gobierno que tome las medidas necesarias para detener estas caóticas prácticas y establecer una explotación racional de los bosques que garantice la conservación perpetua y el uso de ellos". La Ley Forestal de México de 1926, reglamentó por primera vez las actividades forestales en terrenos privados: todas las entidades, tanto individuos como corporaciones, tenían que someter a los funcionarios de agricultura, para su revisión, sus planes para actividades forestales. "El gobierno mexicano recomendaba a los gobernadores iniciar una enérgica campaña contra el uso de carbón de madera como combustible. Como parte de esta campaña, los funcionarios del gobierno en la Ciudad de México pidieron a los gobernadores estatales popularizar el uso de gasolina, carbón mineral y electricidad para cocinar y para calefacción". LA CONSERVACIÓN DE LOS SERVICIOS AMBIENTALES.
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La primera actitud en materia de conservación de recursos naturales es la de preservarlos en tanto objetos físicos, sean árboles o animales destacados. Posteriormente se atiende a preservarlos debido al rol que cumplen en determinado ecosistema. Llamamos servicios ambientales a esa función. Por ejemplo, se protegen las aves rapaces porque se comen los roedores que actúan como plagas. O se conservan los bosques ubicados en las nacientes de los ríos para evitar aluviones o inundaciones aguas abajo, o para cuidar las fuentes de abastecimiento del servicio de agua potable. Es el caso de los bosques protectores en México. A comienzos de la Revolución se discute si puede prohibirse a los campesinos pobres la extracción de leña de los bosques protectores de la Ciudad de México. En un debate parlamentario, un diputado señala: “Conozco casos de procesos incoados contra cientos de individuos por el delito de cortar leña en bosques muy suyos, y un alto empleado de Fomento opina que los pueblos de Milpa Alta, de Tlálpam y de San Ángel que se encuentran en la Serranía del Ajusco, debían suspender los cortes de leña en sus propios terrenos y entrar en orden. Esos pueblos no debían explotar sus bosques, porque la conservación de éstos es necesaria para la conservación de los manantiales que abastecen de aguas potables a México. Y cuando yo llamaba la atención de la Secretaría de Fomento sobre lo imperioso de las necesidades, sobre la injusticia de la prohibición, se me contestaba: "De todos modos, sería preferible que desaparecieran esas poblaciones de la serranía del Ajusco, con el fin de que podamos seguir una política forestal más ordenada y más científica". Aquellos hombres siguen clamando porque se les permita utilizar esos pequeños esquilmos, que, en sustancia, no significan la destrucción forestal y sí significan la vida de miles de individuos y hasta el restablecimiento de la paz" 423 . La discusión política de ese momento era si no se trataba de un pretexto para obligar a esos campesinos a abandonar sus actividades de subsistencia y enviarlos a trabajar a las condiciones de extrema explotación de las grandes haciendas. En 1932 se declara zona protectora forestal a los bosques de la "Cañada de Contreras" en el Distrito Federal. Y en 1933 se establece como zonas protectoras forestales los terrenos arbolados de las cuencas hidrográficas que rodeaban los sistemas nacionales de riego. También, y por el mismo motivo, se protegen bosques para asegurar el abastecimiento de agua a las ciudades de Chihuahua y Guadalajara. Además, se declaró zona protectora forestal para detener los aluviones catastróficos que afectaban a la ciudad de Río Blanco, en Veracruz. Por su parte, el gobierno de Lázaro Cárdenas declara la necesidad de “conservar los bosques existentes en las zonas que constituyen las cuencas superiores de los ríos”. El Plan Forestal de Cárdenas señala que las capitales y demás “ciudades de importancia, constituyen los centros de mayor consumo de productos forestales, cuya explotación se realiza en forma cada vez más intensa en las zonas cercanas a dichas poblaciones". Afirma que el interés individual de los que cortan y venden madera debe quedar subordinado al interés social, ya que “la deforestación tiene como consecuencia una modificación profunda del carácter regular de las corrientes de los ríos y de los arroyos cuyas aguas se utilizan en las mismas, así como del clima".
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Así, entre 1936 y 1939, se realizó el proceso de protección del entorno para diferentes ciudades del país: como el puerto de Mazatlán, en el estado de Sinaloa; Calvillo, en Aguascalientes; y de la ciudad de Cuernavaca, en Morelos. Para el estado de Michoacán, Cárdenas estableció las de Zitácuaro, Jiquilpan, Ario de Rosales, Uruapan, Tacámbaro y la cuenca del Río Chiquito, en Morelia. Igualmente, fueron declaradas las de las ciudades de Chihuahua, San Luis Potosí, Zacatecas, Oaxaca, Veracruz y Puebla, capitales de los estados del mismo nombre. En Guerrero, se protegió al puerto de Acapulco y a la ciudad de Taxco. En Oaxaca, la ciudad de Ixtepec. En Veracruz, la ciudad de Orizaba y la cuenca hidrográfica del Río Blanco. Para terminar, en 1939, amplía la de la ciudad de Tacámbaro. En 1936 declara zona protectora forestal vedada una parte del municipio de León de los Aldamas, advirtiendo que "los propietarios de los terrenos comprendidos dentro de la zona a que se refiere este decreto quedarán obligados a cooperar en la reforestación que el Servicio Forestal efectúe y, en caso de negarse a ello, el Gobierno Federal se reserva el derecho a proceder en la forma que lo determina el artículo 25 de la ley, expropiando sus terrenos". En 1937, crea una zona para proteger de las crecidas a la ciudad de Pachuca, Hidalgo, y fija restricciones de manejo: "Dentro de los límites de la Zona Protectora Forestal queda prohibida la explotación comercial de los productos forestales, así como el ensanchamiento de las superficies de cultivo agrícolas en aquellos terrenos que por su pendiente y condiciones especiales así lo aconsejen" 424 . Muchos de estos decretos no se llevaron a la práctica por falta de fondos o de personal técnico especializado. Es decir, que en la década de 1930 hubo una política muy activa para la protección de los servicios ambientales prestados por los bosques. El uso de bosques protectores en las partes altas de las cuencas hídricas es la forma más eficaz y barata de evitar aluviones e inundaciones. Me gustaría saber cuántos gobiernos latinoamericanos actuales lo están haciendo, ya que la política habitual es tomar un crédito internacional para realizar una gran obra pública, con enorme consumo de cemento, impactos ambientales significativos y escasos resultados. LOS BOSQUES DE CHIAPAS Este conservacionismo de los primeros momentos fue reemplazado por una gran permisividad, a medida que los grupos industriales se hacían políticamente más poderosos. En 1944, siguiendo las políticas industriales gubernamentales, el Congreso mexicano modificó los límites del Parque Nacional Colima para quitar la protección de casi todas las áreas arboladas y permitir su explotación por una fábrica de papel. Durante los años sesenta, el gobierno mexicano llevó a cabo un programa masivo de construcción de carreteras para facilitar la extracción de los árboles de caoba, cedro y ceiba que todavía quedaban en la zona. Al mismo tiempo que la industria forestal adquiría un auge explosivo en Chiapas, los inmigrantes que no podían mantenerse en suelos que eran rápidamente privados de sus nutrientes, vendieron sus tierras a ganaderos, quienes, apoyados por políticos
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locales, convirtieron gran parte de la selva en tierras de pastoreo. En 1940, la selva lacandona cubría 1,3 millones de hectáreas; en 1990 sólo quedaban 300.000. Si los caminos fueran seguros, se podría ir a pie desde San Cristóbal de las Casas a San Juan Chamula. El pueblo indio es apenas un suburbio de la ciudad colonial y blanca. No hay nada en su edificación que lo distinga de tantos otros asentamientos campesinos de México. Pero hay que entrar en la iglesia para percibir esa otra cultura. Los santos son quizás los mismos, pero cada uno lleva un espejo en el pecho, que refleja el alma del que va a rezarle. En la nave vacía, sin bancos ni nada que les estorbe el camino, las familias se arrodillan en pequeños manchones. Cada una enciende sus velas sobre el piso, quema unas hierbas y le habla a Dios en lengua tzotzil, la misma que usaban cuando los dioses eran jaguares 425 . Aunque la iglesia dice ser católica, no hay un cura que diga misa, sino un shamán que conduce sus almas hablándoles en voz baja de a uno en uno. Las familias siguen cada una su propio diálogo con Dios, a veces gritan y lloran, y le entregan sus ofrendas: el humo del incienso, un vaso de tequila y una botella de Coca-Cola. ¿Acaso el refresco cumple la misma función que el vino en la misa? ¿O la gaseosa es el reflejo de una sociedad que no tiene un lugar para ellos? Mientras en Ciudad de México se hacían discursos por el Quinto Centenario y en Veracruz se lo festejaba con cohetes y mariachis, los chamula se fueron a San Cristóbal de las Casas a voltear la estatua del fundador de la ciudad, dando comienzo a la insurrección zapatista. Los hacendados armaron un grupo de pistoleros para atacar San Juan Chamula, mientras los indios preparaban la defensa. En todo el Estado de Chiapas el aire se cortaba con cuchillo y nadie puede decir de veras que esto lo sorprendió. Si bien los indios pueden contabilizar cinco siglos de agravios, la situación empeoró realmente en las últimas décadas, en las que la demanda industrial hizo que la selva lacandona fuera objeto de un saqueo sistemático. Todavía en 1945, buena parte de la selva era inexplorada y salvaje hasta un punto difícil de imaginar: los jaguares rondaban las haciendas para comerse los perros y, cuando una expedición científica cazó un cocodrilo, encontraron en su estómago un pedazo de tela floreada y un mechón de cabellos de mujer. Esa selva hostil a la civilización moderna, fue el habitat tradicional de numerosos pueblos que extraían de ella alimento y vestido, techo y medicina. El hacha, el fuego y la topadora destruyeron un mundo sin llegar a crear otro. La economía de Chiapas se basó en el saqueo de la selva. El naturalista Miguel Álvarez del Toro describe esa destrucción: "las selvas eran transformadas a una velocidad increíble en maizales y pastizales. Todo estaba muerto y aniquilado. En todas partes había cráneos y esqueletos de muchos animales, incluso de tapires. Cuando a esos desagradables individuos se les preguntó para qué cazaban los tapires, respondieron que para eso eran los animales, para matarlos". Así, lo que era pobreza con acceso a medios de subsistencia naturales pasó a ser miseria sin esperanzas.
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Los indios siguieron mirando desde afuera a una sociedad que los ha privado de sus formas de vida tradicional sin darles otras nuevas, y que les mostró el lujo de los que se hicieron ricos lucrando con los ideales de la Revolución Mexicana. El escritor Carlos Fuentes llamó cambio de piel al proceso que transformó a los viejos guerrilleros en industriales y financistas. Entretanto, en uno de los palacios más impresionantes del mundo, el del Museo Nacional de Antropología, residen unos indios de cera, la imagen oficial de un país que es mestizo, pero que se niega a aceptarlo en los hechos. Es frecuente la realización de maniobras económicas y políticas para la obtención de concesiones de explotación maderera, que se realizan sin ninguna evaluación de las condiciones de renovabilidad de los recursos naturales involucrados. Por ejemplo -según una denuncia de las muchas que circularon en el Estado de Chiapas- en 1971, tres pueblos caribes pidieron que se les asignaran 10 mil hectáreas en la zona de la selva lacandona. El Gobierno respondió otorgándoles 614 mil hectáreas, muchas de las cuales ya estaban pobladas por otras 47 comunidades indígenas. Al año siguiente, entra en operaciones una compañía forestal que hace accionistas de dicha empresa a los propios caribes sin que ellos se enteraran. Pocos meses después, los caribes le firman a la empresa un contrato de explotación maderera de 35 mil metros cúbicos al año, para que explotara caoba y cedro en el latifundio que el gobierno les había otorgado. Cada uno de los caribes recibe dinero del gobierno, además de donarles obras y una avioneta, como pago o producto de los "derechos de monte" que ellos habían otorgado a la citada empresa. “Durante todo el periodo de los años 70's, la maquinaria de las compañías madereras seguían abriendo enormes corredores en el corazón de la selva lacandona, destruyendo el suelo selvático frágil, y especies de arboles que actualmente se encuentran en peligro de extinción como la caoba, cedro, guanacastle, palo picho, ceiba, jolmashte, matilisguate, jobo, cashan, guapaque, cedrillo, guaite, molinillo, bojón, papelillo, petastillo y ramoncillo; pues por cada árbol caído llevó consigo a dos o tres árboles vecinos” 426 . LOS BOSQUES DEL SUR DE CHILE En Chile, la destrucción del bosque nativo va asociada a la plantación masiva de especies forestales, con destino a diversas industrias y a la exportación. En una primera etapa, estas actividades recibieron una buena adhesión por parte de la población, que no suele diferenciar entre bosque nativo y bosque implantado. En buena parte del continente, la cultura popular de esta etapa supone que cuando se tala un árbol debe plantarse otro, aunque no sean de la misma especie ni cumplan funciones equivalentes en los ecosistemas. Es decir, es trasladar a escala de un país lo que puede ser cierto en una forestación urbana, donde podemos poner una especie u otra con fines decorativos. A partir de la década del ´30 llegan las primeras empresas que inician la explotación industrial del alerce, se instalan en Santa Elisa, Chaihuín, Valdivia y en las riberas del Seno de Reloncaví, se trataba de una actividad que se orientaba a la exportación. Poco a poco los alerzales desparecían.
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Sólo a mediados de 1945 el organismo estatal CORFO manifestaba que de no mediar protección “con los sistemas actualmente (utilizados) en 100 años o menos la riqueza maderera chilena puede estar agotada (ya que) el sistema de explotación puede ser denominado “a muerte”, pues, por lo general, se explota el bosque de una vez para siempre”El aumento del valor internacional de maderas finas hacia la década del ´60 determinó una fuerte expansión de la demanda. Las innovaciones tecnológicas en los camiones, las torres de extracción y las motosierras eran capaces de explotar los bosques más tupidos y en laderas más abruptas. Empresas forestales norteamericanas fijan su atención en los bosques templados y húmedos del cono sur americano. Había llegado el momento para los últimos alerces de Chiloé continental. En las montañas de Contao al sur del Seno Reloncavi , escondidos por escarpadas laderas estaba el que tal vez fuera era el bosque mas antiguo del planeta; los alerces de valle del Patamai ubicado en las laderas del Volcán Apagado y que serían sometidos a una tala rasa que dio cuenta de los ejemplares mas anchos y altos en una explotación que duro casi 10 años (1960-1970) y que tumbó la “mayor catedral verde” de Chile. Las autoridades del gobierno de Frei alarmadas por las escandalosas noticias que recibían de este crimen ecológico establecen un reglamento para la corta del alerce que en sus considerandos decía que “la especie arbórea denominada alerce, se encuentra sometida, a lo largo del territorio nacional, a una explotación intensiva y sin control, por lo que existe el serio peligro de extinción de dicha especie”. Cuando ya habían sido cortados casi el 80 por ciento de los bosques de alerces existentes a la llegada de los españoles y ante la presión de las nuevas ideas de conservación se dictó en 1976 el decreto supremo 490 que prohíbe el corte de alerces vivos. Gabriela Mistral escribió: estoy con “el mismo alerce patagónico que tal vez nos ha visto en indiada suelta, luego en colonia rigurosa, luego en república, ¡y sabe Dios cuántos trances más nos ha de ver todavía!” 427 LOS POBRES TAMBIEN DEFORESTAN Además de la gran hacienda, a menudo se atribuye a los pobladores de menores ingresos el sobrevivir a costa de la destrucción de los bosques. Por ejemplo, se afirma que “el sistema de cultivos de milpa en El Salvador, que expone los terrenos a cultivos intensivos hasta agotarlos, la quema de bosques como forma de habilitación de dichas superficies y la introducción de la ganadería por los españoles son algunas de las causas que han contribuido a la devastación de los bosques en El Salvador” 428 . En todas partes, el latifundio está rodeado de un rosario de minifundios. Se trata de personas que complementan sus ingresos con producciones de autosubsistencia y trabajos que realizan en la gran hacienda. En la medida de que disponen de una superficie muy pequeña, lo habitual es que se expandan a costa de la vegetación natural. Por otra parte, en muchos países, el otorgamiento de la propiedad de la tierra requiere que el interesado la ocupe y le haga mejoras que indiquen su voluntad de
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explotarla productivamente en vez de tenerla como bien de especulación. La deforestación suele ser considerada una mejora, de modo que el acceso a la propiedad de la tierra puede pasar por destruir su cobertura vegetal. Con ella se suele destruir también su fertilidad. LO QUE QUEDA CUANDO SE HA DESTRUIDO LA VEGETACIÓN NATURAL El vinal es un arbusto que crece en las áreas secas de la región chaqueña de Argentina, Paraguay y Bolivia, que puede alcanzar de tres a cinco metros de altura. Tiene espinas de 25 centímetros de largo, con las que es frecuente que las vacas pierdan los ojos. Ocupa e inutiliza campos ganaderos, en los que no permite el crecimiento de los pastos, además de impedir la entrada del ganado. La invasión del vinal es un ejemplo de alteraciones de las condiciones ambientales en áreas marginales. Antes de la colonización del Chaco, el vinal no podía expandirse porque la sombra provocada por los pastizales impedía el crecimiento de las plántulas. Además, los indios quemaban cada tanto los campos para cazar, y estas quemazones perjudicaban a las leñosas. El pastoreo excesivo le da al vinal el sol que necesita en sus primeros estadios de crecimiento. Este proceso comenzó a partir de la guerra del Chaco, durante la cual algunas zonas sirvieron de área de pastoreo a los ganados usados durante la guerra. El sobrepastoreo llevó a la expansión del vinal, lo que a su vez condujo al traslado del ganado a otros campos que ya tenían uso ganadero- lo que significó también sobrepastorearlos. De este modo, al haber menos pasto se facilita el crecimiento del vinal. Al mismo tiempo, el ganado come los frutos y "siembra" las semillas con sus deyecciones, con lo cual acelera la invasión. El vinal afectó en grados diferentes a unos 2 millones de hectáreas. Se lo intentó controlar con defoliantes y tractores con cadenas 429 . El plaguicida que se recomendó para malezas leñosas es el 2,4,5-T (triclorofenoxiacético). Este producto químico fue usado como arma durante la guerra de Vietnam y sus efectos fueron tan nocivos que se lo incluyó entre las armas que debían prohibirse en los conflictos armados. Como los defoliantes son sustancias que matan las plantas, los rociaban con helicópteros para "limpiar" la selva donde se escondían los vietcongs y poder verlos desde arriba. Decenas de miles de hectáreas fueron rociadas con una sustancia capaz de matar los enormes árboles de las selvas tropicales. Pero parece que nadie dijo que un veneno capaz de matar árboles quizás fuera también nocivo para las personas. En las zonas afectadas provocó nacimientos deformes e innumerables casos de cáncer, que afectaron también a los soldados que lo manipulaban. Por estos efectos, se prohibió su uso como arma de guerra. Sin embargo, fue reciclado para usos civiles, con graves daños sobre la salud humana y los ecosistemas. Una vez prohibido en Estados Unidos, se lo siguió fabricando, exclusivamente para exportarlo al Tercer Mundo 430 . Además de la contaminación, estas soluciones tienen costos elevados, que no pueden afrontar los productores que se han visto obligados a sobrepastorear sus campos por falta de ingresos. Aún en el caso de poder aplicarlas, son sólo paliativos: es necesario alambrar los campos para evitar que el ganado lleve las
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semillas y esta inversión no está al alcance de los ganaderos medios de la zona. En otras palabras, que los bajos ingresos obligan a los pequeños ganaderos a sobreutilizar sus campos y que esa sobreutilización abre el camino a las leñosas. Las soluciones de fondo pasan por otro manejo del recurso, porque aunque se destruyan las malezas, "si se debilita el pasto por pastoreo continuo, las leñosas van a volver"431 . Y son condiciones sociales las que impiden un uso racional de este recurso, lo que equivale a decir que el problema del vinal no tiene solución si no se modifican dichas condiciones sociales. En distintos ecosistemas, la destrucción de la cobertura vegetal originaria dispara la expansión de especies nocivas. Es sugestivo el paralelo entre el vinal chaqueño y la plaga del marabú en Cuba. Se trata de una leguminosa, cuyos frutos come y dispersa el ganado y que crece en tierras deforestadas y que han sido sobrepastoreadas. Introducida en la isla por motivos ornamentales, se transformó en plaga a partir de la guerra de 1898. Como en el caso anterior, el disparador es la guerra, pero el fenómeno se consolida por el uso social de los recursos naturales. “Se cree que las tropas españolas, durante la guerra, se convirtieron en propagadoras inconscientes, al acampar varias veces fuerzas de caballería en la finca La Bola y sus alrededores. Los caballos, que comían los frutos, esparcían luego las semillas por distintos lugares cuando se salía de operaciones o se producía un cambio de campamento. De hecho, la importancia del factor humano en la distribución del marabú parece quedar constatada por su presencia frecuente a lo largo de los caminos y carreteras, además de los cursos de los ríos”. “La guerra de 1895 se considera un momento clave en la conversión del marabú en plaga, debido al estado de abandono en el que quedaron muchas fincas durante cl conflicto. Pero, esto sólo explica la fase inicial. En lo adelante, se debe tener en cuenta otras causas más generales y permanentes. El marabú no prospera en áreas boscosas ni en terrenos cultivados eficientemente, por lo que, en muchos casos, ha ocupado aquellas tierras, abandonadas por el hombre al considerarlas cansadas, poco productivas u ociosas, así como zonas desmontadas con absoluta imprevisión sobre sus nefastas consecuencias, como ha ocurrido en las márgenes de los ríos. Las áreas ganaderas son las más afectadas, por la forma descrita de propagación a través del ganado” 432 . En esta etapa, una mirada más científica discute qué hacer ante la invasión. Por ejemplo, en 1936, una Revista de Agricultura señala dos posibilidades: Una era “regar los campos cubiertos por la planta con petróleo” lo que eliminaría la plaga y con ella toda otra posibilidad de vida en esos suelos. La otra era forestar esas tierras con cedros, para sombrear la plaga ya demás hacer un cultivo útil y rentable. Previsiblemente no se hizo ni lo uno ni lo otro. LAS ESPECIES INTRODUCIDAS En esta etapa se produce una importante forma de contaminación biológica, por la introducción de especies, que provocan alteraciones en los ecosistemas. Cada etapa histórica, cada modelo social y productivo, cada cambio en actitudes culturales, significan cambios importantes en el balance de especies animales y vegetales
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existentes. Esto puede ocurrir por competencia entre especies nuevas y las anteriores, por agotamiento del habitat, por sobreextracción de algunas especies determinadas (por motivos económicos o culturales), etc. En las zonas próximas a la ciudad de Bogotá, “se introdujeron especies vegetales foráneas como el eucalipto y el pino pátula ó mexicano, con el fin de colaborar con la “estabilización” de los terrenos húmedos de la sabana, que dadas las condiciones biogeográficas, crecieron más rápido de lo esperado, incluso usándose en procesos de “reforestación”. En los barrios de la ciudad, apareció el pasto quicuyo en los antejardines, las rosas y los cipreses (mal conocidos como pinos en estas latitudes), desalojando parcial y totalmente en algunos casos las especies nativas; incluso el laurel y el encenillo sufrieron un ataque fuerte a lo largo del siglo XX, debido el primero a tradiciones culturales/religiosas (la tradicional cruz de mayo, de hojas de laurel) y el segundo a actividades manufactureras (la curtiembre de pieles al tanino)” 433 . En Argentina, los cultivos pampeanos son invadidos por nuevas malezas, diferentes de las que los habían afectado en etapas anteriores, como el cardo de Castilla. El sorgo de Alepo fue introducido para usarlo como forrajera y para proteger de la erosión los terraplenes de los ferrocarriles. Se convirtió en la maleza característica de esta etapa, ya que sus mismas ventajas lo convirtieron en maleza. Su rapidez de propagación y sus largas raíces le permitieron invadir campos de cultivo e hicieron muy difícil su erradicación 434 . AMBIENTE Y SEQUÍAS A pesar de una abundante bibliografía internacional que dice lo contrario, los desastres naturales no existen. Hablar de desastres naturales es una forma de eludir las responsabilidades de quienes ubicaron a una población en un área de riesgo. Un terremoto en un desierto no es un desastre. Es un simple evento natural. Es necesaria la conjunción de fenómenos naturales con determinadas situaciones sociales para que podamos hablar de desastre. Lo que quiere decir que un desastre disparado por un fenómeno natural es siempre un desastre ambiental. La novela “Vidas secas”, de Graciliano Ramos, describe la emigración de una familia que huye de la sequía en el nordeste brasileño. Es una caminata interminable bajo el sol del desierto, los padres con sus hijos, los pocos objetos que pueden cargar, un perro y un loro. En ese éxodo, el silencio de los humanos es tan profundo que el loro aprende a ladrar 435 . La sequía de 1932 afectó un área de 650 mil kilómetros cuadrados, “comprometiendo a una población de 3.000.000 de personas. La migración hacia el litoral empezó en Ceará, generalizándose rápidamente, produciéndose entonces asaltos y saqueos. Durante esta sequía surgió el bandolerismo en el sertão, pues la población de Cansanço, en Bahía, fue asaltada y saqueada por un grupo de bandidos” 436 . Estas situaciones, en las cuales el desastre ambiental hace desaparecer el Estado y sus funciones quedan en manos de grupos armados particulares están descriptas en las películas de Glauber Rocha: “Dios y el diablo en la tierra del sol” y “Antonio das Mortes, matador de cangaceiros”.
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Las ondas de sequía del nordeste producirán pulsos de migración hacia las grandes ciudades y hacia la Amazonia, en los períodos de auge del caucho. Esto lleva, por supuesto, al crecimiento explosivo de las favelas y a la profundización de las situaciones de esclavitud entre los caucheros del Amazonas. “La sequía de 1970 arrojó muchedumbres hambrientas sobre las ciudades del nordeste. Saquearon trenes y comercios; a gritos imploraban la lluvia a San José. Los “flagelados” se lanzaron a los caminos. Un cable de abril de 1970 informa: “La policía del Estado de Pernambuco detuvo el domingo último, en el municipio de Belém do São Francisco, a 210 campesinos que serían vendidos a propietarios rurales del estado de Minas Gerais a dieciocho dólares por cabeza” 437 . En este contexto surgen las ligas campesinas, que pelearán por la tierra de los pobres. Pero su primera reivindicación es de las más desgarradas: reclaman siete palmos de tierra y un cajón. Uno de sus fundadores explica que “antes de la Liga, cuando uno de nosotros moría, el cajón (para el velatorio) lo prestaba la Municipalidad. Después que el cuerpo era llevado a la fosa común, el cajón volvía al depósito municipal. Hoy la Liga paga el entierro y el cajón baja con el muerto" 438 . Después de pelear por los muertos, pelearán por los vivos y reclamarán tierras para cultivar, en uno de los movimientos sociales más importantes del continente. Las situaciones ambientales también tienen distintas consecuencias de género. La sequía afecta de un modo diferente a las mujeres que a los hombres del sertão. Hay tres situaciones diferentes con respecto a las mujeres de esta región: • En la primer situación, está la mujer rural que convive con el marido y los hijos que trabaja en la tierra y en las tareas domésticas, y que en tiempos de sequía, inclusive con el marido presente en casa, se incorpora a los frentes de emergencia, recibiendo un mísero salario (inferior al que se le paga al hombre) para completar el ingreso familiar. • El segundo tipo se refiere a la mujer trabajadora rural jefe de familia, Estas mujeres tratan de migrar a las ciudades en busca de mayores recursos económicos, principalmente durante la época de sequía y cuando no pueden contar con la ayuda de parientes. • El tercer tipo de mujer trabajadora son las llamadas "viudas de la sequía", que quedan solas mientras los varones salen para diferentes lugares del país en busca de trabajo. “Abandonadas a su propia suerte, manejando el hogar, cuidando de "lo que queda", viendo a los animales enflaquecidos morir de hambre, sufriendo con los hijos que lloran por no tener qué comer, luchando con todas sus fuerzas, alimentándose con lo que anteriormente era inaceptable para la alimentación humana, organizándose, forman verdaderas romerías para pedir ayuda a las autoridades de la ciudades más cercanas, llegando inclusive a participar en saqueos a los mercados” 439 . LAS ENFERMEDADES AMBIENTALES
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En cada etapa histórica, hay enfermedades características, ya sea por su mayor prevalencia o por su presencia dentro de la cultura. Es el caso de cólera en el siglo XIX o la lepra durante la Edad Media. En esta etapa, el mal de Chagas ocupa un lugar significativo. Después de haber estudiado las enfermedades predominantemente urbanas, en esta etapa comienzan a verse las que son más frecuentes en el medio rural. En 1928 Carlos Chagas, descubridor de la enfermedad, le envía una carta al argentino Salvador Mazza, en la que le dice: "Si desea investigar esta enfermedad, tendrá todos los gobiernos en contra. A veces pienso que más vale ocuparse de crustáceos y batracios que no despiertan la alarma de nadie" 440 . Como toda enfermedad de la pobreza, investigarla significa poner de manifiesto conflictos sociales. Mazza debió enfrentar a las autoridades sanitarias de la época para convencerlos de la necesidad de quemar las viviendas de paja y barro -habitat de las vinchucas- único medio conocido, en aquel entonces, de combatir la enfermedad. Es una endemia propia de los países latinoamericanos, que se trasmite por picadura de un insecto portador (la vinchuca o Triatoma infestans), que inocula un parásito al paciente. Hay dos formas fundamentales de esta enfermedad: la forma aguda es un cuadro infeccioso que aparece a las pocas horas de la picadura. Solamente el uno por ciento de los enfermos tienen estas manifestaciones visibles. Durante el período agudo, la enfermedad es curable. La fase crónica generalmente se manifiesta entre los 10 y los 25 años después de la picadura, cuando el desarrollo de los parásitos ya ha producido lesiones cardíacas irreversibles. En las zonas afectadas es frecuente la muerte repentina de personas jóvenes, sin causa aparente, debido a secuelas del Chagas. Se especula que la enfermedad cardíaca de Charles Darwin haya estado asociada a esta enfermedad, adquirida durante sus viajes por América del Sur. La vinchuca anida en el techo de paja de los ranchos, en cada uno de los cuales pueden encontrarse hasta 3.000 ejemplares. Es una enfermedad que afecta también a los animales domésticos de sangre caliente, por lo cual es frecuente que vinchucas no infectadas piquen a un animal enfermo y de allí transmitan la enfermedad al ser humano. No hay cifras confiables sobre cantidad de enfermos de Chagas. La cantidad de casos que se denuncian cada año varía según el interés de las autoridades en encontrarlos o en ocultarlos. Lo que sí puede efectuar-se es un cálculo de la población que corre el riesgo de enfermar, sin que se pueda afirmar si ha contraído realmente la enfermedad. Es evidente que si el habitat característico de la vinchuca es el techo de paja de los ranchos, el problema no tiene solución mientras la población viva en ranchos. Mientras tanto, hay algunos paliativos posibles, por ejemplo, la fumigación. El gammexane mata la casi totalidad de las vinchucas de un rancho. Sobreviven algunas, que son las que poseen resistencia natural al insecticida. Estas que sobreviven transmiten su resistencia a sus descendientes, lo que obliga a desconfiar de las soluciones basadas en el uso exclusivo de insecticidas.
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Pero existen además factores culturales, que hacen que ni siquiera la construcción de viviendas sea suficiente. Ello se debe a que la vivienda rural cumple funciones diferentes a las de la vivienda urbana: •
En la zona algodonera formoseña, se entregaron viviendas a grupos de pobladores. Las casas tenían detalles de diseño bastante cuidadosos, que las hacían "a prueba de vinchucas". Pero al llegar la época de las lluvias, la gente guardó dentro de la casa los fardos de algodón, los que sí estaban infestados.
•
En las afueras de Clorinda (Formosa, Argentina) existe un grupo de casas construidas según planes del Banco Hipotecario Nacional. El diseño responde a criterios estándares, utilizados en otras partes del país. Solamente que, si el alero es un elemento decorativo en el Gran Buenos Aires, en Formosa el clima subtropical lo hace indispensable. Las casas carecían de alero y sus moradores les habían adicionado uno, construido de paja según las mismas técnicas empleadas al construir los ranchos 441 .
EL DETERIORO DE LAS TIERRAS AGRÍCOLAS La llamada "Revolución Verde" es un ejemplo significativo de la aplicación de los criterios industriales a la explotación de los ecosistemas. “En América Latina se han intervenido casi todos los ecosistemas naturales, convirtiéndolos en agrosistemas con una alta mecanización a base de grandes flujos de energía, especialmente petrolera. A medida que la tecnología agrícola se modernizaba a raíz del desarrollo del capitalismo agrario registrado en nuestro continente en las últimas décadas- mayor ha sido el subsidio energético. La "Revolución Verde" ha debido llamarse "Revolución Negra" porque se ha desarrollado gracias a un uso desmedido de petróleo, aprovechando que su precio era bajo hasta principios de la década de 1970” 442 . El principio básico de la "Revolución Verde" es tratar de “superar” las diferencias naturales entre los distintos ecosistemas mediante la adición masiva de agroquímicos. Esto supone producir semillas híbridas de alto rendimiento que crecerán protegidas de las malezas y de los insectos por plaguicidas. Se trata de artificializar el medio agrario mediante diferentes combinaciones de estos agroquímicos. Por un lado, las semillas híbridas significaron un avance en el proceso de monopolización tecnológica. Tradicionalmente, los agricultores elegían una parte de su cosecha que volvían a sembrar, para obtener plantas semejantes a sus padres. Pero los híbridos son plantas que proceden de padres de dos variedades diferentes, no siempre conocidas. Si el productor intenta sembrar los granos que han sido producidos por plantas híbridas, se encontrará con una sopresa desagradable: los híbridos no transmiten todas sus características a su descendencia. Por supuesto, que si sembró trigo obtendrá trigo, pero será un trigo de mucho menor rendimiento que el original, es decir, el que proviene de semillas compradas a la gran empresa proveedora. Hay indicios de que la investigación genética se orientó a lograr ambas cosas. Es decir, un trigo de alto rendimiento en la primera generación y de bajo rendimiento en las siguientes, como una manera de obligar al productor a seguir comprando semillas todos los años. En otras
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palabras, que el desarrollo tecnológico no apunta sólo a producir más alimentos sino, muy especialmente, a una significativa concentración del poder económico. Este modelo productivo sólo puede funcionar con un alto nivel de contaminación por agroquímicos. La artificialización del medio agrario supone ocupar amplias extensiones con monocultivos. Pero cultivar una sola especie significa también cultivar y criar a sus enemigos naturales. El modelo productivo sólo cierra con cantidades masivas de plaguicidas. Los mismos plaguicidas se usaron para combatir los vectores que transmiten diversas enfermedades, como el mosquito anofeles, que transmite la malaria, o la vinchuca, que transmite el mal de Chagas. El que hayan sido exitosos en matar insectos hizo olvidar al principio que contribuían a solucionar un problema pero generaban otro nuevo. Porque un plaguicida es un contaminante obligado. Es decir, que no es evitable como el humo de una chimenea, sino que la única manera en que puede utilizárselo es arrojándolo en los ecosistemas. La primera generación de plaguicidas (los clorados, por estar basados en fórmulas de cloro, de los cuales el DDT es el más conocido) fue vendida masivamente por su enorme poder residual. Es decir, que seguían siendo eficaces mucho tiempo después de la fumigación. Esto significaba que no eran biodegradables y sus consecuencias sobre los ecosistemas se hicieron sentir pronto 443 . La obra “Primavera Silenciosa”, de la norteamericana Rachel Carson llamó la atención sobre uno de los aspectos más destacados del impacto ambiental de los clorados: producen algunos cambios en el metabolismo del calcio de las aves. Son cambios pequeños, pero suficientes como para adelgazar la cáscara de los huevos. El resultado es que el polluelo rompe el cascarón antes de ser viable y muere. Pronto la biósfera entera quedó contaminada con clorados. Se acumularon en todos los ecosistemas del mundo y también en las grasas humanas. Calificados como potencialmente cancerígenos, se comenzaron a poner restricciones a su presencia en alimentos y se trató de encontrarles un reemplazo eficaz. Esto originó por lo menos dos situaciones de uso de un doble estándar ambiental: •
Por una parte, algunos países latinoamericanos (como Argentina a partir de principios de la década de 1970) prohibieron su empleo, pero sólo lo hicieron en los cultivos destinados a la exportación. Aquellos productos que iban al mercado interno siguieron contaminados con clorados. Y lo que era una cuestión de salud pública se explicó como referido a las características de los mercados, que por alguna razón incomprensible pedían alimentos sin plaguicidas.
•
Pero además, el reemplazo de los plaguicidas clorados por otros nuevos, significó proteger la salud del consumidor a costa de la salud del trabajador rural.
Para combatir las plagas de un modo eficaz y que no dejara residuos en los alimentos, las empresas químicas decidieron utilizar plaguicidas que fueran biodegradables. Como tenían poco tiempo para actuar antes de degradarse, la
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consecuencia lógica fue aumentar su toxicidad, de modo que pudieran acabar con todos los insectos en poco tiempo y después llegar limpios a las mesas de los compradores. Se usó para esto el parathion, un gas neurotóxico que había sido desarrollado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Esto dio lugar a otra familia de plaguicidas, conocidos comúnmente como fosforados. La fumigación masiva con fosforados provocó una importante mortalidad en los trabajadores rurales de todo el continente. En ocasiones, las tragedias ocurrieron por ignorancia o simple negligencia en el manejo de un producto de toxicidad tan elevada que una gota basta para matar a una persona. Las empresas no advirtieron todas las implicancias de su toxicidad y fueron frecuentes los casos de envenenamiento por emplear los envases vacíos como recipientes para llevar el agua. Rigoberta Menchú, la dirigente indígena que recibió el Premio Nobel de la Paz relató que su hermano murió cuando el dueño del campo en el que estaba empleado olvidó evacuar a los trabajadores antes de realizar una fumigación aérea con parathion. En otras circunstancias, el daño aparece de un modo más insidioso. La intoxicación aguda con parathion provoca la muerte instantánea, pero la intoxicación crónica con este neurotóxico puede provocar profundas depresiones. El resultado fue un índice elevadísimo de suicidios en la zona algodonera del Chaco argentino, donde las fumigaciones eran tan intensas que los pobladores sentían continuamente el olor acre del parathion. ¿A QUIÉN LE IMPORTA LA FAUNA? En esta etapa, la mayor afectación de la fauna se produce por deterioro de sus habitats naturales, antes que por caza directa. Sin embargo, la percepción de este fenómeno es tardía: son muchos los funcionarios encargados de la conservación de la fauna que atienden más a la protección de ejemplares individuales atacados por cazadores que a las consecuencias de la destrucción de habitats 444 . En la mayor parte de esta etapa, los recursos faunísticos carecen de interés, salvo en los casos en los que se les puede dar un aprovechamiento económico directo. Por razones políticas, el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940) "recomendó a los funcionarios de caza penalizar lo menos severamente posible a los indígenas que violaran los reglamentos de caza". Más adelante, las prioridades políticas cambiarán y los gobiernos dejarán de penalizar a los cazadores ricos. A medida que disminuyen las poblaciones de animales de caza en los países del Norte, sus cazadores deportivos se desplazan hacia países del Tercer Mundo, incluyendo los de América Latina. Por razones de proximidad geográfica, México es el primer pais afectado por los cazadores norteamericanos. Charles Sheldon, un cazador de piezas mayores norteamericano, se lamentaba por la desaparición de los grandes mamíferos que habían adornado sus viajes por los desiertos del norte de México, y también hacia notar la falta de apoyo a las normas de protección de la fauna silvestre. No se estaba cumpliendo la veda de diez años establecida por del presidente Álvaro Obregón para la caza del borrego cimarrón y del antílope (1922). Sheldon decía que el gobierno mexicano se había conformado
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con firmar el decreto, pero sin haber establecido "recursos para pagar a los guardias, ni planes de acción" 445 . El Servicio de Peces y Fauna Silvestre de los Estados Unidos estimó en 1948, que los cazadores norteamericanos mataban ochocientos patos a la semana en el norte de México. También habían contribuido a la extinción casi total del oso gris y del lobo gris mexicanos. México no había firmado la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y, por esta razón, se convirtió en un importante centro de operaciones para los traficantes de animales. La mercancía de los contrabandistas incluía especies vivas de origen tan distante como: cacatúas de Indonesia, guacamayas brasileñas, monos africanos y boas constrictor de América del sur. Además, el comercio de pieles de felinos contribuye a la desaparición del jaguar, del puma y del ocelote en México. A fines de los ochenta, los conservacionistas mexicanos y norteamericanos estimaron se contrabandeaban que cientos de especies por un valor de 400 millones de dólares. La renuencia del gobierno mexicano para firmar el CITES generó airadas protestas de conservacionistas mexicanos y del extranjero. Sin embargo, la firma de tratados no es garantía de la conservación. En muchos sitios, la normativa de protección sólo ha servido para enriquecer a los funcionarios encargados de firmar cuotas de autorizaciones de caza, basados en estudios "científicos" hechos a medida de los traficantes de fauna. Otro país que ha actuado como puente para el tráfico ilegal de fauna es Paraguay, que aparece en diversas oportunidades exportando productos hechos con animales de caza prohibida. Es sugestivo que en diversos años sus estadísticas hayan registrado exportaciones de ponchos de vicuña. La vicuña es un animal que sólo vive en las altas montañas de la Cordillera de los Andes, en ecosistemas que no existen en Paraguay. En toda esta etapa son más visibles las especies amenazadas por la caza que por la destrucción de habitats y tenemos mucha más información sobre las primeras que sobre las segundas. El motivo es que el movimiento económico que se genera a partir de esta actividad lleva a detectar casi de inmediato la disminución de las poblaciones animales que son objeto la caza. Las afectadas por las alteraciones del habitat suelen ser especies de menor interés económico, cuya escasez aparece sólo en estudios especiales. En la década de 1960, Argentina distribuye un listado de productos cuya exportación había crecido significativamente en años recientes. Bajo el rimbombante título de "Productos industriales nuevos" se encontraban los cueros de yacaré que tenían una importante demanda para la confección de carteras, billeteras y zapatos. Previsiblemente, nadie pensó en lo que implicaba reducir las poblaciones del principal depredador de un ecosistema. Proliferaron los depredadores menores, como las palometas y pirañas. Y sucede que esas especies de cocodrilos no atacan al hombre, pero las pirañas sí lo hacen. El resultado es que las carteras de yacaré confeccionadas en Italia con materia prima argentina provocaron el abandono de una serie de balnearios ubicados sobre el río Paraná o sus afluentes, debido a los frecuentes ataques de pirañas 446 . Comenzaron en zonas más alejadas, como la provincia de Formosa, pero en enero
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de 2008 un cardumen atacó a un grupo de bañistas en las playas de la ciudad de Rosario, provocando 40 heridos 447 . NUEVAS PRESIONES SOBRE LA FAUNA MARINA La fauna marina recibe la doble presión de la contaminación y de nuevas tecnologías de extracción, asociadas a prácticas que no tienen en cuenta la renovación natural del recurso. En algunos sitios, comienza a reglamentarse la forma de las redes de pesca. Se ordena que las mallas sean lo suficientemente grandes como para permitir que los peces pequeños escapen. Esta norma -hecha para convencer al público de que se está haciendo algo- es absolutamente inútil: apenas se comienza a pasar la red, los peces capturados bloquean los orificios de las mallas, sean del tamaño que sean. Y los peces pequeños siguen atrapados en las redes. En 1935, las empresas de pesca de Estados Unidos extraían de aguas costeras mexicanas el doble de peces que los mexicanos (16.865 toneladas contra 8.388 toneladas). Y los Estados Unidos eran sólo uno de los países que explotaban las pesquerías marinas mexicanas. En 1940, el novelista norteamericano John Steinbeck observó el saqueo de la vida marina por pescadores extranjeros: "Además de los camarones, estas embarcaciones matan y desperdician muchos cientos de toneladas de peces cada día, varias de las cuales son desesperadamente necesitadas como alimento. Quizá el Ministerio de la Marina no se ha dado cuenta todavía de que uno de los recursos importantes de México está siendo extinguido. Si no se ha hecho aún, deben de imponerse límites a la captura, y no permitirse que esta región sea tan intensamente explotada. Entre otras cosas, debe llevarse a cabo el estudio cuidadoso de esta área, para que se pueda comprender su potencial y la captura mantenida en equilibrio con la existencia. Así habrá camarón disponible indefinidamente. Si no se hace esto, en muy corto tiempo veremos el fin de la industria pesquera" 448 . En las costas de Chile y Perú, una combinación de sobrepesca con las variaciones naturales de la Corriente del Niño disminuye drásticamente las poblaciones de anchovvetas. Por ese motivo, Perú pasa de capturar 12.481.000 toneladas en 1971 a menos de medio millón en 1983 449 . Las distintas especies de cetáceos son consideradas como recursos naturales a ser explotados, sin énfasis en su protección. Por ejemplo, un texto ecuatoriano señala las ventajas de cazar ballenas en las islas Galápagos: “La pesca de la ballena es tan ventajosa y más fácil que en los mares árticos, por lo que hasta hace algunos años no faltaban nunca los buques balleneros en las cercanías de las islas” 450 . Los autores no parecen preguntarse por qué los busques balleneros dejaron de acudir en busca de presas tan fáciles. En la costa patagónica argentina, por su parte, la Armada utiliza como zona para el entrenamiento de sus tropas en el tiro con artillería a los golfos de rodean la Península Valdés. Esas aguas tranquilas permiten que los artilleros novatos puedan dar en el blanco. Le apuntaban a una curiosa forma natural que recuerda a la silueta de un barco. Sólo que los golfos que rodean la península son la zona de
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reproducción de la ballena franca austral 451 . La idea de que algo tan importante como la defensa nacional pueda subordinarse a una curiosidad como lo sería la protección de la fauna marina, aún no se le pasa a nadie por la cabeza. ¿ACASO SOMOS DEMASIADOS? Una discusión característica de esta etapa se refiere al posible agotamiento de los recursos naturales. ¿Está superpoblado el mundo? Y en ese caso, ¿la superpoblación es causa o consecuencia de la miseria? De este modo, se reflotaban los puntos de vista del clérigo inglés Thomas Robert Malthus, quien había explicado la miseria a fines del siglo XVIII, diciendo que la población crecía con mayor rapidez que los medios de subsistencia. Los términos de la polémica están definidos desde la época de Malthus y son muy similares a lo largo de dos siglos. Para unos, el problema se centra en la cantidad física de recursos naturales. Sostienen que la humanidad no puede expandirse indefinidamente en un mundo finito. Si no se controla la población, cualquier racionalización en el uso de los recursos naturales no hará más que postergar un poco la catástrofe final. Para otros, el problema se centra en la forma de usar los recursos naturales. Si se modifica esta forma, hasta llegar a un esquema social más redistributivo, la población humana tenderá a regular sus nacimientos sin que se llegue a una situación catastrófica. Si la superpoblación es causa de la pobreza, hay que centrar la acción en limitar los nacimientos (políticas malthusianas). En cambio, si la superpoblación es consecuencia de la pobreza, hay que centrar la acción en la redistribución de la riqueza y en el uso racional de los recursos naturales (políticas no malthusianas). El problema se plantea en términos científicos, pero sus consecuencias son sociales y políticas y pueden afectar la vida cotidiana de millones de personas. Las consecuencias de unas y otras posiciones son propuestas políticas de signos muy distintos 452 . Este punto de vista tuvo una serie de fundamentaciones matemáticas que procuraron demostrar con cifras la pequeñez del mundo. Una institución internacional, el Club de Roma, tomó estadísticas de una enorme cantidad de variables (población mundial, producto bruto, consumo de petróleo, contaminación, etc.) y construyó un modelo matemático para tratar de ver cómo se comportarían esas variables en el futuro. La computadora mostró que todo iría muy mal: la población se amontonaría sin tener qué comer, las tierras quedarían erosionadas y el agua contaminada; el petróleo, los bosques y los metales se agotarían muy pronto. En definitiva, el mundo podía estallar en unas décadas más. La solución propuesta para evitarlo fue congelar el desarrollo poblacional y económico. Lo que podría ser aceptable, salvo que se propuso congelarlo con la distribución actual de riquezas. Es decir, que los países desarrollados siguieran despilfarrando los recursos sin demasiadas limitaciones y los países pobres renunciaran a resolver sus problemas económicos 453 . A pesar de tanta matemática, todo el mundo comprendió que no se trataba de un trabajo científico aséptico sino de una toma de posición política. Ésta trascendió los ámbitos académicos. Diferentes organismos financieros internacionales empezaron
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a exigir que los países del Tercer Mundo adoptaran políticas de limitación de los nacimientos como condición para darles ayuda económica. Robert McNamara, en 1968, al asumir la presidencia del Banco Mundial, declaró: “El Banco Mundial hace saber a los Estados en desarrollo que el rápido crecimiento demográfico les impide su desarrollo potencial”. Hubo países que promocionaron la esterilización de la población de bajos recursos, en tanto que en otros se denunciaron campañas de esa índole en comunidades marginales. En México, en Perú y en Estados Unidos se denunció que existían campañas oficiales para esterilizar a los indios. En muchos casos, una mujer india que daba a luz por cesárea en un hospital público podía ser víctima de una ligadura de trompas sin su consentimiento. De este modo, muchos funcionarios creían “ayudar” a los indios a que tuvieran menos hijos, aunque sin preguntarles su opinión. En Perú se ligaron las trompas de más de 200 mil mujeres, principalmente indias y pobres. Una amplia discusión posterior estuvo centrada en cuántas de esas mujeres habían prestado su consentimiento y cuántas habían sido esterilizadas mediante engaños o por la fuerza 454 . En Puerto Rico se realizaron las primeras experiencias de anticonceptivos orales, con importantes efectos secundarios negativos. Un aire de racismo sobrevoló esta experiencia: había temor de que el aumento de la población puertorriqueña generara una migración masiva hacia los Estados Unidos. Planteado el modelo del Club de Roma como un texto científico, la primera respuesta fue académica. Otra institución, la Fundación Bariloche, hizo un modelo matemático distinto sobre el futuro del mundo. Otra vez juntaron una enorme cantidad de datos, formularon un modelo matemático diferente y demostraron con gran rigurosidad lo que quizás fuera obvio: que las computadoras devuelven lo que uno les ha puesto adentro. Si se cambian las hipótesis sobre el futuro, el mundo no estalla. El modelo Bariloche reflejaba algunas críticas de sentido común al modelo del Club de Roma. Una de ellas era suponer que no se haría nada por cambiar la tecnología. Es decir que más industria significaría más y más contaminación sin que a nadie se le ocurriera obligar a las fábricas a ser más limpias. Otra de las hipótesis cuestionables del Club de Roma es que el mundo estallaría sin que antes hubiera cambios sociales que procuraran evitar el estallido. Modificadas ambas hipótesis, la computadora de Bariloche dio resultados opuestos a la del Club de Roma, con algunos cambios sociales y tecnológicos. En el mundo parecía caber mucha más gente de la que ahora aquí vive 455 . El Presidente de México, Luis Echeverría Álvarez, lo planteó en términos políticos, al señalar que, si no se resuelven las urgentes necesidades del Tercer Mundo, los sistemas políticos se agotarán antes que los recursos naturales. "Pretender que las disponibilidades de materias primas y recursos naturales en las sociedades opulentas serán mayores cuanto menos se expanda la población de la periferia, es un simplismo conceptual, un racismo inconfesado o una utopía totalitaria" 456 . El tema es recurrente y cada tanto aparece una nueva tanda de modelos futurológicos que fundamentan una u otra posición, con algún dato o con alguna ecuación nueva. Sin embargo, los aportes nuevos son mínimos porque, insistimos,
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un modelo matemático de futurología es, en el fondo, una opinión política fundamentada con cifras surgidas de esa misma opinión. UNA NUEVA DIVISION INTERNACIONAL DEL TRABAJO Un estudioso de los problemas de los países que conformaron el Pacto Andino, señala que "las industrias de alta tecnología, se localizan en los países desarrollados, dejando para los subdesarrollados una tecnología mas atrasada y de mayor contaminación ambiental. Así, hemos visto que la inversión foránea, con sus factorías y sus plantas, vician el medio ambiente de los dos y lagos, atmósfera, campos y ciudades, arrojando desperdicios que poco tiempo después producirán danos irreversibles. En el futuro, el desembolso económico, por la razón anotada, será doblemente mayor que los beneficios que se pretende recibir por impuestos y participación de las utilidades de la inversión extranjera"219. Las recomendaciones de transferir las industrias "sucias" al Tercer Mundo, se convierten en un lugar común en la literatura sobre economía internacional de las décadas de 1970 y 1980. La primera de ellas apareció en un informe de un grupo de expertos convocados por el Secretario General de las Naciones Unidas en 1972, quienes recomendaron que debía buscarse "la oportunidad de reubicar en los países en desarrollo las industrias que producen contaminación". En ese momento, todavía la opinión pública pensaba en la contaminación como en una molestia y no la asociaba al riesgo de muertes masivas, lo que hizo posible que los expertos dijeran lo que pensaban con todas las letras. De todas maneras, aun así la propuesta quedo tan agresiva, que tuvieron que buscarle algunos justificativos: • "En primer lugar -dijeron- es posible que las industrias que se consideran como contaminantes en algunos países adelantados (debido a que la capacidad ambiental de estos es mas limitada) no sean contaminantes, o lo sean en mucho menor grado, en el contexto de los países en desarrollo, que en la actualidad tienen mucha menos contaminación ambiental". • "En segundo lugar, es posible que las normas y costos ambientales sean muy distintos en el mundo desarrollado que en el mundo en desarrollo, de manera que los países en desarrollo quizás logren todavía obtener una ventaja comparativa" 457 . Como se ve, los argumentos son pueriles. Los compuestos de mercurio o el dióxido de azufre matan por igual a blancos, negros y amarillos, de manera que las condiciones ambientales no son tan distintas. Pero es posible que las condiciones políticas si lo sean: en los países del Tercer Mundo es más fácil encontrar gobiernos que permitan la depredación de la naturaleza. Mas adelante, un economista como Luciano Tomassini señaló que "los países subdesarrollados deberían estar preparados para aceptar nuevas fuentes de contaminación, siempre que ello vaya acompañado de nuevas inversiones adicionales y mas altos niveles de desarrollo". Y sintetiza su pensamiento diciendo que "para los países del Tercer Mundo, el problema se plantea en términos de
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cuánta contaminación adicional están dispuestos a absorber a cambio de más desarrollo"458 . Para el crudo lenguaje de los economistas, esto significa decidir cuantas muertes estamos dispuestos a sufrir, a cambio de cierto numero de fabricas. Vemos también repetida la tradicional confusión entre crecimiento económico y desarrollo. Como si pudiéramos llamar desarrollo a un aumento del cáncer, las malformaciones genéticas o los "accidentes" como el de Bhopal. Por detrás de esta sospechosa identificación de industrias con contaminación, hay un prolijo ocultamiento. Y es que en Europa y en Estados Unidos se había producido un fuerte cuestionamiento a un modelo de desarrollo basado en la industria de cualquier manera y a cualquier precio. Habían sucedido demasiados accidentes con industrias sucias y la opinión pública exigía que esas industrias se controlaran. Inmediatamente aparecieron nuevas tecnologías que permitían producir lo mismo que antes, pero sin amenazar la salud o la vida de la población. Quedaba, sin embargo, un problema: ¿que harían las grandes corporaciones con las viejas maquinas de la industria "sucia", que con las tecnologías agresivas contra el ambiente y que harían, además, con aquellos tramos de producción en los cuales la tecnología "limpia" era mucho mas cara que la tecnología "sucia"? Se desarrollaron cuidadosos estudios e investigaciones para determinar cuales industrias convenía mandar al Tercer Mundo y cuales podían quedarse en casa. Los ingenieros y economistas de las grandes empresas descubrieron que los costos de controlar la contaminación eran especialmente altos en las llamadas industrias básicas, muchas de las cuales son derivadas de la actividad minera. En algunas industrias, el mayor costo de la contaminación se encuentra en un eslabón concreto de la cadena de producción. Por ejemplo, la cadena de producción del cobre comprende tres etapas: • Extracción del mineral. • Producción del cobre blister (que se obtiene calentando el mineral hasta fundir el metal). y • Producción de cobre refinado. La principal y más peligrosa forma de contaminación (emisión de gases de dióxido de azufre) se concentra en la etapa de producción del blister. Los estudios decían que si se cumplieran las reglamentaciones para la protección del medio ambiente impuestas en los países desarrollados, el costo de fundir el metal llegaría casi a duplicarse. Para evitar esos costos, a las empresas les resultaría más beneficioso deteriorar el ambiente de los países subdesarrollados, en vez de efectuar las inversiones de descontaminación en sus países de origen. En un estudio sobre la industria del cobre (encargado por el Congreso de los Estados Unidos), se considera posible que los gastos que determina la lucha contra la contaminación hagan que muchas empresas extraigan el mineral de cobre en los Estados Unidos, lo exporten a otros países, efectúen en ellos la producción de cobre blister y vuelvan a remitirlo a los Estados Unidos para su procesado final.
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Un trabajo de CEPAL sobre América Latina en la década del '80, afirma que "el aumento de las necesidades de inversión y de los costos en países desarrollados, por políticas de protección ambiental aplicadas con un rigor cada vez mayor por sus gobiernos, aumentan el interés de las empresas en desarrollar ciertos sectores (por ejemplo, los químicos y metalúrgicos) en países en desarrollo". Pero en vez de preguntarse por que los países desarrollados aplican políticas cada vez mas rigurosas de control ambiental, los economistas de CEPAL solo ven la oportunidad de recibir algunas de esas inversiones rechazadas por el Primer Mundo. En ese clima político, la cuestión ecológica apareció como una reaccionaria imposición del imperialismo que quería que los países pobres no tuvieran industrias. En todo el mundo se alzaron votes que reclamaban por nuestro derecho a contaminarnos libremente. Los jefes de Estado de los Paises No Alineados opinaron lo mismo, ya que declararon que "no se debe permitir que los gastos adicionales propios de los programas relativos al medio ambiente impidan la satisfacción de las necesidades más fundamentales de los países en vías de desarrollo". Como la más fundamental de esas necesidades es la ocupación, se infiere que fabricas como la de Bhopal son una especie de mal necesario, ya que la prioridad es la satisfacción de esas necesidades. Del mismo modo, especialistas de la Comunidad Económica Europea, recomiendan instalar fábricas en los sitios en los que se obtienen las materias primas, en vez de llevar esas materias primas para procesar en Europa. "El desarrollo del procesamiento in situ -dicen- es un `fenómeno inevitable y es mejor acompañarlo que oponerse a el". Y agregan que "una amplia gama de actividades de primer orden relativamente contaminantes, serán, en los países industriales, contradictorias con las restricciones impuestas por la protección ambiental". En varios de estos textos, se utiliza en forma implícita o aun explícitamente (por ejemplo, Tomassini emplea directamente el termino), la noción de ventaja comparativa. Usada por Adam Smith y David Ricardo para justificar el reparto de roles en el mundo a comienzos de la Revolución Industrial, en esta etapa parece definir al Tercer Mundo como lugar de localización para las industrias de alta peligrosidad. Las fábricas contaminantes que allí iban levantando o clausurando, tomaban la tecnología obsoleta y llegaban como inversión extranjera a estimular el desarrollo de los países atrasados del sur. Caso Aluar, en Puerto Madryn: una empresa que tenía la fábrica casi montada, casi lista, cuando le prohíben la síntesis de aluminio primario con tecnología de cubas abiertas. Las cubas abiertas representan la emisión de gases tóxicos. La empresa ofrece la inversión a varios países. Finalmente Argentina acepta y la fábrica se hace con una tecnología que en el momento de construcción era obsoleta porque ya estaba prohibida en Europa. La Fuerza Aérea Argentina respaldó el proyecto diciendo que necesitaba el aluminio como material estratégico para la fabricación de aviones. Obviamente que no es cierto, ya que el aluminio no es un metal estratégico, ya que puede comprarse en cualquier parte. Por otra parte, los aviones prometidos no se fabricaron nunca.
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Este es el tipo de conflictos ambientales de la etapa industrial: conflictos que tienen un desfasaje temporal entre el norte y el sur, ya que el sur todavía acepta lo que el norte ya ha prohibido. A veces no se habla solamente de contaminación, sino también de otros fenómenos ambientales, como la congestión o la saturación del espacio en las áreas industriales de los países centrales. Por ejemplo, un estudio de ONUDI señala que: "Al parecer, los dos problemas analizados -contaminación y congestión- hacen aconsejable, en distinta medida, desplazar hacia los países en desarrollo las inversiones que hayan de efectuarse en ciertas industrias. Esta reorientación de la corriente inversora, será mas marcada en las industrias para las que pudiera resultar mas ventajoso tener en cuenta los factores ambientales, por si solos o combinados con otros que también favorecen a los países en desarrollo (mano de obra, materias primas” 459 . Si éstas son las cosas que los benefician, cuesta imaginar las que los perjudican. LOS COMIENZOS DE LA CONCIENCIA AMBIENTAL: EL GENERAL ECÓLOGO El Mensaje del general Perón a los Pueblos del Mundo 460 contiene párrafos que pocos políticos actuales se atreverían a suscribir: "En el último siglo (la humanidad) ha saqueado continentes enteros, y le han bastado un par de décadas para convertir ríos y mares en basurales, y el aire de las grandes ciudades en un gas tóxico y espeso. Necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo físicamente nuevo. No se puede construir una nueva sociedad basada en el pleno desarrollo de la personalidad humana en un mundo viciado por la contaminación del ambiente, exhausto por el hambre y la sed y enloquecido por el ruido y el hacinamiento. Debemos transformar a las ciudades cárceles del presente en las ciudades jardines del futuro". En opinión de Perón, existe un cruce de razones económicas, culturales, sociales, políticas y tecnológicas que llevan a la degradación ambiental y que requieren de un abordaje integrado para su superación. "Esta heterogeneidad de causas -dicedebe dar lugar a una heterogeneidad de respuestas, aunque en última instancia tengan como denominador común la utilización de la inteligencia humana". Interesa especialmente la adopción de puntos de vista ecologistas para criticar el modelo de sociedad vigente: "La humanidad -agrega- está cambiando las condiciones de vida con tal rapidez que no llega a adaptarse a las nuevas condiciones". Un aspecto sugestivo es la durísima crítica a la modernización tecnológica, en la que Perón ataca algunas de las manifestaciones que en ese momento se anunciaban y que hoy están ingresando en nuestra vida cotidiana. Tecnologías que siguen sin utilizarse para resolver los problemas del medio ambiente ni para reparar las desigualdades sociales. "Mientras un fantasma -el hambre- recorre el mundo devorando 55 millones de vidas humanas cada 20 meses, afectando hasta a países que ayer fueron graneros del mundo y amenazando expandirse de modo fulmíneo en las próximas décadas, en los centros de más alta tecnología se anuncia, entre otras maravillas, que pronto
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la ropa se cortará con rayos láser y que las amas de casa harán sus compras desde su hogares por televisión y las pagarán mediante sistemas electrónicos. La separación dentro de la humanidad se está agudizando de un modo tan visible que parece que estuviera constituida por más de una especie". "El ser humano, cegado por el espejismo de la tecnología -dice-, ha olvidado las verdades que están en la base de su existencia. Y así, mientras llega a la Luna gracias a la cibernética, la nueva metalurgia, combustibles poderosos, la electrónica y una serie de conocimientos teóricos fabulosos, mata el oxígeno que respira, el agua que bebe y el suelo que le da de comer, y eleva la temperatura permanente del medio ambiente sin medir sus consecuencias biológicas". 461 "Las mal llamadas ´sociedades de consumo' -dice también- son, en realidad, sistemas sociales de despilfarro masivo. Se despilfarra mediante la producción de bienes innecesarios o superfluos y, entre estos, a los que deberían ser de consumo duradero, con toda intención se les asigna corta vida porque la renovación produce utilidades. Se gastan millones en inversiones para cambiar el aspecto de los artículos, pero no para reemplazar los bienes dañinos para la salud humana”. Como sucede con muchas figuras históricas, la idealización de Perón y la proliferación de calles con su nombre y bustos en sitios públicos no ha sido suficiente para llevar a la práctica sus ideas sobre política ambiental. EL ECODESARROLLO Las expresiones de Perón se correspondían con una de las vertientes del pensamiento utópico de esta etapa. El auge de la industria y la ciencia generaron el mito de que cualquier cosa imaginable era tecnológicamente posible. La cienciaficción iba acompañando paso a paso la llegada del hombre a la Luna. A partir de allí, se generó la ilusión de que los desarrollos tecnológicos futuros iban a hacer cada vez más difícil la injusticia hasta volverla completamente imposible. Este pensamiento estaba fuertemente arraigado, ya que venía de los orígenes de la cultura occidental. Ya Aristóteles había señalado que si los telares tejieran por sí mismos, la esclavitud dejaría de existir 462 . El fin de la etapa industrial es la época de las utopías. La Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) prepara la unificación económica de toda América Latina, siguiendo el modelo europeo. La deuda externa era un tema irrelevante. El desarrollo parecía casi al alcance de la mano. Desde otro signo ideológico, el Mayo Francés de 1968 anuncia que la imaginación tomará el poder. En toda América Latina se organizan guerrillas que intentan construir un mundo mejor. Es el tiempo de la idealización de todos los movimientos insurgentes. Aún estamos lejos de la trayectoria sórdida de Sendero Luminoso. Violeta Parra da gracias a la vida por ver al bueno tan lejos del malo. Y Ernesto Che Guevara escribe al salir de Cuba en una carta a su padre: "Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con la adarga al brazo..." En 1973 Maurice Strong, entonces Director Ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), acuñó el término
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ecodesarrollo, como una alternativa a los modelos de desarrollo puramente economicistas, que dejaban de lado la calidad del ambiente. A partir de allí se desarrolló una corriente ideológica que recuperó y valorizó numerosos testimonios y propuestas preexistentes sobre formas alternativas de explotación de los recursos naturales, que tuvieran más en cuenta su conservación y también su incidencia sobre la calidad de vida de las personas. Según Enrique Leef, "el ecodesarrollo designa el campo práctico en que se realizan una serie de acciones conducentes a crear los conocimientos científicos y las técnicas necesarias para el aprovechamiento do los recursos de cada ecosistema, dentro de los criterios de racionalidad ecológica que garantizan su reproducc1ón para la producción de satisfactores sociales". Esto se relaciona con el rol del ambientalismo en tanto movimiento social. A diferencia de otros movimientos sociales que se centran en la crítica a las estructuras de poder (y consideran a la tecnología como una constante de cualquier orden social), los ambientalistas cuestionan las tecnologías vigentes. Previsiblemente, esto los lleva a chocar con gran parte de la izquierda: ¿acaso la Unión Soviética y China Popular no tienen derecho a tener sus propias bombas atómicas? Es decir que el ecodesarrollo es, antes que nada, un "campo práctico". Sin embargo, las razones sociales explican por qué se mantuvo dentro del campo teórico en forma casi exclusiva. Inicialmente se divulgó un conjunto de ecotécnicas, entendidas como tecnologías conservacionistas, de bajo impacto ambiental, razonablemente adaptadas al uso de recursos naturales locales y utilizables en la escala de la pequeña y mediana empresa. La consigna "lo pequeño es hermoso" representó mejor que ninguna otra la etapa inicial del ecodesarrollo. La concepcióhn básica de esta etapa suponía que la degradación ambiental se originaba en las tecnologías prevalecientes, y que el use de esas tecnologías había constituido un error que nuestra civilización podía y debía reparar. Al no haberse tenido en cuenta los mecanismos de producción v apropiación sociales de la tecnología, se desarrollaron líneas conceptuales que sólo podían conducir a propuestas utópicas. Se trataba de demostrar las ventajas de las ecotécnicas sobre las tecnologías "duras", del mismo modo que medio siglo atrás se había tratado de demostrar las ventajas del cooperativismo sobre los sistemas sociales basados en la desigualdad. En forma análoga, se pensó que la adopción de ecotécnicas en forma masiva llevaría a profundas reformas sociales. En las escuelas de toda América Latina se proyectaron las películas de Naciones Unidas que mostraban granjas autosuficientes en las cuales el estiércol de los cerdos servía para producir abono y biogás, los residuos del faenamiento alimentaban peces, y los paneles solares generaban electricidad. Poco a poco, las películas fueron olvidadas junto con las ecotécnicas. EL CIERRE DE ESTA ETAPA: LA MODERNIZACIÓN PERIFÉRICA A partir de la década de 1970, se produce una serie de fenómenos complejos que van agotando la expansión industrial de muchos de los países de la periferia. Por una parte, la llamada crisis del petróleo termina con la etapa de energía casi gratuita. Un modelo económico basado en el consumo masivo de petróleo barato se
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estrella con los fuertes incrementos del precio de los hidrocarburos pactados entre los países productores y las grandes compañías. Poco a poco va cerrándose la sociedad de consumo. Al mismo tiempo, se va reduciendo el grado de autarquía económica de las sociedades latinoamericanas. Argentina había logrado producir televisores en blanco y negro con un 100 por ciento de integración nacional. En pocos años, pasó a armar televisores a color, con la casi totalidad de componentes importados. De producir calculadoras de mesa pasó a importar primero computadoras y después esas mismas calculadoras. Por este motivo, hemos llamado de “modernización periférica” a los años que anuncian el final de la industria latinoamericana autosuficiente 463 , 464 .
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Cárdenas, Lázaro: “Discurso en Veracruz”, el 10/2/1934, y “Discurso en Ciudad de México” el 1º/12/1934, al tomar posesión del Gobierno, cit. en: Montes de Oca Navas, Elvia: “Presidente Lázaro Cárdenas del Río, 1934-1940. Pensamiento y acción”. El Colegio Mexiquense, 1999. 342
Werneck Sodré, Nelson: “Brasil, radiografía de un modelo”, Buenos Aires, Editorial Orbelus, 1973. 343
Rostow, Walt Whitman: “Las etapas del crecimiento ecxonómico, un manifiesto no comunista”, México, Fondo de Cultura Económica, 1965. 344
Furtado, Celso: “Desarrollo y subdesarrollo”, Buenos Aires, EUDEBA, 1964.
345
Furtado, Celso: “Teoría e política do desenvolvimento económico”, Sao Paulo, 1969.
346
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano, 1930-1990”, Fondo de Cultura Económica, México, 1995. 347
La que se producirá muchos años más tarde, pero no por migraciones campo-ciudad sino por migraciones internacionales.
348
Gudynas, Eduardo: “La reconstrucción social de la naturaleza: la expansión urbana de Montevideo sobre ambientes costeros”. Theomai, primer semestre de 2001. Universidad Nacional de Quilmes, Argentina. 349
En 1980, el autor de este libro tuvo una entrevista con el editor de uno de los principales diarios argentinos, que se caracterizaba por defender los intereses de los industriales. "Nosotros estamos a favor de la contaminación -me dijo- Los problemas del desarrollo sólo los puede solucionar el desarrollo. Más contaminación significa más fábricas, más empleo, más creación de riquezas y más posibilidades de tener el dinero necesario para solucionar los problemas que vaya creando la industrialización". Era la aplicación concreta de las teorías de Rostow. En ese momento, nadie se preguntaba si no se generarían problemas tan serios que no tuviesen una solución económica o tecnológicamente accesible. Tampoco si esa industrialización iba a tener un costo importante en vidas humanas. 350
Durán de la Fuente, Hernán: “Estilos de desarrollo de la industria manufacturera y medio ambiente en América Latina”, Naciones Unidas, CEPAL/PNUMA, 1982. 351
Mamalakis, Marcos: “Urbanización y transformaciones sectoriales en América Latina (1950-1970)”, cit. en: Vitale, Luis: “Hacia una historia del ambiente en América Latina”, op. cit.
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Es un caso real. Detectado en Lanús, provincia de Buenos Aires, en 1985.
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Recordemos que la chimenea de baja altura significa una menor dispersión de los gases y, por tanto, mayores riesgos para la salud de los vecinos.
354
Gómez Bas, Joaquín: “Barrio gris”, Buenos Aires, Emecé, 1952. Cit. en: Féliz, Mario: “La Sulfúrica” 2006. 355
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde, historia ecológica de la Argentina”, op. cit. 356
Foguelman, Dina y Brailovsky, Antonio Elio: “Buenos Aires y sus ríos”, Buenos Aires, Lugar Editorial, 1995.
357
Hurst; Carlos, Presidente del CEAMSE, comunicación personal, 2007.
358
Arguedas, Alcides, cit. en: Castro Carvajal, Beatriz: “La pobreza en Colombia, 18861930”, Universidad del Valle, Cali – Colombia, presentado en la Reunión de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, Guadalajara – México, 17-19/4/1997. 359
Ortiz, Eduardo: La Gran Depresión y su impacto en Chile, Santiago, Editorial Vector, 1983.
360
Jans, Sebastián: “El desarrollo de las ideas http://www.geocities.com/sebastianjans/socialseis2.htm
socialistas
en
Chile”,
en:
361
Brailovsky, Antonio Elio: “Historia de las crisis argentinas”, Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1982.
362
“Es alarmante el desarrollo de la TBC en Jujuy”, en diario El Día., 3/5/1932, cit. en: Fleitas, Mirta: “Cuerpos elocuentes: Epidemias y endemias en Jujuy durante la década de 1930”, en: KAIROS. Revista de Temas Sociales. Publicación de la Universidad Nacional de San Luis. Proyecto Culturas Juveniles Urbanas, Año 10. Nº 18 Noviembre de 2006. 363
Real, Juan José: "Treinta años de historia argentina", Buenos Aires, Ed. Actualidad, 1962. 364
Cit. en: Simonian, Lane: "La defensa de la tierra del jaguar: Una historia de la conservación en México". Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP) Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), México D.F., 1995. 365
Adams, Patricia: “Deudas odiosas: un legado de insensatez económica y saqueo ambiental”, Buenos Aires, Planeta Tierra, 1993. 366
Moya Pons, Frank: ”Historia y Medio Ambiente en la Isla de Santo Domingo”, op. cit.
367
Moya Pons, Frank: ”Historia y Medio Ambiente en la Isla de Santo Domingo”, op. cit.
368
Latendorf, Abel Alexis: “Nuestra América difícil”, Buenos Aires, Editorial S.A.G.A. 1957. 369 370 371 372
Aún en la actualidad algunos disidentes cubanos elogian este proyecto irracional. Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, art. 27, 1917. Constitución de la República de Cuba, arts. 87 y 89.
República Argentina. Constitución Nacional sancionada en 1949. Artículos derogados en 1957.
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Silva Herzog, Jesús: “La Revolución Mexicana”, México, Fondo de Cultura Económica, 1965. El Plan de Ayala fue firmado en la ciudad del mismo nombre el 25 de noviembre de 1911.
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Silva Herzog, Jesús: “La Revolución Mexicana”, op. cit. Azuela, Mariano: “Los de abajo”, México, Fondo de Cultura Económica, 1958.
376
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188
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia a la Globalización
394
189
Baquedano, op. cit.
395
Se trata de un proyecto imaginado durante la dictadura del general Augusto Pinochet. Es decir, en un momento en que se intentó resolver todos los problemas mediante el uso de la violencia ejercida desde el poder.
396
Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar". Ed. Fraterna, Buenos Aires, 1987. 397
"El reto ambiental...", op. cit.
398
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
399
Alejandro, Sergio, cit. en: Adams, Patricia: “Deudas odiosas: un legado de insensatez económica y saqueo ambiental”, op. cit. 400
Viaje de campo del autor, enero 1967.
401
Organización Mundial de http://www.who.int/schistosomiasis/en/
la
Salud:
“Schistosomiasis”,
en:
402
Adams, Patricia: “Deudas odiosas: un legado de insensatez económica y saqueo ambiental”, op. cit. 403
Castro Soto, Gustavo: “Impacto y Consecuencias de las Represas”, en: Ecoportal.net, 8/6/2005. 404
Adams, Patricia: “Deudas odiosas: un legado de insensatez económica y saqueo ambiental”, op. cit. 405
Véase la película de Meirelles, Fernando: “El jardinero fiel”, Londres, 2005, que describe en forma novelada este tipo de operaciones de algunos grandes laboratorios internacionales. 406
Nepomuceno, Eric: “El brillo azul de la muerte”, en El País, Madrid, 1/11/1987.
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Cit. en Vitale, Luis, op. cit.
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Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano, 1930-1990”, op. cit. 415 416
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420
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano, 1930-1990”, op. cit. 421
Hecht, Susana y Cockburn, Alexander: “La suerte de la selva”, op. cit.
422
Cit. en: Simonian, Lane: "La defensa de la tierra del jaguar: Una historia de la conservación en México", op. cit. 423
Cabrera, Luis, cit. en: Silva Herzog, Jesús: “La Revolución Mexicana”, op. cit.
424
Roberto de la Maza, Elvira: “Una historia de las áreas naturales protegidas en México”, op. cit. 425
Viaje de campo del autor a San Cristóbal de las Casas y San Juan Chamula, octubre de 1992.
426
“La selva lacandona y Montes Azules, manifestación de las demandas incumplidas a los pueblos indígenas”, en: Chiapas al día, No 347, Chiapas, México, 2003. 427
Ramírez Morales, Fernando: “Breve relación de la historia de la explotación del alerce”, op. cit. 428
Schriften, de: Geographisches Institut, Universität Kiel - Geography - 1961
429
Brailovsky, Antonio Elio: “Marginalidad y subdesarrollo. El caso de Formosa”, en: Realidad Económica Nº 38, Buenos Aires, enero-marzo de 1980. 430
En Argentina fue prohibido a partir de un juicio iniciado por el abogado Alberto Kattan, el director de cine Juan Schroeder y el autor de este libro.
431
Papadakis, Juan: “Posibilidades agropecuarias de las provincias argentinas”, en: Enciclopedia Argentina de Agricultura y Ganadería, Buenos Aires, ACME, 1974.
432
Funes Monzote, Reinaldo: “El fin de los bosques y la plaga del marabú en Cuba”, en Ilé, Anuario de Ecología, Cultura y Sociedad, Nº 1, La Habana, 2001.
433
Universidad Nacional de Colombia. Instituto de Estudios Ambientales, s/f.
434
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: "Memoria Verde: Historia Ecológica de la Argentina", op. cit. 435
Ramos, Graciliano: “Vidas secas”, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1987. 436
“Relación histórica resumida de las sequías del Nordeste”, Servicio Público Federal, Ministerio de Planificación y Presupuesto. Superintendencia de Desarrollo del Nordeste, Brasil, en: Desastres y Sociedad /No 5/ Año 3.
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437
Galeano, Eduardo: “Las venas abiertas de América Latina”, México, Siglo XXI Editores, 1976.
438
de Castro, Josué: “Una zona explosiva en América Latina: el Nordeste Brasileño”, Buenos Aires, Solar/Hachette, 1965.
439
de Sousa Ramalho, Deolinda:”Sequía, migración y vivienda: ¿dónde queda la mujer invisible?”, en: Desastres y Sociedad /No 5/ Año 3 440
Cit. en la película: Stagnaro, Juan Batista: "Casas de fuego”, protagonizada por Miguel Ángel Solá. Buenos Aires, 1995. 441
Viaje de campo del autor a la provincia de Formosa, noviembre de 1978.
442
Vitale, Luis: “Hacia una historia del ambiente en América Latina”, op. cit.
443
Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
444
En 1980, el autor de este libro fue testigo de una conversación entre una profesional que hacía el estudio de impacto ambiental de una gran fábrica de cemento que se levantaría en plena selva y un funcionario de fauna de la provincia argentina de Salta. La profesional preguntó por el modo en que el emprendimiento afectaría la fauna local y le respondieron: “No la va a afectar. Cuando hay actividad industrial, los animales se van”. Esta idea de pensar a los ambientes naturales como espacios vacíos en los cuales los animales pueden pasear de un lado a otro, es característica de la etapa que estamos analizando. Por el contrario, un ecosistema es un espacio completamente lleno, en el cual cada superficie que se pierde significa la muerte (o el no nacimiento) de una cantidad de ejemplares de diversas especies de fauna.
445
Cit. en: Simonian, Lane: "La defensa de la tierra del jaguar", op. cit.
446
En estos casos, el daño que provoca la operación comercial supera ampliamente sus beneficios económicos. La primer noticia sobre la inutilización de balnearios por ataques de pirañas la recibí en 1977 (Chiozza, Elena, comunicación personal). En 2006 encontré que el principal balneario de la provincia argentina de Formosa aún tenía un cartel que prohibía bañarse por el riesgo que significaban las pirañas. En tres décadas, la venta de los cueros de yacarés había sido completamente olvidada, pero sus consecuencias ambientales persistían. 447
Aguilar, Mauro: “Peces carnívoros atacaron a 40 bañistas en el río Paraná”, en Clarín, 3/1/2008. 448
Cit. en: Simonian, Lane: "La defensa de la tierra del jaguar", op. cit.
449
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano, 1930-1990”, op. cit. 450
Unión Nacional de Periodistas del Ecuador: “Realidad y posibilidad del Ecuador: Contribución a la orientación nacional por los periodistas”. Quito, 1946. 451
Funcionarios del Ministerio de Defensa de la Argentina. Comunicación personal, 2000.
452
Ehrlich, Paul R. y Anne H.: "Población y recursos", en: "Introducción al estudio...", op. cit.
453
Meadows y otros: "Los limites del crecimiento". Fondo de Cultura Económica, México, 1974. 454
Puertas, Laura: “Fujimori ordenó la esterilización forzosa de 200.000 mujeres indígenas en Perú”, en El País, Madrid, 25/7/2002.
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455
Herrera, Amílcar: "Un proyecto latinoamericano de modelo mundial", en "Introducción al estudio de los recursos naturales”, op. cit. 456
Echeverría Álvarez, Luis: "Los verdaderos límites del crecimiento", en "Introducción al estudio recursos naturales", op. cit. 457
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
458
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
459
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
460
Perón, Juan Dmingo: "Mensaje ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo", Buenos Aires, Partido Justicialista, 1973. 461 462
Perón, Juan Domingo: "Mensaje ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo", op. cit. Aristóteles: “La política”, Buenos Aires, Ed. Tor. 1953.
463
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
464
Brailovsky, Antonio Elio: “Historia de las crisis argentinas”, op. cit.
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5. LA ETAPA DE GLOBALIZACIÓN “El 80 por ciento de la contaminación del aire no viene de las chimeneas o los automóviles, sino de los árboles y plantas”. (Ronald Reagan, Presidente de los Estados Unidos, discurso en campaña electoral, 1979) “Casi todo el mundo considera, a primera vista, que la administración de los parques nacionales es claramente una función legítima del Estado. Sin embargo, la realidad es que las externalidades pueden justificar un parque municipal, pero no justifican un parque nacional como el "Yellowstone National Park" o el "Grand Canyon". ¿Cuál es la diferencia fundamental entre las dos categorías? En cuanto al parque municipal, es dificilísimo identificar a los individuos que se benefician de él, y cobrarles por los beneficios obtenidos. Por otra parte, las puertas de entrada a un parque nacional como el de Yellowstone son pocas; la mayoría de la gente que lo visita se queda allí bastante tiempo, y es perfectamente factible el poner casetas de peaje y cobrar derechos de admisión. Si al público le interesa este tipo de atracción lo suficiente como para pagar la entrada, entonces la empresa privada tendría el incentivo necesario para hacer parques como esos. Y desde luego hoy día hay muchas empresas privadas que ofrecen servicios de esta naturaleza. No alcanzo a concebir ningún efecto externo o elemento de monopolio que pudiera justificar la actividad del Estado en este campo”. (Milton Friedman, Premio Nobel de Economía 465 ) EL AMBIENTE EN UN MUNDO UNIPOLAR Las condiciones sociales mundiales sufren profundos cambios a partir de la caída del muro de Berlín en 1989 y el derrumbe del bloque socialista. Se pierden todos los incentivos para demostrarles a los sectores populares que el capitalismo puede proporcionar un nivel de vida mejor que el socialismo. La economía (a veces con un débil soporte ideológico, pero a menudo sin él) recupera los modelos de capitalismo salvaje que parecían agotados al terminar el siglo XVIII. Los criterios mercantiles ocupan un rol preponderante. De un momento para otro, la exploración del espacio se congela y se reduce a sus aspectos rentables, en especial los vinculados con las comunicaciones. Ya han desembarcado los primeros hombres en la Luna, pero tal vez nunca vuelvan a ir allí. La ciencia-ficción abandona la apología de la ciencia y se resigna a contar una y otra vez las mismas historias de monstruos y tiranos del espacio. Las utopías sociales dejan de atraer a las nuevas generaciones. Escasean los valores y los líderes. La economía toma un signo neoliberal. Las diferencias ideológicas no se reflejan en políticas económicas distintas En muchos países, políticos de signo progresista llegan a acuerdos antes inimaginables con las grandes empresas para defender los intereses de ellas.
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El mito de la América virgen llega a su fin. Los grandes espacios despoblados que caracterizaron las etapas anteriores del continente se pueblan o se transforman. En esta etapa se generalizan los estudios ambientales en una medida mucho mayor que antes. Sin embargo, esto no se refleja necesariamente en medidas eficaces de política ambiental. AMBIENTE Y DERECHOS HUMANOS En esta etapa, comienza a hablarse de la relación entre ambiente y derechos humanos. Esto significa ampliar una mirada que había estado centrada casi exclusivamente en los recursos naturales, lo que epistemológicamente significa que el ambiente era estudiado sólo por las llamadas ciencias naturales. Poco a poco y con enormes resistencias, las ciencias sociales descubren el ambiente. En muchos casos, lo hacen sorprendidos ante movimientos sociales que no luchan por dinero sino por reivindicaciones ambientales, como la calidad del agua que beben. La relación entre ambiente y derechos humanos está en proceso de construcción: aún para muchos integrantes de organismos de derechos humanos, el incluir los derechos ambientales les parece una banalización de la temática. Para quienes han pasado años reclamando el castigo de quienes han cometido crímenes políticos horrendos, puede ser difícil aceptar que las compañías tabacaleras han matado más personas que todas las dictaduras. Y que quienes murieron de cánceres causados por el tabaco han sufrido lo mismo que quienes murieron en la mesa de torturas de algún tirano. En un caso, las víctimas tenían ideas políticas diferentes de las de sus verdugos y los mataron por esas ideas. En el otro, las víctimas eran clientes de sus verdugos y muerieron por haber consumido cigarrillos. ¿Podemos asimilar ambas situaciones? ¿Qué ponemos por delante: las diferencias ideológicas o el dolor humano? La “Declaración Universal de los Derechos Humanos” es un documento de Naciones Unidas de 1948. No contempló la inclusión de los aspectos ambientales entre los Derechos Humanos. Su principal propósito fue prevenir y combatir el genocidio y la tortura, que eran claramente violaciones a los derechos humanos provocadas por los gobiernos (en particular, el de la Alemania nazi). Recién a partir de la guerra de Vietnam, aparece el concepto de ecocidio (destrucción de un ecosistema) y algunos sectores comienzan a tratar a los temas ambientales como temas de derechos humanos. Pero una vez que se plantea al ecocidio como una violación de derechos humanos, comienza el debate acerca de quiénes están violando esos derechos. La doctrina tradicional, surgida a partir de la Declaración de 1948, dice que sólo los Estados pueden violar los derechos humanos, y que los crímenes de los particulares (como por ejemplo, los de la ETA) deben considerarse como simples delitos. El debate parece puramente doctrinario, pero tiene sus consecuencias jurídicas. Sucede que la mayor parte de los delitos prescribe (es decir, que después de un tiempo, ya no puede perseguirse al criminal), mientras que las violaciones de derechos humanos se consideran crímenes contra la humanidad y son imprescriptibles. La
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prescripción permitió incorporar a las instituciones políticas a antiguos guerrilleros (que de otro modo hubieran debido pasar el resto de sus vidas en la clandestinidad) y ayudó así a la pacificación en países que habían tenido conflictos armados. Pero el tema no se agota en la situación procesal de los guerrilleros y ex guerrilleros. En las últimas décadas se producen graves desastres ambientales provocados por empresas privadas. Hay empresas que han provocado ecocidios en distintos lugares del mundo (principalmente en el Tercer Mundo). Esto puede leerse de varias maneras: • Por un lado, se comienza a aceptar que, además de ser los Estados quienes violan los derechos humanos, también puede haber violaciones de derechos humanos originados en entes no estatales. En este caso, algunas grandes empresas que han cometido ecocidios. • Por otro lado, una característica de la fase de desarrollo actual es el debilitamiento del poder del Estado y su reemplazo por empresas privadas en el cumplimiento de muchas de sus funciones. En consecuencia, es coherente pensar que alguien que reemplaza al Estado en sus funciones también lo reemplace en violar los derechos humanos. Además, si nos negamos de plano a considerar a los actores sociales no estatales, ¿qué hacemos con los crímenes cometidos por los mercenarios, a veces contratados por Estados y otras veces por empresas que también contaminan o por los narcos? ¿Dejaremos que prescriban, sólo porque el poder detrás del trono no es estatal? LA ECO´92 Y LA POLITIZACIÓN DEL AMBIENTE Una característica de esta etapa histórica es la politización de los temas ambientales. Un tema que había estado afuera del debate político durante el largo período analizado en los primeros capítulos de este libro, se incorpora plenamente a ese debate. Esto significa que el signo de la etapa anterior había sido el de los problemas ambientales, estudiados como tales, mientras que el de esta etapa es el de los conflictos ambientales, con una fuerte presencia de movimientos sociales que reclaman los antes desconocidos derechos ambientales. El retiro del Estado de muchas de sus funciones históricas lleva a que se intensifique un espacio de conflicto entre grandes empresas y movimientos sociales. Como en cualquier otra etapa histórica, tenemos variados argumentos para sostener uno u otro momento que indique su comienzo. En los aspectos ambientales, sin embargo, el hito más importante es la realización de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en junio de 1992. La ECO´92 representó la más importante concentración de Jefes de Estado de la historia de la humanidad. Nunca antes (y hasta ahora, tampoco después) estuvieron en el mismo lugar los máximos responsables políticos de todos los países del mundo. No habían estado juntos cuando se crearon las Naciones Unidas, ni tampoco cuando se formó ese producto de la ambición de poder que llamamos Fondo Monetario Internacional. Pero en Río 92 estuvieron todos. Estuvieron los que se amaban y los que se
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odiaban, los aliados y los que en ese mismo momento estaban haciéndose la guerra unos a otros. Los líderes del mundo interrumpieron todo lo que estaban haciendo y fueron a Río a hablar del tema más importante que podamos imaginar: el que hace al futuro de la Tierra. Y en eso coincidieron aún aquellos que estaban tan enfrentados que se asesinaban mutuamente. Fue el más importante reconocimiento de la unicidad de la Tierra que se haya dado hasta el presente. Por impulso de la ECO´92, en la década de 1990 se redactan o modifican muchas Constituciones en América Latina y en el mundo, con la inclusión de la garantía de los derechos ambientales. En algunos casos, se hace una ligera mención al ambiente, de un modo casi formal. En otros, se profundiza indicando líneas que deberán seguir las leyes que se dicten cumpliendo el mandato de esas Constituciones 466 . EL AMBIENTE Y LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA A partir de la ECO´92 de Río de Janeiro, en la que se aprobó un documento llamado Agenda 21, los mecanismos de democracia semidirecta ingresan a la política a partir de los temas ambientales, aunque no quedan restringidos a ellos. Estas herramientas implican un cambio importante en la concepción de las relaciones entre la sociedad y el Estado. Veamos en qué consisten. •
Establecimiento del derecho a la información:
La participación pública es impensable sin un adecuado sistema que permita es acceso a la información pública a todos los actores sociales involucrados. Está claro que el principio de publicidad de los actos de gobierno forma parte indispensable de todo régimen republicano. Sin embargo, la naturaleza de dicha publicidad es distinta según aceptemos criterios de democracia representativa o de democracia participativa. Una las derivaciones de los criterios tradicionales de democracia representativa es el del secreto de determinados actos de gobierno. De hecho, toda nuestra normativa sobre el desarrollo de la función pública está tomada de los principios napoleónicos y tiene por piezas fundamentales la discrecionalidad de los administradores y el secreto de los actos que ocurren en el interior del gobierno. Recíprocamente, para la democracia representativa es fundamental la publicidad de las acciones exteriores del gobierno (es decir, las que van del gobierno a la comunidad). Por el contrario, las acciones internas del Estado no han estado habitualmente comprendidas dentro de los temas a los que alcanza la publicidad de los actos de gobierno. Para la participación ciudadana, la publicidad de esa información es sustancial. El derecho a la información ambiental es uno de los que se reclama con mayor insistencia en esta etapa 467 . •
El ambiente como patrimonio común y el amparo ambiental: el aire es de todos
La posibilidad de cuestionar judicialmente las decisiones del poder administrador es otra de las herramientas de la democracia participativa, que pone en cuestión
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los modelos tradicionales de relación entre gobernantes y gobernados. Los principios básicos de discrecionalidad de la Administración Pública impidieron durante mucho tiempo la realización de este tipo de acciones. Al respecto, los principales especialistas en derecho administrativo cuestionaron la validez de este tipo de herramientas, por considerar que limitaban el poder otorgado por el pueblo en los actos electorales y podían impedir el cumplimiento de los cometidos del poder administrador 468 . Para que un derecho pueda ser defendido judicialmente (por la vía del amparo o de alguna otra) es necesario que sea reconocido como de jerarquía constitucional, ya sea de un modo explícito o implícito. De modo que la declaratoria del derecho a un ambiente sano en las nuevas Constituciones no es meramente formal, sino que habilita a su defensa en juicio. Esto apunta a que cada habitante proteja los propios derechos y los de las demás personas. El que en muchas Constituciones la protección ambiental sea, al mismo tiempo, un derecho y un deber, lo ubica dentro de los derechos sociales. La obligación de reparar los daños ambientales ha sido también incluida en muchos textos constitucionales (Paraguay, Brasil, España, Argentina, etc.). Se refiere implícitamente a personas, ecosistemas y patrimonio construído porque apunta a aspectos distintos: indemnizar a las personas afectadas y reparar los daños causados a los bienes materiales, tanto naturales como construídos. Esto significa un cambio profundo en nuestra forma de pensar el derecho, que tiene que ver con consagrar los intereses y los derechos colectivos o difusos. Se trata de legitimar a cualquier persona para que actúe judicialmente en nombre del interés común, y no sólo en nombre de su interés particular 469 . •
Audiencias Públicas:
Se trata de una reunión en la cual los decisores políticos escuchan las opiniones, quejas y reclamos de los sectores involucrados en un proyecto antes de tomar una decisión sobre el mismo. Supone el carácter de una consulta pública oral y no vinculante 470 . Las objeciones formuladas contra esta herramienta tienen que ver tanto con una sobreestimación de sus alcances y posibilidades como con una subestimación de las mismas. Desde el lado de la sobreestimación, las entidades empresarias han expresado temores a su implementación, ya que entendían que se corría el riesgo de someter a una asamblea popular los proyectos formulados por las empresas, con el consiguiente riesgo de desbordes y arbitrariedades 471 . Las audiencias públicas han sido eficaces para contener algunas propuestas abusivas emanadas del poder político y económico. Por ejemplo, a principios de 2001, en la audiencia pública respectiva se produjo un muy amplio rechazo al proyecto de trasladar el Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires a una isla artificial ubicada sobre el Río de la Plata. Se trata de un proyecto de muy alto impacto ambiental, insostenible desde lo técnico y lo económico. Precisamente, el rechazo de los participantes de la audiencia tuvo un fuerte impacto en la opinión pública, lo significó el archivo del proyecto. •
Defensor del Pueblo:
El Defensor del Pueblo es un funcionario independiente, que actúa en el marco del área parlamentaria (o del Concejo Deliberante, en el caso de los municipios),
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encargado de recibir quejas de los vecinos ante arbitrariedades del poder administrador y canalizar sus demandas. El Defensor del Pueblo es una herramienta idónea para canalizar la participación popular en temas ambientales, siempre y cuando la normativa existente le garantice un alto grado de independencia con respecto del poder administrador, al que se supone debería controlar. Al mismo tiempo, el establecimiento de mecanismos participativos lleva a pensar de otra manera los objetivos de esta institución. Bajo el sistema tradicional, el Defensor del Pueblo se ocupaba de actuar como intermediario entre un Estado cerrado y una sociedad civil que sufría sus abusos. En ese contexto, era inevitable que se convirtiera en una mera oficina de quejas. Los errores en la facturación de impuestos municipales o la invasión de espacios verdes son el tipo de temas más frecuentes. Una Defensoría orientada según criterios tradicionales puede funcionar como instrumento de desmovilización popular si se piensa en el Defensor como alguien que reemplaza al pueblo en vez de acompañarlo. Pero la actual tendencia a establecer mecanismos de participación pública hace de la Defensoría el lugar adecuado para ponerlos en movimiento. •
Institucionalización del rol de las organizaciones intermedias:
Los organismos de Naciones Unidas fueron los primeros en incorporar organizaciones no gubernamentales como veedores en sus encuentros internacionales. Su rol es particularmente activo en las cuestiones de género y de medio ambiente. Los organismos vinculados con proyectos de saneamiento tanto a nivel provincial como municipal, podrían incorporar a sus directorios representantes de las organizaciones de usuarios. Esta práctica está cada vez más difundida en la gestión de los servicios públicos y parece lógico extenderla a la gestión de servicios ambientales. •
El procedimiento de doble lectura en la sanción de normas ambientales:
En la mayor parte de la bibliografía sobre participación pública, se omite el procedimiento de doble lectura para la sanción de normas legislativas (leyes u ordenanzas municipales), debido a su novedad y a la escasa de experiencia en su funcionamiento 472 . La técnica participativa que se ordena es la siguiente. La Legislatura aprueba en “primera lectura” la norma en cuestión (diríamos “en borrador”). Después llama a Audiencia Pública, recoge las observaciones y reclamos de los ciudadanos y, sobre esa base, revisa el texto para su aprobación definitiva. Esto supone (al menos, en teoría) institucionalizar el diálogo, la propuesta y el reclamo social en un grado inédito en nuestro sistema legal. •
Evaluación previa de impacto ambiental
La evaluación del impacto ambiental de determinados proyectos constituye un procedimiento jurídico administrativo destinado a otorgar racionalidad ambiental a la toma de decisiones.
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La discusión en audiencia pública es indispensable para evitar que se desvirtúen los objetivos de la evaluación. Un ejemplo interesante es la evaluación del impacto ambiental del yacimiento minero de El Pachón, en la alta Cordillera de los Andes, en San Juan, Argentina. Fue aprobado por expediente confidencial durante el último gobierno de facto, y el autor de este libro tuvo acceso al mismo. Allí se anunciaba que se derivarían los efluentes del proceso productivo (de muy alta toxicidad) a un dique artificial, el que no correría riesgos de romperse, porque "no se encuentra en zona sísmica". De este modo se olvidaba el terremoto de 1944, que destruyó completamente la capital de esa provincia. La afirmación de que la cordillera de San Juan no es zona sísmica sólo puede sostenerse en un expediente confidencial, pero nadie se atrevería a defenderla en una audiencia pública. La implementación de mecanismos de evaluación previa del impacto ambiental de las principales actividades y proyectos puede llevar confianza a la población afectada, en el sentido de hacer transparentes todos los pasos del proceso de decisión e implementación de las políticas ambientales. Es claro que existen motivos simétricos para que esta institución encuentre fuerte resistencia entre los sectores del poder económico y político. La obligación de publicidad de los estudios de impacto ambiental se encuentra en la Constitución del Brasil 473 . •
Referendum, plebiscito y consulta popular:
La utilización, a escala nacional, provincial y municipal, de mecanismos electorales de consulta popular apunta a comprometer a toda la población en la toma de una decisión difícil y que requiere de un muy amplio respaldo de consenso para poder llevarse a la práctica. Están claros los motivos por los que nadie ha intentado plebiscitar cuestiones tales como la forma de pago de la deuda externa, por ejemplo. Su introducción al comienzo de la recuperación del régimen democrático para definir el conflicto limítrofe de Argentina con Chile en la zona del Beagle le dio un sentido de cosa trascendente, coherente con el empleo que se le dio en Europa en el período inmediatamente anterior: se lo usó para definir leyes a propósito del divorcio, del aborto, de la construcción o no de centrales atómicas, o de la permanencia de España dentro del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Pero además de utilizarse para las grandes cuestiones estratégicas o éticas, tiene validez su empleo en las cuestiones cotidianas de la administración local. Un ejemplo a escala local es el del municipio de Choele-Choel (Río Negro), en el que se planteó una consulta popular para definir la nueva traza para un brazo del río Negro. Se trata de un río en intenso trabajo de erosión natural y sedimentación, que crea y destruye islas continuamente. Estos procesos habían taponado un viejo cauce que bordea la ciudad y que define una isla (la Isla 92), que actualmente cumple funciones de reserva ecológica, aunque muy alterada. Se requería una obra de saneamiento que podía consistir en el dragado del viejo cauce y la rehabilitación de la isla como reserva ecológica. O, por el contrario, se podía abrir un canal de drenaje, taponar el viejo cauce y construir un parque y una avenida encima del relleno. El Municipio llamó a una consulta popular para avalar su proyecto de rellenamiento del cauce antiguo y parquización de la zona. La propuesta oficial resultó derrotada a pesar de haber puesto todo el peso del
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aparato municipal en la campaña electoral y haberse enfrentado a vecinos que carecían de experiencia, organización y fondos para hacer su propia campaña 474 . En otros palabras, que el resultado de una consulta popular a escala municipal no es un simulacro de participación pública, en el cual el electorado puede manipularse libremente. •
Recurso de Iniciativa:
Las razones por las cuales vale la pena institucionalizar una forma de iniciativa popular en la sanción de leyes y ordenanzas municipales es que existen temas en los cuales hay obstáculos para la sanción de determinadas leyes u ordenanzas pedidas por los ciudadanos. Un caso trágico fue el pedido de un importante sector de la ciudadanía uruguaya de derogar las leyes de impunidad que protegían a los militares que habían cometido crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura. Los partidos políticos no estaban dispuestos a acceder a dicho pedido, ya que los militares citados a declarar por los jueces no se habían presentado y la fuerza pública se había negado a llevarlos de un modo coercitivo. Las leyes de impunidad eran, para los políticos del gobierno, un recurso indispensable a la gobernabilidad del sistema, ya que el juzgamiento de los militares era deseable pero materialmente imposible por falta de fuerza para hacerlo. Recíprocamente, para un sector muy amplio de la ciudadanía, ese juzgamiento era un imperativo ético y no estaban dispuestos a defender un sistema político que no garantizara la justicia. Los reclamantes lograron un porcentaje de firmas que les permitió el tratamiento parlamentario del tema. Como el Parlamento no accedió a su pedido, el tema fue plebiscitado, con resultados negativos. Un caso de aplicación de esta herramienta a escala municipal fue en el municipio de General Roca, en la provincia de Río Negro, con respecto a un proyecto de ordenanza de defensa del patrimonio urbano. En uno de sus artículos, la ordenanza aplicaba sanciones a quienes dañaran los frentes de las viviendas, lo que era aplicable a las pintadas políticas. Como se trataba de la principal forma de comunicación durante las campañas electorales, el Concejo Deliberante no accedió a los reiterados pedidos de los vecinos, quienes lograron imponer la ordenanza por la vía de este recurso de iniciativa. Ésta como muchas otras herramientas participativas, adquieren especial sentido cuando existe contradicción de intereses entre representantes y representados. Para que el recurso de iniciativa funcione eficazmente, se necesita que la presentación de determinada cantidad de firmas genere alguna obligación por parte de las autoridades. Esto no siempre es así. En Colombia, las firmas presentadas para un pedido de plebiscito pueden ser rechazadas por el Congreso y simplemente archivadas. •
Revocatoria del mandato de funcionarios:
La posibilidad de que los ciudadanos remuevan mediante el voto popular a quienes consideran malos funcionarios (sean funcionarios electivos o designados por la autoridad) actúa como un reaseguro de confianza en las instituciones. El que sea posible hacerlo puede llegar a ser suficiente incentivo de confianza y estímulo para
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la participación pública, aunque no haya razones para utilizar esta herramienta. Recíprocamente, para evitar su uso para resolver un conflicto entre partidos políticos, debe recalcarse el carácter excepcional de esta herramienta participativa. Esto puede lograrse mediante el requisito de un porcentaje muy elevado de votos positivos para poder efectivizar la cesantía del funcionario cuestionado. Fue utilizado en Venezuela para procurar revocar el mandato presidencial de Hugo Chávez, quien finalmente ganó el plebiscito y quedó confirmado en su puesto. •
La creación de nuevas estrategias de participación ciudadana:
Hablar de participación ciudadana no significa tomar un catálogo de recetas y ver cuál se aplica en cada circunstancia. Cada propuesta participativa requiere de instrumentos específicos, los que muchas veces deben ser diseñados especialmente. Uno de ellos puede ser las discusión de proyectos legislativos con el apoyo de un equipo de mediadores 475 . Otra es la realización de Mesas de Trabajo y Consenso para la gestión asociada de espacios verdes urbanos 476 . Por su alcance, es especialmente importante el modelo de las Mesas Técnicas del Agua, realizado en Venezuela. Allí el Gobierno Nacional asigna una suma de dinero para inversiones en obras locales de agua y saneamiento. Los proyectos son discutidos en asambleas vecinales, las que pueden contratar a Universidades u otras instituciones para realizar los proyectos. En el momento de escribirse este libro existían 4 mil mesas técnicas del agua, con un alto grado de involucramiento de los interesados 477 . Se trata de “un ejercicio de recuperación de ciudadanía”, que procura ir más allá del reclamo para asociar a las comunidades a la resolución de sus problemas de gestión del agua. En la etapa de diagnóstico, como en muchas zonas se carece de planos confiables de las instalaciones, se necesita definir “el plano o croquis, planteado como un dibujo por parte de la comunidad sobre cómo están establecidos los servicios en su zona. En la realización de esta tarea siempre se practica una recuperación de la memoria colectiva en cuanto al proceso de instalación de la red existente. Eso permite explicar los problemas derivados del crecimiento de la población del barrio y el modo en el que se ha intentado resolverlos” 478 . Estas formas participativas de gestión permiten reducir la importancia del clientelismo político y comprometen a los vecinos en el cuidado de su patrimonio público. Han sido fuertemente resistidas por los sectores políticos tradicionales, ya que ponen en cuestión el monopolio de las decisiones por parte de la clase política y abren espacios importantes a los ciudadanos comunes. Como vimos, la mayor parte de esas herramientas comienza a utilizarse para temas ambientales y después se extienden a todo tipo de asuntos. LA AGENDA 21 En la reunión de Río se acordaron varios convenios internacionales, que corrieron la suerte diversa de todo lo que depende del juego de los intereses económicos y políticos. Pero lo más importante que allí se hizo fue acordar una metodología para actuar frente a los conflictos ambientales: la Agenda 21, entendida como la agenda
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del siglo actual. La Agenda es un procedimiento para construir la gestión ambiental a partir de consensos entre los diferentes actores sociales. Por eso, su mayor operatividad se da en la escala local, donde la relación entre los diferentes actores sociales se hace cara a cara. Es, por supuesto, un procedimiento de gestión en general, antes que sólo de gestión ambiental, pero es un dato relevante el que las herramientas de participación ciudadana ingresen a la política a través de la política ambiental. Los antiguos principios constitucionales se habían originado en la etapa de europeización y respondían a los principios elitistas de “Orden y Progreso”. Reforzaban la democracia representativa y marcaban un límite preciso entre representantes y representados, con expresiones tales como: “el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes” 479 . Contradecir ese viejo principio y establecer mecanismos de democracia semidirecta ha sido un cambio cualitativo en la forma de pensar las instituciones. En muchos países se ponen en marcha agendas locales, en cumplimiento de los compromisos asumidos en la reunión de Río. Sin embargo, cumplieron algunos de los aspectos formales propuestos en Río. El problema surgió al tratar de pasar de la letra escrita al mundo real. Una mirada desde lo puramente ambiental diría que la ECO´92 significó una extraordinaria apertura a nuevas formas de gestión ciudadana y de protección del entorno humano. Sin embargo, hay motivos para pensar que tuvimos tanto una apertura como un cierre. Y es que la ECO´92 fue prácticamente simultánea con el Consenso de Washington. EL CONSENSO DE WASHINGTON Habitualmente se utiliza la expresión Consenso de Washington para referirse a un paquete de medidas económicas, inicialmente pensado para los países latinoamericanos, pero con los años se convirtió en un programa mundial de lo que llamamos neoliberalismo. En este caso, "Washington", se refiere al conjunto de instituciones con sede en esa ciudad: los organismos financieros internacionales (Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo), el Congreso de los Estados Unidos, la Reserva Federal de ese país y, obviamente, su Presidente. Sus principales lineamientos son: 1. Disciplina fiscal. Esto significa un presupuesto equilibrado, donde los gastos igualen a los ingresos. Al respecto, una de las recomendaciones de las políticas keynesianas para hacer frente a las crisis había sido manejar los desequilibrios del presupuesto según las distintas fases del ciclo económico. Es decir, gastar más durante las crisis para ayudar a reactivar la economía y gastar menos durante la buena época, cuando el gasto público podía ser menos necesario. Esto equivale a tratar de equilibrar el presupuesto en un ciclo de varios años y no hacerlo cada año en particular. Aceptar esta receta equivale a renunciar al uso del gasto público para hacer frente a las recesiones. 2. La inflación como parámetro principal de la economía. La manera más rápida de contener la inflación es reduciendo el crecimiento económico, según la
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conocida propuesta del FMI. Es decir, que contener la inflación se considera más importante que satisfacer las necesidades de los sectores más postergados de la sociedad. 3. Reordenamiento de las prioridades del gasto público. Se considera que el gasto social debe ser recortado para alcanzar los objetivos de equilibrio fiscal. 4. Reforma Impositiva. Establecer políticas de aumento de los impuestos para equilibrar el presupuesto. 5. Liberalización de las tasas de interés. Las tasas de interés deben ser fijadas por los bancos y no por los gobiernos. Se prefieren las tasas elevadas. 6. Una tasa de cambio competitiva. Nuevamente, el valor de las divisas tiene que estar fijado por los mercados y no por las autoridades. “En todo caso, la filosofía del consenso es que el equilibrio de la balanza de pagos es mejor servida por una política de expansión de las exportaciones en lugar de la sustitución de importaciones” 480 . Lo que equivale a decir que se prefiere que el país exporte materias primas y compre productos industriales afuera, antes que desarrollar su propia industria. 7. Liberalización del comercio internacional. Los países no deben proteger la producción local de la competencia extranjera. 8. Liberalización de la entrada de inversiones extranjeras directas. Los países no deben poner limitaciones a la salida de fondos por parte de los inversores extranjeros. Este modelo, sin embargo, pone el acento en la movilidad de los capitales pero no en la de las personas. El modelo generará una desocupación masiva en los países subdesarrollados. Esa población excedente no podrá emigrar a los países centrales, los que cierran sus fronteras a quienes provienen de países pobres. Una directiva de la Unión Europea, aprobada en junio del 2008, tiene contenidos tan represivos (como permitir encarcelar a los inmigrantes ilegales durante 18 meses sin proceso ni defensa) que fue calificada de “fascista” por muchas entidades humanitarias. Es sugestiva la diferencia en el tratamiento de los capitales y los seres humanos. 9. Privatización. Cualquier actividad rentable o potencialmente rentable debe ser realizada por el sector privado, no por el Estado. Esto vale especialmente para los servicios públicos. 10. Desregulación. Derechos de propiedad. El Estado no debe intervenir en el funcionamiento de la economía. Los países deben aceptar el patentamiento de todo aquello que pueda generar ganancias, sean tecnologías, seres vivientes desarrollados por ingeniería genética, etc. Esa breve lista tomó autonomía y se constituyó en la base de lo que luego se denominará neoliberalismo. COMIENZA UN MODELO DE EXCLUSIÓN SOCIAL Esta parte del libro cuenta lo que podríamos calificar como un abuso de confianza. Un grupo de aventureros audaces les explicaron a los ciudadanos del Tercer
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Mundo que sus empresas públicas eran ineficientes sólo porque no ganaban dinero. Nadie aclaró a tiempo que ésa no era su función. Las empresas del Estado habían sido pensadas para promover el desarrollo nacional, una actividad que muchas veces se hace perdiendo dinero, pero que beneficia al conjunto de la sociedad. En la mayor parte de los países de la región las empresas de servicios públicos se vendieron o casi se regalaron a quienes prometieron gerenciarlas con criterios de empresa privada. Efectivamente, así lo hicieron, lo que representó en muchos casos que una cantidad grande de usuarios perdió las posibilidades de acceso a esos servicios. De un modo coherente, en muchos países se privatizan los servicios públicos, como una forma de asegurar ganancias estables a grandes grupos económicos. En esta fase de desarrollo disminuye la importancia relativa de la industria que produce bienes de consumo durables (como los automóviles) y se refuerzan las industrias productoras de bienes cuya demanda no depende directamente de la capacidad de consumo de grandes masas de la población (como los armamentos o el equipamiento para las empresas). Dicho en términos económicos, son bienes cuya demanda es inelástica con respecto al salario real o a la distribución del ingreso. Esto lleva al agotamiento de la llamada “sociedad de consumo”. En todas partes, se desarrollan políticas para bajar deliberadamente los niveles de ocupación y de salarios. En Argentina se contrae una deuda externa con el Banco Mundial para financiar los despidos al personal del Estado. Es decir, que el país se endeuda para destruir fuentes de trabajo. Casi siempre, esas medidas llevan la recomendación o el apoyo del Fondo Monetario Internacional. Se liberalizan las variables económicas en casi todas partes y se abandonan la mayor parte de las herramientas de planificación. El resultado es un marcado descenso en las condiciones de vida de gran parte de la población mundial. Empeora la situación ambiental de cientos de millones de personas en el mundo y en muchos sitios se alcanzan niveles de degradación social y ambiental que se creían superados desde el siglo XIX. En muchos sitios, el modelo neoliberal se impone mediante la violencia y el autoritarismo. Sin embargo, cuando cambia el signo político, los gobiernos surgidos del voto popular mantienen esquemas de muy amplia exclusión social. A veces, lo hacen con un lenguaje fuertemente populista. LA MIRADA LIBERAL SOBRE EL AMBIENTE Como vimos en las citas que encabezan este capítulo, la simplificación y la banalización son las características de esta etapa. No hay otra posibilidad de lograr que las propuestas neoliberales suenen convincentes. Previsiblemente, a Friedman no le interesa demasiado el rol de los parques nacionales en la conservación de la biodiversidad o en el mantenimiento de alguna función ambiental importante, como es el rol de proteger una cuenca hídrica. Es sugestivo comparar estos puntos de vista con las decisiones tomadas un siglo atrás por el dictador mexicano Porfirio Díaz, al establecer los primeros bosques protectores, en lo que es una clara función del Estado. La idea de Friedman, de reducir la complejidad del mundo a una suma de servicios turísticos que puedan ser pagados por los particulares es una característica de la ideología que marca el signo de esta fase de desarrollo.
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Del mismo modo, se intentan aplicar sobre el medio natural mecanismos de mercado que sólo sirven para productos sociales. Un aumento de la demanda puede modificar la oferta de determinados recursos financieros. Pero ningún aumento de la demanda modificará el caudal de los ríos o los ritmos de la fotosíntesis. LA PRIVATIZACIÓN DEL AGUA Sabemos que la principal variable individual de la que dependen la salud y la vida de una población es la calidad del agua que beben. Por eso el modelo urbano de la etapa de europeización puso el acento en la extensión de los servicios públicos de agua potable y cloacas. Ésa fue su estrategia exitosa en el control de las grandes epidemias de fines del siglo XIX. No estaban haciendo otra cosa que repetir la estrategia de los emperadores romanos. Hombres como Augusto habían comprendido que la viabilidad de Roma como gran metrópoli del mundo antiguo dependía de su capacidad de ofrecer agua segura a cientos de miles de personas. En esa época, Roma confiaba en sus acueductos tanto como en sus legiones, los que mantendrían distantes a bárbaros y bacterias. Los pensadores del Renacimiento subrayaron la necesidad de tener ciudades saludables, y los gobernantes ilustrados de siglo XIX siguieron sus consejos. Como vimos en los capítulos anteriores, con todos sus altibajos, el saneamiento urbano fue una prioridad de esa generación de gobernantes. Pero en esta etapa histórica los estadistas han sido reemplazados por los gerentes y los proyectos nacionales del largo plazo ceden su lugar a la búsqueda de rentabilidad del muy corto plazo. Siguiendo las políticas del Consenso de Washington, en muchas partes del mundo se entregan los servicios de aprovisionamiento de agua a compañías privadas. Así aparecen nuevos conflictos ambientales, vinculados con este cambio de prioridades. En California las empresas de agua intentan convencer a los agricultores de que reciban dinero en vez de agua de riego, para poder abastecer a nuevos barrios de viviendas de lujo. Los productores se niegan a este cambio de uvas por piscinas y finalmente ganan. Por el contrario, en África del Sur, la liberación jurídica de los negros no significó su liberación económica ni ambiental. Numerosas familias pobres, que habían recibido viviendas construidas por el Estado, las perdieron por acumulación de facturas de agua que no pudieron pagar. De este modo, el negocio inmobiliario pasó a ser un rubro adicional de las empresas de agua. El Banco Mundial señala el déficit de agua en amplias zonas de América Latina: “En la región de América Latina y el Caribe, se calcula que de los 510 millones de habitantes de la región, unos 56 millones no tienen acceso a agua limpia; mientras que otros 132 millones carecen de servicios de saneamiento adecuados. Si bien el agua no es un elemento tan escaso como en otras regiones del mundo, en muchos lugares es difícil encontrar agua limpia. Existen poblados y ciudades donde la gente debería contar con sistemas de suministro de agua corriente y alcantarillado para recolectar las aguas residuales, con necesidades urgentes: por ejemplo, 26 millones de habitantes de zonas urbanas no tienen fuentes de agua mejorada y unos 50 millones carecen de servicios de alcantarillado. Muy a menudo, los más
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pobres compran agua a precios altísimos desde camiones que la llevan a sus asentamientos sin conexión. De hecho, los pobres del mundo en desarrollo pagan en promedio 12 veces más por litro de agua que los ciudadanos conectados al sistema de cañerías. En los tugurios de muchas ciudades, el costo del agua se lleva una gran proporción del gasto familiar: por ejemplo, hasta el 20 por ciento en Port-au-Prince, Haití” 481 . En cuanto a las formas de solucionarlo, el Banco afirma que lo mejor es que los servicios públicos de agua sean prestados por empresas privadas: • “La balanza entre la subcontratación y la prestación de servicios por parte del Estado se inclina sobre todo a favor de la primera alternativa bajo las condiciones actuales y en la mayoría de los países; • “La experiencia muestra que hay mucho espacio para seguir ampliando la participación del sector privado en la prestación de servicios” 482 . El Consejo Mundial del Agua, organizador de los Foros Mundiales del Agua, creado en 1996 por el Banco Mundial y empresas privadas del agua y transnacionales de la alimentación, impulsa la privatización del agua. Se basa en tres principios: 1. El agua debe ser considerada como un bien puramente económico, una mercancía. 2. El acceso al agua es una necesidad vital, no un derecho humano. 3. El agua debe ser considerada como un recurso precioso como el petróleo. Estos razonamientos llevan a considerar que la mejor manera de obtener los máximos niveles de abastecimiento de agua es concesionando el servicio a empresas privadas. En ningún momento se explica que la finalidad de una empresa es ganar dinero y que ese objetivo puede entrar en contradicción con la situación económica de cientos de millones de personas carenciadas, en muchos casos empobrecidas por las mismas políticas de privatizadoras. Sin embargo, tanto el Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional exigieron políticas de privatización para otorgar créditos a los países latinoamericanos. El que se exigiera entregar las empresas públicas para recibir créditos para alguna otra cosa configura una forma de chantaje que la mayor parte de los países de la región decidieron aceptar en silencio. El punto de vista contrario considera el acceso al agua como un derecho humano, que no puede restringirse por razones económicas y ha sido expresado en resoluciones de las Naciones Unidas. EL IMPACTO SOCIAL Y AMBIENTAL DE LA PRIVATIZACIÓN DEL AGUA Como la mayor parte de las consecuencias ambientales del modelo neoliberal, aún no ha sido evaluado el impacto ambiental de la privatización del servicio de agua potable y cloacas en diversas ciudades latinoamericanas. Sin embargo, una buena aproximación es el caso del Área Metropolitana de Buenos Aires. Cuando fue privatizada, la empresa estatal Obras Sanitarias de la Nación tenía una trayectoria
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de gran consideración y respeto en la opinión pública. Con la expansión de sus obras limitada por la secular restricción de presupuesto, OSN había mantenido sin embargo el criterio de no disminuir la calidad del agua a entregar ni de las obras a realizar. La empresa fue privatizada en la década de 1990 y entregada a un consorcio llamado Aguas Argentinas, dependiente del grupo francés Suez. Los acuíferos del Área Metropolitana de Buenos Aires son uno de los ejemplos más patéticos de las consecuencias ambientales del modelo de privatizaciones aplicado en América Latina. Allí no sólo se privatiza el servicio de agua y cloacas sino que también se privatizan de hecho las decisiones políticas sobre dicho servicio. Porque se establece un control estatal meramente formal, a cargo de un ente regulador, que termina aceptando todos los dictados de la empresa concesionaria. El resultado es que los planes de inversiones (qué se va a invertir y dónde) y las políticas tarifarias termina decidiéndolas la empresa, mientras que el Estado sólo confirma esas decisiones. Esto es algo más que un detalle formal. Porque en la medida que las decisiones las toma la empresa pero las confirma el Estado, esas decisiones empresarias asumen la forma de una orden que el Estado le da a la empresa concesionaria. En otras palabras, que la decisión es privada (la toma, de hecho, la empresa privada) pero la responsabilidad jurídica de esa decisión la asume el Estado. La contaminación del agua subterránea fue uno de los principales argumentos utilizados para privatizar el servicio de agua potable. Se dijo que era necesario realizar grandes inversiones para proveer a la gente de agua extraída del Río de la Plata y que el Estado no disponía del dinero necesario, por lo cual había que buscar un socio privado. Sin embargo, en los hechos el socio privado no puso dinero: el Estado autorizó continuos aumentos de tarifas para financiar por adelantado las obras necesarias, que la empresa no hizo. El Contrato de Concesión entre el Estado y Aguas Argentinas establece que, para mantener el equilibrio hídrico de cada zona, cuando se conecte a un usuario agua corriente, debe hacerse simultáneamente la conexión de cloacas. El motivo es el mismo por el cual no puede echarse agua indefinidamente en un vaso sin que rebalse. Si se agrega a un sistema agua proveniente del exterior, hay que arbitrar los medios para sacar el exceso de agua para que no provoque inconvenientes. Lamentablemente, las inversiones de conexión de agua potable no cuestan lo mismo que las de cloacas. Las más baratas son las que permiten llevar el agua a los usuarios, en tanto que las que permiten retirar las aguas servidas son más onerosas. Al mismo tiempo, cada vez que se conecta un cliente y se entrega agua potable, se puede comenzar a cobrarle la factura. Si se le conectan además las cloacas, se gastará mucho dinero en un solo cliente cuando por la misma plata se podría conectar sólo con agua a varios. Es decir, que es más rentable para la empresa gastar todo el dinero posible en conectar nuevos clientes con agua potable y postergar indefidamente las cloacas. ¿El resultado? En Ente Regulador autorizó a Aguas Argentinas a no cumplir un aspecto esencial de su Contrato de Concesión y a conectar muchos miles de usuarios sólo con agua corriente y sin cloacas. Estas obras se hicieron sin la correspondiente evaluación de impacto ambiental, tal como se denunció en la
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Audiencia Pública convocada por el Ente Regulador para recibir las opiniones de vecinos y afectados. Sin embargo, los hidrólogos habían advertido claramente los riesgos de una conducta basada antes en la rentabilidad empresaria que en la salud pública. Por ejemplo, en un estudio sobre el acuífero, realizado a comienzos de la década de 1990, se destaca que: “El abastecimiento por agua subterránea fue reemplazado por agua superficial del Río de la Plata, lo que trajo aparejado el rápido ascenso de los niveles del agua del acuífero Puelches. Esta recuperación trae consigo además fenómenos de saturación de pozos sépticos domiciliarios, en las áreas sin servicio cloacal, con los consiguientes riesgos para la salud de la población, fenómenos de anegamientos de sótanos, cocheras, túneles, depósitos, así como una posible agresión a las fundaciones construidas en una situación distinta a la actual 483 ”. Traducido al lenguaje llano, los hidrólogos señalaban que en años anteriores, las napas subterráneas habían comenzado a disminuir y que la napa superior estaba casi secándose. Pero que apenas se enviara agua del Río de la Plata, esas napas iban a saturarse y desbordar, con grave riesgo ambiental y sanitario para toda la población. Nadie les hizo caso, porque estaba en juego una rentabilidad de millones de dólares si se hacía exactamente lo contrario de lo que los científicos recomendaban. Según un relevamiento realizado por el Ministerio de Obras y Servicios Públicos de la Provincia de Buenos Aires, ya hay 17 partidos del conurbano afectados por la subida de las aguas subterráneas. Se estima en un millón y medio de personas la cantidad de afectados por el ascenso de napas. El fenómeno comienza por una mayor frecuencia en la saturación de los pozos negros. Poco después, los sótanos se inundan con un agua cloacal. Más tarde se produce el encharcamiento permanente de los jardines y en muchos casos, el agua invade las habitaciones. Existen muchas denuncias de familias que no pueden utilizar el baño ni la cocina porque sale permanentemente agua sucia de los conductos de desagüe 484 . La empresa negó toda responsabilidad, como si su intervención en un sistema hídrico complejo pudiera reducirse a una mera manipulación de caños. Lo que omitieron decir es que en la zona afectada todos esos caños terminan en las napas de agua subterránea 485 . Desde un punto de vista estrictamente formal, la empresa terminará alegando que hizo lo que el Estado le pidió. En realidad, se trata de un caso más de una situación de control de las decisiones del Estado por parte de los directivos de las empresas de servicios públicos privatizadas 486 . Cuando esta situación se hizo insostenible, la empresa negoció con las autoridades su retiro anticipado de la concesión y huyó, dejando un enorme pasivo ambiental que nadie sabe cómo remediar. En 2002, uno de los objetivos planteados en la Carta de Intención firmada por el FMI con el gobierno de Uruguay era "abrir a la iniciativa privada actividades que previamente habían permanecido reservadas al sector público". Se “establecía la reducción de los controles sobre el sector agua con el fin de facilitar el ingreso de inversores privados, incluyendo un cronograma enviado al Parlamento con los pasos para aplicar un nuevo marco regulatorio, la introducción de nuevos controles y estándares de calidad que facilitarán la inversión de privados en el sector -que debería realizarse por decreto del Poder Ejecutivo en una fecha
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determinada- y también establecía la fecha en la que debían abrirse las ofertas para la participación del sector privado en plantas de tratamiento de residuos sanitarios” 487 . Pero el haber visto los resultados en Argentina, causó uno de los hechos políticos más silenciados del mundo. Por medio de un plebiscito, los ciudadanos uruguayos modificaron su Constitución y le agregaron un artículo que prohibe toda forma de privatización del agua. Un rechazo tan abierto a los principios del Consenso de Washington debió haber sido objeto de un tratamiento periodístico significativo, como noticia internacional de primera magnitud. Sin embargo, el tema fue cuidadosamente ocultado por la mayor parte de los medios de comunicación para evitar que se repitiera el ejemplo. En Bolivia se produjeron movimientos populares violentos para rechazar la privatización de los servicios de agua corriente. “La empresa Aguas de Tunari fue vendida en 1999 a la transnacional norteamericana Bechtel que adquirió la distribución, almacenamiento y comercialización del agua de Cochabamba, la tercera ciudad de Bolivia. Inmediatamente los costos del agua subieron hasta en un 300 por ciento y los pobladores ya no podían usar el agua de los sistemas de riego, tampoco sacar el agua de los pozos que construyeron en sus terrenos para consumo del hogar o para regar sus siembras” 488 . La concesión fue dejada sin efecto después de violentas manifestaciones de rechazo. Poco después, la misma empresa obtuvo el servicio de agua en Guayaquil, y “para evitar incidentes como en Bolivia, Bechtel pidió un seguro de 18 millones de dólares para protegerse contra protestas civiles y posibles expropiaciones” 489 . La llamada “seguridad jurídica” incluye muchas formas de seguro o pedido de indemnización por movimientos de ciudadanos perjudicados por esas empresas. Siguiendo los principios del Consenso de Washington, la Constitución ecuatoriana de 1998 establece que el agua potable y el saneamiento son responsabilidad del Estado, pero que podrán ser prestados por el Estado o por empresas mixtas o privadas, las que no sólo podrán ser concesionarios sino inclusive propietarios de las redes de provisión de agua 490 . A partir del año 2002, el municipio de Quito proyecta ampliar los servicios de agua potable y saneamiento de las parroquias orientales de la ciudad, mediante la contratación de empresas privadas. El desconcertante argumento del municipio era que una concesión no significaba una privatización, ya que no se transfería la propiedad del sistema sino sólo su operación. Un conjunto de entidades no gubernamentales se opone a esta estrategia y el tema se discute en Audiencias Públicas. El debate es principalmente económico, donde los representantes de las ONG muestran las enormes ganancias que obtendría la empresa prestadora del servicio y la conveniencia de que ese dinero se utilice en ampliar las redes en vez de destinarse a ganancias empresarias. Como consecuencia de esta presión, el proyecto de concesión se abandonó en marzo de 2007 491 . En Colombia, las políticas de privatización encarecieron el servicio a tal punto que más de 200 mil familias fueron desconectadas por no poder pagarlo, sin que se les
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ofreciera una solución alternativa. Por este motivo, en 2008, un conjunto de ONG´s, agrupadas en Ecofondo, impulsaron la propuesta de un plebiscito que habilitara una reforma constitucional para declarar el agua como derecho humano. No se trata de una cuestión puramente teórica: el derecho al agua significa la obligación del Estado de proveer a todos un mínimo vital de agua, aunque no puedan pagarlo 492 . Un balance del modelo de privatización del agua en América Latina señala que “este proceso ha ignorado que los mercados necesitan leyes y estructuras para funcionar adecuadamente y que el regulador más necesario es el Estado. Sin flujo libre de información, sin competencia y sin control de externalidades los mercados no funcionan como deben” 493 . Agreguemos que este mercado monopólico sólo ha proporcionado beneficios a los grandes operadores del agua, sin mejorar la calidad de los servicios y empeorando el acceso social al agua. LA URBANIZACIÓN AL SERVICIO DE LA ESPECULACIÓN En las ciudades, se tiende a modificar las normas de los Códigos de Planeamiento Urbano (o a retrasar su aprobación) para facilitar los movimientos especulativos, sin atender los conflictos ambientales que se generan. En Chile, las políticas de liberalización económica implementadas por la dictadura de Pinochet tuvieron su expresión urbana en la Política Nacional de Desarrollo Urbano de 1979, donde se estableció que el suelo urbano no era un recurso escaso y que debía ser transado en forma libre, según los requerimientos del mercado. En consecuencia, se propuso eliminar las restricciones al crecimiento de las áreas urbanas impuestas por la planificación en el pasado. El decreto supremo N° 420 de 1979, estableció la modificación del Plan Regulador Intercomunal de Santiago del año 1960, suprimiendo las regulaciones urbanas y estimulando el crecimiento de las áreas urbanas de acuerdo con las tendencias del mercado, estratificando social y espacialmente la ciudad. Asimismo, en el contexto de la política desreguladora enunciada, los planes comunales realizados en el período tuvieron el objetivo central de liberalizar los controles preexistentes tales como reservas de uso del suelo y previsiones de crecimiento. Además, en 1980 se permitió la subdivisión mínima de predios rústicos a media hectárea 494 . Esta norma ha sido muy criticada por los urbanistas pues ha permitido la formación de parcelas de agrado o vivienda en terrenos agrícolas, lo que ha implicado la expansión de las actividades urbanas fuera de los límites de la ciudad, ampliando considerablemente el tamaño de ésta y subutilizando terrenos aptos para la producción económica. Entre las políticas habitacionales implementadas por el gobierno militar chileno entre 1979 y 1986 están los programas de erradicación de campamentos, de radicación de campamentos y de sitios semiurbanizados. Larraín y Molina han planteado que estos programas han sido instrumentos importantes del deterioro ambiental y también de la segregación espacial experimentada por Santiago en el período. Especialmente la erradicación y los sitios semiurbanizados que habrían concentrado la miseria en los sectores periféricos e incorporaron a la ciudad unas 431 hectáreas de suelos agrícolas 495 .
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En la Ciudad de Buenos Aires se modifica el Código de Planeamiento Urbano para permitir la construcción masiva en altura. Se adopta el criterio del enrase, que significa autorizar edificar hasta la altura del edficio más elevado de la cuadra, sin tener en cuenta las posibilidades de la infraestructura para absorber ese crecimiento. Al mismo tiempo, una fiebre de torres cambia completamente el paisaje urbano y provoca la demolición de un importante patrimonio construido, lo que, por primera vez, genera reclamos sociales. Los ciudadanos empiezan a preguntarse si un paisaje homogéneo de altas torres es sinónimo de progreso o si es necesario preservar la identidad barrial, que en cada sitio posee características propias. LA FIEBRE DE CONSTRUIR EN ALTURA La homogeneización cultural lleva a construir en todas partes paisajes urbanos semejantes. Los edificios de acero y cemento de la mayor altura posible son los símbolos urbanos de esta época, aunque la tendencia no es reciente. Hace unos mil años, al comienzo de la Baja Edad Media, el aumento del comercio estimuló el crecimiento de las ciudades europeas. Una oleada inmigratoria proveniente del campo llenó las calles tortuosas, y los recién llegados construyeron casas y mercados, murallas y catedrales. Junto a ellos bajaron los grandes señores, muchos de los cuales tenían sus castillos en el campo. En esa ciudad medieval, los poderosos construyeron sus palacios, a los que les adosaron grandes torres, que les permitieron dominar militarmente a sus vecinos y se transformaron en la expresión física de su poder. En Bolonia, Italia, las familias Garisenda y Asinelli levantaron dos torres de casi 100 metros de alto, que hoy son el símbolo más conocido de esa ciudad. En San Gimignano, Italia, el perfil de las torres de los nobles y los ricos se recorta entre las colinas toscanas por encima de la muralla medieval. Por el contrario, en Cáceres, España, las torres fueron desmochadas por orden de Isabel La Católica para reprimir una desobediencia de sus dueños. Desde el año mil, entonces, las altas torres son el símbolo físico del poder, y el sitio desde el cual los que mandan intimidan a los que deben obedecerles. De este modo, los rascacielos de Manhattan fueron mucho más que una forma de ahorrar espacio construyendo en altura en un sitio congestionado. Sin embargo, esa contundente expresión de poder económico y político esconde una enorme fragilidad ante cualquier contingencia. El derrumbe de las Torres Gemelas en Nueva York puso en cuestión el modelo de seguir levantando grandes edificios como una forma de exhibir riqueza y poder. Esto hizo que en muchos lugares se abandonaran otros proyectos para edificar nuevas torres medievales en nuestras ciudades. “Son muy vulnerables ante un ataque terrorista”, se dijo en ese momento. El incendio y destrucción de la Torre Windsor, en Madrid, demuestra que estos edificios también son muy vulnerables ante un simple corto circuito. El rascacielos Windsor, un edificio de 106 metros ubicado en pleno centro de Madrid se incendió en enero de 2005- Bastó el roce de dos cables, provocado tal vez por una falla del material, por una pequeña gotera o por la mordedura de un roedor, para terminar
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con una de las grandes expresiones de soberbia económica de nuestro tiempo. El incendio comenzó en el piso 23 y, como en la película “Infierno en la Torre” 496 , los bomberos (aún con sus equipos de última generación) no pudieron llegar a esa altura para apagarlo. Durante el episodio, se quedaron mirando las llamas y advirtieron que “la principal preocupación actual es la toxicidad del humo que se propaga por la zona norte de la ciudad, y los servicios de emergencia miden el nivel de contaminación cada diez minutos” 497 . El edificio quedó completamente destruido y debería llamarnos la atención el que tan espectacular símbolo de poder haya sido tirado abajo por un ratón. La lista de grandes edificios quemados en todo el mundo es significativa, pero mucho más significativo es saber lo poco que puede hacerse ante un siniestro en ellos, especialmente si se desencadena en uno de los pisos altos. En América Latina, ya había antecedentes, los que suelen ocurrir en los edificios más emblemáticos, los que son, a su vez, los más frágiles. En 1973 se quemó la Torre Avianca, la más alta de Bogotá. Los constructores habían dicho: “es imposible que se queme” 498 . En Caracas se repitió el episodio con el edificio más alto de la ciudad. Un voraz incendio en una de las torres de Parque Central consumió gran parte de los pisos pero afortunadamente no causó víctimas fatales. “El incendio comenzó a las 2 AM del día de hoy (17 de octubre de 2004), y hasta estas horas no ha podido ser controlado. Más de 200 efectivos de cuerpo de bomberos de Caracas y del Ejército se mantienen esta tarde en el lugar, intentando sin éxito sofocar las llamas. Los sistemas de seguridad (bombas y sistemas de tuberías contra incendio del edificio), no funcionaron, dijo a medios televisivos el comandante de los Bomberos Metropolitanos de Caracas. Los bomberos han evacuado la edificación y la única medida que se esta tomando consiste en rociar la torre con tanques de agua transportados por helicópteros. Los ingenieros estructurales y arquitectos que participaron en la construcción y diseño de la estructura se encuentran preocupados por el posible colapso de la misma” 499 . Finalmente, el edificio no se derrumbó pero se destruyeron 20 pisos de oficinas públicas, con la pérdida de importante documentación gubernamental. A pesar de estas advertencias, en algunos sitios se siguen construyendo grandes torres. En Panamá están proyectados más de 50 rascacielos. Al respecto, el jefe de bomberos advirtió que ellos “no pueden apagar incendios en los rascacielos” 500 . En Sao Paulo ocurrió algo semejante en 2008, al incendiarse un rascacielos 501 . En Cartagena (Colombia), a un edificio de 206 metros, que iba a ser el más alto del país, se le tuerce la estructura de acero por efectos del viento. Antes el riesgo de desplome, las autoridades primero reducen su altura a apenas 15 pisos y finalmente deciden desmantelarlo completamente 502 . Para peor, a veces se llega a acomodar la legislación para disimular sus riesgos. Por ejemplo, en Buenos Aires, la Ley Nº 123 de Evaluación de Impacto Ambiental estableció un procedimiento riguroso para analizar cualquier problema que pueda generar un nuevo emprendimiento en la Ciudad, que se debe controlar en una
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Audiencia Pública. Esa Ley fue sancionada en 1998. Pero en agosto del 2000 se la cambió por la Ley 452, que es casi igual que la anterior. La única diferencia sustancial es que elimina la obligación de evaluar el impacto ambiental de las grandes torres. Los Diputados que la aprobaron sabían que esa Ley tenía nombre y apellido: se procuraba de que la sociedad no discutiera los riesgos que podían significar las grandes torres que se estaban construyendo en la zona elegante de Puerto Madero. COLAPSAN LOS SISTEMAS URBANOS: FRACASAN LOS RELLENOS SANITARIOS Y LAS AUTOPISTAS URBANAS La fiebre de construir no tiene en cuenta los distintos sistemas que tienen que funcionar para hacer posible la vida urbana. Se supone que las soluciones irán apareciendo por sí solas, a medida que continúe el desarrollo urbano. Pero ocurrió exactamente lo contrario, a medida que entraron en crisis los rellenos sanitarios y las autopistas saturaron los sistemas de transporte. Todo parecía ir bien hasta que las grandes soluciones chocaron con la dimensión real de los problemas. La basura urbana fue siempre un tema subestimado por las distintas administraciones urbanas. Bastaba con llevarla lejos de la vista de los vecinos para que nadie preguntara qué había ocurrido con ella. Se comenzó con los basurales a cielo abierto, aún utilizados en muchos sitios. Se ensayaron formas de incineración domiciliaria o centralizada, que fueron abandonándose a medida que el humo y el hollín invadieron la precaria atmósfera urbana. En las décadas de 1970 y 1980 comienzan a instalarse los rellenos sanitarios, con una gran publicidad que los califica como “ecológicos”. Parecían la solución a muchos problemas urbanos. La basura desaparecía de la vista, tapada por tierra y pasaba a ser un recurso, que permitía sobreelevar terrenos bajos e inundables, que así se recuperaban. Allí se plantarían bosques que tendrían un uso recreativo. Como en tantas cosas, las promesas resultaron incumplidas. Rellenar los bajos es alterar su función en el ciclo hidrológico, lo que significa el riesgo de potenciar la inundaciones aguas arriba, afectando a vecinos que antes no las sufrían. El fondo de los rellenos, pensado como impermeable, no resistió los líquidos lixiviados, que comenzaron a atravesarlo y también a desbordar. La promesa de bosques chocó contra la realidad de que apenas las raíces tocaban la basura en descomposición, las plantas morían. La basura enterrada no se transformó en tierra sino que, por falta de aireación, se fosilizó y siguió siendo basura para siempre. Si hubieran sido sólo huesos de pollo y cáscaras de naranja, tal vez el comportamiento de los rellenos hubiera sido mejor. Pero una ciudad es un enorme generador de residuos peligrosos de origen domiciliarios. Medicamentos vencidos, barnices, pinturas, envases de plaguicidas, residuos electrónicos, etc., son algunos ejemplos de toneladas de materiales peligrosos de origen domiciliario que ingresan a rellenos que no están preparados para recibirlos. A esto podemos agregar que los controles en las puertas de entrada suelen ser muy débiles. Por una módica suma ingresan en los rellenos sanitarios camiones que llevan residuos patogénicos o industriales. En muchos casos, son los mismos camiones recolectores quienes los levantan durante su recorrida y los mezclan con
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la basura común. Las “mafias de la basura“ suelen impedir toda investigación responsable sobre el tema. El diseño consistente en: “una capa de basura tapada todos los días con una capa de tierra limpia compactada” se estrelló contra el precio de la tonelada de tierra limpia. Las capas de tierra limpia se hicieron cada vez más ligeras y espaciadas. Al escasear los terrenos para habilitar nuevos rellenos, los existentes fueron creciendo en altura, formando lomadas. El empeoramiento de la situación social atrajo familias que fueron a buscar los restos despreciados por los cartoneros o los desechos enviados directamente por las empresas. De este modo, los vecinos que aceptaron recibir un relleno sanitario bajo la promesa de que en unos años tendrían un parque se encontraron con una instalación de potencia los riesgos de los viejos basurales. Más tarde o más temprano, el suelo contaminado por los rellenos sanitarios deberá ser remediado, a un costo inimaginablemente sideral. El modelo de autopistas que llegan hasta el centro de la ciudad tuvo la inmediata adhesión de millones de automovilistas. Largos trayectos que se hacían con lentitud se pudieron realizar en la mitad o la tercera parte del tiempo. Sólo que el automóvil genera la ilusión de que, en algún momento los demás vehículos desaparecerán y uno estará sólo en la autopista, disfrutando de la velocidad. El resultado es claramente el opuesto: las autopistas actúan como generadores de tránsito y como estímulos a la compra de más vehículos de los que caben en ellas. Lo cual genera continuos círculos viciosos en cuanto a reclamos para ampliar autopistas que se llenan cada vez más rápido y dejan de cumplir sus funciones de vías de tránsito rápido. La ilusión se termina al descender de ellas e ingresar a calles diseñadas según criterios del siglo XVI, pensadas para el tránsito de esa época. Se saturan los espacios de circulación, se saturan los sitios de estacionamiento, la contaminación del aire por hidrocarburos crece a la máxima velocidad y cada vez muere más gente en accidentes automovilísticos. Lo sugestivo es que son mayores los reclamos por reforzar el caos construyendo mayores autopistas que por desarrollar sistemas de transporte menos irracionales. FERROCIDIO EN AMÉRICA LATINA Es sabido que el ferrocarril es el medio de transporte más amigable con el ambiente. Es el que emplea más eficientemente la energía en el transporte de pasajeros y cargas y el que emite menor cantidad de contamin antes a la atmósfera. Sin embargo, en esta etapa se desactivaron numerosos ramales ferroviarios. Se utiliza la expresión ferrocidio para designar al proceso de desmantelamiento de los sistemas ferroviarios de algunos de los países latinoamericanos, llevado a la práctica en esta etapa con argumentos de su baja rentabilidad. "Las estaciones ferroviarias crearon vida en torno con la misma fuerza progenitora de un puerto de aguas mansas", escribió Raúl Scalabrini Ortiz en 1947 503 . Fueron el principal motor de desarrollo regional durante las etapas de europeización y de industrialización. Pero su administración requería de una concepción estratégica del largo plazo, poco frecuente entre los dirigentes políticos
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globalizados. En Chile “la construcción de la gran mayoría de los ramales ferroviarios fue financiada mediante recursos estatales, habiendo muy pocos ramales pertenecientes al sector privado, porque simplemente ese negocio no era rentable” 504 . De este modo, “con la plata del Norte se construyen los ramales del Sur”. En Argentina, el ferrocarril que atravesó la provincia fronteriza de Formosa y el de la Patagonia (llamado “La Trochita”, por ser de trocha angosta), fueron pensados como estrategias de promoción del desarrollo regional, sin objetivos de rentabilidad. El dinero que perdían los ferrocarriles estatales se tradujo en servicios en las zonas alejadas de los respectivos países, en las que no era rentable que llegara el tren. Cuando esos ferrocarriles se privatizaron, se levantaron los ramales, las vías fueron vendidas como chatarra (es decir, se destruyeron las inversiones) y los pueblos quedaron aislados, mientras el Estado seguía subsidiando al transporte automotor y al ferrocarril privado. En Uruguay se cerraron en 1997 los servicios de pasajeros, los que se rehabilitaron después del 2005. En Argentina a comienzos de la década de 1960 se iniciaron los proyectos de cierre de ramales 505 , que recién se concretaron en la década de 1990. El modo en que se destruyó una infraestructura singularmente valiosa muestra hasta qué punto los gobernantes de esta etapa quedaron desvinculados de cualquier proyecto de desarrollo. También es particularmente sugestivo el silencio con que los afectados aceptaron la destrucción de sus sistemas ferroviarios. La nostalgia por el tren perdido llegó demasiado tarde, y muchas estaciones abandonadas fueron transformadas en centros comerciales, culturales o museos ferroviarios. En la estación desactivada de San Carlos de Bariloche y transformada en centro comercial, un comercio se llamó “Hasta que vuelva el tren”. En algunos casos, la destrucción fue tan completa que se hizo difícil encontrar los rastros de la traza originaria. Cuando en Venezuela quisieron reconstruir una línea ferroviaria, tuvieron que emplear los planos originales del siglo XIX, ya que los rieles habían sido levantados y sus espacios tapados por la selva 506 . Una recorrida del autor por localidades de la provincia argentina de Córdoba mostró que comercios de artículos rurales vendían rieles de ferrocaril, claramente robados de la red desactivada 507 . LOS CARTONEROS O RECUPERADORES URBANOS A diferencia de las etapas anteriores, en las que se realizaron variados esfuerzos por mejorar el habitat popular, la etapa de globalización abandona los pobres a su suerte. Tal como describe Vargas Llosa: “Se han resignado a los gallinazos, las cucarachas, los ratones y la hediondez de estos basurales que he visto nacer, crecer, mientras corría en las mañanas, visión puntual de perros vagos escarbando los muladares entre nubes de moscas. También me he acostumbrado, estos últimos años, a ver, junto a los canes vagabundos, a niños vagabundos, viejos vagabundos, mujeres vagabundas, todos revolviendo afanosamente los desperdicios en busca de algo que comer, que vender o que ponerse. El espectáculo de la miseria, antaño exclusivo de las barriadas, luego también del centro, es ahora el de toda la ciudad, incluidos estos distritos -Miraflores, Barranco, San Isidro- residenciales y
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privilegiados. Si uno vive en Lima tiene que habituarse a la miseria y a la mugre o volverse loco o suicidarse” 508 . Vargas Llosa no exagera: una epidemia de cólera en Perú, a fines de la década de 1980, lo confirma. Nuevamente, las condiciones sociales ayudan a explicarla: la epidemia se desata entre quienes han debido huir del campo a la ciudad por falta de oportunidades. Cuando llegan a las zonas urbanas, se encuentran con que no hay una ciudad preparada para recibirlos y deben construirla por sí mismos, en zonas marginales y con materiales precarios. Las políticas de liberalización de los precios de los alquileres, la desocupación creciente, las maniobras financieras que pauperizan amplios sectores de las clases medias, generan el fenómeno de los nuevos pobres. Es decir, familias que caen en la pobreza o la indigencia, pero sin conocer las estrategias de supervivencia que tienen quienes han sido pobres durante muchas generaciones. Es la situación de la mayor parte de los sin techo de las grandes ciudades, que duermen en los portales por no tener la habilidad necesaria para construirse un rancho en las afueras. Hacia la década de 1990, los cientistas sociales generalizan la utilización del término “desocupado absoluto”. Hasta ese momento, la desocupación era considerada en las estadísticas como un fenómeno transitorio, que desaparecería o se reduciría a su mínima expresión después de la crisis que se estaba sufriendo en ese momento. Pero los desocupados absolutos son las personas en edad activa, que no volverán a trabajar por el resto de sus vidas por falta de oportunidades. Las primeras oleadas de pauperización generaron amplios sectores de buhoneros o vendedores ambulantes, que ocuparon las calles vendiendo mercaderías baratas, a menudo de dudoso origen. Una vez saturado el mercado para los buhoneros, las oleadas siguientes crearán los cartoneros o recuperadores. Como siempre, se anuncia que la presencia de amplios contigentes de población revolviendo basura es un hecho transitorio y se debe a alguna crisis pasajera. Pero el final de la crisis y la recuperación del conjunto de la economía encuentran que los cartoneros siguen revolviendo basura para subsistir. En algunos países, como Uruguay, han logrado sindicalizarse y discutir con los municipios sus condiciones de trabajo. En otros sitios, como en Argentina, salvo unas pocas cooperativas, el resto actúa en condiciones de semiesclavitud. Explotados por empresarios inescrupulosos, con un gran porcentaje de niños trabajando en las condiciones sociales y ambientales más infames 509 , los discursos políticos tendieron a “dignificarlos”, identificándolos con un trabajo como cualquier otro. Sin embargo, revolver basura en la calle no puede ser nunca un trabajo digno, salvo en los discursos. La única dignificación real posible es generar fuentes de trabajo genuino, que eviten que tantas personas vivan de revolver la basura urbana. CAMBIOS EN EL HABITAT POPULAR En esta etapa se realizan unos pocos programas de viviendas sociales, y éstos con materiales fuertemente cuestionables desde el punto de vista ambiental. Por ejemplo, un anunciado programa de viviendas realizadas en 2007 casi
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íntegramente en PVC (policloruro de vinilo). Llamadas petrocasas, por estar construidas con derivados del petróleo, se las utiliza en Venezuela, Cuba y Argentina. Los fabricantes las presentan como cargadas de ventajas: “Las casas fueron construidas con una tecnología duradera, de materiales derivados del petróleo, no inflamable y con un aditivo de protección contra los rayos ultravioletas; asimismo, las viviendas tienen el techo recubierto por ambas caras, a fin de minimizar los efectos de los rayos del sol y en la temporada invernal conserva el calor, explicó el representante por Venezuela de la Escuela de Construcción de Petrocasas. Indicó que el material empleado, paneles de PVC, es un derivado del petróleo, no resulta inflamable, ni contiene gases tóxicos, además posee un aditivo de protección contra los rayos ultravioletas” 510 . Hasta ahora, la principal ventaja del PVC es que es barato, al menos cuando se lo compra. Si se computan los costos ambientales, este material resulta mucho menos atractivo. Veamos algunos de los riesgos del PVC: “Emiten al entorno compuestos químicos tóxicos, que colaboran a mantener un entorno enfermo. Los productos de PVC "blandos", como suelos, tapicerías, cortinas, papeles pintados, liberan importantes cantidades del plastificante tóxico DEHP. Otras sustancias, detectadas en las atmósferas afectadas por emisiones procedentes de los productos de PVC, son hidrocarburos alifáticos de cadena corta, hidrocarburos aromáticos (benceno, tolueno, xileno) y sustancias organocloradas, muchas de ellas tóxicas. Además, la presencia de PVC en los materiales de las habitaciones reduce la circulación de la humedad atmosférica, creando un ambiente seco y desagradable”. Pero además, su comportamiento en un incendio multiplica los riesgos: “Antes incluso de que aparezcan llamas, los productos de PVC (suelos, papeles pintados, marcos de ventanas, cables, persianas, manteles... etc.) emiten humos de ácido clorhídrico y sustancias organocloradas muy peligrosas, como las dioxinas. El ácido clorhídrico es un gas muy corrosivo que provoca graves daños en el sistema respiratorio de las personas que entran en contacto con estos humos y que produce además enormes daños materiales al corroer los sistemas y aparatos eléctricos, e incluso las armaduras de pilares o vigas de hormigón. La emisión de metales pesados, ftalatos, benceno y compuestos organoclorados tóxicos cuando se quema el PVC, es un riesgo añadido, que ha llevado a que, en países como Alemania, sea obligatorio llevar a cabo medidas especiales de limpieza de las zonas afectadas. Los graves daños materiales y humanos producidos por las emisiones del PVC durante incendios han llevado a su restricción como material de construcción en hospitales, colegios, torres de comunicación, bancos o instalaciones militares en otros países europeos” 511 . Estas objeciones al PVC se refieren a su uso en alfombras y muebles. Es claro que usarlo también para cimientos, techos y paredes sólo puede multiplicar los riesgos. También se pensó en utilizar en viviendas populares ladrillos o bloques de cemento que contengan pilas usadas. O ladrillos hechos con barros contaminados, como por ejemplo, los del fondo del Riachuelo, en Buenos Aires 512 . ¿Necesitamos calificar lo que significa sacarse de encima a materiales tóxicos, destinándolos a viviendas populares? LOS MÁS AFECTADOS SON LOS NIÑOS
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Paradójicamente, la enorme velocidad con que empeoraron las condiciones de vida de millones de personas impidió que muchos de los afectados cobraran conciencia plena de lo que estaba ocurriendo. En el año 2002, el número de latinoamericanos que vivía en la pobreza alcanzó los 220 millones de personas, de los cuales 95 millones eran indigentes, lo que representa el 43,4 por ciento y 18,8 por ciento de la población respectivamente 513 . Sobre la frágil situación de los que creen estar bien y que esa situación les va a durar para siempre, CEPAL indica que entre 1999 y 2002 “en el área urbana argentina, la tasa de pobreza casi se duplicó al pasar del 23,7 por ciento al 45,4 por ciento, mientras que la indigencia se multiplicó por tres, subiendo del 6,7 por ciento al 20,9 por ciento”. Se “estima que hay 40 millones de niños en América Latina viviendo en la calle o trabajando en ella. Es incuestionable que detrás de todo esto está la necesidad de sobrevivir, familias quebradas y la exclusión social. En México, Bolivia, Perú y Ecuador trabajan el 20 por ciento de los niños menores de 14 años. En Brasil se estima que hay 2 millones de niños trabajando; en Argentina, 1.500.000; en Centroamérica, 1.300.000. Sus ingresos son misérrimos” 514 . La comparación histórica no debería enorgullecernos. Por ejemplo, “se calcula que en 1780 había en París un total de 8 mil niños abandonados” 515 . El dato se refiere a las terribles condiciones de hambruna del Antiguo Régimen que precedieron a la Revolución Francesa. Y se estima que había en París 650 mil habitantes. Esto significa que los niños en situación de calle eran el 1,2 por ciento de la población de París en un momento en que las condiciones sociales eran tan intolerables que llevaron a los monarcas a la guillotina. Veamos si hemos mejorado algo. En Uruguay según UNICEF, en 2005, el porcentaje de niños en estado de indigencia era equivalente al 1,75 por ciento de la población 516 . En Argentina, en 2006 el 3,2 por ciento de la población total eran niños en estado de indigencia 517 . En América Latina la cantidad de niños indigentes, significaba el 7,8 por ciento de la población total. Los niños que viven en la calle en muchas ciudades de América Latina duermen en edificios abandonados, debajo de puentes, en portales, parques, alcantarillas. Trabajan o son explotados como limpiaparabrisas, tragafuegos, recolectores de basura, mendigos. Su salud y nutrición son muy precarias y están indocumentados. Son víctimas preferidas del comercio sexual, que ha ido creciendo. También ha crecido el tráfico de niños que son robados para el mercado sexual o la explotación. Según la ONU, la trata de personas es uno de los negocios del crimen organizado en mayor expansión, y se ha elevado fuertemente en países como Colombia, Brasil y República Dominicana. Una película brasileña premiada, "Estación Central", denuncia una de sus expresiones más brutales, las bandas de robo de órganos de niños 518 . A todo ello se suma la utilización de los niños por los grupos de la droga. En estas condiciones, vivir en la calle es casi vivir en el infierno. Y así lo testimonian recientes estudios sobre los altos niveles de depresión psíquica, búsqueda de salida a través de los pegamentos y otras drogas, y finalmente suicidios en esta población infantil desesperada.
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“Detrás de este cuadro –dice Bernardo Kliksberg-, se hallan el avance de la pauperización y de las inequidades en la región, y su impacto destructivo sobre las familias. Estos niños están pagando los costos de políticas insensibles: la reducción de las coberturas sociales, la caída en la pobreza de muchas familias que antes pertenecían a la clase media, la polarización social. Una sociedad que excluye y una familia desarticulada por estos impactos los empujaron fuera de todas las estructuras. Es muy cómodo llamarlos "niños de la calle", pareciera que es como si ellos hubieran decidido vivir en ella, y hay quienes calman su conciencia con esa racionalización. Las investigaciones indican lo contrario. Están allí porque han sido acorralados, casi expulsados por la sociedad y abandonados”. UNA PESADILLA ALIMENTARIA: LA SOJIZACIÓN La globalización vino asociada a un gran aumento en la producción y el comercio de alimentos. Sin embargo, el que algo se produzca no es razón suficiente para que esté accesible. El reemplazo de un sistema agrario complejo por el monocultivo de soja en muchas zonas de América Latina causó cambios ambientales y sociales en pocos años. Se destruyeron miles de hectáreas de bosque natural para sembrar soja sobre suelos poco aptos para este cultivo. El resultado es la destrucción de esos ecosistemas para obtener ganancias del muy corto plazo. La modalidad de trabajar con contratistas llevó a que no se hicieran tareas de conservación del suelo, lo que agravó los efectos de una práctica de alto riesgo ambiental. Al mismo tiempo, esta modalidad lleva a la extinción de la cultura agraria en las zonas en las que se practica. El carácter transgénico de la semilla utilizada agrega mayores conflictos ambientales. Y es que se modifica genéticamente la planta para hacerla resistente a un herbicida (el glifosato, cuyo nombre comercial es Roundup). De este modo, la tecnología productiva consiste en sembrar soja y saturar el campo del herbicida para matar toda hierba que compita con el cultivo. El problema es que muchas de las poblaciones rurales extraen el agua para bebida de napas subterreáneas que se encuentran debajo de los campos fumigados. No hay muchos estudios que indiquen si los agroquímicos ya han llegado a las fuentes de agua potable, pero es sólo cuestión de tiempo que eso ocurra. Además, el reemplazo de muchos cultivos por soja ha provocado una escasez y encarecimiento de los alimentos. La promesa de que la siembra masiva de soja podría aliviar el hambre resultó exactamente al revés. En la zona chaqueña, el reemplazo del algodón por soja causó desocupación en las poblaciones indígenas de wichis y tobas, cuya única ocupación era la cosecha del algodón. En 2008, el anuncio de la muerte por hambre de pobladores de estas etnias fue simultáneo con el de una cosecha record de soja. Las economías globalizadas meten todo dentro del mercado y, al mismo tiempo, dejan afuera del mercado a grandes cantidades de personas. El enorme aumento en la producción de alimentos no debería escondernos el que muchos de esso alimentos se utilizan para alimentar ganado o dar de comer a los automóviles. A fines de la década del 2000 hay una fuerte expansión de los llamados
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biocombustibles. Se trata de reemplazar parte de los derivados del petróleo por alcohol producido con cereales o soja. Elogiados por numerosos políticos (entre ellos el ex Vicepresidente norteamericano y Premio Nobel de la Paz Al Gore), los biocombustibles parecían tener todas las ventajas. Son una energía renovable, es decir que no se agotan como el petróleo, y al quemarlos emiten una cantidad mucho menor de gases de efecto invernadero. Sin embargo, su contracara es mucho menos amable. Una buena idea es hacer combstibles con basura, como el proyecto uruguayo de emplear la grasa vacuna que descartan los frigoríficos. Pero el problema surge cuando surge una industria que fabrica combustibles con las mismas materias primas que se emplean para producir alimentos para los seres humanos. Para cultivarlos ha sido necesario destinar tierras, las que en América Latina se obtienen desplazando otros cultivos o destruyendo los bosques nativos. Sin embargo, los partidarios de los biocombustibles no incluyen los gases emitidos por la quema de bosques dentro del balance ambiental de los biocombustibles. Pero además, como aclara Fidel Castro, “la tragedia no consiste en reducir esos gastos de energía, sino en la idea de convertir los alimentos en combustible. Aplíquese esta receta a los países del Tercer Mundo y verán cuántas personas dejarán de consumir maíz entre las masas hambrientas de nuestro planeta. O algo peor: présteseles financiamiento a los países pobres para producir etanol del maíz o de cualquier otro tipo de alimento y no quedará un árbol para defender la humanidad del cambio climático” 519 . Veamos algunos testimonios sobre la situación alimentaria en amplias zonas de América Latina: La casilla se hunde en el barro cerca del puente sobre el río Guaire en Porto Alegre, Brasil. Una asistente es recibida por cinco niños, el mayor tiene ocho años. Los padres han salido a revolver los basurales. Al notar el mal aspecto de los niños, la asistente social les pregunta si han comido últimamente. “Sí, señorita, ayer mamá hizo galletas de diario húmedo. ¿Qué? ¿Galletas de qué?, pregunta la mujer. Mamá toma una hoja de papel de diario, la hace un bollo y la mete en agua y cuando está blanda la amasa en galletas. Las comemos, tomamos agua y nos sentimos bien y llenos por dentro” 520 . ¿Se trata de una excepción? Definitivamente no. Al igual que los indígenas encontrados un siglo atrás por los exploradores imaginarios de Julio Verne, los desplazados por el modelo económico vigente se ven obligados a comer tierra. En Haití, en 2008, existen familias enteras que sólo tienen para comer galletas de barro sacadas del basural. Las compran en el mercado a tres céntimos de euro la pieza. En un principio utilizaban arcilla, pero se acabó 521 . Cajenunes, 11 años, pone su mente en blanco antes de ingerir una galleta hecha esencialmente de lodo. La compró en el mercado de La Saline. Tendrá su sabor impregnado en la boca por horas. Su esclerótica es amarillenta. Acumula arruguitas debajo de los ojos, impropias de su edad. Se apoya en una pared del paupérrimo barrio de Cité Soleil (Puerto Príncipe, Haití) y enseña la lengua manchada de tierra. Espontáneo, pícaro, doloroso. Sin saberlo, muestra al mundo
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lo que tiene que comer para sobrevivir. "No me sabe feo. Me quita el hambre", dice en creole. En la vieja cárcel abandonada de Fort Dimanche, Chante, 19 años, y sus amigas preparan las pastitas que ha comido Cajenunes. Su jornada comienza a las 4:30 am. Vierten los ingredientes en grandes barriles. Baten lodo, sal y manteca de verdura de baja calidad. Chante sostiene con el brazo izquierdo a su bebé. Tiene la camiseta desarreglada. Acaba de darle el pecho. El proceso se parece más al que se emplea en la fabricación de ladrillos que a un ejercicio de repostería. Las artesanas dejan secar su obra en la azotea. Acumulan las obleas en filas de seis por 12. En un rápido cálculo se pueden contar casi 3.000. Así todos los días. ¿De dónde sacan el fango? Antes utilizaban una suerte de arcilla comestible. Pero su consumo masivo ha disparado los precios. En 12 meses ha subido un 30 por ciento y se ha descartado su uso. Se emplea la tierra que se acumula en las afueras de la ciudad, cerca de los basurales. Así, la propia masa es veneno. Proliferan tóxicos y parásitos (como la Ancylostoma duodenale, que en los niños produce retraso en el crecimiento y en el desarrollo intelectual). Cuando las galletas están listas se distribuyen en el mercado de La Saline (donde se subastaron los primeros esclavos en América). Las exhiben en barreños. Venden tres piezas por cinco gourdes o nueve céntimos de euro. Familias enteras las consumen. Tres veces al día. No pueden pagar los precios de los alimentos básicos. Una taza de arroz cuesta 20 céntimos de euro y no les alcanza. Son seres humanos que viven con menos de 15 céntimos al día. Los comensales cogen sus pastitas y las comen por pedacitos. Desde el desayuno hasta la siguiente comida. Al anochecer, los vendedores recogen las galletas que no lograron colocar. Varias se han roto por la manipulación constante. Aparece el último escalón de esta escalera de miseria. Los que no pueden comprar una pieza completa mendigan los pedazos. Comen, dubitativos, con las manos juntas las sobras. A cierta distancia, sus siluetas esbozan una plegaria. LA ESTERILIZACIÓN DE LOS POBRES En países como Brasil y Argentina, el empeoramiento de la situación económica llevó a reabrir una discusión que parecía cerrada veinte años atrás, y es la referida a la esterilización voluntaria de los pobres. ¿Qué deben hacer los hombres y mujeres pobres que no pueden pagar los anticonceptivos? ¿La sociedad debe suministrárselos? ¿Y si falla la distribución? ¿Es bueno que haya una ley que los autorice a esterilizarse? En defensa de estos proyectos, se afirma que cada uno es dueño de su cuerpo. También se dice que la esterilización voluntaria haría disminuir la cantidad de abortos. En contra de estas propuestas se señala que la esterilización quirúrgica es una mutilación que daña órganos sanos. Y que este procedimiento significa una profunda discriminación social: los ricos y la clase media usan anticonceptivos y se empuja a los pobres a operarse para no tener más hijos. Asimismo, se señala que “corresponde destacarlo, los efectos de la intervención no son definitivos: la ligadura de trompas de Falopio no se trata de un método de
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esterilización sino de un método de infertilización” 522 , ya que las trompas ligadas pueden desatarse. Lo cual no es exactamente cierto: en los sitios en los que existen estos programas, la operación de ligado de trompas es gratuita pero la de reversión puede ser muy costosa. Es decir, que las mujeres que recurren a la ligadura de trompas porque no pueden pagarse anticonceptivos tampoco podrán pagar nunca la operación que les permita anular sus efectos. Previsiblemente, las normas que autorizan la ligadura de trompas exigen el “consentimiento informado” de las mujeres que serán sometidas a la operación. Pero el punto más crítico a tener en cuenta para tomar la decisión es la reversibilidad de la operación, (es decir, si es posible otra operación que las vuelva a hacer fértiles) y aquí aparece una amplia gama de opiniones médicas fuertemente contrastadas. Desde los que hablan de una reversibilidad en el 90 por ciento de los casos, hasta los que la consideran irreversible, salvo contadas excepciones. En ese momento nos enteramos de que existen distintas técnicas quirúrgicas, de diferentes precio y de diferentes expectativas de reversibilidad. Previsiblemente, las técnicas con mayores posibilidades de reversibilidad son las más caras, es decir, las que difícilmente estén disponibles en los hospitales públicos. En esas condiciones, habrá consentimiento, sin duda. pero, ¿será informado? El carácter fuertemente político de este tema hace que las cifras que se manejen sean poco confiables. ¿Es cierto que el 40 por ciento de las mujeres del Brasil han sido esterilizadas, como aseguran algunas fuentes? ¿O se trata de una exageración para dramatizar la situación? Del mismo modo, las cifras de mujeres que están conformes con haber sido esterilizadas y las que lo lamentan o denuncian haber sido obligadas, engañadas o presionadas, también tienen grandes diferencias según quién las presente. Lo sugestivo es el cambio en la valoración política del fenómeno con respecto a la etapa histórica anterior. En las décadas de 1960 y 1970 los sectores progresistas consideraban que los programas de esterilización de las mujeres de las clases populares eran parte de una estrategia genocida impulsada por los Estados Unidos y alguna dictadura local. Por el contrario, en la década del 2000 lo defendieron desde la perspectiva de los derechos humanos y citaron al respecto la Convención Internacional sobre Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. El cambio de óptica parece estar vinculado con la opinión de que no será posible mejorar la situación social de los sectores más postergados y que hay que darles alguna respuesta que no sea económica. LA CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNÉTICA Una característica de la etapa de globalización es la simultaneidad con que determinados procesos se generan en distintos países. En la etapa anterior, las nuevas tecnologías se introducían en los países más desarrollados y llegaban tardíamente al Tercer Mundo. Esto significaba, además, un desfasaje en la percepción de los respectivos impactos ambientales que generaban. Esto hizo posible que, en muchos casos, los ambientalistas del Sur pudieran aprovechar la experiencia de sus equivalentes del Norte en conflictos análogos, lo que tuvo una enorme importancia en los conflictos vinculados con plantas químicas y
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petroquímicas. Nada de esto ocurrió cuando se disparó la instalación masiva de antenas de telefonía celular y radios FM en todo el mundo. De un día para otro, millones de personas del Norte y del Sur quedaron sometidas a niveles inéditos de radiaciones semejantes a las que producen los hornos de microondas. Las pequeñas emisoras locales instalaron antenas de transmisión en el interior de las ciudades. En la mayor parte de los casos no fueron controladas, ya que actuaban como aliados políticos de sectores del poder. Las empresas de telefonía celular se dieron una agresiva política de colocación de antenas en áreas urbanas, en forma coherente con su estrategia de ventas de teléfonos. Ofrecieron dinero a consorcios, escuelas y hospitales para que les permitieran ocupar numerosos sitios estratégicos. Las reación de las autoridades fue despareja y tardía. Al respecto, la bibliografía indica que existe la presunción de que la contaminación electromagnética puede aumentar los casos de varios tipos de cáncer. Y existe la certeza de que puede provocar trastornos menos graves, como jaquecas e insomnio. Sin embargo, no hay coincidencia en cuáles serían los umbrales seguros o, por lo menos, aceptables. Ante esto, en algunos casos se adoptó el principìo precautorio, que implica reducir los riesgos al mínimo hasta tener la certeza cidentífica, y en otros se desestimaron los riesgos por no tener esa certeza. Como la potencia de las antenas (que es la que puede producir daños a la salud) no puede percibirse a través de los sentidos, muchos reclamos sociales se centraron en la altura o el aspecto de las antenas. En los sitios en los que se estableció alguna forma de control, se midieron las antenas en forma individual. Sin embargo, este procedimiento esconde el que puede haber “puntos calientes” en los cuales un vecino es irradiado simultáneamente por varias antenas, cuyos efectos se potencien mutuamente. Tal vez la mejor respuesta sea la del municipio de Barcelona, que, para autorizar una antena, exige que la emprersa le coloque el aparato de control, que queda conectado con la computadora del municipio. De este modo, cuando la potencia excede el nivel autorizado, salta la alarma. Es decir, que una tecnología sofisticada sólo puede ser controlada por otra tecnología sofisticada. El criterio de muchos municipios latinoamericanos, de enviar una persona a medir cada tanto la potencia de las antenas es lastimosamente insuficiente en esta situación. LA INFORMACIÓN AMBIENTAL Los significativos avances producidos en materia de tecnología informática posibilitaron un mejor conocimiento del ambiente y un mejor aprovechamiento de la información disponible. Sin embargo, los criterios que consideran que el lucro privado de corto plazo es el único objetivo relevante, actuaron en contra de dicha posibilidad. El modo en que fueron diseñadas las privatizaciones de empresas y organismos públicos proporciona algunos ejemplos:
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A fines del siglo XIX, la red ferroviaria argentina tenía una estación meteorológica en cada una de las estaciones ferroviarias. Una de las funciones del jefe de estación era hacer las correspondientes observaciones y telegrafiarlas a sus superiores. Se trataba de una política que pensaba el ferrocarril, no sólo en función del cobro de sus servicios, sino en relación con el desarrollo agropecuario, para el cual el conocimiento meteorológico era indispensable. Al privatizarse los ferrocarriles, en la década de 1990, se eliminaron muchos ramales y no se mantuvo la exigencia de realizar dichas observaciones. Esto significó un problema importante al estudiar los efectos del cambio climático en un país que estaba dejando de producir información sobre su propio clima. Tal vez, el mejor archivo documental argentino sobre las investigaciones biológicas y geográficas entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX haya sido la biblioteca del Jardín Zoológico de Buenos Aires. Se trata, nuevamente, de una herramienta sustancial para poder analizar los cambios producidos en los ecosistemas durante el último siglo. La privatización del zoológico significó entregar un organismo científico a una empresa de espectáculos. La biblioteca desapareció íntegra y se especula que haya sido vendida en el exterior por el concesionario o por algún funcionario desleal 523 . LA IMPORTACIÓN CONTAMINANTES
DE
INDUSTRIAS
POTENCIALMENTE
En esta etapa, algunos grandes proyectos de inversión generan niveles de preocupación antes desconocidos. Es, por ejemplo, el caso de la industria de producción de pasta celulósica localizada en la margen uruguaya del río Uruguay, y que disparó un importante movimiento social de rechazo del lado argentino. Había motivos de inquietud, ya que el sector tenía algunas fábricas fuertemente contaminantes en ambos países, que actuaban sin ningún control de los respectivos gobiernos. Del lado argentino, Celulosa Puerto Piray y Papel del Tucumán; del lado uruguayo, Fanapel en la localidad de Juan Lacaze 524 , son casos que justificaban la prevención de los vecinos. Por otra parte, la contaminación causada en Pontevedra, Galicia, por una fábrica semejante, agregó antecedentes desfavorables. Existían, sin embargo, argumentos contrapuestos, ya que las plantas celulósicas han llegado en Finlandia a una convivencia con la sociedad, que esa sociedad considera aceptable. No se trata de una relación desprovista de conflictos ambientales, sino que el nivel de esos conflictos no ha generado un rechazo social por la industria 525 . Es decir, que el control ambiental de esta industria es tecnológicamente posible. Como ocurre a menudo, se trata de una cuestión de dinero: es difícil que las empresas hagan las inversiones necesarias para sanear sus efluentes si el poder público no se lo exige. Por detrás de un reclamo ambiental preventivo hay una enorme desconfianza al sistema político y en su capacidad de hacer una adecuada gestión ambiental.
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Sin embargo, la forma en que actuaron en este conflicto todos sus actores sociales trajo como consecuencia una innecesaria profundización del enfrentamiento entre Argentina y Uruguay. Un criterio diplomático elemental es que, si se desea solucionar un conflicto es necesario encapsularlo. Es decir, tratar de evitar que se expanda y se mezcle con otros conflictos. Para eso existía un ámbito técnico creado por el Tratado del Río Uruguay, que hubiera servido para canalizar el diferendo. Se hizo exactamente lo contrario y los sectores dirigentes de ambos países especularon con la capitalización política de un coinflicto internacional. Al ponerse el problema en el terreno del patriotismo, se hicieron mucho más difíciles las posibilidades de cooperación entre ambos países en el control conjunto de una industria difícil. EL IMPACTO AMBIENTAL DE LA MINERÍA Un ascenso en el precio internacional del oro disparó cambios tecnológicos que hicieron más atractiva la explotación de yacimientos de más baja ley. Previsiblemente, producir de un modo más económico puede significar ahorrar en el cuidado del medio ambiente. La minería tradicional construía socavones que seguían las vetas por debajo de la tierra o en el interior de las montañas. Esta forma de trabajo confina el impacto ambiental, a menudo generando condiciones muy insalubres para los trabajadores. Pero cuando el mineral tiene una ley baja, se lo explota a cielo abierto. Encontramos situaciones comparables a las que provocó el uso del mercurio en el cerro del Potosí, como vimos en el primer tomo de esta obra. En la costa del Pacífico colombiana, la minería del oro y de las esmeraldas ha provocado la destrucción de importantes superficies de selva, tanto por la tala como por la contaminación resultante de procesos industriales y semiindustriales realizados en gran escala. En 1990, la demanda química de oxígeno generada por estas explotaciones era equivalente a la de una población de 5 millones de personas, y la cantidad de mercurio detectada en los ríos superaba en más de cien veces los niveles admisibles para el ser humano 526 . En el Amazonas brasileño y venezolano, los mineros clandestinos de oro y diamantes (llamados garimpeiros) provocaron la destrucción de selvas mediante la construcción de diques, pistas de aterrizaje clandestinas y contaminación masiva con mercurio. Con frecuencia, los más afectados han sido las comunidades indígenas, que sufrieron la pérdida de la pesca y el envenenamiento de sus fuentes de agua potable. En Argentina, un proyecto de explotación de oro y lixiviación del mineral con cianuro provocó un movimiento social de rechazo en la ciudad de Esquel, ya que la mina se encontraría aguas arriba del arroyo que abastece a la ciudad y que desemboca después en un Parque Nacional. Después de meses de movilizaciones continuadas, los vecinos de Esquel lograron la realización de una consulta popular, que arrojó como resultado un rechazo del 85 por ciento el proyecto minero. Si bien el ámbito de la votación (el Municipio), no tiene jurisdicción sobre el tema minero, el resultado de la votación significó una importante señal política a las autoridades que congelaron el proyecto.
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Sin embargo, la mayor parte de los proyectos mineros se realizan en zonas desiertas, por lo cual la población directamente afectada es muy escasa. El proyecto minero de Pascua-Lama, ubicado en la Cordillera de los Andes, en el límite entre Chile y Argentina, es uno de esos casos donde los reclamos han sido formulados por personas que viven a mucha distancia del proyecto. Los riesgos de un obra que implica afectar glaciares en una zona con escasez de agua parecen no haber sido tenidos en cuenta por las autoridades. EL IMPACTO AMBIENTAL DEL NARCOTRÁFICO La ampliación del narcotráfico y el fortalecimiento político de sus principales responsables es una de las características de esta etapa. Las adicciones y los circuitos económicos vinculados con actividades delictivas y su influencia política aparecen en toda la historia humana. Sin embargo, se trata de una etapa en la cual grandes capas de la población quedan excluidas en forma permanente de los circuitos productivos. Esto significa que en muchas zonas, la producción y distribución de drogas ilegales es el medio de vida de muchas personas. En el ámbito rural, el deterioro de las condiciones de vida de los campesinos, la pérdida de valor de sus productos y las nuevas tecnologías que requieren más capital del que ellos tienen, los hace encontrar su fuente de sustento en estos cultivos. En la selva peruana “el narcotráfico es otro fenómeno que azota al bosque tropical amazónico, especialmente en los territorios fronterizos, el Departamento peruano de Madre de Dios limítrofe con Bolivia y Brasil permite el paso de un país a otro con mucha facilidad porque la vigilancia policial es más bien escasa. Lo mismo ocurre en el de Loreto, en Caballococha donde es fácil conectar con Brasil y Colombia por Leticia todo el trapecio amazónico. El Alto Marañón posibilita el paso a Ecuador por las mismas razones. Y los ejemplos pueden multiplicarse. “Esta manifestación tiene algunas consecuencias inmediatas: 1. Algunos mestizos destinan terrenos al cultivo de coca y con ello han introducido una novedad, pues los aborígenes nunca se han dedicado a explotar el suelo de esta forma; 2. Este negocio atrae a mucha gente por la facilidad que ofrece para ganar dinero; 3. El uso de ácido sulfúrico para lograr la pasta básica de cocaína genera deshechos que son tirados a los ríos con el consiguiente desastre ecológico y contaminación para sus aguas de las que, curiosamente, dependen para vivir peces, plantas y personas; 4. El mercado, negocio y ganancias de esta producción están fuera de la zona por lo que ningún mestizo que se involucre en el cultivo sabrá nunca para quien trabaja” 527 . En otros casos, los narcos de Colombia desplazan poblaciones enteras para apoderarse de sus tierras. También lo hacen los del bando contrario. “Hay otro
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interés. El interés de los terratenientes. En la medida en que la guerrilla ha ido ampliándose en la zona, pasan varias cosas. Primero, los terratenientes son secuestrables y pagan impuestos. Y segundo, el precio de la tierra se cae. Entonces los paramilitares tratan de evitar los secuestros y recuperar el precio de la tierra. Y para esto les pagan a los paramilitares con plata, con impunidad y con tierra. Porque las zonas de donde se desplaza a los campesinos son zonas donde [ganan control] los paramilitares. Este es el negocio” 528 . A esto se agregan las denuncias de que la guerrilla colombiana se financia con “impuestos” a estos cultivos, mientras que sus enemigos, los paramilitares, la exportan. Esto que significa que los miles de millones de dólares que se mueven por esta actividad regresan al país en forma de armamentos. En la zona andina, la presión de los cultivos ilegales ha llevado a deforestar importantes superficies en Bolivia, Perú y Colombia. Paradójicamente, los cultivos ilegales repiten la misma concepción del modelo de agricultura incaica, de aprovechar los diferentes pisos ecológicos, cultivando distintas plantas en sus respectivas alturas óptimas. "Al paso que va, el Pacífico puede quedar en diez o quince años como el piedemonte llanero. La línea de coca va arriba (hasta) los dos mil metros, y de ahí hacia arriba comienzan los cultivos de amapola. Será tan buen negocio la amapola hoy que se esta cultivando experimentalmente en invernaderos, en bolsas plásticas, y con riego por goteo. Se esta cultivando como las flores en la sabana, resolviendo de esta manera el problema del cambio del clima y el problema de la fumigación. A ese ritmo es posible deducir que el daño que se hizo en la zona de piedemonte es menor y menos grave que el daño que se va a hacer en la zona del litoral Pacífico" 529 . Sin embargo, los migrantes que van de la ciudad al campo a cultivar coca, carecen de los conocimientos tradicionales de las comunidades indígenas y el daño ambiental que causan es mucho mayor. “Los cultivadores colombianos abandonan sus campos después de tres o cuatro años, a medida que la producción de sus cultivos disminuye, comparado con una vida promedio de 15 a 20 años para los campos de coca de Bolivia y Perú. Luego, los campos se abandonan y se desbroza más bosque tropical para reemplazar los cultivos de coca. El extenso desbroce de tierras para la producción de otra importante droga ilícita en Colombia, la adormidera, agravó, según se dice, los daños y las muertes causados por aludes originados por terremotos en el occidente de Colombia a finales de los años 90” 530 . “Los cultivadores de drogas en la región andina generalmente ubican sus cultivos en zonas selváticas alejadas, casi siempre en terrenos montañosos y empinados. Los delgados suelos y el limitado acceso a dichas zonas, generalmente desalientan la producción de cosechas lícitas. Para preparar el terreno para los cultivos ilícitos, antes de sembrar la coca se desbrozan y queman los bosques. Debido a la poca fertilidad y a la necesidad de esconderse de las autoridades, los campos se abandonan a menudo después de dos o tres temporadas de cultivo y se desbrozan nuevos campos, selva adentro. Esta práctica acelera la deforestación y destruye recursos madereros, entre otros, que de otra manera podrían estar disponibles para usos más sostenibles de la tierra forestal. Además, las prácticas de cultivo intensivo en suelos de por si frágiles, puede llevar rápidamente al deterioro ambiental y al agotamiento de los recursos naturales, particularmente a la erosión
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del suelo y a la sedimentación agua abajo” 531 . Pero si el cultivo de drogas produce un importante impacto ambiental, lo mismo ocurre con las estrategias para combatirlo. El llamado Plan Colombia consiste en la fumigación masiva de cultivos ilegales con un herbicida llamado glifosato. Como sabemos, un agroquímico es un contaminante obligado. La fumigación aérea puede producir importantes daños a la salud humana y los ecosistemas selváticos, tanto en la flora como en la fauna. Agreguemos que el glifosato no ha sido experimentado en ecosistemas tropicales, por lo cual su impacto puede ser bastante mayor de lo previsto 532 . En todas partes, ha aumentado la producción e industrialización de drogas en los parques nacionales, por ser zonas de baja densidad de población estable. Tienen áreas remotas, de difícil acceso y allí no pueden actuar los aviones fumigadores. En el Parque Nacional Isiboro Sécure, ubicado en la región central de Bolivia, se encontró una fábrica clandestina de cocaína 533 . Colombia tiene una enorme riqueza en biodiversidad de especies de plantas, anfibios, mamíferos y pájaros. Docenas de especies sólo habitan en sus selvas tropicales y en las montañas de los Andes. Una de las más ricas es el Parque Nacional de la Macarena, donde los monos saltan a través de la espesura de la selva y siete especies de gatos gigantes se mueven por las sombras. “Pero La Macarena está amenazada por la cocaína. Un vuelo reciente por un sector de sus 640.000 hectáreas reveló caminos quemados y los troncos de los árboles derribados por la acción de los cultivadores de coca. Los intrusos también han construido docenas de laboratorios de drogas en el parque y en la aldea de Puerto Arturo, y están haciendo acopio de toneladas de gasolina, cemento, ácidos y otras sustancias químicas tóxicas para procesar las hojas de coca y convertirlas en cocaína. Todo esto contamina los ríos y la tierra. Hasta el momento sólo una pequeña fracción de la Sierra de la Macarena ha sido afectada, pero el aumento de los cultivos es alarmante. La cantidad de hectáreas de coca sembradas se ha triplicó de 3.840 en el 2003, según la Policía Antinarcóticos. En total, 11.200 hectáreas son cultivadas en los 49 parques nacionales de Colombia, comparadas con 4.400 tres años atrás. Pero la destrucción es peor que lo que las cifras indicarían; por cada hectáreas de hoja de coca plantada, en promedio, se destruyen tres hectáreas” 534 . La Macarena no es el único espacio natural protegido en esta situación: “de los 50 Parques Nacionales Naturales colombianos, 13 tienen cultivos de coca que sumados corresponden a 5.364 hectáreas de tierra” 535 . Tanto los Estados Unidos como el gobierno colombiano como los propios narcos están creando las condiciones para hacer inevitable la fumigación. Para impedir la erradicación manual de los cultivos ilegales, han llenado los caminos de minas antipersonales. Estos explosivos permanecen peligrosos durante 50 años y son causa de muchas muertes y mutilaciones en todo el mundo, especialmente entre los pobladores más pobres. “Parques naturales como El Nudo de Paramillo, la Sierra Nevada de Santa Marta y La Sierra de la Macarena son los que han presentado mayor número de incidentes por minas antipersonal” 536 . En Estados Unidos, se utilizan migrantes ilegales para cultivar marihuana en el Secoya Nacional Park, en California 537 . También se encontraron cultivos ilegales
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en Parque Nacional El Mirador-Río Azul, Guatemala y en Parque Nacional Caazapá, Paraguay; en Parque Nacional Maddidi, Bolivia. En Perú, se registraron cultivos ilegales en el Parque Nacional del Manu, Parque Nacional Bahuaja Sonene, Parque Nacional Cordillera Azul, Parque Nacional de Otishi, Parque Nacional Tingo María, Santuario Nacional Tabaconas y Parque Nacional Yanachaga–Chemillén. En los espacios urbanos, la pérdida de la cultura del trabajo se extiende en el tiempo: en muchos sitios, ya ingresan a la edad laboral los hijos de personas que no han podido trabajar nunca. En estos sectores, la propuesta de dinero fácil actuando como distribuidores minoristas de drogas encuentra personas que aceptan. Por supuesto, el problema no son los pequeños sino los grandes, sin los cuales los pequeños no existirían. A pesar de las reiteradas desmentidas, lo cierto es que la presencia de los narcos en los circuitos políticos locales ha ido creciendo en los últimos años en varios países latinoamericanos. El deterioro del Estado significó la creación y ampliación de “tierras de nadie”, es decir, espacios sobre los cuales la autoridad del Estado es meramente formal. Allí comienzan a actuar los narcos como integrantes de las fuerzas vivas locales. A veces colaboran con las cooperadoras escolares, otras con los dispensarios médicos. En casos extremos, realizan grandes donaciones para ganarse el apoyo o la complicidad popular, como el caso de Pablo Escobar Gaviría, el jefe narco colombiano 538 . Lo importante, más allá de las diversas anécdotas, es que comienzan a asociarse a pequeños líderes barriales y a colaborar en sus respectivas carreras políticas. De este modo se va formando una trama de alianzas locales que aparece como un hecho consumado ante los principales responsables políticos. Para los líderes, se trata de simular que ignoran quiénes los están respaldando o de rechazar explícitamente ese apoyo. En muchos casos, prefieren sumar apoyos sin preguntar de dónde vienen 539 . En todo esto, la idea de que la legalización de las drogas podría ser una medida útil es un simple reconocimiento de la incapacidad de los Estados de controlar el problema. Desde signos ideológicos muy distintos, de la izquierda a la derecha, se argumenta que las mafias se apoyan en la prohibición y que bastaría con legalizar las drogas para hacerlas desaparecer. Y que bastaría un impuesto al uso de drogas para bajar su consumo. Suelen dar como ejemplo la prohibición del alcohol en los Estados Unidos, a principios del siglo XX, que permitió el desarrollo de bandas de contrabandistas y gángsters, entre ellos la del conocido Al Capone. Hay, sin embargo, una diferencia sustancial entre ambas situaciones. Y es que el alcohol se ha utilizado en todas las culturas humanas desde la prehistoria. La prohibición no se debió a razones sanitarias, sino a una interpretación extrema de la concepción protestante, que considera pecaminoso beber alcohol. Su consumo en dosis socialmente aceptadas no genera daños a la salud. Por el contrario, las drogas alucinógenas son adictivas y dañan el sistema nervioso en cualquier dosis. En cuanto a la idea de bastaría autorizarlas para hacer desaparecer las mafias, vale la pena recordar que nadie intentó nunca prohibir el petróleo. Y que las mafias asociadas a los intereses petroleros han cometido crímenes innumerables, financiado golpes de Estado, dictaduras y guerras durante todo el siglo XX. De
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modo que la legalización de una mercancía no es razón suficiente para que desaparezcan las mafias. Esta ilusión de que el mercado puede solucionar mágicamente los problemas, es, también, una característica de nuestro tiempo. AÚN NO SE RECONOCE EL DERECHO AL SOL El testamento artístico del gran director de cine Asirá Kurosawa es su película Madadayo. Como en el juego de las escondidas, la muerte le pregunta al protagonista: “Estás listo”. Y él responde “Todavía no” (en japonés, “Madadayo”). Uno de los momentos culminantes de esa película es la movilización de los discípulos del anciano profesor para evitar que una construcción moderna le quite el sol que recibe su vivienda. Se trata de uno de los pocos testimonios artísticos que existen sobre la lucha por el derecho al sol. Esta historia está relacionada con las torpes medidas de política energética que adoptan muchos de los gobiernos latinoamericanos, y su absoluto desconocimiento de las posibilidades de las energías renovables. Durante décadas, la única variable que la política energética consideró fue la oferta. En la etapa industrial se llegaron a construir índices que medían el bienestar material de un pueblo en función del consumo de energía. La desesperación energética continúa en esta etapa: se siguen haciendo represas, a menudo con estudios muy precarios de impacto ambiental. También se continuó con la construcción de centrales energéticas de carbón, a pesar de su enorme producción de gases de efecto invernadero. Y cada tanto, los gobiernos de la región ensayan algún avance en energía atómica, en periódicos intentos de comprobar si la población ya ha olvidado las trágicas consecuencias del accidente de Chernobyl. En la medida que muchos sectores políticos tuvieron alguna asociación con empresas productoras de energía, se mostraron con orgullo las grandes obras del sector. Y se confundieron deliberadamente las ventas de las empresas energéticas con el bienestar de la población. Sabemos que esa proporcionalidad encubre un engaño: el despilfarro energético no genera mayor bienestar. Por el contrario: con formas de energía caras y cuya producción provoca serios impactos ambientales, el ahorro energético puede generar mayor bienestar que su consumo excesivo. Ya en esa época Barry Commoner había medido el ahorro de energía en climatización que significaría en los Estados Unidos construir edificios con ventanas que pudieran abrirse 540 . En consecuencia, en vez de aumentar indefinidamente la producción de energía (con los conocidos impactos ambientales), se podría tratar de ahorrar en el consumo. Se ensayaron algunas medidas cosméticas, como reducir la iluminación de los edificios públicos o utilizar lamparitas de bajo consumo, con más efectos periodísticos que energéticos. Por un lado, es bueno que alguna vez alguna autoridad descubra que la ecuación energética tiene tanto oferta como demanda. Pero está claro que falta una reflexión sobre los mecanismos de despilfarro de energía en nuestra sociedad. Una breve recorrida por un shopping o un centro comercial nos mostrará bastante más que una cuestión de lamparitas. ¿Cuánta energía gastan las heladeras que no se cierran? ¿Y los comercios con aire acondicionado que no tienen puertas? ¿O el
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aire acondicionado de las habitaciones vacías de los hoteles? ¿Alguien calculó el ahorro de energía que representaría obligar a que todos los edificios que se construyen tengan ventanas que se abran? Pero además, tenemos formidables avances en el desarrollo de las tecnologías eólica y solar, tanto activos como pasivos, que parecen no ocupar ningún lugar en las políticas energéticas. Una simple recorrida por nuestras ciudades nos muestra que las ventanas que dan al norte son iguales que las que dan al sur, aunque no reciben el sol de la misma manera. Bastarían algunas modificaciones a los Códigos de Edificación de nuestras ciudades para estimular diseños adecuados a las condiciones bioclimáticas locales, que representen ahorros energéticos mucho más sustanciales que el cambio de las lamparitas. ¿Cuántos ventiladores o aires acondicionados ahorra un alero bien colocado (que haga sombra cuando se necesita) o una ventilación cruzada? ¿Cuánta energía ahorran cocinas y callejones solares? ¿Cuánta pérdida de energía ahorra un buen crecimiento? En la vivienda rural aislada, ¿para qué usar 220 voltios? ¿Por qué no pensar en cargadores eólicos de baterías (como las usadas en los camiones o los ómnibus, por ejemplo), que proporcionen los mismos servicios que la electricidad de red? Y podríamos seguir indefinidamente hasta llegar a la conclusión de que el problema central no es energético sino institucional y hace a la calidad de las decisiones que se toman. Quienes decidieron esas precarias medidas no pensaron en consultar a los científicos que hace muchos años vienen trabajando el tema. Y quienes conocen del tema aún no salieron a decir con claridad que se está perdiendo la oportunidad de una reflexión inteligente, con medidas mucho más útiles y efectivas. De modo que lo importante es abrir un diálogo más amplio sobre la cuestión energética. Pero esto requiere solucionar los problemas legales vinculados con el derecho al sol. Sucede que para que alguien haga inversiones en el aprovechamiento adecuado de la energía solar, es necesario asegurarle que vaya a tener sol y que nadie se lo tape. De lo contrario, ¿por qué invertir en algo que no podremos llegar a usar? Sin embargo, en la mayor parte de nuestros Códigos Civiles no consideran al asoleamiento como un derecho adquirido. Es decir, que lo pueden tapar sin que haya forma de impedirlo y ni siquiera están obligados a indemnizar al que dejen en la sombra. Por eso, reconocer el derecho al sol es el primer paso hacia un uso racional de la energía. AMBIENTE Y SALUD La insuficiente formación ambiental proporcionada en muchas escuelas de medicina ha llevado a subestimar con frecuencia los efectos ambientales sobre la salud. En Buenos Aires ha habido una sistemática negativa oficial a realizar estudios epidemiológicos sobre los daños provocados por la contaminación del Riachuelo. Entre el 2002 y el 2007, las autoridades rechazaron los reiterados
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pedidos de la Defensoría del Pueblo de la Nación y de la Ciudad de Buenos Aires en ese sentido. Paralelamente, la concepción con que se enfoca el avance de las ciencias médicas tiende a reforzar los aspectos individuales y subestimar las condiciones sociales en la investigación sobre las enfermedades. Tal vez no sea casual que en esta etapa histórica la opinión predominante entre médicos y economistas coincida en resaltar la mirada sobre lo individual y dejar de lado lo social. En el caso de las enfermedades originadas en la contaminación, es significativo comparar algunos esfuerzos de distracción con los realizados por científicos del siglo XIX para tratar de demostrar que el cólera no guardaba relación con la pobreza. El siguiente párrafo es una muestra desconcertante del modo en que gran parte de las ciencias médicas no están a la altura de las exigencias actuales: “En el estudio ISAAC se demostró que la contaminación ambiental no es un factor de riesgo importante para el desarrollo de asma. En Latinoamérica, la contaminación atmosférica aparece jugando un rol paradojal: en localidades con mayor contaminación, la prevalencia de asma no fue mayor; por el contrario, la tendencia fue a ser menor, como se ha observado y descrito previamente en estudios europeos. La aplicación del estudio ISAAC en Chile encontró que en localidades con alta contaminación atmosférica (Santiago Centro y Santiago Sur) hubo una prevalencia actual de síntomas de asma igual o menor que en lugares con mucho menor contaminación como Valdivia y Punta de Arenas. Este hallazgo ha sido también informado por Oyarzún y colaboradores en Chile, cuando estudió la prevalencia de síntomas sugerentes de asma y reactividad bronquial, respectivamente, en niños de ciudades con niveles notablemente diferentes de contaminación del aire, encontrando que las prevalencias fueron iguales o menores en ciudades con alto grado de contaminación atmosférica. Se especula que quizá la vía aérea consigue acostumbrarse a la inhalación crónica de aire contaminado y subsecuentemente disminuye su respuesta. Este mecanismo adaptativo resultaría en una disminución de la respuesta sintomática de la vía aérea en los individuos crónicamente expuestos” 541 . Sin duda que el sueño de todos los contaminadores es demostrar que el organismo humano se acostumbra a inhalar sustancias tóxicas sin que provoquen daños a su salud, pero hace falta algo más que una especulación para demostrarlo. Lo sugestivo es que los autores hayan preferido lanzar esa hipótesis antes que cuestionar las cifras de su estudio. Por ejemplo, podríamos tener en cuenta que los más contaminados son siempre los más pobres y que existe siempre un subregistro de las enfermedades de los pobres, que no suelen acudir a los servicios de salud, a menudo por no saber que están a su disposición. Es decir, que sus enfermedades no suelen figurar en las estadísticas oficiales. Si revisamos los datos de este modo, tal vez volvamos a encontrar que los contaminados se enferman también de asma. La situación del Polo Petroquímico del Dock Sud. parece calcada de la de Cubatao, aunque el Dock aún no tiene la prensa internacional que tiene Cubatao, pero la merece. Se trata de un polo petroquímico que creció sin ninguna clase de normas de seguridad ni de prevención. Simplemente se permitió que las empresas contaminantes se ubicaran juntas, sin que haya ni siquiera un plan de contingencia de conjunto para cualquier eventualidad. Centenares de tanques de combustible y
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de sustancias tóxicas significan un peligro latente para una amplia zona del Gran Buenos Aires y una amenaza diaria para sus vecinos. Dock Sud está en Avellaneda, junto a la desembocadura del Riachuelo y sus condiciones ambientales no pueden comprenderse si no tenemos en cuenta cómo ha sido el modelo de desarrollo territorial del Gran Buenos Aires. Y es que la única manera que encontraron para lograr amplias zonas en buenas condiciones ambientales fue concentrar la contaminación en el Sur. Y, en consecuencia, especializar a Avellaneda en actividades contaminantes. Lo difícil de la situación es que Avellaneda muere de lo mismo de lo que vive. Si se eliminaran todas las actividades contaminantes, no quedarían muchas fuentes de trabajo en un lugar al que se lo especializó en actividades insalubres, sin preguntar la opinión de sus habitantes. Junto al Polo Petroquímico, Villa Inflamable es un asentamiento ubicado sobre los residuos tóxicos que las destilerías fueron arrojando a un costado de sus instalaciones. El nombre del lugar está asociado a una advertencia: los viejos pobladores avisan alos nuevos que no deben hacer un asado apoyando las brasas sobre el suelo sino que deben levantar la parrilla, porque corren el riesgo de las llamaradas producidas por los gases que se acumulan debajo de la tierra. Sus habitantes tienen todas las enfermedades de la contaminación, desde problemas bronquiales hasta quemaduras en la piel por ácidos que les caen del cielo. Un estudio realizado por apoyo de la Agencia de Cooperación del Japón reveló a principios del 2003 que el 50 por ciento de los niños de Villa Inflamable tienen niveles elevados de plomo en la sangre y muchos de ellos tienen también otros varios contaminantes que dañan su salud. Se trata del punto más crítico, pero existen importantes daños a la salud en todo el barrio del Dock Sud, donde con frecuencia las escuelas suspenden las clases por escapes de gases y donde los vecinos se han acostumbrado a que esos gases les sequen las plantas y les maten las mascotas. La contaminación llega más allá, ya que en el barrio porteño de la Boca hay niveles muy elevados de asma y otras enfermedades bronquiales, subregsitrados por las autoridades. Un relevamiento efectuado en las farmacias de La Boca encontró que la composición de medicamentos que vendían era muy diferente de la vendida en la zona próxima a los grandes parques de Palermo. Precisamente en La Boca se vendían medicamentos para tratar el asma y otras enfermedades respiratorias 542 . Hay motivos para pensar que los gases del Dock Sud tienen la mayor parte de la responsabilidad. De este modo, hablar de contaminación es, antes que nada, hablar del daño evitable que hace a la salud humana. La lentitud en los avances en medicina ambiental es, sin embargo, mundial. Tenemos numerosos estudios toxicológicos que muestran los umbrales en los cuales determinadas sustancias tóxicas causan daños a la salud. Pero también tenemos en el mercado muchísimas sustancias químicas cuyos efectos sanitarios no han sido estudiados o lo han sido de un modo muy precario (por ejemplo, sólo en los riesgos de intoxicación aguda pero no crónica). Pero el mayor desconocimiento es sobre los efectos de sinergia, tanto en el ambiente como en el propio organismo humano. Me refiero a las interacciones
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entre sustancias distintas, que potencian sus efectos mutuamente. Una de las más sencillas y ya conocida desde hace tiempo, es que las personas que fuman absorben con mayor facilidad algunos los gases nocivos, como por ejemplo el plomo, en tanto que los no fumadores tienen mejores defensas en este caso. Esto debería llevarnos a establecer umbrales de tolerancia de paquetes de contaminantes tomados en conjunto. Sin embargo, sólo tenemos tablas de contenidos admisibles de determinados contaminantes, tomados de uno en uno. Sabemos que no es lo mismo beber una cantidad mínima de mercurio, que agregarle otros tóxicos como plaguicidas, cromo, hidrocarburos, nitratos, etc. , todos ellos en cantidades mínimas, pero esta percepción no s erefleja en nuestras normas. Por el contrario, a medida que se contaminan las fuentes de agua potable y el agua de red va empeorando su calidad, se aprueban normas que aceptan mayores niveles de contaminantes en el agua que entregan los servicios públicos. Los conflictos ambientales son, como siempre, situaciones complejas y trabadas, como lo muestra la presencia de clorofenoles en el agua para consumo. Estas sustancias son consecuencia de las descargas industriales y cloacales en los mismos cursos de agua de los que se obtiene el abastecimiento de la población. Las descargas cloacales y la consiguiente contaminación bacteriana obligan a clorar el agua para consumo. Pero, si bien todos coincidimos en que el cloro es mejor que el cólera, recordemos que el cloro es una sustancia muy activa, que se combina rápidamente con otras, entre ellas, con los contaminantes del agua. El resultado es que en las plantas potabilizadoras ingresa agua que contiene (entre otras muchas) una gama de sustancias tóxicas llamadas fenoles. Al clorar el agua, se forman clorofenoles, cuyos efectos sobre la salud son peores que los de los fenoles. Entre otros, se los considera posibles agentes de los cánceres de colon, cuya expansión reciente ha sido muy rápida. CONFLICTOS AMBIENTALES Y MOVILIZACIÓN CIUDADANA En esta fase de desarrollo, los conflictos ambientales están asociados a situaciones de movilización ciudadana. El conjunto de herramientas participativas implementadas a partir de la ECO´92 dan un sello especial a este tipo de situaciones. Un estudio de CLACSO realizado sobre los conflictos vinculados con la explotación petrolera en la Amazonia ecuatoriana señala como un error la estrategia de negociar separadamente cada problema en vez de fijar una estrategia de conjunto: “La multiplicación de acuerdos o convenios que conlleva la negociación caso por caso no garantiza la "paz social" a un Estado y a una industria que padecen de una imagen generalmente negativa entre la población amazónica y se volvieron el blanco de los movimientos ecologistas e indígenas. Por otro lado, la aplicación de un modelo de relaciones comunitarias de corte asistencial y contingente impide a la población local participar de los supuestos beneficios socioeconómicos de las actividades petroleras, aunque ésta siga sufriendo sus impactos sociales y ambientales negativos. En este sentido, el manejo de conflictos por las diferentes unidades de Petroecuador implicadas puede ser "eficiente" a corto plazo pero es inoperante a largo plazo. Este efecto perverso de los mecanismos de negociación caso por caso, es una clave esencial para entender la radicalización de los conflictos
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ambientales en el país. Por último, se vuelve un factor de crisis de gobernabilidad democrática, no sólo al obstaculizar la armonización de las políticas públicas hacia un modelo de desarrollo sostenible, sino también al impedir la participación de la sociedad civil en la definición del mismo 543 . Podemos destacar, sin embargo, que, esa estrategia es común a otras empresas petroleras en situaciones de conflicto ambiental. Este criterio de negociación (estimulado por los respectivos Gobiernos) sin duda dificulta la participación ciudadana, y tal vez no sea ingenua la actitud de empresarios y funcionarios al elegir ese camino. En la Amazonia brasileña, el movimiento social de los trabajadores del caucho propuso una forma de explotación sustentable: las reservas extractivas, que seguirían un modelo semejante al de las Reservas de la Biósfera de la UNESCO, aunque con un fuerte arraigo en la cultura productiva local. El proyecto fue impulsado por el conocido activista ambiental Chico Mendes y está basado en principios cooperativos de los trabajadores del caucho. “La reserva extractivista es la reforma agraria de los siringueros. Es el reconocimiento de áreas de la selva, ocupadas tradicionalmente por siringueros y otros extractivistas, como áreas de dominio de la Unión, con usufructo exclusivo de los siringueros organizados en cooperativas o asociaciones. En las reservas extractivistas, no hay títulos individuales de propiedad. En ella será respetada la cultura y las formas tradicionales de organización y de trabajo de los siringueros, que continuarán a realizar la extracción de productos de valor comercial como la borracha, la castaña y muchos otros, así como la caza y la pesca no predadoras, juntamente con pequeños cultivos de subsistencia en armonía con la regeneración de la selva. Las reservas extractivistas no serán áreas inviables económicamente: garantizada la selva, los siringueros organizados aumentarán la productividad, introduciendo innovaciones tecnológicas adecuadas. Además de eso, darán continuidad a la creación de escuelas, puestos de salud y cooperativas creadas por siringueros. La reserva extractivista no es apenas la reforma agraria de los siringueros, mas también una forma de preservación de la naturaleza por los que de ella dependen, y una alternativa económica para la Amazonia” 544 . El asesinato de Chico Mendes ocurrido en 1984 marcó los límites de las propuestas de transformación en ese entorno. Los proyectos de Mendes recibieron más apoyo simbólico y emotivo que político, mientras los proyectos oficiales apuntaban principalmente a transformar la selva amazónica en humo y soja. LAS CIFRAS DEL DETERIORO AMBIENTAL. En esta etapa hay una amplia reflexión sobre los daños ambientales y se generalizan los estudios de detalle, que los evalúan de un modo cuantitativo. En México, un informe gubernamental señala en la década de 1980 que: "El 50 por ciento del territorio nacional sufre erosión en diversos grados, el 90 por ciento del bosque tropical ya ha sido destruido, la contaminación está presente en la mayoría de los ríos y cuerpos de agua, y miles de especies vegetales y faunísticas han desaparecido o se encuentran en peligro de extinción, todo esto aunado al elevado porcentaje (50 por ciento) de desnutrición que la población mexicana sufre” 545 .
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En Argentina, de 1.100.000 kilómetros cuadrados de bosques naturales que contabilizó el censo forestal de 1935 sólo quedaban en 2004 poco más de 330.000. En aquel entonces, el 39 por ciento del territorio nacional estaba cubierto de bosques; hoy, la superficie boscosa no llega al 12 por ciento 546 . En la provincia más depredada por la actuación de la empresa británica La Forestal, la proporción es la misma que la del conjunto del país: en 1935, la superficie de bosques y montes naturales en la provincia de Santa Fe sumaba 59 mil kilómetros cuadrados. En 2004, apenas quedaban 8.253 kilómetros cuadrados. Solamente el 13,98 por ciento de lo que había siete décadas atrás. La deforestación, además, se hace con un pretexto económico pero resulta finalmente improductiva. Un cantidad de “hasta el 80 por ciento de la tierra deforestada no se cultiva cada año, en virtud de largos barbechos forestales” 547 . En la Amazonia brasileña se calcula que más del 95 por ciento de los productos forestales de las tierras desmontadas se queman o se pudren en el suelo 548 . El auge de los restaurantes de comidas rápidas significó un enorme movimiento económico que permitiera poner millones de hamburguesas en todos esos platos. La lógica de la situación llevó a criar ganado barato sobre tierras baratas. Es decir, no tiene sentido criar reses de calidad para producir después carne picada. En consecuencia, se dejaron los buenos suelos para las buenas vacas y se inició una expansión sobre la selva tropical para producir vacas que pudieran comerse con salsa ketchup. Muchos de estos suelos están en América Central. En Estados Unidos, se acusó en reiteradas oportunidades a la empresa McDonald´s de destruir las selvas de América Latina para transformarlas en hamburguesas. En algunos casos, mediante el pastoreo en áreas deforestadas para ello. Enm otro, alimentando al ganado con soja alí cultivada. LA AFECTACIÓN DE LA FAUNA La existencia del Convenio CITES posibilita comenzar a definir algunas estrategias contra el tráfico ilegal de fauna. Se definen listados de especies amenazadas y se intenta establecer controles a su comercio nacional e internacional. Sin embargo, en muchos sitios, este control es puramente formal. En todas partes los pobladores locales continúan cazando especies de fauna (protegidas o no) para autoconsumo y para vender a acopiadores que revenden a las redes comerciales. A menudo, esas redes trabajan en el borde de la legalidad, vendiendo ejemplares cuya caza ha sido autorizada con otros de caza ilegal. Muchos criaderos actúan para blanquear pieles de animales que han sido cazados en forma ilegal. En otros casos, ocurre a la inversa: se crían y domestican animales de fauna para que no huyan ante la presencia humana. Sofisticados turistas internacionales llegan a estancias ubicadas en sitios alejados, con el compromiso de “satisfacción garantizada”. Allí los guías los llevan a senderos donde sus empleados acaban de soltar animales mansos o drogados, que, por unos cuantos miles de dólares, son fusilados por los “cazadores” 549 . El trofeo obtenido sin riesgos, acompañado de las
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fotografías de la aventura, permite contar historias de falso coraje en el país de origen del turista. Si bien los reptiles se encuentran entre las especies más amenazadas, las tortugas continúan vendiéndose como mascotas en casi todas partes. Su principal mercado son las grandes ciudades, ya que los millones de personas que se hacinan en departamentos de pequeño tamaño prefieren ofrecer tortugas a sus niños en vez de gatos o perros. Paradójicamente, su cría en cautiverio a escala comercial es casi inexistente. Por otra parte, la presión de las empresas de peletería lleva a menudo a autorizar la extracción de cantidades mayores de ejemplares de los aconsejables en función del tamaño de las poblaciones silvestres. Agreguemos que no siempre se cuenta con presupuesto para efectuar estimaciones científicas del volumen de esas poblaciones. Los valores quedan entonces sujetos a la discrecionalidad del funcionario. Como ocurre con cualquier otra mercancía, los momentos de aumento de precio de las pieles en el mercado internacional generan presiones adicionales. Habitualmente esos momentos llevan a declarar como plaga a alguna especie antes protegida, para permitir su caza y exportación en mayores volúmenes. Tal fue el caso del zorro colorado patagónico, que en algunos años fue tratado como especie perjudicial, ya que depreda las crías de los ovinos. Sin embargo, el balance de su relación con la ganadería es favorable, ya que su dieta principal son los roedores silvestres, que compiten con el ganado por los escasos pastos patagónicos. Es decir, que el zorro se come algunas ovejas, pero desde su lugar en el ecosistema, favorece la actividad ganadera 550 . Es semejante la situación de los jaguares en los Llanos de Venezuela. Al prohibirse el comercio de sus pieles (por tratarse de una especie en peligro de extinción), sus valores en el mercado negro aumentaron. Inmediatamente los ganaderos del llano presionaron para que se permitiera la caza de esos predadores que se comían su ganado. Sin embargo, se observó que las campañas para exterminar los jaguares no sólo no provocaban una disminución de los ataques al ganado sino que parecían aumentarlos. Un estudio sobre el comportamiento de estos felinos reveló que la mayor parte de los ejemplares caza animales de fauna y son pocos los que atacan al ganado. Además, son territoriales y no invaden el territorio de otros jaguares. De este modo, un jaguar que caza fauna mantiene lejos a los que cazan vacunos. La matanza indiscriminada de jaguares modifica sus complejas relaciones territoriales y facilita el acceso al ganado de los jaguares que comen vacunos 551 . En ambos casos, al ganadero le resulta económicamente rentable que existan esos predadores, aunque por sus tradiciones no resultán fáciles de convencer.
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Paraguay actúa como un fuerte exportador de fauna, tanto propia como de países limítrofes. De las especies en riesgo, podemos mencionar especialmente los felinos manchados, usados para abrigos de lujo y los monos para laboratorios 552 . Se ha exportado por Paraguay fauna del Pantanal brasileño, pero también lana de vicuñas cazadas en Bolivia y Argentina 553 . Un factor importante ha sido el cambio de hábitos y valores de gran parte de la población consumidora, que está dejando de valorar los tapados de piel como símbolos de status. Están dando su fruto las intensas campañas realizadas por los ecologistas, con mensajes del estilo de: “Usted quiere una piel de zorro. El zorro también. Y él la necesita más que usted” 554 . EL IMPACTO AMBIENTAL DEL TURISMO. En esta etapa no sólo se unifica la economía internacional, sino que también se produce una circulación sin precedentes de personas. El turismo mundial alcanza niveles elevadísimos. En la etapa anterior, el auge industrial introdujo la costumbre de las vacaciones y la industria del ocio, lo que extendió a amplias capas sociales la práctica de viajar dentro del país. En esta etapa, el turismo internacional es una actividad en continua expansión, a punto tal que, a medida que se saturan los destinos turísticos conocidos, las empresas del ramo buscan nuevos, a menudo sin preocuparse por el impacto que tendrá esta actividad sobre los bienes naturales y culturales que sirven de atracción turística. Lo primero a destacar es su incidencia sobre la salud de los habitantes del área receptiva. Para casi todo el mundo, la construcción de un aeropuerto es una buena noticia porque supone la creación de fuentes de trabajo. En cuanto a su impacto ambiental, la mayor parte de los estudios lo reducen al problema del ruido, tal como se hizo en algunos estudios clásicos sobre aeropuertos norteamericanos. Efectivamente, el ruido fue el tema que los vecinos llevaron a la Justicia. Pero no es la única afectación a la salud y tal vez ni siquiera sea la principal. Las empresas de turismo toman como referente para ofrecer nuevos destinos a las declaraciones de Patrimonio de la Humanidad que realiza la UNESCO. Se estima que la sola inscripción de un bien natural o cultural en la Lista del Patrimonio Mundial puede aumentar su flujo turístico en un 30 por ciento 555 . Las islas Galápagos (pertenecientes a Ecuador) son un ejemplo de conflictos ambientales acelerados por el turismo. Para Ecuador, las Galápagos fueron una frontera lejana. Situadas mar adentro, a mil kilómetros de la costa, había razones geopolíticas para ocuparlas antes de que lo hiciera otro país. Había un factor adicional de tensión, ya que Ecuador había sido derrotado por Perú en una guerra en 1941, en la que había perdido territorios sobre los que tenía reclamaciones históricas. Se repartieron tierras y se trató de radicar población en islas con muy escasa disponibilidad de agua potable. Como se sabe, las islas jugaron un rol importante en la construcción de la teoría de Darwin sobre la selección natural. En 1959, con motivo del centenario de la publicación de “El origen de las especies”, se crea allí un Parque Nacional. La estrategia fue utilizar el turismo para financiar la investigación científica. Sólo que
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lo esencial de Galápagos (y lo que estudió Darwin) son las pequeñas variaciones en la diversidad biológica originadas es el aislamiento. El turismo reorganiza el espacio isleño y genera intercambios biológicos que antes no existían. “Los continuos viajes entre el continente y las islas y entre las islas, favorecen el intercambio de especies, la instalación de nuevas variedades que nunca existieron, como mamíferos ungulados e incluso, recientemente, dos especies de anfibios, algo insólito en tierras secas. El fin del aislamiento genético de poblaciones que evolucionaron largo tiempo de forma independiente se expresa en el creciente número de especies introducidas: es ese el mayor riesgo ambiental y el más difícil desafío presente a la conservación de la vitalidad de los ecosistemas isleños. 556 ” En Argentina, la declaratoria de la Quebrada de Humahuaca (Argentina) como Patrimonio de la Humanidad, sin ningún plan de manejo disparó una desenfrenada especulación que desplazó a los pobladores locales de las áreas urbanas. Se construyeron hoteles que enviaron sus desagües cloacales sobre los pequeños cursos de agua utilizados por las poblaciones. La venta de falsas artesanías producidas en escala industrial fuera de la zona amenazó la subsistencia de las auténticas tradiciones artesanales. Y la producción agraria quedó orientada a la venta de maíces de colores para los turistas, poniendo en riesgo los cultivos tradicionales de la zona 557 . El carnaval de Oruro fue, también, declarado Patrimonio de la Humanidad, lo que significó un incentivo para realizar espectáculos cada vez más magníficos. Sólo que los tradicionales disfraces se realizan con materias primas extraídas de la fauna local. Caparazones de quirquinchos y plumas de cóndores y de suris (el ñandú enano de la Puna) son reflejos de una presión que la fauna no está en condiciones de resistir. De un modo semejante, el centro histórico de Cartagena (Colombia) se ha preservado al precio de estar rodeado de una proliferación de hoteles internacionales, ubicados en rascacielos de dudosa calidad arquitectónica y un área muy amplia de asentamiento precarios, de población marginada que proporciona servicios a los turistas. Entre todos, contaminan las mismas playas que sirven de atractivo a ese turismo. Afortunadamente para la salud de los turistas, la construcción de una avenida costanera ha erosionado gran parte de las playas, dejándolas sin arena y, en consecuencia, inutilizadas 558 . LOS DESASTRES AMBIENTALES En esta etapa cobra fuerza la idea de la prevención de desastres como una estrategia unificada. Se comienzan a encontrar los puntos comunes entre eventos tales como un huracán, un terremoto o un accidente químico. El debate tiende a superar el viejo modelo militar de la defensa antiaérea pasiva, que consistía en dar instrucciones a los civiles sobre cómo actuar ante un bombardeo del enemigo. Por el contrario, se abre camino una concepción que busca construir una sociedad resistente a las emergencias, basada en la máxima información posible para toda la sociedad. La diferencia es que para el modelo anterior, una emergencia era un tema de Defensa Civil, en tanto que para este modelo los actores son todos los habitantes. Una consecuencia es la divulgación de los respectivos alerta
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meteorológico, con indicaciones sobre la mejor conducta a seguir en cada caso. Antes se tendía a ocultarlos “para no alarmar a la población”. Sin embargo, este avance en las concepciones entra en contradicción con el retroceso social y de las funciones del Estado. El crecimiento de las ciudades sobre áreas de fuerte inestabilidad geológica y la falta de previsión en las inversiones de riesgo son dos factores que aumentan los riesgos de desastres ambientales. Al mismo tiempo, el desmantelamiento de las funciones del Estado significa dejar indefensas a las poblaciones que pueden estar en situación de riesgo. Un aspecto común a los diferentes desastres ambientales es la actitud de las autoridades de reducir o adulterar la cifra oficial de víctimas, para tratar de evitar las implicancias políticas de los mismos. En el caso de la voladura de un barrio en Guadalajara por un escape de gas que viajó por las alcantarillas, “uno de los datos que quedó sin dilucidar fue el relativo al número de muertos. La cifra dada por el gobierno no fue creída. Los testigos tenían la percepción de una gran cantidad de cuerpos destrozados que el gobierno no contabilizaba oficialmente. Cada casa perdida representaba un hogar, una historia de una familia con sus afectos, sus recuerdos, sus bienes adquiridos a través de años de trabajo y esfuerzo familiar. No sólo fueron dañadas calles y casas. Se destruyó en parte un barrio con mucha historia” 559 . El terremoto de ciudad de México del 19 de septiembre de 1985 es un ejemplo de cómo la negligencia y la corrupción potencian los efectos de un desastre. El evento causó 5.200 muertos y 1.500 desaparecidos, la destrucción de 400 edificios y más de 20 mil viviendas. El debilitamiento de los mecanismos de control permitió que se contruyera en zona sísmica sin las adecuadas previsiones. Una proporción muy alta de los edificios que se cayeron eran de construcción muy reciente, y no habían cumplido las normas antisísmicas. Nuevamente, los desastres naturales no existen. En abril de 2008 se produce un enorme incendio de vegetación natural (principalmente pastizales, pero también árboles nativos e implantados) en el Delta del Paraná. El incendio afecta entre 60 y 70 mil hectáreas y dura un mes entero. Por varios días, las ciudades de Buenos Aires y Rosario quedan envueltas en humo, cuyas consecuencias sobre la salud se esconden. Se informa a la población que los niveles de gases tóxicos existentes en el aire que respiran millones de personas están dentro de los niveles admisibles. Sin embargo, se omite que se trata de niveles admisibles para respirar durante una hora, no durante varios días, como dura el fenómeno. Para eludir su responsabilidad, el Gobierno denuncia a los propietarios y arrendatarios de los campos, que habrían provocado los fuegos para preparar las tierras para la explotación ganadera. Sin embargo, la Secretaría de Ambiente tardó casi dos semanas en actuar. Cuando lo hizo, ya la situación estaba fuera de control y las autoridades no disponían de aviones hidrantes ni tenían los equipos preparados porque habían decidido que en los meses de abril, mayo y junio no podían producirse incendios en el país 560 .
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EL DESLAVE DE VARGAS En los últimos días de 1999, se produce en el norte de Venezuela un desastre ambiental largamente anunciado. Ante una lluvia torrencial y prolongada, ceden los suelos de los cerros sobre los que se habían asentado decenas de miles de pobladores. El asentamiento masivo de los pobres en los cerros es un fenómeno que no fue atendido por razones políticas. Era conocido el hecho de que la vegetación natural de las laderas retiene el suelo y que la deforestación que hacen los ocupantes precarios genera condiciones de muy alto riesgo geológico. El evento tenía antecedentes que no habían sido tenidos en cuenta, ya que no se reguló la urbanización explosiva del área. “Ya para noviembre de 1938 las torrenciales aguas del río Maiquetía (Piedra Azul) "destruyeron innumerables viviendas construidas imprevisiblemente cerca de su cauce, ocasionando muchas víctimas entre sus pobladores. En 1948 y en 1951 se repitieron devastadores aludes y desbordes que afectaron todo el litoral, particularmente las hoyas de los ríos Piedra Azul, Osorio, Punta Mulatos o Cariaco, Escondido o Macuto, El Cojo y Camurí Chico. Para entonces el ecosistema del Ávila ya estaba contenido dentro del espacio urbano de Caracas que continuaba creciendo desordenadamente, a costa del medio ambiente natural que ahora rodeaba, no que la rodeaba. El desastre de 1999 es el resultado de esa especie de "ecofagia": más de 40.000 viviendas destruidas y más de 10 mil desaparecidos“ 561 , cifra casi seguramente subestimada. El socorro tardó varios dìas en llegar, ya que las autoridades simplemente no podían creer lo que estaba ocurriendo. A pesar de este trágico episodio, se siguieron ocupando las laderas montañosas de los cerros próximos a Caracas, en zonas de riesgo geológico que no sólo sufren tormentas tropicales, sino que también tienen riesgo sísmico, como vimos en capítulos anteriores de esta obra 562 . Sin embargo, los textos de Humboldt indican que el teremoto de Caracas de 1812 llegó asociado a fuertes tormentas, tal vez provocadas por el mismo terremoto. Todos los especialistas en desastres coinciden en que el peor escenario posible para Caracas es el de un terremoto seguido de una tormenta tropical, lo que pondría en alto riesgo a más de un millón de personas 563 . Para empeorar las cosas, por efectos del cambio climático, la franja de huracanes del Caribe se aproxima cada vez más a Venezuela, y es sólo cuestión de tiempo que lleguen allí. Sin dudas, un huracán multiplica las probabilidades de deslaves en una zona de tan alto riesgo. EL CAMBIO CLIMÁTICO GLOBAL EN AMÉRICA LATINA Los cambios que están produciéndose en las condiciones meteorológicas mundiales encuentran a América Latina en condiciones de especial desamparo. Todas las sociedades humanas se desarrollan suponiendo un cierto tipo de condiciones climáticas. El clima es, para nosotros, un eje organizador y una hipótesis implícita de continuidad. Edificamos a una cierta distancia del río, porque allí vamos a tener facilidad de abastecimiento de agua pero, al mismo tiempo, nos vamos a ver libres de inundaciones. Si comienza a llover más que antes, nuestras ciudades se inundarán. Si llueve menos, tendremos problemas para
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el abastecimiento de agua. Es decir, que en la mayor parte de las actividades humanas tenemos hipótesis implícitas de regularidad climática. Los nómades primitivos (como los judíos de la primera parte del Antiguo Testamento) dependían del clima del momento presente, y ése fue el principal motivo para volvernos sedentarios. Huyendo de esa forma de vulnerabilidad, nos volvimos sedentarios y comenzamos a construir ciudades. Sólo que, al dejar de ser nómades, cambiamos la forma de vulnerabilidad ante el clima. Dejamos de estar tan atados al clima del momento presente, al sol y a los pastos, y comenzamos a crear estructuras rígidas, que se vuelven vulnerables a los cambios que tiene el clima en el mediano y el largo plazo. Cuanto más grandes las ciudades y más complejas son las obras humanas, mayor es su rigidez, y es también mayor su vulnerabilidad ante las variaciones climáticas. Por los condicionamientos que nos impone nuestra cultura, nos resulta difícil de percibir la magnitud de sus efectos sobre las sociedades humanas. A lo largo de la historia, el clima ha cambiado muchas veces. La Grecia clásica surgió en un momento de clima favorable en el Mediterráneo, que permitió destinar parte de los excedentes a construir la democracia y el Partenón. Para dar un ejemplo opuesto, la Roma antigua se desarrolló en una etapa mucho más seca, y eso explica la proliferación de grandes acueductos en las ciudades romanas, ya que los ríos no alcanzaban a abastecer a su población urbana. Hay historiadores que sostienen que la decadencia del Imperio Romano influyeron los cambios climáticos ocurridos en los primeros siglos de la era cristiana. Afirman que hubo un momento en que se cruzó un límite agroecológico y se hizo cada vez más difícil alimentar y sostener una ciudad de un millón de habitantes. Tuvimos una Edad Media bastante cálida y un Renacimiento tan frío, que los climatólogos usan la expresión "pequeña edad del hielo" para referirse al período que va desde el descubrimiento de América hasta la segunda mitad del siglo XIX. Estos cambios han sido habituales en nuestro planeta. Sin embargo, esta vez hay una diferencia cualitativa: es la primera vez en la historia humana que nuestra conducta como especie está cambiando el clima de la Tierra. Tal vez estemos acelerando y profundizando un proceso natural que, sin la acción humana, se hubiera dado con mucha mayor lentitud y un menor impacto sobre nuestra vida. A partir de la revolución Industrial iniciada en Inglaterra a mediados del siglo XVIII, la nuestra es una civilización del humo. Desde ese momento, estamos lanzando a la atmósfera gases que están cambiando las condiciones térmicas del planeta y provocando el efecto invernadero. En una habitación cerrada, los rayos del sol, al atravesar un vidrio, transforman su energía lumínica en calor. Lo mismo hacen con nuestra atmósfera los gases que emiten sin ningún control millones de automóviles y de industrias. Así, desde mediados del siglo XIX, la temperatura no ha dejado de subir, pero ahora el ritmo se va acelerando. La contaminación hace que lo que en otras épocas ocurría con lentitud, ahora suceda un ritmo que hace muy difícil la adaptación. Para agravar las cosas, cuando se conoció el fenómeno y sus riesgos, se esperaba una respuesta de los dirigentes políticos de las grandes potencias, que no están actuando a la altura de la situación. Si el cambio climático ya es inevitable, lo que nos queda es establecer una estrategia de adaptación. Y para eso, lo mejor es tener
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una idea de lo que puede ocurrir en América Latina. Saber lo que se viene es la mejor manera de poder actuar sobre eso. Por una parte, va a hacer más calor, pero sólo en promedios generales. Esto va a alcanzar para cambiar la intensidad de los vientos. Como consecuencia de eso, muchas de las nubes cargadas de lluvia no van a llegar al interior del continente, sino que van a dejar su carga en las zonas costeras. Esto significa que vamos a tener una combinación de grandes lluvias (y por consiguiente, de inundaciones) en las zonas costeras con sequías en el interior del país. Es decir, que las situaciones extremas van a agravarse cada vez más. ¿Cuándo va a pasar esto? Ya está ocurriendo, sin que nos demos cuenta. La mayor frecuencia de avisos de alerta meteorológico de los últimos tiempos es sólo un anuncio de lo que se viene. Buenos Aires se inunda cada vez más, a pesar de las obras que se vienen haciendo para paliar el problema. Una de las razones es que ahora llueve el doble de lo que llovía un siglo atrás, cuando se diseñaron los desagües. Por eso no tiene sentido atribuir toda la responsabilidad de cada inundación al Gobierno de turno, ya que se trata de un problema que fue construyéndose de a poco durante mucho tiempo. Y la cosa recién comienza. No sabemos cuánto tiempo va a pasar para que el nivel de lluvias en la ciudad vuelva a duplicarse, pero seguramente va a ser mucho menos que en el pasado. Se habla del derretimiento de los hielos de los casquetes polares. No parecen verosímiles las hipótesis de ciencia-ficción, de un ascenso de varios metros en el nivel de los océanos y han sido rápidamente descartadas. Sin embargo, no hace falta mucho para producir desastres, aunque esos desastres no tengan la misma forma que los de las películas. Es probable que un ligero aumento del nivel del mar provoque una intrusión marina que entre por Laguna Mar Chiquita, próxima a Mar del Plata y ocupe todo el centro de la Provincia de Buenos Aires, especialmente las lagunas encadenadas. Es decir, que podemos llegar a tener un amplio espacio de mar en el interior de la Provincia de Buenos Aires, ocupando la zona que los geógrafos llaman la “cuenca deprimida del Salado”. Ciudades como Chascomús, Lobos, Monte, etc., pueden seguir el destino de Carhué, que estuvo largo tiempo debajo del agua. Tormentas marinas más intensas pueden aumentar la erosión costera, lo que significará perder toda la arena de las playas de Gesell, Pinamar, San Clemente, etc. De los balnearios de esa zona, nos va a quedar apenas una larga península, separada del continente por un brazo de mar, y con el agua llegando hasta el borde de las costaneras, ya que la erosión se irá llevando la arena de las playas. Aquellos que hayan visto la costa de San Clemente durante una sudestada con marea alta, pueden tener una idea bastante clara de cómo pueden quedar la mayor parte de nuestros balnearios en el futuro. Esas mismas tormentas pueden afectar la ciudad de Viedma, a apenas 2,5 metros sobre el nivel del mar, estará en peligro y tal vez tenga que ser abandonada. Viedma ya pasó por una experiencia de destrucción completa por un huracán del sudeste a fines del siglo XIX y puede correr riesgos semejantes si el cambio climático avanza. Lo que es un argumento más sobre la irracionalidad que significó aquél intento de trasladar la capital de la Argentina a esa ciudad. En las ciudades que están en la costa de los grandes ríos, barrios enteros van a
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tener inundaciones muy frecuentes y tal vez tengan que ser evacuados en forma permanente. Esto va a afectar a toda la zona costera del Gran Buenos Aires, desde Quilmes hasta Tigre. Pero también irá más allá, llegando hasta Resistencia, Formosa y Posadas. Hasta ahora nadie se ha atrevido a hacer un pronóstico serio de lo que puede ocurrir con algunas zonas elegantes ubicadas cerca del agua, como por ejemplo Puerto Madero. En las zonas secas, las menores lluvias disminuirán el caudal de los ríos. Esto hará que Mendoza y San Juan tengan que reducir sus áreas de riego. Otras ciudades, que dependen de ríos de menor caudal, probablemente no puedan ser abastecidas y deban evacuarse. La Rioja puede ser la primera de una serie de ciudades en peligro por una sequía permanente. Del mismo modo, el nivel de precipitaciones del otro lado de la cordillera ha ido disminuyendo con los años. Entre 1921 y 1930, en Santiago de Chile llovió un promedio de 388 milímetros, y de 131 en La Serena. Entre 1961 y 1970, esos valores se habían reducido a 265 y 84 milímetros respectivamente. En ese momento se habló de un ciclo seco, mientras en la región pampeana se hablaba de un ciclo húmedo. Ahora se piensa que la amplitud de ese ciclo tal vez no sea de años sino de décadas o siglos. La economía de los países latinoamericanos cambiará porque algunas zonas dejarán de ser aptas para los cultivos actuales, algunas veces por falta y otras por exceso de lluvias. Habrá también cambios en las condiciones sanitarias, al extenderse hacia zonas templadas las enfermedades tropicales y subtropicales como el dengue y la leptospirosis. Cada una de estas situaciones requiere de la organización de respuestas, tanto en el terreno agronómico como urbanístico y sanitario. Es el momento de definir estrategias de adaptación en el corto, mediano y largo plazo, para países que están cambiando. ¿En cuánto tiempo? En el curso de nuestras propias vidas. ¿CUÁNTOS KATRINAS NECESITAMOS PARA APRENDER? Un breve repaso de lo que debería haberse hecho y no se hizo con el huracán Katrina que destruyó Nueva Orleáns en agosto de 2005, ayudará a aclarar las cosas 564 . • No hubo un plan de contingencia previo. Ante la expectativa de cualquier situación desfavorable, es sustancial definir previamente un plan de contingencia que defina el conjunto de acciones a realizar en caso de ocurrencia de dicho evento. No se puede improvisar en el momento en que ocurre un desastre, sino que es necesario definir previamente todas las acciones a cumplir en ese momento. Por supuesto que cuanto más detallado y flexible sea dicho plan, más útil será ante los hechos. • No se hicieron las obras de mantenimiento y reparación del dique que protegía la ciudad de Nueva Orléans. Esas obras eran prioritarias para salvar a la ciudad del desastre, el que, por otra parte, había sido largamente anunciado por la propia agencia federal de emergencias. Sin embargo, se consideró que los gastos de guerras eran prioritarios frente a los de prevención de emergencias.
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• No se determinaron las zonas de alto riesgo, así como el riesgo potencial de cada territorio, lo que hubiera permitido desarrollar estrategias de evacuación hacia los lugares más seguros. Ningún área de desastre es homogénea. Una cosa es decir “salgan de la ciudad ahora mismo” y otra muy distinta contar con mapas de riesgo que delimiten los problemas que podrían ocurrir. Por ejemplo, está claro que no se contó con una serie de mapas con hipótesis de inundabilidad bajo determinadas condiciones meteorológicas o de daño a las defensas de la ciudad. • No actuaron planificadores físicos, urbanistas y arquitectos, que evaluaran el estado de las edificaciones, construcciones y estructuras urbanas en general, analizaran la vulnerabilidad en estos sitios y delimitaran los sitios de más riegos y los más seguros, y además evaluaran los impactos potenciales en situaciones adversas. Nadie sabía qué cosas podían resistir y cuáles podían romperse ante un evento de desastre. • No se ayudó a evacuar a la gente con dificultades para hacerlo. Se avisó públicamente que era necesario evacuar Nueva Orleáns pero se dejó el tema librado a la iniciativa individual. No se definió cuál era la población de riesgo, un aspecto fundamental en el tratamiento de cualquier emergencia. Aquellas personas que no tenían medios de transporte propios fueron abandonadas por las autoridades. Las autoridades no cumplieron con su responsabilidad de ayudar a evacuar a los pobladores que tenían dificultades para hacerlo. • No se desarrollaron estrategias de salud ante la emergencia, ni se determinaran los sitios de evacuación de enfermos. No se instruyó a la población afectada para que desarrollara las medidas para enfrentar la situación epidemiológica al paso del evento. Funcionarios con responsabilidad llegaron a decir ante los medios de comunicación que el estar la ciudad inundada con las aguas llenas de miles de cadáveres no significaba un problema sanitario sino sólo un problema psicológico. Poco después comenzaban a morir las primeras personas por las infecciones originadas en el agua contaminada. • No se cortaron a tiempo los servicios de electricidad y gas. Los incendios que acompañan a un desastre de este tipo son consecuencia de la falta de prevención. No se puede esperar a que sea el propio huracán quien corte el servicio, con el consiguiente riesgo de incendios. • No se suministró a la población información adecuada sobre la situación. No se dieron instrucciones sobre cómo actuar. Nadie sabía adónde ir ni qué hacer. En una evacuación programada, todas las personas saben adónde ir, ya que tienen un lugar preasignado. • No se llevó personal con entrenamiento en emergencias. La alternativa elegida, de llevar tropas provenientes de Irak, con órdenes de disparar a matar a cualquier sospechoso, fue la peor posible. Ante un desastre es necesario lograr restablecer la confianza de la población, no aterrorizarla. Por otra parte, el personal que sabe matar civiles hostiles en una ciudad, no tiene por qué conocer técnicas sofisticadas de apoyo a la población afectada.
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• No se definieron sitios apropiados para recibir a los evacuados. No hubo un adecuado abastecimiento de víveres, agua y medicinas. Las condiciones sanitarias y de seguridad de los sitios de recepción de evacuados fueron las peores que se pueda imaginar. Se alojó gente durante días en un estadio en el que ni siquiera había agua corriente y baños utilizables. Pasado el episodio se encontraron en las heladeras del estadio de Nueva Orleáns decenas de cadáveres, incluyendo algunos con signos de haber sido asesinadas allí. • No se establecieron guardias en las zonas evacuadas para evitar saqueos. Esto hizo que muchas personas se negaran a irse por temor a perder sus pertenencias. Muchas de las muertes se debieron a esta situación. • No se hizo una base de datos integrada de las personas evacuadas. Es sorprendente que en un país del nivel tecnológico de los Estados Unidos no se utilizaran las computadoras desde el primer momento para registrar los nombres de las personas evacuadas y el sitio al que iban. Esta base de datos debió ser realizada por organizaciones no gubernamentales, en condiciones mucho más precarias de las que hubiera podido hacer el Gobierno. • Se permitió el reingreso de personas evacuadas mientras aún había situaciones de peligro, por la propia situación de la zona afectada y por la llegada del huracán Rita. Esto no sólo las puso en riesgos innecesarios sino que además bloqueó las rutas por las que seguían egresando los evacuados. • Se disfrazaron las reales necesidades de organización pidiendo que se donara dinero. En el país más rico del mundo no faltaba dinero para asistir a las víctimas y trabajar sobre la emergencia. Lo que faltaba era la capacidad de organización gubernamental para hacerlo. La mejor prueba es la inmediata contratación de la empresa Halliburton (ligada al vicepresidente Dick Cheney) por cifras multimillonarias para realizar tareas de reconstrucción. Sorprendentemente, la inmediata llegada del huracán Rita, en septiembre del 2005 significó una mejoría en el tratamiento mediático del tema por parte del gobierno norteamericano, pero no una mejor gestión de la emergencia. Se exhibieron imágenes publicitarias, del estilo de los aviones militares evacuando ancianos en sillas de ruedas y se puso el acento en mostrar la preocupación oficial por los afectados. •
Sin embargo, se lanzaron 3 millones de evacuados hacia las rutas sin haber calculado la capacidad de carga de las mismas, lo que significó tales embotellamientos que anularon las ventajas de la evacuación. •
A pesar del rol que juegan los automóviles en la vida norteamericana, nadie parece haber recordado que necesitan combustible para funcionar. El agotamiento del combustible y la falta de planificación en su reposición generaron un peligro adicional: ¿qué hubiera pasado en caso de llegar un huracán con toda su fuerza sobre cientos de miles de personas que lo recibían aprisionados en sus automóviles?
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•
Se volvió a cometer el error de no cortar los suministros de electricidad y gas a las zonas críticas, lo que provocó importantes incendios evitables. En otras palabras, que se necesita definir una estrategia de prevención y respuesta ante emergencias y discutirla en la sociedad. La existencia de un gobierno no es razón suficiente para dar por sentando que esa estrategia existe y que va a funcionar adecuadamente cuando se la necesite. Este tema es mucho más que un ejemplo didáctico. La velocidad a la que se producen las consecuencias del cambio climático global es mucho mayor de lo que se había previsto inicialmente. Esto significa que es probable que aumente la frecuencia de eventos climáticos de extrema violencia y también que comiencen a producirse en zonas en las cuales antes no se producían, como Sudamérica por ejemplo. Si en un país con todos los recursos tecnológicos y financieros disponibles, que recibe varios huracanes por año, pudo producirse el desastre mencionado, ¿qué puede llegar a ocurrir en países del Tercer Mundo, con recursos técnicos y financieros limitados, y que no están habituados a este tipo de eventos climáticos? Por eso, la necesidad de estrategias de prevención y respuesta ante eventos desfavorables como estos. Es sugestivo el que pocos días antes de Katrina, las autoridades cubanas evacuaran un millón y medio de personas por el huracán Dennis, en condiciones de perfecto orden. Al anunciarse la evacuación, todas las personas sabían dónde esperar a los vehículos que los transportarían, cómo identificar a esos vehículos y a qué lugar los llevarían. En contraste con Nueva Orleáns los sitios de asilo a los evacuados estaban razonablemente equipados. Y los medios de comunicación del país transmitían información e instrucciones en tiempo real 565 . Tanto con Katrina en Estados Unidos como con Dennis en Cuba, la cifra de evacuados fue semejante: del orden del millón y medio de personas en ambos casos. Sin embargo, el huracán Dennis provocó 10 muertos en Cuba. Y el huracán Katrina causó una cifra oficial de 1.836 muertos aunque se sospecha que las víctimas fatales reales hayan sido del orden de las 10.000. ¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN LAS COSTAS DE LA ZONA TROPICAL? La combinación del cambio climático con diversas acciones de origen social puede traer un impacto significativo sobre las costas. Tanto la biodiversidad como el paisaje de las costas se han formado con una muy importante incidencia de las condiciones climáticas. La forma en que se produce la alternancia de calmas y tormentas y la intensidad de los diferentes eventos climáticos nos ha dejado un paisaje natural y un conjunto de seres vivos. Las sociedades humanas nos hemos adaptado a esas condiciones y los cambios pueden afectarnos más de lo previsto. Con respecto a la intensidad en que podemos llegar a ser afectados, recordemos que el efecto de cualquier perturbación depende, a menudo en forma significativa, del impacto de la perturbación previa. En aquellos sitios que hayan sufrido un
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importante daño ambiental, es probable que los efectos del cambio climático sean mayores. Estamos tan atados al lugar en el que vivimos, que nos cuesta pensar en términos de efectos mundiales. Pensamos en el clima de la montaña o el de la llanura, en el de la costa o el de los sitios a los que vamos de vacaciones, pero no es difícil hacernos a la idea de que el clima del mundo es una unidad y lo que ocurre en un sitio es reflejo de lo que pasa en otros lugares lejanos. Un estudio de 1990 mostró que los huracanes más intensos del Caribe tenían variaciones muy parecidas a las lluvias de verano en el Sahel Occidental (Africa) y este comportamiento común puede seguirse a lo largo del último siglo. "El pronóstico fue que debido a la sequía de casi dos décadas en esa región africana, entre 1990 y los primeros años del siglo XXI, habría más ciclones que llegarían a la costa de los Estados Unidos desde el Caribe, con una actividad mucho mayor que la observada en las dos décadas precedentes" 566 . Del mismo modo, los huracanes del Caribe parecen asociados a los cambios de la Corriente del Niño en las costas del Pacífico. Y cualquier pequeño cambio en la Corriente del Golfo (una gran corriente marina que nace en el Golfo de México y sigue hacia el Atlántico Norte) afectará drásticamente las condiciones de vida en la Europa del norte. En otras palabras, que el clima del mundo es uno sólo y no hay nada que esté lo suficientemente alejado. Una hipótesis razonable es que tengamos una mayor temperatura del océano, un oleaje más intenso por huracanes y tormentas más frecuentes y un aumento del nivel del mar de unos 30 centímetros o más hacia el 2030. Dicen que Puerto Cabello se llama así porque los españoles podían amarrar un galeón con la fina hebra de un cabello. La perpetua tranquilidad de sus aguas lo hizo el principal puerto de Venezuela. El tráfico marítimo hizo desbordar el pequeño puerto natural de la época colonial. Los buques de ultramar están anclados en el mar abierto, cerca de la costa, porque se trata de un mar tranquilo. Pero no hay motivos para que las cosas continúen así. El avance de la franja de huracanes sobre la costa venezolana en algún momento comenzará a hacer inseguro este puerto proverbialmente tranquilo. Un ciclón puede provocar en pocas horas un cambio profundo en las condiciones naturales de las costas. En un frente de centenares de kilómetros produce una destrucción significativa de los arrecifes coralinos. Recordemos que un arrecife de coral es uno de los ecosistemas más complejos que existen, sólo comparable a una selva tropical. Los daños al arrecife significan la mortandad de gran parte de los animales y vegetales que allí conviven. ¿Qué pasaba antes? Que el tiempo entre un huracán y el siguiente era lo suficientemente prolongado como para que los corales pudieran reconstruirse. Si tenemos mayor frecuencia de grandes tormentas, el ecosistema no tiene las condiciones necesarias para reponerse. En el largo plazo, cambian las formas de evolución de los arrecifes: se hacen más pequeños y su biodiversidad se empobrece.
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¿Realmente nos importa esto? De veras que sí, porque los arrecifes de coral han sido una protección importante de las costas habitadas. La situación puede plantearse de un modo sencillo: o el primer impacto del huracán los reciben los corales o lo reciben los seres humanos. La destrucción de los arrecifes puede significar un aumento de los daños de los huracanes sobre las poblaciones humanas costeras. El primer cambio que podemos esperar es la pérdida de playas y áreas recreativas. En Puerto Rico, se documentó la pérdida de un volumen importante de arena de las playas. Cerca de la frontera entre México y Belice, la erosión en las playas dependió de si había o no una barrera coralina protectora; en las protegidas, la erosión fue de 20-30 m desde la línea de playa mientras que las expuestas tuvieron una erosión de 40-50 m. En Jamaica, los efectos de la sobrepesca, del daño por ciclones y los efectos de enfermedades causadas por la contaminación se han combinado para destruir buena parte del coral, cuya abundancia ha declinado en más del 50 por ciento desde finales de los 1970 a menos del 5 por ciento a mediados de la década de los 1990 567 . Algo parecido ocurre con los manglares, actualmente en proceso de reducción muy rápida, y cuya función protectora es conocida desde hace tiempo. Se trata de bosques que crecen en el borde entre la tierra y el océano, refugio de una compleja biodiversidad. Están en retroceso, debido al corte de madera y la tala masiva por proyectos turísticos y de cría de camarones. "Estos manglares –decía Miguel Álvarez del Toro- proporcionan a México múltiples beneficios, incluyendo protección contra huracanes" 568 . Las cifras de reducción de manglares en México son objeto de una discusión, en la que no tiene sentido entrar aquí. Una estimación posible es la del Instituto Nacional de Ecología, que supone que, de mantenerse la tendencia actual, para el año 2025 habrá una disminución de entre el 40 y el 50 por ciento de la superficie existente en el año 2000 569 . 465
Friedman, Milton, cit. en: Beyer, Harald:: “Selección de escritos políticos y económicos de Milton Friedman”, en: www.cepchile.cl/dms/archivo_1351_1567/rev60_beyer.pdf, 21/2/2007. 466
Es sugestivo que ante cada situación nueva sea necesario volver a redefinir los términos como si no se hubieran utilizado antes. Es el caso de la expresión “equilibrio ecológico”, que tiene una connotación precisa en ciencias naturales: se refiere a un ecosistema en estado clímax. Es decir, que allí las diferentes variables no tienen cambios significativos, y, por supuesto, no existe intervención humana. Sin embargo, distintas Constituciones Nacionales (Constitución de la República Federativa del Brasil 1988, de los Estados Unidos Mexicanos, 2004 y de la República Bolivariana de Venezuela 1999), y muchas a nivel local, como Córdoba y Baja California) se refieren a restaurar y preservar el equilibrio ecológico. Si aplicáramos el significado científico del término, está claro que la única manera de recuperar el equilibrio ecológico retirando a todos los seres humanos de esos ecosistemas, lo cual no ha sido la intención de ningún legislador. Por el contrario, necesitaron aplicar un término de prestigio político, aún cambiándole su significado científico.
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467
Sabsay, Daniel Alberto y Tarak, Pedro: "El acceso a la información pública, el ambiente y el desarrollo sustentable", Buenos Aires, Fundación Ambiente y Recursos Naturales, Manual No 3, 1997. 468
Marienhoff, M.: Escrito en defensa de la posición de la Secretaría de Agricultura de la Nación en los autos: "Kattan y otros c/Secretaría de Agricultura s/prohibición del agroquímico 2,4,5-T", Buenos Aires, 1984. 469
Desde lo procesal tenemos que destacar la acción pionera de Alberto Kattan durante los años 80, quien se lanzó a defender pingüinos y delfines para obtener la legitimación procesal que permitiera la posterior defensa de los seres humanos amenazados. Este principio permitió que el autor de este trabajo lo acompañara en una demanda que llevó a prohibir en la Argentina el peligroso defoliante 2,4,5-T, usado en la guerra de Vietnam con el nombre de "agente naranja".(Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", Buenos Aires, Ed. Fraterna, 1986).
470
Sabsay, Daniel Alberto y Tarak, Pedro: "La participación vecinal y la gestión del medio ambiente: audiencias públicas – Gobierno local", Buenos Aires, Fundación Ambiente y Recursos Naturales, 1995. Las Audiencias Públicas no son asambleas y no pueden ser vinculantes, lo que desvirtuaría su esencia. Hemos visto casos de empresas que contrataron personas para que elogiaran su proyecto en la respectiva Audiencia, inclusive un episodio escandaloso en el cual reclamaron su dinero a gritos en la puerta misma del recinto. De modo que si se allí votara, bastaría con pagar un número suficiente de personas como para condicionar los resultados. 471
Reuniones de la Comisión de Ecología de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con la Unión Industrial de la Ciudad de Buenos Aires. Marzo de 1998. El mismo punto de vista fue expresado en varias notas dirigidas a la Comisión de Ecología, y al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, con motivo de la discusión de dicho anteproyecto.
472
Este procedimiento ha sido incorporado a la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, art. 89, como una forma de ampliar la participación pública en la sanción de las normas ambientales.
473
Constitución del Brasil, art. 225.
474
Vecinalistas y autoridades del municipio de Choele-Choel, comunicación personal, 1998.
475
Por ejemplo, con el equipo de la Defensoría del Pueblo Adjunta de la Ciudad de Buenos Aires, a mi cargo en 1999 fuimos consensuando un anteproyecto de Ley Marco para la Protección del Patrimonio Natural y Cultural de la Ciudad de Buenos Aires con todos los actores sociales que estuvieron dispuestos a participar.
476
Experiencia realizada en el Parque Avellaneda de Ciudad de Buenos Aires
477
Diez Negrillo, Mercedes, comunicación personal, Caracas, agosto de 2007.
478
Arconada Rodríguez, Santiago: “La experiencia venezolana en la lucha por un servicio de agua potable y saneamiento encaminado a cubrir las necesidades de la población”, en www.tni.org/books/aguavenezuela.pdf. 479
Constitución de la Nación Argentina, texto de 1853.
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Ortiz, Benito: “Inmigrantes indocumentados reclutados para cultivar marijuana en parque nacional”, en: New America Media, en: http://news.ncmonline.com/news/view_article.html?article_id=71201c65178bff333749d066 fc6ce794 538
“Pablo Escobar”, artículo en Wikipedia, 2007.
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Entrevistas del autor con numerosos informantes calificados, los que previsiblemente, prefieren mantenerse en el anonimato.
540
Commoner, Barry: “El círculo que se cierra”, Barcelona, Plaza y Janés, 1969.
541
Lezana, Viviana y Arancibia, Carlos: “Consideraciones epidemiológicas del asma en Latinoamérica”, Universidad de Valparaíso, Neumología Pediátrica. 542
Lic. Rubianes, Lina Elena, comunicación personal, 2005.
543
Fontaine, Guillaume. “Microconflictos ambientales y crisis de gobernabilidad en la Amazonía ecuatoriana”, en: ICONOS. Revista de Ciencias Sociales, No. 21. FLACSO, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Quito, Ecuador, 2005. 544
http://www.chicomendes.org/es/seringueiros11.php
545
Roberto de la Maza, Elvira: “Una historia de las áreas naturales protegidas en México”, op. cit.
546
del Frade, Carlos: “Argentina, Santa Fe: Perdió casi el 90 por ciento de sus bosques”, en LA UNIÓN (Argentina) 02-08-04. 547
Comisión de Desarrollo y Medio Ambiente de América Latina y el Caribe: “Nuestra propia agenda”, Washington, 1991. 548
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano, 1930-1990”, op. cit.
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Organizaciones conservacionistas, comunicación personal, mayo de 2008.
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Investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), comunicación personal.
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Viajes de campo del autor, 2006 y 2007.
552
Lloret, María Teresa: “Problemas ambientales en América Latina: el caso paraguayo”, op.cit.
553
García Fernández, Javier. Comunicación personal, 1985
554
Campaña de opinión pública de Fundación Vida Silvestre Argentina.
555
Arq. Martín Repetto, especialista en Patrimonio Cultural, comunicación personal, 2004. 556
Báez, Sara; Ospina Peralta, Pablo y Valarezo, Galo Ramón : “Una breve historia del espacio ecuatoriano”. Instituto de Estudios Ecuatorianos, Quito, Ecuador, 2004.
557
Recorrida de campo del autor, 2007 y 2008.
558
Recorrida de campo del autor, 2008.
559
Alonso, Jorge: “Las contradicciones gobierno – sociedad”, en Desastres y Sociedad / No.1 / Año 1 Las explosiones de Guadalajara (22 de Abril /1992)
560
Montenegro, Raúl, denuncia contra la Secretaría de Ambiente, FUNAM, 2008, distribuida por correo electrónico
561
Sarli, Alfredo Cilento: “Sobre la vulnerabilidad urbana de Caracas”, en Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales vol.8, n.3 Faces, Venezuela 2002
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Viajes de campo del autor a Caracas, años 2005, 2006 y 2007.
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Recorrida de campo del autor, diciembre de 2006.
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Sobre este tema, agradezco los comentarios y observaciones de los integrantes del curso de Postgrado en Gestión Ambiental organizado por el Centro TOP en el segundo semestre de 2005.
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Lic. Nélida Harracá, comunicación personal, 2005.
566
Salazar-Vallejo, Sergio: "Huracanes y biodiversidad costera tropical", Depto. Ecología Acuática, El Colegio de la Frontera Sur, Chetumal QR 77000 México, en Revista de Biología Tropical.
567
Salazar-Vallejo, Sergio I.: “Huracanes y biodiversidad costera tropical”, Depto. Ecología Acuática, El Colegio de la Frontera Sur, Chetumal. México. 568
Álvarez del Toro, Miguel, cit en: Simonian, Lane: “La defensa de la tierra del jaguar. Una historia de la conservación en México”, op. cit. 569
“Evaluación preliminar de las tasas de pérdida de superficie de manglar en México”, Instituto Nacional de Ecología, México, 2005.
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CONCLUSIONES En un libro como éste, el principal problema del autor no es qué escribir sino qué omitir. La documentación existente es tan enorme que sería posible escribir varias obras sobre el mismo tema sin utilizar ninguna de las fuentes aquí empleadas. Se trata, por consiguiente, de un recorte de la realidad, hecho con fines didácticos, para evitar llegar a un libro de un tamaño inmanejable. En algunos casos, el espacio dedicado a un tema no es proporcional a su importancia en la historia del continente, sino que me pareció representativo de una situación más general o de una forma de analizar cierto tipo de problemas. Entre referencias que podríamos considerar como equivalentes, elegí las que me pareció tenían más fuerza literaria. Después de haber soportado los ladrillos con los que estudié Economía Política, aprendí de los relatos de viajeros (desde Herodoto a Alcides d´Orbigny) que un texto científico debe ser de lectura tan agradable como una novela. Espero haberlo logrado. Hemos visto que las cuestiones ambientales no son fenómenos característicos de nuestro tiempo sino que acompañan a nuestra especie por cada una de sus etapas de desarrollo. Todas las sociedades humanas deben definir su modelo de relación con el medio natural que les sirve de soporte. Y lo hacen en función de su propia historia, de su sistema de relaciones sociales y de valores, porque la cultura es el primer habitat del hombre. Utilizamos, entonces, ese habitat intangible para relacionarnos con nuestro habitat material. Ésa es la concepción de ambiente utilizada en este libro y la herramienta de comprensión de los fenómenos y procesos que aquí se describen. Escribir una historia regional implica hacer un delicado balance entre similitudes y diferencias. Cada país tiene su propia historia, por la misma razón que cada grupo humano también la tiene, pero existen grandes tendencias en la historia mundial, capaces de afectarlos de modo comparable. Los fenómenos de larga duración, que registra Braudel, estimulan en América Latina etapas alternadas de economías más autárquicas o más integradas al mercado mundial, períodos de mayor estatismo o mayor liberalismo. Estos diferentes modelos de sociedad emplean de variadas maneras sus recursos naturales y tienen consecuencias distintas sobre el ambiente. En líneas generales, en esta investigación encontramos mayores semejanzas en las etapas tempranas de la historia latinoamericana. A medida que transcurren las décadas, los países van diferenciándose cada vez más, aunque mantienen los suficientes aspectos comunes como para atravesar por etapas comparables. Lo que refleja los fuertes condicionamientos de las etapas sucesivas de la economía y la política internacional. Tanto en los primeros años de vida independiente como en la etapa de europeización, las distintas sociedades latinoamericanas responden de un modo semejante a un largo proceso de integración a la división internacional del trabajo. Tal vez encontremos las mayores diferencias cuando se generan procesos de
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industrialización en los cuales las peculiaridades locales se hacen más marcadas. Lo que en este caso significa que dan respuestas distintas a los mismos fenómenos de larga duración, aunque con un trasfondo común. La esclavitud ha sido el hilo conductor de la historia del continente, a pesar de la frecuente negativa a considerarla como algo más que un episodio. A lo largo de los siglos se ha manifestado en formas explícitas o encubiertas, no siempre reconocidas como tales, pero que han marcado significativamente las condiciones ambientales de quienes la sufrieron y sufren. “Si América Latina cobra conciencia de sí misma -decía José Luis Romero-, la primera obligación de los latinoamericanos es ya enterarse de los pormenores de lo que pasa en cada uno de sus rincones. Nada pasa en América Latina, sino en cada uno de sus rincones. Los fenómenos son muy diversos en cada uno de los países, pero las interpretaciones generalizadoras nos han acostumbrado a pensar que son vagamente semejantes. Abundan las dictaduras, pero las hay de diversos caracteres y que responden a distintas situaciones económicas, sociales y políticas. Para alcanzar a comprender su alcance y vigor —y para combatirlas— nada importa tanto como acercarse a su típica peculiaridad. Y cosa semejante ocurre con todos los fenómenos que configuran las formas de la convivencia social” 570 . Sin embargo, el final de la etapa de las dictaduras no marcó el fin de la exclusión social. Paradójicamente, las condiciones sociales y ambientales de millones de latinoamericanos han empeorado significativamente sin que los gobiernos democráticos (ya sean de signo conservador o progresista) hayan hecho lo suficiente para mejorarlas. La globalización representó una promesa incumplida en materia de mejoramiento de la situación social y ambiental de la mayor parte de los latinoamericanos. Sólo generó pequeños espacios de enclave que no transmitieron la modernización ni la riqueza al conjunto de la sociedad. Las herramientas de democracia participativa pueden ser mecanismos idóneos para construir respuestas a los conflictos ambientales que surjan de la interacción de múltiples actores sociales. Su inserción generará problemas vinculados con la cultura política tradicional. Ningún sistema es mejor o peor que otro en abstracto. En este caso, la democracia participativa mejora las posibilidades de toma de decisiones porque deja márgenes más reducidos al clientelismo político tradicional y a la confusión habitual entre los actos públicos y los negocios privados. Ésa es una razón suficiente para que no sea apoyada en los hechos por los beneficiarios de las prácticas mencionadas. Al mismo tiempo, la complejidad de las acciones necesarias para la construcción de un proyecto nacional en cada país latinoamericano requiere de un muy amplio consenso de una población que desconfía de las instituciones y de las personas que las administran. La única manera de trabajar para la recuperación de esa confianza es creando mecanismos que les permitan ver por sí mismos de qué manera se toman las decisiones y se manejan los recursos disponibles. Esto lleva, necesariamente, a crear espacios en los que la democracia participativa se vaya aplicando en forma creciente.
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La actual crisis que afecta las relaciones entre la sociedad y el Estado hace inviable un proyecto nacional que no integre el desarrollo con el medio ambiente y que no se apoye en una trama de mecanismos de participación ciudadana. El arresto del hoy fallecido ex dictador Pinochet fuera de Chile, se vinculó con varias convenciones internacionales que condenan el genocidio y la tortura como violaciones a los derechos humanos. No hay todavía una convención internacional contra el ecocidio, que lo califique del esa forma. Es decir, un empresario o un gobernante que haya cometido crímenes semejantes en materia de ecocidio no podría ser juzgado del mismo modo. Hay proyectos de un Tribunal Ambiental Internacional. Sin embargo, se refieren exclusivamente a sus aspectos económicos y no contemplan los aspectos penales. En América Latina, el tema ambiental fue incorporado en todas las reformas constitucionales realizadas durante la democracia. Al incluirlo en el capítulo “Declaraciones, derechos y garantías”, se aproximan a tratarlo como formando parte de los derechos humanos. Se habla de “un ambiente sano”. Sin embargo, no se incluyó explícitamente el derecho a respirar aire limpio, beber agua pura, comer alimentos libres de contaminación, etc. Es decir, el centro está puesto en el ambiente y no en las personas afectadas por ese ambiente (podemos ver la diferencia si comparamos con otros derechos individuales, como el de libertad de cultos o de privacidad de la correspondencia). ¿Qué falta para la integración de los temas ambientales y su tratamiento como derechos humanos en forma completa? Un cuerpo normativo que surja de una discusión ética que contemple, por lo menos: •
Una ética sobre el desarrollo y uso de las tecnologías, procesos y productos. No todo lo tecnológicamente posible es deseable (caso bomba atómica) y no todos los productos de consumo masivo son deseables o inocuos (los cigarrillos han matado más gente que las dictaduras, por ejemplo).
•
Una ética que incluya los derechos humanos de las generaciones futuras. Cuando en 1948 se hablaba de la tortura, se hablaba de personas que existían en tiempo presente. Sólo se puede torturar a alguien que está aquí. En cambio, sí se puede envenenar a las generaciones futuras, alterando el habitat que se les deja.
En síntesis, el tratamiento de los temas ambientales como derechos humanos está a mitad de camino en un proceso en el cual los cambios en la naturaleza del Estado y las relaciones internacionales pueden marcar nuevas orientaciones. Sin embargo, también pueden repetirse errores o tragedias del pasado. Tal vez el conocimiento de nuestra historia ambiental nos ayude a evitar su repetición. 570
Romero, José Luis: “Prólogo”, a: Latendorf, Abel Alexis: “Nuestra América difícil”, op. cit.