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La Plata, domingo 12 de junio de 2011
PREOCUPACION EN LA SOCIEDAD DE INFECTOLOGIA
Antibióticos: advierten que más de la mitad se receta en forma innecesaria Lejos de curar, el uso inapropiado de ellos viene generando que algunas infecciones comunes se vuelvan cada vez más peligrosas Por NICOLAS MALDONADO “Serán los microbios los que tengan la última palabra”, dijo Pasteur hace más de un siglo, y aunque su frase admite varias interpretaciones, una de ellas resuena hoy como una oscura premonición. Mientras que la Organización Mundial de la Salud sostiene que el mundo está al borde de que muchas infecciones comunes vuelvan a matar sin freno debido al mal uso de antibióticos, en nuestra región, más de la mitad de ellos se receta en forma innecesaria. Así lo aseguran desde la Sociedad de Infectología de La Plata, donde médicos de la Región se reúnen regularmente a analizar uno de los efectos más preocupantes de esa conducta: el surgimiento de “bacterias problema”. Y es que a la par del uso irresponsable de antibióticos han venido apareciendo en la comunidad infecciones cutáneas, urinarias y respiratorias causadas por cepas que ya no responden a los tratamientos habituales. ¿Por qué se recetan entonces más antibióticos de los necesarios? La pregunta, aunque sencilla, no es fácil de contestar. Sucede que el fenómeno de la sobreprescripción responde tanto al desconocimiento, la negligencia y al temor como a presiones comerciales, admiten los propios médicos. El hecho es que liviandad con que se recetan, se venden y se consumen antibióticos constituye una de las principales causas de que estas drogas, alguna vez milagrosas, estén perdiendo la pulseada frente a los gérmenes. Porque contra lo que sucedía hace unas décadas, hoy las bacterias logran volverse inmunes a los antibióticos mucho antes de que el hombre desarrolle otros para reemplazarlos. Y a este ritmo, el futuro que se perfila para el mundo resulta aterradoramente parecido al que sugiere la frase de Pasteur.
LA OTRA PATA: AUTOMEDICACION Aunque el uso inadecuado de antibióticos responde en gran medida a la sobreprescripción que hacen de ellos los algunos médicos, también los pacientes alimentan el fenómeno. “Se calcula que el 30% de los antibióticos que se toman incorrectamente corresponden a casos de automedicación o prescripción farmacéutica”, sostiene el doctor Enrique Mules. “Hoy por hoy cualquier persona te recomienda un antibiótico al escuchar que tenés fiebre. Aunque a nadie se le ocurriría indicar un anticonvulsivo o un antihipertensivo sin ser médico, no
sucede lo mismo con los antibióticos. La gente tiene en general la sensación de que no son peligrosos, cuando en realidad no es así”, explica la doctora Marisa Bernan. Pero si existe automedicación es también por la facilidad de acceder en nuestro país a medicamentos que no son de venta libre. Un reciente estudio de la consultora IMS Health comprobó que en Argentina tres de cada diez medicamentos de venta bajo receta se adquieren sin prescripción médica y el 23,6% de ellos son antibióticos.
“El deseo de los médicos de curar”, “el temor a equivocarse quedando expuestos a una demanda por mala praxis”, “la insistencia de los pacientes” y “la presión que ejerce la industria farmacéutica en la promoción de sus productos” son algunas de las causas que llevan a que “muchas veces, ante la duda, los médicos terminen dando un antibiótico aún cuando no están convencidos de que vaya a servir”, dice el doctor Jorge Contarelli, jefe de Infectología del Hospital San Juan de Dios y presidente de la Sociedad de Infectología de La Plata. A esa larga lista de causas, su
colega, la doctora Marisa Bernan infectóloga del Hospital San Roque y docente en la Cátedra de Infectología de la Facultad de Medicina de La Plata- le agrega el “factor desconocimiento”. “Salvo los infectólogos y los farmacólogos, los médicos en general no tenemos una formación muy fina en antibióticos. Como son drogas utilizadas en casi todas las especialidades, el margen de desconocimiento en ellos es mayor al que se da con otras drogas específicas”, dice. Con todo, no se puede descar(Sigue en pág. 23)
Doctora Silvia González Ayala
Doctor Amadeo Esposto
Doctor Jorge Contarelli
Titular de la Cátedra de Infectología de la Facultad de Medicina de la UNLP e infectóloga del Hospital de Niños
Jefe del Servicio de Infectología del Policlínico San Martín
Jefe del Servicio de Infectología del Hospital San Juan de Dios y presidente de la Sociedad de Infectología de La Plata
Si bien el problema se da en todo el país, en La Plata es mayor por la concentración de médicos. A más médicos, mayor es el uso de antibióticos por la presión de la industria. Es sabido que algunos laboratorios incentivan el uso de sus antibióticos premiando a los médicos que más los recetan”.
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Está demostrado que en nuestro país cerca del 60% de las prescripciones de antibióticos es inadecuada; el error más común es tratar infecciones respiratorias virales como si fueran bacterianas. Como los virus no responden a los antibióticos, lo único que se logra con eso es inducir resistencia”.
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No es que los microbios sean más ni que se hayan vuelto más agresivos, sino que no responden a algunos antibióticos que hace unos años eran sumamente efectivos. Esto se debe esencialmente al uso inadecuado de los antibióticos: muchas veces se los usa para procesos que no los requieren, como infecciones respiratorias virales”.
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La Plata, domingo 12 de junio de 2011
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Doctor Enrique Mules
Doctora Marisa Bernan
Jorge Errecalde
Infectólogo del Hospital Español y docente en la Cátedra de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNLP
Infectóloga del Hospital San Roque y docente en la Cátedra de Infectología de la Facultad de Medicina de la UNLP
Titular de las cátedras de Farmacología en las Facultades de Veterinaria y Medicina de la UNLP
Se supone que a menos que uno esté muy seguro del tipo de infección que enfrenta siempre debe pedir un análisis bacteriológico antes de recetar un antibiótico. Pero esto es algo que muchos colegas no hacen por falta de recursos, falta de tiempo o simplemente porque se han acostumbrado a trabajar así”.
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Creo que la sobreprescripción puede explicarse desde muchos lugares, pero hay dos factores fundamentales: por un lado el temor de los médicos a que el paciente evolucione desfavorablemente por retrasar el uso de antibióticos y verse involucrados en una demanda por mala praxis; por el otro, la presión de los laboratorios para el uso de nuevos antibióticos”.
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tar tampoco cierto grado de negligencia profesional. “Se supone que a menos que uno esté muy seguro del tipo de infección que enfrenta siempre debe pedir un análisis bacteriológico antes de recetar un antibiótico. Pero esto es algo que muchos colegas no hacen por falta de recursos, falta de tiempo o simplemente porque se han acostumbrado a trabajar así”, dice el doctor Enrique Mules, infectólogo del Hospital Español y docente en la Cátedra de Salud Pública en la UNLP. Lo cierto es que esa forma de trabajo, que en muchas ocasiones excede a los propios profesionales para tornarse estructural, es la que explica la mayor cantidad de casos en que los antibióticos son indicados innecesariamente. Así lo señala entre otros el doctor Amadeo Esposto, jefe del Servicio de Infectología del Hospital San Martín. “El error más común, sobre todo en esta época y en chicos, es tratar infecciones respiratorias virales como si fueran bacterianas. Como los virus no responden a los antibióticos, lo único que se logra con eso, además de un gasto inútil, es inducir resistencia”, afirma. CEPAS ESCURRIDIZAS Pero mientras que el “gasto inútil” por la prescripción innecesaria de antibióticos pasa inadvertido, su otra consecuencia, el surgimiento de gérmenes resistentes, no. “Las bacterias resistentes han trascendido ya el medio hospitalario para instalarse en la comunidad. En la Región tenemos microbios causantes de infecciones que hace sólo diez años eran fáciles de tratar y hoy nos vemos en figurillas para controlarlos”, sostiene el doctor Contarelli. “Lo más preocupante es la aparición en la comunidad de estafilococo resistente, un germen que si bien suele producir manifestaciones leves en la piel y partes blandas, tiene un potencial de agresividad muy alto. Mientras que hace dos años casi no se veía en esta región, el último relevamiento de la Sociedad de Infectología mostró que cerca de un 40% de las lesiones de piel cultivadas correspondían a este germen resistente”, comenta el doctor Esposto. “El caso típico es el de un niño al que se le infectó una herida en la piel y le indicaron Cefalosporina de primera generación, un antibiótico que hoy no sirve para nada porque el 70% de las cepas son resistentes a él. Entonces, al no controlar la bacteria, la infección progresa comprometiendo al músculo o derivando en una infección
DE LOS ANIMALES AL HOMBRE Mientras que la mitad de los antibióticos que se producen en el mundo va para el hombre, la otra mitad se destina a los animales, fundamentalmente para su engorde. Y esa forma de utilización “también genera serios problemas de resistencia”, señalan desde la Sociedad de Infectología de La Plata. “Cuando vos les administrás un antibiótico en cantidades bajas junto a la comida, los animales ganan peso más rápido; pero a su vez, esa gran presión de antimicrobianos hace que el riesgo de que aparezca resistencia
generalizada que puede matarlo”, explica la doctora Silvia González Ayala, titular de la Cátedra de Infectología de la facultad de Medicina de La Plata e infectóloga del Hospital de Niños. “Lo mismo pasa en infecciones urinarias comunes, como la cistitis -agrega Contarelli-; uno tiene que hacer ejercicios de inteligencia y acomodar el antibiótico porque los que usamos siempre ya no funcionan. Ni hablar cuando se trata de infecciones que se producen dentro de los hospitales: hoy muchas veces tenemos que arrancar echando mano a los antibióticos de reserva, los que se dejan para última instancia, previendo la posibilidad de que si le erramos con la droga podemos tener complicaciones serias y hasta perder al paciente”. UNA OSCURA PERSPECTIVA Es frente a esta realidad que la directora de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan, salió meses atrás a advertir que si no se toman medidas urgentes, el mundo entrará en “una era postantibióticos, en la cual muchas infecciones comunes no tendrán una cura y, de nuevo, matarán sin freno”. Aunque tal pronóstico pueda sonar exagerado, la mayoría de
sea mayor. En las explotaciones de pollos y cerdos es donde más presión antibiótica hay”, explica el doctor Jorge Errecalde. “Está muy discutida la incidencia que tiene el uso de drogas veterinarias en la resistencia humana. Algunos dicen que es gravísima; otros, que ocupa un lugar secundario. Pero lo indiscutible es que si vos utilizás continuamente dosis bajas de antibióticos en una explotación animal estás generando resistencia y eso implica el riesgo de que eventualmente llegue al hombre”, dice Errecalde.
los médicos con mayor experiencia en infecciones se muestra de acuerdo con él. “La OMS no está exagerando en absoluto. Hoy las bacterias van más rápido que los antibióticos. En nuestro medio es terrible lo que está ocurriendo: además de que hay un sobreuso de antibióticos en infecciones respiratorias, existe una fuerte cultura de la automedicación y una venta generalizada sin receta en farmacias”, dice la doctora González Ayala. Es una realidad tan “concreta” como “difícil de resolver si no se lo hace a través de un uso más racional”, coincide el doctor Esposto. Sucede que “mientras que se requieren unos diez años para desarrollar un antibiótico, hoy ese antibiótico empieza a perder efectividad a los tres años y ya nadie lo receta”. De esta forma, “como ha dejado de ser negocio desarrollar antibióticos, las farmaceúticas en general no invierten en investigación; por lo cual la perspectiva de que en los próximos años surjan antibióticos originales es casi nula”, sostiene el doctor Esposto, quien deja flotando la conclusión inevitable de su análisis: “Hoy más que nunca hay que cuidar los antibióticos que tenemos”.
En estos últimos años el problema de la resistencia se fue agudizando; creo que fundamentalmente por la mayor utilización de antimicrobianos, la cual aumenta la presión de selección sobre las bacterias. La única posibilidad de resolver esto es hacer un uso prudente de los antibióticos que tenemos en lugar de dilapidarlos”.