Política
Viernes 26 de octubre de 2007
ELECCIONES
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LA NACION/Página 11
Faltan 2 días
Algunos candidatos hicieron de todo con tal de ganar un voto
Llegaron al país los veedores extranjeros
Regalaron carne y hasta rifan una casa Por Sebastián Iñurrieta De la Redacción de LA NACION En publicidad, todo vale. Esa parece ser la máxima del marketing político actual. Gracias a la insólita estrategia del candidato a intendente de Usuahia, Alejandro Pérez, de sortear dos automóviles en caso de ganar la intendencia, su nombre llegó a las páginas de los diarios nacionales. Pero ésa no es la única herramienta de campaña polémica que se ha usado: otros postulantes optaron por repartir carne, pollos y hasta una vivienda. En La Matanza, el más importante distrito electoral de la provincia de Buenos Aires, ya son habituales los multitudinarios asados de Alberto Samid. El empresario realizó en estos últimos dos años, 414 asados para promocionar su candidatura a intendente. Según Samid, cada uno costó “entre 20 y 25 mil pesos”. Además, reparte “vales de carne” para retirar en cualquiera de sus 44 carnicerías. En La Rioja, una provincia acostumbrada a la dádiva electoral oficialista por medio de bolsones, becas y hasta kits de baño (como sucedió en las últimas elecciones provinciales), un candidato a concejal de Nonogasta recorre los barrios con gallinas. “Ya están peladas y listas para la cazuela”, les promete a los vecinos Adrián Ormeño, del oficialista partido Frente del Pueblo. Según los especialistas consultados por LA NACION, esta forma de propaganda no está prohibida por ninguna ley, pero sí es cuestionable éticamente. “Son formas de fraude; tienden a comprar la conciencia del votante”, fue la categórica opinión del constitucionalista Félix Loñ. Y añadió: “Deberían estar prohibidas porque afectan el libre discernimiento de la gente”. Pero Samid defiende su estrategia: “Es terrorífico el hambre que hay en el conurbano. Mientras otros lo gastan en afiches, yo uso la plata en darle de comer a la gente”. “Samid se promociona con este concepto: «A vos te falta comida; yo soy el que te la da»”, explicó el publicista
Ernesto Savaglio, que ideó la recordada campaña de Recrear de 2003 y actualmente trabaja con los candidatos a legisladores nacionales de Pro. El experto en comunicación Gustavo Martínez Pandiani es otro crítico de estas polémicas herramientas. “Ponen al elector como cliente. Es una suerte de neoclientelismo que sólo se explica desde la apatía y el escepticismo ciudadano en la política”, analizó. Este tipo de estrategias genera un gran impacto. “Son mecanismos ingeniosos para atraer votos, pero no creo que alguien cambie su voto por un pedazo de carne. El caso de los autos se asemeja al viejo truco de darle una zapatilla para después de las elecciones darle la otra para completar el par”, opinó la jurista Delia Ferreira Rubio. “Es la forma que tenemos para ser tenidos en cuenta”, es la excusa que esboza Pérez, el candidato de Usuahia que rifa los dos vehículos. En Misiones, gracias a la ley de lemas, hay que apelar al ingenio para resaltar entre los 18.000 candidatos. Tal vez inspirado en la idea de Pérez, en la localidad de El Dorado, Enrique Kohler, que busca ser intendente, entrega un bono para sortear entre sus votantes si resulta ganador: una vivienda de madera prefabricada, una motocicleta, una bicicleta y una canasta familiar. Hace dos días, la Justicia recibió la primera denuncia de canje de comida por votos. Una vecina del partido bonaerense de San Martín, Julia Laura Jara, denunció que no le quisieron dar “bolsas de comidas, chapas y pañales” que repartían en una sociedad de fomento, porque ella se negó a que la pasaran a buscar por su casa el domingo para votar como intendente al kirchnerista Gabriel Katopodis. “En publicidad, el único límite es cuando una idea no funciona”, resumió el publicista Savaglio. Después del 28, si dan buenos resultados, tal vez dentro de cuatro años, estas estrategias sean más frecuentes. Con la colaboración de los corresponsales del interior
Son 80 expertos en procesos electorales
En estas elecciones, los candidatos usaron cualquier medio por un voto
Rinoscopias, perros y clasificados Otras ideas originales que se usaron en esta campaña no son tan polémicas, pero han generado un gran impacto mediático. Esta semana, el candidato presidencial Juan Ricardo Mussa desafió a sus contrincantes a realizarse una rinoscopia para “mostrar a la ciudadanía su idoneidad física y moral”. El único que se acercó al Hospital de Clínicas fue él. “Por suerte me salió todo bien”, bromeó ante LA NACION luego de conocer el resultado. En algunos distritos es común levantar el teléfono y escuchar la voz grabada de un candidato. Pero en Santiago del Estero modernizaron el sistema: ahora es común recibir mensajes de texto en el celular del intendente kirchnerista de Villa Atamisqui, Roberto Brandan, que aspira a una ban-
ca de diputado nacional. “Candidato se ofrece. Sólo intendencia de Godoy Cruz. Joven. Masculino, Complaciente. Momentos únicos. Higiene. Domingo 28. Leo Salvini. UCR. Lista 3. ¿Te animás?”, decía el aviso clasificado del rubro erótico un diario mendocino. Salvini es un candidato radical a la intendencia que ha usado habitualmente las páginas de los clasificados para promocionarse. Incluso las mascotas se han metido en una campaña. En San Isidro, el candidato a intendente lavagnista, el panadero Jorge Alvarez, regaló remeras para perros con el slogan: “Lo votan hasta los perros”. Y en Posadas, “Roly” Flores, que aspira a la intendencia local, utiliza un perro siberiano que arrastra un carrito, que lleva un cartel con su rostro.
Ni lento ni perezoso, el candidato a intendente kirchnerista de La Plata, Carlos Castagneto, repartió en las facultades llaveros con pelotas de rugby durante la fiebre que despertaron los Pumas en el Mundial. En Mar del Plata, aun cuando las encuestas lo ubican al tope de las preferencias, el candidato a intendente por Acción Marplatense (AM), Gustavo Pulti, copió la idea del jefe comunal de Morón, Martín Sabbatella. Pulti distribuyó en distintos puntos de la ciudad balnearia 200.000 tijeras de plástico en miniatura, tipo cotillón. Las esperanzas de estos candidatos pueden chocar con el viejo proverbio publicitario que recordó el publicista Ernesto Savaglio: “El impacto no acredita el éxito y puede jugar a favor o en contra”.
En un primer momento, la llegada de observadores extranjeros para las elecciones del domingo fue tomada como la respuesta del Gobierno a los miedos de la oposición de un posible fraude. Sin embargo, los 80 enviados, en su mayoría magistrados electorales, sólo inspeccionarán los lugares de votación pero no tendrán acceso al recuento de votos ni a la carga de los telegramas que serán remitidos al Correo Central. Los observadores, que fueron invitados por la Cámara Nacional Electoral y el Ministerio del Interior, lejos están de tener el rango de veedores internacionales que reclamó la oposición ante los polémicos escrutinios de Córdoba y Chaco. “El observador es un invitado, para estar presente nada más. No tenemos ninguna facultad para intervenir en el proceso simplemente la dar una mayor solemnidad, si así se me permite decirlo, a este acto democrático”, explicó uno de ellos, el peruano Enrique Mendoza Ramírez, presidente del equivalente a nuestra Cámara Electoral en su país. Ayer, 14 observadores se reunieron con el defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino. “Vamos a consultar a distintos funcionarios para ver cómo perciben el proceso electoral en la Argentina”, explicó Roberto Cuellar, jefe de la misión que está integrada por magistrados de los organismos electorales de Perú, República Dominicana, Chile, El Salvador y México. La visita de este tipo de comitivas no es un hecho extraordinario en la Argentina. En las elecciones nacionales de 2003 y en las legislativas de 2005 también participaron observadores internacionales. Mendoza Martínez admitió que los comicios “vienen precedidos por un ambiente un poco crispado en las provincias”. Hoy, algunos integrantes de la misión se reunirán con los apoderados de cada fuerza política para escuchar sus inquietudes.