moda&belleza | 9

| Jueves 27 de febrero de 2014

al natural. Construyó una marca sostenible, Cúbreme, y logró un

producto cuidado, de líneas puras, con materia prima 100% sustentable. Se alinea a la nueva economía y a la vida conservacionista. Un ejemplo

Alejandra Gottelli “Lo mío no tiene Fecha de vencimiento” Delia Alicia Piña @dapina | Fotos: Soledad Aznarez

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na casona antigua sin remodelaciones, con luz natural “para acopiar materiales y reunirse con los tejedores, sastres…”, ambientada con objetos queridos. Alejandra Gottelli, creadora de Cúbreme, es una de las pocas que puede afirmar que lo suyo es 100% sustentable. Con sandalias de cuero de cabra con pelo de Chicco Ruiz, aros de Gaby Horvat y equipo de su autoría recibe en su espacio de Godoy Cruz al 1700, entre mantas, caminos de mesa, vestidos de seda y camisas de lino. Muchas telas de fibras orgánicas y libros por doquier. Dice que le gusta vestirse con ropa de diseñadores independientes, “porque es industria nacional”. Propone “enamorarnos de lo nuestro” y “darle una segunda oportunidad a las cosas”.

–¿Cómo lográs un producto sustentable de principio a fin? –Cúbreme nace para generar un producto 100% natural, en una cadena productiva limpia. Apuntamos a marcar la trazabilidad del inicio al fin y lo estamos logrando. Arrancamos en 2005 con estudio, investigación y alianzas comerciales con cooperativas y productores orgánicos. Buscamos materia prima que remita al manejo de los recursos renovables, a la revalorización de la economía regional, al cuidado de la mano de obra; que dé una oportunidad a lo nuestro, que recupere lo artesanal y valore el consumo responsable. Nuestros volúmenes son bajos, pero la calidad es alta. –¿Qué implica? –Básicamente, saber qué llevo puesto, quién lo produce y cómo. Saber quiénes intervienen en el producto que consumimos es responsabilidad de todos. –Cúbreme tiene certificación B Corporation, ¿qué significa? –Se otorga a empresas que no sólo tienen como objetivo el ingreso y sostén de capitales, sino que trabajan por el bien común, el cuidado del ambiente y la equidad social. –Más que un desafío suena a utopía. ¿Es posible? –Sí se puede, hay muchos ejemplos: la Cooperativa Ecológica del Litoral, Cadena Textil Solidaria, Verde textil, hilandería Almafuerte y otros. Ovis 21, que produce con recuperación de

pastizales, también provee a firmas como Stella McCartney. En la Argentina hay casi 20 empresas B y en América latina suman 800. –¿Es otra economía? –Una nueva economía que busca ampliar la conciencia para promover la sustentabilidad empresaria. Trabajamos por una cadena de producción más clara con lo que realmente necesitamos y queremos para vivir mejor. –¿Cuándo se es sustentable? –Cuando se produce con recursos responsablemente, sin consumo desmedido ni contaminando; que se proyecta en productores que pueden conservar su tierra y proponer a su familia una continuidad de negocio; no manufactura a lo loco, conoce a sus proveedores y evita la tercerización. Un diseñador tiene que tener en claro o saber cómo se obtiene la materia prima para sus diseños; hay que ver cómo se logran los insumos. –¿Con qué diseña Cúbreme? –Con fibra de llama de Catamarca, lana merino de la Patagonia, algodón agroeco de Chaco y Perú, seda de Paraguay, lino de Brasil. –¿Y qué ofrecés? –Lo nuestro no tiene fecha de vencimiento, se hace por estaciones, fría o cálida. En una está la tejeduría, sastrería, lo de descanso o para la casa, y en la segunda, los tejidos ligeros, de un vestido de algodón orgánico o seda a una musculosa de lino. Soy bastante purista, hago piezas con detalles en el corte o en la forrería. Trato de que un abrigo no quede en el placard el año próximo, que lo uses hasta tirarlo y entonces

gusto por lo épico “Me encanta la sutileza del cine coreano y la tenacidad de las películas legendarias. Generan un impacto también visual del que aprendo y sumo”

no hay problema porque es biodegradable. Cúbreme es lo justamente clásico y contemporáneo como para no pasar de moda. –Lo tuyo es una opción de vida. –Pertenezco a una familia conservacionista. Mi madre reciclaba cuando yo tenía 6 años. Recuerdo que separaba vidrios y cartones, pensando que le podía servir a alguien. Esto no se tira, se lava y se da, decía. Era costurera y nos inculcó el vestirnos originales. De mi hermana bióloga aprendí el concepto del fair trusted, o comercio justo, de la equidad. Y creo que también tiene que ver con la época en que maduré y crecí: en un planeta que no puede sostenerse más con los valores invertidos. El hombre se valora por lo que tiene y no por lo que es, y eso nos llevó a este consumo desmedido, a no valorar. –¿Cómo lo ponés en práctica? –En casa se recicla. No se compra en exceso, sino lo que necesitamos. Se dona lo que no usamos, no porque no sirva, sino porque no le voy a dar más utilidad. Es básico para mí y mis hijos el ser solidarios. Nos manejamos en transporte público. Tratamos de vivir más conformes y agradecidos con lo que tenemos. Intentamos desarrollarnos por lo que somos, no por lo que tenemos. No tengo tele; nos gusta mucho el cine, escuchamos música. Me encanta valorar objetos de mis abuelos, padres, y quiero conservarlos; trato de resignificarlos. –Una declaración de principios. –Para mí, esto no es extraño ni difícil. Yo nací así y Cúbreme también. Tal vez para una empresa multinacional, masiva, que hace millones de prendas por año ser sustentable es difícil, porque busca más volumen a bajo costo. No obstante hay muchas de esas grandes del mercado comprometidas, que van cambiando. –¿Qué otras cosas hacés? –Me encanta la fotografía. Hago retratos de mi familia; realizo safaris fotográficos con mi papá por La Plata. Salgo con la cámara colgada y espero momentos, situaciones. La imagen de una cortina de lluvia tras un vidrio terminó siendo la trama de una manta. –Cúbreme también es un espacio de arte. –Hacemos muestras; invito a artistas que comulguen con el proyecto. Están todos invitados a ser sustentables, sostenibles.ß