Alberti y León, los inmigrantes

10 dic. 2010 - Marsella, y partieron a Roma 23 años des- pués, el 28 de mayo de 1963. En esos 23 años rioplatenses refundaron su familia, con la llegada ...
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Historia Españoles en la Argentina

Alberti y León, los inmigrantes POR IRMA EMILIOZZI Para La Nacion

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Viernes 10 de diciembre de 2010

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e cumplieron 70 años del inicio del exilio en la Argentina de la pareja formada por el poeta Rafael Alberti (1902-1999) y la cuentista y articulista María Teresa León (1902-1999). Llegaron a Buenos Aires el 2 de marzo de 1940, a bordo del Mendoza que había zarpado de Marsella, y partieron a Roma 23 años después, el 28 de mayo de 1963. En esos 23 años rioplatenses refundaron su familia, con la llegada de la hija de ambos, Aitana, y luego con el arribo de Gonzalo, el hijo mayor del matrimonio de María Teresa con Gonzalo de Sebastián Alfaro, de quien se había separado antes de comenzar su relación con Alberti. En el puerto los esperaba un numeroso grupo de escritores, artistas, periodistas: la escritora y cónsul chilena Marta Brunet, la escultora María Carmen Portela, Margot Portela Parker (hermana de María Carmen y también pintora, la sin par “Malinverno” de las chanzas y de la correspondencia, aún inédita, con Rafael), Sara Tornú –“la Rubia”– y su esposo Pablo Rojas Paz, el abogado Rodolfo Aráoz Alfaro, el director de cine Arturo Mom, Gori y Maricarmen Muñoz, Manuel Ángeles Ortiz… Así lo cuenta María Teresa en Memoria de la melancolía: Y llegamos al Río de la Plata. […] ¡Cuánta gente aglomerada, esperan-

La Guerra Civil hizo que muchos españoles buscaran amparo en la Argentina; entre ellos, estuvieron el poeta Rafael Alberti y su pareja, María Teresa León. Se quedaron mucho tiempo: desde 1940 hasta 1963

do! Vimos subir a una señora joven con gafas que preguntaba y se reía. Tardó muy poco en atropellarnos con sus preguntas: “Rafael Alberti, ¿verdad? Y María Teresa. Soy el cónsul de Chile, por eso me han dejado pasar. Bienvenidos. Me llamo Marta Brunet”. […] Y nos abrazaba, “¡Martita Brunet!”, la llamaríamos más tarde. Sólo Martita. No olvido la mirada primera de sus ojos chiquitos de miope. No olvido su voz. […] Una hermosísima mujer consiguió pasar la barrera y nos abrió sus brazos. “Soy María Carmen.” “¿Y Amparito?”, seguíamos preguntando, mientras descendíamos cargados de paquetes. No nos contestó María Carmen Portela.

Las palabras de María Teresa León ilustran lo que la importantísima foto hasta hoy desconocida también nos dice: ha llegado el Mendoza, y ahí están, adelantándosenos, intactos, los personajes mencionados por ella, Marta Brunet y, en primer término, María Carmen Portela. Está ausente su íntima amiga, Amparo Mom, mujer de Raúl González Tuñón: María Teresa pregunta y presiente lo que inmediatamente le dirán, que ha muerto hace tres días. La permanencia de los Alberti en Buenos Aires es aún ilegal, pero el doctor Rodolfo Aráoz Alfaro, esposo en estos años de María Carmen Portela, les sugiere que pidan un permiso de cuatro días para visitar la ciudad, y luego se refugien en su casona de El Totoral, en la provincia de

Córdoba. ¿Dónde pasan los Alberti estos primeros días porteños? Una carta de María Teresa a Corpus Barga recientemente publicada (Cartas a Corpus Barga, Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, 2008), lo revela: Queridísimos: acabamos de instalarnos en este sereno día de Buenos Aires. Es tanto el dolor y la pesadilla que acabamos de vivir que casi no acierto a escribiros. La pobrecita Amparo murió tres días antes de nosotros llegar. En el delirio sólo habló de nosotros. De las conferencias, de cómo éramos, de cuánto nos quería. […] Hemos conocido gracias a la generosa simpatía de Amparito una familia asombrosamente buena que nos trata como suyos. El hermano de quien tanto ella hablaba es un hombre admirable. Vivimos con él. Está pendiente de nosotros. […] Hemos conocido a la pobre madre, y a una amiga maravillosa, María Carmen Aráoz Alfaro. […] Creo que empiezo a quererla mucho.

Amparo Mom y su esposo, Raúl González Tuñón, habían afianzado su amistad con los Alberti en España y en París. Y había sido Amparo –escritora e intelectual injustamente olvidada– quien había insistido en que Buenos Aires podía ser el lugar adecuado para el exilio de los Alberti. El piso en el que se alojan no bien llegan es precisamente el del hermano de