A puerta cerrada

31 mar. 2012 - Volver a Jean-Paul Sartre siem- pre resulta muy inquietante. Sobre todo porque cualquier proyecto que se concrete alrededor de él seguirá.
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ESPECTACULOS

I

Sábado 31 de marzo de 2012

TEATRO

OPINION TEATRO

BUENA

DRAMA

A puerta cerrada

ERNESTO

SCHOO

AUTOR: JEAN PAUL SARTRE INTERPRETES: MADAY MENDES, JOSEFINA PIERES, FRANZ DAVID TORO, DANIEL CABOT MUSICA ADICIONAL: JEAN JACQUES LEMETRE ASISTENCIA DE ESCENARIO: MARIA GRACIA GARAT ASISTENCIA DE DIRECCION: OLIVIA CORSINI DIRECCION: SERGEI NICOLAI SALA: TIMBRE 4 (BOEDO 640) FUNCIONES: DOMINGOS, A LAS 19 Y 21.30 DURACION: 60 MINUTOS

Volver a Jean-Paul Sartre siempre resulta muy inquietante. Sobre todo porque cualquier proyecto que se concrete alrededor de él seguirá posibilitándonos una buena y necesaria cuota de reflexión acerca del ser contemporáneo. Estrenada en 1944, A puerta cerrada desnuda un mundo agobiante que develan cuatro personajes de fuertes cualidades sociales. Puestos en situación de encierro, tres de ellos expondrán no sólo su condición personal sino que, sobre todo, nos posibilitarán recuperar algo de nuestro oscuro mundo interior, que irá poniéndose

en crisis mientras ellos dan luz a sus individualidades. Esta versión es producto de un taller que miembros del Thèâtre du Soleil, de Francia, han venido realizando en Buenos Aires y cuyos resultados son aun hoy algo endebles. No porque el espectáculo exponga cuestiones conceptuales respecto del texto que puedan cuestionarse, todo lo contrario. Sino porque tratándose de una pieza que reclama actores de fuerte capacidad interpretativa, eso aún no se ha terminado de desarrollar en la pequeña sala de la calle Boedo.

El director Serge Nicolaï, con mucho acierto, escribe en el espacio el devenir tortuoso de esas criaturas. Lo hace, esto queda muy claro, escapando de lo superficial. Tratando de que cada personaje tenga un valor propio que pueda reconocerse en esta realidad actual. Así cada uno de ellos va imponiendo, de a poco, aspectos de su realidad y hasta con pequeños gestos o actitudes bien marcadas, tratan de dar forma a esas conductas tortuosas. Pero algo del verdadero mundo interno de los intérpretes no logra traspasar las barreras de lo que se ha diseñado a priori como

Jóvenes actores involucrados en una pieza profunda esquema de trabajo. Ese campo minado que Sartre propone atravesar, parecería atemorizar demasiado. Y si bien la acción se sostiene, y con fuerza en muchos momentos, el relato termina dominando la experiencia y no la contundencia de esas mujeres y ese hombre atormentados por una historia personal que ya

deja de serlo para transformarse en universal. Aun estas observaciones, la propuesta es meritoria porque es el resultado de un proyecto de intercambio internacional, y porque permite que jóvenes actores se involucren en una pieza de genuina profundidad. Todo un desafío.

Teatro Cervantes: la fachada prisionera

E

n 2011, el Teatro Nacional Cervantes cumplió noventa años: fue inaugurado el lunes 5 de septiembre de 1921 y la construcción comenzó en 1920; en 1918, la pareja de actores María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza (conde de Balazote y grande de España) confió a los arquitectos españoles Fernando Aranda y Emilio Repetto la erección de un teatro en la ciudad de Buenos Aires (la cual, desde 1897, cuando su primera temporada en el Odeón, los adoptó como favoritos), que fuera “no sólo una sala de espectáculos sino un monumento de belleza a la gloria del arte español”. Nuestra generosa colaboradora involuntaria, la investigadora e historiadora Beatriz Seibel, publicó en noviembre de 2010 su Historia del Teatro Nacional Cervantes, con prólogo de Claudio Gallardou y Rubens Correa, de la cual extraemos los datos para esta columna. A su vez, Seibel reproduce una “Breve historia del edificio”, escrita por el arquitecto Lucas Pedro Berman, cuyos tramos principales transcribimos aquí, para difundir y ampliar el conocimiento de este edificio magnífico, cuya fachada está desde hace muchos años cubierta por una jaula de andamios que no sólo la oculta en gran parte sino que la degrada, privándonos de disfrutarla e incitándonos a preguntar: ¿es posible que el mayor y más importante de los teatros nacionales (el Colón y el San Martín pertenecen a la ciudad de Buenos Aires), permanezca para siempre en ese estado? Escribe el arquitecto Berman: “La fachada central del edificio es una réplica de su par de la Rectoría de la Universidad de Alcalá de Henares, obra del arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón, realizada entre 1514 y 1533, fiel a las características del Primer Renacimiento, más conocido como estilo plateresco español (…) Con especial gusto ecléctico, las columnas de la sala y el vestíbulo son réplicas de las pilastras monumentales del convento de San Marcos, de León. Las balaustradas de los palcos reproducen las rejas de la Casa Consistorial de Salamanca. Otras barandas son tramos de las rejas de la Capilla de los Reyes Católicos, en la catedral de Granada. A su vez, las verjas exteriores son similares a las de la Casa del Greco, en Toledo, y la alfombra del gran foyer, ubicado en el primer piso, reproduce una que por entonces se encontraba en la sala María Luisa del Palacio Real de Madrid”. “La decoración fue resultado de la colaboración de talleres de varias ciudades españolas. Valencia aportó damascos y azulejos; Sevilla, los azulejos y bargueños en antepechos; Lucena, candelas, velones y farolas; Ronda, puertas de palcos, copias de la Vieja Sacristía; La Bisbal, en Tarragona, losetas rojas para los pavimentos; Barcelona, la pintura del techo de la sala mayor, que reproducía, pintado sobre seda (por lo cual, literalmente se hizo humo en el incendio de 1961) el Torreón de Murcia; Madrid, tapicerías, cortinados, el telón de boca, bordado con el escudo que a Buenos Aires dio Juan de Garay” (el original sufrió daño en el incendio y fue reemplazado por uno similar, que se ve hoy). Añade Berman; “Una lección de artesanía española, cuidadosamente trasladada con detalles muy estudiados, fue la disposición de los antepalcos. Estos reproducían una antesala «a lo Felipe IV»: banco de respaldo abisagrado y cestería de hierro, bargueños de nogal y espejo con marco de madera”.