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Domingo Del Laicado - 2012 Discípulos transformando al mundo a través del servicio y el testimonio* Sugerimos celebrar el Domingo del Laicado el 21 de octubre de 2012. “Discípulos transformando al mundo a través del servicio y el testimonio” es el tema para el final de este cuadrienio (2009-2012). El tema tiene un doble énfasis: el servicio y el testimonio. La palabra “testimonio" fue añadida a los votos de membresía en el año 2008. Por esto, a medida que afirmamos nuestros votos de membresía en esta denominación, verbalizamos nuestro compromiso de ser leales a Cristo por medio de la Iglesia Metodista Unida y hacer todo lo que esté en nuestro poder para fortalecer sus ministerios; para participar fielmente en sus ministerios con nuestras oraciones, nuestra presencia, nuestras contribuciones, nuestro servicio y nuestro testimonio. El servicio Pensemos primero en nuestro servicio. Nuestro compromiso de servir a la iglesia incluye una promesa de servir a Cristo por medio de la Iglesia Metodista Unida y en nuestro diario vivir. El servir a la iglesia incluye una gran gama de actividades: desde limpiar la cocina hasta dirigir un servicio de adoración; enseñar en la escuela dominical; servir en un comité, o ser parte de una misión o de un equipo de trabajo comunitario. Sabemos por el apóstol Pablo, que al igual que los dones espirituales, ninguna tarea es más importante que otra. Todos los tipos de servicios son necesarios para capacitar discípulos y transformar el mundo. Nuestro servicio es muy importante. Hebreos 6.10 nos dice: “Porque Dios es justo, y no olvidará el trabajo de ustedes y el amor que han mostrado hacia él mediante el servicio a los santos, como hasta ahora lo hacen” (Reina Valera Contemporánea, RVC en adelante). Dios toma en cuenta el trabajo que hacemos para traer Su reino a la tierra. Dios nos da a cada uno dones espirituales, los cuales nos capacitan para este trabajo. Dios también conoce la actitud de nuestro corazón mientras amamos y servimos. Para tener una idea de cuán importante es nuestro servicio, veamos Apocalipsis 5.7-10: “El Cordero se acercó al que estaba sentado en el trono, y de su mano derecha tomó el libro. Tan pronto como lo tomó, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se arrodillaron ante el Cordero. Todos llevaban arpas, y también copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos, y entonaban un cántico nuevo, que decía:

‘Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste inmolado. Con tu sangre redimiste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación, y para nuestro Dios los hiciste reyes y sacerdotes, y reinarán sobre la tierra’” (RVC, palabras resaltadas en negrilla por la autora). ¡El servicio para Dios en la iglesia – y más allá de sus muros – será celebrado en un cántico por los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos! ¡Y juntos reinaremos en la tierra! De acuerdo a esta cita bíblica ese es nuestro futuro. ¡Advertencia! Recuerde que el servir a Dios en la iglesia no significa que debemos ser negligentes con nuestra familia y amigos a causa de las demandas de la vida en la iglesia! El servir a Dios incluye el cuidado de aquellas relaciones que Él nos ha dado. ¡El servicio no debe mantenernos tan ocupados como para no tener tiempo en cultivar una relación íntima con Dios basada en la oración, meditación, el escudriñar la Escritura y la adoración comunitaria! El testimonio Cuando apoyamos a la Iglesia Metodista Unida con nuestro servicio, tenemos la posibilidad de testificar de la gracia y el amor de Dios. Él nos ha prometido que el poder del Espíritu Santo nos ayudará en esta tarea. En Hechos 1.8, encontramos seguridad e instrucción: “Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y serán mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (RVC). Muchas veces las palabras “testimonio” o “evangelismo” nos asustan. Hay una mentalidad de que testificar significa pararse en la esquina de una calle con la Biblia en mano y gritar: “¡Arrepiéntanse!”, y le dejamos la tarea de testificar a aquellos quienes nosotros designamos “evangelistas.” Pero nuestros votos de membresía nos indican claramente que debemos participar fielmente en los ministerios de la iglesia por medio de nuestro testimonio. El testimonio se refiere a la evidencia de la gracia de Dios en nuestras vidas. Esto va más allá de invitar a alguien a venir a nuestra iglesia. El amor al prójimo, la forma cómo tratamos a los demás, nuestra integridad en el lugar de trabajo, la fidelidad en nuestro servicio, son testimonios al mundo del amor de Dios. El compartir la historia de la gracia de Dios en nuestras vidas con los demás es una forma de testificar: “… pues tu serás su testigo ante todo el mundo de esto que has visto y oído” (Hechos 22.15, RVC).

No debemos temer porque contamos con la presencia del Espíritu Santo entre nosotros. Encontramos este consejo en 1 Pedro 3.13-15: “¿Quién podrá hacerles daño, si ustedes siguen el bien? ¡Dichosos ustedes, si sufren por causa de la justicia! Así que no les tengan miedo ni se asusten. Al contrario, honren en su corazón a Cristo, como Señor, manténganse siempre listos para defenderse, con mansedumbre y respeto, ante aquellos que les pidan explicarles la esperanza que hay en ustedes” (RVC). ¡Después de todo, como seguidores de El Camino, somos llamados a testificar sobre Jesucristo, su padecimiento, muerte y resurrección de entre los muertos! ¡Aleluya! 1 Pedro 2.9 nos recuerda: “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable” (RVC). Hemos sido llamados a ser la sal de la tierra y la luz del mundo. En Mateo 5.13-16, Jesús nos dice que somos la sal de la tierra, y que si no tenemos cuidado, podemos perder nuestro sabor y no servir para nada. Jesús también nos insiste que somos la luz del mundo, y que no debemos esconder esa luz debajo de un cajón, sino ponerla sobre un candelero para que alumbre a todos, ya que esto glorifica a nuestro Padre que está en los cielos. ¡No tenga miedo! Recuerde quién es usted, un miembro del real sacerdocio, pueblo de Dios. ¿Qué actos poderosos ha hecho Dios en su vida? ¿Quién lo/la llamó de las tinieblas? ¿Qué ha significado para usted el caminar en la luz de Dios? Comparta con los demás la gran diferencia que ha hecho Dios en su vida. ¡Sea sal y deje que su luz brille para que todo el mundo pueda verla! El cumplir con los votos de servir y testificar no necesita ser una carga o algo que se debe temer. De hecho, es un gran privilegio y una gran responsabilidad el reclamar nuestra herencia como seguidores de Jesús y el trabajar para que venga su reino a la tierra. Debemos ser los discípulos y discípulas que transformen el mundo por medio del servicio y testimonio.

* Se concede permiso para la reproducción del contenido de este artículo, siempre que este aviso aparezca con el material citado: “Tomado del artículo Domingo del Laicado – 2012, por Sandy Jackson. Derechos de autor © 2012 por la Junta General de Discipulado, Nashville, TN. Usado con permiso.”