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jueves 12 de marzo del 2015 Gestión

OPINIÓN No son intocables PROGRAMAS SOCIALES. La idea de que los programas sociales son un factor importante en la lucha contra la pobreza está tan interiorizada que, según la última encuesta de Pulso Perú, el 70% está de acuerdo en que estos programas se subsidien con el dinero de los impuestos que pagamos todos los peruanos. Lamentablemente, son utilizados como caballito de batalla por los gobernantes de turno. Mientras más asistencialista el programa, mayor el riesgo de uso político y mientras más cerca estamos de las elecciones, más notorio es este mal uso.

“Será importante conocer cómo piensan abordar este tema los candidatos de la próxima campaña”. Así lo ha demostrado también el actual Gobierno, pues en las últimas semanas el presidente Humala ha sido enfático en señalar que los programas creados por su gobierno no deben ser eliminados. Según el ministro de Economía, Alonso Segura, los programas implementados evidencian logros en la lucha contra la pobreza, sin embargo, aún no han podido informar cuántos graduados tiene Juntos. Será importante conocer cómo piensan abordar este tema los candidatos de la próxima campaña electoral. Tal como afirma el Banco Mundial, los programas sociales no bastan para ayudar a reducir la pobreza, como tampoco lo logrará por sí solo el crecimiento. Ambos factores deben estar complementados por un trabajo serio que fomente el acceso a empleo de calidad con una remuneración adecuada en función de la productividad, algo que pasa por mejorar la educación y dotar de capacidad productiva a las personas con baja educación. Si bien nadie discute la importancia de los programas sociales (el presupuesto destinado este año supera los S/. 4,000 millones), no se puede pretender que son intocables, estos deben ser evaluados permanentemente para confirmar su utilidad y eficacia. En un año en que la reducción de la pobreza será más lenta debido a la desaceleración de la economía, se da el escenario perfecto para evaluar la aplicación de los programas sociales, y tratar de darles una mayor preponderancia a aquellos que buscan el desarrollo de capacidades productivas, como Foncodes. Desde aquí insistiremos siempre en que es mejor enseñar a pescar que regalar pescado.

Cuando corremos solos y llegamos segundos… opinión Ramón Chehade H. Instituto Peruano de Derecho Urbanístico

I

niciar un procedimiento administrativo municipal referido a la habilitación urbana o a la edificación de un predio, se ha convertido en un viaje exploratorio sin hoja de ruta ni pronóstico asegurado. Los denominados textos únicos de procedimientos administrativos (TUPA) donde supuestamente las municipalidades informan a los administrados los requisitos y plazos a observar para el inicio de un procedimiento, son en la práctica, meros elementos referenciales de consulta, una simple guía que aproxima al solicitante a lo que debería ser el procedimiento administrativo, pues muchas veces uno cae en las manos de las interminables exigencias del funcionario que se rige bajo los designios de un TUPA no publicado (ni publicable): su criterio municipal. A continuación, unos ejemplos que ilustran los habituales tropiezos en las travesías municipales. Para edificar un simple muro perimétrico (y repeler así invasiones de terceros sobre propiedad privada), al-

caricatura

porCarlosLavida

gunos municipios exigen que el terreno sea previamente sometido al engorroso procedimiento de habilitación urbana que, con un poco de suerte, puede usted iniciarlo y concluirlo en la municipalidad distrital y evitar caer en la dimensión desconocida en que se han convertido los procesos donde participa la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML).

“Ya es momento de abandonar la concepción tradicional de nuestras ciudades e impulsar una legislación innovadora inspirada en la sensatez urbana”. Ni qué decir si usted adquiere una propiedad calificada con zonificación OU (otros usos) para desarrollar un proyecto multifamiliar al amparo de la legislación especial que expresamente incentiva proyectos de vivienda en inmuebles calificados con esa zonificación, donde algunos funcionarios públicos creen que todo suelo zonificado como “otros usos”

constituyen bienes de dominio público (¿?), o si bien reconocen que son inmuebles de propiedad privada pero al estar afectados a una finalidad pública, requieren ser previamente desafectados por la MML, como si la designación referencial del equipamiento urbano sobre propiedad privada no tuviese un plazo legal para ser adquirida por el Estado. Por último, ya son conocidas las absurdas exigencias municipales de numerosos espacios de estacionamiento para quienes se atreven a instalar una cafetería o un restaurante en zonas urbanas consolidadas y donde nuestra normativa urbanística continúa colocando al automóvil por encima del peatón, incentivando el contaminante desplazamiento del primero, en desmedro de una mayor área y calidad urbana en beneficio del segundo. Es decir, seguimos construyendo ciudades para los vehículos, no para las personas. Yaesmomentodeabandonarlaconcepción tradicional de nuestras ciudades e impulsar una legislación innovadora inspirada en la sensatez urbana que estimule la generación de ciudad y destierre de una vez por todas esa extraña sensación que nos invade cuando iniciamos un procedimiento municipal: a pesar de estar corriendo solos, a veces llegamos segundos…