2011-09-23-MEDIOS Y DEMOCRACIA EN AMERICA LATINA-Web

23 sept. 2011 - prohibido en virtud del Bank Holding Act desde 1956, pero que en .... Thomas Jefferson, era propietario de cerca de… ¡doscientos esclavos!
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Sociedades Vulnerables: Medios y Democracia en América Latina Conferencia Académica pronunciada por el Presidente Rafael Correa Delgado en la Universidad de Columbia Nueva York, 23 de septiembre de 2011

SOCIEDADES VULNERABLES Algunas veces me estremezco al pensar en la vulnerabilidad de nuestras sociedades. ¿Se dan cuenta que lo que pensamos de personas 1    

que ni conocemos, gran parte de las decisiones que tomamos para nuestras familias, para nuestros negocios, lo que opinamos de supuestos hechos de la vida nacional e internacional, depende de lo que nos digan o callen, un puñado de medios de comunicación? Aunque este es un problema planetario, en Latinoamérica, dado los monopolios de medios, su propiedad familiar, sus serias deficiencias éticas y profesionales, y su descarado involucramiento en política, el problema es mucho más serio. En Ecuador, los medios de comunicación escritos, televisivos y radiales a nivel nacional son propiedad de media docena de familias. El mayor diario nacional, El Universo, pertenece a empresas fantasmas en Islas Caimán, un paraíso fiscal, donde no se va precisamente para pagar impuestos o transparentar finanzas. Cuando llegamos al gobierno en el 2007, cinco de los siete canales de televisión nacionales eran propiedad de banqueros. Ustedes pueden imaginar lo que sucedía cuando se quería tomar alguna medida de regulación bancaria. En general, la práctica 2    

común fue siempre crear un grupo económico y usar los medios, no para informar, sino para defender los intereses de ese grupo económico. La falta de objetividad, descontextualización, sesgo en la información son, por decir lo menos, patéticos. Como soy un Presidente que enfrenta a cierta prensa, si a mí me muerde un perro… ¡al día siguiente esa prensa entrevista al perro! Aquello de decir la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad, para excluir cualquier posibilidad de engaño, ni siquiera lo entienden. Hay cosas que pueden parecer triviales para los norteamericanos, dada su cultura periodística, a su vez reflejo de importantes rasgos de la cultura anglosajona. En la cultura anglosajona mentir es antinatural, y a nivel periodístico, si un periodista miente, probablemente no volverá a ejercer el periodismo jamás. Lamentablemente, uno de los principales problemas para el desarrollo de Latinoamérica es la falta de amor por la verdad. Se miente en la prensa en nombre de la libertad de expresión, se miente en la 3    

política en nombre de la astucia, se miente en lo cotidiano en nombre de cualquier cosa… Se miente, se miente y se miente. Y a nivel periodístico, aunque no lo crean, se nos dice que debemos tolerar hasta las mentiras en nombre de la “libertad de expresión”. Es decir, defienden las mentiras en nombre de la libertad, y se olvidan que hasta el mismo Evangelio nos dice “solamente la verdad os hará libres”. No somos intolerantes con la prensa, somos intolerantes con la mentira; y, en América Latina, la prensa miente amparándose en la libertad de expresión. Su involucramiento en política es descarado. El día 10 de Agosto, fiesta nacional en la cual el Presidente da su informe anual ante el Congreso, los cinco diarios nacionales sacaron a colores en los anversos y reversos de portada y contraportada, exactamente el mismo ataque, acusándonos que en Ecuador no hay libertad de expresión. Da qué pensar, como dice Eduardo Galeano, escritor uruguayo, que “tengan absoluta libertad de expresión para publicar que no hay libertad de expresión”. 4    

Al igual que en la colonia, cuando nos decían que criticar al rey era criticar a Dios, y con ello nos mantenían en el coloniaje mental y espiritual, hoy nos dicen que cuestionar a los negocios dedicados a la comunicación es atentar contra la libertad de expresión. Esto es tan absurdo como sostener que criticar al Presidente es atentar contra la democracia. La libertad de expresión ha sido reducida a una supuesta libertad de prensa, que sin ética ni profesionalismo ni adecuados controles sociales, se reduce a su vez tan solo a la libertad de empresa, donde buscando lucro o poder, son ellos los que deciden qué callar, qué decirnos, cómo decírnoslo. De esta forma, la libertad de expresión no es otra cosa que la voluntad del dueño de la imprenta. La libertad para ellos, no para las grandes mayorías, porque somos esclavos de lo que nos quieran decir o nos quieran callar. Lo que está en el centro del debate no es la libertad de expresión, la cual somos los primeros en defender, sino la contradicción ética y técnica de negocios privados con fines de lucro e intereses políticos y grupales, proveyendo un bien público 5    

indispensable información.

para

la

sociedad:

la

Esta contradicción, más aún cuando está ausente la ética y el profesionalismo, ha producido, entre otros, la privatización abusiva de la opinión pública, que ha sido secuestrada por algunos de los negocios dedicados a la comunicación, así como el uso del poder informativo para convertirse en ilegítimos actores políticos en nuestras democracias. Al defender los intereses de estos grandes medios no se está defendiendo la libertad de expresión ni los derechos humanos, sino tan solo -y como siempre-, los privilegios del gran capital. Cómo cambiar esta situación, debe ser, uno de los grandes debates planetarios, y el día de hoy espero y aspiro a aportar con algo a este importante y, en mi criterio, ineludible debate. REFLEXIONES La prensa socavando el Estado de Derecho: Vivimos en un mundo en donde con su poder mediático, la prensa ha intentado reemplazar al Estado de Derecho por un Estado de 6    

Opinión. En el Estado de Derecho, el Ejecutivo lo dirige el Presidente; el Congreso, es el que legisla; las Cortes son las que juzgan. Esto significa, entre otras cosas, prohibir que la prensa se refiera con juicios de valor a procesos judiciales en marcha, peor aún cuando se encuentra involucrada en ellos, para no interferir en la necesaria independencia que deben tener los jueces. En un Estado de Derecho, la defensa debe hacerse en los tribunales, no en los titulares amarillistas de los periódicos, como vergonzosamente ocurre el día de hoy en países como Ecuador. Probablemente ustedes conocen que enjuicié a un diario ecuatoriano por calumnias, por lo que hemos sido sujetos de los más inverosímiles ataques. Pese a todo, la sentencia a nuestro favor ha sido ratificada en segunda instancia. Pues bien, al día siguiente de dicha ratificación, muchos medios “condenaban” –con estas palabrasla sentencia. ¿Medios de comunicación condenando las sentencias de las cortes? ¿Acaso son, como la Corte Suprema de Estados Unidos, the highest court in the land? 7    

Este es un aspecto crucial: Estado de Opinión, versus Estado de Derecho. Incluso se podría hablar de la intención de construir la medio-cracia, en oposición a la democracia, ya que se soslaya el sufragio universal, el debate parlamentario y la acción política partidista. No importa lo que se haya propuesto en la campaña electoral y lo que el pueblo, el mandante en toda democracia, haya ordenado en las urnas. Lo importante es lo que aprueben o desaprueben en sus titulares los medios de comunicación. El reconocimiento de este poder mediático y del Estado de Opinión, ha generado el clientelismo de los políticos hacia los medios y la imposición de la lógica mediática en la política. Ejemplo de este clientelismo fue, en países como Ecuador, la liberación total de impuestos para las medicinas… ¡y el papel periódico!, privilegio en abierta contradicción con su condición de negocios privados con fines de lucro. Por supuesto, cuando nuestro gobierno obligó a estos negocios a pagar impuestos y aranceles por la importación de papel periódico, se lo llamó “ataque a la libertad de expresión”. Otro ejemplo de este clientelismo y lógica mediática en la política 8    

son países como Guatemala, donde se les ha otorgado a los periodistas incluso fuero de corte. La Prensa como Cuarto Poder: Otro punto para el debate: ¿Debe ser la prensa un contrapoder frente a los gobiernos, como ellos mismos frecuentemente se autodefinen? En ese caso, cabría preguntarse, ¿qué legitimidad puede tener en democracia un actor político, cuya única virtud ha sido tener dinero para comprarse una imprenta? Si les gusta tanto el equilibrio de poderes ¿cuál es el contrapoder del mayor poder fáctico de América Latina: la prensa? Si son un contrapoder ¿la elemental decencia no exigiría poner su línea política en forma explícita, para que el lector, televidente o radioescucha tenga muy claro que ese medio no está informando sino haciendo política? Sin embargo, el debate de fondo es si los medios de comunicación deben o no participar en política. Al definirse como contrapoder del poder político, lo están haciendo. Y lo peor de todo: sólo son contrapoder de ciertos poderes políticos, de otros, son descarados cómplices, pues al 9    

menos en América Latina, los medios de comunicación siempre han estado en contra de los gobiernos progresistas. Bastaría ver el rol de la prensa chilena en la caída de Salvador Allende y la dictadura pinochetista. Es hasta cómico. Se definen como contrapoder, es decir, actores políticos, pero no toleran respuestas políticas. Si la prensa difama, desinforma, calumnia a nuestros gobiernos, es libertad de expresión. Si algún presidente osa contestarles, es atentado a la libertad de expresión. Es decir, algunos son más libres que otros. Así como sería absurdo negar el importante rol que históricamente han tenido los medios de comunicación masiva como pilares del ascenso de las democracias modernas, así mismo, resulta imposible negar la creciente actuación política de los medios de comunicación en las democracias mundiales, y en particular en las latinoamericanas, y los perversos impactos que esta irrupción ha marcado en la propia acción y alcances de la política. Félix Ortega, sociólogo español, hace poco ha afirmado que, con el paso del tiempo y al 10    

asumir un papel que les es ajeno, los medios de comunicación han tendido a socavar las bases mismas de la legitimidad política que requieren los gobiernos democráticos, a la vez que han afectado gravemente las propias pautas de convivencia y cohesión de la sociedad. Frecuentemente se ha considerado que la prensa es el cuarto poder que se le olvidó a Montesquieu. El problema es que es poder sin contrapoder, sin legitimidad democrática, manejando algo tan esencial como la información, y, al ser negocios privados, defendiendo no el bien común, sino intereses particulares. ¿Puede ser discrecional la información? Otro elemento para el debate es preguntarnos si puede ser discrecional la información. Esto puede sonar trivial en la tradición periodística norteamericana, que asume como antiético este comportamiento, pero en América Latina, los medios de comunicación consideran que este es su derecho, que por ser negocios privados pueden decidir qué informar y qué no, lo cual es lo más cercano a la manipulación. Algunas veces se ha llegado a 11    

extremos increíbles. En Venezuela, cuando después del golpe de Estado de Abril del 2002 el Presidente Chávez era restituido en sus funciones por presión de todo un pueblo, las cadenas privadas opositoras al gobierno transmitían… ¡dibujos animados! Despenalización de la injuria: Entre otros puntos para el debate está algo muy en boga en Ecuador por el mencionado juicio que he interpuesto y ganado al mayor diario nacional: si debe penalizarse con cárcel la injuria y la calumnia. Éstos, son una clase de delitos de opinión, es decir, los delitos que se cometen al abusar del derecho a la libertad de expresión. Mientras que en Estados Unidos la injuria a nivel federal no está penalizada con cárcel, sí lo está, al menos “on the books”, en 17 Estados y dos territorios. Pero ¿por qué si robar un celular, un carro, una casa, significa prisión, el robarle la honra, la reputación a una persona, que es mucho más grave, no debe merecer prisión? Como en la mayoría de los países latinoamericanos la injuria y la calumnia sí están penalizadas con cárcel, en los raros casos en que venciendo el mítico temor a la 12    

prensa se ha aplicado la ley en este sentido, muy hábilmente la prensa latinoamericana ha escandalizado y generado apoyos internacionales para que sus abusos no sean sancionados, como pasa en estos momentos en Ecuador. No solo aquello, piensan que, como ellos están en desacuerdo con la ley, la pueden desobedecer. Nuevamente el Estado de Opinión versus el Estado de Derecho.

Funcionarios públicos: Hay quienes sostienen que en nombre de la libertad de expresión y la tolerancia, los políticos y los funcionarios de elección popular deben estar dispuestos a soportar todo tipo de ataques, inclusive los que afecten su honra personal y la de su familia. Este argumento, además de discriminatorio y atentatorio a los derechos humanos, es socialmente torpe. ¿Quién dijo que por ganar una elección nos deshumanizamos, dejamos de ser personas, dejamos de tener familia, dejamos de tener honor? Por otro lado, aceptando esta clase de argumentos, solamente los peores, los que no tienen nada que perder, aceptarán una función pública. No solamente le hacen daño a 13    

la persona o a las personas, le hacen daño a la sociedad: nos vendrán los peores. En la realidad, las cosas están absolutamente claras, y solo se manipulan por interés, dentro del Estado de Opinión creado por cierta prensa. No hay dónde perderse. Leamos el Pacto de San José o también la Convención Americana de Derechos Humanos: ARTÍCULO 11, de los Derechos Humanos, Pacto de San José. PROTECCIÓN DIGNIDAD 1.

2.

3.

DE

LA

HONRA

Y

DE

LA

Toda persona –sin excepciones- tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación –nuevamente sin excepciones-. Toda persona tiene derecho a la protección de la Ley contra esas injerencias o esos ataques. 14  

 

ARTÍCULO 13, LIBERTAD DE PENSAMIENTO Y DE EXPRESIÓN 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección. ¡Quién puede estar en contra del derecho a la libre expresión! 2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura –la cual está prohibida por la nueva Constitución ecuatoriana hecha durante mi gobierno-, sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la Ley y ser necesarias para asegurar: a) El respeto a los derechos o a la reputación de los demás;

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Y, busquen por donde quieran, no dice: se exceptúa al Presidente, funcionarios públicos, ni aquellos a los que odia cierta prensa. Es claro que el Estado, y en consecuencia, las leyes, deben garantizar a las personas el derecho a la honra, como ordenan los tratados internacionales y, en el caso ecuatoriano, nuestra propia Constitución. No la pueden menoscabar ni en nombre de la libertad de expresión y, peor aún, aduciendo que son funcionarios públicos. Por ningún lado encontramos tan peregrina excepción. Creo que esto está extremadamente claro y toda persona honesta va a coincidir sobre aquello. El problema entonces es cómo sancionar estos delitos. No obstante que, insisto, en los Estados Unidos de Norteamérica, sí hay delitos de opinión sancionados a nivel estatal con prisión, que un periodista vaya preso por maltratar con injurias al Presidente del Ecuador, podría sonar extraño en USA. Sin embargo, en Latinoamérica también nos suena bastante extraño que en USA no haya prisión por maltratar el honor de las personas, pero sí haya cárcel por maltratar al perro. Con 16    

todo respeto, las críticas a la prisión por injurias tienen mucho de etnocentrismo, al pretender que una sociedad indudablemente exitosa como la norteamericana, debe ser la referencia en todo y para todos. Las leyes de cada país deben responder a sus principios, valores, visiones, historia, cultura, etc. Así como muchos sostienen como inaceptable la prisión por injurias, para nosotros es inaceptable por ejemplo, la pena de muerte, rechazada incluso por la Convención Interamericana de Derechos Humanos. Es claro que no existe un único conjunto de leyes para todo país. En esto podemos observar también cierto neo colonialismo. Lo que les es permitido a los países desarrollados les está prohibido a nuestros países. Si en Alemania la ley prohíbe la propaganda de extrema derecha, y, en consecuencia, se clausura una radio neonazi y más de 20 personas son encarceladas acusadas de organización criminal y odio racial, aquello se llama civilización. Si en Bolivia Evo Morales propone una ley prohibiendo las expresiones racistas en los medios de comunicación, es “atentado a la libertad de expresión”. ¡Ah! Es que Evo 17    

Morales no es confiable… Al final del día, tan solo más etnocentrismo y más neo colonialismo. POTENCIALES SOLUCIONES Sobre las potenciales soluciones a los problemas planteados, debo reconocer que tengo muchas más preguntas que respuestas, y que algunas soluciones, como controles estatales, pueden ser más graves que el propio problema. Como manifesté inicialmente, considero que el problema básico es la contradicción ética y técnica de negocios privados con fines de lucro e intereses políticos y grupales, proveyendo un bien público indispensable para la sociedad: la información. De este problema central se deriva la necesidad de democratizar la propiedad de los medios de comunicación privados e independizarla del dominio de los poderes fácticos; generar mayor cantidad de medios fuera de la lógica de mercado, es decir, medios sin fines de lucro y medios públicos; y acción colectiva a través de adecuada regulación, que busque alinear a las empresas 18    

de comunicación con lógica de mercado con los objetivos sociales, esto es, con el derecho ciudadano a recibir información veraz, verificada, oportuna, contextualizada, plural, sin censura previa y con responsabilidad ulterior, como ordena el Art. 18 de nuestra Constitución. Muchas veces las empresas privadas que proveen la información, además de formar monopolios y oligopolios de propiedad familiar, se encuentran vinculadas íntimamente con otros intereses empresariales. Frecuentemente mantienen ellas mismas inversiones en ámbitos empresariales distintos a los de la información o la comunicación. En América Latina, la práctica generalizada siempre fue, insisto, hacer un emporio económico y poner medios de comunicación no para informar, sino para defender los intereses del emporio. Por ejemplo en Ecuador, la familia Isaías poseía un grupo de más de 200 empresas, entre ellas el banco más grande del país, y poco a poco adquirieron también dos canales de televisión nacionales en señal abierta, un canal nacional por cable, el propio servicio de televisión por cable, tres radios regionales, y varias revistas. 19    

Cabe indicar que el banco quebró fraudulentamente, por lo que los hermanos Isaías son fugitivos de la justicia ecuatoriana y se hallan refugiados en Miami, pese a los pedidos de extradición del gobierno ecuatoriano. Nuestra nueva Constitución –aprobada en el 2008 luego de una Asamblea Constituyente con miembros elegidos por votación popular y ratificada en consulta popular con el 64% de los votos-, en otro supuesto “atentado a la libertad de expresión” prohíbe que los bancos tengan acciones en medios de comunicación, algo que aquí en Estados Unidos está prohibido en virtud del Bank Holding Act desde 1956, pero que en Ecuador era poco menos que una blasfemia. Nuevamente en un proceso absolutamente democrático, en la Consulta Popular del pasado 7 de Mayo –la tercera en nuestro gobierno–, y rechazando una gigantesca campaña mediática en contra de esa valiosa herramienta de democracia directa, el pueblo ecuatoriano decidió con su voto separar la actividad mediática de otras actividades económicas. Esto ya se ha incluido en el proyecto de Ley de Control del Poder de Mercado –antitrust law-, ley que ustedes 20    

tienen hace más de cien años, proyecto que se está discutiendo en la Asamblea Nacional y que establece que todo accionista con más de 6% de participación en la propiedad de un medio de comunicación, no podrá tener otra clase de empresas. Esto busca democratizar la propiedad de los medios y evitar los conflictos de intereses. Por supuesto, es un golpe a la médula de la estructura de poder en Ecuador, y ya cuenta, como es fácil verificar, con la oposición generalizada de los medios de comunicación, nuevamente jugando un rol político y tratándonos de imponer un Estado de Opinión. Por otro lado, para evitar esa contradicción de fondo de un “bien público” manejado por empresas privadas con fines de lucro, donde casi por definición el interés privado va a prevalecer sobre el interés social, es necesario diversificar las formas de propiedad de los medios de comunicación. Mientras que en países como los europeos la televisión nació pública, antes de nuestro gobierno, en Ecuador no existía ni prensa, ni radio ni televisión pública. Hoy existen las tres. Insisto en el término público, que es diferente a gubernamental. Sin embargo, todavía el 21    

desbalance entre lo público y privado es fenomenal. Consideramos que la creación y fortalecimiento de los medios públicos al servicio de la ciudadanía, es un hito fundamental para devolver la voz a quienes se les ha escatimado, para elaborar otro tipo de agendas informativas, enfocando temas de verdadero interés y saliendo de la “dictadura del rating y del pautaje publicitario”. Ha sido este un desafío enorme y difícil puesto que desde el inicio, los medios públicos han sido objeto de injustificadas críticas y hasta del desprecio y la burla de los medios privados. Evidentemente la explicación de esta actitud arrogante de muchos medios privados radica en que se creían intocables en su reinado: en muchos casos –como el del Consejo de Telecomunicaciones que existía antes de este gobierno- las leyes y las reparticiones de las frecuencias del espectro radio-eléctrico las hacían los mismos propietarios y accionistas de los medios, dejando a los funcionarios de gobierno como meros “testigos de honor” de sus negocios,

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pese a que el espectro radioeléctrico es propiedad del Estado. Finalmente, la información es un bien público, es decir, un bien económico que está disponible a todos y del cual el uso por una persona no impide el uso por otros. En términos técnicos estas dos características se conocen como no exclusión y no rivalidad, respectivamente. El problema de la provisión de bienes públicos es un problema bastante conocido en Economía –y ustedes saben que soy economista, aunque soy una buena persona-, y es lo que se conoce como una de las “fallas de mercado”, es decir, que las empresas con lógica de mercado no van a proveer eficientemente dichos bienes. Sin embargo, la teoría económica no ha estudiado en absoluto los problemas de la provisión de bienes públicos desde el punto de vista del poder –análisis normativo que algunos creen que no debe ser considerado por una ciencia como la economía que, maltratando las matemáticas, se pretende ciencia “dura”-. Proveer un bien público como la información, da poder. Su buena o mala calidad afecta masivamente a la sociedad. Incide en la toma de decisiones de la ciudadanía, en el día a día, 23    

en la percepción del acontecer, en valoraciones y opiniones. Puede contribuir al avance de la historia o puede anular la acción y el pensamiento desorientando a los sujetos, cuando mayor es la urgencia de incentivar el desarrollo de los sentidos colectivos. Por ello, en la provisión de este bien se requiere regulación que evite abusos de poder y que genere un mayor control ciudadano, sobre algo que puede ayudar o afectar gravemente a la sociedad. Por eso la urgencia de contar con una nueva Ley de Comunicación, que desde su ámbito de influencia también ayuda a democratizar y desmonopolizar los medios de comunicación con la equitativa redistribución de frecuencias para radio y televisión entre el sector privado, el público y el comunitario, y que armonice la normativa con los derechos de la comunicación e información de última generación, como lo exige el siglo XXI, incorporados ya en el marco constitucional ecuatoriano por obra del actual gobierno. Desde hace dos años en Ecuador se está discutiendo dicha Ley de Comunicación, que va mucho más allá de lo simplemente 24    

mediático. Esta ley ha sido sistemáticamente bloqueada por los medios de comunicación y sus personajes en la Asamblea Nacional. En una nueva muestra del Estado de Opinión, la llaman “ley mordaza”, pese a que han existido 18 proyectos distintos. La han posicionado como un nuevo intento del gobierno de controlar a la prensa libre, cuando la ley es una iniciativa legislativa que aún ni siquiera conozco, y no obstante ser una orden constitucional ratificada en las urnas en la consulta popular del 7 de mayo pasado. De hecho, descaradamente se está rompiendo la Constitución en vigencia desde Octubre del 2008, pues ésta, en su transitoria primera, daba un año de plazo para tener una nueva Ley de Comunicación para cumplir con el derecho ciudadano de recibir no solo información, sino comunicación libre, intercultural, incluyente, diversa y participativa, en todos los ámbitos de la interacción social, por cualquier medio y forma, en su propia lengua y con sus propios símbolos, como establece el Art. 16 de nuestra Constitución. En muchos países latinoamericanos como Argentina, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Brasil, se está produciendo una enconada lucha por 25    

cambiar los modelos concentrados de comunicación. Sin embargo, de forma reiterativa, todo intento por democratizar la comunicación y ampliar el ejercicio de los derechos ciudadanos a la información, ha provocado la reacción de una parte significativa de los medios privados en todos esos países. Para ese fin no han escatimado en rechazar acríticamente toda propuesta de regular el campo comunicacional, usando la magnificación de una ficticia atmósfera de afectación a las libertades básicas, esquivando el debate y la reflexión; martillando una retórica de convencimiento disfrazada de argumentación intelectual; pretendiendo, como dice Ignacio Ramonet, que en la repetición está la demostración. Esos han sido los mecanismos que la prensa supuestamente “libre” e “independiente” ha usado para descalificar no únicamente las propuestas gubernamentales sino las posturas de ciudadanos, líderes sociales, académicos y aún de ciertos comunicadores que se han alineado con esas propuestas. Con ello, han desertado de promover un verdadero debate público, para intentar nuevamente imponernos un Estado de Opinión. 26    

CÓMO ENTENDER AMÉRICA LATINA

LO

QUE

PASA

EN

Estimados amigos: El concepto de libertad ha sido uno de los más estropeados en la historia de la humanidad. América Latina conoce muy bien de aquello: no ha habido golpe de Estado o invasión que no se haya dado en nombre de la libertad. Pronto será un año del intento de golpe de Estado en Ecuador, ocurrido el 30 de septiembre del 2010, el cual nos costó cinco muertos y cerca de 300 heridos. Los promotores de dicho golpe se reunían días antes en Miami para hablar de libertad, y decir que, desaparecido Correa, desaparecido el Socialismo del Siglo XXI en Ecuador. Defendiendo supuestamente la libertad, las dictaduras del continente torturaron, desaparecieron, asesinaron a centenas de miles de seres humanos. Por si acaso, también invocaban el nombre de Dios. En 1776, en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, uno de los instrumentos más bellos que ha escrito la humanidad, se decía: “Sostenemos como 27    

evidentes por sí mismas estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad…”. Qué bellas palabras ¿verdad? Pero el autor principal de dicha declaración, Thomas Jefferson, era propietario de cerca de… ¡doscientos esclavos! Jefferson sin duda fue un gran hombre, pero estaba más allá de su entendimiento que la vida, la libertad, la búsqueda de la felicidad, eran también para sus esclavos. De hecho, se declaró la “independencia”, pero la liberación de los esclavos sólo ocurrió un siglo después, al costo de una guerra civil, y la igualdad de derechos con la abolición de las leyes de segregación racial tan solo llegó dos siglos después, al costo de violencia y varios asesinatos, entre ellos, el de Martin Luther King. Algo semejante pasa hoy en día en nuestra América. Sencillamente para nuestras élites, la vida, la libertad, la búsqueda de la felicidad, sólo deben ser para ellos; la igualdad, sólo entre ellos. Hoy, con los procesos 28    

revolucionarios que se están dando en América Latina, todo esto está cambiando. Es un error analizar lo que está pasando en nuestra América desde la realidad actual de los Estados Unidos. Mucho mejor marco analítico es imaginarse Estados Unidos peleando por los Derechos Civiles o, incluso, por la misma liberación de los esclavos. Los pueblos de América Latina están luchando por su liberación. Aprendamos de la historia. Recuerden cuál fue el rol de la prensa sureña en la lucha por los Derechos Civiles, y entenderán por qué nuestros gobiernos de cambio profundo enfrentan la ilegítima oposición política de cierta prensa, manipulándonos en nombre de la libertad de expresión. ¡Muchas gracias! Rafael Correa Delgado PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR

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