1806 Mariquita Sánchez de Thompson y las invasiones inglesas. "Te voy a pintar estas dos fuerzas militares, una delante de otra. Las milicias de Buenos Aires: es preciso confesar que nuestra gente del campo no es linda, es fuerte y robusta, pero negra. Las cabezas como un redondel. Sucios; unos con chaqueta, otros sin ella; unos sombreritos chiquitos encima de un peñuelo, atado en la cabeza. Cada uno de un color. Unos amarillos, otros punzó; todos rotos, en caballos sucios, mal cuidados; todo lo más miserable y feo. Las armas sucias, imposible dar, ahora, una idea de estas tropas. Al verlas aquel día tremendo dije a una persona de mi intimidad: si no se asustan los ingleses de ver esto, no hay esperanza. Te voy a contar lo que entraba por la Plaza: el regimiento 71 Escocés, mandado por: el general Pack; las más lindas tropas que se podían ver, el uniforme más poético, botines de cintas punzó cruzadas, una parte de la pierna desnuda, una pollerita corta, unas gorras de una tersia de alto, toda formada de plumas negras y una cinta escocesa que formaba el cintillo; un chal escocés como banda, sobre una casaquita punzó. Este lindo uniforme, sobre la más bella juventud, sobre caras de nieve, la limpieza de estas tropas admirables, ¡qué contraste tan grande!". María de Todos los Santos Sánchez de Velazco y Trillo (Mariquita) casada con Marlín Jacobo Thompson. Recuerdos del Buenos Aires virreinal, Ene Editorial, 1953.p.65. 1(62 Mitrismo, liberalismo económico y capital inglés. "…AI contestar el cordial saludo que se me ha dirigido en nombre de los extranjeros aquí presentes y principalmente delos ciudadanos de Gran Bretaña, diré que no los reconozco por tales extranjeros en esta tierra. ¡No! …Démonos cuenta de este triunfo pacífico, busquemos el nervio motor de estos progresos y veamos cual es la fuerza inicial que lo pone en movimiento. ¿Cuál es la fuerza que impulsa nuestro progreso? Señores, es el capital inglés. … Vinieron con hierro en forma de picas y palas, con algodones, con paños y se llevaron en cambio nuestros productos brutos para convertirlos en mercaderías en sus manufacturas. Esto sucede en 1809. Desde entonces, quedó sellado el consorcio entre el comercio inglés y la industria rural del país. Los derechos que los negociantes ingleses abonaron en aquella época, a la Aduana de Buenos Aires, fueron tan cuantiosos que fue necesario apuntalar las paredes de la Tesorería por temor de que el peso que soportaban las echase al suelo. Esta fue la primera hazaña del capital inglés en estos países que presagiaba la calda de las antiguas murallas y el advenimiento de una nueva época. Verdaderamente, señores, el capital inglés es un gran personaje anónimo cuya historia no ha sido escrita aún. …¡Brindo por el fecundo consorcio entre el capital inglés y el progreso argentino! ". Arengas de Bartolomé Mitre, Buenos Aires. Carlos Casavalls. 1869, pp. 222-24.