10 Aniversario

Saint Lawrence O'Toole de Hartford se concluye este capitulo de mi vida en la parroquia ... A los diáconos Ted y Michael por su ejemplo de servicio y humildad.
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Diez años De Bendiciones

Como ustedes saben, con mi nueva asignación como administrador de la parroquia de Saint Lawrence O’Toole de Hartford se concluye este capitulo de mi vida en la parroquia de Santa Rosa de Lima y se abre la puerta para iniciar una nueva historia. Por ello quiero compartir algo de mi vida con ustedes queridos amigos en Cristo, especialmente con aquellos que no estuvieron presentes en la misa de mi aniversario de ordenación sacerdotal. Cuando llegué a esta parroquia hace un poco más de tres años el padre John Rohan me dió un nuevo nombre “you are a baby Priest” dijo él. Obviamente comparado con padre Roy si lo soy, sin embargo escondidos dentro de mi aparente juventud ya hay diez años de feliz sacerdocio. Fue la mañana del 13 de diciembre de 2003 cuando el Señor Jesucristo depositó sobre mí, indigno siervo su suyo, el don maravilloso del sacerdocio. Aquel día mi obispo Monseñor Carlos Prada Sanmiguel de grata memoria y quien ya descansa en La Paz de Cristo impuso sus manos sobre mi y con la oración consecratoria me haría participe del sacerdocio de Cristo para servir a la Iglesia. Es precisamente el espíritu servicio lo que me lleva a enamorarme de nuestro señor Jesucristo, allí nace mi vocación sacerdotal. Cuando era niño en Socota mi pueblo natal, como en la mayor parte de Colombia en los años 80 y 90, se vivía un ambiente de violencia y crueldad. Recuerdo que mi pueblo estuvo abandonado por el gobierno durante más de 13 años y durante ese tiempo la guerrilla cometía grandes injusticias con la gente, asesinatos, secuestros, extorsiones eran cosa de cada día. Tuve que sufrir y ser testigo de la muerte de algunos amigos por manos de los violentos. Como consecuencia de esta tragedia muchos optaron por la venganza y el odio, sin embargo yo opte por seguir a Cristo pues solo en él encontré la paz y la justicia. Yo sentía la necesidad de servir al señor compartiendo esa verdad, por eso tome la decisión y entré

al

seminario Mayor a formarme como sacerdote. Sin embargo lo que me llevo a seguir a Cristo no fue solo el contexto de injusticia y violencia que se vivía en ese entonces, también hubo alegría y muchas ilusiones. La alegría de tener una familia de fe comprometida con la Iglesia. La alegría de tener una abuela me enseñó a leer la Biblia. La alegría de tener unos padres colaboradores y preocupados por el bienestar de

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su parroquia. La alegría de tener buenos sacerdotes que fueron ejemplo para mi. La alegría de la Navidad, de los villancicos, los amigos, las novenas de Navidad y la santa misa. Allí nació también la ilusión poder celebrar el milagro de la Navidad desde el altar. Es así que esta es ya mi décima Navidad Gracias señor por este gran milagro. Dios me ha bendecido abundantemente cada día durante estos diez años de sacerdocio, por eso con profundo sentido de gratitud le alabo y le bendigo. Bendigo al señor por los primeros años de sacerdocio en Duitama y Sogamoso Colombia, por mi tiempo de formación y de estudio en Colombia y en Italia, por la oportunidad de venir a los Estados Unidos primero a California amparado bajo el amor de María santísima nuestra señora de Guadalupe y luego a Connecticut a la diócesis de Hartford protegido por la intercesión de Santa Rosa de Lima. Hoy bendigo al señor especialmente por haberme traído aquí a este cluster. Estoy seguro que no hubiera tenido un mejor lugar que esté para celebrar mi aniversario. Todos ustedes han sido un gran milagro en mi vida y una gran luz para mi sacerdocio. Desde lo profundo de mi corazón expreso mi más sincero saludo de gratitud a todos ustedes. a la comunidad Americana por su paciencia con mi inglés, por poner atención extra para entenderme. Al padre John y la comunidad de Ghana por compartir su alegría y riqueza cultural. A la comunidad Hispana quienes han sido causa de mis alegrías y tristezas, de sonrisas pero también de lágrimas, de ilusión y de desvelos, de esperanza y de preocupación, en pocas palabras gracias por convertirse en MI FAMILIA. Gracias a mis hermanos sacerdotes padre Roy y padre Tim por darle alegría a la vida de convivencia en la rectoría. A los diáconos Ted y Michael por su ejemplo de servicio y humildad. También agradezco al padre John Rohan por compartirme su enseñanzas, por darme consejos sabios y por apoyar la comunidad que represento. Finalmente, pongo en las manos del señor mis defectos y mis limitaciones, yo se que llevo este tesoro como en vasija de barro. No me glorío por las cosas buenas que hay en mi porque estas sólo le pertenecen al Señor, mas bien pido perdón Dios y a todos ustedes por mis errores, fallas y pecados. Por favor recen por mí para que yo pueda mostrar con mi vida el rostro del Señor donde quiera que vaya.

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Bendito y alabado sea el señor Jesucristo. Rev. Iván Darío Ramírez Bello. Pbro. !2