Vivir como Jesús

16 ago. 2014 - rano y usurpador. Cualquiera que aborrezca el pecado en vez de amarlo, que re- sista y venza las pasiones que hayan reinado en su corazón, ...
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COMENTARIOS DE LA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III Trimestre de 2014

Las enseñanzas de Jesús

Prof. Sikberto R. Marks Lección 7 16 de agosto de 2014

Vivir como Jesús Prof. Sikberto Renaldo Marks Versículo para Memorizar: “Un nuevo mandamiento os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Juan 13:34).

Introducción En la Biblia siempre fluye el amor. Desde la Creación, cuando Dios hizo este planeta y todo lo que hay en él, el amor fue el principio general. La vida era perfecta y eterna, y eso forma parte del amor. La naturaleza era perfecta, fruto del amor. Adán y Eva se llevaban bien, y eso también como resultado del amor. En aquél día en el que apareció el pecado, cuando entró la desgracia en este mundo, también apareció la gracia, el resultado del amor de Dios. Pues bien, ¿qué hay de nuevo en el mandamiento que se menciona en Juan 13:34, y también en Juan 15:12? Hasta ese momento, se decía que era bueno que los hombres amaran a los demás así como se amaban a ellos mismos. Por lo tanto, cuanto más se amaran a sí mismos, más amarían a sus semejantes. Y eso está bien. Es un buen punto de referencia el tratar a los demás como nosotros quisiéramos ser tratados. Si no queremos que nos roben, no debemos robar. Si no queremos sufrir, podemos contribuir para que otros no sufran, o al menos que sus sufrimientos sean reducidos al mínimo. Si no queremos pasar hambre, entonces auxiliemos a los que lo pasan. Si no queremos que peleen con nosotros, no peleemos con nadie. Si nos gusta que nos den regalos, entonces regalemos. Si queremos que otro nos perdone, entonces también debemos perdonar, así como lo enseña la oración modelo del “Padrenuestro”. En esto reside la sabiduría de la vida: tratar a los demás como nosotros deseamos ser tratados. Así todo nos irá bien. No hay sabiduría superior a esa, porque es divina. El principio de servir, no ser servido. Si queremos que los demás hagan con nosotros lo que nosotros le deseamos, también debemos hacer con los demás lo que ellos desean para nosotros. Eso es simple, y funcional, y da excelentes resultados. Pero, ¿qué fue lo que Jesús añadió a este principio, lo que hizo que llegar a llamarlo “nuevo mandamiento”? Lo que agregó fue la intensidad del amor. Nadie en este universo amó más que Jesús, a punto tal de dar su propia vida en favor de sus amigos, lo que engloba a toda la humanidad, como lo afirma Juan 15:13, 14. Por lo tanto, la regla anteRecursos Escuela Sabática ©

riormente enunciada continúa vigente, con la diferencia de que nosotros debemos amar mucho más entre nosotros, para sí amar también a los otros. Pero todavía nos amamos poco. Un ejemplo de esto es el descuido por nuestra salud. La reforma en la salud, que en la mayoría de nosotros llega sólo a un cierto límite, es un ejemplo del poco cuidado que le damos al “templo del Espíritu Santo”. En contrapartida, cuántas telenovelas se miran, cuánta conversación banal todavía se lleva a cabo. Si realmente nos amamos, debemos dar un testimonio de vida tal como el que Jesús dio. Deberíamos estar acercándonos a ese ideal. “El Señor tendrá un pueblo tan leal como el acero y de fe tan firme como el granito. Sus miembros han de ser sus testigos en el mundo, instrumentos que han de realizar una obra especial y gloriosa en el día de su preparación” (Joyas de los testimonios, tomo 1, p. 690).

Como Jesús vivió Siempre trato de tener la mejor relación posible con mis alumnos. El 4 de julio de 2014 terminó el segundo bimestre de la modalidad de Educación a Distancia en la Universidad donde ejerzo la docencia. Fueron tres cohortes, con un total de 190 alumnos. La Universidad de Ijuí permite un máximo de 80 alumnos por clase para cada profesor, quien cuenta con un ayudante de cátedra. Contamos con alumnos adventistas, para los cuales los exámenes de la modalidad son siempre los viernes. Las materias no son fáciles, requieren mucho estudio y disciplina de parte de los alumnos. Como profesor, procuro enviarles correos electrónicos, preparo videos tutoriales con orientaciones para que obtengan el mejor resultado. Ellos aprecian eso, y muchos lo agradecen mediante llamados telefónicos, correos electrónicos y en foros virtuales. Con tanta gente, es fácil que surjan contratiempos en los que el profesor le compete dar la última palabra. Por ejemplo, el día de la entrega de un trabajo práctico, los cuales debieran ser posteados antes de la medianoche, el padre de una alumna que había contraído cáncer, falleció. Debido a esto, no pudo entregar su trabajo. Con sentido común, le otorgué un nuevo plazo hasta que se recuperara, para que no perdiera su inversión. ¡Y quedó muy agradecida! Del mismo modo procedemos con los alumnos de los cursos en la modalidad presencial. Se convierten en grandes amigos, y muchas veces me encuentro con ellos, décadas después, y nos reconocemos. Hasta hoy, no se ha dado el caso de que tenga siquiera un enemigo. Todos los conflictos que hay surgido, fueron resolviéndose con sentido común, teniendo como base aquello que Jesús enseñó. Siempre me ha funcionado, aunque sabemos que en muchos casos, la otra parte no quiere que las situaciones se resuelvan. Curiosamente, en la iglesia he tenido algunos desencuentros debido a lo que escribo en estos comentarios, pero en el ámbito secular, prácticamente sólo cuento con amigos. Jesús tuvo muchos más enemigos entre su pueblo que fuera de él. ¿Qué nos enseñó Jesús a través de su vida? Siempre fue compasivo con las personas, aunque también fue duro con los fariseos, a quienes llamó raza de víboras, sepulcros blanqueados, etc. Ellos estaban perjudicando al pueblo, y desviándolos de la salvación. Él amaba a todos. Siempre estaba listo a servir y, a diferencia de lo que sucede hoy, poseía tanta fe que podía sanar enfermedades incurables para la medicina de la época, e incluso llegó a resucitar muertos y expulsar demonios. Recursos Escuela Sabática ©

Hay un punto extremadamente importante. Él venció todos los enfrentamientos con amor. Muchas veces pareció que estaba perdiendo, porque el amor actúa de manera diferente a lo que normalmente sucede en esta tierra. Por ejemplo, en la cruz pareciera que Él perdió; sin embargo, así reconquistó a todo el planeta, rescatándolo de las manos de Satanás. Esta fue una de las más grandes enseñanzas de Jesús: enfrentar todo con el arma del amor, jamás recurrió a la violencia o al uso de la fuerza, sino a través de la ética de la humildad, buscando mantener o reactivar las relaciones. “Recordemos a Cristo, quien entró en contacto directo con la humanidad sufriente. Aunque en muchos casos los afligidos se habían acarreado enfermedades sobre sí mismos por su comportamiento pecaminoso y su violación de las leyes naturales, Jesús se compadeció de su debilidad, y cuando acudían a él con las más repulsivas enfermedades, él no se apartaba de ellos por temor a contaminarse, sino que los tocaba y los libraba de la enfermedad” (Consejos sobre la salud, p. 344).

Ama a tu prójimo ¿Quién es nuestro prójimo, a quien debemos amar? Todo aquél que tiene alguna necesidad, la que nosotros podamos contribuir a suplir, o resolver. La historia del buen samaritano es un buen ejemplo. El hombre golpeado por los maleantes había caído a la vera del camino, sin poder salir de esa situación por sus propios medios, Sin ayuda, hubiera muerto. Era el prójimo de quien acertara a pasar por allí; y el que pasara por allí, también sería prójimo de él. Se establece entonces un vínculo de necesidad y capacidad de suplir esa necesidad entre el herido a la vera del camino, y el transeúnte que pasara por allí. Esta relación requería una postura de amor, siempre de parte de quien pudiera ayudar. En este caso, quien ayudó fue el samaritano, por lo que fue el prójimo del desfalleciente. Fue él quien lo sacó de su estado de muerte, quien lo restableció a su familia, pues, ¿quién sabe? Era un marido, un padre, y –con seguridad– el hijo de alguien. Hay un peligro del cual siempre debemos cuidarnos, y es del concepto moderno del amor. Hoy se entiende más a Dios como el modelo del amor, y no de la justicia, y esto constituye un terrible engaño de Satanás. Eso ha entrado en nuestra iglesia. Muchos de nosotros, tal como ya viene ocurriendo en otras denominaciones, creemos que Dios es amor, y no justicia. Es el así llamado “Dios inmanente”, o sea, que Él perdona todo, no es exigente, y salvará a todos pues, al fin y al cabo, Él es amor. Aquí es donde se posibilita el ingreso de la mundanalidad a la iglesia, a los bautismos superficiales que Elena G. de White ha condenado. Notemos lo que ella dice al respecto: “En el ministerio se ha impuesto un nuevo orden de cosas. Existe el deseo de copiar los procedimientos de otras iglesias, y la sencillez y la humildad casi son desconocidas. Los ministros jóvenes tratan de hablar en forma original y procuran introducir nuevas ideas y planes en el trabajo. Algunos inician reuniones de reavivamiento, y en esta forma llevan mucha gente a la iglesia. Pero cuando pasa la agitación, ¿dónde están los convertidos? No se advierten el arrepentimiento y la confesión del pecado. Se ruega al pecador que crea en Cristo y lo acepte, independientemente de su vida pasada de pecado y rebelión. El corazón no es quebrantado. No hay contrición de espíritu. Los supuestos conversos no han caído sobre la Roca, Cristo Jesús” (Mensajes selectos, tomo 2, p. 20). Amar al prójimo también incluye el no engañar a aquellos a quienes queremos convertir. ¡Cuántos bautismos se realizan con personas que ni siquiera guardan el sábado! Todo por la estadística. Eso no es amar al prójimo, es engañarlo. Recursos Escuela Sabática ©

Servicio abnegado ¿Por qué razón habrá personas que el Salvador rechazará antes de la destrucción final? Habrá dos grupos, uno a la izquierda y otro a la derecha de Jesús. Los condenados, a la izquierda, argumentarán que han hecho muchas cosas grandiosas en nombre de Jesús. Si bien es cierto que las señales mencionadas por ellos pueden ser falsas, podemos admitir que en muchos casos han sido genuinas. Es cierto que habrá personas que habrán hecho grandes señales, incluso por el mismo poder divino, pero que aun así se perderán. Como cierto pastor dijo en una ocasión, son personas que se arrepintieron de haberse arrepentido. Estaban en la senda de la salvación, hicieron muchos prodigios con el poder de lo alto, pero se apartaron del camino y se perderán. El grupo de la izquierda alegará que hicieron hazañas impresionantes en nombre de Jesús, pero sin embargo, esas personas se perderán. ¿Y qué sucede con los que están a la derecha? ¿Qué hicieron ellos que los otros no hicieron, para salvarse? Habían sido bondadosos con las personas necesitadas de alguna ayuda. Visitaron a los enfermos, socorrieron a los afligidos, le dieron pan al hambriento, un vaso de agua al sediento, un consejo a alguien desesperado. Se portaron, finalmente, como el samaritano, que se hizo cargo del que había sido dejado casi muerto por los maleantes. Los que velan por el prójimo, que están en necesidad, son los que serán salvos. Eso no quiere decir que debemos dejar de hacer las buenas cosas que los condenados de la izquierda, significa que debemos mostrar amor con los menesterosos. “EN LA historia del buen samaritano, Cristo ilustra la naturaleza de la verdadera religión. Muestra que ésta no consiste en sistemas, credos, o ritos, sino en la realización de actos de amor, en hacer el mayor bien a otros, en la bondad genuina […] La lección no se necesita menos hoy en el mundo que cuando salió de los labios de Jesús. El egoísmo y la fría formalidad casi han extinguido el fuego del amor y disipado las gracias que podrían hacer fragante el carácter. Muchos de los que profesan su nombre han perdido de vista el hecho de que los cristianos deben representar a Cristo. A menos que practiquemos el sacrificio personal para bien de otros, en el círculo familiar, en el vecindario, en la iglesia, y en dondequiera que podamos, cualquiera sea nuestra profesión, no somos cristianos” (El Deseado de todas las gentes, pp. 461, 465).

Amarás a tus enemigos ¿Cuáles son las principales razones por las que debiéramos amar a nuestros enemigos? Estudiando a Jesús, podemos hacer una pequeña lista: • • •

Porque pertenecemos al reino del amor, donde todos se aman, donde la ley es el amor. Porque quien es seguidor de Jesús, tal como Él lo fue, no puede ser un enemigo de otro; aunque sea imposible no tener enemigos, ese ya no será nuestro problema. A los que se convierten en nuestros enemigos, tal como ocurrió con Jesús (contra Él se levantaron muchos enemigos, especialmente al acercarse a la cruz), debemos amarlos y perdonarlos. Así es como Jesús trató a sus enemigos, Él es nuestro ejemplo.

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La lógica divina es la siguiente: cuanto más enemigos podamos transformar en amigos –en razón de que los amamos– más personas se salvarán, por lo que –en contrapartida– menos se perderán. Si todos amaran a sus enemigos, y si esos enemigos comprendieran esa demostración, todos serían amigos, por lo menos sería la situación ideal. Siempre debemos luchar por el ideal, aun cuando parezca inalcanzable.

“Justo antes de expresar este requerimiento [ser perfectos como Él], el Salvador dijo a sus discípulos: ‘Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen’. Debemos amar a nuestros enemigos con el mismo amor que Cristo manifestó hacia sus enemigos al dar su vida para salvarlos. Muchos pueden decir: ‘Este es un mandato difícil; pues yo quiero mantenerme tan lejos de mis enemigos como me sea posible’. Pero actuar de acuerdo con vuestra propia inclinación no sería vivir los principios que nuestro Salvador ha dado. ‘Haced bien—dice él—, a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos’. Este pasaje ilustra un aspecto de la perfección cristiana. Cristo dio su vida por nosotros mientras aún éramos enemigos de Dios. Debemos seguir su ejemplo” (El ministerio médico, p. 335).

Vivir como Jesús Hay cinco posibilidades para las relaciones entre los seres humanos, según una clasificación generada en mi pensamiento. Antes, dividiremos a las personas en buenas y malas. Las personas buenas son definidas en base al criterio de nuestra sociedad, porque delante de Dios, todos somos pecadores. Estas personas, entonces, son las que no roban, son bien vistas en la sociedad, pagan sus impuestos, tienen su familia y no tienen ningún problema con la ley. En rigor de verdad, en la tierra, y como ser humano, sólo Jesús fue bueno toda su vida, y Adán y Eva, por un tiempo. A su vez, las personas malas, también bajo el criterio de nuestra sociedad, son problemáticas, amenazantes, tramposos, muchas veces llegan al maltrato, son corruptas, y tenemos que cuidarnos de ellas. Entonces, definamos las posibilidades teóricas para las relaciones entre las personas, insertando conceptos bíblicos: a. b. c. d. e. f.

Personas buenas amando a otras personas buenas; Personas buenas amando a personas malas; Personas buenas, odiando a personas buenas (esto es improbable); Personas buenas, odiando a personas malas (esto sí sucede); Personas malas amando a personas buenas (esto es muy improbable); Personas malas amando a personas malas (esto sucede en una relación interesada); g. Personas malas odiando a personas buenas (esto es muy probable); h. Personas malas, odiando a personas malas (esto es algo normal en nuestro mundo). ¿En cuál de estas opciones encuadramos a los verdaderos cristianos? En realidad, en ninguna. Necesitamos crear una nueva categoría específica para los cristianos, aquellos que siguen a Cristo. En nuestro caso, debemos ser “Personas ‘buenas’, amando a todos”. ¡Así es como vivía Jesús! Recursos Escuela Sabática ©

Previamente, analizamos el amor a los enemigos. Ahora, cómo vivir según Jesús, enfatizando la aplicación del principio del amor, incluso hasta por los enemigos. En realidad, como todos somos malos, aquí debiera producirse un milagro, esto es, que los malos (pecadores) amen a los malos (otros pecadores). Este milagro sólo puede suceder a través del poder de Dios. Lo interesante es que Dios ama a todos, y así como Él no distingue amigos de enemigos, ama a todos, por lo que nosotros también debiéramos hacerlo. Tal vez conquistemos al menos a algunas personas para el Reino de Cristo.

Viernes - Resumen y aplicación del estudio I.

Síntesis de los principales puntos de la lección 1. ¿Cuál es el principal enfoque? Podemos definir el enfoque del estudio de esta semana en forma de pregunta: ¿Cómo amamos al prójimo? Jesús respondió este interrogante afirmando que debemos amarnos unos a otros así como Él nos amó. ¿Y cómo fue que Él nos amó? Dio su vida por los seres humanos, intentando salvarlos. ¿Alguien puede amar más que dando su vida por el otro? Jesús dio su vida, además, en medio de un terrible sufrimiento. Así es como debemos “vivir como Cristo”, 2. ¿Cuáles son los tópicos relevantes? Uno es que debemos amar a nuestros enemigos. Esto es fácil decirlo. Pero Jesús probó que es posible concretarlo. Orientó a que, si recibimos una bofetada, debemos ofrecer la otra mejilla. Con esto estaba queriendo decir que no debemos replicar o pagar con la misma moneda. Vamos al extremo del desafío. Lo que Jesús estaba diciendo es que debemos perdonar no solo a los enemigos que nos hayan hecho algún mal. Debemos perdonar, aun al que nos haya traicionado, al que le ha quitado la vida a uno de nuestros seres queridos; a quien nos haya llevado a la quiebra o a la pérdida de un buen empleo; a quien haya abusado de una esposa o hija; a alguien que haya arruinado nuestra carrera profesional, nuestra reputación, crédito, calificación crediticia, etc. Un vecino nuestro perdió su empresa, casa e ingresos, quedando en la pobreza. Sucede que él se ofreció como garantía a un pariente, quien no pagó el crédito, y huyó… ¿Jesús dijo que el perjudicado debe amar a ese mal pariente y perdonarlo? ¿Tú qué crees? 3. ¿Has descubierto otros puntos que podrías añadir? ________________________________________________________________ ________________________________________________________________

II. ¿Qué cosas importantes podemos aprender de esta lección? •

Tengo dos preguntas, basadas en lo que hemos escrito. ¿Es fácil seguir a Jesús? ¿Qué es lo que garantiza una vida más llevadera y un futuro garantizado: seguir las recomendaciones de Jesús o hacerlo todo según nuestro antojo? 1. ¿Qué aspectos puedo agregar a partir de mi estudio? ________________________________________________________________ _________________________________________________________________ Recursos Escuela Sabática ©

2. ¿Qué medidas debemos tomar a partir de este estudio? O estamos completamente con Cristo, o totalmente en el mundo. No podemos intentar estar en los dos lados, como si fuera posible ser salvo sin dejar de “aprovechar” el siglo presente. 3. ¿Qué es lo bueno en mi vida que me propongo a reforzar y lo malo para cambiar? _________________________________________________________________ _________________________________________________________________ 4. Comentario de Elena G. de White “No es el contacto casual con Cristo lo que se necesita, sino el permanecer en Él. Él os llamó a morar con Él. No os propone una felicidad pasajera que se experimente ocasionalmente mediante la búsqueda ferviente del Señor, y que se desvanece al abocaros a vuestras ocupaciones seculares. Vuestra permanencia en Cristo aliviana toda tarea necesaria, porque él lleva el peso de todas las cargas. El hizo provisión para que permanezcáis en Él. Esto significa que debéis estar conscientes de que permanecéis en Cristo, de que estáis continuamente con Cristo, donde vuestra mente se anima y fortalece porque la habéis puesto sobre Cristo...” (Manuscrito 194, 1898; citado en En lugares celestiales, p. 55), 5. Conclusión general La gracia que Cristo derrama en el alma es la que crea en el hombre enemistad contra Satanás. Sin esta gracia transformadora y este poder renovador, el hombre seguiría siendo esclavo de Satanás, siempre listo para ejecutar sus órdenes. Pero el nuevo principio introducido en el alma crea un conflicto allí donde hasta entonces reinó la paz. El poder que Cristo comunica habilita al hombre para resistir al tirano y usurpador. Cualquiera que aborrezca el pecado en vez de amarlo, que resista y venza las pasiones que hayan reinado en su corazón, prueba que en él obra un principio que viene enteramente de lo alto” (El conflicto de los siglos, p. 560; énfasis añadido). 6. ¿Cuál es el punto más relevante al que llegué mediante este estudio? _________________________________________________________________ _________________________________________________________________

Prof. Sikberto R. Marks Traducción: Rolando Chuquimia RECURSOS ESCUELA SABÁTICA © [email protected] Recursos Escuela Sabática ©