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ESPECTACULOS
I
Jueves 18 de agosto de 2011
CINE sENTREVISTA
Graciela
Borges UNA ACTRIZ DE CINE Luis Ortega y Lucrecia Martel. En estos últimos tiempos se puso a las órdenes de Daniel Burman y Marcos Carnevale. Está feliz con el resultado. “Todas las películas te recuerdan algo. Sin embargo ésta tuvo algo diferente: una simbiosis extraordinaria”, asegura una de las pocas actrices argentinas que se pueden considerar como patrimonio genuinamente cinematográfico. “Hace mucho quería trabajar con Valeria. Es una de las mejores actrices jóvenes, y a mí me gusta trabajar con ellas. Me parece discriminatorio el tema de género, pero no: creo que las actrices son casi más interesantes que los actores. Hay unas actrices formidables. Varones hay unos cuantos muy talentosos. Pero es a ellas que las ves en televisión diciendo cosas imposibles”, explica. Por estos días, Borges fue muy buscada por los programas del corazón por el complejo divorcio que enfrenta su hijo Juan Cruz Bordeu, que actúa en el film y también fue asesor creativo de los realizadores. –¿Qué creés que se dio en el rodaje para dejarte esta seguridad? –Fluyó. Quizá porque era un verano tranquilo, las calles estaban vacías, y rodar en la calle siempre es caótico. Una bendición el departamento de Evelyn Scheidl que usamos como set ¿Sabés quién es Evelyn Scheidl? –No. –Una modelo muy famosa que justamente enviudó hace poco más de un año. Hubo una simbiosis con la casa, el afecto. Como lo fue la relación con Rita [Cortese]. Es imposible aburrirse con ella. El otro día alguien me dijo que Viudas son dos películas. Una sobre la de la relación de mi personaje con el de Rita, que la gente quiere que siga, y la otra con el de Valeria. –¿Y cómo nació la idea? –Estábamos en marzo de 2010 en Pantalla Pinamar y el productor José Paquez nos trajo el libro a Fernando Sockolowicz y a mí, hecho por Bernarda Pagés, que ahora está escribiendo para Adrián Suar. No era lo que pensábamos, pero le fuimos dando vueltas. Dos mujeres de diferentes generaciones con igual poder de tristeza y de alegría,
de seducción, de lo que fuera. Después Juan Cruz le dio una estética a todo el film, buscó obras de arte y se armó una familia alternativa. En otras películas uno puede estar contento de hacerlas, pero siempre espera que terminen. En cambio, con ésta no queríamos que terminara, como los libros buenos. Fue muy lindo. –¿Cómo fue trabajar con Carnevale? –Muy bueno. Es JUNTAS muy amoroso. Es un hombre de televisión “Hace mucho quería que viene de hacer trabajar con Valeria. un cine interesante, Tiene unos lindos ojos que tiene un gran para encontrar”, confiesa tratamiento con los Borges actores. La relación entre nosotros fue mágica. Cuando veo estos desequilibrios que hay en la TV... ¡Si la gente de TV supiera lo diferentes que somos los que hacemos cine! Establecemos otro tipo de relaciones. –Volviendo a Carnevale... –Es un director que tiene una observación muy particular del mundo de las mujeres. Ocurrió en todas sus películas. Me gustó mucho esta mujer a la que le llega esta complicación de preguntarse si, de alguna forma, era una perdedora. Me gustó mucho la escena en que Helena va a cenar con un pseudofestejante y yo le digo que lo que no tiene que parecer es una historia de amor. Creo que por eso salió tan linda esa escena. –¿Y con Valeria? –Hacíamos una escena y de pronto, cuando terminábamos, yo me acercaba y le decía: “No estuvo bien. La ensayamos de otra manera. Vos podés hacerla mejor”. “¿Por qué no gritaste en ésta, bajaste la energía, qué pasó?”, me decía ella. Eso no sucede con frecuencia. Somos muy parecidas actuando. Me gusta trabajar con ella, tiene lindos ojos para encontrar. Es emocionante el cine. ¡Cómo nos gusta el cine! ¿no? –¿Cine o teatro? –Comparar al cine con el teatro es comparar al caballo con el automóvil. Al auto no le pedís la vibración de un caballo. En el teatro tenés la respuesta del público. Cuando veo grandes piezas bien puestas me da alegría, pero si las veo mediocres, prefiero ver una mala película. El cine siempre tiene color, olor, me divierto hasta con lo negativo. El
DPA
La buena temporada de Bertuccelli
GRACIELA CALABRESE
teatro mal hecho me parece terrible. La repetición de algo todas las noches para mí es muy difícil. Por eso me gusta tanto el cine, y en especial el de estos últimos años, de La ciénaga para acá. Después de ver Monobloc pensé: “¡Qué bien que estuve en esto!” –¿Te gustaría volver a hacer televisión? –Claro que me gustaría, y eso
que detesto levantarme temprano. La gente me para por la calle y me pregunta cuándo vuelvo a la tele. Lo bueno de la TV es que hay que usar mucha inteligencia y percepción porque es muy inmediato todo. Hay que resolver muchas cosas rápidamente y tiene, además, esa cosa fantástica que es la masividad. Hay chicos muy talentosos detrás de las cámaras. La ficción de acá me
parece maravillosa. Pero, en realidad, lo que me gustaría es volver a la radio. Fue una experiencia muy buena, la relación que establecí con los oyentes. –¿Y el cine? –Favio tiene preparado para mí un papel de su próxima película, El mantel de hule. Hace mucho que no hablo con él. Tengo que llamarlo. Espero que podamos hacerla.
Valeria Bertuccelli se ha convertido en una de las pocas actrices convocadas tanto por el cine industrial como por el independiente y en cualquiera de esos ámbitos siempre puede dar lo que se espera de sus personajes. La actriz –que esta semana estuvo en el candelero por una polémica participación en el ciclo Sábado Bus– supo protagonizar Los guantes mágicos, de Martín Rejtman o Hermanas, de Julia Solomonoff, pero también miembro del gran coro protagonista de Luna de Avellaneda, de Campanella y Un novio para mi mujer, de Juan Taratuto, este mismo año participó en el telefilm Belgrano, componiendo a María Josefa Ezcurra, y hace unas semanas acaba de terminar el rodaje de La suerte en sus manos, la nueva comedia romántica de Daniel Burman en la que comparte cartel con el cantante y ahora debutante como actor Jorge Drexler.
((((( BUENA CINE
BUENA VISTA
Continuación de la Pág. 1, Col. 1
Cortese y Borges, asistente y documentalista en la ficción de Carnevale DRAMA
Viudas Dos actrices para una trama que importa más que el desenlace L VIUDAS (ARGENTINA/2011) L DIRECCION: MARCOS CARNEVALE L GUION: BERNARDA PAGES, MARCOS CARNEVALE L FOTOGRAFIA: HORACIO MAIRA L EDICION: EMILIO LLAMOSAS L MUSICA: JAVIER HERRLEIN L ELENCO: GRACIELA BORGES, VALERIA BERTUCCELLI, RITA CORTESE, MARTIN BOSSI L DISTRIBUIDORA: BUENA VISTA L DURACION: 100 MIN. L CALIFICACION: PARA MAYORES DE 13 AÑOS
Es costumbre de Marcos Carnevale amar la trama más que el desenlace. Para quien hace algunos años sorprendió con la efectiva emoción de Elsa y Fred y más tarde con Anita, Viudas es un drama con algún necesario desahogo, que apuesta por mujeres tan humanas como diferentes, puestas a prueba frente a una circunstancia trascendente que terminará uniéndolas. Helena es una directora de cine documental, atada a la rutina y a una vida cómoda. Está casada con Augusto, un músico al que ama, pero vive su vida obsesionada con el trabajo, apoyada por una eficiente asistente y –a veces sí, a veces no– por su empleado doméstico, un gay algo paródico. Adela es mucho más joven, de hecho podría ser su hija, es algo desprolija, aparentemente estudia periodismo y conduce un boletín de tránsito.
Cuando el marido se infarta, quien lo acompaña al hospital es Adela, su amante hace varios años. La sala de espera marca un encuentro clave, para una, insospechado; para la otra, indeseado. Créase o no, segundos antes de expirar, Augusto le pide a Elena que cuide a Adela. Cuando el departamentito en que vive la viuda más joven no tiene ya quien lo pague, le pedirá ayuda a la traicionada, quien accederá a albergarla en su casa. Cada una intenta superar el trance, pero es imposible si no se resuelve cómo seguir adelante asumiendo esa verdad sin remedio que el finado había decidido convertir en la razón de su vida. Buen punto de partida, y mejor propuesta de trama que Carnevale resuelve al promediar la proyección, que es más o menos el momento en el que ya están perfectamente delineadas estas
personalidades. Si la trama es por lo visto más importante que el previsible desenlace, quizá falta aquí una situación sorpresa que pueda darle un giro a una trama y no deje con las ganas de más al espectador. Carnevale tiene un excelente ojo clínico para dar cuerpo a los personajes. Y como bonus incluye un tema cantado por Vicentico, que no es poco. El elenco –Graciela Borges y Valeria Bertuccelli, Rita Cortese y el efectivo Martín Bossi– es excepcional. Carnevale le saca partido en un ciento por ciento y esa capacidad compensa, al fin y al cabo, el pecado de la repetición, una buena prueba de que más allá de idas, venidas y algún desajuste, es un cineasta que sabe cómo pilotear y aterrizar como si nada, como estaba escrito, al filo de las lágrimas.
Claudio D. Minghetti