Valeria

serie Vientos de aguafue un enorme placer. Burman y ... de esta crisis mundial… ¿De qué podemos .... Fernando López. Sexo, mentiras, póquer y las apuestas.
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ESPECTACULOS

I

Jueves 29 de marzo de 2012

CINE s ESTRENO DE HOY

CINE

((((( BUENA

COMEDIA

“Los dos estábamos muy tímidos al principio, pero después fluyó todo muy bien”

Sexo, mentiras, póquer y las apuestas de Daniel Burman para su nuevo film LA SUERTE EN TUS MANOS (ARGENTINA/2012, HABLADA EN ESPAÑOL) DIRECCION: DANIEL BURMAN L GUION: SERGIO DUBCOVSKY Y DANIEL BURMAN L FOTOGRAFIA: DANIEL ORTEGA L EDICION: LUIS BARROS L MUSICA: NICO COTA L DISEÑO DE PRODUCCION: MARGARITA TAMBORINO L ELENCO: JORGE DREXLER, VALERIA BERTUCCELLI, NORMA ALEANDRO, LUIS BRANDONI, GABRIEL SCHULTZ, SALO PASIK L DISTRIBUIDORA: BUENA VISTA INTERNACIONAL L DURACION: 113 MINUTOS L CALIFICACION: APTA PARA MAYORES DE 13 AÑOS. L L

Valeria

Bertuccelli ETERNA ENAMORADA

Continuación de la Pág. 1, Col. 4 sarrollada la parte femenina vinculada con la maternidad. Es una hija única muy acostumbrada a decir «esto es sólo para mí», criada por su padre, sin su madre cerca para pelear. Casi siempre las hijas ven cosas de su mamá y dicen «¡no quiero eso para mí!». A Gloria le faltó esa figura en su vida, entonces se transformó en una mujer muy egoísta”. El otro protagonista del film es el popular músico uruguayo Jorge Drexler, una apuesta arriesgada de Burman que, para Bertuccelli, tuvo óptimos resultados: “En principio trabajar con alguien que no se dedica profesionalmente a la actuación puede parecer una dificultad –cuenta a LA NACION–. Pero la verdad es que no fue para nada difícil. Jorge se entrenó especialmente con un coach, pero además tiene condiciones. Yo digo que si te dedicás a algo artístico es probable que tengas ciertas aptitudes: sentido de la observación, cierta sensibilidad, un gusto por crear... Y Jorge tiene todo eso, como creo que lo tiene mi marido (N. de la R.: Vicentico, que fue protagonista de la película Los guantes mágicos, de Martín Rejtman). Estábamos muy tímidos al principio, pero después fluyó todo muy bien. Yo uso mucho el humor para acercarme al otro y eso aflojó mucho las cosas, porque él también lo usa. Cada uno entendió rápido cómo era el otro y pudimos trabajar muy cómodos. Por otra parte, uno confía en un director como Daniel Burman, que por algo eligió a esa persona… Jorge estaba perfecto para este personaje”. –Trabajaste con directores muy diferentes: Rejtman, Taratuto, Campanella, Burman. ¿Cómo te adaptaste a las exigencias de cada uno? –Son experiencias completamente distintas. Rejtman es escritor y para él sus guiones son como partituras. Te marca hasta las respiraciones. Burman está más a favor de que vos encuentres tu manera de decir lo que está en el guión. Son estilos… Yo suelo sugerir cosas en cada papel que hago. En este caso fui muy confiada en el libro, y sobre la marcha fuimos encontrando formas de decir las cosas un poco diferentes. Con Campanella lo mismo: trabajar con él en Luna de Avellanada y en la

serie Vientos de agua fue un enorme placer. Burman y Campanella son directores que se copan mucho con los actores, logran sacar lo mejor de vos, arman equipos que están buenos, son gente tranquila y que está muy a favor del actor. –Tenés trabajo, popularidad, ganaste un Kónex… ¿Te sentís una actriz “consagrada”? –No, nunca me sentí consagrada. La mía es una profesión en la que nunca se sabe si estás de vacaciones o desocupado… Para mí, lo más difícil es disfrutar los momentos en los que no hay trabajo. Desde hace un tiempo tengo continuidad con el laburo, pero es un momento raro en general, ¿no? El arte en medio de esta crisis mundial… ¿De qué podemos quejarnos los artistas? La verdad es que siento que estoy haciendo pie todo el tiempo. –¿Notás que te da más prestigio trabajar en cine que en la televisión? –Existen muchos prejuicios con la televisión, es obvio y conocido. Como si el cine y el teatro fueran mejores sí o sí que la televisión. Yo veo actores buenísimos en el cine, en el teatro y en la tele. Y lo mismo con los que para mí no tienen encanto: pueden estar en cualquier lado. El otro mito es que en la tele se gana mejor. No siempre es así, depende… Yo tengo una manera de trabajar más o menos armada: trato de pegar un trabajo que me genere un buen ingreso un año para poder dedicarme al siguiente a algo que también me gusta pero no me da demasiados réditos económicos. No me quiero perder de hacer una ópera prima que me interese. Ese esquema me funciona bien. Después, aunque me encanta el reconocimiento, hay algo de la popularidad que produce la tele que me provoca fobia. Y no me gusta que muchas cosas se hagan a las corridas, que haya tanta dependencia del rating. –¿Cuándo decidiste ser actriz? –Ufff, yo quería ser bailarina clásica, y estudié mucho para eso hasta los 15. Tenía muchos problemas: escoliosis, pie plano, poco sentido del ritmo (risas)… Entonces me puse a estudiar teatro, y muy rápido me di cuenta de que era por ahí. También pensaba en dedicarme a la escritura. Ah, y me gusta mucho la joyería, es algo de familia, tengo abuelo y bisabuelo joyeros.

–Al margen de la joyería, ¿qué planes tenés para este año? –No es chiste, siempre pienso en lo de las joyas. Quién sabe… Este año se estrena Guiso de iguana, ópera prima de Martín Salinas en la que también trabajaron Luis Ziembrowski, Juan Minujín, Martín Piroyanski y Emme. Y estoy filmando en Barcelona una película de la directora Mar Coll, que tuvo gran repercusión con su primera película, Tres días con la familia. –¿Te cambió mucho la organización laboral la crianza de tus dos hijos? –Sí, claro. Ser mamá hizo que cambiaran muFELICIDAD chas cosas. Pero “Mi trabajo me gusta, es raro porque de pero no lo necesito para repente yo me enser feliz. Mi felicidad está cuentro con más en mis hijos, mi familia” tiempo en comparación con el pasado. Creo que antes tenía más tiempo y lo usaba menos. Básicamente, me cambiaron las prioridades, lo que me deja tranquila y lo que no. Nada de lo que busco y que sea realmente importante está en el trabajo. Mi trabajo es lo que me gusta hacer, pero no lo necesito para ser feliz. Mi felicidad está en otro lugar, en mis hijos, en mi familia. MARIANA ARAUJO

Según Daniel Burman Muy contento con la elección de Valeria Bertuccelli para su nueva película, Daniel Burman se deshace en elogios para la actriz: “Creo sinceramente que es la gran comediante argentina, la mejor –opina–. Hacía rato que quería trabajar con Valeria, pero estaba esperando tener un proyecto que fuera ideal para ella, y me parece que es el caso de esta película. Me dio mucha felicidad que haya entrado tanto en el personaje. Es la primera vez que hay un personaje femenino tan fuerte en una película mía, la primera vez que me asomé al misterio femenino, digamos”. Sobre el estilo de trabajo de Bertuccelli, el director cuenta que “es alguien que aporta muchísimo para su papel. Hizo un monólogo genial, por ejemplo, ya lo van a ver… Es una actriz muy respetuosa del guión, pero siempre lo toma como un punto de partida para inventar, para crear, para buscar algo más. No se conforma con poco, y tiene una perspectiva de trabajo con la que me identifico: es cero solemne pero muy seria”. Respecto de su decisión de convocar a Jorge Drexler, Burman admite que puede ser una curiosidad para los demás, pero sostiene que para él fue “lo más normal del mundo”. Dice el cineasta que “después de ver en sus conciertos el dominio del cuerpo, del lenguaje, del ritmo y del tiempo que tiene, me di cuenta de que estaba acertado. Lo vi cantar evocando sentimientos que yo sabía que eran de otra etapa de su vida con una seguridad, una precisión y un nivel de verdad que me sorprendieron. Es alguien que tiene una cantidad muy grande de herramientas para interpretar”.

Con tres films que se nutrían de la propia experiencia y reflexionaban en torno de la paternidad –Esperando al Mesías, El abrazo partido y Derecho de familia–, Daniel Burman desarrolló un estilo personal y abrió una vía inteligente y afortunada hacia la armoniosa convivencia entre el cine de autor y la buena respuesta comercial. Siempre en busca de ese delicado equilibrio –que no le resultó tan asequible cuando intentó transitar por terrenos menos familiares, incluida la muy exitosa Dos hermanos–, apuesta con La suerte en tus manos por la comedia sentimental, un género para el que le sobran sensibilidad, espíritu jovial, sentido del humor, dominio del ritmo y talento para extraer lo mejor de sus actores. Sin embargo, y aunque varias de esas virtudes están presentes también esta vez, los resultados no son tan felices como cabía esperar. La historia –que curiosamente se inicia con la decisión del protagonista de practicarse una vasectomía– carece de la necesaria consistencia, se dispersa en varias tramas secundarias que interrumpen la continuidad del relato y lo estiran sin agregar demasiado, y, sobre todo, carece de eje, lo que fatalmente desdibuja a los personajes e impide que se establezca con ellos la indispensable empatía, un rasgo que distingue al mejor cine de Burman. Con su drástica decisión, Uriel (un Jorge Drexler que asume con bastante soltura el compromiso de heredar la función de álter ego de Burman, inevitablemente asociado a los tres Arieles de Daniel Hendler), se ha separado recientemente y quiere evitar que la hiperactiva vida sexual que lleva en su nueva soltería lo sorprenda con otro nacimiento (ya tiene dos hijos) y, sobre todo, con otro compromiso. Adicto al póquer y a las mentiras, descontento consigo mismo y con su ocupación, ya tiene, a su juicio, bastantes responsabilidades. Como con los naipes, cree que puede jugar a conducir el destino. Hasta que de Francia (y de su pasado) llega Gloria, y le cambia los planes. Ella fue una pasión de juventud que él perdió por inconsistente, y ahora puede ofrecerle una segunda opor-

tunidad, pero para eso Uriel deberá madurar, atreverse otra vez a decidir. Los aciertos (diálogos picantes desarrollados a buen ritmo, réplicas ingeniosas, aprovechamiento de los ambientes y del buen desempeño de los actores) se verifican en ese sector central del relato, donde a cada rato asoma la mirada irónica de Burman, pero la cohesión se sacrifica bastante en beneficio de otros elementos –presuntamente destinados a sumar más atractivo comercial al cuento–: el rescate de parte de la Trova Rosarina (con derecho a una secuencia musical algo forzada pero sin duda eficaz para darle al final una inyección de energía y un grato tono evocativo; la presencia de dos figuras del peso de Norma Aleandro y Luis Brandoni, en dos papeles que pueden resultar simpáticos (los dos esconden algún secreto) a pesar de que no pasan de ser personajes accesorios y responden menos a las necesidades de la trama que a la voluntad de brindarles a los actores ocasión de lucimiento: ella es la madre de Gloria, respetada autoridad en la difusión cultural por radio; él, médico, consejero y casi compinche del protagonista. Otra subtrama más tenue encuentra en unos rabinos rockeros y la precoz vocación musical de uno de los chicos la excusa para incorporar el ámbito judío. Y hay todavía algunas escenas visualmente atractivas que sólo funcionan como (innecesario) relleno. Sí se perciben los temas aunque abordados de una manera superficial: la intervención del azar, las segundas oportunidades, el temor al compromiso, la búsqueda de cierta lucidez para distinguir el momento en que el destino invita a tomar decisiones. Claro que sumar no es lo mismo que concertar y en ese equívoco a la película se le extravía más de una vez el foco. Prolija y atractiva en lo formal, se reconoce en La suerte en tus manos la marca de Burman –en su tono amable y ligero, en sus ironías, en su afecto por los personajes. Y como es habitual, en el impecable desempeño del elenco. Cada espectador decidirá si eso es suficiente.

Fernando López

BUENA VISTA

La suerte en tus manos