Espectáculos
Página 6/Sección 4/LA NACION
2
3
Domingo 21 de octubre de 2007
SODA STEREO
La nave volvió a partir La puesta ideada por Martin Phillips
Ante 70 mil personas, un impresionante show marcó el regreso del trío
SOLEDAD AZNARES
Por Sebastián Ramos De la Redacción de LA NACION Muy bueno
✩✩✩✩ Soda Stereo en el estadio de River, anteanoche. Gustavo Cerati en voz y guitarra, Zeta Bosio en bajo y Charly Alberti en batería. Músicos invitados: Tweety González, Leandro Fresco y Leo García. Ingeniero de sonido: Adrián Taverna. Puesta e iluminación: Martin Phillips. Repite esta noche y el 2 y 3 de noviembre.
Después de tanto andar y tanto andar, Soda Stereo está en el mismo lugar: frente a los ojos de una multitud que percibe, otra vez, imágenes retro. Así es la trama del film, que seguramente llegará pronto en formato DVD, y que inició su rodaje anteayer, en el mismo estadio del barrio de Núñez donde todo había quedado, inmóvil, casi como su propio reflejo. Así estuvo pensado y así fue el comienzo de la primera “gira-regreso” del rock hecho en América latina. Las gracias totales, un abrir y cerrar de ojos y Cerati que canta que “después de tanto descansar, tiempo al tiempo de volver a celebrar. Sin culpa” y remata: “Necesito al mundo para darme cuenta. Más consigues, más querrás”. Todo parece estar en el mismo lugar, incluso la ambigüedad de conceptos y pensamientos con la que Soda Stereo se convirtió en el fenómeno más grande de la música pop al sur del Río Grande.
Túnel para desandar No es tarea sencilla la de borrar una década en dos horas y media de concierto ni en dos meses de gira ni en un millón de años luz, pero ése es el camino, o el túnel si se quiere, que propone desandar Me Verás Volver, una y otra vez, el tour de veintiún conciertos y nueve países con el que Soda Stereo escribirá un capítulo más en su extenso bibliorato de hitos. Una puesta en escena descomunal, Cerati, Charly Alberti y Zeta Bosio con gestos adustos, concen-
trados, lookeados de la zapatilla al sombrero, sin los raros peinados viejos, alienados al calor de las masas, si eso pudiera ser posible. “¿Saben cómo se llama este acorde? Si”, dijo Cerati como introducción y guiño a esa pregunta que tantas veces escuchó durante los últimos diez años y de allí en más, se lanzó hacia el juego de seducción que inscribe eso de que “la imaginación, esta noche, todo lo puede”. Desde ese primer acorde positivo hasta el clásico saludo final con los tres músicos abrazados en medio de la espectacular escenografía con firma internacional (Martin Phillips, el mismo que ideó la pirámide lumínica de Daft Punk), las canciones de Soda Stereo volvieron a sonar como la primera vez. Literalmente hablando en lo musical, con la intensidad y la simpleza con la que fueron grabadas quince, veinte años atrás; algunas con las arrugas bien llevadas, otras, las menos, intentando en vano que no se notaran las cicatrices del lifting; todas, resignificadas en una noche especial para los músicos, para los fans, para la industria misma que la banda forjó a su alrededor en épocas de “sodamanía” y de conquista de mercados latinoamericanos. “Una eternidad esperé este instante” mintió Cerati citándose a sí mismo y dio comienzo a la primera parte del show, que se extendió por dos horas sin interrupción. Ni saludos, ni miradas cómplices, apenas algunas frases arrojadas para la ocasión; música y un poco de delirio, con la guitarra de Cerati bien al frente, tan desafiante como su actitud, y su voz en estado envidiable; con Alberti y Zeta ajustados una y otra vez, compenetrados en aquello de volver el tiempo atrás, al menos por una noche, o por veinte nomás.
Burbuja en el tiempo Con una lista de 28 temas que conectó toda la carrera del grupo, de 1984 a 1995 discográficamente hablando, y que se apoyó con ingenio y sabiduría en dos discos con impronta rockera como Canción animal y Dynamo, Soda Stereo cumplió con
Variedades POSTERGACION
Faltaba el aire en la ciudad. Como si todos sus habitantes hubieran estado conteniendo el aliento al mismo tiempo y con la sangre corriendo por las venas en sentido contrario, directo al corazón. Que anteanoche estaba en River. Calles como arterias fluyendo hacia un mismo punto congestionado. Desde el centro hasta Núñez, tierra y aire estaban llenas de autos y aviones que iban a ese lugar para reencontrarse con Soda Stereo. Los aviones, claro, sólo compartían la ruta de los fanáticos que a las 20, aceleraban el paso hacia el estadio mientras desde los coches las bocinas, dependiendo del oído que las escuchara, coreaban un “Soda, Soda” premonitorio. “Costeá la vereda y ahí entrás”, decía el encargado de seguridad a los últimos rezagados que intentaban cumplir con la directiva sin pisar los improvisados puestos de remeras, pósters (en realidad una ampliación de la tapa de Rolling Stone, a cinco pesos) y vinchas más adecuadas para el fallido show de Chayanne que para los seguidores de Cerati, Alberti y Zeta. Algo complicado resultaba el ingreso porque uno, todos, miraban más al cielo que al suelo rogando porque la lluvia respetara el reencuentro. Una vez dentro, el campo era lo más parecido a una alfombra hecha con retazos/personas que sacaban fotos de todo y todos con sus celulares. Regreso vintage captado con teléfonos de última generación que un rato antes de la largada funcionaban poco y nada. Señales suspendidas para captar una sola, la que estaba apagada hace diez años y anteanoche volvió a encenderse sobre el escenario.
Charly Alberti y Zeta Bosio, una base rítmica perfecta su propia profecía: “Este regreso será como una burbuja en el tiempo”. Nada más. Nada menos. Por eso las canciones devinieron más autorreferenciales que nunca; para los de arriba del escenario (donde, demasiado ocultos quizá, también estuvieron Tweety González, Leandro Fresco y Leo García) y para los de abajo. Si por momentos la imagen parecía la de un museo de cera, la de un simulacro demasiado real, como dice la canción, minutos después era un torbellino que reclamaba “por favor, déjame vivir este sueño, el mejor que he tenido”, para luego dejar una consigna flotando en el viento: “No vuelvas sin razón, no vuelvas”. El público –jóvenes en busca del mito y del rito y no tan jóvenes tras la pócima de Dorian Gray–, agradecido, emocionado, entregado, abandonado a la corriente. Después del adiós, del último concierto, del divorcio con platos rotos, de los egos y la búsqueda de nuevos rumbos; después de diez años, la nave vuelve a partir en una travesía sin demasiados riesgos y con la obtusa convicción –incluso desde la estética marcada por afiches, logos, vestimenta y sombrero cowboy para el final con “Prófugos”, “Zona de promesas” y “Nada personal”– de que se pueden retrasar las agujas del reloj, a pesar de todo, y devolver así algo de su propio reflejo.
El estadio del Monumental vibró durante dos horas y media
AP
Apostillas Sushi y políticos chiflados ■ Actor gourmet. Un rato antes de que comenzara el recital, Gillespi, desde el móvil de la radio Rock & Pop, conversaba con el actor Ricardo Darín, que en ese momento estaba en el sector VIP. “Ricardo, ¿cuál es el tema que más te gusta de Soda?”, indagaba el conductor y trompetista. “No, a mí no me gusta la música. Y tampoco Soda. Pero vine porque en el VIP sirven un sushi riquísimo”, confesó el actor. * * *
■ Pomelo en River. El ciclo
Gustavo Cerati demostró que su voz se mantiene impecable
Peter Capusotto y sus videos tuvo un lugar especial en la previa del show. Imágenes trucadas del presidente Kirchner, el ministro De Vido y la candidata Cristina opinando sobre el regreso de la banda fueron chifladas por el público.
Natalia Trzenko
Por Alicia Petti
Una atípica experiencia por FM La Isla ANDREA DEL BOCA
Estaba la madre se Controversia judicial estrena el viernes próximo ■ Según se dijo días atrás, Andrea ■ El estreno de la opera de Luis Bacalov Estaba la Madre, previsto para hoy, fue postergado para el próximo viernes, a las 20.30, en el Teatro Argentino de La Plata. Quienes hayan adquirido localidades podrán canjearlas para otras funciones en boletería (martes a domingo, de 10 a 20 horas).
Ciudad con el corazón en Núñez
del Boca sigue procesada judicialmente por impedir que su ex esposo vea a su hija. El abogado de la actriz contestó a las publicaciones de algunos medios: “No existe la mínima posibilidad de que quede detenida. Por ello, llama poderosamente la atención que diferentes informadores afirmen dicha mentira.”
Unidos en la vida y en el dial Andrea Campbell y Pablo Novak conducen cada mañana Family Day Andrea Campbell, de 39 años, y Pablo Novak, de 41, son en la vida real una pareja con mucho encanto y padres de dos pequeños niños. Pero de lunes a viernes, de 13 a 14, por FM La Isla (89.9), los dos asumen la conducción de Family Day, un ciclo que, como su nombre lo indica, refleja los avatares de la vida en común, en el que no faltan las vivencias reales de los conductores. Si bien la bastonera del ciclo es Andrea, Pablo (hijo de Chico Novarro) asume la coanimación, elabora los guiones, aporta el humor y la música –de su propia discoteca–, juega un papel fundamental. Junto con ellos están Roberto Antier (buen vivir), Daniel Capri (tendencias), Claudia Zaid (psicopedagogía), Gerardo Foigelman (deportes) y Sandra Dellelis (moda). –¿Cómo surge esta posibilidad de hacer radio juntos? Campbell: –En realidad, nosotros queríamos hacer radio. Se lo propusimos a Juan Alberto Badía y nos dio la oportunidad de trabajar el verano pasado en Estudio Playa, la emisora que tiene en Pinamar. Juan tuvo la idea de que Pablo hiciera micrófono, porque él en principio iba a ser sólo productor de contenidos, y de Pablo fue la idea de que yo hiciera radio. Siempre insistió en que iniciara una profesión que me permitiera crecer. Yo soy conductora, estudié mucho teatro, pero lo que más me gusta es la conducción. Nunca había hecho radio, y ahora me encanta. Novak: –Así como Andrea en los últimos años se volcó al periodismo, mi carrera se está inclinando a lo autoral. Escribí guiones, tuve mi programa de televisión en Canal 7, el año pasado, Autoestima, historia sobre ruedas, estrené cuatro obras de teatro y voy por la quinta. Estoy dedicado a escribir, además de hacer canciones para otros. Yo me considero un artista con un sentido am-
plio: de repente estoy haciendo un disco, de repente estoy escribiendo, actuando o conduciendo. –Hablemos de Family Day. Novak: –En el verano había una presentación del programa que decía: «Family Day, para los que tienen nenes chiquitos, para los que les crecieron, y hasta para los que los hijos los superaron en edad». Y agregaba: «Family Day: para el que viene con la familia y para el que quiere rajar de la familia». Me parece una buena definición. Uno, durante sus épocas de soltería, detestaba a los que tenían hijos. Más que solteros contra casados, yo dividiría a la gente entre los que tienen hijos, y los que no. Entonces, a nosotros tener hijos nos despierta una necesidad de conectarnos con otros en estado similar. Enseguida surgen temas y es como que formás parte de ese club, que también te lle-
va a reírte de vos mismo. Esto es un poco Family Day. –¿Cómo se compatibiliza el matrimonio con esta experiencia de radio? Novak: –Hay discusiones al aire. Está bueno porque uno siente que en la pelea uno lleva la voz de todos los hombres y ella siente que lleva la voz de todas las mujeres. Hablamos, por ejemplo, sobre cómo criar a nuestros hijos, y ella tiene la voz de la madre preocupada por la salud. Yo tengo la voz del relax. Y hay como una joda permanente de este matrimonio que discute. Campbell: –Además, tenemos una confianza que no tienen generalmente los coequipers que trabajan juntos. Tenemos un grado de confianza con el que empezamos, sin contar obviamente cosas íntimas. Además, somos muy de tomar el costado cómico de las cosas. Yo, particularmente, soy
Novak y Campbell llevan al micrófono sus vivencias familiares CREDITO
muy optimista. El no tanto, pero por eso está conmigo. Llevamos nueve años juntos y dos hijos: Marcos, de cinco, y Esmeralda, que tiene un año y medio. Family Day sería nuestro tercer hijo. Novak: –Por ahí arrancamos discutiendo sobre algo que pasó. Son temas cotidianos. O hablamos de temas de actualidad. Es un programa de mediodía, un oxigenazo. Venimos de una mañana muy informativa y nosotros tratamos de hacer como el recreo. –¿Qué fue lo que les atrajo de la radio? Novak: –Creo que la radio es donde uno más puede ser uno, porque como actor podés estar diciendo la letra que escribió otro, siendo un personaje al servicio de una novela, una película o lo que fuera; cantando vas a contar una pequeña historia de dos o tres minutos y vas a ponerte en ese personaje al que le sucede eso. En la radio, en cambio, sos vos. –¿Cómo influyó la radio en su vida de pareja? Campbell: –En el verano, el programa es muy distinto, incluso dentro de un mismo contenido o estructura. Por empezar, la radio es en la playa. Un día hasta hicimos el programa dentro del agua. Novak: –Lo que tiene la buena pareja es que cada uno saca lo mejor del otro… y se lo queda. Se lo lleva a otra casa. Para hacer la primera obra tardé cinco años y para la última, una comedia que todavía se está armando con Alicia Zanca como directora, dos meses. Lo interesante es que muchos de los textos los puedo probar aquí. El programa también te da la posibilidad de aprender mucho; te ponés en contacto con otras realidades, otras psicologías, y desde el lado del humor te permite hablar de cualquier cosa. A mí me parece que el programa tiene mucho futuro y por suerte en la radio hay tiempo.