UN DÍA JO A DE TRAB RTA CON BE
samente con un cincel… ¡De repente, mi bucólico recuerdo de Escarlata O’Hara se había tornado en la voluptuosa visión de la novia de Roger Rabbit! En fin, experimento una sensación extraña,estoyliteralmenteencorsetada,pero, a la vez, me siento muy femenina y poderosa, incluso ciertamente altiva… Claro que esto también puede deberse a que las ballenas del corsé estiran tanto mi cuerpo que me obligan a mantenerme totalmente recta y con la cabeza bien arriba…
COMIENZA EL ESPECTÁCULO. No tardamos
AL VOLANTE. “Embutida en mi corsé, cojo el coche para empezar la jornada. Ajustar el asiento, UN AUTÓGRAFO. “Al sonreír a una chica que me ha parado por la calle, siento un pinchazo a la 18:40 altura del pulmón. Respiro con dificultad y mi cuerpo me recuerda que no se siente muy cócolocar los espejos, ponerme el cinturón y arrancar son tareas titánicas. Y lo peor de todo es aparcar, porque girar el tronco para calcular las distancias es francamente complicado”. modo tan encorsetado. Al menos, ella no se ha escandalizado por mi atuendo. O no me lo ha parecido...”.
18:00
DE COMPRAS. “Entro a una tienda de decoración para elegir una tela con la que tapizar mi sillón. Me cuesta respirar, pero aguanto. Eso sí, no me atrevo a probar un chaise longue que me ha encantado nada más verlo. ¿Podría levantarme después de tumbarme para comprobar su comodidad?”
18:50
UNA PAUSA. “Antes de meterme en una reunión, entro a una cafetería a tomar algo. De camino, mis pasos se han vuelto cada vez más firmes. Al principio me daba miedo romperme si caminaba rápido o daba un traspié, pero, de pronto, empece a sentirme mejor. Muy segura de mi misma”.
19:15
enempezarconlasesióndefotografía.Voy a posar con tres piezas únicas y diferentescombinadasconunafaldadetubo,unos legginyunajustadísimopantalónvaquero. Tres looks con el corsé como protagonistayepicentrodelasesión,comosienunfuturo (¿quién sabe?) pudiera convertirse en una prenda básica de fondo de armario. El corsé en su expresión urbana, el corsé llevado a la calle, ésa es la idea. Los primeros disparos del objetivo reflejan poco movimiento. Imposible adquirir posturas complicadas; siempre la espalda recta..., siempre la cabeza en alto…, pero a todo se acostumbra una, y aunque al cabo de unos minutos sigo sin poder moverme como una funambulista, por lo menos soy capaz de sonreír y disimular un poco la figura estática reflejada en la cámara. Al cabo de una hora, terminamos con el primertrance:lasfotosdeestudioestánhechas. Con más o menos dificultades, al final sólo se trataba de permanecer quieta y sonriente bajo focos… Nada diferente de lo que pueden pedirte en cualquier sesión de moda, con el único hándicap, eso sí, de la sobredosis de rectitud… Entrefotoyfoto,mirabaenunordenador lacantidaddecorsésquesehanlucidoeste añoenlaspasarelas.Atuendosbastantefemeninos llevados al día a día, corsés mezcladosconpantalonesyfaldasquemarcan tendencias muy urbanas. Auténticas piezas exclusivas que ahora están de moda… ¡Sí!Elcorsédefinitivamentesalealacalley se mezcla con básicos urbanos. Y hablandodecalle,ahorasoyyoquientienequesalir a pasearse…
SEGUNDO OBJETIVO: ¡A LUCIRSE! Enfrentar-
se a la vida cotidiana embutida en un corsé. Ése era el segundo reto. Después de la sesión de estudio, esta parte del reportaje gráfico se me antojaba la más complica-
UNA PRENDA CON MUCHA HISTORIA. En los
REUNIÓN. “Me aterroriza sentarme, pero como no puedo estar de pie toda la reunión, aproveVUELTA A CASA. “Veo más cerca el momento de desencorsetarme. Estoy segura de que mis cho un momento en que me quedo sola en la sala para dejarme caer en un sillón. Después, ma- 20:30 pulmones lo agradecerán, aunque mi cuerpo se ha ido adaptando a las estrecheces. Al mirarme niobro con mis brazos y piernas hasta encontrar una postura que no me corta totalmente la respiración”. en el espejo del ascensor, me siento bien. Segura de mí misma, sexy, elegante. Encantada con mi corsé”.
19:30
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anales de la moda, las primeras referencias a una prenda similar al corsé se remontan a 2.000 años antes de Cristo, aunque no fue hasta el siglo XVI, cuando empezó a popularizarse, sobre todo entre las clases altas. Entonces, se trataba de una especie de corpiño, que se ataba a la espalda o que podía estar formado por dos piezas anudadas en los costados. Durante los dos siglos siguientes, los
da, porque no sé si voy a poder moverme con soltura con tantas estrecheces… El primer obstáculo: conducir. Algo que, por regla general, me apasiona y me relaja, se convierte, de repente, en lo más estresante del mundo… Las cosas más mecánicasmeresultanimposiblesylasfáciles complicadísimas. Lo primero, sentarme y ajustar el asiento es realmente complicado, porque es tal elestatismoalqueobligaelcorséquenisiquiera la espalda puede apoyarse bien en elrespaldo.Apesardetodo,consigoencontrar una postura lo suficientemente natural como para hacerme con el embrague y el freno sin que parezca que estoy dentro del mismísimo tronco móvil. Me cuesta, pero arranco y, eso sí, voy a 20 km/h y con la extraña sensación de ¡no haber cogido un coche en mi vida! Y llega el momento de aparcar…, en ese instante hubiera pagado porque alguien maniobrara por mí. ¡Tardo 15 minutos! Casi imposiblegirarmeyunauténticoagobioel uso de los pedales. Era como si me hubieran robado parte de mi elasticidad y mi cerebro no lo admitiera… Un constante quiero y no puedo... Hasta salir es complicado. A cámara lenta, cojo aire (el que puedo) inclino mi cuerpo hacia atrás intentando no clavarme la palancadecambios,estiromispiernashastatocartierraylogroponermerectasindoblarprácticamentelacintura.Porfin,pego un portazo y sonrío triunfal. Continúo con mi rutina: me dirijo hacia unatiendadedecoración,aelegirunaunas telas para mi sofá (qué le voy a hacer, estoy redecorando mi vida…). Por el camino, unachicamepideunautógrafo.Alsonreír, siento un pinchazo… Me faltaba más aire del que creía y mi pulmón me lo hace saber…. La chica no aprecia nada extraño, miatuendodebeparecerleunomás:vaqueros,chaquetadepiel,yesecorséquemeestiliza y oprime disminuyendo mi cintura y levantando mi busto. Llegoalatiendaempiezoconlastelas.Me entran unas ganas enormes de probar un chaiselonguequemehubieraquedadoperfecta en una esquina de mi nuevo salón, pero….,nopuedo.Elsimplehechodelevantarme hubiera sido un suplicio y opto por no complicarme… Salgo a la calle y me dirijo a una reunión enunedificioqueestáanomásde100metrosdelatienda.Mipasoesalprincipiolento, temo romperme si me doblo más de lo
modelos más usuales llegaban hasta la parte inferior del pecho por la parte delantera y casi hasta el cuello por detrás, ya que su objetivo era enfatizar el busto al tirar de los hombros hacia atrás. Estos modelos, no eran exclusivos de las mujeres sino que, en Francia y en la Inglaterra vistoriana, donde causaban furor, los caballeros y algunos uniformes militares también los incorporaban. Pero el corsé tal y como hoy lo conocemos, surgió en París alrededor de
FANATICOS DEL CORSÉ
RÉCORD GUINESS. Cathie Jung, nacida en Connecticut en 1937, es desde 1999 la mujer con la cintura más pequeña del mundo: tan sólo con 38 cm. La reina del corsé, como ella se denomina, ha conseguido ese contorno utilizando la prenda 24 horas al día durante los últimos 12 años. ● IMBATIBLE. Sin embargo, el récord del talle más estrecho de todos los tiempos lo ostenta la británica Ethel Granger; su encorsetada cintura, cuando falleció en 1982, a los 77 años, medía 33 cm. ● VERSIÓN MASCULINA. Mr. Pearl es el seudónimo del diseñador de corsés sudafricano Mark Pullin. Sus modelos sólo están al alcance de diseñadores de moda (Christian Lacroix, John Galliano, Thierry Mugler... le han realizado encargos) y rostros muy populares (Victoria Beckham llevó un corsé suyo en su boda). Además, él mismo los luce a diario, costumbre por la que ha conseguido que su cintura sólo mida 48 cm. ●
SEXY. La presentadora Berta Collado luce talle de avispa encorsetada en un sugerente modelo de raso negro.
puedo quedarme de pie, así que tengo que intentar acomodarme en uno de los sillones que hay en la habitación. Además, mi cansancio y mi dolor de pies no entienden de corsés y me piden a gritos una tregua. Así que, aprovechando un momento enquenohaynadieamialrededor,medejo caer sin doblarme y, tirada como una muñecadetrapo,hagomalabaresconmispiernas y brazos para encontrar una postura quenomedejesinoxígeno.Pocoapoco,mi bustoymicinturaseadaptanalaopresión y puedo empezar a trabajar… Y así llega el final del día. Es el momento de volver a casa y poner fin a mi encorsetadaexperiencia.Medesabrochodos botones antes de montarme en el coche. Ahora respiro y puedo moverme algo mejor… Ya en mi dormitorio, delante del espejo, me deshago poco a poco del resto. Cada corchete, cada lazo deshecho significabaunaliberación,unabocanadadeaire, un respiro para mis pulmones. No necesitoayudaparadesvestirme,supongoquees másdifícilhacerlascosasquedeshacerlas. Antesdeterminardedeshacermelasataduras vuelvo a mirarme en el espejo. Su reflejo me regala la imagen de una mujer segura, que pisa fuerte. ¡¡¡Que contradicción!!!Porqueelcorsé,unaprendaquecomprimía y casi asfixiaba, tuvo su mayor esplendor justo cuando la represión de femenina estaba a la orden del día. En cambio, yo hoy lo contemplo en el fondo de mi armario, donde se alza estático y perfectamente dispuesto como si de una armadura medieval se tratara, y no me parece opresor, sino dispuesto a ser desempolvado cuando yo quiera para librar batallas en el campo de la seducción. La guerra con mayúsculas, aquella que se escribía con R de Represión, hace tiempo que la ganamos. Ahora, es nuestra elección si de vez en cuando decidimos enfundarnos en un traje de guerreras y decir alzando la voz: ‘¡Soy mujer y aquí estoy yo, con dos tacones y un corsé!’
necesario…, pero, al cabo de 50 metros, las sensaciones van cambiando. Mi cuerpo empieza a acostumbrarse a ir totalmente erguido y hasta mi columna vertebral lo agradece. Mis tacones pisan firme llevo la cabeza recta y tengo la sensación de que desprendo una imagen de absoluta seguridad… Y eso me da poder… A pasos contundentes llego a la reunión yotravezelmismoproblema:sentarse...No
1830 y se convirtió en una pieza fundamental de la ropa interior femenina que tenía el objetivo de estilizar el cuerpo desde el pecho hasta las caderas, reduciendo el perímetro de la cintura gracias a un entramado de lazos que se ataba a la espalda. Lino y algodón eran los materiales más utilizados en estos modelos que, por lo general, se confeccionaban en blanco o beis. A principios del s. XX, las nuevas tendencias impusieron prendas especialmente ceñidas e incómodas, que cayeron en desuso allá por los años 20 por el auge de
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ARMA DEL “SADOMASO”.
Es un básico de la estética sadomasoquista. Corsé de cuero negro, acompañado de látigo, tacón de aguja, esposas y demás accesorios. Sin embargo, el poder fetichista de esta prenda hace tiempo que sobrepasó los límites de las alcobas. Desde que Jean Paul Gaultier diseñara para Madonna unos sugerentes corpiños con cónicas formas para realzar sus senos, Dolce&Gabbana, Galliano, Versace y otros diseñadores han llevado a las pasarelas haciéndolo desde los no-
venta –recordemos los corpiños que – 10 millones. En su álbum The Girl in the 32%, en el que la pareja firmaba la mitad de las composicio el risueño hombre de las gafas de pasta se 32% tiene que contentar con escuchar los discos de su señora ya terminados. “No hablo de mis discos con él, ni con 32% que los acabo”, reconoce Diana. “Es lo mejor, porque cuando estoy trabajas muy, 2 de cada 10 muy claras”. Finalizado el trabajo, eso sí, celebra siempre el mismo ritual. “temos en el coche y damos un paseo escuchán-