Un tipo meticuloso, tierno y muy querible

cine sonoro, y a la cabeza quedó. Crónica..., con el 75 por ciento de los votos. Pero de todo el reconocimiento que se ha hecho visible en los últi- mos tiempos ...
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espectáculos | 3

| Martes 6 de novieMbre de 2012

Nazareno Cruz y el lobo (1975) La película nacional más vista de la historia, introdujo la fantasía en una cinematografía más acostumbrada al realismo y al melodrama. Un film inolvidable y único en su tipo.

Soñar, soñar (1976) Una historia de inocencia, de amistad y de la ilusión de ser artista. Otro regreso a su propia historia de chico de pueblo, esta vez interpretada por Carlos Monzón y Gian Franco Pagliaro.

Gatica, el Mono (1993) Otro relato magistral donde la gloria, la popularidad y la desolación se combinan para contar un relato contundente como pocos en la historia del cine argentino.

Perón, sinfonía del sentimiento (1999) El documental de casi seis horas de duración le llevó seis años de realización y tiene como eje la pasión y el sentimiento peronista como motor de su vida militante.

Un tipo meticuloso, tierno y muy querible

El trovador de las cosas simples

opinión Martín Wain LA NACIoN

opinión Gabriel Plaza

M

LA NACIoN

A

l mismo tiempo que Leonardo Favio estaba destinado a transformarse en un cineasta de vanguardia que generaría fascinación en la intelligentzia cinéfila, su desdoblamiento como cantautor romántico y popular a fines de los sesenta lo transformaría lisa y llanamente en un héroe de masas. Con el corte de su primer disco, Fuiste mía un verano (1968), que vendió más de medio millón de unidades, el artista mendocino inauguró una carrera imprevisiblemente meteórica, que iría en paralelo a su trabajo como cineasta. Su construcción musical fue por lo menos extraña y al inicio está marcada por un golpe de suerte. El día de su debut en La botica del ángel, de Bergara Leuman, lo escuchó cantar uno de los ejecutivos del sello CBS, que lo invitó a grabar. El primer sencillo, “Quiero la libertad”, no tuvo repercusión, pero tras la salida del segundo simple, “Ella ya me olvidó”, el impacto fue inmediato. En su libro Canciones argentinas, el investigador Sergio Pujol sostiene: “En efecto, desde su segundo simple, Favio alcanzó un éxito arrollador. Hablamos de esa canción circular de crescendo melodramático que registró por primera vez frente a un grabador Geloso. Lo mismo sucedió con Fuiste mía un verano: el LP batió todos los récords de venta. En apenas dos años, Favio empezó y culminó la carrera musical más meteórica de la que se tenga memoria”. Esas canciones románticas y costumbristas fueron su marca de fábrica –historias de folletín que tenían el claro signo de una madre que fue guionista de radioteatro–, donde triunfaba una épica del trovador, montado en ese fraseo inclasificable de vocales alargadas y ese decir rioplatense, que lo destacó de competidores de época como Sandro. En pleno apogeo de su éxito como cantante, dejó los escenarios para dedicarse al cine. Detrás de las cámaras se sentía más cómodo y menos expuesto. A diferencia del cine, su estética musical era discutida. Podía pasar del “Tema de Pototo (Para saber cómo es la soledad)” a un tema como “No juegues más”, con el sonido de Los Iracundos. Sin embargo, su trazo como cantautor ofrece distintas capas de lectura, de su vena más hitera en “Me estoy volviendo loco” a la esencia del juglar de las cosas simples en “Si mi guitarra canta”. En esa entelequia entre el baladista kitsch y el trovador, la música de Favio encontró la justa reivindicación de artistas como Vicentico y Pablo Dacal. ß

fotos: archivo

Aniceto (2008) Ballet cinematográfico, adaptación de aquel triángulo construido por dos mujeres y un compadrito que fue mucho más que la nueva versión de aquel inolvidable original.

El director de cine en 2008, en ocasión del estreno de Aniceto

foto: marcelo gómez

Repercusiones Recuerdos, anécdotas y despedidas Ricardo Darín: “Me crié cantando sus canciones y luego descubrí su cine. Lo que más siento y lamento de esta pérdida es él como persona, su autenticidad y sinceridad. Estoy shockeado con esta noticia”.

miento de Leonardo Favio en Argentina. Que descanse en paz!!!!!”.

Graciela Borges: “Me muero de dolor, y eso que estoy acostumbrada a la muerte. Creo que no quiero hacer más cine”.

Fernando “Pino” Solanas: ”Leonardo era un poeta”.

Raphael: “Ha fallecido Leonardo Favio, enorme cantante, compositor y director de cine. ¡Querido amigo! descansa en paz”. Alfredo Alcón: “Definir a Leonardo sería maniatarlo y Favio quería ser libre”. Susana Giménez: “Se fue un grande irreemplazable. Todo lo que hizo lo hizo bien: cantar, dirigir, actuar. Te vamos a extrañar Leo querido. Descansa en paz”.

Números de un fenómeno

4.000.000

b espectadores vieron Nazareno Cruz y el lobo en 1975

605.000

b discos se vendieron de Fuiste mía un verano

120

b horas de material acumuló para Perón, sinfonía de un sentimiento

Marcelo Piñeyro: “Es un director irrepetible, su obra es única”.

Con Perón, en Madrid archivo

Sebastián De Caro: “Falleció uno de los más grandes directores de cine de la historia argentina. Favio, ¡muchas gracias!“. Valeria Lynch: ”Se fue un artista increíble, un director único, Leonardo Favio. Mis condolencias a su familia. QEPD“. Eva Ayllon (cantante peruana): “Lamentable el falleci-

Esther Goris: “El Paraíso bien podría ser ese lugar donde uno pudiera ver tus películas por la eternidad, querido, queridísimo Leonardo Favio”. Guillermo Pfening: “¡Qué grande que fue Leonardo Favio! Un poeta por donde lo mires..., un artista de verdad”. Jorge Coscia (secretario de Cultura de la Nación): “Fue un artista del sentimiento, de lo popular, pero capaz de filmar un cine bellísimo y sublime”.

e crucé por última vez con Leonardo Favio a mediados de 2011. Me habló de los juegos de la memoria y de cómo podría ser capaz de filmarlos. A su sueño de hacer El mantel de hule, la película que tenía prevista desde que finalizó Aniceto, en 2008, o incluso antes, se sumaba ese nuevo proyecto respecto del paso del tiempo, que por supuesto ya escribía, seguramente en noches de insomnio. Su cuerpo estaba golpeado, pero su mente no dejaba de crear con una obsesión (pasión) como artista que lo caracterizó hasta sus últimas horas. Lo conocí en 2005, cuando él tenía muy avanzada la reversión de El romance de Aniceto y la Francisca... Ese día nos mostró los bocetos de escenografías que dibujaba a mano para la remake de una película que, esta vez, filmaría (arriesgando como siempre) en formato de ballet. “El cine es como el amor, una vez que te atrapa, no hay manera de escapar”, escribió Favio como dedicatoria al arte que más lo cautivó, aunque la gran mayoría, en toda América latina, lo conociera por su faceta de cantante. Incluso fue muy buen actor, aunque se autodefiniera simplemente como un actor “de vuelo rasante”. Sin comparaciones posibles en sus maneras de filmar o cantar, prefería que no lo llamaran “artista”, sino “trabajador de la cultura”. Con los años logró un reconocimiento que casi ningún otro obtuvo, incluso desde sectores con miradas antagónicas en relación con el arte. Se dio el gusto de llenar las salas (su deseo constante) en especial con Juan Moreira y Nazareno Cruz... Y lo hizo filmando al pueblo desde su mirada de hombre del interior, que nunca perdió. “Los personajes de Favio no tienen futuro, sino destino, y es muy raro que se metan en la gran ciudad. Leonardo cuenta pueblitos, y cuando se mete en la gran ciudad los protagonistas miran la urbe, pero la urbe no los mira a ellos”, nos decía

Favio, entrañable martín lucesole

Martín Andrade, amigo de Favio y uno de sus colaboradores más cercanos, para un libro de muchos autores que tuve la oportunidad de editar en 2011 (La memoria de los ojos), junto con La Nave de los Sueños y la Biblioteca Nacional. Dentro del mundo del cine, Favio ha logrado un prestigio que se renueva con las nuevas generaciones y se refleja, por ejemplo, en cada encuesta que se publica respecto de las mejores películas de la historia argentina, como la que realizó hace una década el Museo Nacional de Cine Argentino para distinguir a los cien mejores films de nuestro cine sonoro, y a la cabeza quedó Crónica..., con el 75 por ciento de los votos. Pero de todo el reconocimiento que se ha hecho visible en los últimos tiempos, especialmente con la proliferación de las escuelas de cine, el más repetido es el cariño y la admiración de la gente que trabajó con él. El clima que lograba en sus rodajes, la forma de relacionarse con los técnicos y la manera de trabajar con los actores son sólo algunos datos que han surgido en los diferentes testimonios, que suelen retratar a un tipo meticuloso –con un anecdotario interminable acerca de su picardía– y al mismo tiempo tierno y muy querible, al que millones vamos a extrañar.ß