Espectáculos
Página 4/Sección 4/LA NACION
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Jueves 8 de enero de 2009
CINE
Un relato épico víctima de su desmesura Australia intenta ser una comedia, un western, un melodrama y hasta un relato bélico, y termina decepcionando Buena
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Australia (Ídem, Australia/2008). Dirección: Baz Luhrmann. Con Nicole Kidman, Hugh Jackman, Brandon Walters, David Wenham, David Gulpilil, Jack Thompson. Guión: Luhrmann, Stuart Bettie, Ronald Harwood y Richard Flanagan, sobre una idea del primero. Fotografía: Mandy Walker. Música: David Hirschfelder. Edición: Dody Dorn y Michael McCusker. Presentada por Fox. Hablada en inglés. Duración: 165 minutos. Calificación: Apta para todo público.
DISTRIBUTION COMPANY
Lunátix, el entusiasta guerrero galo en el centro de la historia
Ya el título informa que las ambiciones de Baz Luhrmann no son precisamente modestas, lo cual no sorprende si se piensa que la desmesura es uno de los rasgos que en su cine vienen unidos a la extravagancia, el desborde imaginativo y la predilección por el artificio y el kitsch. Quizá por eso, para abarcar tanto como pretende el título, Luhrmann apunta en direcciones diversas y no siempre consigue imponer unidad (y sobre todo alma) a la descontrolada mezcolanza. Australia se inicia en un tono burlesco cuando describe el accidentado desembarco en Darwin de la exquisita lady inglesa (una Nicole Kidman sacrificada en el altar del botox) que viene a poner orden en el rancho que su marido no ha sabido administrar. Pero en seguida el film empieza a diversificar sus objetivos. El western que registra la epopeya de la construcción del inmenso país donde todos los sueños son posibles convive con los conflictos nacidos del choque entre aborígenes y colonizadores. Ilustrados, por un lado, por los abusos que en nombre de la civilización imponían los europeos sobre los mestizos (“la generación robada” según se la llama en Australia), y por otro, ya en clave de franco melodrama, por el mutuo apego que nace entre la dama y el pequeño nativo perse-
Asterix y un muy válido entretenimiento El film tiene buenos gags y divertidas actuaciones
Buena
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FOX
Hugh Jackman y Nicole Kidman, en medio de un paisaje del que Luhrmann hace uso y abuso
guido que es el encargado de narrar la historia.
Estructura frágil Al mismo tiempo, la viril presencia de un vaquero díscolo (Hugh Jackman) que será la brava mano derecha de la propietaria anticipa el gran romance: un romance que aspira a la magnificencia visual y la intensidad emotiva de Lo que el viento se llevó. Y cuando todo parece ir definiéndose y empujando la acción hacia el desenlace, todavía irrumpe la guerra, que ha estallado en los primeros tramos del relato y aho-
ra llega hasta el lejano continente con tanta furia y tantos efectos generados por computadora como Pearl Harbor. Casi como una secuela incluida, un bonus dirigido al corazón del espectador que alarga la proyección hasta los 165 minutos. Con cineastas como Luhrmann no suele haber medias tintas: se los ama o se los detesta. Habrá quienes celebren su grandilocuencia y se dejen cautivar por sus soluciones visuales (aun cuando se juzgue que la grandiosidad del paisaje australiano no necesitaba del auxilio de las compu-
tadoras), como también habrá quien tolere sus insistentes clímax (uno cada cinco minutos, música ampulosa incluida), y sus temerarios coqueteos con lo kitsch. Pero quizá esta vez hasta sus más fervorosos fans adviertan la fragilidad de la estructura que debería servir de sostén a su delirios: los parches del guión se notan demasiado y en lugar del “patchwork” buscado apenas se obtiene un pastiche. Costoso y llamativo, pero bastante decepcionante.
Fernando López
Asterix en los Juegos Olímpicos (Asterix aux jeux olympiques, Francia-Portugal/2008). Dirección: Fréderic Forestier y Thomas Langmann. Con Gérard Depardieu, Alain Delon, Clovis Cornillac, Benoit Poelvoorde, Vanessa Hessler y otros. Guión: Alexandre Charlot, Franck Magnier, Olivier Dazat y Thomas Langmann, basado en el cómic de René Goscinny y Albert Uderzo. Fotografía: Thierry Arbogast. Música: Frédéric Talgorn. Presentada por Distribution Company Argentina. Hablada en francés. Duración: 116 minutos. Calificación: apta para todo público.
Creado en 1959 por René Goscinny y Albert Uderzo, el personaje de Asterix no tardó en convertirse en uno de los más populares de Francia y el resto del mundo. Ahora, nuevamente con figuras de carne y hueso, Asterix vuelve a mostrar su astucia en una trama divertida en la que el guerrero Lunátix desea conquistar a la princesa Irina y para ello desafía a Bruto, hijo de Julio César, que también busca el amor de la noble. Lunátix, un joven sin títulos nobiliarios pero tan intrépido como romántico, y Bruto, que desea matar a su padre para reemplazarlo, deberán medirse en los Juegos Olímpicos por ella, pero no tardan en aparecer en escena Asterix y Obélix, sagaces aventureros amantes de la justi-
cia, quienes tratarán que Lunátix sea el vencedor de las distintas pruebas. Divertidos gags, diálogos tan cómicos como estrambóticos y alocadas escenas llenan la pantalla en esta lucha por el amor y el poder y convierten al film en un muy válido entretenimiento que los directores Frédéric Forestier y Thomas Langmann supieron manejar con indudable pericia, apoyados por imponentes escenarios y por una excelente escenografía que recrea esas aventuras que no tardan en hacer blanco en el interés de los espectadores.
Buenos actores Los realizadores hallaron en Clovis Cornillac, como Asterix, y en Gérard Depardieu, como Obélix, a los exactos actores para encarnar a esos justicieros que logran ayudar a Lunátix (un muy buen trabajo de Stéphane Rousseau) en su difícil misión. El Julio César de Alain Delon apoya con indudable calidad esta historia, y no se priva de algunos guiños a su carrera cinematográfica, mientras que la bella Vanessa Hessler aporta su belleza a la codiciada princesa Irina. Sin duda, el film logra su propósito: divertir con situaciones humorísticas y mostrar cómo la justicia puede triunfar sobre los malvados de turno.
Adolfo C. Martínez
Patrick Swayze
“Estoy en un infierno” “Es probable que me queden dos años de vida”, dijo ayer el actor Patrick Swayze en un programa de televisión estadounidense. En una entrevista con la periodista Barbara Walters, para un especial de la cadena ABC, Swayze relató que, debido al cáncer de páncreas, está “pasando por un infierno”. El actor, de 56 años, dijo que quiere “sobrevivir hasta que se encuentre una cura”, y agregó: “Tengo que seguir dando batalla, pero si creemos en las estadísticas, no me deben quedar más de dos años”, concluyó.
El actor está enfermo de cáncer AP