espectáculos | 5
| Viernes 29 de noViembre de 2013
Platea infantil Juan Garff
Un paseo por Villa Ocampo Patricia Erb y Olga Talamante Castillo, las ciudadanas norteamericanas protagonistas
cine
Tres películas, una mirada observando al observador (argentina/2013). ★★★
buena.
dirección: Malena Juanatey. guión: Malena Juanatey. fotografía: José María
“Pigu” Gómez. edición: Cecilia Gómez y Malena Juanatey. música: Matías Juanatey. entrevistados: Olga Talamante Castillo, Patricia Erb, Edward McCaughn, Alcira Argumedo, Norberto Galasso, Tex Harris, Stella Calloni, Carlos Osorio, Hugo Gutiérrez. duración: 76 minutos. calificación: apta para todo público.
H
ay tres películas entreveradas en Observando al observador. Una se sigue con el interés creciente de acercarse a unas historias particulares, con buenas protagonistas, especialmente Olga Talamante Castillo, de singular carisma. Talamante Castillo y Patricia Erb fueron detenidas y torturadas en los años setenta en la Argentina. Ambas son de nacionalidad estadounidense. Sobre todo en el caso de Talamante Castillo se nos presentan las negociaciones, los intereses, las contradicciones políticas de los Estados Unidos, con declaraciones de quienes participaron del movimiento por su liberación. La interacción entre las dos protagonistas, la puesta en común de recuerdos y vivencias dolorosas, simplemente sentadas en una me-
sa, es lo mejor de este documental sin deficiencias en la imagen ni en el sonido (con tanta producción local lamentable en estos aspectos vale destacarlo). La otra película es la de las declaraciones de los expertos o involucrados en la época: sólido lo del chileno Hugo Gutiérrez, muy rica la historia del ex funcionario estadounidense Tex Harris, amable y atractiva la versión de los hechos sociales de Alcira Argumedo, poco cinematográfica y más didáctica en el peor sentido la de Norberto Galasso. Más allá de las diferencias, la suma de declaraciones sirve como contexto y como punto de partida para una discusión que no se termina de plantear en toda su riqueza. Hay un dato fundamental: Talamante Castillo fue detenida en noviembre de 1974 y liberada poco
cine
Un animé con pasado de videojuego super once: el juego final (inazuma eleven: the movie, japón/2010). ★★ regular. dirección: Yoshikazu Miyao. guión: Akihiro Hino. distribuidora: The Other Screen. duración: 87 minutos. calificación: apta para todo público.
U
n film animado que nació como videojuego y después fue historieta –o manga, para usar el término apropiado, dado su origen japonés– y luego animé televisivo. Por ese camino, muy exitoso entre el público infantil, llega a este relato, centrado en la historia de un equipo de fútbol escolar –que recuerda a la serie de los años noventa Super-
campeones–, que suma elementos de fantasía y ciencia ficción. Es una receta demasiado confusa para quien no esté familiarizado con este universo de antemano. Especialmente porque el doblaje hace poco por aclarar los cambios de tono y género del film y ni siquiera se pone de acuerdo a la hora de nombrar a su tema principal. El protagonista, un adolescente
después del golpe del 76. Es decir, estuvo detenida bajo el gobierno de Isabel Perón. La única mención a su violento gobierno la hace Argumedo. Luego el discurso se simplifica y la maldad “se estaciona” en la dictadura y en la política exterior de los Estados Unidos. La tercera película contenida dentro de este documental, la más floja, pero que, a la vez, tenía más potencial (a pesar de haber muchas sobre el tema), es la que se centra en el análisis del rol de los Estados Unidos en los setenta en el Cono Sur. Desde el título, un poco rimbombante, se alude a esto. Y desde el principio, la voz de la chica-investigadora-comentadora (un personaje-marco bastante innecesario), se apela a un simplismo bienpensante e intermitente que opaca parcialmente los méritos de la historia central. Para acusar a los Estados Unidos por sus actos en los setenta bastaba con citar dos párrafos (o incluso uno) del libro Juicio a Kissinger, de Christopher Hitchens. Con eso no eran necesarios los lugares comunes y simplistas sobre las “relaciones carnales” de los 90 y lo que vino después.ß Javier Porta Fouz
llamado Endo, tiene una irrefrenable pasión por el fútbol, al que a veces también llama soccer, una indecisión idiomática que no empaña su entusiasmo por el deporte. Una actitud que no comparten sus compañeros de escuela y que preocupa a los misteriosos personajes que lo observan desde lejos: “Es un horrible mal. Las almas y los cuerpos de los niños se debilitarán”, dice el aparente villano, cuya misión es evitar que Endo forme su equipo y que compita en el torneo Fútbol Frontera. Aparentemente, el futuro de la humanidad depende del fracaso del equipo de los “buenos”. Más que los detalles de la narración, aquí lo que les interesará a los fanáticos del animé es que Super Once: el juego final cuenta con todas las marcas estéticas que hicieron del género uno de los favoritos del público infantil a nivel global.ß natalia Trzenko
L
a mansión nació al mismo tiempo que su habitante más conocida. Victoria Ocampo y la Villa Ocampo surgieron al mundo en 1890, cuando en Europa y también en estas orillas se comenzaba a vivir la belle époque, los años dorados de creencia en el progreso indefinido que encontrarían un final abrupto con la irrupción de la Primera Guerra Mundial. Victoria Ocampo se crió en ese vaivén entre la modernidad de nuevas comodidades técnicas como el auto y la luz eléctrica y el conservadurismo del orden social y familiar establecido. También entre los aires bucólicos de los jardines con barranca al Río de la Plata y la sofisticación de una educación de institutrices inglesas y francesas. Y a partir de allí afirmó un camino propio, no sin pasar por conflictos con el mandato paterno. Victoria signaría así a la Villa Ocampo con una vida cultural que ameritó que años después de su muerte la Unesco se hiciese cargo de la mansión no como un museo, sino como sede de una historia viva que tiende hilos hasta nuestros días. En estos días volvió a reinar en Villa Ocampo el ambiente de la infancia de Victoria Ocampo. La muestra La Gran Ilusión recrea la vida cotidiana en los tiempos de la belle époque, tal como la vivió la editora de Sur. No faltan siquiera las cabras y los gansos en el jardín, aunque no se sepa si llevan nombre francés, como Blanchette, la blanca cabrita que acompañaba a Victoria en sus juegos. Dentro de la magnífica mansión también cobran vida la infancia y la juventud de Victoria Ocampo, a partir de las escenas que recrea un elenco fluctuante de entre dos y seis actores. “Si hay mucho público se representan escenas sueltas en diversos ámbitos de la mansión. La gente se acerca a los breves cuadros en la medida en que se cruzan con ellos en su propio itinerario. Si el grupo es más reducido –sobre todo en la horas más tempranas–, se realiza una visita guiada a través de esos cuadros actorales, con las estaciones en secuencia ordenada”, explica Martín Joab, encargado de la
Juglares, verde y animales, un marco ideal puesta en escena de las intervenciones teatrales y musicales que jalonan la recorrida. El núcleo de la recorrida pasa por el racconto de las lecturas de Victoria Ocampo desde su infancia, de la mano de sus dos institutrices, una inglesa, Miss Ellis, la otra, francesa, Mademoiselle Bonnemaison. Arranca con el nonsense de Alicia en el País de las Maravillas, pasa por una fábula de La Fontaine –el libro, con dibujos de Victoria, está expuesto en una vitrina de un rincón del primer piso– y llega hasta Oscar Wilde, resistido por los padres por “inapropiado”, pero muy apropiado para jugar con un posible parentesco entre el fantasma de Canterville y los espíritus que sobrevuelan Villa Ocampo. A través de lecturas compartidas entabla Victoria su
piedra libre Recital doble Como cierre de temporada se unen los temas de la banda pop Koufequin y los juegos musicales de Bigolates de Chocote en una gran fiesta al aire libre. En el Konex, Sarmiento 3131, mañana, a las 16. $ 70 y 90.
Rock junto al río Panceta y los Papafritas se presenta en un recital al aire libre. En Urquiza y la costa del Río de la Plata, Vicente López, mañana, de 15 a 18. Gratis.
amistad con María Elena Walsh, a pesar de la diferencia de edad entre ambas mujeres. Termina sonando así una de las canciones de María Elena en la casa de Victoria. Otra escena clave del proceso de formación de la intelectual sagaz que fue Victoria Ocampo es la representación en tono de juego operístico del conflicto con el padre. En debate está lo que ella sueña, lo que quiere ser, la libertad de usar pantalones, de manejar un auto, de fundar una editorial, de ser actriz. Los bigotes del padre se exasperan, pero de nada servirá. Entusiasmada por la ruptura musical con que escandalizara al París de la preguerra Igor Stravinsky con El pájaro de fuego y Consagración de la primavera, Victoria Ocampo tuvo años más tarde al compositor sentado al piano que suena ahora en la recorrida por su mansión. El primer libro editado por Sur, el emprendimiento literario de Victoria Ocampo, fue de Federico García Lorca. Así es que también se escuchan los aires flamencos de su romancero gitano. Los grandes nombres de la cultura occidental de hace un siglo adquieren así resonancias muy concretas incluso para los visitantes más pequeños, que pueden “ver” a Victoria corriendo a esconderse entre las plantas, leyendo entre el refinado mobiliario, adoptando personalidad singular frente a sus padres y hermanas. La muestra va de este modo mucho más allá de una exposición de objetos, le da vida a la casa. ß