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| Domingo 6 De octubre De 2013

Un encuentro íntimo con Sting the last ship. El ex Police presentó su último disco en Nueva York con un ciclo de shows

El músico, en el Teatro Público Viene de tapa

Durante la presentación, que se extendió por espacio de dos horas y media, Sting se encargó de contarle al público la historia de su ciudad, en un recorrido que llega vía una variedad de melodías, desde un folklore típico de un pub irlándes hasta verdaderos himnos al trabajo –hay una canción dedicada, por ejemplo, a los soldadores– y, claro está, las baladas para el amor. Sting también habló acerca de la novedad de escribir para un musical de Broadway, y sobre su trabajo con el productor Joe Montello. “Yo llevaba las canciones que pensaba que estaban bien. Y me decían que no estaban mal, pero que no podían estar en la obra –dijo, despertando risa del público–. Cuando pregunté por qué, me dijeron que no hacía avanzar la narrativa. «No tenemos tiempo para esperar tres minutos mientras un actor expresa una emoción. A menos que mueva la historia hacia adelante, no está en la obra» me dijeron. Esto era nuevo para mí”, cerró el músico. Sting, vestido con una remera gris, jeans y borceguíes, tocó sólo dos canciones de su viejo repertorio –entre ellas “When We Dance”, que cosechó un prolongado aplauso–, y optó por concentrarse en las canciones de su musical, acompañado por una nutrida banda, en la que sobresalió el coro The Wilson Family –cinco hombres de prominentes canas y voces poderosas–, los violinistas Peter y Kathryn Tickell, y el cantante Jimmy Nail, quien tendrá un papel en la obra. Entre canción y canción, el inglés, que a los 62 años muestra el mismo físico imponente de siempre aunque ya no tanto pelo (tiene la cabeza rapada), aprovechó para recordar anécdotas de su pueblo y explicar la historia detrás de la obra. Habló de un párroco que impulsa a los trabajadores del astillero a construir un barco para reconstruir con su trabajo la autoestima del pueblo y afrontar el cierre de su fuente de trabajo, entre otros relatos. Y, ya sobre el final, habló de uno de sus primeros roces con la fama y la riqueza. Sting recordaba que el lanzamiento de un buque al mar era un evento tan, tan importante, que la reina de Inglaterra viajaba hasta el pueblo para la ceremonia. En una de esas ocasiones, la gente se agolpó en las calles con banderas del Reino Unido a la espera del Rolls Royce con su majestad. Sting, un niño por entonces, agitó su bandera y, asegura, los ojos de la reina lo descubrieron. Fue en ese momento, dijo, que tuvo un pensamiento claro: “Quiero estar en ese auto. No quiero estar en esta calle, no quiero estar en este astillero. Yo quiero estar en ese auto”. Décadas después, Sting se ocupó de honrar ese momento con su propio musical.ß

cine

Se suicidó Carlo Lizzani El director italiano Carlo Lizzani se quitó la vida ayer en Roma al arrojarse al vacío desde un tercer piso. Tres años atrás, otro ilustre realizador del mismo país, Mario Monicelli, murió del mismo modo. Lizzani, de 91 años, fue director de Crónica de pobres amantes, Mussolini último acto y Celuloide, donde recordaba su trabajo junto a Roberto Rossellini en Roma ciudad abierta.ß

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