Un aficionado,

la Universidad Politécnica de Virginia, perpetrada por Cho Seung-Hui, asesino de 32 estudiantes y profesores. Con dos pistolas, el surcoreano –que terminaría.
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Sábado 20 de junio de 2009

GOLF

El US Open

Por Gastón Saiz Enviado especial ARMINGDALE.– Cada vez que cierra los ojos y su mente queda en blanco, a Drew Weaver le vuelven aquellos minutos escalofriantes de manera instantánea. Es el retumbo de cinco o seis disparos secos. Enseguida los gritos, el dolor y el ulular desesperado de las ambulancias. Es un recuerdo recurrente que lo agita y lo perturba, hasta que de a poco logra recomponerse. Este aficionado que sueña en el US Open es en realidad un sobreviviente. El 17 de abril de 2007, Drew estuvo en el ojo de la masacre de la Universidad Politécnica de Virginia, perpetrada por Cho Seung-Hui, asesino de 32 estudiantes y profesores. Con dos pistolas, el surcoreano –que terminaría suicidándose– causó aquel día el mayor baño de sangre de este tipo en la histo-

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ria de los Estados Unidos y uno de los peores en el mundo. Al instante en que comenzó la matanza en el pabellón de ingeniería, el golfista que ayer disfrutó de su vuelta de 69 golpes (-1) caminaba a unos 90 metros del área fatídica: “Escuché los disparos y corrí para salvar mi vida. Me refugié en la biblioteca y allí me quedé encerrado durante tres horas y media. Fue todo muy rápido, escuchaba la desesperación de los alumnos y poco después, desde la ventana, veía cómo iban llegando quince, veinte ambulancias”. Weaver, de 21 años, se graduó el mes pasado en aquella universidad tras cursar la carrera de administración de empresas. Llegó al US Open a través de una clasificación regional de 36 hoyos y es el séptimo certamen profesional en el que participa. En septiembre próximo se pasará al campo rentado. Igual, su enfoque en el golf no le impide retroceder a su terrible experiencia una vez más. Re-

Un aficionado,

memora a la perfección la masacre que empezó cerca de las 7.15 en Blacksburg, 420 kilómetros al sudoeste de Virginia. Su relato es una manera de no olvidar el episodio: “Es algo que siempre estará en nuestras mentes, soy uno más de todos los que han atravesado por esa situación. Pero desarrollé una manera más optimista de ver la vida y ahora aprecio más las pequeñas cosas”, cuenta este joven de anteojos y pullover de rombos. Su aspecto es más de un alumno aplicado que de un jugador de golf. Confiesa que le tomó un buen tiempo lidiar con el trauma, y que intenta dejarlo en el pasado. Irónicamente, su golf empezó a florecer justo después del ataque. A los dos meses del episodio ganó en el British Amateur y se transformó en el primer norteamericano en adjudicarse este certamen desde 1979. Jamás se había probado en un link británico. “Le dedico el triunfo a las 32 personas que murieron aquel día. Es un logro diminuto al lado de lo que sucedió en la universidad”, pronunció en la entrega de premios. En esa victoria en Lancashire, Inglaterra, recibió la ayuda de su padre, John, que le dio una mano como caddie. Su bolsa de palos tenía surcida una insignia que rezaba: “Virginia Tech recuerda el 17-04-07”. Gracias a la

hazaña, Drew obtuvo una invitación para actuar como aficionado en el Masters de Augusta 2008, en donde no superó el corte clasificatorio, pero que lo impulsó para seguir adelante. Weaver recorre los senderos del Bethpage State Park con la satisfacción de alguien que resignificó su existencia. Antes de dirigirse hacia la zona de práctica, una vez firmada su tarjeta de 69 golpes, choca sus manos con las de su caddie, Víctor Velázquez. “Es un chico muy respetuoso, muy sensible, muy chévere”, señala este venezolano que lo acompaña y lo aconseja en el golf desde hace un año. “No se menciona la tragedia, de eso no se habla entre nosotros. Ahora mismo sólo pensamos en un porvenir golfístico para los dos. Mire que hay futuro ¿eh?”, se convence y trata de convencer Víctor. De una u otra manera, Virginia Tech siempre aguijonea con su testimonio de horror y muerte: ayer, en la zona de putting green de Bethpage, la madre de Weaver divisó a un espectador surcoreano muy parecido a Cho Seung-Hui. Allí estaba ensayando su hijo. Cuentan que la mujer entró en una crisis nerviosa, y que hubo que calmarla. Pero las cosas están en p paz: Drew g goza cada minuto del US Open.

un sobreviviente Drew Weaver estuvo en la recordada masacre en la Universidad de Virginia, en 2007; “Escuché los disparos y corrí para salvar mi vida”, confesó; hoy, es uno de los animadores del certamen

Weaver, de 21 años, en el US Open; arriba, el duro momento en Virginia, en 2007, donde murieron 32 personas // A F P

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son los jugadores amateurs que actúan en este US Open. Además de Weaver, figuran Tringale, Taylor, Martin, Stanley, Burgoon, Alexander, Snyder, Nagy, Fowler, Erdy, Kittleson, Lewis, Peterman y Brock.

El golf y el clima, actores que juegan su propio torneo Un mundo de sensaciones luego del temporal del jueves y con el peor augurio para hoy; de los tres argentinos, el Pigu Romero marca el camino, y Cabrera y el Gato Romero luchan de atrás FARMINGDALE (De un enviado especial).– En este accidentado US Open bien podrían ubicarse en la misma línea de importancia tres oficios: el de golfista, el de meteorólogo y el de starter, la persona encargada de anunciar las salidas en este deporte. El panorama había comenzado a alterarse con el temporal del jueves, que sólo permitió que salieran a la cancha 78 de los 156 jugadores y que frustró la primera vuelta. En ese lote estuvieron los tres argentinos, que ayer completaron los primeros 18 hoyos, pero que finalmente no jugaron ni un hoyo del segundo recorrido, como estaba previsto en un principio. De ese cambio de agenda fueron avisados D bien temprano, por lo que ayer entraron b e en escena los que todavía no habían deb butado. Estos últimos jugaron hasta que ya no hubo luz, pero no alcanzaron a cony ccluir las dos vueltas. La USGA tomó una decisión complicada, pero sabia: les dio descanso a p los que habían tenido que levantarse lo ttemprano los dos primeros días, y que lucharon contra una cancha mojada lu y traicionera, tales los casos de Angel C Cabrera, Andrés Romero, Eduardo Romero y Tiger Woods. Al mismo tiempo, m ccomprometió a los otros ayer a una marratón de 36 hoyos, aunque con un campo mucho más accesible y en un día p ssoleado. Se dio que con el transcurso de la segunda vuelta, los rendimientos d empezaron a decaer. La cuestión clave pasará por el estado del tiempo de hoy. Si vuelve a llover, se complicará sobremanera el desarrollo, y los argentinos serían nuevamente víctimas de la lluvia. También podría pasar que no lleguen a jugar… La salida del grupo que componen Cabrera, Tiger Woods y Padraig Harrington se programó para las 13.36 de hoy (las 14.36 de la Argentina), mientras que los dos Romero, en compañía de Miguel Angel Jiménez, estarán en el primer tee a las 13.47. Ya se confirmó que este certamen seguirá por lo menos hasta el lunes... El argentino mejor ubicado ayer terminó siendo Andrés Romero, con 73 (+3). El Pigu jugó 14 hoyos, con dos birdies, dos bogeys y un doble bogey en el par 5 del 4 (el jueves había salido por el 10). “Ese doble bogey me enojó bastante. Tiré un drive cerrado, pero pegándole bien ahí, a ese green llego en dos. No queda otra que ser paciente; es una semana muy dura y hay que tomárselo con calma”, apuntó el tucumano, que

Roberto De Vicenzo

Los desafíos de la lluvia

Cabrera saca desde un espeso rough, en el accidentado US Open

le encantaría conocer de una buena vez Manhattan, pero sabe que aquí vino para otra cosa. Angel Cabrera (74; +4) vivió una situación particular en el hoyo 18. Desvió su salida a la derecha y no podía encontrar la pelota. El irlandés Harrington, su compañero de juego, lo ayudó a buscarla. Y mientras que lo hacía, pisó la bola accidentalmente. “La tocó, pero por suerte Padraig la encontró. Jugamos en un campo mojado, difícil y largo; no quedé conforme pero bueno, hay que seguir. No hay problema con que el torneo se termine el lunes; yo no tengo ningún apuro”, dijo el Pato, autor ayer de cuatro bogeys y un birdie. Y el Gato Romero (76; +6) sigue luchando desde atrás: “Definitivamente, la cancha estuvo más accesible para los que jugaron por la tarde. Pero no tiene ningún sentido enojarse ni patalear; si me afecta a mí, les afecta a todos”.

Audio. El mal tiempo perjudicó a los argentinos, por Gastón Saiz, enviado especial. www.lanacion.com.ar/1141071

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LA CLASIFICACION Jugador 1a 2ª Total Lucas Glover (EE.UU.) 69 -5 (13*) -6 Ricky Barnes (EE.UU.) 67 -2 (9*) -5 Peter Hanson (Suecia) 66 par (11) -4 Todd Hamilton (EE.UU.) 67 -1 (10) -4 Mike Weir (Canadá) 64 +2 (9) -4 72 -4 (12) -2 6os Azuma Yano (Japón) Soren Hansen (Dinamarca) 70 -2 (11) -2 Adam Scott (N. Zelanda) 69 -1 (11*) -2 Sean O’Hair (EE.UU.) 69 -1 (11*) -2 Ross Fisher (Inglaterra) 70 -2 (10*) -2 73 -4 (13) -1 11os Nick Taylor (Canadá) David Duval (EE.UU.) 67 +2 (12) -1 Phil Michelson (EE.UU.) 69 par (11) -1 Drew Weaver (EE.UU.) 69 hoy -1 G. McDowell (Irlanda N.) 69 hoy -1 -4 (14) par 16os Gary Woodland (EE.UU.) 74 J.B. Holmes (EE.UU.) 73 -3 (12*) par Anthony Kim (EE.UU.) 71 -1 (12) par Stephen Ames (Canadá) 74 -4 (9) par Jeff Brehaut (EE.UU.) 70 hoy par Ian Poulter (Inglaterra) 70 hoy par Ryan Moore (EE.UU.) 70 hoy par Otros scores: 50º, Andrés Romero (Argentina), 73 (+3); 65º, Angel Cabrera (Argentina), 74 (+4); Tiger Woods (EE.UU.), 74 (+4), y 101º, Eduardo Romero (Argentina), 76 (+6). Pos 1º 2o 3os

LUCAS GLOVER, EL MEJOR

WOODS, POR AHORA, NO ESTA

TARJETA SOBRECARGADA

La jornada se suspendió a las 20.24 por falta de luz. Hasta ese momento, el único puntero era Lucas Glover, que jugó de un tirón 31 hoyos y que totalizó –6 al promediar la segunda vuelta.

Tiger Woods registró el mismo score que Cabrera, con +4, tras los primeros 18 hoyos y lejos de las expectativas. “Tal como me sentí en la cancha, la verdad es que prefería no jugar la segunda vuelta. Fue mejor.”

No es común que haya errores. Pero el jueves, Eduardo Romero fue víctima de una equivocación: le adjudicaron un triple bogey en el par 3 del hoyo 14; en realidad, hizo el par. Ayer lo corrigieron.

Tras la suspensión por mal tiempo del jueves, ayer se reanudó la actividad en Farmingdale, en lo que fue la primera jornada de actividad plena del US Open. –Maestro, ¿cómo toman los jugadores la vuelta a la cancha tras una suspensión como la de la primera vuelta? –Los jugadores siempre quieren volver a jugar porque las demoras imponen un desafío extra, ya que hacen que la tensión se haga más prolongada. Pero, por suerte, el torneo pudo continuar y esperemos que no haya más interrupciones, aunque las expectativas son un poco oscuras porque hay más lluvia pronosticada para hoy. –¿Le sorprendió ver a Angel Cabrera y Tiger Woods lejos de la punta? –Yo creo que no ha sido mala la primera vuelta de Cabrera ni la de Woods. Lo que pasó es que se complicaron con el mal tiempo y con el pasto, que está un poco más alto que el primer día. Además, se los veía incómodos con el barro, que se pega a la pelota y la hace inmanejable. –¿Los ve con posibilidades de recuperarse? –Sí, yo creo que no están perdidos ni mucho menos, sobre todo con la jerarquía que tienen los dos. Tienen que salir a arriesgar y tener la suerte de que les toque un buen momento y se puedan sentir cómodos con el estado de la cancha. Hoy en día, en canchas tan complicadas como ésta, un jugador que quedó a 10 golpes del líder puede revertir el resultado y terminar ganando. Si te toca un buen día y te ayuda la diosa fortuna, se pueden hacer grandes scores. –Cambiando de tema, ¿qué le pareció el triunfo de los chicos argentinos en Japón, que ayer se consagraron campeones mundiales juveniles? –Es un triunfo muy importante el de estos chicos, que muestra lo bien que están las escuelas argentinas. Esta nueva generación viene apuntando muy alto y son el semillero de nuestro golf. Es muy probable que en el futuro sean los encargados de darnos muchas satisfacciones. –¿Es muy distinta la preparación que tienen estos jóvenes en relación con la que tenían en otros tiempos? –Y... sí. Hoy, los chicos se preparan mucho más desde que comienzan a acercarse al golf, incluso en la parte física. Además, hay una competencia muy fuerte entre ellos para ver si pueden integrar los seleccionados y eso hace que se fomenten las ganas de superarse. –¿Y las familias influyen en ese proceso? –Se ve mucho más interés que antes. Las familias hoy apoyan a los chicos y son el principal sostén de sus carreras. Antes te obligaban a ir a la escuela y no le daban mucha importancia al golf. Pero hoy en día, además de la escuela, las familias también se toman muy en serio la carrera deportiva de sus hijos.