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DE LAS INFRAESTRUCTURAS: EL IMPACTO DEL FERROCARRIL. ... extranjeros que se destinarán principalmente a la construcción del ferrocarril y a la.
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TEMA 13. 1: TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS. PROCESO DE DESAMORTIZACIÓN Y CAMBIOS AGRARIOS. LAS PECULIARIDADES DE LA INCORPORACIÓN DE ESPAÑA EN LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL. MODERNIZACIÓN DE LAS INFRAESTRUCTURAS: EL IMPACTO DEL FERROCARRIL.

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La economía española durante el siglo XIX se caracteriza por un lento crecimiento y atraso respecto a los países industrializados de Europa central y occidental, así como por un grave desequilibrio sectorial y territorial. Estas características se deben a una serie de condicionantes siendo los más importantes: La falta de capitales necesarios para financiar las innovaciones técnicas propias de la industrialización, la falta de una red viaria que facilitase el comercio necesario para el aumento de la demanda. Los capitales nacionales se invirtieron en compra de deuda pública y en la adquisición de tierras desamortizadas. También se invirtieron en la especulación bursátil. España pasará a depender de la inversión de capitales extranjeros que se destinarán principalmente a la construcción del ferrocarril y a la industria siderúrgica, destinándose los beneficios a sus países de origen. La orografía española será un factor negativo para las comunicaciones y dificultará la articulación de un mercado nacional. Un lento y limitado crecimiento demográfico dará lugar a una menor disponibilidad de mano de obra y a un reducido mercado interior que no favorecerá el crecimiento de la producción industrial. Escasez y dispersión de las materias primas y fuentes de energía. Las consecuencias de las guerras, teniendo en cuenta que el siglo XIX se caracteriza por el mantenimiento casi permanente del estado de guerra: independencia, emancipación territorios ultramar, carlistas. De manera que podemos hablar de una España que formará parte de los países de Europa Meridional y oriental, caracterizados por su disposición periférica, economía eminentemente agraria y una deficiente industrialización. El primer aspecto que vamos a analizar en referencia a las transformaciones económicas va a ser el proceso de desamortización que se llevó a cabo durante el siglo XIX, pero que tiene tres momentos destacados: las desamortizaciones de Mendizábal (1836), la de Espartero (1841) y la de Mádoz (1854). España era un país esencialmente agrario que se caracterizaba por un estancamiento en la producción (escasas innovaciones técnicas) y una propiedad agrícola mayoritariamente vinculada (no se podía vender). Los propietarios eran la Iglesia, la nobleza y los ayuntamientos que la explotaban a través de arrendatarios. Los primeros cambios los encontramos en la modificación del régimen de la propiedad que se realizará mediante las desamortizaciones eclesiásticas y civiles, siendo las más importantes las de Mendizábal (1836-37) y la de Mádoz (1854) aunque ya se habían llevado a cabo desamortizaciones en tiempos de Carlos IV, Cortes de Cádiz y Trienio Liberal. Sin embargo los resultados no fueron los esperados ya que no se creó una clase media en el campo consolidándose la estructura agraria latifundista. La desamortización de Mendizábal de 1836 tuvo sus motivos en: a) lograr el derecho a la propiedad libre y circulante; b) aumentar el número de medianos propietarios y c) disminuir la deuda pública del Estado. Esta desamortización afectó principalmente a bienes de la iglesia, en especial del clero regular (las órdenes religiosas). Cerraron los conventos que no tenían un número mínimo de monjes y nacionalizaron sus propiedades. Después de dividirlas en lotes

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fueron vendidas en pública subasta y pagadas o bien en metálico o bien con títulos de deuda pública (es un título con valor que refleja de deuda que el Estado contrae con un inversor). En 1841 Espartero, entonces regente, llevó a cabo otro proceso desamortizador, esta vez sobre bienes del clero secular (sacerdotes). Su impacto fue menor que en anterior. La desamortización de Mádoz en 1854 afectó a las propiedades de los ayuntamientos, sobre bienes de propios y comunales. La recaudación fue muy superior a la de Mendizábal. Los objetivos de este proceso eran similares a los de Mendizábal pero había que añadir la necesidad del Estado de ingresos para la construcción del ferrocarril. Las consecuencias del proceso desamortizador fueron: La disminución de la deuda del Estado; la mayoría de las tierras quedarán en manos de las oligarquías dirigentes que eran los únicos que podían comprarlas y eso consolidó los latifundios; el campesinado será quien resultará gravemente perjudicado ya que perdió el derecho al uso de bienes comunales y el usufructo permanente de las tierras de cultivo: los nuevos propietarios no introdujeron innovaciones en la agricultura y el leve crecimiento de la producción agraria se debió al aumento de la superficie cultivada.

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En cuanto a la incorporación de España al proceso de la revolución industrial lo más destacado es que fue tardío, lento y muy localizado. Se desarrollaron las industrias textil en Cataluña (Barcelona), metalúrgica en Vizcaya (Bilbao), Asturias (Oviedo y Gijón). El desarrollo industrial se centró en las zonas costeras por su fácil accesibilidad por mar y cercanía a los europeos, más avanzados económicamente. El resto de España se mantuvo prácticamente sin industrializar. Las causas del fracaso de la Revolución Industrial en España fueron: • Inestabilidad política: guerra de Independencia, pérdida de los territorios americanos y guerras carlistas. • Escasez de materias primas, un carbón escaso de baja calidad y difícil explotación. Así como de algodón, que tenía que ser importado en su totalidad. • Deficiente red de comunicaciones. • Atraso tecnológico, falta de capitales nacionales y dependencia del exterior tanto en capitales como en técnica y energías. • Débil mercado interior, baja capacidad adquisitiva, estancamiento agrícola y escasa competitividad en el mercado internacional debido al proteccionismo. En el ámbito agrícola: Se introdujeron muy pocas innovaciones técnicas que no fueron las suficientes debido a la ausencia de una clase media agraria-propietaria. Los cultivos más destacados fueron el trigo en las dos mesetas; la vid, que tuvo su momento de auge cuando entraron en decadencia los viñedos franceses a causa de la filoxera; y el olivo, especialmente en Andalucía, se extenderá a Aragón y Cataluña. Se produjo una especialización regional: maíz y patata en el norte, cultivos arbustivos en la franja mediterránea y cereales en las dos Mesetas. En el ámbito industrial destacar: ➢ La industria textil se desarrolló gracias a la protección arancelaria. Su limitación se debió a que fueron incapaces de atraer grandes capitales a la zona ya que predominaba la financiación familiar y no era capaz de competir con la textil inglesa. Para evitar el encarecimiento del producto debido a la necesidad del carbón inglés, aprovecharán los saltos de agua de las corrientes de los ríos como el Ter o el Llobregat. ➢ La siderúrgica inicia su desarrollo a principios del siglo XIX en Málaga con la instalación de altos hornos que utilizaban carbón vegetal. Ésta se trasladará a Asturias

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donde los altos hornos utilizarán coque. (El coque es un combustible obtenido de la destilación de la hulla calentada a temperaturas muy altas en hornos cerrados y el resultado es un carbón liviano y poroso. La hulla es un carbón mineral que se formó por compresión de lignito a partir de los bosques primitivos durante el periodo carbonífero y pérmico en la era primaria, tiene mayor proporción de carbono, mayor humedad y poder calorífico que el lignito). Poco más

tarde, a partir de la mitad del siglo XIX, el foco siderúrgico se trasladará a Vizcaya donde se habían creado empresas de capital mixto, británico y local. Allí se empleó el sistema Bessemer (oxigenación del hierro) para producir aceros. ➢ Otras industrias que se desarrollaron en el resto de España pero de menor volumen serán: agroalimentaria (harina en Aragón y Castilla, vinos en Cataluña, Andalucía; aceite de oliva); química (colorantes y lejías para la industria textil; dinamita); papelera; minera (Almadén con la extracción de mercurio; Riotinto para la extracción de plomo y cobre). En cuanto a la modernización de las infraestructuras señalar el impacto del ferrocarril. Llegó más tarde que en otros países europeos. Ya hemos hablado de la dificultad que va a suponer la complicada orografía española para la construcción del ferrocarril. Su construcción será más difícil y cara que en otros países como Francia o Gran Bretaña. Durante el Bienio Progresista (1854-1856) se impulsará la construcción del Ferrocarril. Hasta esa fecha solo encontramos tres líneas: Barcelona-Mataró, Madrid-Aranjuez y GijónLangreo. En 1855 se aprueba la Ley General del Ferrocarriles por la que se van a conceder importantes ventajas para la construcción de líneas de ferrocarril facilitándose la entrada de capital extranjero, la desgravación fiscal y la subvención de hasta un tercio del coste de construcción. La crisis financiera internacional de 1866 (causada por una crisis en el sector bancario inglés y estadounidense por la libertad bancaria) paralizó prácticamente la construcción que se reanudaría en 1876 pero ya con un ritmo más lento. En 1896 se habían construido 13.000 Km de vía. El ferrocarril supuso una verdadera revolución en los transportes lo que significará un mejor y mayor intercambio de productos entre las regiones españolas al acortar distancias y abaratar costes. Las ciudades tendrán un mejor abastecimiento. Esto significará una mejora en la calidad y en la alimentación de la población. Pero existe un efecto negativo: la diferencia del ancho de vía del ferrocarril español respecto al europeo que llevará a un aislamiento. Asimismo, el trazado radial no favorecerá a la periferia industrializada. (Ancho vía español 1,67 metros, ancho de vía europeo 1,44 metros. Se debió a que se creía que era necesaria mayor anchura por la difícil orografía).

Otros avances en transportes y comunicaciones son la extensión de la navegación a vapor principalmente desarrollada en el País Vasco con los Astilleros del Nervión; y la modernización del servicio de correos con la adopción del sello en 1850 y el inicio del servicio telegráfico eléctrico que controlarán las autoridades militares.

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