P REPARING FOR THE C ONSECRATION OF THE A RCHDIOCESE OF S AN F RANCISCO TO THE I MMACULATE H EART OF M ARY Part 37
THE CHILDREN SPENT MANY HOURS TOGETHER in those days, praying the Rosary and sharing the secrets of their spiritual lives. As Francisco’s illness worsened, he was troubled because he could no longer pray the Rosary without being distracted. His mother encouraged him to pray with his heart as best he could and that Our Lord would understand. That brought him great peace. As his fever rose, he expressed to his father his desire to receive Holy Communion before he died. He had not yet received his first Holy Communion at church because he had not passed the catechism exam. Manuel Marto, the devoted father of Francisco and Jacinta and the first to believe in the apparitions, went promptly to summon the priest to visit his dying son. With tears in his eyes, he recited the Holy Rosary on his journey. Meanwhile, Francisco asked to see Lucia so that she could help him prepare for his last confession. “Lucia, I’m going to make my Confession now and die. I want you to tell me if you ever saw me commit any sins.” “Sometimes you disobeyed your mother when she wanted you to stay home,” she replied. “You sneaked away to be with me or to hide yourself.” “It’s true. I committed that sin. Now go and ask Jacinta if she remembers any.” “Yes, look,” Jacinta replied with staggering frankness. “Tell him that before Our Lady appeared to us, he stole ten cents. And when the boys threw stones at the boys from Boleiros, he helped them.” “I have confessed them already, but I’ll confess them again,” Francisco replied with joy. “Maybe they are the reason why Our Lord is so sad. As for me, even if I were not to die, I wouldn’t do it again. I’m sorry. My Jesus, forgive us, forgive us; save us from the fires of Hell. Look, Lucia, you too ask Our Lord to forgive me my sins.” Francisco confessed that afternoon and then received his First Holy Communion as Holy Viaticum the following morning. He had fasted since midnight, even though he was not required to do so, due to illness. Lucia and Jacinta were present at his Holy Communion. The two girls knelt and prayed as Francisco rejoiced in the presence of his Beloved Lord, Whom he would see face-to-face quite soon. †
LOS NIÑOS PASABAN MUCHAS HORAS JUNTOS en aquellos días, rezando el Rosario y compartiendo los secretos de sus vidas espirituales. A medida que la enfermedad de Francisco empeoraba, él estaba preocupado porque ya no podía rezar el Rosario sin distraerse. Su madre lo animaba a rezar con su corazón lo mejor que él podía y que nuestro Señor entendería. Eso le trajo una gran paz. Cuando su fiebre subió, el expresó a su padre su deseo de recibir la Sagrada Comunión antes de morir. El todavía no había recibido su primera Comunión en la iglesia porque no había pasado el examen de catecismo. Manuel Marto, el devoto padre de Francisco y Jacinta y el primero en creer en las apariciones, fue inmediatamente a convocar al sacerdote para visitar a su hijo moribundo. Con lágrimas en los ojos, el rezo el Santo Rosario durante su viaje. Mientras tanto, Francisco pidió ver a Lucía para que ella pudiera ayudarlo a prepararse para su última confesión. "Lucía, voy a hacer mi Confesión ahora y voy morir. Yo quiero que me digas si alguna vez me viste cometer algún pecado. "A veces desobedeciste a tu madre cuando quería que te quedaras en casa", respondió. Tú te escapabas para estar conmigo o para esconderte.”. "Es verdad. Yo cometí ese pecado. Ahora ve y pregunta a Jacinta si recuerda alguno. “-Sí, mira -respondió Jacinta con asombrosa franqueza-. "Dile que antes de que Nuestra Señora se nos apareciera, se robó diez centavos. Y cuando los muchachos arrojaron piedras a los muchachos de Boleiros, el los ayudó.” “-Yo ya los he confesado, pero los volveré a confesar de nuevo –“replicó Francisco con alegría-. "Tal vez ellos son la razón por lo que Nuestro Señor esta tan triste. En cuanto a mí, aunque no fuera a morir, yo no volvería a hacerlo. Lo siento. Mi Jesús, perdónanos, perdónanos; sálvanos de los fuegos del infierno. Mira, Lucía, también pide a Nuestro Señor que me perdone mis pecados. " Francisco confesó aquella tarde y luego recibió su Primera Comunión como Viaticum Sagrado la mañana siguiente. Él había ayunado desde la medianoche, a pesar de que no estaba obligado a hacerlo, debido a una enfermedad. Lucía y Jacinta estaban presentes en su Santa Comunión. Las dos muchachas se arrodillaron y oraron mientras Francisco se regocijaba ante la presencia de su Amado Señor, a quien pronto vería cara a cara. †