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espectáculos
| Domingo 15 De septiembre De 2013
teAtro
El complejo universo de Puig
“En el fondo, tengo sueños de princesita”, dice la multifacética y talentosa Maruja Bustamante
marcelo gómez
Todas las vidas de Maruja
ArrAsAdorA. La actriz, dramaturga y directora desnuda en escena su vida
amorosa, narra cuentos fantásticos y le pone el cuerpo a la historia de otros Alejandro Cruz LA NACION
En la casa de Maruja Bustamante hay una generosa colección de chanchos de todos los colores, formatos y texturas. Ocupan uno, dos, tres estantes. Llevan años con ella. Desde hace un tiempo, la pasión por ese coleccionismo parece que está por vencer. Todavía no sabe cómo resolver la cosa. Quizá formen parte de una performance para su cumpleaños en la que cada invitado se lleve uno. Pero dice esto y pone cara de desconcierto. Maruja es una talentosa y personal actriz, dramaturga y directora. Tiene en cartel tres obras: Maruja enamorada, un biodrama dirigido por Vivi Tellas; Doberman, la obra de Azul Lombardía que se presenta en el Rojas, y La leyenda de Lis Chi, su novela episódica para niños y niñas “marujianos” que está en el Teatro 25 de Mayo. En ese trabajo su asistente es Nicolás Capeluto. Nicolás anda por la casa de Maruja pendiente del flete de una heladera que se va. La película que marcó su infancia, y su vida, es Xuxa contra Bajo Astral. Ella se sabe la vida entera de Beyoncé. En el biodrama en el que cuenta su propia vida la acompaña en escena Ignacio Ocampo (o Iti el Hermoso). Él dice ser el único que puede nombrar a todos los integrantes de Mambrú sin usar Google. Ambos forman parte de Te Amo, “dúo sentimental-punk” que está por lanzar su disco. Maruja enamorada se estrenó hace poco. Por fuera de cualquier manual de estilo de una actriz frente a un grabador, dice: “En la obra me cansa, me cansa, me cansa mucho escucharme. A los 20 minutos de haber comenzado pienso que los espectadores deben estar pensando que tienen que aguantar unos 40 minutos más de esta piba hablando, y me canso, me
canso, me canso”. Y pone cara. La cara de Maruja Bustamante o esa expresión a mitad de camino entre el aburrimiento y el cansancio más existencial de la existencia y la más leve levedad. Cuando se cansa de escucharse se apoya en Iti (el hermoso). “Pero él también se cansa, queda agotado”, reconoce. En Catch, de José María Muscari, también se cansaba. Venía de hacer textos de Pessoa y Silvina Ocampo y, de buenas a primeras, pasó a luchar en el barro. Claro que en ese caso el cansancio era físico. “Todas las obras que hice me fueron sanando. Para mí el cuerpo siempre fue un problema porque era gorda y yo qué sé...; pero en Catch aparecía desnuda. Pensá que hasta ese momento me costaba desnudarme en la intimidad... Catch debe haber sido una autoterapia de shock violenta y necesaria. Otra vez hice de curandera maldita. Hasta ese espectáculo siempre había hecho de gorda buena, ¿entendés? En una escena tenía que tirar arroz en plena cara de Julieta Zylberberg que tiene como una cara de porcelana, que es tan linda. Esa cosa violenta me hizo romper con algo. Los otros días hablaba con mi psicólogo y le decía que Maruja enamorada me demuestra que soy mujer. Todo este tiempo anduve con rodete y jogging, con algo de aire de capanga cuando, en el fondo, tengo sueños de princesita rodeada de mis chanchitos rosas...” Y pone cara de princesita. Para el biodrama de Vivi Tellas eligió ponerse un vestido de flores con volados. “Estoy en proceso de dejar de ser una nena varonera a la que sus papás sobreprotegieron de un mal modo, o algo así”, se sincera. Alrededor de los estantes con chanchos y chanchitos están sus cuadros de colores estridentes en medio del territorio del Abasto. “Me visto con colores
aunque siempre me siento un poco ridícula, desubicada. Igual, soy coqueta. Recién ahora, no digo ahora mismo, que lo pienso. Y pienso: «No estás disfrazada de mujer. Sos mujer».” El color rosa la puede. El año pasado, mientras grababa Tiempos compulsivos, una maquilladora de El Trece le sugirió usar sombra rosa. Se hizo fanática. “Ese programa fue increíble. Soy medio tímida y verme en medio de esos genios que saben tanto me impactaba. Siempre los observaba desde lejos. Fueron todos muy buenos conmigo. De hecho, Paola Krum fue la que hizo crecer a mi personaje. Se lo debo”, dice. Desde la distancia miraba llegar a Marilú Marini a su camarín y hacer, religiosamente, 60 abdominales y 60 flexiones de brazos. Después observaba cómo se sentaba frente al espejo buscando un detalle para el personaje. La adoró en silencio aunque la otra Maruja, la del escenario, tenga una energía arrasadora. Un Batman nac and pop Maruja dice tener un lado pop que aflora a pleno en Te Amo, el dúo de canciones bellamente bellas, y su lado más lírico, cuando le gana su faceta de dramaturga. La leyenda de Lis Chi, quizá, sea la conjunción de esos das facetas. “Es la historia de un superhéroe que debe pelear contra su ex novia de la primaria, a quien dejó porque él es judío y ella, goi”, ha dicho por ahí sobre esta especie de Batman judío. El espectáculo acaba de estrenar su segundo capítulo. Es, según sus palabras, teatro episódico en cinco entregas que terminarán a fin de año. Maruja no tiene mucha experiencia en infantiles. En verdad, ninguna. “Los chicos se creen todas las convenciones, todo es verdad. Eso lo disfruto enormemente”, dice la autora de esta
propuesta con mucho de animé, videojuegos, vestuario hecho a mano y un superhéroes que toma mate . “El teatro independiente tiene prejuicio con el pop, le cuesta. Lo pone en una zona menor”, dice en otro momento de la charla. Su madre se fue de su casa cuando Maruja tenía 10 años. Partió tras los pasos de una religión llamada Perfecta Libertad. Ese relato le lleva buena parte de Maruja enamorada. Ahora, es una madre sobreprotectora preocupada por los problemas en las cervicales de su hija. Vive en el Sur. Cuando le contó a su padre la idea de llevar su vida a escena a él mucho no le interesó. Por lo pronto, no fue a verla. Sus dos hermanos, tampoco. Algunas veces, muchas, uno de ellos fue a verla al teatro y se quedó dormido. “A nosotros nos gusta cuando cantás...”, le dijeron varias veces su hermano y su papá. “Hacé comedias, Maruja. Haceme reír”, le ha dicho otras varias veces su mamá. Con La leyenda de Lis Chi unos y otros se rieron. Eso la puso contenta. Muy contenta. Por eso ahora pone cara de contenta, enmarcada por infinidad de chanchitos multicolores con caras de felicidad y un cartelito de “Te quiero” por ahí. El cartelito es de color rosa (obvio).ß
Maruja enamorada El Extranjero, Valentín Gómez 3378. Domingo, a las 20.30. Entradas, $ 70.
La leyena de Lis Chi Teatro 25 de Mayo, Av. Triunvirato 4444. Sábados y domingos, a las 17.
Doberman Centro Cultural Rojas, Corrientes 2038. Martes, a las 21.
Vallina, Arrese Igor y Gaetani
carlos furman/ctba
triste golondrinA mAcho.
lante la acción. Son fuertes; incluso en la debilidad de la locura son capaces de ser. Los hombres, en cambio, se pondrán al servicio de ellas. Aun para hacerles daño. Un texto por demás virtuoso, simbólico, casi un experimento –como el mismo programa de mano anuncia– funde la verdad con la imaginación, las enfrenta, las hace pelear, ¿cuál es la verdad? ¿Hay acaso una verdad? Un personaje arriesga tal vez una tímida pero contundente afirmación: el peligro puede estar solo en la imaginación, pero presentarse de forma absoluta, verdadera. Lo que no está, los que se han ido, pueden estar en nuestras mentes. La batalla está librada y probablemente no haya un solo ganador. El vestuario realmente sobresale. Sencillo, pero de una potencia que asombra. Las tres mujeres portan el mismo vestido, largo, lánguido; los dos hombres llevan el mismo traje. Sin embargo, el color será de gran referencia. De esta manera, los vivos se presentan de negro, al tiempo que los muertos, de un gris ceniza, se hacen casi invisibles, se disuelven en el aire. La escenografía, escasa, permite más bien dejar que se desarrolle el bellísimo texto. La música, a cargo de Diego Frenkel, juega un papel importantísimo. Zumbidos, bocinas, interrupciones que dejan la escena congelada y la reviven cuando callan. De esta manera cumplen el rol de elipsis temporales, un recurso jugado que siempre cae en manos de las luces. Las actuaciones están bien, acarrean el duro desafío que propone este texto. Una obra compleja, difícil –tanto para los actores como para el público– que nos mete en el universo de Puig. Un universo plagado de contradicciones. La platea aquí tiene un gran trabajo.ß Jazmín Carbonell
★★★
buena . dirección:
Guillermo
Arengo y Blas Arrese Igor. de: Manuel Puig.
intérpretes :
Romina
Gaetani, Mónica Raiola, Blas Arrese Igor, Julieta Vallina, Guillermo coordinación de produc -
Arengo.
ción: María La Greca. asistencia de dirección:
Tamara Gutiérrez. asis-
tente de video :
Lucía Gazzaniga.
asistente de iluminación: Javier Ca-
sielles. asistente artístico: Yoska Lázaro.
video :
Santiago Brunati.
música: Diego Frenkel. iluminación:
Alejandro Le Rpux. vestuario: Pablo Ramírez. escenografía: Romeo Fasce y Luciana Quartaruolo. sala: Teatro Regio,Córdoba 6056. funciones:
Jueves a sábados, a las 20.30 y
los domingos a las 19.30. duración: 70
minutos.
E
l teatro es puntual, siempre, pero mucho más cuando se trata del teatro oficial y la cita es en el Regio. Así que el telón se abre en punto. No, es cierto, el telón ya casi no figura en el teatro actual. Se prenden las luces y comienza la magia. Frente a la platea, una galería rosa, colonial, achica el inmenso escenario de este gran teatro. Una propuesta al menos llamativa que supone un intento de acercar al público, de hacer algo más intimista. Sin embargo, el profundo espacio escénico será usado en algún momento de la obra. Bien aprovechado. Triste golondrina macho es una obra teatral inédita de 1988 del gran novelista, guionista y dramaturgo Manuel Puig. Tres hermanas –una embarazada, una suicida, una atormentada– encarnan los miedos, el parto, la maternidad, la locura, la soledad y la muerte. Tópicos que aparecen en estas mujeres que llevan ade-