TESTIMONIO DE UN HUESPED No quería irme sin agradecerles a todas, por estos días en que me recibieron en su hospedería, por su testimonio de una vida totalmente consagrada a Dios en un mundo que parece no entender la vida más allá de lo que puede controlar y tener. Su esfuerzo, que me imagino que es muy grande, de abrirse cada día más a la conversión, es signo de que con nuestras fragilidades podemos decidirnos a vivir desde Su Resurrección esforzándonos por vivir desde el amor de Cristo. ¡La vida que ustedes llevan es un signo muy actual! ¡De comunidad y de entrega! Todo esto me motiva a mí a vivir cada día más anclado en el Señor. Por último decirles que me comprometo a rezar para que lleguen muchas vocaciones a este Monasterio; y yo mismo les encomiendo en sus oraciones mi vocación y la de todos mis hermanos del Colegio Mayor.  G.V.