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TERCER BARÓMETRO DE LA FELICIDAD. EL BIENESTAR SUBJETIVO DE LOS CHILENOS: LA IMPORTANCIA DE NUESTROS VÍNCULOS. Dirección de Estudios Sociales del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Instituto de la Felicidad Coca-Cola.
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TERCER BARÓMETRO DE LA FELICIDAD EL BIENESTAR SUBJETIVO DE LOS CHILENOS: LA IMPORTANCIA DE NUESTROS VÍNCULOS Dirección de Estudios Sociales del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Instituto de la Felicidad Coca-Cola.

TERCER BARÓMETRO DE LA FELICIDAD EL BIENESTAR SUBJETIVO DE LOS CHILENOS: LA IMPORTANCIA DE NUESTROS VÍNCULOS Dirección de Estudios Sociales del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Instituto de la Felicidad Coca-Cola.

Coordinación general de la publicación Instituto de la Felicidad Coca-Cola Dirección de Estudios Sociales (DESUC) del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Responsable técnico del estudio Dirección de Estudios Sociales (DESUC) del Instituto de Sociología de la Universidad Católica de Chile. Directora estudio y editora de la publicación Magdalena Browne Coeditor de la publicación y analista cualitativo Patricio Velasco Analistas de investigación Carla García (cuantitativa) Bernardo Mackenna (cuantitativo) Cristián Ayala (cuantitativo) Josefa Zavala (cualitativa) Equipo asesor Instituto de la Felicidad Coca-Cola Paula Catanzaro Javiera Veloso Carolina Dell’oro (consejero) Pablo González (consejero) Daniel Martínez (consejero) Juan Pedro Pinochet (consejero) Diseño y diagramación Degranate Diseño Imprenta Fyrma Primera Edición Octubre de 2015

CONTENIDOS

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PRESENTACIÓN

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OBJETIVOS Y METODOLOGÍA

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Marco conceptual ¿DE QUÉ FELICIDAD SE HABLA?: LO QUE DICE LA LITERATURA

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Resultados cualitativos ¿QUÉ ES LA FELICIDAD?: LO QUE DICEN LAS PERSONAS

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Resultados cuantitativos NIVELES DECLARADOS DE BIENESTAR SUBJETIVO

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Resultados cuantitativos ¿QUÉ INCIDE EN LAS DECLARACIONES DE BIENESTAR? SOBRE LA EXPERIENCIA Y CÓMO ESTA ES PERCIBIDA

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Resultados cuantitativos ¿QUÉ INCIDE EN LAS DECLARACIONES DE BIENESTAR? LAS DETERMINANTES SOCIALES DEL BIENESTAR SUBJETIVO

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CONCLUSIONES

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ANEXOS Anexo 1 - Metodología cualitativa Anexo 2 - Metodología cuantitativa Anexo 3 - Modelos de análisis multivariable

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BIBLIOGRAFÍA

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PRESENTACIÓN

Como Instituto de la Felicidad Coca-Cola, buscamos contribuir a la calidad de vida de los chilenos desde una mirada integral que permita avanzar en el conocimiento y difusión de las variables que impactan a felicidad y salud emocional de los chilenos. Para ello, nos hemos constituido como una entidad sin fines de lucro creada por Coca-Cola Chile, integrando en el diálogo, la reflexión y el análisis a representantes de nuestra empresa con un consejo permanente de asesores multidisciplinarios, con experiencia en temáticas sociales y felicidad. En ese contexto, hace cuatro años se dio origen al Barómetro de la Felicidad, un proyecto que busca a través de investigación social de calidad y en alianzas con centros de estudios, estudiar el bienestar subjetivo que las chilenos/as declaran tener en relación a su vida. En este Tercer Barómetro –a igual que el 2012– la ejecución técnica del estudio ha estado a cargo de la Dirección de Estudios Sociales de la Pontifica Universidad Católica de Chile (DESUC), y busca investigar en los factores sociales que inciden en el bienestar subjetivo que las chilenas y chilenos declaran tener en relación a su vida. En estas últimas dos décadas ha crecido el entusiasmo de las Ciencias Sociales por estudiar este tema, a pesar que su reflexión se encuentra en la raíz del pensamiento social. En sus inicios, este tipo de estudios fue criticado por su subjetividad, pero lo cierto es que es justamente allí donde radica su valor.

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De hecho, cuando se determina el grado de felicidad o satisfacción a través de encuestas, se mide una percepción de las personas respecto a su propia vida, y su análisis no se remite solo a su situación material, sino también a la forma en que se vinculan con otros, a sus expectativas y sus logros. De esta forma, se viene a complementar la comprensión tradicional del bienestar “objetivo” de las personas y las sociedades, medido principalmente como disponibilidad de ingresos. Es en ese contexto, que este proyecto de investigación tiene como objetivo principal conocer en el tiempo el estado de los reportes sobre bienestar subjetivo, identificando y comprendiendo los determinantes, significados y fundamentos de éste en la sociedad chilena. Para ello se ha puesto especial atención

en los vínculos sociales, así como los lazos de confianza entre chilenas y chilenos. En este Tercer Barómetro, se ha avanzado desde la perspectiva metodológica, aumentando sustantivamente la muestra, de manera de enriquecer los análisis para distintos grupos sociales. El trabajo de campo de este estudio consideró la realización de una encuesta probabilística en los centros urbanos de todo el país de 2.267 casos aplicados de forma presencial durante fines de 2014 y comienzo de 2015. En este informe, además, tales datos han sido complementados con el resultado de una investigación cualitativa llevada a cabo previamente durante 2013. Así también, en esta ocasión se han incluido nuevas temáticas que permiten ampliar la discusión respecto a la relevancia del apoyo social, los vínculos directos, y su relación con el bienestar subjetivo. En ese marco, el siguiente informe sintetiza los resultados de esta Tercera Encuesta Barómetro de la Felicidad del Instituto Coca-Cola. Para ello, se realiza primero una breve exposición metodológica; luego, se presenta una síntesis de la literatura especializada. En los apartados de resultados, se comienza con una reseña cualitativa respecto a los significados de las personas sobre la felicidad; se sigue, exponiendo las medidas generales de bienestar subjetivo incluidas en este estudio comparando datos de las dos últimas mediciones; posteriormente, se profundiza en determinantes de orden actitudinal (o de autopercepción de condiciones de vida) y factores asociados a vínculos sociales. La revisión de estas temáticas supone que no se puede determinar un único modelo para explicar por qué una persona dice ser en algún grado feliz o satisfecho, porque son múltiples las posibilidades: ¿La familia o la vida laboral?, ¿Nivel de ingresos o la autopercepción de ellos?, ¿La salud o su capital social?. Todas ellas pueden estar relacionadas en tanto condiciones materiales y a la vez ser percibidas de distinta forma por los chilenos según su ciclo de vida, condición social o predisposición personal, por nombrar algunos aspectos. La invitación a leer estas páginas es justamente un punto de partida a esa reflexión, y un intento como Instituto de la Felicidad de Coca-Cola, de continuar aportando a conocer la mirada subjetiva de chilenos y chilenas de nuestro país.

Presentación

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OBJETIVOS Y METODOLOGÍA

OBJETIVO DEL ESTUDIO Conocer las declaraciones sobre bienestar subjetivo de las personas, así como sus significados, fundamentos y determinantes, con especial énfasis en los vínculos sociales y confianza.

METODOLOGÍA COMPONENTE CUALITATIVO Se realizaron 15 dinámicas grupales realizadas entre octure de 2013 y enero de 2014. Estas fueron desarrolladas como “mini-grupos de discusión” pues contaban con cuatro o cinco participantes, lo que es algo menor que la cantidad de participantes que suele convocarse para otras entrevistas grupales, como los grupos focales. Esta decisión se tomó principalmente debido al tipo de temáticas a tratar durante las conversaciones –tales como las relaciones familiares y de amistad– lo que hacía preferible grupos más pequeños, de modo de poder ofrecer un ambiente menos intimidante a los participantes. Estas discusiones fueron moderadas por dos profesionales de DESUC. Los grupos fueron segmentados por nivel socioeconómico (NSE), género, y edad. Los detalles respecto al componente metodológico de la sección cualitativa del estudio pueden revisarse en detalle en el Anexo 1.

COMPONENTE CUANTITATIVO

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La medición del Barómetro 2014/15 se realizó a través de una encuesta de 2.267 entrevistas presenciales en hogares, sobre un universo que incluyó a personas entre 18 y 80 años, residentes habituales en viviendas ocupadas de zonas urbanas en comunas de más de 25 mil habitantes en todas las regiones del país. El trabajo de campo del estudio fue realizado por DESUC. El trabajo de campo del estudio fue realizado entre los meses de noviembre de 2014 y enero de 2015. Mediante un diseño probabilístico estratificado y por conglomerados, se obtuvo una muestra nacional distribuidas en 94 comunas del país, con un margen de error de +/- 2,1% a nivel nacional. Todos los datos relevantes de la conformación de la muestra cuantitativa y otros aspectos metodológicos relevantes pueden hallarse en el Anexo 2 del presente documento.

94 COMUNAS

Objetivos y Metodología

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¿DE QUÉ FELICIDAD SE HABLA?: LO QUE DICE LA LITERATURA MARCO CONCEPTUAL La literatura en torno al bienestar subjetivo destaca por la existencia de dos principales corrientes. Por un lado, es posible observar a quienes han entendido la felicidad a partir de momentos y emociones particulares, lo que se conoce como la aproximación hedonista hacia la felicidad; además, existen quienes consideran que la felicidad se relaciona, antes bien, con una dimensión evaluativa de procesos vitales que en su conjunto son capaces de constituir y otorgar sentido a las personas (Ryan & Deci, 2001). Ambas aproximaciones, sin embargo, incluyen una serie de variables que pueden ser comprendidas como determinantes del bienestar subjetivo. Entre los factores que han sido con-

siderados por la literatura se cuentan los siguientes: ingreso, edad, género, etnia, nivel educativo, salud, tipo de empleo, pertenencia a asociaciones, número de amigos cercanos, entre otras (Dolan, Peasgood, & White, 2008). Tales determinantes del bienestar pueden ser agrupadas de distinta forma, destacando el aspecto individual, colectivo, o estructural de las mismas. Así, por ejemplo, es posible referirse a la incidencia de contar con buena salud en vistas de tener altos niveles de bienestar, de la misma forma en que existen investigaciones que han considerado el tiempo de traslado entre el hogar y el trabajo (o centro de estudios) como variables que influyen en los niveles de bienestar subjetivo (Diener, 2000; Graham, 2012; Veenhoven, 2010).

¿CÓMO SE MIDEN LAS DECLARACIONES SOBRE BIENESTAR SUBJETIVO Y FELICIDAD?

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Resulta relevante aclarar cuáles son las distintas formas en las que se ha medido las declaraciones de las personas sobre bienestar subjetivo y, seguidamente, cómo se han articulado la discusión en torno a la felicidad. Tal como se ha observado, las mediciones sobre el bienestar subjetivo ponen el acento en los aspectos cognitivos y afectivos. De esta forma, la construcción de múltiples escalas de bienestar refiere a tales dimensiones. En esta investigación, en particular, se consideraron cuatro formas de medición del bienestar subjetivo que se hallan validadas en el contexto de la investigación internacional. La primera medición apunta a componentes afectivos y cognitivos, mediante una pregunta directa sobre qué tan feliz son los encuestados, con una escala de evaluación de cuatro valores. La segunda forma de medición es únicamente afectiva, y refiere a una declaración de estados emocionales positi-

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Tercer Barómetro de la Felicidad

vos y negativos. El tercer indicador es cognitivo y evaluativo. Este se estructura mediante una escala de satisfacción global con la vida de diez valores, a la que se le agregan medidas en ámbitos específicos, que van desde la familia hasta la situación económica. Finalmente y como medida cognitiva, se considera la escala de Diener, que opera como un índice conformado a partir de preguntas específicas (Diener, 2010). La inclusión de diversas escalas dentro de unMarco mismo insConceptual trumento responde tanto a consideraciones metodológicas como empíricas. En primer término, se busca otorgar mayor fiabilidad y validez a las mediciones sobre bienestar subjetivo. Seguidamente, no se busca imponer a los entrevistados una noción de satisfacción o felicidad externa, antes bien, se busca identificar qué es lo que cada uno de las y los encuestados entiende por bienestar subjetivo en términos declarativos.

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Diversos estudios han mostrado que en países de desarrollo medio y alto, pasado ciertos umbrales, un aumento en los ingresos no se traduce en un incremento en la misma proporción en el bienestar subjetivo de las personas.

Para la presente investigación se consideraron una serie de variables que han sido previamente analizadas en la literatura, entre ellas se cuentan la edad, el género, el estatus socieconómico, los vínculos sociales y su densidad, la satisfacción con los ingresos y la salud, la movilidad social subjetiva, la existencia de pareja y eventos disruptivos que pudiesen tener incidencia en el bienestar. Estas variables de control han sido utilizadas en diversas investigaciones, de forma tal que se ha verificado que en relación al género no se ha encontrado una relación directa, pero sí se ha observado que las mujeres tienden a posicionarse en los extremos en los niveles de bienestar subjetivo declarados (Mencarini & Sironi, 2012; Stevenson & Wolfers, 2009). Por su parte, en las últimas tres décadas, estudios desarrollados sobre ingresos económicos y bienestar subjetivo han aportado evidencia para bosquejar la llamada paradoja de Easterlin (1995). Esto da cuenta que en países de desarrollo medio y alto, pasado ciertos umbrales, un aumento en los ingresos no se traduce en un incremento en la misma proporción a nivel de bienestar subjetivo. Asimismo a nivel de personas, y citando a Oyanedel, Browne, Mella & Ayala (2013, p. 55), se puede decir que “en cualquier época, los individuos más ricos se declaran más felices que los pobres, pero una sociedad que se torna más rica, no necesariamente se hace más feliz en la misma magnitud o proporcionalidad”. Para Latinoamérica se ha observado que a mayores niveles de educación aumenta el bienestar, sin embargo, este efecto estaría determinado por el nivel de movilidad social observada. (Diener, 2000; Graham, 2004 y 2009). Por su parte, la percepción o satisfacción ante el ingreso ha mostrado, en general, un efecto independiente positivo pero decreciente (Dolan et al., 2008). Asimismo, la salud ha presentado una relación directa y constante con los niveles de bienestar en diversos contextos (Graham, 2012). Finalmente, la existencia de pareja afectaría positivamente el bienestar de las personas (Dolan et al., 2008; Graham, 2012).

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Tercer Barómetro de la Felicidad

Además de las variables ya expuestas se han considerado otros determinantes en la evaluación del bienestar subjetivo. Estas se hallan mayormente relacionadas con el objetivo del estudio, relativo al análisis de los vínculos de sociales y confianza. Al respecto la literatura es diversa y, específicamente, se destacan aquí las particularidades del caso Latinoamericano, donde los niveles generales de bienestar subjetivo tienden a ser mayores que en otras latitudes aun cuando no existan los mismos niveles de desarrollo económico (Graham, 2009). A partir de esto es de interés evaluar el comportamiento de determinantes tales como el apoyo, la comprensión, el tiempo y la convivencia familiar en vistas de evaluar la importancia de la familia como determinante del bienestar subjetivo. De igual manera, resulta relevante evaluar la incidencia del número y tipo de relaciones de amistad en relación al bienestar, así como los niveles de confianza entre conocidos (vecinos y compañeros de trabajo) y desconocidos. Autores como Fowler & Christakis (2009) han dado cuenta, en este contexto, de las implicancias de las redes sociales personales y cómo la configuración de éstas puede hallarse influenciada por los estados emocionales de quienes las conforman. Se ha señalado que, para contextos como el chileno, los vínculos de sociabilidad –esto es, entre conocidos– son más fuertes que los que podrían llevar a participar en asociaciones funcionalmente organizadas entre desconocidos (Valenzuela & Cousiño, 2000). De ahí, entonces, la importancia de la familia como determinante del bienestar. En la literatura se considera que, en general, el contacto regular con familiares tiene una influencia positiva sobre el bienestar subjetivo (Dolan et al., 2008), de la misma forma que en contextos económicamente deficitarios la familia tiene una importancia mayor (Graham, 2012). Tanto la familia como los amigos son relevantes en contextos como el latinoamericano, en los que resulta importante contar con una red de apoyo permanente ante cualquier tipo de eventualidad; lo anterior demanda que esos vínculos puedan ser actualizables de forma incondicional, exaltando la importancia de una red de soporte permanente que no es posible desprender, únicamente, de las características propias de los individuos y su capacidad de enfrentar pro-

blemas de forma autónoma o descansando en instituciones sociales (Horst & Coffé, 2011). Por otra parte, la importancia de los vínculos familiares y de amistad no recae en la mera existencia de los mismos sino, antes bien, en la calidad de éstos. Tal como se ha mostrado en contextos como la comunidad afroamericana en Estados Unidos, la importancia y tipo de los vínculos informales es relevante a la hora de evaluar el bienestar subjetivo (Taylor, Chatters, Hardison, & Riley, 2001). La confianza en extraños ha mostrado, igualmente, una relación directa y positiva con el bienestar subjetivo, esto es, a mayor confianza en extraños, mayor bienestar subjetivo declarado. Por otra parte, el capital social –comprendido a partir de la participación en organizaciones voluntarias no relativas a la Iglesia– ha presentado el mismo tipo de relación (Dolan et al., 2008; Helliwell & Putnam, 2004). Interesante resulta la consideración sobre la confianza en extraños y la participación en asociaciones, teniendo en cuenta los bajos niveles de confianza social y membresía activa a organizaciones para el caso latinoamericano (Sztompka, 1999; Valenzuela & Cousiño, 2000). A partir de ello es pertinente comprobar la incidencia de tales variables en el contexto chileno, poniendo especial énfasis en el contraste existente entre la importancia de la red de apoyo cercano –familia y amigos– y la capacidad de confiar en desconocidos como factores que inciden en los niveles de bienestar subjetivo. Es importante notar que ciertos factores en el bienestar –tales como la edad, la religiosidad o el género– tienen una incidencia que pareciera superar la existencia de barreras culturales, aunque existen igualmente una serie de particularidades contextuales que ponen en entredicho las relaciones existentes entre las variables consideradas para el caso latinoamericano (Graham, 2009; Helliwell, Layard, Sachs, & Council, 2013). De ahí la relevancia de comprobar el comportamiento de tales determinantes en el contexto chileno, poniendo especial énfasis en los lazos de confianza y apoyo con los que cuentan las personas.

En la literatura se considera que, en general, el contacto regular con familiares tiene una influencia positiva sobre el bienestar subjetivo, de la misma forma que en contextos económicamente deficitarios la familia tiene una importancia mayor.

¿De qué felicidad se habla?: Lo que dice la literatura

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¿QUÉ ES LA FELICIDAD? LO QUE EXPRESAN LAS PERSONAS RESULTADOS CUALITATIVOS

De la misma forma en que teóricamente no existe un concepto unívoco sobre felicidad, los discursos recogidos desde las personas a través de técnicas cualitativas son igualmente diversos. Uno de los objetivos de la investigación es entender a qué refieren las personas cuando hablan de felicidad y cuáles son los umbrales a partir de los cuales ésta se evalúa. En ese sentido fue posible construir tres polos semánticos principales en torno a los discursos de los participantes en la investigación. De esta manera, la felicidad aparece referida a un momento, a una construcción o a un balance evaluativo. Todas estas concepciones, sin embargo, se hallan principalmente circunscritas desde el discurso espontáneo de las personas a la esfera de la intimidad individual y familiar.

Yo siempre tengo momentos lindos, porque veo a mi hijo que me está esperando, tengo momentos muy felices. Porque están contentos esperándome que lleguen.” (Mujer, 60 años o más) En primer término la felicidad aparece como un momento, que regularmente está asociado a compartir instancias significativos con los cercanos –familia y amigos–, que no son necesariamente instantes de exaltación sino, más bien, de calma y que emergen en contextos de la simpleza de la compañía de otros.

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Para mí la felicidad no existe, existen los momentos felices y uno tiene que propiciarlos, y contar con la gente que tú quieres.” (Mujer, 36-59 años) La felicidad se comprende así como un instante que, en cuanto tal, puede ser igualmente propiciado por actitudes y estados de ánimo particulares. Tal disposición puede hallarse vinculada con la capacidad de sacar provecho de ciertas circunstancias o de tomar una actitud singular ante situaciones que permitirían tal momento de felicidad. Más allá de tal componente circunstancial, que exige igualmente un ánimo particular, existe la noción de la felicidad como un fenómeno evaluativo. Así, la felicidad ya no se configura a partir del momento sino desde el juicio consciente de series de circunstancias y actividades.

Estar tranquila económicamente, tranquila con mis hijos, que si puedo salir, salgo. No andar preocupada que tengo esta deuda. Porque ahora, gracias a Dios, las cosas se han ido aclarando, he ido pagando las cosas.” (Mujer, 36-59 años) De forma semejante, la felicidad puede ser considerada a partir de un balance de los diversos aspectos de la vida, bajo la forma de una armonía emocional vital que supone la resolución de diversos aspectos de la vida, tal como señaló uno de los participantes en los grupos de conversación: “Uno puede tener momentos de placer bien seguidos, o no tan seguidos, y no necesariamente ser feliz. O sea, yo siento que la felicidad tiene que ver más con una paz con uno” (Hombre, 60 años o más). Así, el bienestar no se asocia necesariamente con momentos particulares placenteros, sino con un estado de tranquilidad, especialmente en mujeres de niveles sociales más vulnerables. Emerge así como una evaluación de diversos aspectos que son capaces de configurar un estado que se halla influenciado tanto por la seguridad económica como con la certeza de contar con estabilidad afectiva.

No tener ninguna cosa pendiente con nadie, mi gente afectiva, y eh… de manera que si me muero mañana, me vaya tranquila, o sea, andar con la mochila livianita.” (Mujer, 36-59 años) Un tercer discurso dominante en torno a la felicidad se ubica más allá del instante y la evaluación sobre eventos pasados, conformándose a partir de una noción de agencia sobre el propio destino. El “hacerse cargo” de la propia vida en términos de logros personales o referidas a terceros (principalmente familiares) es igualmente una fuente de bienestar para los participantes en el estudio. Sin embargo, estos objetivos que constituyen la esfera del bienestar no están necesariamente definidos con anterioridad, esto es, emergen como relevantes en el propio curso de la vida, o incluso a posteriori.

¿Qué es la felicidad? Lo que expresan las personas

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Tales objetivos, sin embargo, pueden hallarse vicariamente referidos a terceros significativos –especialmente miembros de la familia–. En este sentido, desde el discurso de las personas, los logros que construyen la felicidad no se encuentran limitados al espacio de acción personal sino que pueden vincularse, especialmente, con la capacidad de haber logrado “algo mejor” en pos del beneficio de otros cercanos y en vistas de mejorar las condiciones futuras de vida de estos.

Mire, yo para criar a mis hijos, sufrí mucho.Tuve que trabajar día y noche. Había que trabajar mucho, para ganar un poco más. Pero... hasta aquí yo me encuentro feliz, porque lo logré. Pude educar a mis hijos, y estar bien.” (Hombre, 60 años o más)

Muy significativo resulta en este caso la importancia que las madres y los padres otorgan a la capacidad de entregar a sus hijos e hijas una educación que les permita tener un mejor pasar en el futuro. Cobra especial relevancia en este punto la aspiración hacia una movilidad social intergeneracional (PNUD, 2012; Valenzuela et al., 2007).

Estos discursos también se encuentran relacionados con los resultados obtenidos en el componente cuantitativo del estudio. El gráfico 1 da cuenta de cómo las personas son capaces de comprender el bienestar subjetivo en un eje donde se tensiona la capacidad individual de alcanzar la felicidad, versus meramente la existencia de factores externos que la determinan. Tal como se observa, casi un 60% de las menciones refieren a la felicidad como algo que depende de uno mismo, mientras un 26% sostiene que ésta dependería de factores externos.

Yo soy feliz sabiendo que aún tengo la capacidad de emocionarme, sabiendo que tengo la capacidad de reírme, que tengo la capacidad de poder compartir.”

Sin embargo, existe igualmente la conciencia que la capacidad de lograr esas metas depende, necesariamente, de ciertas condiciones estructurales que posibiliten alcanzar los objetivos propuestos. Esto es, la búsqueda por la felicidad se halla socialmente situada, en un espacio donde se reconocen las diversas determinantes con las que las personas cuentan. Tal como elocuentemente señaló una de las participantes en la investigación: “Yo no pude tener la mejor calidad de vida porque me lo impuse, y eso no es tan de uno.Tiene que ver con factores externos que no permiten llegar a esa plenitud (…) Porque para los pobres (lo que) es resiliencia, para los ricos es tener lucas no más” (Mujer, 36 a 59 años).

(Hombre, 36 a 59 años)

Gráfico 1 Pensando en qué significa la felicidad para usted, ¿dónde se situaría en esta escala donde 1 es acuerdo con la frase de la izquierda y 5 acuerdo con la frase de la derecha? (% de respuestas)

Posición neutra

Alcanzar la felicidad depende de uno mismo

58

15

26

La felicidad no depende de uno, sino de factores externos que ayuden a alcanzarla

*Para sumar el 100% se deben agregar los “no sabe/no responde”. Esto es válido para todos los gráficos que se presentan en este capítulo como en los siguientes.

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Tercer Barómetro de la Felicidad

El gráfico 2 ilustra con claridad la cita anterior. Al hacer el foco en lo que sucede en Chile, más allá de un concepto abstracto de felicidad, las declaraciones en torno al bienestar subjetivo se encuentran más morigeradas. De esta forma, la consideración del bienestar vinculado a la individualidad, que anteriormente había marcado un 58%, baja hasta un 41%; seguidamente, quienes no profieren opinión clara sobre el particular alcanzan a más de un 25% de las declaraciones y, finalmente, quienes asocian las chances de alcanzar la felicidad con “la cuna” superan el 30% de las menciones, porcentaje que crece en los niveles socioeconómicos más bajos.

Por tanto, la felicidad desde el discurso de las personas en Chile, es un concepto altamente personalizado –incluso íntimo–, que se asocia a momentos propios, balances o logros, como un estado no permanente. Al igual que en la literatura especializada, se observa una dualidad “convergente” entre lo hedónico (momentos) y el balance (tomando todos los aspectos de la vida). Aun siendo un concepto individualizado, se da y se expresa en relación a otros, del ámbito cercano y especialmente familiar. Es posible señalar, de esta manera, que la felicidad es un discurso que se encuentra afincado en vínculos primarios, interpersonales, consanguíneos y cohesivos.

Gráfico 2 Pensando en qué significa la felicidad para usted, ¿dónde se situaría en esta escala donde 1 es acuerdo con la frase de la izquierda y 5 acuerdo con la frase de la derecha? (% de respuestas)

Posición neutra En este país, cualquiera puede llegar a ser feliz

41

26

33

En este país, la felicidad de uno depende de la situación en que se nace

SIGNIFICADOS EN TORNO A LOS VÍNCULOS SOCIALES / FAMILIA Y AMISTAD Antes vimos cómo los conceptos de felicidad de las personas están enraizados en torno a sus vínculos directos. Pero ¿cómo los chilenos y chilenas definen esas relaciones?, ¿qué esperan de ellas desde la perspectiva de la confianza y apoyos mutuos?. A partir de técnicas cualitativas, se indagó también en este aspecto. Se observó que los lazos consanguíneos –siendo ciertamente distintos en su constitución– aun así aparecen como un referente superior en tanto se entienden como incondicionales, que siempre “van a estar ahí”, desde el cual se evalúa el resto de los vínculos sociales. En ese sentido, para las personas, es ese micro espacio social de la familia donde puede establecer relaciones no instrumentales. Dicho en palabras de un entrevistado: “La familia es el oasis que uno tiene… uno sabe que la cosa aquí es verdadera. Uno se enfrenta a muchas situaciones, pero siempre te quedas con la duda…aquí se da lo real” (Hombre, 36 a 59 años) En el caso de los amigos lo primero que es posible notar es una intencionalidad a que tales relaciones alcancen el grado de cercanía que se tiene con la familia. Se espera de este modo que las relaciones de amistad alcancen su nivel de incondicionalidad, confianza recíproca y apoyo, tal como seña-

la uno de los participantes en los grupos de conversación: “Esos amigos que yo tengo han sido de toda la vida, que han estado siempre relacionados conmigo, que nos llamamos, que nos preguntamos cómo estamos. Personas que todavía tienen la capacidad de ponerse los pantalones tuyos en esos momentos difíciles. Esos amigos que tienen la capacidad de derramar una lágrima cuando tú estai’ mal, de esos, de esos amigos que decí’ ‘compadre no se sienta solo que en este baile estamos los dos.” (Hombre , 36-59 años). Distintivo de la amistad es su carácter selectivo. Si bien con la familia se puede contar incondicionalmente, ésta no se elige. No pasa lo mismo con los vínculos de amistad, pues se construyen con quienes se decide voluntariamente establecer una relación. Igualmente, con los amigos existe un lazo relacionado con una comunidad de intereses; de la misma forma en que se evidencia un tipo particular de confianza, aquella que velando por el cuidado es capaz de actuar críticamente, aspirando en algún grado a objetividad. La literatura sobre bienestar ha dado cuenta de que la calidad de los amigos y la cercanía del vínculo es más importante que su número en vistas de sentirse apoyado por terceros (Ellison, 1990, Horst & Coffé, 2011).

¿Qué es la felicidad? Lo que expresan las personas

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Pese a lo anterior, las relaciones de amistad se hallan en permanente comparación con los vínculos familiares, viéndose aquella más volátil y, de hecho, se encuentran constantemente a prueba. Según lo observado a partir del componente cualitativo de este estudio, tal diferencia se apreciaría incluso a nivel de estratos socioeconómicos, mientras en los niveles de altos ingresos los amigos tienden a ser vistos más como compañeros de toda una vida, en los segmentos medios y bajos estas relaciones aparecen de forma mucho más efímeras y a prueba. De hecho, entre quienes dan cuenta de la inexistencia de amistades significativas la razón principal para la carencia de tales relaciones tiene que ver con decepciones pasadas, tal como señala una de las entrevistadas: “Por lo menos, yo a todo el mundo los incluía como amigos. Hasta que quedé embarazada, y ahí como que desaparecieron (…) Entonces no. Amigo-amigo es el que tiene que estar en las buenas y en las malas, siempre” (Mujer, 24-35 años). La cita, justamente, refiere a ese vínculo de incondicionalidad que, comprendido naturalmente en el ámbito familiar, se añora y tensiona ante los amigos. Probablemente quien esté más cerca del tipo de relación familiar es aquel que es categorizado como el “amigo-amigo”, puesto que en las relaciones de amistad existe igualmente una escala de graduación que va desde el “conocido” al “amigo-amigo”, siendo el último quien gana ese estatus en razón de un acompañamiento permanente y, sobre todo, cuando no se han defraudado las confianzas en la relación, coloquialmente, quien no ha sido “chueco”. La vinculación entre amistad y familiaridad llega a tal nivel que los verdaderos amigos son conceptualizados dentro de la esfera de la familia, siendo igualmente considerados dentro de la misma: “Los amigos para mí son prácticamente como familia... están en el mismo nivel prácticamente.Yo me la juego entero, y yo siento que ellos también por mí. Son re pocos mis amigos, yo no tengo muchos” (Hombre, 60 años o más).

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Yo considero que las relaciones familiares tienen que ver con la contención, con el apoyo, con saber que alguien te espera en casa, independiente quien sea, sea la pareja o sean los hijos, sea la mamá o el papá, o sea el tener un vínculo con un otro que es parte de tu sangre y que va a estar ahí para contenerte, para apoyarte para tú luchar por ellos, ser tu motivación…” (Mujer, 60 años o más) Las personas demandan que los vínculos laborales sean relaciones de sociabilidad laboral que permitan un buen desempeño, sin mediar una clara instrumentalización (por ejemplo, carente de envidias o aprovechamiento de parte de alguna de las partes), ni tampoco invadir la esfera privada. Existen, sin embargo, espacios de trabajo con mayor estabilidad organizacional, donde es posible desarrollar un vínculo de amistad que, de todas formas, ha de ser refrendado fuera del lugar de trabajo.

El amigo es súper honesto contigo, o sea, como no agradarte solamente, sino que de repente, también decirte “oye para, la estay embarrando” con cariño y todo y todo lo que querai’, pero en el fondo, de verdad.” (Hombre, 24 a 35 años)

SIGNIFICADOS EN TORNO A LOS VÍNCULOS SOCIALES / COMPAÑEROS DE TRABAJO

SIGNIFICADOS EN TORNO A LOS VÍNCULOS SOCIALES / VECINOS

A diferencia de lo que se aprecia con los amigos, los vínculos laborales se encuentran en la tensión de la formalidad del trabajo versus la informalidad de una relación de amistad. En ese sentido, son igualmente lazos que se comprenden desde la funcionalidad laboral pero que, además, no son necesariamente elegidos, tal como señala uno de los participantes en las conversaciones: “Porque uno tiene que trabajar con los compañeros de trabajo y no los puede cortar.Yo no le puedo decir ‘ya, no soy más compañero tuyo’. Pero al amigo, puedo decirle ‘sabes qué más, no quiero saber nunca más de ti y chao’, y uno puede tener una pelea independiente de lo que pase. Pero con un compañero de trabajo uno no puede” (Hombre, 60 años o más).

La vecindad se reconoce como un tipo de vínculo blando, determinado por el lugar donde se vive y por el enclaustramiento dentro del hogar, acotadas a una reciprocidad funcional, básica y episódica –antes que prolongada–: “prestarse las llaves”, “ayudarse en caso de emergencias”. Se destaca la importancia de tener relaciones cordiales, de la misma forma en la que se añoran los lazos vecinales del pasado, en las que sí se podía comprender un vínculo más cercano. Lo que se busca, de todas formas, es una relación civil que no comporta inmiscuirse en el ámbito de la privacidad (del hogar). Esto reafirmando la idea que, siendo la vecindad algo “dado” –uno no puede elegir a sus vecinos como tampoco a sus compañeros de trabajo– puede potencialmente amenazar el espacio de la intimidad, según los entrevistados.

Tercer Barómetro de la Felicidad

La importancia de la “neutralidad” en las relaciones vecinales viene, en consecuencia, a reafirmar la idea del resguardo de un espacio de privacidad, que puede sin embargo ser complementado con una interacción cordial con el resto de los miembros del vecindario. Como uno de los entrevistados indica. “Al final un buen vecino, es un vecino neutro, que tu podí saludarlo, y no se mete en tu vida; cada uno vive su vida tranquilo”. (Hombre, entre 24 a 36 años) Una nota distintiva viene dada por la relación de las personas de mayor edad con su vecindario, tal como señaló una de las informantes: “Los vecinos son para mí una cosa solidaria, y que hay una especie de protección también, por todas las cosas que están pasando. De protegerse los unos con otros, estando viviendo en una comunidad, entonces cuidémonos un poco... Si te haces amigo obviamente que va a haber una mayor confianza” (60 años o más). La importancia de los vecinos para los adultos mayores es algo que ha sido igualmente considerado por la literatura (Taylor et al., 2001) a la hora de dar cuenta de las redes informales que permiten generar apoyos y, con ello, dar pie a mayores niveles de bienestar

Yo puedo saludar a todos mis vecinos. Le digo buenas tardes, buenos días, y si hay una necesidad, un problema, yo ayudo, (pero ahí no más), como trabajo casi todo el (día).” (Mujer, 36 a 59 años) LA CONFIANZA DESDE LA PERSPECTIVA DE LOS DIVERSOS TIPOS DE INTERACCIÓN SOCIAL Las relaciones sociales significativas se encuentran fundamentadas en la confianza, de ahí se sigue la importancia de las familias para todos los participantes en el estudio. En ese sentido, se da pie al establecimiento de relaciones, incondicionales que no se encuentren sujetas a instrumentalización, permitiendo así el establecimiento de un lazo recíproco y perdurable en el tiempo. Pero la confianza cambia su forma en los distintos niveles de relación sobre los que los participantes del estudio se vieron consultados. Por lo general, las personas se consideran desconfiadas, indicando que la forma de cimentar un vínculo significativo se halla determinada por la duración e intensidad del mismo. Muchos de los participantes, sin embargo, señalaron que “en algún minuto” fueron confiados, pero que malas experiencias en el pasado han reconfigurado su aproximación hacia los desconocidos, pudiendo así dar forma a una suerte de desesperanza aprendida en lo que a vínculos de

Yo creo que la desconfianza nuestra es cuando salimos a un mundo que es desconocido... si es la micro, o si es una institución, no sé... pero no cuando estamos en un entorno que es de todos, que conocemos, eso es distinto” (Hombre, 60 años o más) confianza refiere. Este proceso es semejante al de reducción de amistades en el tiempo y a la consolidación de los amigos más cercanos como aquellos que, finalmente, pueden llegar a ser comprendidos dentro de la estructura familiar. Ahora bien, si la confianza se fundamenta en la experiencia de relaciones presentes o pasadas cabe preguntarse cómo se estructura la desconfianza hacia lo desconocido. La mayoría de las veces la confianza o desconfianza sobre ciertos grupos se sostenía en prejuicios o juicios parciales, de la forma “una vez me pasó que…” o “me contaron que…”. Es la experiencia, de este modo, el componente esencial que puede alterar tales visiones, es decir, sin experiencia resulta dificultoso construir confianzas. En muchas circunstancias la desconfianza aparece como naturalizada en el marco de las relaciones sociales con extraños. El “otro generalizado”, sea este individual, grupal o institucional, emerge igualmente como desconfiado. La idea de que los chilenos son desconfiados aparece como normalizada entre los entrevistados, en la misma forma en que muchas veces se presupone que los chilenos son (paradojalmente) ingenuos. Así, el presente estudio muestra a los chilenos como desconfiados pero, a la vez, intuyendo una ingenuidad que puede ser potencialmente peligrosa (emergen aquí figuras como las de “el cuento del tío” o “Pepito paga doble”). Basta solamente señalar el siguiente diálogo de los mini-grupos de conversación a fin de recalcar el punto sobre la desconfianza: Mujer 1: “Yo aprendí a confiar en mis amigas de la infancia, mi mamá, en toda la gente que aprendí a confiar, pero también ser un poco desconfiada. Eso. Un poquito, es bueno tener un poquito de desconfianza de las personas”. Mujer 2: “Es que en la confianza está el peligro”. Mujer 3: “Hay un dicho, no confíe ni siquiera en tus dientes porque al mínimo descuido te muerden”. (Mujeres, 60 años o más)

¿Qué es la felicidad? Lo que expresan las personas

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PATRIA, CONFIANZA Y FELICIDAD POR CAROLINA DELL’ ORO Filósofa y profesora de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Socia Directora de la Consultora Concilia, experta en temas de familia y consejera del Instituto de la Felicidad de Coca-Cola.

El estudio Barómetro de Felicidad realizado por la Dirección de Estudios Sociales de la Universidad Católica (DESUC) y el Instituto de Felicidad de Coca-Cola, nos da cuenta contundentemente de la relevancia de los vínculos sociales y la confianza para el bienestar subjetivo de las personas. Al respecto, las palabras del Obispo Jorge Mario Broglie resultan iluminadoras para ilustrar cómo el capital social de las personas nos une a la idea de país. En el prólogo al libro “Guzmán Carriquí, El Bicentenario de la Independencia de los Países Latinoamericanos”, él plantea: “En una frase plásticamente tensionarte alguien expresó que el presente no es solo lo que recibimos de nuestros padres sino también lo que nos prestan nuestros hijos para que luego se lo devolvamos. Un presente recibido y prestado a la vez, pero un presente que es fundamentalmente nuestro; hacerse cargo de él es hacer patria, lo cual es algo muy distinto que construir un país o configurar una nación. Un país es el espacio geográfico, la nación la constituye el andamiaje institucional. La patria, en cambio, es lo recibido de los padres y lo que hemos de entregar a los hijos”. Desde esta perspectiva, la patria nos obliga a ser actores con responsabilidad histórica, dispuestos a ejecutar las transformaciones necesarias, que han de ser la cuota de compromiso personal en la fundación de la misma. Hacer patria es fundar una realidad en la que todos nos sintamos pertenecientes. Un sentido de pertenencia que aúne, integre y cree vínculos significativos entre quienes compartimos una bandera. Las personas sin un sentido mayor de pertenencia se desvinculan, se fragmentan, se descomprometen de las causas mayores; y este es el terreno propicio para la adversidad, la odiosidad, el resentimiento, la desconfianza.

COLUMNA 1

Para poder construir verdaderamente patria, entonces, es necesario un valor base que es la confianza. Valor que veo dolorosamente vulnerable en nuestro país, ya que la confianza ha disminuido últimamente no solo en las instituciones -para qué decir las de carácter público, o la Iglesia que ha sido tan nombrada-, sino que además se mantiene la desconfianza en las personas que no conocemos. Siguiendo los resultados que el mismo Barómetro nos reporta, la confianza se reduce hoy día

al ámbito familiar, y a quienes conocemos a nivel experiencial, y de ahí lo que aumenta es la desconfianza. Una posible definición sobre la confianza que nos ayuda en esta reflexión es la establecida por Lawrence Con: “La confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro, es una actitud que concierne el futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción del otro, es una especie de apuesta, que consiste en no inquietarse del no-control del otro y del tiempo”. En ese marco, el ser humano necesita poder confiar en el otro. Necesita saber que de alguna manera el otro es “predecible”. Me voy a detener un momento en este concepto, que tan mala prensa tiene hoy y lo quiero asociar a una definición de Chesterton en su libro “Mujer y Familia”, que desde otra perspectiva expresa una de las manifestaciones más gloriosas acerca de la confianza: “El hombre que hace una promesa se cita consigo mismo en algún lugar y tiempo, el peligro que esto conlleva es que no asista a la cita”. ¿Dónde radica el acierto de Chesterton? En que la confianza interpersonal requiere la consistencia personal fruto de un ejercicio de una profunda libertad del ser humano, ajena a la espontaneidad y asociada a una conquista personal de sí. La confianza interpersonal no puede sino basarse en la capacidad de prometer de cada ser humano. De esta forma, la confianza más que un vago sentimiento moral, es como una cuerda que tiene unida a la persona. Si no nos hemos sentidos unidos a esa cuerda en una experiencia personal y de vínculos primarios, difícilmente podemos confiar. Por su naturaleza, la familia –como hemos visto en el estudio Barómetro– es el lugar en donde la relación entre sus miembros es de tal envergadura y profundidad, que las personas manifiestan y proyectan sus ideas de felicidad. Es ese el espacio propicio no solo para el florecimiento de lo más propio del ser humano que es la apertura hacia los otros, la reciprocidad y el don de sí, sino también para cultivar la confianza no solo respecto a sus miembros y cercanos, sino con aquellos que están más allá de nuestro hogar. Es allí, en la familia –en esa esfera íntima pero social a la vez– donde también construimos patria –en última instancia– sociedad.

Columna

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NIVELES DECLARADOS DE BIENESTAR SUBJETIVO

En esta sección se presentan los resultados del componente cuantitativo del estudio. Se reportarán las principales declaraciones en torno al bienestar subjetivo sostenidas por los participantes en la última encuesta del Barómetro de la Felicidad.

RESULTADOS CUANTITATIVOS SATISFACCIÓN CON LA VIDA: JUICIOS SOCIALMENTE DIFERENCIADOS Y ESTABLES EN EL TIEMPO. Al considerar la escala de satisfacción con la vida de diez valores –donde el valor 1 comporta la menor satisfacción y el valor 10 la plena satisfacción– es posible observar, tal como muestra el gráfico 3, que no existen mayores diferencias en las últimas dos mediciones. En promedio, mientras en 2012 se declaraba una satisfacción con la vida de 7,4 para la medición de 2014 se declara un 7,5. Esta diferencia, que no alcanza a constituirse como estadísticamente significativa, da cuenta de la estabilidad de las distintas mediciones, que es propia de este tipo de juicios cognitivos. A pesar de lo anterior, sí es posible verificar leves cambios en los distintos tramos de la escala de satisfacción. De particular

interés resulta el aumento en cuatro puntos porcentuales en quienes se declaran completamente satisfechos con su vida (10 puntos), que alcanza un 19% de declaración en 2014. Igualmente, es posible observar ascenso de tres puntos porcentuales para quienes declaran el sexto valor de la escala. En términos agregados, de todas formas, se observa un descenso de tres puntos porcentuales para quienes declaran entre 7 a 10 puntos en la escala de satisfacción. En 2012 un 74% de los encuestados declararon ubicarse en esa zona de la escala, mientras que en 2014 un 71% de los entrevistados se ubicó en ese tramo.

Gráfico 3 Declaración de satisfacción con la vida según año (Escala de 1 a 10, % de respuestas)

2012

24

2014

21 19

19

4

16

16

12

11

15

15

10

7

1

1

1

1 1

2

2

2

3

4

3

4

5

6**

Promedio 2012: 7,4 Promedio 2014: 7,5

7

8

9

10**

Año 2012: 74% declaró 7 o más Año 2014: 71% declaró 7 o más

*Ambos indicadores (pregunta de felicidad y satisfacción global) presentan entre sí (de 0,461), estadísticamente significativa a un 99% de confianza. ** Diferencia estadísticamente significativa a un 95% de confianza (p