BIOARQUEOLOGÍA – 2011 Zooarqueología - Índices de Abundancia Taxonómica y Anatómica Los restos faunísticos son útiles para abordar diferentes problemas arqueológicos: como aquellos vinculados a la interacción hombre – fauna a lo largo del tiempo, incluyendo la dieta, la domesticación de animales; como también información sobre paleoambientes, extinciones y su impacto sobre las sociedades humanas. Como en todo diseño de investigación científica, la zooarqueológica cumple determinadas etapas, que incluyen en primer lugar el planteo de un problema y posteriormente la recuperación del material en el campo. Una vez obtenidos los materiales, el análisis en el laboratorio incluye una serie de tareas tales como la identificación anatómica y taxonómica de cada resto individualmente, la medición y registro de modificaciones en los huesos, como huellas, marcas y fracturas, entre otras. Sin embargo, para responder los problemas planteados por una investigación, a menudo no es suficiente con comparar la presencia o ausencia de los taxones. Se necesita algún indicador de la abundancia relativa de los taxones y de las partes anatómicas de cada conjunto. Los datos cuantitativos que se pueden generar sobre el total de la muestra tienen como objetivos: 1. estimar la abundancia relativa entre taxones, lo que permite hacer inferencias sobre su importancia económica en términos de su contribución a la dieta. 2. establecer la diversidad y abundancia de las partes esqueletarias representadas. 3. determinar en que medida la abundancia taxonómica y la anatómica reflejan aspectos del comportamiento cultural. 4. hacer inferencias paleoambientales en base a la abundancia taxonómica. 5. medir la proporción en que han sido explotadas las diferentes especies de un ambiente, y si coincide con las proporciones naturales del ecosistema o si se han seleccionado determinadas especies. Es necesario tener en cuenta que todos los métodos de cuantificación poseen ventajas y desventajas. La conveniencia de una medida por sobre otra depende enteramente del criterio del analista y de los problemas que intenta responder. Asimismo, muchos de los métodos se complementan, y su empleo en forma conjunta permite comprender mejor la estructura de las muestras bajo estudio. Índices de abundancia taxonómica: Entre las medidas de abundancia taxonómica, dos de los más comunes son el Número Mínimo de Individuos y el Número de Especímenes Identificados por Taxón (MNI y NISP respectivamente por sus siglas en inglés). El cálculo más fácil es el Número de Especímenes Identificados por Taxón (NISP o Number of Identified Specimens), que es el número de huesos o fragmentos de huesos que pueden ser asignados a la especie dentro de un conjunto. El mismo se calcula directamente contabilizando la cantidad de huesos y fragmentos identificables. Especimenes óseos pueden ser tanto huesos completos como fragmentos, e incluye en forma genérica a los dientes sueltos. Es la unidad mínima de observación y de análisis.
Las principales ventajas del NISP son: 1) puede calcularse directamente a medida que se realiza la identificación y 2) su valor es aditivo. Sin embargo, tiene las siguientes desventajas: 1) no todos los huesos son igualmente identificables; 2) el número de huesos identificables puede variar de una especie a otra; 3) es dependiente del grado de fragmentación; 4) es dependiente de las técnicas de muestreo y recolección; 5) diferentes historias tafonómicas dificultan las comparaciones entre conjuntos de una misma o diferentes localidades; 6) es difícil derivar cálculos de biomasa a partir de los conteos de especimenes. El Número Mínimo de Individuos (MNI o Minimal Number of Individuals) es el método más conocido y usado para caracterizar las abundancias taxonómicas. Su objetivo es medir la importancia relativa entre las diferentes especies de un mismo conjunto. El MNI es el número más pequeño de individuos que da cuenta de todos los huesos identificados en la muestra para un taxón determinado. Se calcula contando el elemento esqueletal más abundante de la muestra, teniendo en cuenta la lateralidad, es decir, aquellos huesos que se repiten en el esqueleto. Por ejemplo, si hay tres húmeros derechos y dos húmeros izquierdos de llama, entonces el NISP es igual a 5, y el número mínimo de llamas presentes era tres. Su objetivo no es estimar el número real de animales cazados, sacrificados o depositados. El MNI no puede ser mayor que el NISP, y generalmente es menor. Por ejemplo, si una muestra contiene dos húmeros derechos y dos izquierdos, el NISP es 4 y el MNI es 2. Una muestra que contenga 4 húmeros derechos tendrá un NISP de 4 y un MNI también de 4. Distintos autores varían el modo en que calculan el MNI. Algunos aparean los huesos derechos e izquierdos similares según el tamaño y cuentan cada par como un individuo, y luego suman los que no fueron apareados. Otros introducen el criterio de edad teniendo en cuenta la fusión, o el criterio del sexo donde puede identificarse. Veamos otro ejemplo: supongamos que de todos los elementos óseos de un taxón dado de nuestra muestra el más abundante es la tibia, para la cual tenemos 10 tibias derechas y 8 izquierdas. Así el MNI es igual a 10. Si aplicamos un criterio de edad como el estado de fusión, tenemos 8 tibias derechas fusionadas, 2 tibias derechas sin fusionar, 2 tibias izquierdas fusionadas y 6 tibias izquierdas sin fusionar. Las 8 tibias derechas fusionadas dan cuenta de las 2 tibias izquierdas fusionadas, las que podrían pertenecer a los mismos individuos. Pero hay 6 tibias izquierdas que pertenecerían a otros 6 individuos que no están representados por los elementos anteriores (y que con el mismo razonamiento, darían cuenta de las dos izquierdas no fusionadas). O sea que el MNI es de 8 + 6 = 14. Esto sirve para mostrar que distintas formas de calcular el MNI producen diferentes resultados. Las principales ventajas del MNI son que no es afectado porque una especie tenga más huesos identificables que la otra o si los animales ingresaron al sitio enteros o segmentados en partes seleccionadas. Entre sus desventajas se cuentan: 1) el no ser aditivo (es decir, hay que recalcularlo cada vez que se amplia la muestra por nuevas excavaciones); 2) las distintas formas de calcularlo dificultan las comparaciones y 3) sobredimensiona a las especies representadas por muy pocos especimenes; 4) el trozamiento y la preservación pueden actuar en forma diferencial sobre los huesos más frecuentemente empleados para calcularlo. Índices de abundancia anatómica: Para calcular la frecuencia con que están representadas las diferentes partes del esqueleto, previamente se establece un conjunto de zonas esqueletarias de referencia.
Estas son categorías anatómicas generales en las que se puede dividir a la carcasa de un animal. El esqueleto axial puede dividirse en las siguientes zonas: a). cabeza, b). columna vertebral, c). caja torácica. Por su lado, el esqueleto apendicular comprende a la: a). pata delantera, b). pata trasera, c) manos y pies. A fin de estudiar la representación de estas partes esqueletales, se realizan otros cálculos de abundancia anatómica. El Número Mínimo de Elementos (MNE o Minimal Number of Elements) corresponde a las veces que cada unidad anatómica está representada en la muestra, independientemente del lado del esqueleto de donde provengan. Se calcula contando el número total de elementos pero eliminando los fragmentos que provienen del mismo hueso. Las Unidades Anatómicas Mínimas (MAU o Minimal Animal Units) se calculan de igual manera, pero el número total de elementos es dividido por la cantidad de veces en que ese elemento anatómico está presente en un animal vivo. Por ejemplo, si tenemos 10 fémures de guanaco, el MNE es igual a 10, y el MAU es 10 dividido por la cantidad de fémures en el animal (2), por lo que el MAU es igual a 5. A continuación se pueden realizar otros cálculos, como la cantidad de carne que representan los huesos, para determinar la importancia económica de cada especie. El NISP y el MNI no son suficientes, porque pueden subrepresentar o sobrerepresentar a una especie dada. Por ejemplo, un MNI de 10 llamas y un MNI de 10 chinchillones indican la misma abundancia de las dos especies, pero la llama tiene un peso mayor y provee mayor cantidad de carne que un chinchillón. Por ello se intenta estimar el peso del cuerpo a partir de los restos esqueletales a través de distintos métodos. Las ecuaciones alométricas usan la relación observable entre la masa corporal animal y distintas dimensiones esqueletales. Algunos investigadores calculan toda la carne representada por cada individuo presente, y otros la carne de cada elemento esqueletal recuperado, teniendo en cuenta que a veces los cazadores trozaban el animal cazado y llevaban al sitio las partes que más les interesaban, por lo que los huesos hallados en un sitio serían el resultado de esas unidades de despieze. Las ecuaciones que se usan para estos cálculos se determinan a partir de estudios actualísticos que miden y pesan las partes de animales actuales. También hay que tener en cuenta que no solo se aprovechaba la carne de los animales, sino también el cuero, las vísceras, la lana, tendones, etc. Bibliografía usada: HESSE, B. y P. WAPNISH. 1985. Animal bone archaeology. From objectives to analysis. Taraxacum. Washington, EE UU. KLEIN, R. G. y K. CRUZ-URIBE. 1984. The analysis of animal bones from archaeological sites. Caps. 2 y 3. The University of Chicago Press, EE UU. MENGONI GOÑALONS, G. L. 1988. Análisis de materiales faunísticos de sitios arqueológicos. Xama I, pp. 71-120. Mendoza. MENGONI GOÑALONS, G. L. 1999. Cazadores de guanacos de la estepa patagónica. Cap. 3. Sociedad Argentina de Antropología. Buenos Aires. RENFREW, C. y P. BAHN. 1993. Arqueología. Teoría, métodos y práctica. Editorial Akal. Madrid, España.