INVESTIGACION Y PLANIFICACIÓN EN SALUD – Tecnicatura Superior en Enfermería –Docente Mario N. Romero
Capitulo 9 - Cómo escribir la sección de Resultados ¡Resultados! Bueno, he conseguido un montón de resultados. Conozco ya miles de cosas que no funcionan. THOMAS A. EDISON
En contra de la creencia popular, no hay que comenzar la sección de Resultados describiendo los métodos que, por distracción, se omitieron en la de Materiales y métodos. La sección de Resultados contiene normalmente dos componentes. En primer lugar, hay que hacer una especie de descripción amplia de los experimentos, ofreciendo un “panorama general” pero sin repetir los detalles experimentales ya descritos en Materiales y métodos. En segundo lugar, hay que presentar los datos. La exposición de los resultados debe redactarse en pretérito. Naturalmente, no es tan fácil. ¿Cómo presentar los datos? La simple transferencia de datos de las notas de laboratorio al manuscrito no basta. Muy importante: en el manuscrito hay que ofrecer los datos representativos y no los interminablemente repetitivos. Aaronson (1977) dijo: “La obsesión por incluirlo todo, sin olvidar nada, no prueba que se dispone de una información ilimitada, sino que se carece de capacidad de discriminación”. Exactamente el mismo concepto, que es muy importante, fue expresado casi un siglo antes por John Wesley Powell, un geólogo que fue presidente de la American Association for the Advancement of Science en 1888; estas fueron sus palabras: “El necio colecciona hechos; el sabio los selecciona”.
Cómo tratar los datos numéricos Si solo hay que presentar una o varias mediciones, deberán tratarse descriptivamente en el texto. Las mediciones reiteradas se presentarán en cuadros o gráficas. Cualquier medición, reiterada o no, deberá tener un significado claro. Supongamos que, en un grupo determinado de experimentos, se examinaron algunas variables (de una en una, claro). Esas variables que afectan a la reacción se convierten en mediciones o datos y, si son extensas, se incluyen en cuadros o gráficas. Las variables que no parezcan afectar la reacción no tienen por qué presentarse de esa forma; sin embargo, a menudo es importante exponer incluso los aspectos negativos de los experimentos. Con frecuencia es una buena garantía decir lo que no se encontró en las condiciones en que se realizaron los experimentos. Es muy probable que otro obtenga resultados diferentes en condiciones diferentes. Si se utilizan estadísticas para describir los resultados, deberán ser estadísticas con un significado claro. Erwin Neter, el difunto redactor jefe de Infection and Immunity, solía contar una historia típica para poner de relieve este aspecto. Mencionaba un trabajo que supuestamente decía: “33 1/3% de los ratones utilizados en este experimento sanaron con el medicamento ensayado; 33 1/3% de la población experimental no resultó afectada por el fármaco y persistió en estado agónico; el tercer ratón se escapó”. Los resultados deben ser breves y claros, sin palabrería. Mitchell (1968) citaba a Einstein: “Si quiere describir la verdad, deje la elegancia para los sastres”. Aunque la sección de Resultados de un artículo es su parte más importante, a menudo es también la más corta, especialmente si va precedida por una sección de Materiales y métodos y seguida por una Discusión bien escritas. Los Resultados tienen que expresarse clara y sencillamente, porque representan los nuevos conocimientos que se están aportando al mundo. Las partes anteriores del trabajo (Introducción y Materiales y métodos) tienen por objeto decir por qué y cómo se obtuvieron los Resultados; la última parte (Discusión) se ocupa de decir lo que estos significan. Por ello, evidentemente, todo el artículo se sostendrá o no sobre la base de los Resultados. Por consiguiente, estos deben presentarse con una claridad cristalina.
Hay que evitar la redundancia
DAY, Robert. Capítulos 9 y 10. EN: Cómo escribir y publicar trabajos científicos. Organización Panamericana de la Salud (OPS). Publicación científica y técnica Nº 598. EEUU – Año 2005 Página 1
INVESTIGACION Y PLANIFICACIÓN EN SALUD – Tecnicatura Superior en Enfermería –Docente Mario N. Romero
En los Resultados no debe cometerse el pecado de redundancia. La falta más corriente consiste en repetir con palabras lo que resulta ya evidente para el lector al examinar las figuras y los cuadros. Todavía peor es presentar en el texto todos o muchos de los datos que muestran los cuadros o figuras. No sea verboso al citar figuras y cuadros. No diga: “El cuadro 1 muestra con claridad que la nocilina inhibió el crecimiento de Neisseria gonorrhoeae”. Diga: “La nocilina inhibió el crecimiento de Neisseria gonorrhoeae (cuadro 1)”. Sin embargo, algunos autores van demasiado lejos al tratar de evitar la verborrea e infringen con frecuencia la regla de los antecedentes; la infracción más común consiste simplemente en omitirlos. He aquí un ejemplo de un texto médico: “La pierna izquierda se le entumecía a veces y la paciente daba paseos para combatirlo... El segundo día, la rodilla estaba mejor, y al tercero había desaparecido por completo”. El antecedente en ambos casos es probablemente el “entumecimiento”, pero creo que, en los dos, la redacción revela más bien cierto entorpecimiento.
Capitulo 10 - Cómo escribir la Discusión Nuestra retórica adolece del defecto de no poder afirmar un hecho sin que parezca que estamos desmintiendo otro. RALPH WALDO EMERSON La Discusión resulta más difícil de definir que las demás secciones. Por ello, es también, normalmente, la sección más difícil de escribir. Y, lo sepa usted o no, muchos artículos son rechazados por los directores de revistas a causa de una Discusión deficiente, aunque los datos del documento sean válidos e interesantes. Más probable resulta aun que el verdadero sentido de esos datos se vea completamente oscurecido por la interpretación hecha en la Discusión, lo que se traducirá asimismo en un rechazo. Muchas secciones de Discusión, por no decir que casi todas, resultan demasiado largas y verbosas. Como dijo Doug Savile: “A veces me doy cuenta de que se ha utilizado lo que yo llamo la técnica del calamar: el autor duda de sus datos o de su argumentación y se refugia tras una nube de tinta protectora” (Tableau, septiembre de 1972). Algunas secciones de Discusión recuerdan al diplomático descrito por Allen Drury en Advise and Consent (Doubleday & Co., Garden City, NY, 1959, p. 47),1 el cual, de forma característica, daba “respuestas que se devanaban interminablemente por los intersticios del inglés, hasta que finalmente se esfumaban sin dejar más que una confusión absoluta y una sonrisa educada”.
¿Cuáles son las características esenciales de una buena Discusión? Creo que los componentes principales se darán si se observan los siguientes preceptos: 1. Trate de presentar los principios, relaciones y generalizaciones que los Resultados indican. Y tenga en cuenta que, en una buena Discusión, los resultados se exponen, no se recapitulan. 2. Señale las excepciones o las faltas de correlación y delimite los aspectos no resueltos. No elija nunca la opción, sumamente arriesgada, de tratar de ocultar o alterar los datos que no encajen bien. 3. Muestre cómo concuerdan (o no) sus resultados e interpretaciones con los trabajos anteriormente publicados. 4. No sea tímido: exponga las consecuencias teóricas de su trabajo y sus posibles aplicaciones prácticas. 5. Formule sus conclusiones de la forma más clara posible. 6. Resuma las pruebas que respaldan cada conclusión. O, como diría un viejo científico sensato: “No dé nada por sentado, salvo una hipoteca de 4%”.
DAY, Robert. Capítulos 9 y 10. EN: Cómo escribir y publicar trabajos científicos. Organización Panamericana de la Salud (OPS). Publicación científica y técnica Nº 598. EEUU – Año 2005 Página 2
INVESTIGACION Y PLANIFICACIÓN EN SALUD – Tecnicatura Superior en Enfermería –Docente Mario N. Romero
Dicho sencillamente, la finalidad principal de la Discusión es mostrar las relaciones existentes entre los hechos observados. Para subrayarla, siempre cuento el viejo chiste del biólogo que amaestró una pulga. Después de adiestrarla durante muchos meses, el biólogo consiguió que la pulga obedeciera algunas órdenes. El experimento más satisfactorio consistía en que, cuando el profesor ordenaba “¡Salta!”, la pulga daba un salto en el aire. El profesor estaba a punto de presentar su notable logro a la posteridad por conducto de una revista científica, pero —como verdadero científico— decidió llevar sus experimentos un paso más adelante. Trataría de determinar la ubicación del órgano receptor de las órdenes. Para ello hizo el experimento de irle quitando patas al bicho, de una en una. La pulga, obedientemente, seguía saltando cuando se le ordenaba pero, a medida que le iban quitando patas, sus saltos se hacían cada vez menos espectaculares. Finalmente, después de quitarle la última pata, la pulga permaneció inmóvil. Una y otra vez, la orden dejó de tener la respuesta acostumbrada. El profesor decidió que había llegado el momento de publicar sus descubrimientos. Puso manos a la obra y describió meticulosamente los experimentos realizados en los meses anteriores. Su conclusión pretendía sacudir al mundo científico: Al extirparle las patas a una pulga, esta deja de oír.
Claude Bishop, decano de los directores canadienses de revistas, cuenta una historia parecida. Una profesora de ciencias realizó un sencillo experimento para mostrar a sus alumnos los peligros del alcohol. Preparó dos vasos: uno con agua y otro con ginebra, y dejó caer en cada uno una lombriz. La lombriz del agua se puso a nadar alegremente. La de la ginebra murió al poco tiempo. “¿Qué prueba este experimento?”, preguntó la profesora. Juanito, desde la última fila, respondió: “Prueba que si uno bebe ginebra no tendrá nunca lombrices”. Con excesiva frecuencia no se expone, o se expone insuficientemente, la significación de los resultados. Si el lector de un artículo, después de leer la Discusión, dice “Bueno, ¿y qué?”, todo indica que el autor estaba tan preocupado por los árboles (los datos) que no se dio cuenta realmente de cuánto sol había aparecido en el bosque. La Discusión debe terminar haciendo un breve resumen de las conclusiones sobre la significación del trabajo. Me gusta la forma de decirlo de Anderson y Thistle (1947): “En definitiva, la buena escritura, como la buena música, tiene su culminación apropiada. Muchos artículos pierden gran parte de su efecto porque la clara corriente de la discusión acaba en un delta pantanoso”. O, para utilizar palabras de T.S. Eliot, muchos trabajos científicos terminan “no con una explosión sino con un gemido”.
DAY, Robert. Capítulos 9 y 10. EN: Cómo escribir y publicar trabajos científicos. Organización Panamericana de la Salud (OPS). Publicación científica y técnica Nº 598. EEUU – Año 2005 Página 3