Foto: Nacho Correa
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SUPLEMENTO GR ATUITO Diario EL TIEMPO
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INDIO SOLARI TA N D I L
1 2 -3 -2 0 1 6 POR ANOCHE Y por TANTO (Texto crónico de emoción profunda y perfumado con puntos sobre las ies)
Hemos recorrido muchos kilómetros a tu encuentro. Regocijarnos el alma con tu música y rodeados de amigos ha sido la constante. En cada peregrinar hemos ido recogiendo nuevos amigos y cada encuentro ha sido único e irrepetible. Muchos han intentado e intentan definir este denominado “movimiento ricotero”. Desde ser un pueblo nómade impregnado de rock trashumante, de seguidores fieles de un ícono de 67 años llevados por su carisma enigmático, a simplemente “locos” que van a ver a un músico que sólo busca llenar sus arcas. Miradas estas que se realizan desde un lugar de espectador, de alguien que lo mira desde enfrente, sin participar ni sentir esa pertenencia que siente cada uno que llega a cada concierto. Estando a la vuelta de la esquina o a miles de kilómetros de distancia, el sentimiento conjunto es estar allí. Muchas críticas llovieron por shows pasados. Si dudarlo digo que por este último nadie podrá decir algo en contrario. Todo un banquete de dulces mieles saboreadas por quienes allí sí pertenecen y se sienten iguales sin existencias de clases. Una lista de temas genial, una banda que sonó espectacular con músicos de calidad reconocida, la escenografía para llenarse los ojos y un sonido descomunal, fueron los puntos que marcaron una noche inolvidable en nuestras vidas. Un único trago amargo (una copa de lo peor) de lo que se "presumía". Fue así que “te mandaste de una” Indio y, en un hecho inédito e histórico, nos cacheteaste duro, y luego, como si nada hubiese sucedido, nos regalaron la noche más hermosa en tantos años de encuentros. Casi perfecta por razones obvias. Sólo me resta decirte, Muchas Gracias, Indio Solari por anoche y por tanto... y recordarte aquello que una vez nos dijiste: “Cuando la noche es más oscura, se viene el día en tu corazón”. (Sólo para entendidos)
Luis Elizondo
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ue el día en que Indio Solari dejó definitivamente de ser inmortal (aunque nadie sea capaz de matarlo en el alma), la noche en que mas que Indio, ese señor calvo de 67 años fue el entrerriano Carlos Alberto, humano vulnerable y permeable a las debilidades de lo biológico como todos nosotros, los que –sin embargo– somos tan diferentes a él. El 12 de marzo, desde ese gigantesco escenario emplazado en el hipódromo tandilense, se despojó de los ropajes de Dorian Grey y mirando a los ojos a cada uno dijo: “Mr. Parkinson me anda pisando los talones”. Nadie pudo volver de ese instante, muchos dudaron sobre si había hablado Solari o si
F
LOS K C RO
TALONES
había estado repartiendo piñas Muhammad Ali. Solo en el escenario, 20 minutos antes del inicio del recital, Indio le ponía nombre a la enfermedad malvada que él mismo, entrevistado por Pergolini, había afirmado
tener. “Pero, bueno….¡aquí estoy! Hace rato que eso pasa. No me van a bajar del escenario así nomás”, enfatizó e inmediatamente nos dimos cuenta que los lamentos debían dejar paso a otra actitud, más aguerrida por así
decirlo. Al fin de cuentas, si el Parkinson buscaba sus talones, es porque ese señor calvo, que también nos decía “a cada uno le toca, esta es la vida”, era Aquiles. Había que hundir la nariz pues.
Foto: Riders Pro
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ROCK PARA LOS TALONES A las 21.30 en punto, el Fisgón Ciego estaba nuevamente en escena, esta vez flanqueado por Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, e iniciaron un recital que a lo largo de dos horas y 20 minutos multiplicaría por mucho las emociones ya vividas. A priori, esta cuarta vez en el hipódromo serrano venía a poner sobre el tapete unas cuantas cuestiones importantes. El show de Mendoza (diciembre de 2014), más allá de imprevistos con la enorme masa de colados, se había paladeado amargo merced a las deficiencias técnicas: un escaso sistema de sonido y una disposición de pantallas en el mismo orden. Notorio fue el cambio, la asimilación del
Torres, talentosísimo bajista y músico de Solari desde el albor de su etapa solista. Ahora, Martín Carrizo quedó como único batero y fue quien coordinó la producción musical en la preparación del recital, y un viejo amigo suyo, Fernando Nalé (ex integrante de Illya Kuryaki & the Valderramas, distintas formaciones de la banda de Cerati, y grabó en discos de Leo García, Daniel Melero y Fernando Samalea, entre otros), se transformó en el nuevo bajista, incluso en las sesiones de grabación del próximo disco de IS. A simple vista (a simple oída), Los Fundamentalistas salieron airosos de estos cambios profundos, a los que se sumó la
… ¡AQUÍ ESTOY! Hace rato que eso pasa.
No me van a bajar del escenario
así nomás
Foto: Nico Murcia
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error de cara a Tandil, pues ambas cuestiones abundaron. Además de las cuatro líneas de bafles dispuestas en el imponente escenario (el más grande que utilizó Solari en su devenir solista), hubo un total de 10 torres con demorados de audio y, casi todas, con pantallas, lógicamente más pequeñas que las tres de enormes dimensiones que se dispusieron en la estructura del escenario, una por cada costado y la restante, a las espaldas de la banda, replicando escenografías virtuales por momentos. No puedo aludir a especificaciones técnicas, pero todo eso fue grandilocuente. Días antes al recital, desde la productora Chacal se había informado que se utilizaría el mismo sonido que los Rolling Stones en sus tres presentaciones en el Único de La Plata. La lista de temas resultó estupenda, un equilibrio casi perfecto entre gemas solistas y temas redondos. Rescatado luego de 15 años (abril de 2001, estadio Centenario, Uruguay), Solari volvió a cantar en vivo Nuestro amo juega al esclavo, una de las nueve perlas de ¡Bang! ¡Bang!!...Estás liquidado, cuarto disco de Patricio Rey. Aquellos quienes esperaban algún tipo de alusión a los cambiados tiempos que corren, pueden empezar a atender por ahí. “Violencia es mentir” volvimos a gritar, y fue como la primera vez. Porco Rex (más todavía después de la edición de En Concierto) parece haberse convertido en el más mimado de los cuatro discos solistas de Indio y en cada recital aporta un significativo porcentaje de su contenido. A la “marcha” le siguieron Pedía siempre temas en la radio, Porco Rex y Tatuaje (esta última, quizá la interpretación más floja de Solari en todo el show). Otra cuestión que generaba expectativa ante este recital era la de los cambios de músicos, en algunos casos definitivos y en otros sólo circunstanciales. La salida del baterista y director musical Hernán Aramberri fue a todas luces llamativas para quienes ignoramos los reales motivos de su partida. Desde que a principios de los `90 se sumó a Los Redondos (primero para aportar sus conocimientos en tecnología y después como segundo baterista en escena), Aramberri había devenido en ladero perenne de Indio. El otro Fundamentalista que abandonó la banda (ambos el año pasado) es Marcelo
ausencia de Pablo Sbaraglia, sólo por este concierto y debido a problemas familiares. Lo reemplazaron Axel Lang (teclados), a quien Carrizo conoció en Abbey Road, durante la producción de la película, y Emanuel Sáez (guitarra acústica), integrante de Buenos Aires Karma e hijo de Julio, manager de Indio. Charro chino puso los corazones en negras con su química milagrosa y Esto es to-to- todo amigos! (“Un par de veces me han dicho que es como un anticipo de la tragedia de Cromañón”, comentó Indio) fue la banda de sonido en tanto recorríamos la metalúrgica donde se construye el inminente Apocalipsis robótico. Dos temas con mucho 'laboratorio' maquinal encima. Corrían miradas cómplices en las decenas de miles de personas que ya hacían del hipódromo una ciudad (diario El Eco de Tandil publicó que la estimación policial hablaba de 250.000 asistentes al recital), apenas iban 6 temas y ya estaba claro que El Artista Invitado volvía a hacer gala de toda su obra. Antes del primer intervalo sonaron Gran Lady (guardada intacta durante unas dos décadas), Salando las heridas, con los solos de guitarra a cargo de Comotto (y la piel erizada a cargo de todos) y Ella baila con todos, con intro de guitarra 'flangers' incluida, el plano del bajo bien al frente (vale decir que en todo el show obtuvo ese relieve) y un solo final de Sergio Colombo con saxo soprano. Un 'tango' redondo, de Lobo Suelto-Cordero Atado, musicalizó la vuelta a escena de la banda: El arte del buen comer. Siempre resulta catártico cantar esos pases de factura -en este caso al “Pituca”- a los que Solari ha recurrido desde siempre en su lírica (como la dedicada al “tipo espeso” de Salando… o al que tiene la “licencia para envenenarnos” en Es hora de levantarse, querido, ¿dormiste bien?, otro temazo que Indio desempolvó el 12 de marzo (sí, el de la ya célebre dedicatoria a Polimeni en cancha de Huracán). Sobrepasados algunos pequeños problemas de retorno sobre el escenario, con una banda aplomada, reproduciendo ese complejo andamiaje de texturas que son las versiones originales de los temas Fundamentalistas sin malograr la nitidez de cada rol, un único motivo ofuscaba el ánimo de Indio, y en varias ocasiones lo hizo saber, sonando por momentos como Perón y su “imberbes”. Las zapatillas que caían a
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HIPÓDROMO su alrededor, los “estúpidos” que las arrojaban, merecieron esa y otras palabras de su parte y se ganaron como premio la interrupción –sin vuelta atrás- de Barba Azul versus el amor letal. Gracias. Llegó el momento de El perfume de la tempestad, el tercer larga duración de Indio y Los fundamentalistas…, quizá el álbum más ominoso de los cuatro, en lo musical y, sobre todo, en la poética (bueno, después de todo y más allá de alguna filtración de optimismo, nos está anunciando la llegada de una tempestad). Todos a los botes! fue el que presentó esa seguidilla. Su aire marcial nos hizo dudar de emprender el éxodo hacia las embarcaciones referidas, aunque el groove que remaron Nalé/Carrizo –que le imprime a la canción un toque pseudo funk– nos convenció de subir y asimilar que hay colosos golosos que “nos sentencian a flotar en venenos siniestros”. Torito es muerto (¡esas guitarras!) y la cada vez más seductora Ceremonia durante la tormenta completaron el tridente perfumero. Para entonces, casi dos tandiles celebraban en la inmensidad del circo hípico (donde se destinó al público un predio de 300 metros de ancho por 800 metros de largo) el 17º show de la banda y el primero –¡miren qué dato tonto!– que no comienza con una canción que sea la primera del disco que la incluye originalmente. Creo que, en definitiva, y pese al prólogo que ofreció Solari al recital, a la par de las canciones se celebraba el autoconvencimiento de que tendremos más misas. “Dedicado a Walter, que es un pibe de fierro. Rey garufa”, soltó Indio mientras comenzaba a sonar la extraña introducción (recordarán algunos lo que fue en 1998, cuando se editó Ultimo bondi a Finisterre) de Las increíbles andanzas del Capitán Buscapina en Cybersiberia y antes de iniciar una suerte de bailecito que se parece más a la entrada en calor de un jugador de fútbol suplente y cuya máxima expresión podríamos verla unos minutos después en ¿Por qué será que Dios no me quiere? Quienes se llevaron la ovación luego del tema que abre el décimo disco de PR fueron Colombo y Talladita, saxo y trompeta. El último tramo del recital terminó p o r
argumentar lo que cientos salieron murmurando por las polvorientas calles que rodean al hipódromo, lo que otros enfatizaron de carpa a carpa a la vera de la 226 o en inmediaciones del Dique, y lo mismo que decenas festejaron pese a estar varados en la terminal de ómnibus serrana o mientras emprendían el camino hacia algún lugar a pie, al costado de la ruta: que este recital fue el mejor que ofreció Indio como solista. Creo que no es importante si lo fue o no, lo que cuentan son las emociones que envalentonan esas afirmaciones tajantes. Volvió a sonar (luego de la glaciar noche mendocina de 2013) Luzbelito y las sirenas, con su densidad aplastante, y luego surgió en la lista una sorpresa gloriosa: La Parabellum del buen psicópata. Y mientras el joven lobo se quemaba de amor y el rock maravilla sazonaba con migajas el goce de los ratones, todos ya babeábamos a la espera del solo de guitarra (como si el propio Iván Petróvich Pávlov fuera quien tuviera la Gibson entre sus manos). Quien sí la tenía era Baltasar Comotto para hechizarse con uno de los más hermosos solos de todos los que compuso y grabó Skay, melodioso y estremecedor, perfecto en su combinación de notas y silencios. Sin la sustancia del Flaco, con otro dedo, otro toque, Balta ofreció una versión cautivante, culpable de muchos lagrimeos. Le siguieron Había una vez (una de las dos únicas canciones que, llamativamente, aportó Pajaritos, bravos muchachitos a la lista); Vino Mariani (otra de El perfume…), prologada por la aclaración –si se quiere risueña– de Caballo Loco sobre que Mariani no es un tipo que ya llegó a algún lugar, sino una variedad de vino con coca del que, por citar un ejemplo, gustaba el tenor Enrico Caruso; y Adieu! Bye Bye! Aufwiedersehen!, que lució las virtudes (de su toque y su sonido) de Nalé, mostrando los dientes entre la ferocidad de guitarras chirriantes. Si Leónidas hubiera podido estimular su reducido ejército con la versión de Rock para los dientes, seguramente sus 300 hombres hubieran sido suficientes para vencer en las Termópilas. Creo que La Movediza aún mantiene el equilibrio. El par final se compuso por dos temas recurrentes ya en ese lugar:
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Flight 956, cuya cita “llorarás con un ojo y con el otro te reirás”, vale como símbolo de las emociones vividas en este show, y antes también; y…por supuesto… Ji ji ji, con humorada para Mick Jagger incluida (“Hacete de abajo”) y el último saludo de Indio: “Imposible explicar esto… no sé de qué se trata, no me quiero hacer cargo. Gracias, gracias…gracias para siempre”. Puede que el propio Solari no comprenda bien de qué se trata este fenómeno, esto de llevar su propia ciudad itinerante a las ciudades donde toca. Sus recitales han devenido en “algo” que la gente quiere “probar”, como si de la sustancia estimulante por excelencia se tratara. Tampoco en estas páginas hay explicaciones, pues menos las hay las intensiones de darlas. Lo que aquí acaban de leer es el intento vano de transcribir emociones mayúsculas y una admiración respetuosa y profundísima. Pueden con todo ello hacer lo que gusten… “la libertad es fantástica”.
Suplemento gratuito H i p ó d r o m o Ta n d i l 2 0 1 6 Diario EL TIEMPO EL PROLETARIADO:
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Diseño y opiniones crudas: Carolina “Bola de efectos” Malacalza Fotos y excusas: Nacho “No es perita en dulce” Correa Nicolás “Zambullido en el caldero” Murcia Crónica, entrevistas y errores: Silvio “Diabluras de monaguillo” Randazzo Coordinación: ...
Steffy: ¡Muchas Gracias! Tu tolerancia blindada logró que no perdiésemos todas las ilusiones. pág.
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Foto: Tanino
MARTÍN CARRIZO
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ada de ideal tiene (desde este lado) hacer una entrevista por mail, más si la materia abordada es matiz de apasionamiento y gira en torno al artista que ha tenido nuestra alma en la palma de su obra. No hay manera de repreguntar, puede que una consigna propuesta no se interprete certeramente, pero lo que deja un gran vacío es la ausencia de la voz, la expresión que desnuda la sincronía con el otro en esa pasión. Porque Martín Carrizo, además de todos sus pergaminos como músico y productor, esos caminos que se entrelazan merced a su potencia y virtuosismo tras los parches y su curiosidad y dedicación plena y afiebrada en la producción, es un apasionado agradecido de la música de Indio Solari y de la posibilidad de compartir actos creativos fundamentalmente. No obstante lo dicho, la voz de Martín se filtra en sus respuestas vía mail. Uno puede colocar su dicción algo arrebatada, acalorada, porque lo ha escuchado en entrevistas
radiales y televisivas. Pero si acaso desconociera su timbre, su personalidad envalentona lo suficiente las palabras en el texto y permite advertir su fruición por abordar detalles y relacionar hechos o sentires, como si no pudiera dejar de producir en complejidad nada de lo que hace. En la nota con EL TIEMPO, el batero de Los Fundamentalistas, productor compinche de Solari desde 2007, cuando se concebía Porco Rex, regaló toneladas de detalles sobre el fragor del trabajo musical y técnico que derivó en el show del 12 de marzo. El armado de la lista, la preproducción excesivamente detallada y la serie de ensayos en un primer tramo, para luego referirse a la emoción de ser “zaguero central” en el escenario de Indio (sueños de juventud), la grabación del sucesor de Pajaritos, bravos muchachitos, y la relación de hermandad que mantiene con Fernando Nalé.
-Martín, me gustaría que narrases cómo fue determinándose tu labor de cara a este show, desde el momento en que confirmás que pasás a ser el director musical de Los Fundamentalistas (Las etapas de trabajo, los puntos básicos que hablaste con Indio, los desafíos más importantes). -Como primera medida, sentarme con el Indio y pensar juntos en una lista de temas. Tener toda su discografía cargada en la compu y ¡empezar a escuchar! Me explotaba la cabeza de placer y pensaba “¡Yo esto lo hacía con mi mejor amigo de la escuela sentado con los vinilos de los Redondos!” Los alquilábamos y armábamos nuestros
Tal vez un tema puesto en un lugar incorrecto te suena lento, o rápido, según el tema que lo anteceda. Bueno… ¡dos capricornianos obsesivos tejiendo una tela de araña de placer! Jajaja. Luego, bajarlo a un CD en ese orden exacto y ver qué se siente. La verdad que la lista se hizo y no se cambió nada. Sólo se rotó un tema y a último momento el Indio me dijo “Agregá Nuestro amo juega al esclavo y con ese abrimos”. ¡Guauu! ¡Qué show! Ja. A los chicos de la banda les encantó la lista enseguida. Después de armar la lista, ahora sí, manos a la obra, a programar todas las maquinas. El desafío era mejorar en todo sentido el show, para darnos a todos un aire fresco, renovar energías y ganas de que este sueño no termine
compilados en un TDK, mientras soñaba con tocar la batería. Esta vez quien tenía en frente era el Indio ( jajaja), ¡una locura! Se escapó el cantante de la tapa ( jajaja!). Pero esta vez el compilado sería para el show más grande del rock. Fue muy lindo este puntapié inicial, ya que elegimos por vibración. Sonaba el tema y al unísono nos mirábamos con el Indio y decíamos “¡Huuuu!”. Seguramente ése indefectiblemente sería parte del show. Fue muy natural cómo se armó la lista; luego y muy importante, el orden. Ver con el acorde que se va un tema y cómo entra el próximo tema, chequear los tempos.
En el show
nunca. ¡Se programó absolutamente todo otra vez! De cero, loops, samplers fundamentales, que si no los teníamos los construíamos nuevamente. Como el caso de Es to todo amigos (sic) o los claps y percu de Salando las heridas, algunos efectos de Ella baila con todos, etc., etc. Armamos de cero todos los audios de los teclados, utilizando los sonidos creados por el Indio, ya que en los discos los teclados los toca siempre él, con sonidos deformados con pedales, filtros, distorsiones, etc. ¡Sonidos únicos que sólo él puede hacer! Los levanté de las sesiones finales de los discos y se las pase a Axel, nuestro tecladista, para que cargue en su nord lead el sonido exacto que armó el Indio, que es siempre una característica fundamental en la coloratura de
cuando canto Ji ji ji, yo canto ´¡YO LO SOÑÉ!´
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HIPÓDROMO los temas. Luego que cargué todas las secuencias y samplers en una sesión llamada Show Tandil, antes de pasarle los audios a Axel hice un previo mastering del show, para así lograr a nivel audio una cosa uniforme entre un tema de 1984 y otro del 2013, con un sonido final 2016. Ese standard de audio de base nos hizo a todos enfocarnos en nuestro audio de banda, y nos incentivó a mejorar en todo sentido. ¡Logramos un audio de guitarras excelente! Limpio, cálido y, por momentos, filoso y muy in the face, con cuerpo, con profundidad. Un bajo más presente y definido, y una batería contundente. También, unos coros más aguerridos y más extrovertidos. De igual manera el brass, más
todo esto. No obstante, ¿es posible sentirse liberado, ajeno a toda la atención que sobre él recae, a veces con una impronta un tanto inquisidora? -Siento que es un Indio Recargado. Hay mucho cariño y mucha valoración de toda la banda en ser parte de este sueño. Y sólo lo hace realidad el Indio, que tan generosamente comparte con nosotros su música, sus ideas y nos presta su escenario por un ratito, para que podamos acompañarlo y explayarnos en una libertad absoluta. Hace muchos años que estamos juntos y sabemos todos lo que a él le gusta Y nos da felicidad dárselo. El es el creador de todo lo que sucede sobre este escenario y nosotros, sus
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durante estas 4 semanas estamos todos muy concentrados y enfocados en superarnos día a día con nosotros mismos a todo nivel, individual y grupal. A veces, las cosas no se dan tan bien. Gracias a Dios, salió tal cual lo soñamos. En el show, cuando canto Ji ji ji, yo canto “¡Yo lo soñé ie eh eh eh! (Jajaja). ¡Ahí esta el foco: proyectar, soñar, visualizar. Creer! Y una frase de Gustavo me viene a la cabeza: usa el amor como un puente. Si no hay amor que no haya nada entonces. A partir de ahí todo es posible. -Lejos estás de ser un neófito en esto, y también es cierto que tocar ante unas 200 mil personas es una experiencia nada ordinaria.
Y una frase de Gustavo me viene a la cabeza:
usa el amor como un puente. Si no hay amor
QUE NO HAYA NADA presente y metido en una gran atmósfera. Se logró una limpieza tal, que cuando oímos la grabación del ensayo ¡parecía un disco! Y eso nos mantuvo muy motivados y más unidos que nunca. Fueron 2 meses, de domingo a domingo programando y planeando todo, hasta sabía los micrófonos y sus modelos exactos para cada instrumento… ¡antes del primer ensayo! Volví tan loco de Abbey Road con la mezcla en 5.1 de la película, y luego la sensación de proyectarla en el Luna Park en 5.1, que si me dejaban este show hubiese sido 5.1 Jajaja. El resultado fue impresionante; el sonido, como lo describieron varias personas, parecía que bajaba de las nubes. Los ensayos, una vez armado el monstruo, duraron 3 semanas. Era tanta la motivación y las ganas que teníamos, que nada nos detenía: pasábamos la lista de punta a punta, sin parar. El Indio venía y cantaba cada vez mejor. Para resumir, ¡hicimos durante las tres semanas cada día el show completo! Y ya en Tandil se hizo un check line sin la banda y luego, a la tardecita, llegamos y una vez más hicimos el show completo. Mientras, el maestro Mario Altamirano calibraba el audio de ese gigantesco Venue para que se vea reflejado tanto trabajo a conciencia hecho por todos.
Bocanada con Cerati y los shows con el Indio, hice más de 500 shows. ¡Y recuerdo cada uno de ellos al milímetro, como si hubiese sido ayer! -¿Cómo para vos fue reencontrarse musicalmente con Fernando Nalé? ¿Qué aspectos puntuales de su toque resultaron atractivos para Indio? -Fer Nalé, además de ser uno de mis bajistas preferidos en el mundo, es como mi hermano. Para mí, tocar con él es lograr la base perfecta. Un tipo 100% entregado a la necesidad de la canción. ¡Su audio es bestial! Si la canción lo requiere es virtuoso, si no, con una sola nota te aplasta. Y tiene un groove muy inglés (Jajaja, el que no salta es un inglés… jajaja). Cada golpe de bombo mío está acompañado de un nota grabe de Fernando. Tenemos una forma similar de sentir la música, todo el tiempo nos miramos mientras tocamos. Él interactúa con la banda, no sólo hay que tocar bien, hay que sacarse el balde de la cabeza y mirar y sentir a tus compañeros. Y Fer es un gran ejemplo de eso. Creo que el Indio, con su experiencia y su sensibilidad, lo notó de inmediato. Fer ama tocar con el Indio y se notó desde el primer segundo. Tocó los temas como si hubiese tocado desde siempre.
ENTONCES
elegidos para acompañarlo. En mi caso, el Indio es uno de mis maestros, y para mí, tocar o programar algo que sale de su cabeza es un gran placer, un gran desafío. Y un tesoro para mis experiencias vividas en la música. -En la música como en otros desarrollos grupales, el rodaje es el principal aporte a la internalización de la materia en cuestión. ¿Cómo suple ese aspecto Los Fundamentalistas siendo que en los últimos 16 meses, la banda tocó sólo dos veces? -Es tan lindo lo que sucede cuando nos reencontramos todos, que parece que nunca dejamos de vernos ni de tocar juntos. Es como las selecciones de Football, que se juntan cada 4 años a jugar el mundial. En nuestro caso nos juntamos y salimos campeones ( jajaja). Bueno, ¡esa mentira nos dice la gente! La verdad que es un staff muy profesional y
¿Es factible que expliques cómo es que trabajaste durante el recital para que lo emocional no le juegue una mala pasada a lo r a c i o n a l , a l a s p e c t o m á s ' fr í o ' y necesariamente eficiente que requiere tu tarea? -La verdad que en mi caso, y me atrevo a hablar de mis compañeros y del Indio, es tanto lo que trabajamos previo al show que al escenario llegamos con todo resuelto a todo nivel, y te diría casi en piloto automático. Sólo nos queda disfrutar del premio de estar parados sobre ese escenario con el Indio. Y con 200.000 personas abajo. ¡Y hasta te cuento que en varios temas llore! Es muy fuerte estar ahí arriba, y si no lo disfrutas y en ese ratito te olvidas de la parte técnica, te lo perdés. Cada show yo lo doy como si fuese el ultimo, y no paro de disfrutar segundo a segundo. Entre A.N.I.M.A.L., Walter Giardino Temple, la gira de
-El año pasado comenzaron a grabar un nuevo disco de Indio. ¿En qué momento del proceso total se encuentran y cuáles son las diferencias básicas, esenciales, con la impronta de Pajaritos,…? -Como todos saben, estamos grabando un nuevo disco. ¡Ya tiene mucha forma! Mucho no voy a contar, eso le toca al Indio. Sí te puedo decir que, una vez más, los va a sorprender a todos, como nos sorprendió nosotros. Igual, él ya está hablando del otro que quiere hacer! Jajaja, ¡no para! ¡Trajo al estudio 100 maquetas de temas nuevos! Es infinito el Indio. Foto: Nicolás Sesta
-Te invito momentáneamente a sumarte a esta tarea que hacemos otros (de dudoso mérito en mi caso) de describir el recital de Indio en Tandil. ¿Qué tramo del recital atesorás y por qué motivos? -¡La verdad que el show de Tandil fue impecable! Lo que atesoro es la unión que hoy tenemos como banda, las miradas cómplices sobre el escenario, vernos felices sintiendo que todo está sucediendo cómo lo planeamos. Y bueno, la gente… ¡un show aparte! Ellos merecen que el show sea cada vez mejor, comparado con los mejores shows del mundo. A todo nivel, el objetivo es nunca quedarnos quietos. Como dice el Indio, sacarle hasta la última gota de agua a las piedras. -Indio es el jugador dominante en
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penas unos cuatros días más tarde del recital en el hipódromo tandilense, Baltasar Comotto ya estaba respondiendo –vía mail– las preguntas que le habíamos hecho llegar unas 30 horas antes. Fundamentalista desde que Indio grabó El tesoro de los inocentes (Bingo fuel), fuel), año 2004, Balta es el “Guitar hero” del grupo, el violero que suele apropiarse de los momentos de mayor musculatura musical, de los solos más intrépidos, en tanto que Gaspar toma un rol más de sostén, un tejedor de capas guitarrísticas sobre las cuales suele (pues ese reparto de roles tampoco es tajante e inamovible) surfear nuestro entrevistado. Este joven guitarrista, ladero de Spinetta en sus últimos discos, debió afrontar en estos más de 10 años de fundamentalismo un rol, una imagen pesada en ese contexto: pararse como guitarrista junto a Solari, costado del cual la figura de Skay jamás desaparecerá. Baltasar (y la banda entera) debió –como él textualmente lo dice en la entrevista– enfrentar y convencer a los redonditos de abajo, tarea de la cual salió ileso. Cambiando cuerdas por teclas, Comotto responde aquí sobre el trajinar de la banda a partir de los cambios de integrantes, sobre cómo aborda las canciones que integrarán la lista en una etapa íntima y casera, de las nuevas grabaciones con Indio y de su inminente tercer disco solista.
Foto: Nicolás Sesta
–La dinámica de ensayos, los cambios en la banda, la enorme apuesta visual y sonora, el blanqueo de la enfermedad de Indio: ¿Qué tan especial –distinto– fue para vos el proceso preparatorio y el show de Tandil? –Fue diferente la preparación de este show. Al cambiar la base rítmica se modificó la manera de trabajar. Creo que hubieron modificaciones tanto en lo técnico como en lo musical. Adaptarse a los cambios fue algo distinto y dio resultados. –Hubo unas cuantas canciones nunca antes interpretadas por Los Fundamentalistas. ¿Cómo se da el proceso de asimilación y “ablandamiento” de los temas? ¿Primero es individual y luego en banda? ¿Cuáles de ellos te gustaron más? –Primero es asimilar las nuevas canciones en tu casa, para después interpretarlas en los ensayos. Es muy diferente tocar las canciones en tu casa, con un reproductor, a tener que ensamblarlas en los ensayos con los músicos. También nos dividimos los roles de las
guitarras con Gaspar y vemos cómo funcionan en la practica. Son horas de ver y probar cómo se engranan los arreglos. Generalmente, en mi caso, busco sonidos que se diferencien de los de Gaspar. La elección de las violas como los roles de las voces fue estrictamente pensado y e n s a y a d o minuciosamente. Las grabaciones de los ensayos terminan de pulir el rendimiento y uno tiene general de todo el show. Al escuchar los ensayos, se corrigen planos y se sacan conclusiones de qué cosas hay que corregir (sonidos, volúmenes, arreglos) y que cosas están bien.
–En noviembre pasado se cumplieron 10 años del debut fundamentalista en vivo. ¿Cuál es el primer recuerdo (o emoción) que ahora
Cada show tiene
condimentos distintos
–El año pasado comenzaron a grabar un nuevo disco con Indio. ¿En qué etapa del proceso total están? ¿Qué primeras diferencias asoman respecto a Pajaritos…? –No te sabría decir, el material está en
Ser parte de LOS
proceso. Al escuchar las nuevas canciones me pareció diferente a los discos anteriores.
que adaptarse a los cambios. ESE ES EL
para mantenerte abocado a tu camino solista? –No me limita, todo lo contrario, me fortalece para seguir con mi proyecto personal. Estoy por sacar mi tercer disco, en el cual estoy muy entusiasmado y va a ser bastante diferente a Blindado (mi segundo disco). En los momentos en los que estoy ensayando con el Indio descanso de las canciones que estoy grabando, para después retomar nuevamente con nuevas ideas o conceptos renovados.
DESAFÍO
podes citar? –El primer recuerdo que se me viene a la cabeza fue conocernos con los compañeros de trabajo e interactuar con una música nueva y un disco sofisticado como “El tesoro de los inocentes”. Los dos shows en La Plata fueron muy intensos. Tuvimos que enfrentar a un público ansioso por escuchar la nueva banda del Indio y, sobre todo, convencer. –Esta vuelta al ruedo con Indio (ensayos, recital, grabación), ¿hasta qué punto te limita
–Muchos de nosotros (músicos y no músicos) gustaríamos de ocupar al menos un tiempo tu lugar en la banda, la posibilidad de vincularte creativamente con Indio e interpretar muchos de los hitos de la banda de sonido de nuestras vidas. ¿Hay algo malo en esto de ser guitarrista de Los Fundamentalistas, algo poco recomendable? –No veo nada malo, todo lo contrario. Ser parte de Los Fundamentalistas es una experiencia única, que lo hace diferente a todo. Cada show tiene condimentos distintos y uno tiene que adaptarse a los cambios. Ese es el desafío.
FUNDAMENTALISTAS es una experiencia unica
diferente a todo
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