CRÓNICA
SÓNAR REYKJAVIK 2015 Crónica del festival islandés Más de 10.000 asistentes y 65 actuaciones avivaron el frío corazón de Islandia durante el pasado fin de semana, consolidando definitivamente al festival como una de las citas más esperadas del largo invierno escandinavo. TEXTO: YAIZA SAIZ TEXTO: YAIZA SAIZ
A pesar de ser un país pequeño, Islandia es culta y moderna. Las pequeñas calles del centro de Reykjavik, plagadas de cafeterías y bares, son el punto de encuentro de los numerosos hipsters que habitan la ciudad, deseosos durante el último mes por descubrir las nuevas apuestas musicales de la programación de Sónar. Este ambiente de festividad se respiraba a las puertas de la tercera edición del festival islandés, que dio su pistoletazo de salida el pasado jueves 12 de febrero en el moderno y arquitectónico edificio Harpa, centro de exhibiciones y conferencias de la capital islandesa. Durante tres días, artistas como Nina Kraviz, Paul Kalkbrenner, Skrillex, Todd Terje, Jamie xx o Ryan Hemsworth, entre otros, desfilaron por los cinco escenarios del festival que apostó por transgresoras ubicaciones. Si bien Sónar Club y Sónar Hall eran una simple sala de conciertos, hay que destacar la calidad del auditorio de Sónar Complex, los visuales de Sónar Pub (tomados de la luces del propio edificio Harpa) o el estilo “ravero” de Sónar Lab, escenario ubicado en el parking del complejo que parecía no tener nada que ver con el festival. No obstante, y a pesar de que todas las entradas se agotaron a pocas horas del inicio de Sónar, las salas no estaban del todo llenas; lo que al mismo tiempo permitía disfrutar con tranquilidad y sin agobio de las actuaciones. Entre el público, muy variado y cosmopolita, se podían escuchar idiomas como el inglés, italiano, francés, español, danés y, obviamente, islandés; lo que confirma que cada vez son más los visitantes extranjeros dispuestos a viajar a Reykjavik para asistir a Sónar y pasar allí unos días disfrutando de las mil maravillas naturales que brinda Islandia (100% recomendable).
Los protagonistas Si bien el viernes fue el día más fuerte del festival, el jueves tampoco se quedó atrás. El islandés Uni Stefson abrió la programación con un live atmosférico y empático acompañado por su magnífica voz y unos hermosos visuales. Más tarde sería el turno de una de las actuaciones más esperadas de la noche por el público islandés, Samaris. El trío configurado por Jófríður Ákadóttir (voz), Áslaug Rún Magnúsdóttir (clarinete) y Kári Steinþórsson (electrónica), cada vez más aclamado internacionalmente, hechizó la sala Sónar Club con un sonido etéreo, contradictorio e imprevisible. Y es que la voz de su cantante, Jófríður Ákadóttir, está a la altura de la mismísima Börjk. Luego llegó el momento de bailar con los ritmos housefunk del príncipe noruego Todd Terje, quien hizo un formidable live basado en su último trabajo “It’s Album Time”, cerrando con energía la primera noche. El viernes, Harpa se veía repleto desde primeras horas de la tarde. Muchos fueron los que esperaban con devoción esta jornada del festival. Mugison, Prins Pólo o Sophie eran algunas de las actuaciones estrella de la noche; pero donde realmente se cocinó la fiesta a fuego lento fue en el Sónar Lab. En el parking de Harpa, Sónar dejó de ser Sónar para convertirse en una “rave” al más puro estilo de los 90. Faltó la actuación de Jimmy Edgar (que aún estando programado, no pudo asistir al perder un vuelo de conexión), pero su sustituto Birgir Þórarinsson, integrante de GusGus, el legendario grupo islandés de música house de los 90 que ahora firma para Kompakt, se encargó muy satisfactoriamente de calentar los platos a Nina Kraviz. La rusa no titubeó a la hora de tomar el mando, marcándose una fantástico dj set lleno de energía y ritmos techno con un cierto toque ácido. Como colofón final de esta “rave”, llegó la actuación
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de Thor, dios del trueno en la mitología nórdica y, al parecer, también de los platos. Dj de la escena underground local que ha colaborado con artistas como Björk o Sigur Ròs, se encargó de cerrar la sala con sonidos al más puro estilo techno berlinés. Paralelamente, se desarrollaba en Sónar Club la actuación del alemán Paul Kalkbrenner, quien a pesar de tener un éxito rotundo en cuanto a número de asistentes, no supo innovar y evolucionar en su live (el sonido de “Berlin calling” se sigue sintiendo en sus sesiones). El sábado despertaba con la actuación del canadiense Ryan Hemsworth: un live cargado de beats entremezclados con música r&b, hip-hop y el post-dubstep más contemporáneo. Más tarde, el británico Jamie XX tomaba los mandos de la consola en el Sónar Hall. Cautivador, clásico y moderno al mismo tiempo, sin duda, su dj set destilaba magia por los cuatro costados. El cierre del festival quedó a cargo del productor estadounidense Skrillex, que con unos visuales de infarto y una gran puesta en escena, hizo sudar a todo el público de Sónar Club.
El gran descubrimiento “made in Reykjavik” Más del 50% de las actuaciones de Sónar Reykjavik fueron lideradas por artistas locales, pero de entre todas ellas cabe destacar el live de un desconocido talento de la escena local que posiblemente no tarde en despuntar a nivel internacional: M-Band. Hörður Már Bjarnason (M-Band) es un artista islandés residente en Berlín cuya música combina los ritmos de la nu-electrónica con una voz desgarradora, creando una atmósfera de ensueño. Sus beats, al más puro estilo Jon Hopknis, entremezclados con sus suaves melodías mantienen al oyente en vilo durante sus sesiones. Sin duda, dará que hablar.
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