Sólo a mitad de camino

5 ene. 2007 - prostibularias, Canal 7 acaba de dar a conocer ... Canal 7– Yo amo a la TV, un típico programa de ... a verse por Canal 13 esta noche, cerca.
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Espectáculos

Viernes 5 de enero de 2007

LA NACION/Sección 4/Página 5

Sólo a mitad de camino Regular

✩✩ Yo amo al espectáculo. Magazine sobre actualidad artística. Conduce: Guillermo Blanc. Columnistas: Marina Calabró, Nancy Duré, Daniela Bruno, Gabriel Fresta. Producción: Claudia Demarchi. Escenografía: Nora Chyron. Dirección: Gabriel Fullone. Lunes a viernes, a las 14, por Canal 7.

En una época donde ya no sólo sobra sino que relaja la información que tiene que ver con lo más sórdido, ramplón e íntimo de las figuras más famosas, debe celebrarse la aparición de un programa que, al menos, se proponga recuperar ciertos contenidos más tradicionales del mundo del espectáculo. Sin necesidad de caer en escándalos estridentes ni en apelaciones prostibularias, Canal 7 acaba de dar a conocer un ciclo que, a pesar de no contar con esas atracciones tan elementales y rastreras, no por ello carece de vocación popular. Hace ocho temporadas apareció en la pantalla del entonces ATC –luego pasó a América y, tras unos años fuera del aire, volvió en 2006 a emitirse por

Series

Cómo escapar de la cárcel FOX

Prison Break, por partida doble Por Fox y Canal 13; también llega Lost Michael Scofield tiene un plan. Un plan descabellado, pero un plan al fin: para salvar a su hermano mayor de una sentencia a muerte de cumplimiento inminente en una cárcel de máxima seguridad, a este taciturno ingeniero estructural (interpretado por Wentworth Miller) no se le ocurre mejor idea que robar un banco, esperar a la policía y cumplir su condena en el mismo establecimiento, para así, desde adentro, poner en práctica su detallado plan para que ambos escapen de allí. Es que su hermano Lincoln (Dominic Purcell) no ha asesinado salvajemente, como todo el mundo cree, al hermano de la vicepresidente de los Estados Unidos, sino que parece ser el chivo expiatorio de una conspiración gubernamental. Tal es el planteo de Prison Break, la serie norteamericana creada por Paul Scheuring que comparte su estructura con continuidad dramática con su predecesora, 24, y cuya primera temporada comenzará a verse por Canal 13 esta noche, cerca de las 23.30. Sin embargo, para quienes sigan habitualmente la serie por la TV paga, en Fox, también hay novedades: mañana, desde las 16, la señal emitirá una maratón con los cuatro últimos episodios de la primera temporada y, pasado mañana, a las 22, preestrenará su segundo año (antes de mudarse a su nuevo día, los miércoles, a las 22). En esta nueva etapa de Prison Break –centrada en cómo los hermanos y sus ayudantes se separan luego de escapar e intentan esconderse en distintos puntos del país– se incorporará a su elenco al siempre excelente William Fichter (Invasion), como el agente del FBI a cargo de esta cacería humana.

Lost, por TV abierta Pero las novedades de ciclos norteamericanos en Canal 13 no se agotan en esta serie de suspenso: desde pasado mañana, también en el horario central de las 22, sus responsables anuncian las instancias iniciales de Lost, la creación de J. J. Abrams que viene cautivando a la audiencia del cable por AXN (que estrenará su tercera temporada el 7 de marzo próximo). El ciclo narra la odisea de un grupo de sobrevivientes de un accidente aéreo varados en una isla misteriosa, quienes deberán aprender a sobrevivir a los extraños fenómenos que allí se manifiestan, a preservar sus muchos secretos de los demás y, sobre todo, descubrir si existe alguna posibilidad de escapar de allí.

Dolores Graña

Canal 7– Yo amo a la TV, un típico programa de panelistas, con conductor e invitados incluidos, donde los temas a tratar giran en derredor de distintas problemáticas televisivas. En formato semanal, con gran poder de convocatoria, las principales figuras del medio se avienen aún hoy a prestarse a una requisitoria liviana y más amable que agresiva. Lo que no sabía quizás en ese momento su principal mentor, el periodista Guillermo Blanc, era que su idea –bastante común un par de décadas atrás en la TV local, pero dejada de lado por largos años hasta que él la retomó– tendría una profusa descendencia, con esquemas similares, aunque con tratamientos más ríspidos y/o humorísticos en la TV de fines de los 90 y en estos primeros años del siglo XXI. El nuevo programa deviene innegablemente de ese Yo amo a la TV, no sólo por la similitud de su título y por compartir los integrantes de su staff, sino por sostener ese mismo tono de cubrir los temas sin provocaciones, insolencias gratuitas o vueltas rebuscadas. A diferencia del programa madre, éste va todos

los días, pretende abarcar más y subraya más cierto conformismo en el abordaje lineal de los diversos temas que se van presentando. Con invitados tan eclécticos como Carmen Barbieri, Nina Peloso o la ex Gran Hermano Tamara Paganini en estudio o a través de conexiones no siempre fáciles con Mar del Plata, Yo amo al espectáculo se vuelve un tanto monocorde y anticuado en el pasivo seguidismo que hace puntos de los temas que cubre y que, por ■ Perdió en su lo general, giran franja con las en torno de los demás emisoestrenos que se ras, pero es lo van produciendo. más visto de La oferta y varieCanal 7. dad de notas por emisión, a falta de recursos, es más bien escasa y por eso mismo tienden a estirarse innecesariamente, lo que produce altibajos y aburrimiento. Blanc es enfático y diplomáticamente incisivo; sus columnistas –a quien él denomina “ángeles”– pare-

1,0

CANAL 7

Duré, Calabró, Blanc y Bruno hablan de espectáculos a la hora de la siesta

cen por momentos demasiado excitadas para lo poco que tienen entre manos. Los elencos marplatenses aprovechan para promoverse, se muestran algunas escenas de ciertos espectáculos y cuando hay un invitado importante, nunca falta el

testimonio grabado de un compañero para hablar loas de su jefe. Blanc y sus ángeles, afortunadamente lejos de las maldades de un Jorge Rial o un Lucho Aviles, pero también sin pretender abordar los temas de espectáculos con una inten-

ción más intelectual –como cuadraría en un canal que alardea sólo de palabra de ser “la televisión pública”–, se queda a mitad de camino, indefinido, inevitablemente chato.

Pablo Sirvén