Sería un bólido el fenómeno celeste

Otros Desórdenes de la Comunicación ... LOS MISTERIOS DEL CIELO s LA EXPLICACION DE LOS CIENTIFICOS ... Venero, del Observatorio Astronó- mico de ...
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INFORMACION GENERAL

I

TECNOLOGIA

Martes 29 de septiembre de 2009

LOS MISTERIOS DEL CIELO s LA EXPLICACION DE LOS CIENTIFICOS

Europa pide reproductores con volumen más bajo

 

        

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interpretadas como sonido. Desde el tímpano hasta los tres diminutos huesos que convierten las ondas sonoras en vibraciones del líquido del oído interno, cada componente es vital para la audición. Pero son las células ciliadas las que sufren el exceso sostenido de energía que deviene del volumen salvaje. Y son irreparables.

Consejos Exponerse constantemente a 85 dB (el nivel de una esquina ruidosa) puede causar daño a las células ciliadas; 15 minutos de ruido a 100 dB es capaz de producir pérdida permanente de la audición. Parece mucho, considerando que es el nivel alcanzado por un martillo neumático. Pero si podemos oír el sonido de un par de audífonos que tiene puestos una persona a nuestro lado, entonces esa persona está recibiendo entre 110 y 120 dB. El Instituto Nacional de la Sordera y Otros Desórdenes de la Comunicación de los Estados Unidos aconseja no exponerse durante más de un minuto a ese volumen de forma regular para evitar daños irreparables. Los audífonos intrauriculares son particularmente peligrosos porque su rango dinámico es menor que el de un altavoz convencional, por lo que tendemos a subir el volumen. Son preferibles los auriculares externos. Aunque los fabricantes limiten el nivel de salida de sus reproductores, la primera línea de defensa sigue en nuestras manos. Usar auriculares que aíslen los ruidos externos, para no tener que elevar tanto el volumen, y darle al oído un descanso de una hora por cada hora de música son dos medidas simples y efectivas. Otra: configurar el limitador de volumen del reproductor para que nunca sobrepase el nivel en el que la música puede oírse sin tener los audífonos puestos.

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LA NACION

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ARIEL TORRES

Auriculares peligrosos

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Por el riesgo del sonido alto en los auriculares

Se ha dicho tantas veces que ya casi nadie lo escucha: la música a alto volumen puede causar pérdida de audición, y los audífonos intrauriculares, de uso masivo desde el iPod, potencian este peligro. Por eso, la Unión Europea instó a los fabricantes de reproductores de música a que sus productos se vendan configurados para sonar a un volumen seguro. Eso sí, los usuarios podrán elevar los decibeles a niveles peligrosos si así lo desean. El manual de la mayoría de los dispositivos de música portátil advierte hoy sobre la posible pérdida de audición al usar el volumen máximo (NIHL, por sus siglas en inglés) y muchos ofrecen un limitador de nivel. Pero se tiende a desoír las advertencias y a subir el volumen. Así, la nueva medida de prevención de la Unión Europea podría caer en oídos sordos, aunque se ponga en práctica. Una constelación de factores contribuyen a que generaciones enteras estén sometiendo sus oídos a un castigo que, con el tiempo, pueden pagar caro. Ambientes urbanos ruidosos que obligan a subir el volumen para oír la música, y una electrónica sofisticada que permite niveles altos casi sin distorsión. ¿Qué le ocurre al oído cuando debe vérselas con sonidos de 85 decibeles (dB) o más? Tendemos a creer que la víctima del alto volumen es el tímpano, la delgada membrana que separa el oído externo del medio. Esto es cierto en el caso de una explosión. La música fuerte durante períodos largos daña un componente menos conocido de nuestro oído, las células ciliadas, vitales para transformar las ondas sonoras en señales nerviosas. Pequeñas, hipersensibles, relativamente escasas (15.000, versus los más de 100 millones de fotorreceptores de la retina) y sumergidas en el líquido que llena la cóclea, poseen una característica clásica en el sistema nervioso: cuando se pierden, no se vuelven a regenerar. Su función es una maravilla de la anatomía y de la fisiología. Al ser sometidas a las vibraciones del fluido que las rodea, las células ciliadas experimentan una serie de cambios bioquímicos que terminan por liberar neurotransmisores que traducen el movimiento en señales eléctricas. Estos impulsos viajan por el nervio auditivo hasta el cerebro, en el que son

      

 

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- GENTILEZA DIARIO TEXTUAL.COM

Imagen en el sur de La Pampa; la desintegración del meteoroide se vio en el cielo de siete provincias

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Sería un bólido el fenómeno celeste Los astrónomos atribuyen la estela circular observada en siete provincias a la caída de un meteoroide que se desintegró SERGIO DEMARIA CORRESPONSAL EN MENDOZA MENDOZA.– El objeto que con sus destellos brillantes asombró anteayer a cientos de personas en siete provincias habría sido un bólido o meteoroide del tamaño de un microondas que se desplazaba a una velocidad cien veces mayor que la de un avión supersónico. Así lo afirmaron ayer científicos y especialistas consultados por LA NACION, quienes aclararon que el objeto, por el proceso de fricción, estalló al atravesar la atmósfera terrestre y se fragmentó en miles de partículas que serían difíciles de localizar en una superficie de dispersión estimada en cerca de 300.000 kilómetros cuadrados. Los especialistas aclararon que

la caída de bólidos es un fenómeno habitual que comienza cuando las rocas que circulan libremente por el sistema solar son atraídas por los campos gravitatorios de la Tierra y luego se desintegran o, como en el caso de meteoritos, caen en la superficie. Patrullas de gendarmes recorrieron ayer campos de los parajes Cochicó, El Nevado y Punta del Agua en el sur de General Alvear, en Mendoza, pero no encontraron rastros materiales del bólido, cuya composición química sería de hierro y níquel, según explicó el astrónomo Roberto Venero, del Observatorio Astronómico de La Plata. Lo ocurrido no tiene hasta ahora otro respaldo científico que la interpretación de los testimonios de quienes describieron una estela luminosa observada en el cielo el

domingo último alrededor de las 19. Fuentes de las torres de control de los aeropuertos de Malargüe y San Rafael informaron que no se detectó la presencia de ningún objeto extraño. En el radar del aeropuerto de Mendoza tampoco se advirtió, debido a que no está diseñado para monitorear objetos del tamaño del bólido. Minutos después del hecho hubo tal confusión sobre el origen del fenómeno que la policía debió consultar con el aeroclub de General Alvear y con el aeropuerto de San Rafael antes de descartar la posibilidad de un vuelo en emergencia. En la hipótesis de que fuera de tamaño más o menos esférico, se estima que habría tenido un diámetro no mayor de un metro y medio y, debido a que se desplazaba a una velocidad estimada de 30 kilómetros

por segundo, la fricción y el ángulo de entrada hicieron que se incendiara y estallara. General Alvear, Malargüe (Mendoza), General Pico, Santa Isabel (La Pampa) y Cipolletti (Río Negro) son las localidades donde hubo mayores testimonios de personas que vieron el desplazamiento de un objeto con luces amarillas, anaranjadas y azuladas, e incluso hubo quienes oyeron una sucesión de estallidos de gran potencia. Estos sucesos ocurrieron en unos pocos segundos, pero en el cielo perduró más tiempo una estela blanca azulada más voluminosa que la que dejan los aviones. También fue visto en Neuquén, San Luis y hasta en el oeste de Córdoba y de la provincia de Buenos Aires. Dos investigadores en astronomía del Conicet coincidieron en señalar

que son muy remotas las posibilidades de encontrar rastros del bólido en el campo. Tanto el científico norteamericano radicado en Mendoza Richard Branham como la doctora Beatriz García, investigadora del Observatorio de Rayos Cósmicos Pierre Auger, señalaron la esterilidad de buscar restos, ya que seguramente el objeto “se desintegró en millones de fragmentos milimétricos”. Según testimonios recogidos por el coordinador del planetario de Malargüe, Andrés Risi, la trayectoria fue Noreste-Sudoeste y el estallido se produjo a una gran altura porque pudo ser visto a cientos de kilómetros a la redonda. “En noches claras es frecuente ver estrellas fugaces, que pueden ser bólidos, pero lo que no es común es observarlo de día como sucedió esta vez”, agregó.