RECURSOS ESCUELA SABÁTICA Comentarios de la Lección Joven IV Trimestre de 2014 La epístola de Santiago Lección 4 25 de octubre de 2014
Ser y hacer Profundiza Cómo hacer de la vida cristiana una experiencia gozosa Carlos Elías Mora Como cristianos y como adventistas sabemos lo que es la salvación, como se logró y lo que implica para quien la acepta. El problema es, para muchos creyentes y muchos adventistas, es como hacer esta gran verdad una realidad práctica y que impacte su vida día a día. Es más fácil aceptar una doctrina que vivirla. El primer paso de nuestra redención es reconocer que somos pecadores y que no podemos salvarnos ni superarnos por nosotros mismos. Podemos lograr ciertos logros en el diario vivir como personas y mantener una vida normal. Pero no podemos lograr la salvación ni superación por nosotros mismos. Este punto es un golpe fuerte para la mentalidad humanista y espiritualista de nuestros días. La gente secular no quiere aceptar este mensaje que golpea su más preciado tesoro: el orgullo humano. Pero aquel que acepta esta verdad está listo para el siguiente paso: aceptar a Jesús como su Salvador personal y reconocer que solo con Él puede ser victorioso y cambiar. Este paso es una de las mayores alegrías para todos los creyentes, y para muchos la más importante. Es una experiencia única y maravillosa que marca el inicio de una nueva vida. El gozo que se vive es producto de sentirse libre de toda culpa y de la aceptación que Cristo hace en nuestras vidas. Pero es aquí donde muchos creyentes se extravían en su caminar con Cristo, aun cuando ellos se mantengan dentro de la fe y exteriormente son "buenos" cristianos. Por un lado, algunos tienen la idea que luego de la conversión, el nuevo hijo de Dios debe hacer esfuerzos personales para ser cristiano y que Dios espera tales esfuerzos como requisito indispensable de la salvación. En otras palabras, una mezcla de justificación propia que suplementa la justificación que da Cristo, o bien, viceversa. En simples palabras, un plan 50-50. ¡Craso error! Así como el perdón es ciento por ciento un don de Dios (Efesios 2:8, 9), el diario caminar con Jesús es ciento por ciento la obra del Espíritu en mi vida (Efesios 2:10). Es aquí donde la frustración llena la vida del converso, porque falla en lo que piensa él debe colaborar para su obediencia. Olvida que es todavía humano y que no hay nada que lo justifique delante del Señor y que su corazón tiende al mal, de ahí la necesidad de la total dependencia en Dios quien ofrece un corazón nuevo para cada día. © RECURSOS ESCUELA SABÁTICA
El otro camino torcido que atrapa a muchos cristianos es el no experimentar el perdón divino. Esto debido a una mala comprensión del Evangelio o a falta de estudio del mismo o falta de fe en el sacrificio de Cristo. A veces no es tanto por los pecados cometidos antes de la conversión, sino los que se realizan durante el proceso de santificación. Muchos viven con esta angustia y esto les roba el gozo de seguir a Jesús. Es una triste realidad para muchos adventistas. A eso se suma voces extremistas que proclaman que se puede y debe vivir sin pecado alguno, de ningún tipo, por lo que la frustración y amargura es mayor. Se olvidan que el perdón y la obediencia diaria –lo que los teólogos llaman justificación y santificación respectivamente– es un don de Dios completamente. No hay elemento humano agregado en esto, ni una pizca. Esta verdad es maravillosa, es refrescante y llena de gozo el corazón. Dios te perdona y me perdona de gratis simplemente por amor, sin nosotros merecerlo. Pero además, el promete perdonarnos cada día y además darnos el poder de su Espíritu Santo a cada momento para que obre en nuestros corazones y transforme nuestro carácter y conducta. Solo tengo que creer y aferrarme. Esta es la maravillosa gracia divina. ¿Cuál es, entonces, mi parte y tu parte como creyente? Primero aceptar de corazón la potente verdad del Evangelio. Apropiarse de estas promesas a cada momento. Segundo mantener el contacto con Dios y su Espíritu abierto y en constante comunicación con Él. ¿Cómo? Leyendo las Escrituras con oración y cuidado para descubrir las verdades de Dios; orando sinceramente y constantemente; colocándonos en el lugar donde nuestra mente pueda ser animada y fortalecida: buenos amigos, buena música, lectura y películas, una buena alimentación, en suma todo aquello que nos acerque a Dios y llene nuestra mente de buenos pensamientos; y por lo tanto evitar todo lo contrario. Finalmente, servir a los demás: con nuestro tiempo, con nuestro dinero y tiempo y hacer el bien al prójimo. Este ejercicio dará vitalidad a la fe. Vale la pena enfatizar que todo esto es obra del Espíritu Santo que se mezcla con tu voluntad, con tu deseo, con tu disposición de amar y servir a Dios, y El obra en nosotros el querer como el hacer. ¡Vivamos una vida cristiana gozosa a la luz del perdón y del poder de Dios obrando en nuestras vidas!
Comparte Hacedores, no meros oidores
Víctor Korniejckzuck
Sugerencias didácticas: I.
Hacer leer el texto (Santiago 1:22-27).
II. Formular preguntas para reflexionar, compartir y afianzar nuestro conocimiento de la Palabra. 1. ¿Por qué los meros oidores son comparados con aquellos que miran su rostro en un espejo? a. ¿Cuál es el problema con solo mirarnos a nosotros mismos? • Podemos desanimarnos de entrada, © RECURSOS ESCUELA SABÁTICA
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O vernos mejor de lo que somos, dependiendo de nuestro nivel de autoestima. • Analizar ejemplos bíblicos de demasiada autoestima. b. ¿A dónde mirar en vez de mirarnos a nosotros mismos? (Santiago 1:25). 2. ¿Podemos escuchar y creer y no “hacer”? a. (Sí, se puede). 3. ¿Cuál es la diferencia entre sólo “creer” y en “ser hacedores” de la Palabra? Dé ejemplos. 4. ¿Por qué Santiago dice que si somos “meros oidores” nos engañamos a nosotros mismos?) 5. ¿Por qué Santiago dice que la ley perfecta es la ley de la libertad? 6. A muchos evangélicos les molesta el libro de Santiago en la Biblia. Si pudieran, lo sacarían del canon, porque “no es evangélico” como Pablo... (Es que lo malinterpretan). a. Pedir a los hermanos que lean en voz baja Romanos 2:13. b. Cotejar con el versículo de memoria (Santiago 1:22). (Tratar de sincronizar Pablo con Santiago, quienes están refiriéndose a lo mismo). c. ¿Qué es “la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús” y qué es “la ley del pecado y de la muerte” en Romanos 8: 2, 4)? d. ¿Qué es andar conforme al Espíritu y andar conforme a la carne en Pablo? e. Transferir a Santiago 1:25 la idea de “andar conforme al Espíritu” para entender que hay una total consistencia entre Pablo y Santiago. Los dos hablan de vivir el evangelio. 7. ¿Qué es una religión vana, inútil? (Santiago 1: 26 y 27). Aquí conviene enfatizar la idea de que la verdadera religión (que en muchos lugares en la Biblia dice que es la que Dios acepta) es la que se ocupa de los más necesitados, los más vulnerables. a. ¿Es suficiente tener lástima (pena) del necesitado? • No. La lástima sola no es suficiente. Debe haber un impulso que nos lleve a la acción: resolver el problema y atender al necesitado. 8. ¿Qué le responderían a quienes dicen que, al ser salvos por gracia, no necesitan cumplir la ley? a. Cristo no sólo nos perdona; su gracia nos capacita para vivir una vida de obediencia. III. CONCLUSIÓN: La única forma en que como seres humanos seamos “hacedores de la Palabra” es mantener una profunda comunión con Cristo, para que su justicia nos cubra y nos motive a actuar, siguiendo su ejemplo, una vida de servicio a los demás.
Extraído del blog Escuela Sabática Universitaria Universidad de Montemorelos © RECURSOS ESCUELA SABÁTICA