P REPARING FOR THE C ONSECRATION OF THE A RCHDIOCESE OF S AN F RANCISCO TO THE I MMACULATE H EART OF M ARY Part 31 SENHOR ALREDO DA SILVA SANTOS, WHO WAS NOT A BELIEVER in the apparitions, drove to the Cova that day from Lisbon in an automobile. Here is his testimony: “We made our arrangements, and went in three motor cars on the early morning of the 13th. There was a thick mist, and the car which went in front mistook the way so that we were all lost for a time and only arrived at the Cova da Iria at midday by the sun. It was absolutely full of people, but for my part I felt devoid of any religious feeling. When Lucia called out: ‘Look at the sun!’ the whole multitude repeated: ‘Attention to the sun!’ It was a day of incessant drizzle but a few moments before the miracle it stopped raining. I can hardly find words to describe what followed. The sun began to move, and at a certain moment appeared to be detached from the sky and about to hurtle upon us like a wheel of flame. My wife---we had been married only a short time- -- fainted, and I was too upset to attend to her, and my brother-in- law, Joao Vassalo, supported her on his arm. I fell on my knees, oblivious of everything, and when I got up I don't know what I said. I think I began to cry out like the others. An old man with a white beard began to attack the atheists aloud and challenged them to say whether or not something supernatural had occurred.” This is the aforementioned testimony of the poet, Alfonso Lopes Vieira, who witnessed the miracle from 25 miles away: “On that day of October 13, 1917, without remembering the predictions of the children, I was enchanted by a remarkable spectacle in the sky of a kind I had never seen before. I saw it from this veranda....” And the aforementioned Fr. Ignacio Lourenco describes what it was like to see the miracle as a 9-year old schoolboy from 10 miles away: “I was only nine years old at this time, and I went to the local village school. At about midday we were surprised by the shouts and cries of some men and women who were passing in the street in front of the school. The teacher, a good, pious woman, though nervous and impressionable, was the first to run into the road, with the children after her. “Outside, the people were shouting and weeping and pointing to the sun, ignoring the agitated questions of the schoolmistress. It was the great Miracle, which one could see quite distinctly from the top
of the hill where my village was situated---the Miracle of the sun, accompanied by all its extraordinary phenomena. “I feel incapable of describing what I saw and felt. I looked fixedly at the sun, which seemed pale and did not hurt the eyes. Looking like a ball of snow revolving on itself, it suddenly seemed to come down in a zigzag, menacing the earth. Terrified, I ran and hid myself among the people, who were weeping and expecting the end of the world at any moment. “Near us was an unbeliever who had spent the morning mocking at the simpletons who had gone off to Fátima just to see an ordinary girl. He now seemed to be paralyzed, his eyes fixed on the sun. Afterwards he trembled from head to foot and lifting up his arms fell on his knees in the mud, crying out to our Lady. “Meanwhile the people continued to cry out and to weep, asking God to pardon their sins. We all ran to the two chapels in the village, which were soon filled to overflowing. During those long moments of the solar prodigy, objects around us turned all the colors of the rainbow. We saw ourselves blue, yellow, red, etc. All these strange phenomena increased the fears of the people. After about ten minutes the sun, now dull and pallid, returned to its place. When the people realized that the danger was over, there was an explosion of joy, and everyone joined in thanksgiving and praise to our Lady.” †
EL SEÑOR ALREDO DA SILVA SANTOS, QUE NO ERA CREYENTE EN las apariciones, manejo a la Cova ese día desde Lisboa en un automóvil. Aquí está su testimonio: "Hicimos nuestros arreglos, y fuimos en tres automóviles en la madrugada del día 13. Había una niebla espesa, y el carro que estaba delante de mi confundió el camino entonces todos estuvimos perdidos por un tiempo y sólo llegamos a la Cova da Iria al mediodía por el sol. Estaba absolutamente lleno de gente, pero por mi parte me sentía desprovisto de cualquier sentimiento religioso. Cuando Lucia gritó: «¡Miren al sol!», Repitió toda la multitud: «¡Pongan atención al sol!» Fue un día de llovizna incesante, pero pocos momentos antes del milagro dejó de llover. Apenas puedo encontrar palabras para describir lo que siguió. El sol empezó a moverse, y en cierto momento parecía estar separado del cielo y a punto de lanzarse sobre nosotros como una rueda de fuego. Mi esposa-- habíamos estado casados por poco tiempo--- se desmayó y yo estaba demasiado disgustado para atenderla a ella, y mi cuñado Joao Vassalo la apoyó en su brazo. Me caí de rodillas, ajeno a todo, y cuando me levanté no sé lo que dije. Yo creo que empecé a gritar como los demás. Un anciano de barba blanca comenzó a atacar a los ateos en voz alta y los desafió a ellos a decir si había o no había ocurrido algo sobrenatural.” Este es el citado testimonio del poeta Alfonso Lopes Vieira, que presenció el milagro a 25 millas de distancia: "Ese día del 13 de Octubre de 1917, sin recordar las predicciones de los niños, me sorprendió un notable espectáculo en el cielo de un tipo que nunca antes había visto. Yo lo vi desde esta terraza ... " Y el mencionado Padre Ignacio Lourenco describe lo que fue ver el milagro como un colegial de 9 años a 10 millas de distancia: "Yo sólo tenía nueve años de edad en este momento, y fui a la escuela de la aldea local. Alrededor del mediodía nos sorprendieron los gritos y llantos de algunos hombres y mujeres que pasaban por la calle enfrente de la escuela. La maestra, buena, mujer piadosa, aunque nerviosa e impresionada, fue la primera que corrió al camino, con los niños detrás de ella. "Afuera, la gente gritaba y lloraba y señalaba al sol, ignorando las preguntas agitadas de la maestra.
Era el gran Milagro, que se veía claramente desde la cima de la colina donde mi aldea se encontraba ---el Milagro del Sol, acompañado por todos estos fenómenos extraordinarios.” "Me siento incapaz de describir lo que vi y sentí. Yo miré fijamente al sol, que parecía pálido y no lastimaba los ojos. Parecía una bola de nieve que giraba sobre sí misma, de repente parecía caer en un zigzag, amenazando la tierra. Aterrorizado, corrí y me escondí entre la gente, que lloraba y esperaba el fin del mundo en cualquier momento.” "Cerca de nosotros estaba un incrédulo que había pasado la mañana burlándose de los simplones que habían ido a Fátima sólo para ver a esta chica ordinaria. Ahora parecía estar paralizado, con los ojos fijos en el sol. Después tembló de la cabeza a los pies y alzando los brazos cayó de rodillas en el barro, gritando a nuestra Señora.” "Mientras tanto, la gente seguía gritando y llorando, pidiendo a Dios que perdonara sus pecados. Todos corrimos hacia las dos capillas del pueblo, que pronto se llenaron hasta el desborde. Durante esos largos momentos del prodigio solar, los objetos a nuestro alrededor se convirtieron de todos los colores del arco iris. Nos vimos azules, amarillos, rojos, etc. Todos estos extraños fenómenos aumentaron los temores de la gente. Después de unos diez minutos, el sol, ahora apagado y pálido, volvió a su lugar. Cuando la gente se dio cuenta de que el peligro había terminado, hubo una explosión de alegría, y todos se unieron en acción de gracias y alabanza a Nuestra Señora ". †