Revista Fichas de Investigación Economica y Social

traña, alienante todavía, a pesar de la concien- cia credente de la alienación histórica. Lo más hermoso, lo más grande, ella siempre lo ha ma- tado por medio ...
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fichas



de investigación

económica y social setiembre 1964

Número 3

Año 1





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Número especial dedicado a



ea 1 a ro etaria

o

www .ru inasd ig ita les.com voL. 1. N 3

sETIE~tBRE

1964

fichas de investigación econ ómic a y soci~

ART ICUL OS

DEFIN ICION ES Y PUNTOS DE PARTIDA LA CLASE OBRERA "EN SI" DENTRO DE LA SOCIEDAD CAPITALISTA

3 l. 2. Ely Chinoy

4

El Obrero Nortea merica no: Alienación en la Prospe ridad LA CLASE OBRERA "PARA SI" COl\10 AGENTE DE CAMBIO HISTORICO DENTRO DE LA SOCIEDAD CAPITALISTA

2.1

3. 3.1 Henri LefebVTe J~ac l~aac

7

3.1.1

Deutsc her ¡;; 3.1.2 Deutsc her 20 3.t.:J

3.2

Lenín

26 3.2.1

32 . ') Henri Lefebv re 28 3.2.:1 León Trotsky 29 .. 3.2.! León Trotsk y 30 3.2.ri León Trotsky

27

·~

3.3 León Trotsk y :l2 3.3.1 i. EDITOR RESPO NSABL E J UNTA DE EDITORF.S

DIRECTOit AH'n~

Kditodu l ll.1ln 111.1' I'.JIIl, )

Unniel ll ornclo Hard , Mar 1 1 1 Alfredo l'or rn l)¡on , (, tav 1' 1 t 11 SJICI ""'· \ rtor r ta l\lanu,.J 1 1' a l iJar

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DeutS~cher

40 4.1

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Alfred oParera Dennis 53 5.1

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EL ESQUEMA REFER ENCIA L El Proletariado, Mito y Realidad La Re' olución Perma nente en 1905 La Revolución Perma nente Sesent a Años Después EL MODELO CT..ASICO DE REVOJ.. UCION PROLETARIA TRIUN FANT E. LA CLASE OBRE RA "PARA SI" DENTRO DE LA SOCIEDAD POST-CAPI1' ALISTA Revolución Proleta ria y Desaliennción La Revolución Proleta ria y el E stado El Marxis mo y el Estado Revolución Proleta ria y Nacionalismo Revolución Proleta ria y Vida Nueva EL MODELO CLASICO DE REVOLUCION PROLETARIA NO-TRIUNFANTE La Experiencia de la Lucha de Clases en España LA CLASE OBRI.;RA "EN SI" DENTRO DE LA SOCIE DAD POST- CAPIT AUST A Industrialización, Colectivización y Burocracia. Las Bases Sociales del Stalinismo ¿Qué es la URSS? LA Cl. . ASE OBRE RA ARGENTINA Una Década Decisiva en la Formación de In Moderna Clase Obrera Argent ina : 1935-19!:> i. El Gobierno Directo de lo" Estanc ieros y el Imperi alis mo Inglés: 1935 • mayo 1913 ii. El Gobierno Bonaparti!'> ta de los Estanc ieros y el Imperialismo Inglés: junio 1913 - 1946 El Legado del Bonap artismo : Conservadorismo y Quietis mo en la Clase Obrera Argent ina

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1. Definiciones y Puntos de Partida

¿QUE SIGNIFICA BARRY GOLOWATER? 1

las elecciones en los E. E. U. U. Leo Huberman Paul M Sweezy

LOS MECANISMOS IMPERIALISTAS Andrés G. Frenk

1as comunas chinas

"Cuando en la antigüt'Ciad el &ta· do alcanz-ó su poderlo, al ac~rcan•rca al punto culminante de la cÍ\ ilización, ron la invención de las máquinas y la crrnción de lu grandes fabricaR; hoy, cm que In propiedad tiende a concE-ntrarse cada '>U más en mnno!l de unas cuantas per· e en propiedad todo-, 1M biene~ . mient ra;, que a la gran masa del pueblo no le qut'dan má" que SUR hruo,. y "uo; hijos. Si· ~tue ~iendo t>l mi~omo el odio de los pobres oprimidoh contra los rico!'! opresore... Pero el prolE-tariado d~ naeo;tra ~oriE'dad ocupa una p011ición muy di!!tinta y muy superior a )a del proletariado romano ...

EJ:I:GELS,

~ft)NTI-ILY

octubre 1964

AÑO 2

REVI ~E"! SELECCIONES EN CASTELLANO

I!EVISTA MENSUAL DE INVESTIGACION I"'liTICA INTERNACIONAL

EDITO RIAl

PE RSPECTIVAS

5

3

1

Catecismo

Com¡c.-

" La minoría suptanta In obbenación crítica por la intuición dogmática, la intuirión materialista por la idealista. Paro ella, la rueda motora de la revolución no son las circuns· taneias reales, 11ino la simplE' volun. tad. ~lientras que nosotro!' deeimos a loR obreros: tenéis que pasar por quince, veinte, cincuenta años de gue. rra~; civiles y luchas de pueblo;,, ) no ~;ólo para rambiar las circunstancias, sino ~ara cambiaros a vosotros mismos, cap~citándoos para el Poder, vosotros le decís todo lo contrario: «ER neet'!lario que conquistemos in· mediatamente c-1 Poder, o si no, podemos echarnos a dormir., Y mientras que nosotros hacemos ver especialmente a los obreros nlc-maneR que t'l proletariado alemán no esti toda· ,.¡a suficientemente desarrollado, vos. otros aduláis descaradamente el sen· timienlo nacional y los prejuicios de clat;E' de los arte$anos alemanes, lo que no dudo que os valdrá más popolaridad. HaC'éis con la palabra pro· letarindo lo que los dE'm~rata..R con la palabra pueblo: la convrrtis en ob. jeto de adoración." :\IARX, Acta& d~l comité el'll· tral lcmdinenee dr la Liga

"Al pro:dariado ru~o le ha cabido rl gran. honor de encabe:tar la serie df' rt,·olucioneJI pro~oradas de un modo objeth·amente inexorable por la guerra imperiali~;ta. !liada más lejO" de no. otros, sin embargo, que la idea de atribuir al pro:etariado ruso ninJtllna miHión revolucionaria pro.-idencial t-ntre los obrerOR de los demás par~. Sabemos perfectamente que t>l prolt>tariado de Rusia está menos orjt'ani:r.ndo, ml'noH p.rt"parado. que tiene meno& conciE-ncia de das e que los obreros dE' la satisfacer ~UR neee~ldadt>f;, al igual que cualquier otro hombre, y que ni siquiera pnl'dt' dar snti!lfacción a laR nC'Ct>sidades que le son comunes con los demás hombres ... ; este proletariado rl't'ibe ya con el!o y par ello Ja misión real de revoJu. donar o;us C'ondidones de vida. Pue· dt>, ciertamente, rep~esentarse t illo romo su cmlsicin) y puede también, si quiere hacer propaganda, expre!A que . . la condiciun bá~ica de nuestra victoria reside e-n la difusi~n de la revolución por lo mE-no!\ a varios d!' los JXtises más a vnnzadoA. . . Ln victoria. completa df' la rl.'voluciún socialista es impenAablt> en un t'lolo pnÍf;, porque requiere In más adh a COOJieración por lo menoR de varios ,,aiRes adelantados, l'nlrt> los culll('R no puede l'l'r clasificada Rutpetndos ~· Tt'compen~ado~. hablan de su deseo de "iY~e del taller". Los obreros pueden ~entir, como lo dijo alguno de los entrevi~tatlos, que " t ienen el mejor trabajo del taller " mientra¡¡ simultáneamente agregan: "No hay futuro en la fábrica" y ''No hay interés en trabajar en la f ábrica". Los obreros limitan sus demandas en la plantn a pedir l!alarios adecuados, alguna medida de f e¡ruridad, y 111 disrninuci6n del ('·fuerzo fillico y «leológico y de la falta de confort. Pero aun cuando estas demandas son obtenidas fncuentemente por los traba. je.dores, ellos no ven futuro ~n la fábrica y expresan

~entimientos

acerca de au trabajo que pueden ser resumidos dcl modo más apropiado con el concepto de alk>na.ción.

. . . . . . .. . ... . .. ... ... . .. . .. .. . ... . .. . ... . .. Aun si obtit>nen al«ún grado de seguridad, presente y futura, los trabajadores no calificados en una gran planta altarneate mecanizada, pueden obtener esca:sa experiencia significati\"a de ello:< mismos como J~ ln\1 ~rspedivas inmediatas para su realización''. En los pequeños negocios y el eampo, los obrero:~ ven la oportuAidad de obtener lo que raramente consiguen en la fábrica, un rico y pleno sentido de si. La variedad de tarea:~ y el control individual >tObre el ritmo con el cual uno trabaja en un negocio o l'n una t'hacra, contrasta favorablemente a lo:l ojos de lo.. obreros OSible. Que nosotros havamos considerado la billtoria con Hegel como historia mundial o como historia del comunismo con 1\lnrx, poco importa aquí. La imagen de la vidn nueva, a través de !IUs transformacionc~. fue una forma de la idea comuni~ta. ln idea fecunda de la sociedad sin clases, f1·aternal, libre, justa, tranRparente en el reconocimiento de los deseo:; y el despliegue de los posibles para los individuos. Un siglo después de ~1arx, su doctrina tomada en J-IU totalidad, ilumittada retrospectivamente por Jos acontecimiento!'\ que ella misma estimuló, nos aparece (.'Omo un vasto proyecto o como un programa más bien que como un "sistema". Los intentos suce.,ivos y encadenados del pensamiento marxista aportaban la verdad filosófica sobre la religión (la critica de la religión por la filosoffa), después la verdad poHtica sobre la filosofía, la verdad social sobre la polític~. Marx anunciaba y )lreparaba una revolución total, obra histórica del proletariado que ponfa fin, mediante una critica radical y una acción absoluta, n ln aUennción humana. Fin de la alienación política e ideológica, fin de la alienación económica y, bien entendido, fin de la alienación religiosa, tal debfa ser el sentido del acto revolucionario que parUn en dos la duración humana ~· terminaba la prehist{)ria. De.c:de la nece:lidad y sobre todo desde la necc.~idad de acumular, los hombres organizados en sociedad libre (socialista) debían pasar de un salto al goce de naturaleza estética o a la transparencia de naturaleza ~tica. Marx no vacilaba en anunciar la di~olución de la familia como la del Estado y de las in~tituciones coactiva~. afirmando que los anarquil'ta:'l cometfan solamente el error de ir demasiado n prisa. Como Fourier. Marx quería y proyectaba la vida nueva. ¿ Cómo es que la veia? No está muy claro. Marx no se permitfa profetizar. A buen seguro, contemplaba para el porvenir humano una especie de repetición magnífica v amplificada por la conquista del mundo, de la espontaneidad primitiva y natural (conqui~ta y reconquista a la vez).

¿Pensará alguien que Jos revolucionarios de octubre de 1917 preveían Jos ciclos infernales en los cuales ~e embarcaban: las terribles exigellcia.'l de una industrialización a ritmo acelerado, batiendo los records de acumulación primitiva y capitalista? Seria una completa au. sencia de espíritu histórico el atribuir tal pre-

-

Firhas, Setiembre 1964 visión a Lenín; incluso los más obtusos dogmáticos no han podido llegar a esto; prefieren dejar esla8 cuestiones en ln sombra. Después de haber planteado el principio de Ja "e.-.pecificidad" de Jos período!! histórico8, de los acontecimientos y de las coyunturas, no pro:.iguieron el análisis de e.-;ta5 especificidades. Los hombres de 1917, incluido Lenín, creyeron desencadenar la revolución mundial~ el proletariado entero iba a seguirlos, el proletariado de Jos pabe., más desarrollados. Una vez desprendido el e:;Jabón más débil, la cadena saltaría, el te. jido entero del imperialil'mo se tlesgarraría. Después, abatidos el zarismo. la burguesía y el capitalismo, se entraría en la alegría, la libertad, la fraternidad. Las fórmulas mnrxistns, científicas de derecho (de!ltruir las traba~ a las fuerzas productivtls) nutrfan de hecho un utopismo. Por el acto y el acontecimiento decisivos, los hombres t!ultarínn de golpe desde la necesidad bruta s la opre.~ión a la libertad; de un dia para el otro, la frutemidnd universal y la justicia reemplazarían R la lucha ele c]a!;es, la lucha de todo~ contra todo~ y la opresión. La vida (la praxis) :-;ería transfigurada. Y he aquf la parte de ideología. de ilu1:i6n o de mito. "Soviets más electrificación = 11ocialismo". Cuando la luz eléctrica brillara ~obre los villorrios rusos. democráticamente administrados, el sol de la \•ida nueva II!, inherente ya a la estadística, a los cálculos de probabilidad y a su extensión en todos los dominios, ha sido recientemente afinada. La teoría de la información deviene el punto de partida de toda reflexión precisa sobre las relaciones de lo real y de lo posible. Profundiza la noción estadistica de probabilidad. Según esta teoria son lo imprevisto y lo imprevisible como tales los que aportan una información nueva. Sin esta introducción de una diversidad y de una sorpresa, el conocimiento y la realidad continúan en base a su impulso, en una especie de inercia (reduntlancia). Sin embargo la novedad y la sorpresa se cuantifican, por lo menos cuando se trata de combinaciones de signos (repertorios) que no repiten las combinstciones anteriores. Repertorio ~· repetición son indispensables para constituir una estructura de los mensajes, una nec~idad, una inteligibilidad. De todas maneras, la repetición da solamente trivialidad y banalidad. En el otro extremo, una secuencia enteramente imprevisible y desordenada de signos no tendria ninguna significación. Entre estos dos polos :;e extiende la zona de la información, e_xploración del campo de lo posible. Esta teoria responde a un problema antiguo. ~o hay devenir sin novedad, pero ¡,acaso la novedad no torna absurdo el devenir? La teoría de la información persigue la racionalización (el conocimiento racional) del devenir. Cuantifica la variedad y la sorpresa, es decir lo coningente (relativo). Prevé lo imprevisible como tal. lo calcula y descubre leyes (relativas). Un aleatorio absoluto corre!>.ponderia a una pura problemática, que no se apoyaría sobre ninguna determinación. Esta problemática pura y absoluta se negaría a sf misma, pues no

podría formular explícitamente ningún problema. Dejaría de haber terreno firme. El porvenir abierto sería desconcertante. Cierre y abertura que no dejan ningún lugar al conocimiento y a la acción se distinguen maL Problemática pura y dogmatismo tienen muchOs puntos en común, y especialmente un cierto renunciamiento del pensamiento y de la práctica. ¿Será la introducción masiva de lo aleatorio en todo.'l los dominios de la conciencia, del conocimiento y de la acci6n un carácter esencial de la Modernidad? Se puede sostener esta tesis. Es la potencia del hombre sobre In naturaleza lo que conduce con un primer paso a iluminar lo aleatorio. Este no es solamente designado, iluminado, deviene conciente no solamente para y por una conciencia impotente y resignada. Lo aleatorio se integra a la acción como al conocimiento. Lo nuevo siempre sorprende, pero desde el momento que no es intolerablemente nuevo, entra en las estructuras establecidas, equilibrios, auto-regulaciones (en términos técnicos: Ieed-backs, scannin~. homeostasis). Si no, hace estallar las estructuras y coherencias, de orden físico, biológico o sociológico. El sector dominado se extiende. La parte de lo irracional como tal disminuye. Por el contrario, toda eficacia encierra una especie de apue-.;ta: un juego con apuesta y rie.~go de fracaso. La paradoja, es que este conocimiento de lo aleatorio disminuye las posibilidades de error o de fracaso eliminando en la acción las precauciones inútiles y las carencias de audacia. Concebido y comprendido, lo aleatorio se utiliza. No se doma como una fuerza mecánica dada. No desaparece. Esto es lo que dice In teoría de la estrategia, de Jos juegos, de las decisiones. Lo aleatorio domina la modernidad. La~ antigua paradojas de la estadística han tomado una amplitud colosal. No sabemos quién se va a casar, quién morirá, quién nacerá, pero sabemOs que habrá aproximadamente tantos casamientos, nacimientos, muertes. No sé si tendré un cáncer, pero sé que hay tantas probabilidades para que tenga un cáncer o para que me muera de aquí a .unos cinco o diez años. Hay tantas probabilidades de que tenga un accidente de automóvil, etc. En escala mundial, el peligro de destrucción atómica simboliza, de manera evidente y particularmente peligrosa. lo aleatorio en la modernidad 1 • Las ciencias sociales deben incluso tomar en cuenta lo aleatorio en segundo grado. Las probabilidades pueden calcularse sólo en función de las posibilidades de elección. E~:~to supone la diversidad determinada y cuantificable (objetivamente) de los posibles, y luego la necegidad de optar por tal o cual de estos posibles (subjetivamente). Una opción absoluta enteramente 1

Cf. las conside¡·aciones de R. Fo!ósllert. L'avenir du capit.alisnw Le Senil, 1961, !!Ob1 e las posibilidades.

,

www.ruinasdigitales.com El Pl"oleta,·iadu, .Uifo Fir.lta8, Sctiunb1·e 1964 - 1~! 12 ~--------------------~--------------nas en la información (~obre el poder de comnecesaria, no sería más una opción; se realizapra, por ejemplo, o sobre lo:> engranaje:; buroría sin lucha y :;in riesgo. L necesario. es el cráticos de la planificación). F.:;ta aceptación, conjunto de los posibles y la necesidad de optar. mejor esta amplificación de los temas de una Tener en cuenta las posibilidades de elección propaganda que no estaba tan bien hecha. :-e (objetivamente) y lo.: proyectos y frecuencias extendía a personas que hubieran podido conde elección (subjetivamente) no significa poservar su lucidez crítica: intelectuales, filósoner las po.~ibilidades en un mismo nivel, sin economistas. etc. Nunca, antes de 1955~'}6, fos, jerarquizar su capacidad para resolver los prohabían Jos interesados, obreros de Yanguardia blema!\ planteado." por lo real. Se toma en cueno "intel~tuale~". enrendido verdaderamente los ta el hecho que todo posible tiene probabilidaproblemas de acumulación y crecimiento en la des, sin lo cual no sería un posible. La acción U.R.S.S. Los "intelectuales'' hubieran por otra tiende a tornar imposihle un posible, y no a parte podido pronunciar~:~e políticamente por el con~agrar un determinismo y a llevar a buen sostén de la U.R.S.S., con conocimiento de cautérmino una pura necesidad. sa., sin ilusiones. De hecho, las opciones ~e toDicho de otro modo, In interrogación acerca del maban por razones indirecta¡.;, a través de senporvenir plantea slempn• punlos de interrogaderos tortuosos, sin fundamentos sólidos y :;in cíón. De todas maneras hay que ubicar bien a -embargo con empecinamiento, porque el'an saestos punt

'

3. 1. 2. La Revolución Permanente en 1905

Isaac Deutscher A OBRA de Trotsky , ltogi y Pfrspek tiTv. Dvizhu! chie Sil¡¡ Rc11olutsií (El balatlcf ll las ~Yitputi­ ~as. La.s fuet"Zas C(lllrbiallfett de la Rcr•olttción¡ fue, durante varia~ Mca!IRs, objeto de una grnn controv ersia, precisam ente por ser una d~ las declaraciones fundamenta les del "TroU!kismo''. I.n escribió cumo un largo capitulo final para su litro Xa11ta R~·olutl1a (Sucst ra Re1•o/urión), que era un conjunto de ensayos Y crónicas sobre 1905. En dicho capítulo hizo una com· pleta y casi matemríticnmente suscinta formulación de la teoría de la re\·olución permane nte. Revisaba los crf. tieos acontecimientos a la luz ele las viejas tendenc ias ele la historia ru~n; lu1.-go, t.urnanelo ul campo lntel'nacional, definía el luJiar de la Revolución Rus:l t'n la modew a histoda europea ; y prevera, en un amplio panoram a, el impacto de la Rc~olución Ru~a sobre el mundo y el impaclo del mundo sobre !'lla. Dentro de E'~te t>ncuadre, oponla expllcit amrnte ~u concepción o. las opiniones entonce s en boga entre lo~ marxist as. Desde el Manifie sto Cow , r:rta de Marx, o lerea de la secuencia de las revolucione;; burJ!Uesa y IIOCialiata: ''el marxismo es, !ocinlcs estú determinado no por l'U elttensión numétic.n, ~ino por su función ::;ocial }' su peso especUico. El proletariado debe ganar el apoyo del campesinado; sin esto no podrá mantener el poder. Pero el único medio de que dispone para atraerse In tnn!la de pequeños propit'tarios rurales es demostrando vigor y determinación t•n la lucha por la toma del poder. Los débiles son atraídos por los fuertes". Este punto de vista, tan explícitamente formulado, marcaba un 11lejamiento radical respecto a las nociones marxist.a.s entonces aceptadas, pese a que estaba fuertt'mente implícito en los propios eecritos de Marx (La :ul\·er.dón de Trotskr al "análisis de textos'' le hacía ahstenerse de chapotear entre citas útiles). Era unn noción común del marxismo que la clase obrera :no podia y no debía tratat· de tomar el 1>oder antes de 'rnnsformnr!lr rn la mayo1·ía de In nación. Otra ilusión, profundamente an·aigada, del socialismo popular, eru que en una nación moderna, t'l ]lrolC"tarinH'f.. qu~ vutan •umat JtrOfliaiosaa (lftra .ra•hoe mlHt.are.. " d«lararae 1!0lnn.Dt12Wnt~ por la pa.z. a t.Oiiar tun t'llmarA• intrrnadonales de eonf'illat"i6n. e intluao eon wclu mlaera la or¡¡Anl&al mundo 1& \'i~ja eoneigna, que •ta ~u Hrá e-l llamado pora ti aaltu final: 1 ftroiMari~ del mundu. un loa 1''

E l tenor del argumento de Trotsky, sugiere que él veía la t•evoluci6n europea como un pmceRo únicn, con1inuo. Habla pues en su pronóstico un ingt•edlen~e de ilusión, )lOt' lo menos en lo que se refie¡·e al ritmo de todo t'l 11roceso. Aquí Trotsky pagaba tributo a la creencía entonces comúnmente aceptada por los socialistas europeos, y autorizadamente voceada por Karl Kautsky, el guia intel~lual de la Internacional, de que la econom:a )' la sociedad europeas estaban ya "maduros" parn el socialismo. Sin embargo, en 1906, Trotsky, a pel!ar del tellor categórico de su pronóstico, era sufit·itmlrmcnte cnuto como pam escribir que em imposible decit· de qué manera la revolución rusa se habria de ex pandir, si utac:uin ~:~obre Alemania y Austria a tra· vi>s dr Polonia, o si an'f.'metería hacin el cate en dirección u A ~in.

Sin embargo, Trotsky no imaginaba nl por un mo· mento que la H•volución rusa podría sobresinado ruso. El clesarnpat-o politico y la falta de independencia del campesinatlo, explican perfectamente ln supervivencia de un régimen colertivi:~tn, en un pn.s donde el cnmpesin:1do inclividua.lista fo1·mabu In aplastantl' mayoría; y tambii\n E'XpFcn que st• le pudiem imponer una coleetlvizacit\n violenta y relativ:unnte exitosa. En np:u't!nte contradicción con su propio punto de vista, Trotskr afirmaba que el régimen proletario se quebrnria útn ptonto como los mujiks se volvieran en contra. Este en-or, si era un en-or, estaba inmediatamente vinculado con ! tndo OhrPro'' y t>l prime r engyo en la "con~trucción del socialismo" y quizá nun· ca hombre alguno había vivido en tan estrec ha comu· nión con los sufrim ientos y los esfuerzos de la humanidad oprim ida y en tan completa soledad como la que vivio Trotsk y. ¿Cuál fue el signif icado de su obra y la moral rja de au derrot a? Cualquier re$puesta debe •cr provia oria porque uún nos !alta la perspe ctiva histór ica a largo plazo y nue!l· tra evaluación de Trotsk y se desprende primo rdinl· mcnle de nuestr o juicio sollre la Re\'olución Rusa. Si se adopta el punto de vi~ta de que todo aquello n que a.~pirahan los tolche,·iques, el socíal;!S de fu~­ go, r elevar ian In oscun dad y tr1steza del de~lt>l"to sm fin a través del cual ha camin ado sin que exi11ta ninguna tierra prome tida en el más allá. Y nadie en nuestra er:t ha expres ado esos aspiraciones tan vivida y sncriíica ilamen te como Trotsk y. Pero ¿es que la Revolución Rusa sólo ha sido capaz de dar al pueblo un yugo en lugar de otro? ¿Ha de ser este l!u resulta do final! Tal punto de \'ista parec:ería plausible para quienes contemplaban al stalini smo en los últimos años de la vida de T rotsky y posteriormt>ntl'. Contr a ellos Trotsk y afirm aba su convicción de que en el futuro , luego que lo sociedad soviética hubier a pro· gresad o hacia el socialismo, el stalini smo seria visto como meram ente "una recaíd a episódica . Su optimismo parecí a gratui to inclu'lo para sus partid arios. Después de casi veinticinco ai1os, sin embar go, su pronóstico puede aún parece r audaz, pero difícilmente ¡rratuito. Resul ta claro que aun bajo el stalin smo la sociedad soviética est aba logran do !ntnensos progresos en mu· chos l'ampos, y que el progre so, insepa rable de su economía nacion alizad a y planif icada eshha socavando y erosionando al ~talini!lll\o desde adentr o. En los días de Trot ky era demasiado tempr ano para tratar de extraer un balanc e de e'~ dc,ar rollo - •os intent os di! hacerl o no careci eron de errore s; y aún hoy, un cuarto de ei~~:lo más larde el balanc e no es demasiado ciare pero es eviden te que la sociedad soviética ha estado tratan do, no sin éxito, de deshac erse de los pesado s pa· sivos, y de desarr ollar los grand es activos, que había heredado de la era de Stalin . Ha habido mucho menos pobrl!za en In Unión Soviética, mucho menos desigu aldad y opresi ón en los comienzos de la década del GO que 20 6 30 años ante~. El contra ste es tan noton o que result a anacró nico hablar de la "nuev a esclav itud totalitat·ia establ ecida por e1 colectivismo buroc rático ". Los problema~ sobre los cuales Trots kr di5eutia con sus discípulos en su última contro versia siguen aún en debate pt>ro no en el interi or de peque ñas ~ectas sino nnte una audien cia mundial. Todav ia es tema de discusión si la buroc racia soviética es "una nueva clase" y si es necetiaria una reform a o una revolución para i>oner fin a su dominio arbitr ario. Lo Que e·tá fuera rle duda es que las reform as de la prime ra década post· staliniRta, por inadec uadas y contra dictor ias que sean, han mitiga do y limitado grand ement e el despotismo bu· rocrát lC:O y que fresca s corrie ntes de aspira ciones popula re~ están trabaj ando para transf ormar la llocledad :oviétira aún n11\s y más radica lmen e. Aun a~í la creenc ia de Trotsk y, de que un día todos los horror es del stalini smo parece rían haber sido meramen te ''una rcca!d a episódica"' puede aún ultraj ar la sensibilidad contemporánea. Pero él aplicaba In gran e~cala histór ica a los acontecimientos y a su propio destin o; "Cuan do se trata de los más profundos cambios NI los si~temas eco"l6micos y cultur ales, vtmtic in· ro afio~ pesan me-nos en la hi"'toria que una hora en la

vida de un hombr e". (So inclinación a adopt ar la gran perspe ctiva histór ica .no embot aba au sensibilidad ante las injust icias y crueld ades de su tiempo, por el contrario , la a)l'udizaba Denunció tan apasionadamentf.' la ~crversión stalini11ta del socialismo porqu e él mismo nunca pcrd!a de vista la perspe ctiva de un .futuro del socialismo verdad erame nte humano. Medido por au escala hist6r iea el prov-e so que la sociedad soviética ha alcanzado desde sus dial! es meram ente un comienzo modesto, y en verdad demasiado modesto. Inclus o este coml~nzo rch·in dica la revolución y su optimismo bá!'tico acerca de ella y levant a la densa neblin a de desilusión y de dese~pcración.) I.a enorme vida y obra de Trotsk y son un eleme nto esencial en la experi encia de la Revolución Ru"a y cierta mente tambi én en la trama de la clvillzaci6n con· temporánPn, La singul aridad de sus fortun as y las extraord inaria s cualid ades moral es y estétic as de su esfullno hahlan por al misma s y dan testim onio de su significación. No puede ser, ello seria contra rio a todo sentid o histórico, que una energ ía intelec tual tan alta, una activid ad tan prodigiosa y un martir io tan noble no tengan a la larga su pleno impacto. Este es el material del cual están hechas las leyend as más sublim es y estimu lantes , sólo que la leyenda de Trotsk y está tt>¡lda a travé!l dE' hecho!l regist rados y verdad es pal· pables. Aquf no hay mito alguno revoloteando sobre la renlidad: es la realid ad misma la que se eleva a la al· tura del mito.

1 l.a cal"l'era de Trotsk y fue tan copiosa y esplén dida que cualqu1er parte o fracci ón de ella hubie ra a!C'an· zndo paro llenar la vida de una person alldad histór ica sobresaliente. Si hubie ra muert o a la edad de treint a o treint a y rinco años, un poco antes de 1917, hubit>ra ocupado su sitio en una mi!lma l!nen con pensa dores y nvolu cionar ios rusos t~les como Belinsk}•, Herze n y Bakun in, como su de!;Cendiente marxi sta. Si su vida hubier a llegado a RU fin en 1921 o más tarde, alrede dor de la época en que murió Lenín , hubie ra sido re· cordado como el líder de octubre, como el funda dor del ejércit o rojo y su capitá n en la ~ruerra civil y como el mento r de la Intern aciona l Comu nista que habló a los obrero~ del mundo con el poder y el brillo de Marx y en acel'lto~; qne no habían sido e:.cuchados desde el Manü íesto Comuni~ta. (Se requir ieron décad as de falsificación y calum nia stalin ista para desdib ujar y borrar esta imagen de la memo ria de dos genera ciones ). L11s ideas que npuso y el trabaj o que llev6 a cnho como lfder de la oposición entre 1923 y 192!1 forma n ln Ruma y 11ustancía del más traAcendental y dramá tico capítu lo en los anales del bolchevismo y d!.!l comunismo. Se proyectó col'!lo protnonistn es, cambiándol a y distorsionándo la. Todo~ Jos criterios por medio de lo~ euale~ los marxistas juzgaban muns nac:-ión !jo p¡•pjuicio, aba111"dn, snlvajr, infamt> y odioso, según el cual ~ólo lnR llamadas "clases superiores", sólo los ricos o los que han ¡1a~ado por la eacuela de los rico~, pueden ndministrur el estado, di1·igir, en el ten-eno de la orp:anización, In construcción de la sociedad so· cialista. Ese es un prejuicio mantenido por una rutina podrida. y fosilizada por un hllbito eervil y, en mayor medidn, por la inmunda avidez dt> los capltali~tns, interel'ados en administrar saqueando y saquear administrando. Los obreros y lo~ campesinos r¡on toda,•ía "thnidos·•, no e.~tán aún a~:o~tumhrndos a la idea de que ahora son ello!' lo;; que con..:: de hombres obligados por el hamhre y la lniseria a trabajar bajo el látigo durante toda su vida. Pero la fuerza, la vitali· dad, la invt>ncibilidad de la RI'Yolución de Octubre de 19l'i. consiste pn-ci~amentl' en que deflpierta e.'rrumbn todos los viejos oht~táculos, rompe los lazo:; vetustos. lleva a los trabajadores al camino de la creación, por cUoe lltÍBI~OB, de la nueva vida. Hay que orp:ani:r:.ar la. emulación enh"e los organizadores práctico~:~ obreros y campesinos. Hay que com· batir toda tendencia a crear formas estereotipadas y a establecer la unü'ormidad desde aniba, a lo que son tan aficionados los intplect.uales. Las formas estereotipadas y la uniformidad estnblecidas desde ar1iba no tienen nada que ver con el centralismo democrático Y socialista. La unidad en los problemas fundamentales, cardinales, ePenciales, lejos de verse perjudicada, está asegurada por la vorirdad t>n lo~ detalle~. en las particularidades locale:o, en las formas de abor®r la práctica, en los modos de aplicación del control, en los métodos de exterminar a lo!' parásitos (los ricos y los pillos, los inútiles y los intel~tunles histéricos, etc., etc.) y de hacerlos inofensivo~. La Comuna de París nos ha ofrecido un magnífico ejemplo de inicativa, de independencia, de libertad de movimiento, de de~plie)l:ue de energías desde abajo, todo ello combinado con un (l'ntrali•mo voluntario alejado de las formal' estereotipadM. FIN

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La burocracia t>s socinlmente neeeJaria cada vez que se pre,:entan antagonismos ásperos a los que hay que "atenuar". ''acomodar", "reglnmentar" (sien1pre en interés de los plivilel(iado. r •le los poseedores, y siempre en interés de la. burocracia misma). El aparato burocrático se consolida r se perfecciona a través de todas las revoluciones burguesas. 1)0r democráticas que sean. "Los funcionaa·ios y el ejt:rcito permanente -escribe Lenin-, Mn "panisitos" en rl cuerpo de la sociedad burguesa. parásito~ enl{emirados por la.-. contradicciones internas que de~garran a e:-tll ~ociedad, pero son precisamentl' rsto~ )l:u·á~itos los que le tapan lo~ poms ... ''

A partir de 1917, es dt~it·, en el moment~ en que el partido tuvo (]ue considerar la toml\ del podet· como un problema prÚJt~· cito JX'IIRUIICIIII', Sin e 11bargo, bniiÚIItl0$1' tll el eal~tdw de la ailunac:ión, si no deqapares callejern~ de llll! dudad es en Block ( l.os Doce), los aires populares (en l:t ,\rhmato\\'ll, y muc:ho más ama· nerados en In Zwetaje~a), el pronndalismo 1W. lwanow) y la ba~tnntt> 111€'erán meno~ ucmo~truth·n~. pero mucho más profundas. y eu revelarán más tarde. La reYolución representa )101' su e~cnl'ia In verdndera. ruptura del puehlo rt1so con ,\ sia, con el aiglo X"'TI, con la ··~al!:'rada Rusia" y cou lo~ {conos y las chinche~: no e.s unn vuelta a la Rusia mcdie,·nl, sino una pat1icipa· ción hecha efectiva de todo el pueblo en la ch·ililación, una trnnsformación cuyas bases responderán a los intezeJ~es del pueblo. ¡Que f:igni!ica en realidad este "elemento nacjonal''? Pu~rhkín, que no creia en las imá;:-cnes rle los :-unto;: y no 'l'ivia entre chincheil, ¿no ern acnso nacional! Antinacional e:nsión. En el período revolucionario ~s nereQa1·h y culluml aquella literatura oue con~olida a lo~ trabajad ores en la lucha contra Jos ~xplotndores. La literatur a n!volucion~rla llene que estar satumd a del espíritu del odio ~oc1al, que en In época de la dictadur a del proletar iado repre~en­ ta un fa~tor histórico creador. En el socinlismo t>.S la solidarid ad la base fundame ntal de la 1\ociedad. Toda la 1ile111turn y todo el arte deben estar 'lfinado l con otro diapasón . Aquellos eentimientos. que a :veces nos ponen a nosotros, revolucionarios, en un apnet~, _pnt1l de:;ignarlos }>Or su\ nombre~. tan vulgnre::_. Y bw_mle~. como son: abnegad a amistad , amor al proJtmo, llltnpa· tia, etc., sonarán como 1>odero~os acm·de.~ en la poe::;la socialista. · Pe1·o no abrigará un exce!'lo de solidaridatl, como te~en los nietzschean~. el peligro de que el hombre degener e en un aer pasivo y sentime ntal? De mnl(una ma11 m·u. La fuerza pdero.:~a de competencia, que en la sociedad burgues a tiene el carácter de una competenría mercantil, no desapar ecen! en el orden socialis ta de }a sociedad, sino al contrari o pero, expresándolo. t>n el lengunje del psicoanálisis, so sublima n\, es de~1~, -~d­ quirirá una forma más elevada y fecunda, conv1rt1endose en lucha por la propia opinión, por el propio conce¡1to y por el propio gusto. Elimina.da la lucha poHtica, que no existlrli en la sociedad sm clases, las P.asi•me• lil>~'rada,; se dirigirlin a las corrient es de la lecnica )' de la reconstrucción: entre ellas hay que contar al arte, que. como es natural, se vol\'erá más general, maduro }' fuert€', )' se converti rli en la forma ideo! de la ¡wrfl'eción dt> la vida en todos Jos terrenos . Lfó'l TroL'Iky. L1t~t•ture an..t lh:\olution \'or~. "&; 1.

t Ruudl

Todas las esferas de la vida: Jn¡; labores de la tierra, los plano:~ de viviendas humanua. la edüicac ión de tea· tro:;, los métodos de la educación 11ocial de la infancia , la solución de p1·oblema.s cientüic os, la creación de nue· vo~ C:!tilos, interesa rán vitalmen te a cada uno en particular y a todos en general. Los hombre:; !le distl·ihuirán en "¡¡¡uiidos'' en las cue;;tiones de un canal gigan· tesco o de la distribución de los oasis del Sahara, porqut> e~ta t Ul'> la re~n~la· ción del tiempo atmosfét"ico y del clima, dt> un nuevo teatro, de una hipótesis quimicn, de las di re¡•pntes ten· dencias en la música y el mejor ai~tema deportivo. F.stas agrupacio11es no e .ror:in envenenadas por egoísmos, de castas o de clases: todas demostr arán el misn10 inten)!l en el éxito de la totnlidad. La lucha tendrá un carácter purame nte ideológico. No tendrá nada en co· mún con el aflin del lucro, la ordinari ez, la traición Y la corru¡x:ión, que en la sociedad de clases constilu)·~ 1~ e:;encia de la "compet encia''. Ma~ no po1· esto deJara de ~er la lu~·ha emocionante, dramáti ca y apasion ada; Y ~omo en la sociedad socialis ta toda~ las cuestion es -aun aquella« que anterior mente se solucionaban elemental Y nutomát icnmenl e como la vida diaria, o ;;e encomenda· ban al cuidado de ciertas castas e~peeiales como el arteserán del dominio común, puede decirse con toda :.e.guridad que se pt·e::entan'i nn vasto campo de arción a J,,s intere$eS y pnsionea colectivo~. a~i como a la compe· tencia individual, ~· ta'llbién un ilimitado número de oportunidades. El artt>, pues, no echará de meno~ nin· guna falta en las descarg as de las encrg1as nerviosas, ni en lo:~ choques psíquico-colectivos, que engendr an In formaci ón de nuevas tendencias nrtlstic11.11 Y la varia· ción de objetivos. Las escuelas estética s por su parte se agrupar lin alrededo r de sus "partido s", es decir, de los grupos de tempera mentos, ~ustoa y ten~enci~ intelectuales. En esta lucha desinter esada e mlemnva sobre lo:; siem11re crecient e! rundamentos de la cultura, se inncia y SO· metiéndolo a sus intenciones, no dejará piedra sobre riedt·a dzosa. L:ls preocupacionc!' por la alimentación y etlucacJÓn, que hor día pC!sclavitud en que se en~uentTa. Junto con la tf>cnira la pt>dagogla, en el va::to en~ido de edn· cación p!!icofisica de laa nuev!l!l genencioneR, ocupará su sitio como coronación del penKamienlo soeial. Los sistema s pedagógicos reunirán en derredo r suyo poderoso~ "partido s''. Los ensayos de educación ~ocia! y la competencia de los diferent es métodos adquirir án dimen:!iont>s jamás imaginadas. Las ocupaciones diarias y la Yidn socialist a no se produei rán por cuualid ad o como los bancos de coral, .sino conscientemente, eltaminadas po1· el pen~amiento, dirigida s y eol'regldas. Cuando la vida diaria haya abandonado 1u natumle za element al, cesará de estar estancad a. El hombre capaz dt> movgrante dP In linea del llesPnvolvimiento. En un principio el hombrl' desterró n los sombríos }>Odere~ elementaJe¡: de la produ~ción Y de la in el b-ahajo de su~ órganos y un desarrol lo más proporcionndo y un aprovechamiento más regular de :~us tejidos. para de este modo reducir el temor a la muerte a una reacción 1·ncional del organismo. hacia el peligro. ~o puede caber duda. · de que la extraord inaria dcsarmo nia anatómi ca y fisio· 16gíca del hombre, esto es, la extrema desproporción en el desarrol lo y el desgaste de los órganos y tejidos, dan al instinto vital, la forma de un temor a la muerte mór bido e histérico, turband o al raciocinio y alimenta ndo las e~túpidas y denígrantt>~ fantasia s acerca de la vida en el más allá. El hombre procura rá lll'l' dueño de sus propios sentimiento s, elevar !'US in~tintos huta la altura de la conciencia haciéndolos O aera más armónico, sus moñmie ntos más ritmieos, su voz. más mu!lical. Las formas de su vida devendr án dinámicamente d1·amáticas. El tipo humano promedio se elevará hasta la altura dt> un Aristóte les, de un Goethe o de un ::\1arx. Y sobre esa cumbre otras nuevos se elevarán. FlN

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La Expaitncia de Espaiía

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3.3 El Modelo Clásico de Revolución Proletaria No-T riunfonte

3. 3. 1. La Experiencia de la Lucha de Clases en España

Le6n Trotsky

La lección de España, última advertencia AS OPERAClONES ¡nilitnre:> en _Abisinia, _en ER·

pnña, en Extremo Odente, son obJeto de cu1da_d?so L estudio por purte de todos lo!l e11tndo:1 mayures nuhta·

re8 , con vistas a su preparación en la ~tr~n guer~a fu· tura. Los combates del proletariado espanol, relu_mpa· g o:S precursor·e¡¡ di! la futum revolución internne•onal, • :os deben :;er estuuiadu~ con no mt'no~ atencwn, por - .' estado:; mayores 1'1!\'oluciunarios: sólo ron e,;t!l C•>JIIIl· ció• los acontecimjento~ que ~e aproxim~m no han de tomarno¡¡ de,;prevenidus. T~s concepciones $1' han Pnfr , ~urg~e: se5 , no tuvieron ni idea.lnr.lon~s 50cialt'" en el campo, &e po· drá hacer ele! rampesirw -masa ¡'lrincipal de la población- un hnluarte poderoso contra 1') fascismo. Pero Jos terrateniente~ est:in vinculados por lazos indisolubles a la burguesin banc11rin, induRtrial Y comerdal Y a In inlel!'ctualidncl hur¡¡oU poseedoras sup1eron uti· Jizar al mismo tiempo sus representantes políticos de 4Jier para paralizar, disgregar y ahogar en segui~a ~1 movimiento :>ocialista de las masas sobre el tem tono "republicano''. Si los republicanos de izquierda no representan ni ~n grado mmimo a la burguesía española, menos todaVla representan a los obreros y campesinos. No representan a nadie, como no sea a ellos mism~s .. Sin embar~ , gracias a sus aliados, stalinístas, soe~abstas, anarqu1s· tas estos fan~mas pol!ticos han desempeñ~do en la revolución un papel dec~ivo. ¿Cómo? Muy s1mp~~men· te: como encarnación del principio de la "revoluc10~ democrática", ea dl'< 1·eaccionarios. Caballero 1·epr~en· taba en el pm·tido socialista el ala c¡ue miraba hacia la arl:>locracia ob1 ern. Ncgrin y Prieto dirigían sie~pre sus mirndns hncin la burguesía. Negrín ha. v~nc1do a Caballero con la nyurln de Mo!!cú. Los soc1ahstas de izquíerda y lo~ anat·quista.;, prisioneros del Frente po· pular, ~e han esforzado por cierto por salvar Je la democmda lo que nún era posible salvar. Pero como no han snbidr> movilizar las masas contra los gendarmes del Frente Popular, sus esfuerzos se han reducido, en fin M cuentas, a tristes lamentaciones. Los stalinis· tas l'e han encr>ntmdo as!, en alinnzn con el ala más derl'soluci6n del euigm.11~ ¿Cómo y por qué el pa1·tido ''comunista" espnilol: insignificante por BU número y ¡lor ~>1 nivel de su du ección ha podido concentrar en suB manos todas las pa· lan~s del pode1·, a pesn t• de la presencia de organiza. ciones socialistas y anarc¡ui:;tas incomparablemente má~ poderosos? La explicación común de que los stalini~taR han trocado simplemente el poder por arma.> soviéticas, e..~ dema5iado superficial. Como precio de la;; armas, )lo;cú ha recibido el oro e!lpañol. Según. las le· yes del men:ado capitalista, es suficiente. LComo ha conseguido Stalin, en e~le trueque, también el poder! A esto se re.•ponde habitualmente: elevando BU autoridad a Jos 0 jo8 de la~ ma~as ¡)or la provisión de elementos militares, el gohiemo soviético ha im~u~to co· mo condición pam su "colaboración", la aplicactón d_e medidas decisivas contra lo~ revolucionarios Y _ha qU:· tado de este modo, de au camino, a los adversanos rnas pe14grosos. Todo esto es absolutamente indiscutible; pero sólo es uno de lo~ ns¡lectos del probl~:"a, Y. ade~ más el menos importante. No ob~tante la autor1dad creada por los matet·iales de guerra ~oviéticos, el p~r­ tido comunísta español hn quedado como una 11ec¡uena minorla y ha merecido, por parte di' los obreros, Ull odio siem¡lre c1·eciente. Por otra parte, no baslari~ que Moscú impusiera condiciones: faltaba qlle Valencta aceptara. lle aqul el nudo del problema. No sólo Zamora, Company:~ y Negrin, sino el mismo Caballero cuando e111. ¡wesidt>nle del Con8ejo, [ueron, con me.> Jor 0 peor voluntad, al encuentro de las proposiciones de Moscú. ¿Por qué? Porque esto~ 11ciiore5 querian :nan · tener 13 re\·oluclón en los cuadro~ burgueses. N1 los socialistas. ni trun1>oco tos anarquista~. se han opuesto seriamente al programa stalinista. Ellos mismos tenían miedo de la ruptura con la burgue~ia. Les produeln un pánico mortal cada ofen.~ivn revolucionaria de los obreros. Stnlin, con su~ annas y su ultimatum contrarrevolucionario, f ue para todos estos grupos, el salvador. Les aseguraba ~egún lo egperaban, la victoria militar sobre Frnnco y nl mismo tiempo, los descargaba de toda responsabilidad en la marcha de la revol ución. Se apresuraron a dcapoja!"l'e de suB caretas socialistas

:as

L a E.r¡u 1·icncia df· Bspalia y anarqui~:ta~, con la espc.>ranz-1 de utilizat·la~: de m1evo cuando )lr>scú re8tnhleciera para t>llo~< la democracia burguesa. Para colmo de comodidad, e;;to;; señores podían justificar su traición hacis el proletnriado, por la nece~idad de la alianza cora Sl.lllin. Stalin, por su parte, ju~tificaba su polltka cont'1lrrevolucíonaria, por la nece~idad de la alianza con la burguesía republieann.

Sólo de~de el punto de vista más amplio podemos C-'\:}Jlicarno~ la paciencia an~elical que han demol la G.P.U. Si, romo lo afinnan no tuvieron otra alternativa no es porque no podían pngn r los nvionl'i' y los tanques de otra mnnern que con las cabezas de los revolucionarios y con los derechos de los obx·eros, sino porque les era imposible realizar su propio programa "puramente de· mocrático'', es decir nntisocinlistn, po1· otros medios que los del tenor. Cuando los obreros y loll campesinos enlrun en el camino de 8tt J'evolución, es dccil·, se apoderan de las ft\b•·icM, de las tictTaR, c.>xpulsan :.1 sus propietarios, toman el poder en nlgunos lugares, entonces la contranevolución burgue..;a -democrática, stalinistn o fascista, tanto da- no posee otros medios para detener este movimit>nto, que la violencia sangrienta completada por la mentira y el engaño. Sobre el tc.>rrito1·io de In España republicana, !'e han con(rontado dos programas irreductibles. Por una parte, el programa de la salvación de la propiedad privada contra el pr·oletariado, a lodo precio y, en la ml'dida di' le poaiblt. la salvación de la democra~ia en contra de Franco. Pot· otra, el programa de la abolición de la propiedad privada, mediante la conquista del poder por el proletariado. El primer programa expresaba ]os in· tereses del capital, por intermedio de la aristocracia ob¡-era, de las capas superiores de la pequeña burguesía y, ~n de la propiedad !Oemifeudal y burguesa. Pren los furgones del gc.>neral monárquico K ra.'lnov. l'or ot m partl l{ran examen de loo años 1931 a 1937 repitt'n lu viejas cháchnms sobre Kronstadt y afirman : "El atlllinitmo es el ¡¡r·oducto inevitable Jel mu1·.ll:ismo >" del holrhevismo" demuestmn con t'llo que están dc!initivamento muertoK 11ara la re\·oludón. ¿ Oít'en que el ma,.~ismo ~>.stll viciad., en si mi:~ mo y que 1'1 stalinismo es su ¡Jescendlt'nle le¡ilimo? ¿ Por qué entonces nnsotros, mRrxlstas •·evoluciona•·ios, nos hallamos en lucha a muerte con eol stalinismo en el mundo entero? ¿Por quil l'ntonces la cnmarilla ve en los trotski~tas a BU principal enemigo~ 1. Por qué todo ac~renmil'nto n nueJtras concepciones o n nuestro sistema de acción ( Durru~l. Andrh Kin, t.andau y otro~) oblignn n los gnngstcrtl del stalin~mo n recurrir a una represión sangrienta? ¡l'or qué, por otra parte, los jefes del nn11n¡uismo español, en el momento de los crlmencs de In G.P. U . , en Moseú )" en Madrid eran ministros de CabaUcro-Negrln, es decir servidores de la bu~uesla )" de Stalin! ~Por qué ahoru mismo, con el pretexto de lurhar contra el fasci!mo, los anan¡uistas siguen siendo prisioneros voluntarios de Stalin-Negrin, es declr, de lo! ,-erdugos de la revolución, que han demostrado toda su lneapacidnd para luchar contra t>l fn>ci~mo? Lo~ abogados del anarqui~mo quE" predkan en nombre de Kronstadt y de Makbno, no E"ngalian a nadie.-En el t'pisodio de Kronstal!t y en In lucha contra 1\t:lkhno, habiamo!< defendido la 11'\·olut'lón proletnrln contrn la contrarre\'olución campesina. l.oa anarquistas espaJio. les han defendido y defienclcn todavia la contrarrevo)u. ción burguesa, contra la revolución proletaria, Ningún ~ofi~ma podrá borrnr rle In historia el hecho de que el anarquismo y el atalinismo sa han encontrado en la revolución española, del mismo lado de la barricada: lns masas obteras y los mnrxistn:! del otro. Tnl es In ver· dad que entra•·li para siempre en lA conclencla del proletariaJo.

El papel del P.O.U.)f. El P.O. U. M. no es ti situado mucho mejor. Es verdad (¡uc teótirnmenle hn intentado npoynM!c en la fórmula de la N!Voluclón pem1nnentt1 (por esta ruz6n los stalinlstas han trntado a los miembros del P.O.U.M. romo trotskistas). Pero las revolueiones no se conforman con slmpll'.s Nc'cnnodmientos te6ricos. En lugar

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l A Experiencirr ele Es¡>rrií(l de movilizar a las masas contra loa jefes reformistas, incluidos los anarqu~t.as, el 1'.0. U. M. trataba de con· vence~ a estos señores de las ventajas del soclalimto sobre el capitalismo. Sobre esta diapasón cataban concebidos todos los articuloa y discursos de los dirigentes del P.O.U. l. Para no separarse de loa j4'fes anarquistas. no ot1rnnlnron aus cflula.s propias en la C.N.T- , y, en general, no ruli:u1ron alli nin~n trabajo. Eludiendo los conflictos ngucloa, no hicieron ningún trabajo revolucionario dentro del ején:ito republicano. En vez de esta labor crearon "sus propi06" sindicatos y su "propia" milicia que defendía "su propio" edificio o se ocupaba de "a~ propios'' sectores del frente. Aislando la \'anguardia ¡·e,·olucionaria de la clase, el P.O.U.:\t debilitaba la van~ardia y dejaba a la masa sin direeci6n. Polltkamente, el P.O.U.M. ha e;;tado todo el tiempo más cerca del .lo'rente popular, cuya ala izquierda cubrfa, que del bolthe~.¡smo. Si el P.O.U.M. ha caido, sin embargo, vfctima de una repre.si6n sangrienta y vil, es porque el F¡·ente populnr no podía ll~>nar su misión de nhogar In revolución aocialistn, de otra manera que cercenando pednzo a pedazo su propio flanco izquierdo. A pesar de sus intencionCJ, el P.O. U.M :;e ent"uenh'll ni íiu de cuentas como el principal obstáculo en el camino de la creación de un partido revolucionario. La rc,·olución es irreconeiliable con el centrismo. Lo desenmascara y lo aniquila. Compromete, de pa3atla a los amigos y a los abogados del centrismo. Esta es una de las m1b lmpo1'tante.s lecciones de la revoluci6n española. -

El problema del armamento Los socialistas y llnarquiatns que intent11n justificar su capitulnción ante Stalin alegan•lo la necesidad de pa~nr las armas de Moscú con el abnndono de los principios y tle In conelencin, mi~nten simplemente y mien· ten estúpidamente. Ea seguro que muchos de entre ellos hubieran preferido aalir· del JI:UO, sin asesinatos ni fal· si!lcnciones. Pero cndn fin impone sus medios. Desde abl'll ele 1931, es drcir, muehu oules de In intr.n·ención de :\loscú, 1011 soclaliMtas y BII&I'•Juistas bau hecho tudo lo que hnn ¡lra oe~. campe~ino:;

Fichas, Setiembre 1964 movilizados o. como ~n el caso de Franco, esclavos coloniales) y ceñirse estrechnmente en la elección de la línea de operndone.s, a la ez;trudura l!OCial de las dife· rentes rl!$clones del pals (re¡riones industriales o cam· pe¡¡ina:gurado la" condicione... de la derrota Las condiciones para. In victorin son, como lo hemos '"isto, completamente simples. Su ronjunto se llama revolución l!ot'íuli!tn. ~ingunn de estas condiciones ba exisddo en F;¡,pañn. La l'11Zi•n principal de ello, es ()Ue no babia un partido re\•oluclonario. Stalin ha intentado, es verdacl, transpo1·tar al terreno espaiíollns formas ex· a•riorcs del bolcheviquismo: Rur6 Pohtico, C'..omisarlos, r~lulas, G. I' . U ., et .... J>C.to ha vaelndo a es tas forma.-; de su contenido socialista. Ha nrhazndo el programa bolchevique y junto con éste, loa soYiet. que son la forma neee~aria para la iniciativa revolucionaria de las ma.."'lS. Puso la técnira del bolchevismo, al servicjo de la propiedad burguCl;a, En su estl'e('hez buroerática se imaginaba que los ''rominrlos'' bastaban por si mismos para a..ntos desclasados y, en general, por toda 11uerte de de echos de la sociednd ... Los representante~ dt> lu otras organizacionr11 obrera!! -reformi~tas invt>rtehrado~. frruoendores anarquistas, centri!ltas incurables del P.O.U.M.-, murmurnban, suspiraban. vacilaban, maniobraban, pero al fin de cuentas, se adaptaban a los stalinianos. El nsultado de lOdo su trabajo fue que el campo de la revolurlón ~ocial -obreroe y campesinos- se encontró sometido a la bu11tueala, más exactamente, a su sombra; defraudado material )• moralmente. ~o faltó el beroismo de las masas ni t-l coraje de los revolucinario~ aislados. Pero las masas fueron abandonadas a si mismll!l, y los revolucionarios aislados se encontraron >ín Protrrama. sin plan de acción. Los jefes "republicanos'' ~t' preocupaban más por dominar la reYolución Fodal qUP. por las victorias militares. Los ll todaví a. fabril es) el analfa betism o, la indife rencia y el espíri tu La propa ,amla «talini !'ta, contl·a dictori a como era, ~e­ fatalis ta de la Rusia JUra!. De~rra.igados y aturdi dos guia inculcando murho de la tradici ón marxi sta, aun· por un ambie nte !JUe no les era famili ar, queda ron en que diston ;ionán dola o mutilá ndola. I.os tt·nbnj adores c>guida npt·esados en el tremen do mecanismo que iba imbuidos de e~a tradic ión scnt:a n resent imien to por la a conve rtirlos en seres muy distin tos de lo que habían introd ucción del individualismo campec-ino en las fábri~ido, a introd uc rlos en el ritmo y la dil!ciplina de la cas y por la rimeros, fuertemente atrin.: endie indep ho du·ectivo tnclufa a hom bres · man talld ad mu~ desa rroll ada: Rako,•sky, Radek, Preo los br:h cms ky, Smu·nov, Pyat akov Y otros , ning uno de skycu es pued e ser definido como criat ura de Trot partid~ Y la 111cha de base por la liber tad dent ro del ! 8 pres.ervaba a ésta dent ro de los confinea de su Kprop · ición Conj unta , Zi facetón. En la Opos ameY ' noVlev . nev dad de Trotsk)·, riori supe la de es cient cons ue ' aunq t eran suma men te celosos de su prop ia auto ridad .raY 1 n sólo No taba n con él en pie . de igua ldad · o e~ !mk • T pom a rots r sus dietados, sino que a menud o, como hemos viste • ~e ve¡a '--b .... ado en su acción cont ra Stali n por las conce~iones que hací a a Sl1!l adhe rente s o alía-

l ndustrializa-!'taba apren~ivamente nl tanto de esto ; y tra· tó a Trot sky como en los antig uos tiempos un mon arca establecido l111taba a un prete ndie nte pelig roso , o como el en las époc as del Doble y el Trip le Cism a trata ba las Papa al ,\ ntipa pa. Era l'l rol de un Anti papa el que el ironí as de la histo ria reser vaba n ahom a Trot sky, te here dero del marx ismo clásico, que era com pleta men nc· innd crua do para ~l'mejant(' rol y no era capn z de da tuarl o ni de.~enba hal'erlo. A Jo largo de una déc3 la carg nda ele los epi11odioa más crttic os y explosivo~. q cri;;L tran&formación de la sociedad l«ru~~í con que p•r ,.g~ia la ontil"nda. convirt iéndola en !11 1>rincipnl preocupa.cion del eomunl-mo internn cion!l a i como dll la Uniót Soviéti ca y subord inándo le todos los interes es polítíclls, táSafln la descrip ción: difícilm ente ha m en toda la h'E. tori:~ (ltJY• t'aso en que recurllos tan inmen~o.• de podc•r y propag anda fueran empleado~ contra un ~olo indi. vi duo. .:\lorbo!'a comn l'ra, la ob:;esión len.a una base e1 la realida d. StnHn no hnbfu conquistado el poder de una vez y para siempr e; debla t·econquistarlo una y otra ,·ez. Su hito no debe O:Sd bujánd o !e y cancelándose; así era atemor izado por e~as ''cousp itacion es de izquicn la-der! 'cha", y dE> los blo. ques "lrotskistas-bukharini:lantear la cue~ti6n de la na· turalez a del Estado soviético, no en el plano sociológico abstrac to, ~1no en el de las tarea:; politic~s concre tas. Aceptemos, como principio, que la burocraciA es una nueva "clase' ' y que el actual régime n de la URSS es un sistem a especial de explotación de clases. · Qué nue,·a conclusión polltica se desprend~, para nos~tros, de estos conce¡>tos? T.a Cuarta Inte~acional ha reconocido desde hace largo tiempo la nece~1dad de derrocar 1a burocr acia por medio de la insurre cción revoluciona ria de Jos trabaja dores. Quiene s declara n que la burocra cia es una nueva "clase" explota dora ~o .proponl'n, ni podrln n propon er en absolut o nn.da ~tstmto. La finalidad !le! dert ocnm.iento de la burocrac1a e~ el re 1t"'bleeimiento del poder de los soviets , una ;ez extirpada de ellos la actual burocra cía. Los crltlcos de izquier da 111 propon en ni podrian propon er nada qu? no sea eso. La tarea de los !'Oviets res:enera~o.s s~;a el apoyo a la revolución intemac1onal ~ la edtftca cwn de la sociedad sociali sta. El den-ocaml(>nto de. la. burocrari a presup one, por consigu iente, el m~nterum1ento de la propted ad estati1.ada y de la eeonomta plan~>ada. Aquí es donde reside el meollo de todo el pt-oblema: Claro que la reparti ción de las fuer7.as produc tivas entre las distint as ramas de la industr ia, debe ~allar;;e determ inado por Jos interes es, no de los burocr atas. sino de los produc toras mismot>. Mas con~o, a ~esar de todo, se trata del den-ocruniento de la obgarq u1a pnra!itaria pero sin perjuic io de manten er la propted ad nacion~liznda (estata l), nosotro s califica mos la fu~ura revolución como politlca. Alguno s ¡le uue.stros c~ittcos (Ciliga , Bruno R, etc.), quieren a cualqu ter prccto ea.lifí transfo rmara en el iniciador e inspira dor, pero no en el amo, de la revoJución interna cional: y veía la "JiquiOr murh11 que el curso de los acontec imiento s ha}"a oscilado y divergido respect o a la ruta que Trotsky babia dibujad o en 190416, hacia mediad o. del pre~ente siglo, nuevamentt.> pnreeía haber aprehe ndido co· rrectnm l'nte t.>l "curso princip al de las cosas". Ya ~;ea que uno lea su men~ajc con tenor o con espera nza, ya ~ea que uno lo vea como el inspira do heraldo di' una 11\lt>vn era, !Jut' supcru a toda la histol'in en Jog1·o Y g1·andPza, o como el oráculo de la ruina y la mil'eria ,

viene da póg

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uno no puede menos que quedar impres ionado por la amplitu d y el arrojo de su visión. Explor aba el futuro cnmo a.guien que desde lo alto de una montañ a de¡¡. collant e, e~tudia un nuevo e inmenso horizon te y señala a la distanc ia extensionl's vastas e inexplo radas. En \'erdad , desde esa altura no pudo ver todo el panorama irunedi atamen te debajo de él· partel! de ese panora ma se encontt·aban envuel tos por densos bancos de niebla, y el juego de la di;;tancia y In perspe ctiva le daban a las co~as otra aparien cia de lo que podía 't.>r~e desde el vallt.>. Calcula ba equivocndament~ la dilección exacta de un camino import ante: ve'n dos o t rt.>s puntos distinto s fundido~ en uno solo; y lo más grave de todo, e!n el cual él mismo se perder ía un dia. Pero ~;u compen sación era In magnit ud única de su horizon te. Compa rada con e~ta visión que Trot ky delint.>ó dbde su celda en la fortale za, las prediec ione' politic"'~ formulada s pot· sus más ilustt-es y saguce s contem poránc>os, incluyt.>ndo a Len!n y Plejano v, e1·an ti midas y ronfus as. f'l S

La neJa terminología

sociológica no prepa ró ni podía prepa rar una denominación para un fenómeno social nuevo, que se en· cuent ra en pr oceso de desarrollo v no toma forma s establ es:si se reconoce que la burocracia soviética es una "clase", es preciso de·cir también que esa clase no tiene nada semej ante a todas las clases poseedoras conocidas en el pasado.

Revi ta Claridad (Bo. Ao. 1940).

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www.ruinasdigitales.com 48 ellos nue.:sti'OS análisis, sino que, por el contrario, se apoyan enl(ll1tmontc sobn.! él y aún se limitan exclusivamente a él. Nos acusan ~so de desarrollo (degeneración) y no toma formas estables. Todos nosotros, sin embargo, continuamos nombrando burocracia a la burocracia so· viética, sin olvidar por ello sus peculiaridades históricas. Desde nuestro punto de vista, eso basta por ahora. Científica y políticaW~ente -y no en el plano puramente tel'Yninológico- la cuestión se planten nsl: ¿Representa In burocracia una excrecencia temporal del or~anismo social o bien esa excrecent"ia 5e ha. mudado en un ór~ano hi~tóricamente necesario? Una deformida{! --odal puede st>l' resultado de una combinación "accidental" (es d~ir, temporal y excepcional) de circunstancias hist6rica~. Un órgano '·ocial (y esto es cualquier clast>, inc-lusive la explotadora) sólo pue4e formar~e como cons~uencia de profundas nece~idades intemas de la producción misma. Si no respondemos a esta cut>stión, tod:~ In querella se tran. años, ha introdttcido y se ha apropiado la técnica y lu organización di' la producción de los países capitalistas avanzados. El per.odo de los empréstito~ y de lns imitncionc11 ae a ·omodó mús 0 menos bien con el automatismo bm·ocl·úlico, es deci!·, con el estrungulnmit>nto ele lu Jnicinliva y de la creación. Pero mientras más se elevó In cconomia, más complej.ts se tomaron ¡¡us exil{encins, y má~ ije convittió el régimen burocrático en un obstáculo intolerahle. La~ contradicciones que> se exacerban continuamente entre sí, conducen a convulsiones J>Olilica~ ince~antes, al exterminio si:;temático de )(ols elemento~ creadores mejor dotados en tod~ts los dominio~ de la nl·lividad. Asl, 3Jltes de que la buronacia haya plldido SPCN'tar de sí una ''c~e dominante"', ha caldo en una contradicción intolerable con las exigencia~ de la Pvolución. Eso se explica precisamente por el hecho de que la burocracia es, no el vehiculo de un nuevo sistema de econom"a, que le :;ea propio, imposible sin ella, sino una e:occre. cencia para~itaria de un Estado obN>ro.

Condiciones del poder y de la decadencia de la burocracia La oliga1'Quía soviética posee todos los v1c1os de las antiguas clases dominantes, pe1·o carece de In misión histórica de ellas. En la degeneración burocrática del Estado soviético encuenh·an expresión, no las leyes generales de la sociedad contemporánea en su paso del capital.ismo al socialiamo, sino una húracción especial, tuecepc¡onal y temporal de esas leyes, en las condicio· nes del estado atrasado del }lals revolucionario y de su ce1-co capitalista. La falta de bienes de consumo y In lucha geReral por su polle~ión c>ngendt'lln un gendarme que toma sobre si las funciones di' reparto. La presión hostil del exterior pone en manos dl'l ~endarme el papel de "defensor'' del país, le otorga una autoridad nacional y le permite pillar doblemente el país. Las dos condiciones del poder de la burocracia --el estado atra!volución internat'ional pondría término a todo peligro e:rterior, causa suplementaria de burocratiución. La desaparición de la necesidad de gastar una parte enorme de la renta nacional en armamento elevarla todavía más el nivel de vida y de cultura de las masas. Si estas dos condiciones se cumplieran, lo necesidnd del gendarme repartidor desaparecerfo. por si misma. La autoridad estatal seda muy rápidamente r..-emplazada por la administt-acíón ele una gigllnlC!\ca cooperativa. Para una nueva clase dominante y para un nuevo régimen de explota· ción situado entre ca¡)itali!mo y socialismo, no quedarla sitio.

¿Y 10i la r evolución socialista no se realiza? La declinación del capitalismo hn alcanzado limites extremos, lo mismo que In de la antigua clase dominante. ERte sistema no puede existir más tiempo. Las fuerzas ¡¡roductivBI! deberán organizarse según un plan. Pero, ¿quién de.~empeñará ese trabajo: el proletariado o una nueva cla~e dominante de "comisarios": político;;, administradoreR y técnicos? La experiencia histórica t('stimonia, según la opinión de algunos razonado· re.;, qul' es prrriso no e~p!'rar nada ill'l proletariado. Se reveló "incapaz" de prt>venir la guerra imperialista pasada, cuan•lo las premisa~ materiales de la revolución socialiata existlan ya. I..os éxitos del fascismo, después de la guerra, fueron de nuevo resultado de la ''incapacidad"' del proletariado para sacar la sociedad capitalista del callejón sin ealida. La burocratización del Estado soviético fue a su vez resultado de la "incapacidad'' del proletariado para dirigir por sí mismo la sociedad pot• el camino democrático. La t·evolución española fue estrangulada por la~ burocracias fascistas y stalinista, ante los ojos del proletatiado mundial. En fin, el último eslabón de esta cadena es la nueva ¡!!uerra imperialista, cuya prepal'&ción se ha realizado con entera franqueza, con In completa impotencia del proletariado mundial. Si se adopta esta concepción, es decir, si se reconoce que el l)roletadado carece de fuerza pa1·a realiznr la revolución socialista, la tarea entonces ineludible de la eat11tización de las fue1ozas productivas será naturalmente dellempeñada por algún otro. Preci!lamen· te, ¿ pot· quién? Por una nueva burocracia, que reemplazará a la burguesla on putrefacción como nueva clase dominante en escala mundial. Asl es como comienun por plantear la cuestión los "izquierdistas" que no se contentan con querellas de palabras.

La actual guerra y el destino de la sociedad contemporánea Por la marcha misma de las cosas, la cuestión se plantea ahora de modo enteramente concreto. La segunda guerra mundial ha comenzado. Representa la confirmación it-re!utable de que la sociedad no puede ya vi vi t' dentro de las condiciones del capitalismo. P or

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eso mismo somete al J)roletadado a una nue,·a prueba, quizá decisiva. Si e5ta guetTa provoca, como lo t"reemo!> firn1emente, la revolución proletaria, conducirá mevítablemente al derrumbe de la burocracia en la URSS y a la re¡¡oeneración de la democracia soviética, J>Obre una ha.~e económica y de cultunl mucho más alta que en 1918. En este caso, In cuestión de saber si la burocracia stalinista es una "clase" o una excrecencia de un Estad~ obt-ero, será resuelta por si misma. A todos y a cada uno parecerá claro que en el cur110 del desarrollo de la revolución inte•·nal:ional, la burorcsado del modo má!< claro en el hecho de que el proleturiado del pals mús ntr.u~ado, Rusia, produjo, en ciertas condicione~ hiRtórlcaR. la dhetci6n más perspicaz y más audaz. Por el contrario, en el pais de ch,ilización capitall!lta má~ antigua, la Gran Bretaña, todav!a hor existe la dire.·ción más limitada v • J'eivil. La crisis de la sociedad capitali~ta que tomó en julio de 1914 un carácter franco, rrovo~-5 d•qde t'l Primer día. una . . crisis aguda en la dirección proletaria. En lo-:; ve1~ticmco años transcurrido~ desde entonces, t-I proletariado de los paises capitalista!' avanzado!' todavía no ha creado una dirección que esté a la altura de la!< tareas de nuestra época. La experiencia de Rul'ia testimoni~, sin embargo, que Jar la posibilidad de la ocupnc'ón de Polonia, por medio de la alianza militar con Hitler, el Kremlin durante largo tiempo ha engañado y continúa engañando a las masas de la U.R.S.S. r del mundo entero, y ha llegado así hasta una completa desagregación de au propia disgregación. La regla fundamental de la política es para no:sotros, no la traru~Iormación de la propiedad en tal o cual territorio particular, por im-

portante que Eea en si mismo, sino las transformaciones en la.~ formas de la conciencia y de la organizru:jón del proletndado mundial, la elevación de su capacidad de defender las antiguas conquistas r de adquirí!' nue· ,·a..;. Desde e~te punto de vista, único decisivo, la política de ~1o;cú, tomada en :;u conjunto, c:onsetva enteramente :;u caráctet· reaccionario y ,;ígue siendo el principal obstáculo en la vía de la revolución socialista. Nuestra apreciación general del Kremlin y de la Komintern no cambia, sin embargo. por el hecho particular de que la nacionalización de la!i formas de propiedad en lo,; territorio3 ocu¡>ados ;:,ea en sí una medida progrei!ista. Es preciso reconocerlo abiertnmente. Si Hitler lanznro mañana sus tropas contra el Este, para restablecer r.n Polonia oriental el "orden", los obreros avanzados defendt>t" an contra Hitle1· las nuevas formas de propiedad establecida~ por In burocracia soviética bonapartista.

No cambiamos la orientación La e;;talización de Jo, medio3 de 1noducción, ya lo hemos dicho, es una medidll progresista. Pero su progresividad es relativa. Su pe~o esrecüico depende del c.. njunto ntrel and Ar1onlln• Marl..l ~ f'.olum· bia l)niv~ity J•r-. New York 1941) 1•· 114.

www.ruinasdigitales.com Fichas, Setie?nbre 1964

Una. Déccula

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losa perso nalid ad IJlle la Arge ntina , por su inter depe ndenc ln redp1'0ca, es, desde el punt o de vista económico, una parte integ rante del Imper1o Britá nico '':! Esta era la opini ón de la clase domi nante argen tina. Ya años antl's su vocero, el enton ces diput ado Sánchez: Sorondo, habí a decla rado: ''Aun que esto mole ste nues tro orgu llo nacional, si ur impusición btitá nica una polít ica de nncio naliz ación de inversione~ ingle. as defic it,.ri u, pa gánd olas a precio de oro y desca pitali zand o al pals en bene ficio de los invet·sores ingle ses. Esto l!e conc retó en !a nacio naliz ación de un ferro carri l britá nico 11 en cuya ocasi ón el gobie rno del Gene ral Justo expre só que inicia ba ''una nuev a ot·ientación en mate ria de polít ica ferro viari a, cual es la adqu isició n paula tina por el Estado de las empr esas parti culat ·es que explo tan hoy el ;;ervicio ferro viari o •. En fin, la diplo mada arge ntina asum ía la abier ta defen sa do los gran des inter eses de la diplo maci a btitá nica en Amé rica del Sud -ene amlGltarlo ~n •1 Diario de s.. lonu d• la Cáma ra d" Diput ado., Pro'in•ía de Buen. ,. Airft. julio U 19~6. o 986. 3 OSCD N 1»22, t. VU p. 61!. 4 f:l '""to d•l Trat.a do on DSCD N. Julio 18, ltS3 . E1 anál.; .h de mí•mo "" id~m julio lt, ZO 'T ~8. lt33. Tambl ~n .., ~•l•ra. olo. dL pe. 6~165 .• Tt Std~ra. ob. cit.., p. 161. 41 Rf'pUbti('a A N(flll in a . Cáma ra de. Se-na dora de la Naciü u. DiarM de Seinal.. lnt•niAMI d• arroc a""' el dei'E'Cho do habla r ..., nnmb r• ' na, la bu-rca f'lia ara"'t ina J'roeu r6 at'tae-r C'&pita1 r.x-tranJ•ro& qg(' ti oon loa nu.,-,· u u-ndt' ncia. de!'l capitA l \nt~-rnarional a invm \ne no ya prio... d 1.. tmE>Dtt" t .n emJ'rl ;ti toe o JfT'Vi1.toa tnihlif'OI aino en lndust1"1aa manufacturera~ que produr lotadas, y ~e produjeron tamb~én huel~ agraria.'!, en tanto que la pequeña hurguesi& se ag1taba en movimientos estudiantiles declaradamente antiimPf'rialistas y en torno a un gt·upo de intelectuales nacionalistas que iniciaban la denuncia -sistemática del control inglés sobre la vida argentina. Sin embargo, todo ese ascenso obrero y ¡>Qpular, esp.-cial~e~te obrero, no tuvo concreción politit'a. Las fuerzas dmgentes del movimiento obrero - 1 partido Socialista, pero también y e:;pecinlmente el Partido Comuni:;ta - se oponiun al gobierno de Ju~to, mas no en base a una politit'a anticapitalista y antiimperiali!lta, sino en hase a la colaboración de clase:~ eon una sedicente hurguesí~ nacional, dcmoctúticn l' ¡n-ogresista, cuya _representac•ón se atribuía u la UCR, que como es ~ab1d~, ~e sustentaba con la~ donaciones de empresBS lmperulltstas. UMa d Partldu Cvntnn·llit.a ~~~uia una lin('a ant.:lm~rl • a • 1 cte.'· 1 y m ~l" ~• •nt l'•ncud. "R•JO&c:'\1dt liara HUI C'ori"f'Oa r• l'ht~ell~::triR. la l)az )' la dt·m~r•~i.D ft•nt• a la Europa aut~ra 1C"Cu. en 1 ~•u eJ dlrlaumt• ron1unitta P11ulln(• Gonzk· : fG.Jc-uta

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~~t.t.l

Crecimiento de la Clase Obrera y Aparición de la CGT El desarrollo de la indu,.tria fabril disimulaba la a~nJ­

dizaei6n de la crisi> estructural de la azrkultura, qu" no ce:;aba de aóbUea A11rutlna. H•aerla, 1941, p. 8.

Era un gigante:;co plan de de;:capitalí~ación de la economía nacional, mo ¡.>eronista habria de cumplir al pie de la letra en 1947. El gobierno ·argentino acepta todo eso, pero simultáneamente intensificó su politica de desarrollar el mercado interno para afrontar en mejores términos las relaciones con la!1 metr6polis imperialilltas en torno al mercado mundial. En particular ~e acentuó la intervención estatal en el comercio exterior. "Toda operación de comercio internacional -declaro el gobierno por boca del senador Sánchez Sorondo- se ha llevado a otro plano por el .hecho de haber-ae suprimido la libre competencia. por haberse unificado el compl'lldor y haberse transformado la entidad comercial compradora en una entidad política. Luego, para la defensa conveniente de los intereses en juego, deberá o¡Jonerse al comprador único el vendedor único; a la entidad politica compt'lldora, la entidad poli tic a vendedora; al gobierno comprador el gobierno vendedor" St. Hacia 1941 el Estado concen· traba por lo meno!l 2/3 de las expot·taciones de granos, fijaba los precios a las cosecha~'\ y convenfa. directamente con el gobierno inglés, sin intervención privada, las cantidades y precios de la carne enviada a I nglaterra 8.2. En fin, el ministro de Hacienda Pinedo formula el pdmer plan fonnal de induatl'ialización del país, cuyo sentido resume en estas palabra~: "La vida económica del pals giro alrededor de una gran rueda maestra que es el comercio exportador. Nol!oh·os no estamos en condiciones de reemplazar esa rueda maestra por otra, pero e~tamos en t'ondicione,; de c1-ear al lado de esP mecanismo algnna!l ruedaR menm-es, que pennitan cierta circulación de la riqueza, cierta actividad económica, la suma de la cual mantenga el nivel de vida de este pueblo a cierta altura 13• Este plan incluía, junto a la aceptación de las exigencias inglesas tale:; como la nacionalización dt> los ferrocarriles en condiciones de exce~ional ventaja para Inglaterra, medidas tendientes a dar al Estado una mayor y más directa participaciÓn en la economía nacional, mediante la nacionalizaci6n de los depósitos bancarios y la creación del crédito industria133,

La Clase Dil"igente se Escinde en Proingleses y Pronorteamericanos El Plan Pinedo reviste gran importancia histórica no sólo por contener impllcita y explicitamente la esencia de lo que sería desdt> entonces la politica económica argentina, sino también porque esa fue la última ocasión en que el capitalismo argentino contempló su desarrollo futuro en directa vinculación con Inglaterra y prescindiendo del imperialismo yanqui. Por supuesto, el Plan Pinedo contemplaba el ingreso de capital extranjero, pero principalmente europeo. Y en efecto, entre 1939 y 1943 ingresaron al pals capitales provenientes de Eu31

DSCSN, dl· ~0. To.mbUn J . l'rados Anarte. U Control dt Caoa.ioa (P'.dflorlal Sudammrana. !la. M . J9l4 •. ps. U9-Gil F 370.

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l,rado. Arn.rt•. •lit

Estados Unidos Acentúa su Ofensiva para Desplazar a Gran Bretaña como Metrópoli Dominante

ou vida ohlll.. d&, 111 uplra a ddftld•r •• e1maneci6 fiel a la vieja metrúpuli britl\nic:\ y a la tradición histórica de los e!;taneieros de Bueno~ Aires, aliados de Inglaterra, enemigos de Estados Unidos. Su política era la neutralidad, mantener alejadn a la Argentina de los Estados Unido!!. ~i c¡ue dt>cir tiene, lo~ intrreses alemanes en la Argentina favoreital británico comprenden que la ruptura con el Eje colocará a la Argentina integramente en el bloque panamericano y bajo el dominio económico de Estados Unidos, rival comercial de Gran Bretaiia en la A1gentina" H.

•n.

La intensa presión yanqui sobre el gobierno de Castillo se ejercla no ~ólo desde Estados Unidos, ~ino también desde el interior del pals. Su!< instrumentos políticos eran - aparte de los pol!ticos conservadores que como Pinedo y Patrón Costas habian advertido la necesidad de cambiar de metrópoli- la UCR y el Partido Socialista, que reconocfan como su principal objet ivo politico alinear a la Argentina junto a los Estados Unidos y declarar la guerra al Eje. "Cuando l'egreJ~é en junio de 1942 -refiere el ent onces embajador inglés en Bueno::; Aires- el fenómeno más notable para mi fue qu4!' el g rupo de g randes estancieros y abogados que cuando yo hnbío. estado alli en 1919 y 1920 formaban la oposición al demagogo radical Yrigoyen, en 1942 aparentemente estaban nuevamente en el poder, y lo hablan estado por muchos años. El Jockey Club y su círculo interno más selecto y costoso, el Circulo de Armas, eran nuevamente, como antes de los días de Yrigoycn, los grandes centros de chismografía política y del poder detrás de la fachada. El segundo hecho interesante fue que mientras en 1919 el Jockey Club y el Circulo de Armas criticaban fieramente a .EnrifiU~ Rub. Goiña~ú. lA P• l it k.a Ara •nt i fta 7 ti ~tare tle A.,frka (Librorla H utmul, Do. Ao. ltHl, p . !1.

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ld~m. '"'· 99. l.a c.-arta cicmt: !uha ma7o :!0, 1942

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!6 Rt-' i•• of th• Ri'tu f' l••e. febrM"O JG. ttto.

41

4G Scmnor Wdle. ob di •• JI&. 270

37 F. ElN ...,,, Arctntln• lltlatl~n• •lth tht Esport·l• pert Bank en Jntt-r \ntrri.-a n Ec:-onoll'l!t- AfCair•, Sprina 1t5G.

Natlooal R~b Oouo~•l, Toor SouUt Aannamericano; t>n s.nlcsis cambiar de :\letrópoli, da•· a Estados Unidos el papel ht>s:emónico que trndicionalmente desempcwuba Inglaterra. Todo esto iba escrito entre las líneas de las cartas interll Hull, secretario de Estado norteamericano. Storni recababa dt• El'tados Unidos ''un ge;,to genuino M amistad", tal como "el envío urgente de aviones, repuestos, ¡u·mas y maquin:wia para rPstaurar a la Argentina en la ¡>O~ición dt' eqnilib•·io a que es acreedora con ¡·espt'clo n ott·o, paísc:~ ele Sudnmérica•·. Y.;n comprn~nci6n, ofrccln ln promt'.an de romper rc>laciones con Alemania, Co1·dcl1 Hull scasas libertades democráticas que restaban bajo Castillo fueron supi'ÍmidaJ~': ya a.taba I)A!.!tl por el J::..tatlu ar~oar P ollty el'be tJmvo"ll7 .. r Now M"•lco l ' r - Albuqu•rquo liSO¡, pe. 44-15.

11

Tlle l:tonoalot, &Moato 6 1~4.

l2

l:tol!•alc Strn'cT. no•lc,.b,. 7 1844 .

13

La Prc...-. diciembre 27 1~4.

13

Ruh. Gulllari, •b. cit. p. nt y Adolro Siltnd ele Stani, E:l P ctrel.. Ar.... UA. (Col-16n f'roblfmaa Naciouln, BJ. A ..

19S$,

p.

U),

Una Décadf1

Ded~iva

migos centenarios del imperialismo yanqui Por otra parte, al fot1alecer el orden imperante y sus columnas tradicionales, el ~roblerno militar no podia sino afian?.ar el eontrol sobre la vida argentina de los intereses tradicionales encabezados por fl imperiali~ruo inglés y los e~tancit!ro •.

Las Bases Soriales del Bonapartismo ¡Cuál era PI conlt>nitlo social del l('obierno militar~ PC5e a lo~ marxistas de trocha angosta, la lucha de clases 110 determina tlirectam¡,nte t,o,Jos y cada uno de los ~ ...~~icnto~ político~. Todos y cada uno de los gol/ pes ele !~to de una clasP Pero ningún fenomeno politico e.~cnr al put>de comprrnderse sino en relación a la hJl pjército, la policía, la iglesia y la burocracia, y el imperiali~rmo inglés como úniUcruu &o duda -. la lnorgn.nica. ¡ Cuúl H el tJroblN!O
..Sin tf'mor

el t~afa e:apit.alíata pl)r r.x.ct'Jeneia •ruet"lar.l como un PAia dm~dor en •1 mundo, prubablfmf'llU~. mlotr&~~ qul" toda la J:.ilropa 4!'ntrarA cJGtro dt"J antic:aplt.alum o ran~o- En ..\mt'riea ~¡u~a.rin pabca rapttallnaa. pero tn lo 1 •0~ cuneion"' a la R.-¡_~Qblit!a Anrf:"ntina •r,.i• n
JC

Corono! Juan llomlnl'o Porón. dl.. urao .,. la &1.. do Camf1'· clo do Buenoo Al.-... a¡:ooot.o 25 U·U. Ktrnaa t.omaclo el tnt.o drl libro dr Pomn, P.l P•rltle Q.lore Sabn do .... ot Tnla, Bs. As. l9H , p. U 7

rftnh·Ot"arn~. {lfJtltrnCM~~ tlccir \IUC! hoy. desde Juju,y

En la Argon.,. d•l Partido Comu· 11Ítt&, S.... Aa. 1145 1

20 Sir

o..;d

K~n,.•• ~ di .• p. 807.

:1 A ~ur P. Whitaktr. La.t A .. trifu 7 an Ma:a4.o •n Crkia ! Bi· bhot.,.a Inleramorieana New York 19481. p. 222

Efectimmente, en torno a Braden l!e aglutinó toda In oposi~ión al gobietno militar. La burguesla y su pequeñn buJgue.;ta pa!;earon en anntina, como y Club -organización de la elite terrateniente más antidemocrática y reaccionaria del país-. Así 6e preparó el golpe de Estado, que :flnal· mente estalló en octubre de Hl45. Fue un movimiento palaciego, encabezado pot· el alrnlrantc Vemengo Lima, que derrocó a Perón y nombró un ministerio a~ta decla ele los obl·eros peronistas que eran •·manHestantaar arupoa prolet•Tios: de lu• rnAo pobr.,. ~ntro loo Droii'Urloe. Y -bt.n debajo de nu..,tros :t>n. .ber,...._ la I:"Dte halcon... Era la lu rba tnn l"mlda. J:...ra dNtontmta. Con el anthtuu tf'"mor. ttut'l'ro Drimer impuJ.!iQ lue el de t't-l'l'.Rr ln1'1 balron•. l'~ro al a10marnoe • la ealle quedábamos en •u•p~n.'io. Puti h,1 tu.~Uf que •tat t.urbu ~ presentaban ante nOSotro. tomo nOt"a.daa por mHa.RT()Cila tranaformat'i6n Su o"pecto ..,.. bonathfon y trannoe ton un compa•lvo d...o M ofrffi!T • los 'PO-' bree c:amlnllnt• olaón d-anoo 7 alím~lo. Nos retkne. tln Oftl· bat110. un reato d~ de~ ' 'a compoal'nts h•eian Ja tt.eñal de la cru• al ..,¡ ~nta...., ton la l~l•la. S. objetará que ~n alauDA du·

dad huho cit:t W. dl"tt:Qlan~

.)U1a:ro porttnt.o;kl ll4!'ria tiUt! nin¡ruoo hubiera hobldo tn parte al..una. wtaa turbaa pareclan cristia.n&a Jdn ~ab~rlo. Su a l!t.tud • r• tal •tuc noe hlao pe_n ar uuf •11• V(N)ia r~r un fcu Jdano, isrr,or:.tr.te )' buma1dt!', tlt> nn~hot ConsrreiO'r Fut'•trb tleos Tal '"M: tn 11ttnttlln, ronl!."r.. QoA avtendleron tet..U Jot:ef't~ .,_. nutva aclltu•L Na.bemcMJ dr ala\inOII jóvenet~ que tuvieron la lc.:lít hltll de u~..,aa· en ttUt auWrnú'file. Rhrun ... vitoallaa: para r.c...nfort•r a N tA ('M'Ihrr trfi"nlO que d•• tan lejoc '1 8in vro•taiunea -vtoula~ Sal,t.>m()& fc,~•lrntntt> Qll" nu •o n~· 6 en la Curtu. n loa mft" c.an.tuJdM a1cün dc:~•n•o I>U,. la t•nl~" . Y nnUeipando eu ~l>OYO clc:ctoTnl ,. Prrón , la Curit~. t:nnrluh•: '"¡.•tH'A no 1.1Pr tan t.remend•mcnte lnJ~wlo• ttnt-mOfl qut.> rec-onunt pur lo menoe ~o el hombre fttl•mt~do el m~rlto d~ haUtr in•s»h·aufn una tnanHHtaei6n de l&1 la honra ajena.. " · y dio• dn. 6......,o dtl J•artldo C~tU tl~ •u anthcua dtrcrdo comitnta n 11ur.c:Jr un• nueva dirección para el movimiento obrt't-o. hi""'ta nucvn. tlll"fft'lc\n C'}ut· h•cP un r'"ido al)rC'ndluJ• •n •J ler,..no olndleal Y llOihleo da l>i IOt. '·El attionar Proletario durante ti periodo que ooo ocupa (19U1960¡ .. ~ ToairtJ-6 la dlttrendat"i6a fluduanta de Metone ., euad,... que encaraban .. . la ma~u~ión t>OIItica del eonjunto d

inticuntro hora• el Gobierno N acio. nal anulaba la elt>cci6n y despojaba a la clase obrera de ~u triunfo. No le rtgutraron llla,dfeataácmt>a ni ilttentoll dr ma¡¡ifrltarionrt en nÍI1gún barrio obrt>ro, y no hubo tampoco huel~taa, paros, abandono del trabajo ni reacción al~una n nivel de conducta.

a. La Argentina, país del "como si" 5.1 La Argentina es el país del "co!Do :;i". Durante muchos añoo lució como si fuera un país moderno en continuo avance, pero en realidad era un pais atra!'ado

,

wmlina

•n

Ta •hae:• tn\l nuft.tro rabo ee:t' madu.ra para IPl uraiJtO dr una •annardia f'D au atno··. p~ a Jo cual, ach•ierten, •·noM.ra t J... obnra fto tuvo ni tff'nf' la dírft'ci6n que Dl-~r«e''. ;. Cuál .. la e•pljoaeión! " lA rat>OnubiHdacl fondammlal n d.t-16n r«•oluelooarla"'. - eL. Torrft. Blorecrati.a, Ariottoeracla y Vaapar1fia Oltrtra. •sa .Poliika O~rua, Ba..,,. Al,.... Htl•,b•• 1944, pa Zt·t21 . F.l ad~~bio ··.montt-~ 1 t-1 adj
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_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _.....__ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ ___:F:_te:.:.:.:has.:.:!_, Setiembre

que iba quedando cada vez más atrasado Tino t'n motor y dirC("ción). Segun este mito, el 17 de octubre de 19-15 ocurrió -en su origen- algo similar a lo que sucedió en 1!l5\l cuando la policía del Presidente Frondizi entro a viva fue•·zu en el Frigorífico Nacional·: la indignación corrió por los bardos obreros, una fábrica paró y arrastró a la fábdca vecina, los barrios obreros se convul~onaron y los trabajadores se volcaron a la calle. Sólo que el 17 de octubre llegaron hasta la Plaza de Mayo mientra~ que en 1959 no salieron de :Mataderos. PHo en su origen ambos movimientos fuE'ron iguale~ - si es que ha de ereerse al mito. Sin embargo la realidad aparece muy distinta. En 1959, cuando la policía entra al Frigorifico Xacional, se origina el procesQ clásico de todas las movilizacionts obrera~ e~pontáneas, autónomas, potencialmente re\•olucionarial! por los métodos de clase que los trabajado¡·es instintivamente ponen en juego. f•;n octuhre de 1945, por el contrario, tiene lugar el proceso inverso: la but·ocracia estatal (Cnel. 1\fercantc y su s(-quito ele Trabajo y Pxevisión), el Ejército y la policía que est.o\ con· trolada por el Ejército (Coroneles \'elazco, ~fitclbach, Pistarinl, Sosa Molina), curas, pollticos burgueses Y aventurero~ (Colon Bramuglia, Eva Duartc, Benit.,z) y burÓó Perón en setiembre de 1!•51 cuando el conato del general Menéndez, y en junio de 19.)5 cuando el en~ayo general de la Revolución Libertado1·a. Es decir: el control ~de luego, independientemente de su contenido real, la jornada del 17 de octubre puede ser elevada por las alternativas de la lucha de clases a la categoría de símbolo y como tal inspirar en las masas un a1to grado de combatividad y aun de enfrentamiento con el oreen imperan te. Pero, hasta hoy, el ~lmbolo no ha logrado movilizar a nadie.

Ficha,ntinn es su apredable grado de unidad sindical y poli tira 1.2

La unidad ~indictión hasta el secretario general ü e la CGT. E~o no implica que la dit-ecci6n sindical sea un todo homog(meo, o que ella y la cla~e con>tituyan un bloque homogéneo. En el modo de vida, en las a"titude3 y Pn la conducta, exist11n difet-enrias entre los distin· tos niveles de la dirección sinrlical, r t>ntre la dirección !'lindical y la clase en su conjunto. Pero esas di· ferenrias ttllnSí"Urren dentro del marco de comervadorismo y quietismo que es común a toda la clase. Los dlven;os antagonismos, conflictos y rupturas en el seno rle la clase y de la dil"ección, nunca hasta altora han derivado en ruptura del consenso conservadot· y quiet ista. 8.2 Pero ¿e.~ que el quietismo y el conservadoti.smo ~on cnractorfsticas de la cla"e obrera argentina en !>U conjunto, o se trata más bien de caracteristicas pro· 11ias de la burocracia sindical, c¡ue ésta impone a toda la cla::;e? Los ent:'ntigos di' i:tquierda de la burocracia sindical afirman que ésta frPna pnnanentemente, traiciona y de~barata Jos impulsos eomhatieutes de la clase. Los enemigos de derecha. po1· el contrario, presentan a la dirección sindiC!ll como un factor de agitación que mediante \"iolencia y en~raño saca n la masa obrera de su espontánea pasivit!ad. Por su parte, los apologistas de la bu~rncia prodarnan, con el J-eciente espaldarazo de la IIOCiología oc.adémlca 1, que la burocracb sindical fon.-iona como fiel intérp1ete de los intere¡¡e., y aspi. rncrone11 de la clase en su conjunto, contraponiéndo;;e a ésta sólo en la medida en que, funcionalmente, los dirigenlc.i de una organización de masas difieren de la bnse por ~u experlcncln ~· visión más globales. La vc1·dad es que, pese a lns ilusiones de los sociiilogos, la~ r" mandato esencialmente antiobrero barriendo militannentt> a la burocracia !n de la antigua, compartiendo la mi!'lma ideología e identificada con idéntica dhecri6n politicn, se 1·eveló tan quietista y conserv11dora como In hul'OCJ-acia impe· rat\te en el ¡¡er!oclo 1946-1955. Con una c. 1frrencia im¡JoJ•tantl', derivada de Rtl carae te•oludonari.,. mani&laa hau ría conquistar indios ni importar esclavos. Bastaba se requiere para sacudir el temperámento quietista t, la confianza de la clase obrera en que puede marchar ordenadamente del trabajo a casa y de C8$a al trabajo, puesto que su bienestar y prosperidad están garantizadas por el Estado benefactor y por la habilidad de la burocracia sindical para maniobrar entre patrones, militares y funcionarios.

11. Pesimismo y optimismo Estas observaciones sobre la clase obrera argentina no se proponen ser edificantes, y han sido formulada~; sin preocupación alguna por los grados de pesimismo u optimismo que puedan estimular en revolucionarios nt>cesitados de fe militante o en coRservadores ávidos de orden~. Sin embargo, parece oportuno insertar dos palabras para este tipo de l~tores. Para los revo lucionarios mar;xistas que confían en la clase obrera como agente de cambio histórico, el conservadorismo y quietismo actuales de la clase obJ-era argentino no ofrece motivo alguno de entusiasmo. Re11.1

;

1 ''El man:l•mo no t.rnon1 rn mudo alguno fact.o,..,. t.ales eomo la t-radición 1 f'l umptram~nto nacional. 1Aa dirf'Ccióza tuncJ.a.... mmt.aJ dPl dn.arrullo hbt6ri ..u, por eupuM'o atA d't!toe'nllinado por ~~ Ptuarao d~ la lue!>a dr d--. vuo las f or"'aa de ""~ "''"fflll'l'Oilo, •n r iuno, f:'t.e. p1:u!'!rl•n 'ariar ap~iahlem~teo bajo la lafluen
El M o d elo

Fichas

M ode rno:

M aoista

d e 1nves tigo ci Ón

Diná mico del

d e Rev olución y

Económic o

Esta ncamiento

d e A cu mula ción

y Social

A rgentino

Pri mitivo

FICH AS N9 l. aparecerá en noviem bre 196!

1

FICHAS NQ 5, apa recerá en enero 1965

LA ARGENTI NA MODERNA: DI NAMICA DEL ESTANCAMIENJO

1

MODERNIZACION

FERROCARRILES

CLASES Y

Y ATRASO

Y ESTA N C IEROS

METROPOLIS

La proJ}iedad de )a red ferroviaria. sumada a otros factore ·. dio a Gran Bretaña una posición hegemónica en la sociedad argentina. hegemonía compartida por la élite dirigente criolla. ~:sta vinculación genen) el mito de "la indestruct ihle !:-'Oiidaridad de inte1·eses entre los estanciero · y los ferrocarriles ingleses". y otro~ mitos suvlementarios. tales como uel Banco 'entral creado por el experto inglés ~ ie . -e incluso el mito de mever'' • "la reyolución ¡;ro bratáni~a de 1955". El número 4 de FICHAS aporta materialc · relativo a ~o mito. . Ellos indican q ue el gobierno c1ue nacionalizó lo ferrocarriles fue, paradógicamen le. el último gobierno probritánico en la historia argenti-

¿Dependencia: ¿Autonomía'! ¿ uál es la naturaleza de las relaciones entre las clases dominantes argentinas y las metrópoli del mundo capitalista? A esto~ interrogantes apuntan varios trabajo~ a puhJicarse en el número ·1 de FICHAS DE INVE. 'TIGACION ECO OMICA Y .. OCL\L. Aparece en la ~egun­ da quin::ena de no\ iembre.



El problema de hacer de la Argentina una nación moderna - planteado por .. armiento en términos de uciviJización o barbarie"- aún no ha sido resuel. to. El país e ha modernizado, pero su retraso re 'pecto a los países avanzados es mayor hoy que en lo' días de Sarmien to. on las bases sociale ¿ Cuáie del atraso? Tal e' el tema del · número 4: de FICHAS.



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