Revista Fichas de Investigación Económica y Social 1

Jorge Auclardo Ramos en Rcvolur.Wn 11 Conlrar~ t:vbtci.m ...... Sn6 larde, deazra- riadam•nto'' (Probiach. ...... lll l'larin EeonoMI .. dic. ltSI. IG ld•m. Junln 19G1.
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de as

año 1

'/

1964

ustrto o evo ucton y o e ose empresario argentino ,

www.ruinasdigita les.com

Algunos Artículos que

Cl án

en los Próximos Número::; de

fichas de investigación , . economsca y social

i-1 1chas ln ve~tigaciotl

ABRIL 1964

VOLUMEN 1

NUMERO l

Económica



La Metodología Económica. de Schumpete•·

Fril~



El Debate sobre la Industrialización So' iética. 1H2 J. 1!12S

Alt•xnnder Erlich



La Economía Key nesiana. Una Crítica

Bcn Scligman



Imperialismo y Capitalismo

J oseph A. Schumpeter

l. T..a Evo1ución Industrial Argentina. por Víctor T~·sta.



La Controven;iu So' iHica sobre Consumo e Inversión

R. W. Davies

A. Los Hechos



g 1 Trabajo J\¡;aJariado ~· 'lU Valor

P ien·c Navil e



Metodología de la!-! l':nt·ue'ltus Et·nnómicas en Países Subdesarrollados

P. P . .Mukherjee



Significación del Capital Internacional en la Indus tria Argentina

Víctor Testa



Acerca de •a Supuesta Originalidad de los ''1\lodelos de Desarrollo" en .Japón, Ita lia, Canadá y Australia

Alfredo P arera Denni~

Machlup 3

DATOS FUNDAMENTALES ARTICULOS

5

~t;ecimiento (1935-1946) y Estancamiento (1917-196:J) de la Produecwn Industrial Argentina.

24

Energía, Mecanización e Ineficiencia en la Industria Argentina.

R. Las Teorías 33

Industrialización, Pseudoindustrialización y D~arrollo Combinado.

45

lmperiali~mo e Industrialización de los Países Atrasados. 2. La Clase Empresaria Argentina. A. Los Hechos

51

¿Es Argentina la Tierra Prometida de la :\lo\·ilidad Social en la Industria? por Gustavo Po!it

56

Relaciones entre el Sector Industrial y el Sector Agropecuario. por Hugo Berlatzky B. Las Tcuria.J:;Rf.CHOS Rf~, heladeras y lavarropas en la Argentina que en Estados Unido~. (,\Jfír información rn págs. JI ,. 12)

1 . 5. La mitad dl' la producción industrial se concentra rn 250 ~tabkcimicntos. Los tÍgr. :),'J a .1fi)

1 . 12 F.n el plano económico la po;eudoindm trialización se camctcriza - y se diferenci.1

Pedidos a: EDITORIAL PERSPECTIVAS Av. Pte. Roque Sáenz Peña 760 o f. 631 Buenos Aires - Argentina

d e 1.1 indu~trialización porque a } no aumenta la composición lL"Cnica del capital: L no se desarrollan plenamente las industrias hásica~: e ) la productividad del trabajo no aumenta mayom1entc, los costos 'iOn ele\-ados )" baja la eficiencia: d ) t•l Ínlrl•.mcnto en la p•oducción de medios dr ptodurrión es infl~ior al crecimiento l' ll la producción d t: ·ncs de COn>WUO ; e ) Ja .tgricuJtur,l no SC (('Cllj(ica )" ¡>t'rnta necc estancada. Jf,B 'nfon11aciór! en fJtÍg•. 3,1 a 36)

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DATOS FUNDAMENTALES l. 13 'Joda' 1.1> ca1.11 II'JÍ,tir.as dP la p~E'Hdoi ndustriahzarión t•stán prcq>nlt'S 111 l•~ dcfi. t'it•nri.ls ,•,tmctmall!' clt· la industria a rgcntina ~· en d ,.,l.mcalllirnh.> dl' 1í aiaos t•n su nerimit·nto cuantitatÍ\'o, (Má.r información (11 f•cÍr:•. :lfi 11 41)

1. 1 1 Es falso que d necimiento de industria.'"" Jo, pabt:s .dra•diVRmrutr 188 '1 2~9. habimdo aW!lf1ltAdo col núm ro d ol ,..roo D Arg
Etapa 1948-50

ce los rasgos ele este período. No es posible conocer el número de establecimientos ni el valor de la producción. En cambio, respecto a Jos obreros ocupados, In Dirección Nacional de Estadística publica periódicamente números índices. Estos valores, si bien se ajustan muy poco a la realidad, pues no tienen en cuenta las nuevas industrias in~taladas en el país. son suficientemente :-ignificativos para el propósito de comparar la,; cifra~ globales de ocupación industrial.

comentario inserto en la Estadística de 1950 describe ajustadamente lo sucedido: "Los

LoR obreros ocupados se mantienen en número aproximadamente constante hasta 1958, ca-

1. PRODUC. POR PERS. ACTJV A (pesos de 1950)

7 __1 19 o__~ l--------~--~--~~~9~47 \ 8.460 6.650 Agropecuaria 8.013 9.580 Industrial . . . . . .

www.ruinasd igitales.com

--Fit·hoH, Abril 196/¡

12

CRECDIIENTO COl\IPA RATIVO DE L NUME RO DE OBREROS OCUI,ADOS EN LA INDUSTRIA, PERIOI)OS Hl3:1·37 Y 19~6-5~ .\lll ES O PIIOMIDIO ANUAL 1135.37

e

10

1

1

O 40

1

1

O GO

1

1

PROMIDIO ANUAL 1141.54

1 POIICENTAIE ANUAL DE Cl\ECIMIENTO

O

2

4

G

S

lO

12

lt35-37

'•oaloJ Cuodro 1

Baj11 el gobierno ~onsrrtm4í v 1960 fueron a parat· u la bul'Ocrncia industri~l. contrapesundo todo desarrollo de )a productividad.

En un estudio realizado por la Unión lndustl'inl Argentina, se persiste en computar el cociente entre el aporte de cada sector al producto bruto y la población total del país 1, tomando esos valores como índice de desarrollo económico. La distinta forma de cálculo en este trabajo e.OJcond~ una diferencia conceptual. El cociente entre pr-oducto de un sector y toda la población exprc n In disponibilidad de bienes de e.-;e origen por habitante; en cambio la relación entre producto y persona nctiva CJ.:prc~a la producti~ idnd del sector. Los promedio~ tal como fueron p1'Cscntnrlos en este trabnjo, fueron realizados en su oportunid:ul por la CEPAL :.:, pero éste organismo, ul utilizar estimaciones groseras de la población activa, ofrece cifras muy poco ajustadas a la r'€alida46 y 1954. Este cuadro estú independizado tanto del distinto valor de In producción como del aumento de la ocupación obrera entre los años considerados. Re~ulta evidente que un porcentaje igual de participación en el total en los distintos años, l'ignificn que la l'uma considernda creció en igual proporción que el resto de la industria. Asimi;;mo, pot·centajes mayores o menores de

procc:-H>s no ti'HllHClll'l'en en tiempos sute!'ivos, ~ino q uc ~w HU perponen y entrecruzan entre HÍ, quNiando condicionado el desarrollo de !aH industrias de c-onsumo al fuetie crecimiento de aquellas que las prO\'Cen de equipos y bienes t:~emitcrminados. El desarrollo industrial se protlucl', ntonces, como una interacción enh·e las di!'ltintas rnmns de In industria.

ll

di,·er"o~ apreciar alguno~ Lo::~

E~tos

l

.1

~

I>t')JartamBI o n' 20, jul·set. de 1903. •ua l knor en SocieVeo.se tnmbiEn un (! leulo dad Rural Argent.na, 1 o 1tt A n tal, 11163.

Hornc-io Glbcrt , 1-:t" n

Ban·ollo

IIIJ agi'OfJ!'CIIa rio .-n D c2, n 1, pñg. 115.

/lo 1-: corwrnrco •• . • :pág. 116, cuac¡.:PAL: f./1) dro X\' \ •n c Ulmblén J.'i,tt, OECEI, Atgtmtina, SlntcBiJ ('COl ' ca fl 1 nancie•'o, Ds. As., 1960, pág. 5, que conlienn e Llmntioncs similares.

La integración y colaboración entre las distintas rama.; es In condición que define un aut~ntico deRan·ollo indu~trial. Por ésta razón, para nfilmar que un país está en proreso de in1

P1ot, 111 o• nt iu.a ... , págs. 19 y 20.

2

SI.C'll, Departnmcnto de Estudios Económicos, La Provim·itr d~ lluoaos A ir·e1, Bs. A11., julio de 1961, pág. 47.

extraño que un !!l\ludioso romo Dorfman afinnl! en uno de sus últimos CS(!Iitos que como "es natural", "ln in lustrializnción comienza por lns operaeionn tecnológicamente más sencillas' (Adolfo Dor!man, Probkma8 crttucturcrlrs del dtJJarrollo industrial 11 las polítit"os de promoción, en Co-mercio Exterior, :México, julio de 1963, pág. 481 ) . Si ror "natural" se entiende In acción d~ las íueru.s dt>l mercado indodablcm eato• c&mbio• ea~~ ntre 1947 y 195-1, año é~le en que Fe puso a In altura del promedio ge· ncral.

Asimi~mo, c:om¡JUtunclo el mi~mo cociente para la ranla Alimentos, Debidas y Tabaco, resulta: 1937 : 1.71 11).16 : 1.61 1954 : 1.60

ol perloclo l !l:l7- 46 !;e advierte una gran disminuci6n de la productividad con tendencia a mejorar en los nftos 11iguit'ntes. Esta rama disminuye su pnrticipación en el total de In producción industrial dto~de 3!1,1 '7o en 1!l!l7 hasta 29,2 % en 1954, u sea que el 1 O ~~ do la producción total pasa a ser aportarla por otrofl sectores. Una de las causas de la disminución relativa de la productividad de ésta rama es la aparición de nuevos sectores industriales (textiles, químicos, madera), instalado:; en planta'.! modernas que aumentan la productividad del conjunto. disminuyendo asi la diferencia con Alimentos, Bebidas ;· Tabaco. 1-~n

e

Después de 195.1 num~ntó In extracción de petróleo y gas. Jo:stc último combustible ha producido una renovación en las fuente~ encrgt!tieas de varias in· dustria~, especialmente en las zonas atravesadas por los gasoductos. Jo:s difícil todavía cuantificar su influencia en la Jlroductividau industrial, pero ai resulta interesante t') ht'cho de. que su uso se registre. casi a.xclusivnmroductividad de la indu=-tria loen! con la extranjera, nada mejor que citar a los propios industriales nrgentinus. En 1919, decían: "La industria metalúrgica argentina suhsilüc corno resultado de un absurdo -la fnlta de divisns- que aun¡ue nos oprime n trnvés de In e~ca11ez y de los nitos precios de las materias Jll"imn~, n;,s saha, al mismo tiempo, impidiendo ntll'Slrn extinción ]>Or la competencia C}:trnnjern'' 3• Catorce m1os despué!', en 1963, la industrin nrgentinn expor~'l algunos productos, pero sus costos no han cnmbindo en sentido fnvornble. En efecto, el má'.1>ortnr In industrm argentina en 1963 a lcanzaría a 100 millones de dólares •. Comparado con los ocho mil millones u q ue equivale In producción total de la industrin, aquella cifra representa el 1 e• . Si se acepta, en vín de hipó:: ¡.;¡ Oroni.!ta Comercial. Ba. As., S de nbrll de 1963. a DeW1rnei6n de In Cimnro Argentina de Industrin.s ?11etnlórgleas, en P.c.vkw o/ the Rartr Pinte, B~. Aa. junio 24, 1940 De los cuales In mitad corresponde a azúcar. Comi· t si6n Honoraria de Rc.aeUvnd6n Industrial. lnfomi• 6obrc la induatria A rgcntina B11. As. Setiembre 1963, pág. 37.

C¡·ecimicnto ti

Estam~amicnto

17

de la Producción

tesis, que toda la c."portación industrial se vende en condicione:: de libre competencia internadona! en precio y calidad; y si se supone, siempre en vía de hipótesi~. que una parte sustancial de la producción de las fábricas exportndoras se vende en el mercado interno a igual precio que en t'l c.xtedor, todnvía así subsiste el hecho de que la casi totnlidad de la industria argentina sobrevive nl amparo de la muralla aduanera.

En verdad, lns superganancias monopólicas de la burguesía industrial no ''acrecen" al pals, excepto que se entienda por tal a la familia Di Tella. su Holding y su Fundación. t:sa masa de beneficio extra mantiene y recrea en nuens forma!' el atral'O del país al ser invertido por Já burguesía industrial en: a) La compra de urticulos suntuarios (que

originan cunntiosas pérdidas de divisas para el país).

"El promedio ponderado de incidencia teórica de derecho;. aduaneros y otros gravámenes de tfectos eermite obtener éste último dato en forma directa. Hay, sin embargo, hechos aislados que permiten orientarse acerca de la concentración industrial: en el Gran Buenos Aires, por ejemplo, 130 establecimientos induHtriales consumieron en 1961 el 38 )"'r del total de la energia Yendida a la industria en e:::a ;~.ona ~. Los establecimientos más pequeños -entre 10 y 25 obreros ocupados- duplican las cifras de obreros entre 1946 ~· 1951, y aumentan sólo un 11 7t entre 1946 y 1951. El grupo de estahlecimienlo!! que ocupa de 26 a 50 obreros señala el mismo fenómeno: crecimiento entre 1937 y 19-16. estancamiento entre 1946 y 1954. Por su parte el scctot· que agrupa los establecimientos con 50 a 100 obreros es el único donde se nd\'icrte una disminución absoluta del número de establecimiento:; tanto como del número de obreros ocupados. El cuadro 5 se ha confeccionado para comparar el crecimiento ele los distintos grupos de establecimientos. Se advierte fácilmente que el mayor incremento se produjo en los establecimiento~ más pequciios: en el grupo que ocupa de 101 a 500 obreros l'l aumento es mínimo y repunta entr(l los gr~mrles establecimientos. Este

t

llfcmol"iu

,¡,.

RJ.,'GHA,

tino::~.

30

CUADRO 5

El7JCI"Immr.ntc 71rcdomi1do ele Alimentos, Bebida$ y TolJaros t 11 el total tlc In ¡¡rodtu·rión, tet•c.la el estancamiento de la iw:lust1'«z argentina etl un 71Íl'f'l 7n-imario de aolll(•ión.

A decir verdad, muchos establecimientos de más de 10 obreros no tienen maquinarias adecuadas, carecen de la más minima organización de la producción y su productividad está muy por debajo del promedio. Sólo un estudio más a fondo permitiría a:-;everat· hasta qué punto esos establecimientos no Hon otra cosa que grandes talleres arteRanales. Un informe técnico responsab1e afirma que "La reticencia para modernizar continuamente las técnicas y aplicar'las normas más avanzada~ de racionalización, tanto administrativas como de producción, se traduce en métodos fabriles uhn~ados y aún en el mantenimiento permanente de una capacidad de producción oc.:iosa. T•ln años rt!cientes, en que la uroducción tenia demanda amplia, técnicos especializadoR hnn calculado en un 35 ~~ a e¡;a capacidad ociosa en la inclm~tria manufacturera" 1 •

19

t'jercicio 1962.

ESTABLECIMIENTOS CON MAS DE 10 OBREROS CLASIFICADOS SEGUN NUMERO DE OBREROS OCUPADOS



l'-.cala dl' ocopadón

-

10 a

25 •• ' .••

26 a

50 ......

ill a 101 a

1

!

Año 19U

Porcentaje

.uobl~....eos-

1



Año 1937

Porctntaje

Afio 19U

_

Nro.-o ...

• .,t-3b... le.t.ftlos 1

Porctlltaje

___;;...-----

53,9

7.153

55,6

8.097

57,6

1.524

22,2

2.847

22,2

3.010

21,4

100 ......

813

11,9

1.548

12,0

1.530

10,9

500 .....•

708

10,4

1.154

8,9

1.199

8,5

501 a 1.000 ......

65

1,0

110

0,8

146

1,0

....

4!1

0,6

64

0,5

88

0,6

TOTAL .... .

6.811

100,0

12.876

100,0

14.070

100,0

.Má:-~

de 1.000

_IXDICE .....

3.658

1

1

lOO

190

~ "---~ -

-

__..!.1_- --:.... -

207

Porcentaje de-l totnl de e~>l ab!t>cimll'ntos

cf'nt;ados

14,5

14,9

9,3

ESTP C"t ADRO UEnt: L.l Elt.~c A:-1: En 1937 exlotlan 8.6$8 ftltabl...-imlOnden al ru-

---

-

-

DE LA

I~OUSTRIA

MEDIDA POR EL NlT~JERO DE OBREROS OCUPADOS 195.j POR f'l F!IITO

l

100

(lndice del nlimero de establecimientos

1946

Escala dl' ocu¡1acióu

1

100,0

80,7

lfasta 10 obreros .....

bro Tierra, Vidrio, Cerámica y 9 eran talleres de ferrocarril. La mitad de los grandes establecimientos exi~tentes en 1937 perteneoían a. industrias que cabe denominar "tradicionales": textiles, alimento~. tallercR de ferrocarril. En 1916, sobre 174 establecimientos con más de 600 obreros, 35 pertenecían al ramo de Alimentos.: . : •13 a TcxtileR ... : las Imprentas eran 8 y 8 trabajaban con Tierra .... Es decir, la proporción de establecimientos "tradicionales" seguía :-;iendo la misma que en 1937. En 1!>54, para un total de 251 e!'ltablecimientos con más de 500 obreros, había 57 correspondientes al ramo de Alimentos . . . ; 53 a Textiles; 11 pertenecientes a Tierra~ y ·1 eran Imprenta~. La proporción de e~tablccimientos "tradiciona· les" Re mantiene con~tante. Sin embargo, en 1!)51 aparece ya con cierta importancia entre los grandes establecimientos la rama Vehículos y Maquinaria con 42 establecimientos, de !os cuales quedan 33 descontando los talleres de ferrocarril.

lla

De

1

25 obreros

180

336

195

220

186

197

30

De 51 a

100

,

1!)1

188

De 101 a

500

,

163

170

De !'>01 a 1.000

,

170

225

:\lfts de 1.000

,.

148

201

:-

Todos los estableci,nientos

"

-

1 1 1

ti~

1

1

1 1 1

1

1

1

1

190

207

1 1

{

1

1

ClJAilliO Dl UE LEr.RSF. A BII

Cun trln1,.,.. 1946 cl a 33G.

1 1

l O A 2S OIRtROS

195
Obreros por est ableemif:'nto

-

1!)35

-

1

-

Participación en O,ur::

ot. lo

'

.

'1-:n IB!U nbtl•n 24.29> N'tabl«i 1 too 1 d rroclurldoo I'Or la indlUlria 3' "'oc~ban" :,~~ri"i~""~::::~,::

.:'br!:::._t~:.~~.,!~ZG.

Eioo ntableclmlentoa aJ)OrtabaD

~~~

La información censal indica el año de fundación de los egtablecimientos, permitiendo estratificarlos según su antigüedacP.

cos, los ta'let·es ue ferrocarril y los ingenios azucareros. ramas que se pueden denominar tradicionales en la industria argentina.

~. nrAIIRO ORBE LEF:RSl: ASI; I'WOS

9 . No se a jus ta a los hechos la afirmación de (¡ue la burgues ía industrial argentina es el producto de un a1uvión de pequeños talleres nacidos durante la seg unda guerra mundial. Lo~ establecimientos fundados a ntes de 1935 aportan el 5·i r., de la produ f¡mdaclvr ar:tn dr. 19211 En éste grupo están incluido~ los frigorüi-

8 , 6 ,., ;o

31,1 %

'/'o

En los años transcurridos hasta 1951 -último para el que se dispone de dato:;- el número de establecimiento!> pct1enecicntcs a sociedades anónimas llegó a 3.27:1 que ocupaban el 33,7 ~;) de todos Jos obreros, y aportaban el 12,2 % de la p1·oducción. No se dispone de datos que permitan establece•· a cuantas emprel'H!> pertenecen e~los 3.27¡3 estnblccimientos, pero nada hace suponer que en 1954 la concentración fuera menor que en 1037. Adem:ls de la::; ~or:edades anónima.:; existe otr a forma de propiedad industrial que mer ece ser mencionada. Se trata de las empresas industrialc:; del Estado. En 1954 pertenecían a este ~rupo. el 0,7 '~ de lo,; establecimientos, que ocupaban el 12,7 r; de los obreros y apor taban el 10 'fn de la producción total. La productividad de los establecimientos estata~es e:; menor que el pr omedio de toda la ind ustt·ia. En cuanto a su tamaño. las industrias estatales tenian un promedio de 124 obr eros por e~tahleci miento frente H un promedio de 109 obreros en lo::~ establecimientos pertenecientes a sociedades anónimas. Entre los establecimientos estatale,; figuraban , siempre en 1954, Jos talleres ferroviarios y el grupo DIXIE.

de cada lOO

1

So observará que lo>< datos presentados en los cuadro~ contienen diferencias. En la tstadistiea de 1937 por ejt>mplo, los establecimientos fundado:> antes de 19::!0 son más que los indicados Por el censo de 1935. E,to, errores pueden estimarse en un 10 'lo, r para los fines del ;presente análindo de lo~ mismos cen~os industr iales. En la Rtwut4 de la. Unión Industr ial Argent ina (N9 17, noviembre diciembre de 1962) afirma que: "el grado de motorización y el de clectromccnnización llegó en 1935 a un coeficiente de 5,32 y 3.09 I'C3pecti,·amente, valores éstos que no han sitio superado s ni igualad os hasta el presen te". Vale la pena consid erar el proceso median te el cual el D1·. lltartel letti llega n esto~ resultado~. Para ohtenc r el grado de motorización industr ial, .;urna In ¡>Otencia instala da en la indnstr in manuf:u•ture-

11.6

1

3. El crecim iento indus trial argen tino coincide con un progresivo deteri oro de la producción por obrero .

1

CUA DRO 12

EVOL UCIO N DEL INDJC E DE F.U;CTRO .\IECA~IZACION INDU STRIA L

mnnu fnetur era mejor ó su índice de electr omemtncl ón 1 lo cual eviden cia una cierta moder nlr.nclón ele! parqu e de maqu inaria s (cuad ro 18). Esta mode rnizac ión alcanz a su punto más nito en 1946; luego cae levem ente hasta J954, debido a que la cantid ad de motores e~éc­ tricos aume nta propo rciona lment e menos que la de motor es primarios, posiblement e en virtud de las restric ciones al consumo de electr icidad 2• Las ramas de Metales, Vehíc ulos y Maqu inaria y Apara tos Eléctr icos, por HU impor tancia estrat égica en un proceRo de indust rializa ción, merecen un comen tario especial re¡q1ecto a su mecanización. Según las cifras que prese nta la CEPA L :., esas ramas aumen taron su parqu e de maqu inaria y equipo en tres ,·ece~ y medio entre los años 1946 y 1!>56. Como el produ cto de esas ramas no llegó a dup1icnrse en e] mismo lapso, su produ ctivid ad, defini da por la re!ación pr oducto maqu inaria y ,·ehiculos exi:;tentt!s (exC'Iuvendo autom otores ) pasó de 2,54 en 1946 a 1,19 en 1955. Es decir que la mecanización ele ~sas ramas se ha produ cido junto a un cada vez peor aprov echam iento del equipo instala do, con el result ado que la produ ctivid ad dismi nuyó a la mitad de lo que era 10 años antes. Las cifras que utiliza la CEPA L no se caracteriza n por su confia bilida d pero su empleo se conRidcra lícito en este caso. pueR indepe ndien . temen te de su ,·erac idad esos valore s reflej an b'en la tenden cia que ~·a ~eñalaron los dato~ del Censo Iudus idal.

29

Energ ía. JI cea ni;;ación "C~ 1946 •n

37

15

19t 6 Etdtera . • dlem 1nue16• eon una t.

pamie nto más o menos simul táneo e~ todos l~s sector es de la economía. En Argen tma o~urr:ó precis ament e lo contra rio; en un ~ecto; t~n basico como la produ cción de energ1a .elect nca s.e asistió a una aceler ada obsolescencta del eqUIpo; parale lamen te en el s~ct?r transpor~es otro de impor tancia e.strateg1ca para la mdu~­ tria1ización -se desart iculab an los ferroc arn-

www.ruinasdigitales.com J , que ¡·ucdnn malame nte con un equipo rodnntc \ ctusto -sobre 90.000 vagones de carga, 80.000 tienen más de 30 años-- encima de una 'fa quo requiere ser renovad a en más del 60 % de su longitud. Por otra parte, la red caminer a, proyecta da y construi da en la década de los treinta, no recibió otro agregad o que veinte nitos de uso r desgaste continuos. La energía intervie ne directam ente en el proCc.>~>o de producción y las trabas a su buen funcionamiento determi nan aumento s del co.,to industrial. A su vez, la precarie dad del sistema de transpor tes es causant e de atrasos, dificulta d o imposibilidad de circulación de materia s primas, bieneH termina dos o persona s. En conjunto, todos esos inconve nientes afectan el volumen de producción por obrero 1 • Por lo demás, otro factor responsable de la caída de la producción por obrero, la acentua da vejez de la maquina ria industri al, no pudo ser compen¡:;ada mediant e una mayor explotación del obrero, debido al fuerte poder de negociación de los sindicatos. Estudia ndo el periodo comprendido entre 1914 y 1935-38, señalaba Dorfma n que la mecanización había aumenta do tres veces más que la mano de obra, pasando la producción por obrero de lOO n 175 y la motorización de 100 a 320. Entre 1937 y 195-1, en cambio, la motoriz ación aumentó de 100 a 137, mientra s que la producti vidad (producción por obrero) cayó de lOO a 83. Compar ativame nte al período analizado por Dorfma n, la industri a argentin a, en cuanto n su mecanización, ·quedó totalmen te estancad a pese al ligero aumento en la motorización que se advierte a partir de 1937. Todo~ los adelanto s reales en el proceso de industrialización tu\·ieron lugar antes de la década del cuarenta . Luego sobrevino una continu a caída de la productividad en medio de un índice de motorización comparativa mente estacionario. 4. El indu~trial argentin o tiende a compen sar su ineficiencia saturand o los establecimientos con maquina ria importad a. Es h:íbito entre los intelectu ales y políticos antipero nistas, criticar al gobierno de Perón por no haber importa do maquina ria con las divisas acumula das durante la guerra. A decir verdad, gran parte de las divisas se inutilizó en importa ciones superflu as y en indemnizaciones

- - -

-

Ficha.~. Abril196 1,.

increíbles por los servicios públicos nacionalizados. Pero desde el )lunto de vista de este trabajo cabe :miialar que la importac ión masiva de maquinaria -sueño dorado de los industr iales1-lignifica la forma más parasita ria de enfocar el aumento de la producción industri al. En este

GRAUO l>E .\JOTORIZACION flf' ORHF.RO

DEJIIVADOS !i[L ;>[TF.OLEO

PAPEL Y CAliTOtf

oumrc.\

Las ­ ptednd soctahsta" no es smón1mo de "socialismo". En la URSS -Estado Obrero deformado- existen rela-ciones de propiedad socialistas, pero no una sociedad socialista). Tal es lo que ocurre en la URSS y China. En resumen: transformación de la vieja estructura cconA ItESPECTO A LA NORTEAMERICANA

. Año 1937 Año 1954

1La

producción imlustrinl por obrero en la Argcnüna ea

1

La producción industrial por obrero en la A rgentlnn es

R.-s11ltado

1

4,5 veces meno,. que en Estados Unidos 1 !l 'cces menor que en Estados Unidos 2

La inoustrin ar·gcntina está ho~· ¡·c~pecto a In indusll'ia norteamericann dns veces más lejos que hace 26 niíos.

La pseudo indu~trlalización de Argentina -como la de todo~; los paises atrasados- presenta características distintas, y en última instancia opuestas, a las propias de la industrializació n. Por sobre todo, se realiza sin modificar sustuncinlmenl e la estructura social del país, y los desplazami(lntos a que da lugar dejan en pie las antiguas relaciones de propiedad y entre Ins clases. La pscudoi1ulust'l"inli%aci6n 1w subvierte la 11ieja rstructura, sino quP. se inttcrtn rn. ella. Esta peculiaridad, que constituye la ~sencia de la pseudoindustria lización, manifiéstase medi11nte multitud de fenómenos que se presentan de diversas maneras en distintos pa!>'e~, pero pueden reducirse a una serie de aspectos económicos, que caracterizan el proceso de pseudo industrializació n diferenciándolo, también en términos económicos, de la verdadera indu~trlalización. En efecto, los rasgos tfpi· cos de la ps~udoindustrinli7.ación se presentun no sólo en Ar~tentina, sino en todos los pafses de América Latina que tienen algún grado de dc~rrollo industrial (Brasil, Chile, :México), en Asia (India, China antes de 1949). en :'11edio Oriente (Egipto) y en Europa Oriental (Polonia, Yugoeslavia, hasta 1945) y, en fin, en la Rusia zarista entre 1880 y 1917. Enunciados analíticamente son: a. No aumenta la composición técnica del capital social. El crecimiento industrial se realiza :fundamental· mente en bolle ni nument~ de la mano de obra y al agotamiento de las instnlacione,; disponibles. b. No se de~arrollan plenamente las industrias básicas, que producen medios de producción, ni las fuentes de energía, ni los transportes. c. La productividad del trabajo no aumenta mayormente, los cortos l!On elevados y baja la eficiencia. Abun· da hasta predominar la pequeña producción escasamente mecanizada y antieeonómico. d. El crecimiento de la producción de artículos de consumo sobrcpa~a continuamente el incremento en la producción de medios de producción.

La agricultura permanece estancada y no se tee· nifica. Estos son los principales estigmas que acompañan el proceso de pseudoindustria lización de Argentina -como de todos los paí~es atrasados- y dan la pauta de su raquitismo estructural.

Pero t~dos esos aspectos econ6micos de la pseudoin· dustrializnción no son sino manifestaciones rie la característica esencial de la misma, a saber, la permanencia de la vieja estructura social, de las viejas relaciones de propiedad.

CO:\TRACCION DE LA TASA DE CRECIMIENTO DE LA I ~DUSTRIA ARGENTINA

lrtdlee clo

Motorbaeión

Evolución 1914/1935-38 Bvolución 1937/1954

o •

..... o

•••••

1

-

J ndlte de Pr odu~ tlón poT obruo

.lfás 220

Máa 76

Más 37

Menos 17

r •"· .~ :-11'

Crecimiento anual 191(11935-38

/llás 9

JI/á• 3

Crecimiento anual 1937/1954 ······•·

Más 2

Menosl

.....

t.

1

Dor!man

ETOiareducción alcanza das en los paises de 11lto desarro llo" ~4. ·

Sl1'UACION E"' 1956-1963 Año 1961. "Se estima qu.e entre r.l 70 (-e y el 80"/"' de las máquin as del conjun to de nuesti'o complejo induatrial cuenta con más de 20 afi•lll de trabajo . Está obsl mal apro,·echamiento de la mano de obra y las demñs deíicicncins ~eñalndns "La incidencia de la!': empresas del Estado en la· cconomí~ en general, y en particulnr en relación a la in_du.stna_. es enorm,•, JlUCS t!S manifiesto que los costos m_dus!~lalc.s están ~un~t.it u idos l•n gt'lUI parte flor la gra· VJtaCJOII dtrl'.cla o lllUirCN AGROPECUARIA

cfedos el'Ct'IOS 1:0.01>1 ~TI!I.\L

...,...,. . . . . ,

Tlulu~trializacióll y

Año 1963- Los toslos industriales argentinos no aon demasiado altos ''si se compara nuestros costos con los de paises como Chile, Bra11íl y aún )léxico''. Sí son ~emasi~do altos :·si ~e los compara con los de nue:;tra¡¡ mdustrias ag-rartas o con las industrias manufactureras de los paises altamente pvolucionados" ~7. Año 1963. "Se ha formado así en nuestros países una estructura industñal prácticamente aislada del roundo exterior. Las prohibiciones y restricciones 'a la importación) han tendido a transfonnan;e en aran~e..~. Pero ~sos aranceles han 1·esultado sumamente exagerados, sm duda -en promedio- los má:i altos del mun· do: no es infrecuente encontrar algunos de má• de . 500 ~··as. Año .1~63. "La iniciativa indi\'Ju~;~al no ha de expreaarse umcamente en el establectmlento de nuevas i• · d~strias Y la ampliación de las exiRlenti'S sino tnTII· b1én en _In intcn~a ulilización del escn~o cápital. Esto es esen~Hllmente un problema de hombres, y de hom· bres e!Jeaces. La ¡wotección exagerada no estimula a formarlos y utllizal'los. A menudo se emolea deficien· temente el equipo productivo, con un rendimiento ínfe· J·ior al de paises de m!'c~iano n'lldimicnlo industrial que no de elevada productlVJdad. Influyen en ello varías ra· zones: !n ~r·ga!'ización de In planta industrial y el siate~a lhs_lnbutiVo. de lns taJ'('n,C, sobro In ba~c de la propiedad privada deo lo:~ medlos de produt'ci6n los países atra!tado$ no pueden dejar de l'erlo. lli~orciado el capital del desarrollo de las fuerzns producllvn.rovincialli. Son SO mil kilómetros cuadrados. Tan r~ólo 5 familias tienen nuís de 1 millón de hectál"l'llS. Io:n Santa Fe, entre una em11resa extranjera y meuia docena de familias terratenientes poseen 256.000 hectárens. En Córdoba unn sola familia tiene 116.000 hecta"•ns, y 125 familia.~ usufnrct\inn el 25 '.é de las mejores tierras. En la Pumpa una sola compañía tiene 200.000 hectáreas. En el lejano Sur U!O,J ¡JerSonas poseen tanta tierra como tienen en tot:ll Italia (310.000 kilómetros cuadrados}, Bélgica (30 mi kilómetros cua· drarlos) y Dinamarca (38 mil Jólómetro~ cuadrados). nos compañías tienen tanta tierra como Suiza y Bélgicu l"cunidas o, El G 'i~• de los pl·opiE-tarioR pon dul!!ios del 7:l •;;, de In ticrm. !\rientraR que 160.000 ehMn•·eros sólo disponen de 1 millón y medio ,¡~ hectá•·eas, 2.100 terra· tenientes tienen !i3 millon('s v medio tle hcctt.reas. Consccn~ntemente, sólo 36 de cada 100 chat'Jtreros son propietario~ de la tierra que trabajmt, siendo el resto arrentlatnrios o aparcerog, Ademtís, el 1 % por ciento de los propietarios de vacunos l)I)See el 43 '1c de todo ese gann1io, y el 5 o/Cn...,n mu del 78
Las Inver sionC!) lmpe riaHst as en la Indus tria y ~ Desa rrollo de las Contradicc iones Capit alist as Al inver tirse en la indus tria local que pro. duce para el mercado intern o, el capit al f~n~n­ ciero no hace sino agreg ar nueva s contradiCCiones a las much as que desg arran el sistem a capitali sta mund ial. El capit al imperialis~ invertido en la indus tria argen tina se conv1erte en defen sor y propu lsor de la pseud oindu strial ización y se traba en lucha con la indus tria metropo litana connacional que le hace competencia. P ara defen derse , propu gna traba s aduaneras o de otra indole a las impo rtacio nes desde las metrópolis r puede entra r así en abier ta colisión con 1~ políti ca comercial de aquéllas.

www.ruinasdigitales.com Fichas, Ab1il 196~

1 1 um t•nr esas y similares contradicciones ~ocndas por la exportación de capital para d m strnr, por reducción al absurdo, la impoA bllldnd de que el imperialismo levante indust rla n los paises atra~ados constituye una de l18 modalitladc." miis sutile~ que reviste la apoogética del imperiali!\mO. Se dice, por ejemp!o. ". 781. 11 AltJ•odro Bunre. Una Nuen Artrtntlna (Guillermo Kra.tt, 19•0) p. 2119. l!l Carll>a ~!o)ano t.le,..na Arawtlna S""lal y Ero!l6mi 397, 13 nnrrman. t:•olutlón lndualrlal, • "' 138. 14 Unrtrd .SI\llona, DPrArtmf'nt of J:eonomi(' Af!airs, European !'ltool TrrnciJ. 16 )ltmotla del llanto Cefttl'al. 19·1S, p. 3. 18 Mrmrl.o d•l llaneo d~ Crédito lndustr!RI, 1917, p. lt. 17 l.a :"ii,"8nadt-ru.

Jo:tcH~rA.

:L Análisis de una muestra de 100 directorios de Sociedades Anónimas

Procesar la ma11a de datos corre!'pondie ntes a 43.000 directores y 10.000 S. A., es en verdad engorroso y llevadero de tiempo. Por ello, en vista de las limitaciones materiales fijadas por el aquí y ahora de la im·estigación, so optó por t rabajar sobre una muestra aleatoria integrada por los directores de 100 empresas seleccionadas por sorteo al nzar simple.l l'at·n lo~ fines raron indistinto~ e inl;(>rcambiables a los distlntns miembros del directorio, ya fueran prcs!dcnll.'s o síndicos suplente:>. Por otra parte, s tempre que se habla de capital, debe entenderse capital suscripto. :l . l . La composición de los directori~ de las sociedades industriales evidencia estabi,1idad a través de Jos años. En las grandes firmas por cada 10 directon~s adYenedizos existen 8 directores clásicos A los fines del cotejo entre los directores de E>Ociedades anónimas que aparecen en las Guías estudiadas, fueron denominado:; "cl:tsicos" los apellidos que figuraban ya en la guía de 1946 l

Simple random samplinlf.

www.ruinasd igitales.com

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Fichas, Ab-ril 196.+

CUADRO 27 LA MUESTRA DE CIEN SOCIEDADES ANONIMAS CLASIFICADAS SEGUN ACTIVIDAD, CAPITAL Y AÑO DE FUNDACION l'erludu d ..

-

Capital auscripto ( $ de 1960)

Actividad

!\nh-s de 1945

fu11 daei ón

Entre 1945 r 1955

TOTAL

Entre 1956 y 1960

.....

4

1

2

7

Sociedades industriales Entr~ li y 20 millones .. .

3

6

5

13

.....

5

• 3

18

26

Más de 20 millonc

:\fenu~

de 5 millones

-

Más de 20 millones .....

-

1

1

Sociedades comerciales Entre 5 y 20 milloneg ...

2

4

3

9

Menos de 5 millones ....

4

7

14

28

Más de 20 millones .....

1

1

2

Sociedades agrícolo-ganaderas ............. Entre 5 y 20 millones

...

-

2

1

3

Menos de 5 millones ....

-

1

4

5

-

Más de 20 millones .....

Otras sociedades

-

..... Entre

-

5 y 20 millones ...

Menos de 5 millones .... TOTAL

1

-

1

-

7

19

25

eh'TE CUADRO DEBE LEERSE ASI:

l

35

10

-

-

-

46

1

1

8

56

10(}

9

100

De lo• 100 eoeledlldes de la mul'l!~ra. 46 c,..n lndootrialea. tmienao 7 d~ •11"• mll• d• 20 millonea de p ..qe de capital. De ••aa 7 oocledad•. 4 tueron fundodiUI &nt.. dcl año 18~5. 1 •ntre 1045 7 1965 7 2 entro l06G 1 1860. Eteét......



y "advenedizos'' los que recién aparecen en la guía de 1960. "Dudosos" fueron denominados aquellos directores que en razón de sus apellidos (González, García, etc.) resultaron de difícil identificación dentro del aqui y ahora del trabajo. Y bien : las cien empresas analizadas cuen-

tan con un total de 743 directivos, de Jos cuale!l 165 clásicos (el22 %), 482 advenedizos (65 por ciento) y 97 dudosos ( 13 7o) . Vale decir un empresario clásico por cada tres advenedizos. De las 100 empresas analizadas, sólo 19 (o ~ea 1/ 5) fueron fundadas antes de 1945, pero en lns mismas cien empresas la pt·oporción de uircctorc.s clásicos es más alta (1¡3). La dife-

rencia entre ambas proporcione:~ permite apreciar, además de la estabilidad de la clase empre¡;aria argentina clásica, su participación en las nueva~ empresas.

ACf.RCA DEL AUTOR. GWJtavo l'oliL .. prof•or de l'IIAtemitleaa .-z,....ado de la Unl•ersldad Naeional de J,a l'lala. Dodl~aclo a ¡,. estad!•· tiea. ••i~tló 1\1 lowa Stote College de &tt~dua Unidos para un tados oscilaba enlrc los 40 y los 60 años, y considerando que los padres vivieron sus aiios de estudiantes a comiCil'Zos de siglo, la diferencia entre ambas generaciones es más bien pequeña y en todo caso menor que la mera diferencia atribuible al aumento general en el nivel de escolaridad. De modo que --en la medida en que el monto de escolaridad puede tomarse como índice del nivel alcanzado en la pirámide social- no exis· te evidencia de que los actuales grandes empresarios hayan ascendido desde un peldaño más bajo. Todo indicaría que heredaron una posición ya alcanzada por los padres. Por otra parte, las ocupacionE>s de los padre& de nuestros 27 ejecutivos es también indicativa en el mismo sentido: lnd ustriales .......... Comerciantes c:ir que las rd ac:iones entre la estructura agropecuaria y la indul'!l rial son n1t41mente complt!jas por el gran número de elementos que incluyen. A11í, podc>mos dHIIs l'conómicoa entro ambos sectores. Enumeramos algunas de las razones de C$tn incompatibilidad: Bl intt>rés del sector agropecuario es: 1) La importación de productos elaborado:~ de los paises compradores de mnteria prima para evitar sus represalias sobre nuestras exportaciones. 2) E\·itar el desplazamiento de mano de obra del campo n la ciudad y la competencia de salario¡ con la industria. etcHern. • ••

El interés del sector industria] es: 1) Importar lo mfnimo e indispensable: materia prima no e.xistcnte en el Pllb, productos elaborados de .fabricación extranjera, I!Otnbustible, etc. 2) Mediante alto~ sala rioR atrner lu mano de obra del sector p1·1tnnrio a In industria. Etcétera. A partir de la exiat(.'ncia de esta incompatibilidad de intereses económicos, que pn lo ~ucesivo llamal·cmos variable 1, se desprende que la actitud de la UIA de· biem ~er de ho!!tilidad hacia el otro Rector. Consllltados los Boletines de la UIA desde su fun· dación hasta la nctualidnil, pm·11 dctel'minar aproximadamente si el comportnmit>nto hacia el otro Rector eorrespondla a la hoslilidad que surge del análisis anterior resultó que no se cumplió la expectativa, pues la actitud encontrada fue de carácter armónico. Era prccJso Introducir nuevos !!lemcntos para mejorar los instrumentos de análisis. Se agregó uno nueva variable de contacto 11ocial. Esto significa tomar l!n con~ideración: a) la pertenencia de los miembros de la UIA a en· tidades representativas del sector agropecuar io (por ej.: SRA); b) la pertenencia de los miembro>< de la UIA a otras e_ntidadP.s donde j)artiripan numerosas pel'BOnas del otro sector; e) la participación de lo11 miembros do la UIA en los dos tipos de actividades: iudustrial y rural. Esta relación se comprobó empfricamente. Por ejemplo, diremos que un alto porcentaje de socios de la UIA es a la vez miembro dt> la SRA. Esta nueva variable -que llamaremos 2-- introducía una dificultad dentro de nuestro aparato conceptual, porque entraba iFRE"'JTA)IIE.'iTO" Esta variable implica el enfrent...miento de interet~es económicos entre Jos sectores agropecuarios y los i.Jl. dustriales. E sta posición es compartida por distiDtos autores. L.\ VARIABLE "OO~TACTO"

t:nl6n l nd uatrlal Araentlaa. Sodts habitua l encontl'llr refer_enc1as concre~ a esta variable, y no hay con,censo co!Dun sobre su existencia, fue necesario Investigarla cmdadosamcnte. El método seguido fue el siguiente: 1) Se tomó como universo de e~tud io los directivos de la UlA (consideramos que de una manera u otra los dirigt>ntcs representan !as ~~.>n~enciae más impo~tcs desde su fnndac1ón .. de los .miembros de la m"lltuctón) hasta 5U intervención en 194.6, consltlt'rundo como taJes: Presidente, Vicepresidente 1~. \' icepresidcntc 2 , Se· cretario, Prosecretario, Te~orero, Prowsorero y '\'OCA· les titulart's. So excluyeron los vocales suplentes, y delegados titulares y suplcntrs de• las distintas eámaras ::!ederndas. 2) Se 1't>ali1.ó un estudio biogrófi.co, t;onsuh.ando ex• haustivumcnte todns lus !uentc,.q extstcnh.'S, y se traló de detE>rminnr 11i hnbia rclncione!l entre l'.l!bo!l diTectivoa y el seclor ul{copt•cuario1 esJ>ecialmcnte In SRA. Se obtuvieron dalos biográficos del 28 '7o sobre el total de dirt>ctivos ma son las ra en su trahajo (=): "lI'\fi F.~TO ~ECUJI)O

PAR A 1, \ E LECCIOS

DEL M.\TE JU .\L Aplirlal que nos mte· . . l't.'SA.bll, aproxipnmera nuestra que notar hnC'cr Conviene mación al mateñnl fue hecha si.n nin8'1:lna conceptua· lización teórica previa, lo que hJZo posrble no ~l~tor­ sionar los contenidos con categorlas demasiado r1g1das. Luego de una prime1·a leclm·a rápida del mate~ial, l;C tomó nota de aquellos párrufos y frases relaetonados con ciertos tcrn1111 muy generales: leyes de arlunna, a~­ utud hncia el sector agropecuario tn genel'lll y hacia SRA en particular; grupo~ cx.tra-ugroPI!cuario.s, .tales como importadores, comerciantes y otl'as nsoc•nctones de la producción. Luego de la ltJCtura Jo e11Lc mnterinl fe ordenó .lo relaclonndn miis estTPl'hnmente con lo~ temas antenorc.s, espccialm~nte con lo relativo al :lector ngropecua· . rro HRA y leyes de aduana. Óe eslt~ ordcnnrión ~e pn~ó a fil párrafo o l'rnso quo interesal>~. Luego ~e 1·euni('l'OII las fichas con contcmdos smulares hl\jo l'Ubros explicalivo3 que los abarcaran. Los "rubros" trntahan ele rl!llponder n distinl:ts preguntas sohre la rebwión enl1'0 los sectoi'I'S agrop1.'eua1ios Y la industria llEL Ai:\J\J, lSIS Como expusimos nnteriormt'nte de la lectura de los Boletines de In UIA surgieron claramente nctitu~cs muy regulares bada la SRA y el sector agropecu_arJo. Su analisis nos Jll!rmiU6 cxpllcnr estas actitudes por medio de las ..-ariablcs 1 y 2. .F.nlonccs surgió el problema de explicar el. modo efi~ que esas actiludr.s se rcl'lcjaban en el matena} ya chado según rubros. Se tomnron dos cate~r_1as que corre.spondlan n la forma en que U!A pcrc1bra y actuaba respecto del sector agropccuano. Establecimos nsi 4 for·mas de JlCI'ccpción y 5 formas de acción. C \ Tl~GOJ! I \~ Ge-nftal Ec-nnómka, rletJtj11ada a lnolhidoall~ar ,t~ ba cien r,mpreeu arg~ tin111 lllll.t huporta•~tDt IHUa (·1 Jll'lf•. (IUC'U~ta C2'h('(lrn4.'n('lft.,Ja nvr la NI"Vitta df' la C'f'nfederación

Secto1· iwlnstl"ial y Sl ctor Aurupecutwio UELAC IO:\ E:\TRE LAS VA1U.\BLES Y LM; FOR~I AS DE ACCIO:\ La relación entre UIA y SRA y los sectores agropecuarios, s~n nuestra hipótel>is, suponía dos variable!! di!l!nmtcs. U na se refería a contacto social e implicaba armonia ,. amistosidad entre los grupos. La otra en· !rentaba '!os intereses económicos inc·ompatiblcs de los gr·upos \' Cl'l'abn e t·egis-

5!1

En el e."Ctremo negativo del continuo (Extremo con:flicti\'O) tenemos un !!Olo caso, ocurrido si¡:-nifieativnmentc en el año 1!>30: l'errl'poi6n

Fonua d~ Acci•in Acusación: T..os sectores agropecuarios agropecuarios ''no nos defendieron :1 pe~ar de no habt•r :;ido tampoc-o defendidos por los gobiernos". No precisa mayor explkación el hecho de que el predominio de la variable de conflicto económico haya coin· cldido con la crisis del 30, ~ectores

\ mmmo DE C.\SOS SF.G U:S L,\ ACTITUD SURY \CgN'J'g

E:\CO~TR AD.\

Actitud dr. h\\squcdu .le cc¡uihhriu y de formns de 1 e oJUC'lOII • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • 78 easos Adflu,J ¡msith·n (mnlst.osidud) . . . . . . . • . . . . . 21 casos ~\ctitud negntivn (ngr~sícÍJI) . , .•... , ...... - 1 "'C:iSo l!llllJOC:ItAI>'IA I':Ol';STIT,TAllA I'ARA DATOS llllii,IO(iRA FJCOS Uit-Ko .Aba•J do SauUlh111. (;rnn J·:nciclo•ct•fift Da . •\o.

•r~rtnUna.

1'" 1. Ediar.

Dfrdonario hh•t,•rlro ararnlillo. J)jr~tnres; l(i("ar¡r() Pieeitilli. J.'ranristo ..... nomA)' 7 J,rondo c;lan llo. F.d .Hütórica Ar· acc.·r.llna.. l.!L .Aa. 19:.3--Gl. G tom011.

Guta tlt 8tXJedndH

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Uni)(Jnaabilitlad limitada 'Y t"oopt.n· lit. Ao. 192&-:11.1· ••1-67

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W hQ"a wh• in Lalin ...:\ •nka.. ~\nnfur~ Califomia 4"' clia, 1,11. l'rlma 1tfto Sxtetlad. lut.cU::~nd.a Sudaru.t--

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Julio A. ?>.Junto, llkclonario hiolork '1 lllotrTafko

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C"omff;i•JnM Dh·f>esde ~u nacimiento. la industria argentina se cent ralizn en un reducido número de manos, entrela7.ada a lo:. terraten i en t~ y al capit
  • ~fa industrial argentina hará un capítulo sabroso. Casi tan sabro:-:o como la trágica debilidad de 1Iartov y los mencheviques rusos por la burguesía liberal rusa. Igual que nuestros Puigrós ~ Ramos, los mencheviques gastaban microscopio. tcJcscopJO y lupa pura hallar algún poro revolucionario entre los innumerables lunares reaccionarios de la burguesía rusn. De.qde luego. no lo encontraban, pero no importa: scneíllamcnte !o im·emab:m, como Puig1,rrós v Ramos inventun un nacionalismo revolucionario para los Útdush·iales criollos. Y así convencidos de que In hurgut>sía revolucionaria que ellos inventaban. tenía existencia real, lo:> mencheviques se desesperaban y se iu·aban de los pelos ante la penosa comprobación de que la hurgue~íu no era u i quet·ía ser re,·olucion¡u·in. En viJ·t u rl de lo cual el pobre Mnrtov se dedicaba empeiíosamente '" couvencer. explicat· y 1lemostrar a la terca burguesía que estaha en su mejor interés ser revolucionaria. Obsen·emos un típico "consejo'' de 1\lartov. que resume todos los error~s, todas las ilusiones y toda la capitulación del mencheVJsmo ante la burguesía: "Tenemos el derecho de esperar -decía 1\Iartov- que un sobrio cá!culo político impulse a IIUt'stra burguesía democrMica a actuar en la mi~>ma forma en que, en el :'ligio pasado, actuó en Europa occidental la bm·guesia democr:íticn, hnjo la inspiración del romanticismo revolucionario''. (1.'11.-rn. marzo 17, 19015. Citado J)Ol' Isaac Deutscher. "The Prophet Armed, Londres, 1951. J). 119). Con idéntica torpeza mental que el menchevismo, la cor(*) Actu~lización de un articulo aparecido en ln ¡·evistn Estmlegin,

    Bs. A>ntina. Anatomía de la B urg uesía Industrial La burguesía industrial argentina no hn nacido desde abajo, siguiendo O Que oontrolan Mtablrdmhmt.. eon mú de lfl ob......,.., e. d«lr ablo el d., loo prupo..tariOII lmluatrlal011. :t::l r ..tant.e 01,11 ~ p.l'tm..,.. a la poquoñobuJ'IIll ... la art'"'anal 7). Por contraste, en los E!!tados Unidos la ganancia promedio anual oscila alrededor del 9 por ciento (Harward Business Review, julio 1950). Esa e'evada cuota de ganancia habitual genera en la bm·guesia nativa una elevada propensión a consumir artículos de lujo im¡Jortados. Y esto origina n !'IU vez otras adividades parasitarias en las que In cuota de ganancia 1·esulta también particularmente elevada: mercado negro de diYiHa~. impot·tación, etc. Todo el capital invertido en estas actividades no cumple ninguna función productiva pese a que el ¡1aíf! ¡:¡ufre penuria rlc '-'apital, y mantiene así el atraso. Y, ademíls, con su elevada cuota de ganancia, aleja al capital de las inversiones básicas que necesita el pnfs.

    El capitalismo industrial clásico trataba de obtener grandes ganancias durante un período relativamente largo vendiendo mucho con una ganancia moderada sobre cada unidad. En la .AorgenUna, la elevada cuota de ganancia en las empresas especulativas y la menlalidud burgue:-~a habituada a obtener grandes gananciaR en poco tiempo, se trasladan a la indu!ltria. Y ésta He convierte en una actividad e!'lpeculativa más en la que ningún capitalista invierte sin la seguridad de elevados porcentajes de ganancia en un p1azo perentorio. En todas aquellas industrias que no arrojan una elevadisima tasa de ganancia, comparable a la que rinden las actividades especulativas, el capital no se invierte. En consecuencia, el capital fluye hncia las industrias que, contando con el monopolio del mercado, rinden una elevada ganancia; y esas industrias son precisamente lns que producen bienes de consumo. que se hallan ya hipertrofiada~. La circunstancia de que In mayor parte del nuevo capital colocado en la industria conl'iste l!n ganancias reinvertidas agrava la situación, ya que la.-. empresas textiles tienden a invertir sus ganancias en nuevas fábric.'ls textiles, los fabriált• 17.) En d...,to, la wb""t•rut«clún y d.-mAo •mlaJu ruoaopolúot.ao tuminl•tran un ~t.fielo tan alto que. aupaa t'"n mucho la vrnte.ja que putn buse a unn I'IICUC~lt\ que encomendó la CEPAL, ejecutó el Centro de Investigaciones Económicas del Instituto Tovcuato Di Tello. y dirigió el economista doctor Eduardo Zalduendo, profesor de varias faculta· des, egre~ado dc vario~ univer~idodes y becado en Estados Unidos. (Ver revistas Primrra Pl{!.nr:t, feb. 19. 1963 y CGE 200 111iUones, junio 19G3). Pero eu verdad lo que surge de Jo~ rcsultados publicados es, además, de la endeblez JUetodolglca de la encuesta, la frivolidad intclectunl de sus autores o incluso su mala fe, puesto que los resultados, lejos de dcsm('ntir las tendencias parasitarias de los industriales argentinos, no hacen más que confirmarlas. Por de pronto cabe advertir que, si bien la encuesta se ~itula "1ndo cree 11inceramente en base n los resultados de ~u precaria 1'1\CUl'~ta que el ÍJJduslrial argentino "l's partidario de vender muchos productos a bajo precio aun cuando las ganancius senn las mifn con ccuencia, el aJH'OVt't·humienlo de los homtn·es de iniciat.iva Y capacidad que J:cquic1·u In lccnolTt>lcrido llt-lltPreo rontrnrr
    www.ruinasdigitales.com Fhhns, .1 bl'il J!l6.$ d Jnrahn que "no hny no puede haber, lnuno que pretenda dividir las actiindustriales de las ganadera~ o agra " (Tt"lbtma J.Abrc, julio. '27. Hl33).

    Y lns afirmaciones de ese estilo se repiten. En JUnio de 1945, apareció en los diario:; de

    Aires un Manifiesto del Comercio y la 1ndustria que firmnban todas las asociaciones pntronnles -Cámara de Comercio, Bolsa de Co. mercio, Sociedad Rural, cte.- excepto la Unión Industrial. Comentando e:-~e documento, el entonce:~ Viccpreilidentc de la Nación, coronel Perón, manifestó que le era "muy grato comprobar que Jo~ señores industriales no ~stán rt-pre:;entado:-; en el manifiesto'' mientras que ~í lo fü·mabun -agregó- los terratenitmtes, enemigos ele la industria, que "han repn•sentado dentro del pah; la ctct'IHI oligarquía económica''. De inmediato la Unión Industrial se apresuró a refutar a Pcrón, tleclurundo que ratificaba su :-.olidaridad con la Sociedad Rural. (La Prensa, junio 16, 19 y 23. 194S). Después de las elecciones de 19116, lo. Unión Industrial Argentina, activa y Jerdian ocasión de :;ubrayar 1a solidaridad entre industriales y terratenientes. En 1949, por Pjcmplo, hablando en el Día de Ja Industria, el Presidente de la CEA decía que "las espigas y los noyillos aún hoy representan lo,; fundamentos esenciales de nue:;tra rique:w" y ufirmaba que "son inciertas las d~cripciones qu~ frecuentemente :;e han hecho y se hacen ¡;oln-e oposición de ganaderos de un larln y los inrlustl'iulf':-1 rle ntrn. Po1· t>l contrario l!on los primeros el fun1lnmento de la riquc;r,n ele los ~eguntlo~". (Boletín, ele la C:ollfetleración Económica Argeutina. diciembre !), 1!1-19). nu~no

    Sin embargo, !-lohre la unidad gc.>ner·a! Uf' iutcn~ses ::;e producJan ha:--ta 1933 algunos roces }Jroveniente:' de que Jos terratenientes que ven. dfan tranquilamente su::; proclnctos en el mercado mundial, no vncilnban en .fll\Crificar Ja industria argentinu a la competencia extranjera. Los industriale.'l en cambio demandaban protección para la industria, pidiendo que ::;e re:;tringiera la importación ele mercancía-', atrayendo así al país capitales e.'--tranjeros que las producirían nquí. En eso consistía todo su nacionalismo. Pero a partir de 19a0-33, los terratenientes, perjudicados por In crisis mundial, se vuelven proteccionistas, y apoyan el desarrollo industrial.

    totalmente falso afirmnt· en ge11eral que para los terratenientes ''la aeación de un mercado ink'rno 110 reviste el menor interés, puesto que éste es un asunto que corre a cargo d~l imperialismo" (J. A. Ramos. Prólogo a fil Pnl't·enir. dr Amlrir(¡ /Jntin(l. de :Manuel Ugarte, B:-:. A1:., 1953). En realidad cuando el imperialismo le compra poco y 11 mal precio In tras t>xpm·tnt·e aumentar el poder de ab:.:orción del mercado interno y fomentar la organización indu-;h·ial d(•l país'', 1·espoude: "Estoy complelameuh: de acuerdo con esa orientación general de 1111e.qtra política económica y en el espíritu nuc\'o que ia in~pira y Ja domina. Deseo, nnte todo. aclarar e:;te punto: contrariamente a lo que se hn dicho muchns ,·ece!', sin la menor razón. no~otros, rcpresentantcg de las industrias agropecuarias, descartamos en absoluto la idea de antagonismos de cualquier cla~c entri3 los intereses y a~piracio­ ne-. de la economia agricola y las aspiraciones de la cla:-e industrial de nuestro país. Nos encontramos todo~ de m·uerdo ('n ln m'!afs. p. 152) . Pero e..;to es fabo. La burguesía terrateniente previó y de:-:eó el desarrollo industrial. Ya en l !)3!1, Pinedo decla raba que "La ejecución de un vasto programa de obras públicas se traducirla ún el aumento de la demanda de gl'an c:111lidad y Yariedad de mercadería.~ que la Argentina prorluce o puede producir. Y aquí llcgnmo..~ n un punto que
    Ltt Blli'!JIIN>ia /11(//ls friul ..\rgen lina

    indus tria quími ca argen tina es no menos signi. ficativ a que la de "nues tra" indus tria sicl('l'IÍrgica. Tt·an);cribimos las conclu siones de una ;¡,. vestig ación del ~t·nado nortea meric ano sobre tos cartel es intern acion ales: "La polític a sudam ericana de du Pn11t e lm¡wr ial Chrmical. Jndus riu: (ICI ) es ~imilar a su politi ca canad iense. Para evitar conflictoR de intere !'cs. pnrn fortalece r su po1:1ición conju nta en esos mcrr~'\dos, ) para contr arrest ar el crecim iento de las industri as locales estim ulada s por el nacion alismo económico, du Pont ,. ICI m·gnn iznron Dupc¡ial Amen tina en 1!)34 .v Du¡1t-rútl Brasi l en 1936. En amba s empresm; la partic ipació n dt du Pont (' ICI era 507< y 501o; transf iriero n a estas compañiaR sus fúl.J¡·icas Joealcs y ng 11· cias de \'enta ,. les concC'tlieron derech o oxelu sh·M para produ cit· y vende r nlgun ns lln< n d( produ ctos qufmicos en :'lus respt•cth·os t rritorioo. "Otro acuer do, taml1ién del mism o tipo, ayudo a proteg er los intere ses de du Pont e lCI en mater ia de á lcali!'!. Durnnt1• los mtos :lO, un grm1 manufactUI-ero tle papel, La Celulosa A1·gcntina S. A. crmstnr¡¡tí una planta electro1iticn para satisf acer sus nel'c~idades de soda cáusti ca. "Dupr rial ~-La Cdulmta organ izaron una nueva compa ñía, Elcctr oclor S. A. Argvnri11a, tomand o cada una ;;or~ del eapit 1 " (Stock ings y Watki11111. Cartl'/.~ i 11 A f'i ion, X ew York 1947, p. 160-63). La muy joven indus tnd. del autom óvil sigue los pasos de la sideru rp:ia v la quimi ca. Se halla íntegr amen te en mano , del capita l intern acional : tres firma s nortea meric anas que en 196~ conce ntraba n el 15,6 í~· de las venta s (T. K. A .. Gener al Motor s, Ford, con venta s po1· pesos 8.319.252.000 sobre w1 lota] de ~ 18.279.903.000 \'endido;; por toda la indus tria) y 6 firma s eur opeas que signif icaban el 44,7 '}i' de la~ venta s (Fiat. Pcuge ot Di T t J:a-Rr itish ~lotot"S, r.itt·oen, DKW, Isnrobre la industria la\\ l th tiuonmcricnnn, donde afirma, refiriéndose a la i\rgcnt1nn, que: "El Censo Industrial de 1935 lculnba el total de las inversiones in4lustrialcs círse -afirma nn experto- en fa\·or de la realización de las inver· sioncs directas en condicione.~ r¡ue permitan la participación de lo~ nacionales del país importador de capital. Jo:stn medida sirve para "na· cionalizar" las empresas financiadas por el ca· pital e:dr·anjero, para reducir In fricción generada habitualmente por el capital nusentistn y, así, para contrarrestar Jos mo\•imiento~ hacia In expropiación y varias fm·mm~ de impuesto~ y otra~ di criminncione¡:; nucionale!'!'' (H al B. Leary, The U. S. in tltc World J.:cmwmy, Washington 1943, p. 20). Mucho~ inversores imperialistas "reconocen que In p~rticipación local e.-; un progreso snludable que aumenta el interé.r; del gobierno en el bienestar de la empre..-.a", ~· por e~o "el-ltllll haciendo un esfuerzo con¡;ciente y pronunciado para e:-timular la participación local. PHrecc que la mayorin. de lo~ inversoreR reconocen ahora la nece>~idad de alguna participación local en Sudamérica". ('I'he President's Material~ P oliry Commis~ion, RcMutccs for Freedam, Wmll1ington 1952, \'ol. 1, p. 65). Y un estuclio ele R!181lii!C.'t TJ'cck sobre el capital yanqui en Am6rica Latina nfirma que las empresas nortcunwricnna~ "cada vez tienden n dnr mayor )'lnrlicipnción al capital local". (Russ-inr.q H'cok, noviembre 20. 1954). Refiriéndose a la industria argentina, dice Weil que hay razones para dudar de la autenticidad del n.c;i llamado capital Mcionnl. Puesto que en la ArgentinA la forma predominante \'le agrega-, empresa es la Sociedad Anónima portador. al habitualmente con participaciones la identidad de los ncclonlstns puede ser fácilmente ocultada. Lo¡¡ directores v funcionarios pueden ser todos de distinguidas familia.~ natims, el nombre de la compnfiia puede contener las pnlnbras "nacional" o "Argentina'', y 1 anónimas argentinas, pero el hecho de que ~on fundamen· talme~tc de propiedad británica e:; ampliamente conoc1do. El cnrácter esencialmente británico de esa;; sociednde.s an6nimas locales ... " (Jfcmt hly ~ournal of the Dritish Chamber of Commercl! 111 the Argentiuc Republic. :-et iembre 30. 1942). Sobre esta cuestión de las emprc..o:;as ''nacion~lei!" ~curren rosas pintorcl!cns y reveladoras. Sw n¡,. c/1 Tella, por ejemplo, (!8 aparentemente una empresa argentina, regi:itrüda bajo la lev argentina. que cotiza sus acciones en la Bol~ d~. Bueno~ Aires, ele. Sin embargo. su interdiccton en 1!líi5 pro\'OCÓ In rf>.ncción de la Wcsting. lwust•, supnrtl·ust que npnt'P.ntemcntc nndn tiene qu? Vl.'l' con Siam, aunque en t'Cnlidncl lu tioth' h~IJO ~~~ l'(llllr~ll. l'cr(• es
    En realidad, Jo;~ directore..c; lo. e 1~ , 1101 m 1 qu 11 H'n d noml.Jrc de clirec· tor • no dlr1 lO nndn, no ti nen ni voz ni \oto, \ 1 erlbcn u nomb1·nnllento v lns ót•dcnes ele In CIIADI·; de J internacionales derivados del estnclo ele guerra, eran empresas dependientes de holdings y carteles enemigos, .r ~sta es In rnz6n de su toma de contr·ol por el J •'de~nrro· llo rnonopolbta y ucntralizado en algunas rama~ de Ju mdustria bajo la tutela del c:apitnl financiero yanqui". (J. G. 1-~stehnn, lm}ir"l-ia/ia,,,o 11 Dt!Ritrrollo f.'rn11611 ico, ns. An·e8, 1961, p. 1i4). }:;1 otro sectur -~iern1ne ~egún Esteban- E~ilución duranlt• un acto t•n homt•najc a la misión hrit;ínica d!' Lord 11' ,\ nrnon, qul' ..-isitú el país 1'11 1!12!1: "Inglaterra es -dijo Lui .. Colombo--, nu.,,..f ra más lfrancle y nohlt> amilfn. • • E~ esta caar nuclie desconot·e que lo que hoy mues hu do grande7.u la A •·¡;·nte ami· gn en nuc ... trnn ~~a casa dondl' •e vroclama el "prolrccioni~mo" como la mn nnti¡, snlarios en Argt.:nlinu CJ'IIll dm; o tn•s \cCe~ mavoreR qtH' durnnt< lu guerm, :11111 nAi J'esultaban bnjm1 ' 11 r('lndóu n los ltagncloR en Estados Pnldo ("lmt IIJJ l 1dtrd S/ (1ft R H/rtt/flefn en un artfculo ftllgt th nmentc tit uIndo "M nney to be uul 11 Argntlbut", ftuc: "Las gmmucias son um ldcrnbhmlcntc mnyores que en ERtn1los Unido . 1\tuchns firmns pugan clividcrHlo;; de 25. 10 1 mduso 10 '. anual. Incluso co11 control de ln gnunucitU! e impuestos a las 1,rnnancias extrnordinnrins los beneficios son por lo general d11 o tres Vlnrufion. South Amcrica , 1941. pp. 58). Un investig ador yanqui afirma: "Debem os ganar la umi~tacl de Argenti na. l~s­ to es fundam entalme nte un problem a de comercio y economía. Debemo;¡ hallar alguna forma pnra aliviar a Argenti na de su dependencia económica con respecto u guropn. Un camino C!-1 ayudarl a a establec er nueva~ indu~trias manufa ctureras .'' (John W. White, .~h·· gcntina, New York, l!l42. p. 310.) En fin , otr(}

    !At Burgues ía /11dustrial AI"(Jtmti na

    vocero yanqui manifie sta: "Las relacion es exteriores argentin as depende rán en el futuro, en gran medida, del surgimi ento de nuevos intereses económicos y políticos. El continua do predominio de los interese s agrarios signific aría el fortalec imiento de los lazos con Gran Bretaña , intensif icación del bilatera.1ismo y mayor restricción del mercado argentin o para los artículos norteam ericanos . Pero una Argenti na indufltrial podría liberars e del mercado único para su~ exportac iones y ofrecerí a un gran mercado para las maquin arias norteamcricnnm~. Bn una economía industri al de1-1apurecei'Íau las basPs del antagon ismo argentin o hacia l