rememora un genocidio y la rebeldía de la raza pastusa

the winged Bolivar effigy rides. The loin of the horse is adorned by a sculptural group of feminine nudes allusive to the Gualumbas and the. Guaneñas.
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18 Texto y fotos: Javier Vallejo Díaz

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El Colorado

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rememora un genocidio y la rebeldía de la raza pastusa

Carlos Ribert Insusasty est l’artiste qui depuis une douzaine d’années imprime la magie de l’esthétique, la couleur et la tridimentionnalité escultorique dans la modalité des chars fleuris.

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El Colorado

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l Colectivo Ríbert Proyección Creativa S.A, autor de la carroza El Colorado, lo integran personas que trabajan, exaltan, promueven y proyectan el Carnaval de Negros y Blancos en diferentes ámbitos de Colombia y el mundo. Su líder, Carlos Ríbert Insuasty Ruiz, es quien desde hace más de 12 años le imprime la magia de la estética, el colorido y la tridimensionalidad escultórica a la modalidad de Carroza. En su natal Yacuanquer, creó un taller que se constituye en la escuela informal donde comparten experiencias artísticas jóvenes de los municipios de Ipiales, Túquerres, Tangua, Consacá, Yacuanquer y Pasto. La versión del Carnaval de Negros y Blancos de Pasto 2018 le permitió al maestro Insuasty Ruiz obtener por quinta ocasión el primer puesto en la modalidad de Carroza.

Reminisces a Genocide and the Defiance of Pasto’s People Text and photos: Javier Vallejo Díaz

Componentes de la Carroza

Acerca de El Colorado Existen dos hipótesis acerca del nombre de ‘El Colorado’. Según algunos estudiosos de la historia se debe a la pigmentación rojiza que tiene la tierra de la ‘Colina de los Capuchinos’ (Santiago), que en estado arcilloso fue utilizado por los alfareros del barrio El Calvario. Sin embargo, la versión más difundida alude a los cruentos episodios del 24 de diciembre de 1822 y días siguientes, que la historia regional denominó ‘La Navidad Negra’ debido a que los conventos, monasterios, templos católicos y viviendas sufrieron la arremetida del ejército patriota comandado por el mariscal Antonio José de Sucre. En aquella ocasión la ciudad fue diezmada mediante prácticas inhumanas. La loma de Santiago, Caracha y los templos de San Andrés, Santiago y la Iglesia Matriz – San Juan Bautista– fueron testigos mudos de la desproporcionada acción armada, al punto que la sangre derramada por combatientes y civiles dio pie a denominar a ese sector de Pasto como ‘El Colorado’

El Colorado fue una propuesta que revolucionó la historia de la modalidad de carrozas, en tanto involucró un tema considerado hito; además, fue trabajada con ingredientes plásticos tratados con sutileza, sensibilidad estética y un mensaje polisémico. En la evolución del carnaval pastuso es importante señalar que ningún proyecto anterior a este incluyó más de un centenar de figuras, contadas desde los bastidores hasta el componente escultórico central. El esquema integra varias corrientes entre realismo y surrealismo, acompañadas de un buen contenido de ficción enriquecido con colorido, escultura y un sistema de mecanismos para la articulación de movimientos. Dos figuras centrales describen la propuesta. En la parte anterosuperior de la carroza sobresale una enorme calavera, símbolo de la muerte, adecuada a manera de cetro donde la imagen que representa a Sucre instiga a su contingente patriota a descargar su furia contra el pueblo pastuso. En la parte media superior de la carroza está la escultura equina sobre la cual cabalga la efigie alada de Bolívar. El lomo del caballo está adornado por un grupo escultórico de desnudos femeninos alusivos a las Gualumbas y a las Guaneñas. El motivo lo completan los bastidores elaborados con esculturas en alto relieve, que representan la faena de dolor y desolación que dejó ese episodio de guerra. Los bastidores rematan en balcones en serie dispuestos a manera de palcos, para que desde allí los jugadores armen el jolgorio y la fiesta carnavalesca. Sobre un planchón de la parte anterior de la carroza se disponen las imágenes de milicianos criollos que esgrimen armas y herramientas de trabajo. Esa escena la completan dos lobos salvajes que llevan en el lomo sendas personificaciones de la muerte. Finalmente, aparece la figura de Agualongo, quien está atrapado en la lengua de la serpiente en espera de su fusilamiento.

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he Collective Ríbert Proyección Creativa S.A, author of the chariot El Colorado, is integrated by persons who work, exalt, promote and project Blacks and Whites Carnival in different ambiences of Colombia and the world. Its leader, Carlos Ríbert Insuasty Ruiz, is who for more than 12 years imprints the magic of the aesthetics, the colouring and the sculptural tridimensionality to the float form. In its native Yacuanquer, he created a workshop that is constituted as the informal school where they share artistic experiences with youngsters of the municipalities of Ipiales, Túque-

rres, Tangua, Consacá, Yacuanquer and Pasto. The version of the Carnival of Blacks and White of Pasto 2018, allowed master Insuasty Ruiz to obtain for the fifth time, the first place in the Chariot modality.

About El Colorado There exist two hypotheses about the name of El Colorado. According to some history scholars, it is due to the reddish pigmentation that the ground of the ‘Hill of the Capuchins’ (Santiago) has, which in clayish state was used by the potters of the neighbourhood El

Calvario. Nevertheless, the most widely used version alludes to the bloody episodes of December 24, 1822 and following days, which the regional history named “The Black Christmas” because the convents, monasteries, catholic temples and housings suffered the onrush of the army patriot commanded by marshal Antonio José de Sucre. In that occasion the city was decimated by means of inhuman practices. The hillock of Santiago, Caracha and the temples of San Andrés, Santiago and the Mother Church —Saint John Baptist– were mute witnesses of the disproportionate armed action, to the point that the blood spilled by the fighters and civilians caused to be named to this sector of Pasto as El Colorado.

Component of the Chariot El Colorado was a proposal that revolutionized the history of the chariot modality, since it involved a topic considered milestone; also, it was worked out with plastic ingredients handled with delicacy, aesthetic sensibility and a polysemic message. In the evolution of the Pastuso carnival it is important to point out that no previous project included more than one hundred figures, counted from the frames up to the central sculptural component. The scheme integrates several currents between realism and surrealism, accompanied by a good content

of fiction enriched with colouring, sculpture and a system of mechanisms for the articulation of movements. Two central figures describe the proposal. In the anterosuperior part of the chariot there stands out an enormous skull, symbol of the death, adapted as a sceptre where the image that represents Sucre incites his patriot contingent to release its fury against the Pasto people. On the top middle part of the chariot there is the equine sculpture on which the winged Bolivar effigy rides. The loin of the horse is adorned by a sculptural group of feminine nudes allusive to the Gualumbas and the Guaneñas. The motive is completed by the frames made with embossed sculptures, which represent the pain chore and desolation that left behind this war episode. The frames finish off in a series of balconies arranged as theatre boxes, so that from there the players throw the party and the carnival festivity. On a floorboard placed on the anterior part of the chariot the images of creole militiamen wield weapons and workplace tools. This scene is completed by two wild wolves that have in their loins death personifications. Finally, there appears the figure of Agualongo, who is caught in the snake tongue awaiting for his execution.