Récord impresionista en Nueva York

6 nov. 2014 - Con música de Pink Floyd y una réplica del Muro de. Berlín, el autor presentó El umbral de la eternidad, su nuevo libro. Son 72 dibujos, varias ...
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cultura

| Jueves 6 de noviembre de 2014

CULTURA

Edición de hoy a cargo de Pablo Gianera www.lanacion.com/cultura | @LNcultura | Facebook.com/lanacion [email protected]

subasta. En Sotheby’s, obras de Van Gogh, Modigliani y Giacometti alcanzaron

un total de 422 millones de dólares, el precio más alto para una sala

Récord impresionista en Nueva York Texto Alicia de Arteaga

La magnitud de la venta confirma la importancia del arte como inversión

U

n coleccionista anónimo pagó 70,7 millones de dólares por una cabeza de Modigliani el martes por la noche en Sotheby’s de Nueva York. Es un récord para el artista que hizo de la obsesión por alargar la figura hasta el límite de la tensión una marca registrada de su obra . Tête (Cabeza), totémica escultura de piedra fechada en 1911, nunca había sido ofrecida en pública subasta, integra una serie de 25 que realizó el artista y es una de las últimas que estaba en manos privadas. El valor logrado deja atrás el récord anterior de Modigliani: 69 millones de billetes verdes pagados cuatro años atrás por Desnudo sentado en un sillón. Caras de alegría entre los rematadores de Sotheby’s, que anotó el total de 422,1 millones de dólares en

una sola sesión de subasta, récord histórico para la casa fundada 270 años atrás con la intención de vender libros y cosas viejas. Todo indica que las ventas de otoño pasarán la barrera de los 1600 millones de dólares. La astronómica cifra deja mucha tela para cortar. Para algunos, las cotizaciones de las obras de arte son un escándalo que refleja la mala distribución de la riqueza en el mundo; para otros, una señal de la fortaleza del arte frente a otras inversiones tangibles, y para los expertos, el ascenso de la escultura en las aspiraciones del alto coleccionismo. Es el caso de la pieza de Alberto Giacometti Charriot, de 1950, despojada y descarnada hasta el minimalismo. Se vendió en 100,9 millones de dólares, contra los pronósticos más optimistas que

aFP

Tête, de Modigliani

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Ken Follett: a mitad de camino entre la novela y el show best seller. Con música de Pink Floyd y una réplica del Muro de

Berlín, el autor presentó El umbral de la eternidad, su nuevo libro

Martín Rodríguez Yebra CORRESPONSAL EN ESPAñA

MADRID.– Se abre el telón y aparece en el escenario una reproducción del Muro de Berlín. Cuatro soldados miran al público desde lo alto, amenazantes. Música a todo lo que da. Pink Floyd, claro. “Another Brick in the Wall”. De repente, por el pasillo del teatro entra un señor maduro. Canoso, traje azul oscuro, elegantísimo. Camina entre las butacas. Sube a escena. Le pasan una maza gigante y de un movimiento derriba la pared, que se revela de telgopor. Los escombros son libros en vez de ladrillos. Un soldado los apila en una carretilla y se los acerca al hombre de la maza. Sonríe Ken Follett mientras posa con su nueva novela de 1152 páginas, El umbral de la eternidad, la última parte de su trilogía sobre las grandes tragedias humanas del siglo XX. Parece difícil encontrar en el mundo de la literatura un autor que disfrute tan libremente de su papel de divo. Y seguro no hay otro capaz de convertir la presentación a la prensa de sus libros en un show digno de Broadway. El propio Follett reconocerá después que “desde que era un niño soñaba con ser una estrella”. Lo explicó así: “Cuando publiqué mis primeras diez novelas, en los tempranos 70, que no tuvieron ningún éxito, lo que me impulsó a seguir fue que soñaba con esto, con estar en un teatro,

Follett cree que el siglo XX fue “la historia de un triunfo” como una estrella, ante un montón de periodistas, respondiendo sus preguntas”. La fama y la lealtad de sus lectores son el combustible que mueve a este galés de 65 años a cumplir con una rutina de escritura de ocho horas al día, de lunes a lunes, para sumar cada año y medio un nuevo título a su biblioteca de éxitos. Lleva 150 millones de ejemplares vendidos a lo largo de su carrera, la trilogía del siglo XX ya superó los 12 millones y El umbral de la eternidad encabeza desde fines de septiembre las listas de best sellers en Europa, Estados Unidos y América latina (donde lo publicó Plaza & Janes).

corbis

Colección en la nacion ^b^b^ A partir del próximo sábado, la nacion publicará una colección con los libros esenciales de Ken Follett. Serán en total 25 entregas con una frecuencia semanal, a $ 49,90, junto con el cupón que vendrá con el diario. La biblioteca empezará con los dos tomos de Los pilares de la tierra e incluirá también La caída de los gigantes I y II.

pensaban que el lote superaría el récord del artista: 104,3 millones de dólares pagados en 2010 por El hombre que marcha. La compradora fue entonces Lily Safra, millonaria coleccionista, una de las tres “Lilys” más bellas de Buenos Aires, según cuenta la leyenda, junto con Lily Sielecki y Lily Oks. La señora de Safra se quedó con un Giacometti icónico. Charriot, es una muy buena obra, con la impecable procedencia de la colección griega de Alexis Goulandris, pero no llegará nunca a la cumbre del poderoso hombre caminando, considerada la obra maestra del suizo Giacometti. Esa escultura recibe a los visitantes en la Fundacion Beyeler de Basilea, museo diseñado por Renzo Piano para Ernest Beyeler, fundador de la feria Art Basel y dueño de una frase famosa entre los marchands: “ Cada vez que vendo un cuadro… compro dos”. Giacometti, Modigliani… La tercera pata de este trío de altos precios en el otoño neoyorquino corresponde a una naturaleza muerta de Van Gogh, un florero con margaritas, que, según escribe Carol Vogel en el Times, fue “uno de los pocos cuadros que el holandés vendió en su vida”. La pintura es de 1890 y deja atrás dos precios históricos para naturalezas muertas de Van Gogh que marcaron una época: Los girasoles, comprado por la Yasuda Company, en 1987, por 39 millones de dólares en Christie’s, y Los lirios, uno de los más lindos cuadros que pintó Van Gogh, rematado en Sotheby’s por 53 millones de dólares, en noviembre del mismo año. El florero con margaritas subastado el martes fue comprado por teléfono por el galerista Jen Hua desde Pekín. Créase o no, hay un Van Gogh volando a China, donde se concentran los nuevos coleccionistas planetarios y una pléyade de admiradores del holandés. No en vano su Noche estrellada es el cuadro más fotografiado del MoMA. Si lo viera Van Gogh. ß

La tercera entrega sigue la historia de cinco familias de distintas partes del mundo atrapadas en el drama de la Guerra Fría, de 1961 a 1989. De la construcción a la caída del Muro de Berlín. “Cuando empecé con el proyecto no estaba seguro de que pudiera lograrlo: contar la historia de un siglo entero en forma de tres novelas era algo que nunca se había hecho. Tenía una suerte de plan secreto que era en algún punto pedir perdón y devolver el dinero a aquellos que hubieran comprado las primeras partes”, rememoró el autor en el escenario del teatro La Latina, en el casco viejo de Madrid. “La gente olvida que en 1914 la mayor parte de los países occidentales estaban gobernados por un rey, un zar, un emperador, y la democracia era una idea radical. Sé que sigue habiendo hoy mucha gente que no tiene libertad, pero también es cierto que la mayor parte de las luchas del pasado, como la de las mujeres o la de los afroamericanos, se ganaron. Puesto en perspectiva, el siglo XX es la historia de un triunfo.” Follett suele decir que le resulta un honor que le pregunten por su próxima obra. Anticipó que se trata de otra novela ambientada en el pueblo ficticio de Kingsbridge, escenario de su máximo éxito, Los pilares de la tierra. Lo fastidia, en cambio, que le pidan definiciones sobre geopolítica. “A veces me siento como Bob Dylan, cuando le preguntaban por la Guerra de Vietnam y él decía: «Qué importa lo que yo piense si sólo soy un guitarrista». No tengo autoridad para responder sobre esas cosas, no soy un experto.” Nunca ocultó su militancia en el laborismo británico, pero se niega a que sus ideas políticas impregnen sus páginas. Su misión, cree, es “meter al lector dentro de la historia, acompañarlo en el viaje, y si hay una lección, que sea él quien la saque”. ß

Viaje a la intimidad de León Ferrari, en el legado de 72 dibujos al Mamba arte. Pasado mañana, se abrirá al público una muestra de obras del controvertido artista que integrarán el patrimonio del museo

Dibujos, instalaciones y collages en el Mamba

María Elena Polack LA NACION

marcelo gómez

Noorthoorn, al recorrer junto con

la nacion la sala C del primer piso de

Son 72 dibujos, varias esculturas, instalaciones, collages, instrumentos musicales y heliografías que permiten acercarse a su intimidad. Están presentes la opresión política de su juventud y la inclinación lúdica de la madurez. No se soslaya su crítica a la cultura occidental y cristiana, pero no se trata sólo del León Ferrari al que suelen atacar sectores religiosos conservadores, se trata del León Ferrari que dedicó casi 70 años de su vida a la innovación del lenguaje artístico. Pasado mañana, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba) abrirá la exposición La Donación León Ferrari, con la que celebrará la recepción de 72 dibujos para su patrimonio cultural y el comodato por cinco años de un conjunto de obras que se podrán ver hasta el 15 de febrero próximo. Será la muestra más profusa desde que murió, el año pasado, y permitirá difundir su obra de manera prolongada. Sus familiares decidieron mantener la costumbre de Ferrari de donar obra al Mamba. El artista ya había legado trabajos durante las gestiones de Rafael Squirru y de Laura Buccellatto. En esta oportunidad, habrá algunas sorpresas: los 72 dibujos se legan de manera permanente, se entregan en comodato por cinco años varias obras más y se trabajará de manera conjunta entre el Mamba y la Fundación Augusto y León Ferrari en la realización del catálogo razonado de los dibujos del autor. Se volverán a imprimir los libros que escribió en su exilio en Brasil, casi de la misma manera en que fueron efectuados de manera original. “Nos encantaría tener una sala permanente de León Ferrari, pero por ahora no es posible”, afirma la directora del Mamba, Victoria

la avenida San Juan 350. Andrea Wain, Yaya Firpo, Sofía Durrieu y Adrián Flores, de la Fundación Augusto y León Ferrari, trabajan ya en los últimos detalles de la exposición que verán mañana, de manera íntima, Alicia Barros Castro; sus hijos, Marialí y Pablo Ferrari, y varios de sus nietos, y que pasado mañana, a las 17, se inaugurará al público. La civilización occidental y cristiana, su obra más famosa y más controvertida, por la que ganó el León de Oro de la 52ª Bienal de Venecia, en 2007, no forma parte de esta exposición, pero se la intuye en el collage de artículos de diarios de la década del 70 sobre los desaparecidos, el poder militar y la actitud de la Iglesia. El área dedicada al erotismo también tiene una mirada crítica hacia la Iglesia y la serie con braille denuncia males que parecen irrenunciables, como el antisemitismo, la condenación de los homosexuales y la violencia. El espacio de obras entre 2004 y 2007 muestra otro León Ferrari. Más jovial y lúdico. Se permite el uso de brillantina sobre papel. Y el área de heliografías acerca al espectador a un universo infinito. Obviamente, una vida dedicada a la creación no puede caber en una sala de museo, por amplia que sea. De hecho ni siquiera entra en su taller. Por eso es que no se verá uno de los costados menos conocidos de León Ferrari, que ya empieza a circular por el mundo y despierta mucho interés: el fotográfico. Hasta hace pocos días, en la galería Josée Bienvenu, del barrio neoyorquino de Chelsea, se exhibieron 33 fotografías de gelatina de plata, de la década de 1970-1980. Y es probable que en este momento otros formatos de León Ferrari estén expuestos en otros lugares del mundo, porque su obra ha sido ampliamente difundida.ß

premio

muestra

La autora francesa Lydie Salvayre ganó ayer el prestigioso premio literario Goncourt por su novela Pas pleurer, ambientada en la Guerra Civil española. De origen español (su madre es catalana y su padre, andaluz; republicanos refugiados en Francia tras la Guerra Civil), Salvayre escribió más de veinte libros, pero ninguno figuró hasta el momento en la lista de best sellers. Antes de ganar el Goncourt, Pas pleurer llevaba vendidos 22.000 ejemplares. La historia está centrada en la madre de la autora, Montse, una anciana de noventa años que recuerda el verano de 1936 cuando conoció el amor y el sexo, a los quince años, en Barcelona. “Espero que este libro haga resurgir algunas cuestiones que siguen vivas en el presente, como el tema religioso, los nacionalismos o las dificultades de Europa para comprometerse”, declaró la escritora.ß

“Un espacio para el ensueño y la meditación”. Así definió el escritor francés Michel Houellebecq a Before Landing, su primera muestra artística que se inaugura el martes 12 en el espacio cultural Carré de Baudouin de París. Con alrededor de cincuenta fotografías, collages con intervenciones digitales e incrustaciones de imágenes, textos y dibujos, la exhibición de Houellebecq refleja sus impresiones sobre la vida en la capital francesa. Según el autor de El mapa y el territorio, el título de la muestra (Antes de Aterrizar, en español) hace referencia a “esa ligera angustia en el momento de dejar un espacio determinado” donde “todo está bien”, pero “luego no se sabe lo que uno va a encontrar”. Las obras visuales de Houellebecq integran la sección “Anónimos y aficionados célebres” del Mes de la Foto de París.ß

El Goncourt para una Trabajos de Michel novela sobre la Houellebecq en el Mes Guerra Civil española de la Foto de París