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CIENCIA / SALUD
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EN LOS ESTADOS UNIDOS s PARA UNA RECUPERACION MAS RAPIDA
Lunes 15 de febrero de 2010
NUEVO LABORATORIO DE SIMULACION Y MODELADO
Realizan reemplazos de cadera con técnicas menos invasivas Es una intervención cada vez más frecuente a medida que la población envejece JANE BRODY THE NEW YORK TIMES NUEVA YORK.– El reemplazo de cadera es una de las operaciones más exitosas de la historia de la medicina, lo que hace que muchos cirujanos ortopédicos, como dijo un referente en el tema, piensen: “¿Para qué cambiar algo que no necesita arreglarse?”. Pero ese referente, el doctor Robert Berghoff, sus colegas de Arizona Orthopedic Associates, de Phoenix y otros especialistas creyeron que las mejoras eran posibles, especialmente en la reducción de complicaciones y del tiempo de recuperación. La técnica que estos cirujanos utilizan es el reemplazo anterior de cadera, una de las operaciones mínimamente invasivas asociadas con una menor estadía en el hospital, una incisión más pequeña, menor trauma para los músculos, menos dolor y pérdida de sangre, riesgo reducido de dislocación después de la cirugía y un más rápido retorno a las actividades normales. “La mañana siguiente a la operación pude caminar sin bastón y poner todo mi peso en la parte operada –dijo Jack White, un entrenador personal de 71 años, de Paradise Valley, Arizona–. El segundo día caminé casi 50 metros sin renguear y pude volver a casa, donde hice terapia física cinco días por semana durante dos semanas. Al quinto día, caminaba más de un kilómetro y medio, y a la cuarta semana, daba mi clase de aerobismo y jugaba 18 hoyos de golf sin dolor y sin ningún problema.” La operación fue introducida en los Estados Unidos hace más de dos décadas por el doctor Joel M. Matta, del St. John’s Health Center, de Santa Mónica, California, que también ayudó a diseñar una mesa de operaciones especial
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para simplificar el procedimiento. Otra intervención de cadera mínimamente invasiva, la técnica PATH, fue desarrollada en Los Angeles por el doctor Brad L. Penenberg. Patrick Meere, del centro Langone, de la Universidad de Nueva York, afirma que este método tiene las mismas ventajas que el anterior, no produce limitaciones de actividad y también ofrece una red de seguridad: si algo sale mal durante el procedimiento, puede arregalrse sin tener que hacer una operación más extensa.
Diferentes técnicasl Cada año se realizan alrededor de 200.000 reemplazos de cadera en los Estados Unidos [aquí, según la Sociedad
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Argentina de Osteoporosis, hay una fractura de cadera cada 24 minutos; es decir, casi 22.000 por año] y el número continúa creciendo a medida que la población envejece. No hay edad límite para esta operación, a menos que otro problema de salud haga muy riesgosa cualquier cirugía. Los reemplazos de cadera tradicionales se realizan con anestesia general y duran alrededor de dos horas. Se realiza una incisión de alrededor de 25 cm a través de los músculos para exponer la articulación, y se remueven el tejido óseo dañado y el cartílago. Luego se implanta una articulación artificial en el hueso pélvido y una prótesis de metal en el fémur, con una pelota
metálica en la punta para crear una articulación que imita la función de la natural. En promedio, los pacientes permanecen en el hospital durante cuatro o cinco días, a los que les sigue una extensa rehabilitación. Se les pide que no crucen las piernas o que no se agachen más de 90 grados, porque estos movimientos pueden causar una dislocación que podría requerir una nueva operación. Las complicaciones posibles incluyen trombosis, fractura y cambios en la longitud de la pierna. Y, a más largo plazo, fractura o aflojamiento de la prótesis, o endurecimiento de los tejidos que la rodean. A pesar de que modernos materiales han extendido la vida de los implantes hasta los 20 años, aproximadamente, pueden eventualmente gastarse y requerir un reemplazo. Los pacientes también suelen afrontar limitaciones asociadas con la recuperación posoperatoria, como ayuda para bañarse o preparar la comida. Ciertos estudios que compararon las consecuencias en el largo plazo del reemplazo mínimamente invasivo con la cirugía tradicional han arrojado resultados no concluyentes. Los cirujanos que utilizan rutinariamente los enfoques menos invasivos sostienen que hay ventajas decisivas para la mayoría de los pacientes, aun cuando la operación sea algo más prolongada. Tal vez lo más importante es que no se cortan los glúteos ni los músculos de los muslos, lo que ayuda a recuperarse más rápidamente. Sin embargo, enfatizó el doctor Berghoff, lleva tiempo entrenarse en el procedimiento, como sucede con cualquier cirugía compleja. Y tanto con una como con la otra técnica quirúrgica, es importante tener músculos lo más fuertes posible antes de la operación.
Pastillas FERTILIDAD ASISTIDA
El estrés conspira contra el embarazo
El estrés sería uno de los principales obstáculos que complican los tratamientos para lograr un embarazo, indica el informe presentado ayer por María Elena Sardone, psicóloga del Sistema de Entrenamiento Especial para el Tratamiento de la Infertilidad de Halitus. Sardone indicó que “con la evolución de las técnicas de diagnóstico, las causas psicológicas de la infertilidad tomaron una nueva dimensión y protagonismo”.
ALIMENTACION
La obesidad se decide antes de los dos años Según un estudio en más de 100 niños y adolescentes obesos que se publica en Clinical Pediatrics, más de la mitad tenía sobrepeso ya a los 24 meses de edad y el 90%, a los cinco años. Los especialistas sugieren que las preferencias alimentarias pueden quedar establecidas antes de los dos años.
EMILIANO LASALVIA
El doctor Fernando Audebert, en el Cididi
La universidad y la industria se unen En un centro científico de Barracas, ingenieros de la UBA colaborarán con empresas innovadoras NORA BÄR LA NACION Cuando hace algo más de dos años se firmó el convenio de creación del Centro de Investigación, Desarrollo, Innovación y Diseño en Ingeniería (Cididi), probablemente no muchos habrán confiado en que los ambiciosos planes de su creador (y codirector, con Enrique Avogadro, director de Industrias Creativas y representante de la ciudad), el doctor Fernando Audebert, podrían hacerse realidad. Sin embargo, en el amplio predio ubicado donde alguna vez estuvo el Mercado de Abasto del Sud, que vendía pescado al por mayor y que hoy alberga al Centro Metropolitano de Diseño (CMD), ya está funcionando el primero de los tantos laboratorios previstos: un centro de modelado, simulación y diseño en ingeniería (Lamosidi), dedicado al desarrollo tecnológico para empresas innovadoras en el área de nuevos materiales y procesos, y fundamentalmente, a la formación de recursos humanos en alta tecnología. El centro conjugará en un mismo sitio las tres “patas” que el científico considera indispensables para hacer buenos negocios: la universidad, el Gobierno y las empresas. “Queremos ayudar a dinamizar la industria local; mejorar su calidad y competitividad; crear nuevas empresas innovadoras, y hacer crecer la economía regional”, afirma Audebert, que espera terminar de firmar los numerosos acuerdos que implica una estrategia de este tipo, para retomar su tarea en la Universidad de Oxford, donde es profesor visitante. Como resultado de dos de ellos, el Lamosidi ya está trabajando en sendos proyectos. Uno es el desarrollo de un motor wireless; es decir, sin escobillas, lo que le permite ser mucho más rápido, más liviano y más durable. El otro intentará diseñar una máquina de ascensor que pueda competir con las provenientes del exterior. Los científicos modelan el campo magnético, las fuerzas, el peso... Un tercer convenio permitirá su colaboración con la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra), que agrupa a 23.000 empresas en el país, el 45% de las cuales –alrededor de
11.000– está localizado en Buenos Aires y el conurbano. “Vamos a trabajar en varias áreas –explica Audebert–. Por ejemplo, en fundiciones, tenemos dos y tres generaciones de atraso, lo que nos impide cumplir con requerimientos de la industria del Primer Mundo. Este centro va a trabajar en nuevos sistemas de fundiciones para preparar, por ejemplo, materiales semisólidos (que no están ni en estado líquido ni sólido; es una pasta que tiene una estructura muy fina y, por lo tanto, propiedades diferentes: mayor resistencia, mayor tenacidad, menores defectos y poros). Eso no se puede hacer en el país. Las empresas podrían importar el equipamiento, pero necesitan la homologación, que hoy hay que obtener en el exterior, lo que puede llevar a que se demore hasta cuatro años.” Mientras en el país no hay ninguna máquina de semisólidos, explica el investigador, en Brasil hay por lo menos 20 empresas que trabajan con esta tecnología. “Tuvieron un desarrollo continuo de la metalurgia, que no hubo en la Argentina”, dice Audebert. Este tipo de obstáculos es el que determina que sólo el 20% de los vehículos fabricados en el país sean producidos por la industria local. Si la iniciativa prospera, el Cididi podría convertirse en un laboratorio de referencia para homologar piezas como las autopartes, por ejemplo (el INTI certifica seguridad en el mercado de reposición, pero no para piezas nuevas). “Si queremos apuntar al desarrollo tecnológico, tenemos que resolver el problema de homologación –afirma–. Eso aumenta enormemente la cantidad de empleo y ayuda a transformar la balanza comercial.” Entre los trabajos en marcha, figuran la investigación teóricoexperimental para el modelado de nanomateriales obtenidos por laminación, que ya cuenta con una patente previa; otro de modelado y proyección del flujo de tránsito en las principales vías de la ciudad de Buenos Aires; un tercero que intentará desarrollar un biodigestor para viviendas, que podría ayudar a resolver el problema de la recolección de basura (porque transformaría los desechos orgánicos en gas), y un estudio de prefactibilidad técnicoeconómica de la implementación de un corredor ferroviario de Córdoba a Santa Fe.