Rápido, puntual, cómodo

es ninguna rareza en Europa. Muy por el contrario, se ... pasajes fuera de Europa y Estados Uni- .... la geografía física y humana de los países que atravieso.
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Turismo

Página 4/Sección 5/LA NACION

Domingo 12 de octubre de 2008

LA NACION/Sección 5/Página 5

EUROPA

Rápido, puntual, cómodo Quién es quién por los rieles de alta velocidad europeos

Itinerarios escénicos, con grandes ventanas para aprovechar el paisaje; vagón-bar, para relajarse o tener una reunión de negocios; todo está pensado

Por Daniel Flores Enviado especial

P

ARIS.– No hay ruido, no hay vibración… No se podría decir que se nota que vamos sobre rieles a nada menos que 300 kilómetros por hora. Salvo, quizá, cuando se cruza otro tren en la dirección contraria y se lo ve apenas durante un segundo por la ventanilla. Pero ésa es la velocidad que el Thalys alcanza en un momento del trayecto París-Bruselas. La hora y veintidós minutos que tarda en cubrir 261 kilómetros, entre las estaciones Paris Nord y Bruxelles Midi, alcanza para almorzar salmón, ensalada verde y quesos con una copa de vino blanco (que ni se mueve sobre la mesita) y contestar algunos mails gracias a una perfectamente estable y gratuita conexión Wi-Fi. El vagón de primera clase es impecable, igual que los de segunda (elegantemente, esta clase recibe el nombre de confort 2) y el coche-bar, donde tres ejecutivos franceses charlan junto a la barra. Todo parece estar cumpliendo su viaje inaugural. Pero Patricia Baars, encargada de las comunicaciones de esta línea ferroviaria que une París, Bruselas, Amsterdam y Colonia, tiene una sorpresa: “Estamos en pleno proceso de renovación de todos nuestros trenes”, aclara. –¿Este es el primero con el nuevo diseño? –¡Para nada! Este ya tiene como doce años –explica–. En unos meses va a estar totalmente distinto. Para un pasajero que llega desde la Argentina, acostumbrado, por decirlo de algún modo, a otras comodidades, viajar en tren a Bélgica de esta manera tiene el exotismo de una aventura de Tintín. Y,

sin embargo, el servicio del Thalys no es ninguna rareza en Europa. Muy por el contrario, se trata de uno más entre varios trenes de alta gama similares, como el TGV (Francia), el Cisalpino (Italia-Suiza) y el Eurostar (Francia y Bélgica-Inglaterra). Aunque parezca un anacronismo, los trenes, los clásicos trenes, están en plena expansión. En 1981, el TGV (Train à Grande Vitesse), por ejemplo, brindaba 26 servicios diarios entre París y Lyon. Hoy, tiene 665 trenes que cruzan Francia a la misma velocidad que el Thalys y suma recorridos y destinos periódicamente. Otro caso: a doce años de comenzar a rodar, el Eurostar, que une Francia y Bélgica con Inglaterra a través del túnel del Canal de la Mancha, ya trasporta el 70 por ciento de los viajeros que van o vuelven de Londres a París.

Crecimiento acelerado Está claro que en la última década los trenes de alta velocidad lograron acelerar lo suficiente como para competir con el transporte aéreo, al menos en viajes de media distancia por Europa. Pero, al margen de su rapidez, el ferrocarril cuenta con una serie de ventajas que promotores y defensores suelen recitar casi de memoria: a) Los trenes se toman en estaciones que, a diferencia de los aeropuertos, suelen estar en pleno centro de la ciudad, normalmente a distancia caminable de una buena cantidad de hoteles. b) Para tomar el tren no hace falta la anticipación y espera con la que hay que presentarse en los aeropuertos antes de tomar un avión. c) Desde la ventanilla del tren se aprecian mejor los castillos, los viñedos y los lagos. d) En el tren generalmente no hay

que chequear el equipaje, que llega siempre a destino junto con su dueño, con menor riesgo de pérdida. e) En los vagones, el pasajero viaja más libre que en un avión o que en un ómnibus, sin cinturones, con más espacio y posibilidad de caminar... ¿Desventajas? También hay, claro. En viajes más largos, el tiempo, sin duda. También, en muchos casos, hay que tener en cuenta el manejo del equipaje: el pasajero suele subir y bajar del vagón sus valijas, lo que para algunos puede ser una dificultad importante. Por último, también hay que decir que las aerolíneas de bajo costo, con sus espectaculares ofertas, han conseguido que a veces volar sea más barato que trasladarse por tierra, algo impensable tiempo atrás. Sin embargo, acá es donde entra en juego la creatividad del viajero. Punto a punto, de estación a estación, los pasajes de tren no son necesariamente económicos, sobre todo frente a tarifas de 5 euros como las que venden aerolíneas del tipo de Ryanair. Pero, especialmente para turistas que piensan recorrer varias ciudades e incluso varios países en un grand tour, existen pases válidos para múltiples trayectos que abaratan el presupuesto. Estos pases no son ninguna novedad. Lo que resulta novedoso y siempre cambiante, y hasta sorprendente, es la complejidad del sistema, con más y más posibilidades de pasajes, trayectos, clases y combinaciones. De hecho, los Eurail Passes son los productos más vendidos por Rail Europe, la compañía que desde 1995 comercializa en el mundo pasajes para trenes europeos y que el año pasado transportó casi un millón y medio de pasajeros. Según fuentes de esta firma, producto de una

alianza entre las empresas ferroviarias francesa y suiza, el mercado argentino ocupa el sexto lugar en ventas de estos pasajes fuera de Europa y Estados Unidos (después de Australia, Corea del Sur, Japón, India y Brasil). Existen pases válidos para varios países o para uno solo; para un determinado número de días en el transcurso de un mes; para grupos de dos a cinco adultos que viajan juntos; para menores de 26 años... Además, hay que recordar varias cosas: que en la mayoría de los trenes hay primera y segunda clase, con la consiguiente diferencia de tarifas; que con mayor anticipación se consigue mejor precio; y que tanto las líneas de tren como Rail Europe lanzan constantemente promociones a las que hay que estar atento. El Swiss Pass, por caso, del ajustadísimo sistema de transporte suizo, va más allá del tren y es válido también para el ómnibus y el barco, además de otorgar entradas gratis a más 400 museos del

país (www.swisstravelsystem.com). Por ejemplo, un pase para viajar en tren por Alemania y Francia cuatro días dentro del plazo de dos meses, en segunda clase, cuesta unos 250 euros; en primera, 279. Un pase similar, pero con derecho a viajar seis días, en segunda clase, cuesta unos 300 euros; y en primera, 338. Otro ejemplo. Para dos o más personas que viajan juntas, el Eurail Global Pass Saver, por 450 euros (por pasajero), permite moverse libremente por veinte países europeos durante quince días. Menores de 4, no pagan, y entre 4 y 11 abonan la mitad. Para investigar más y comprar con un par de clicks, ingresar en www.raileurope-la.com. Con tantas variables, se hace bastante complejo estimar rápidamente el presupuesto de un itinerario. Pero, a la vez, es más factible encontrar el modelo de pase que se ajuste a las necesidades particulares según número de viajeros, edades, destinos y tiempos. Vale la pena tomarse el trabajo de planear bien.

FOTOS DANIEL FLORES Y GENTILEZA RAIL EUROPE Y SWISS TRAVEL SYSTEM

En la era del turismo espacial, la clásica formación de locomotora y vagones supo adaptarse a los tiempos y reinventarse como medio ideal para ciertos itinerarios por el Viejo Continente

Alma de valija Por Horacio de Dios [email protected]

Otra vez en la vía Llego en un tranvía amarillo, de los de antes, a la terminal de Milano Centrale, una estación de 1931 que vale la pena fotografiar por sus cúpulas de acero y boleterías que parecen salidas de una película italiana con Alberto Sordi o Nanni Moretti. Otra tarde, en Atocha, Madrid, cruzo la calle desde el Centro Reina Sofía y paso del Guernica de Picasso a la marquesina histórica que se conserva de la terminal realizada por un colaborador del ingeniero Eiffel en la época de la torre de París. En 1992, Rafael Moneo, el mismo que reformó El Prado, inventó un jardín con palmeras, el único lugar húmedo en todo Madrid, que tiene restaurantes y hasta una discoteca. Allí tomo el ómnibus C1 o C2 para dar una vuelta por la ciudad mientras espero mi combinación para seguir en la vía. Ahora en Berlín, atravieso la gigantesca y ordenada Hauptbanhof, que se habilitó en vísperas del Mundial de fútbol de 2006. Es la estación más amplia y moderna de Europa, levantada luego de la reunificación. Está frente el Reichstag y la cúpula de sir Norman Foster, al lado del río Spree. Llego en auto, ómnibus o subte hasta el mismo andén. Es ideal para recorrer tiendas y su patio de comidas. Parten mil servicios por día en la convivencia armónica entre trenes antiguos que siguen en servicio, bien conservados, y los de alta velocidad, que están complementando o reemplazando. No se trata de ir de un sitio a otro, sino de disfrutar del viaje. Semblanteando la geografía física y humana de los países que atravieso. Conociendo gente, de los pasajeros e inspectores a los funcionarios de frontera, que hasta saludan. Y observando la ganancia en tiempo y dinero porque las estaciones están en pleno centro y no necesito taxi, sino que uso el transporte público. Mientras escribo me siento acompañado por los recuerdos de Germán Sopeña y su libro La libertad es un tren, que reavivó la afición por los ferrocarriles que tengo desde niño. Con algunos sacudones nostálgicos porque pienso en el Marplatense de mis pantalones cortos. No muy lejos y hace tiempo, necesitaba cuatro horas para llegar a Buenos Aires. La última vez que lo usé tardó cinco y no pude leer ni un minuto por el traqueteo que hacía difícil tener el libro en las manos.

TGV.

Es la marca más reconocida entre los trenes de alta velocidad, seguramente gracias a su larga trayectoria. El Train à Grande Vitesse comenzó a correr en 1981 entre París y Lyon a una velocidad máxima de 260 kilómetros por hora. Hoy, su red cubre buena parte de Francia y sigue en plena expansión, con la más reciente incorporación (en 2007) de la línea Est, que une París con Reims en 45 minutos, y con Estrasburgo en dos horas veinte. Aunque ya viajan a la nada despreciable velocidad de 320 kilómetros por hora, los trenes de esta línea parecen estar todavía lejos de su límite: en distintas pruebas, la empresa francesa se adjudica el récord de 574,8 km/h. www.tgv.com

Thalys.

En el reparto de destinos, a los trenes de alta velocidad Thalys no les fue nada mal. Utilizada el año último por más de seis millones de pasajeros, esta joven línea multinacional sirve desde hace sólo una década a la región comprendida entre París, Bruselas, Amsterdam y Colonia sin detenerse en las fronteras. A tono con la exigente clientela que le toca transportar, marca tendencia en cuanto a diseño y servicios, incluyendo, por ejemplo, Wi-Fi, que no se corta a pesar de los 300 kilómetros por hora. www.thalys.com

Bruselas, con un servicio extra al parque de Disney parisiense. Desde noviembre último, la parada londinense se trasladó a la estación de St. Pancras, que a su vez conecta con seis líneas del tube a cualquier parte de la ciudad y con múltiples trenes locales a todo el país. www.eurostar.com

Ave.

Desde 1992, es el servicio de alta velocidad de la ferroviaria española Renfe. Ofrece los tramos Madrid-Barcelona, Málaga-Barcelona, Sevilla-Barcelona y Madrid-Segovia con restaurante y películas a bordo. www.renfe.es/ave

ICE (InterCityExpress).

El capítulo alemán de la Internacional Velocista entró en acción en 1991. Utilizada por 65.000 personas a diario, hoy su flota es de las de diseño más vanguardista, en característico gris con una banda colorada. El año pasado inauguró el ramal que va de Francfort a París en cuatro horas, y conecta con el TGV. www.bahn.de

primeros coparon el menú. Cisalpino, tal como su nombre sugiere, une con su moderna flota cerca de 80 localidades cruzando los Alpes entre el norte de Italia y Suiza. Quizá su trayecto estrella sea MilánZurich, que en 3 horas 38 minutos parece un tren turístico, con espectaculares vistas a las montañas y, en particular, al lago Maggiore. La compañía acaba de anunciar que incorporará en los próximos meses siete nuevos trenes de alta velocidad que reducirán significativamente los tiempos de viaje. Lo que está en marcha desde hace años es su vagón-restaurante, con una impecable carta de pastas. www.cisalpino.com Y además... Estas veloces líneas circulan también por las vías europeas: Talgo 200, Altaria y Alaris (España), Artesia (entre Francia e Italia), X200 (Suecia), ES (Italia), Alfa Pendular (Portugal), Czech Pendolino (República Checa).

Cisalpino.

Risotto con hongos; tronchetti con ricota y nuez; vermicelli con tomate y albahaca; lasagna y fettuccine... Evidentemente, el Cisalpino es una empresa con socios italianos y suizos, pero los

El TGV está de moda

Eurostar.

En 1994, este tren cambió para siempre los viajes entre Londres y París (y también Bruselas). Hoy, cubre ese trayecto en menos de dos horas y media, y pasa apenas veinte minutos dentro del túnel del Canal de la Mancha. Esto hace, por ejemplo, que Londres pueda ser una escapada del día para alguien que está en París, o viceversa. Lo mismo para los viajeros de negocios, que pueden desayunar en una ciudad, reunirse durante el almuerzo en la otra, y regresar al atardecer al lugar de origen. Diariamente, hay quince trenes Londres-París y nueve Londres-

El tren de alta velocidad francés le encargó al famoso modisto Christian Lacroix el diseño para su nueva línea Est. Lacroix, que ya tenía experiencia con el uniforme de las azafatas de Air France, se inclinó por colores intensos.