Pueblos, rituales y condiciones de vida prehispánica en el Valle del ...

tos pesados sobre la espalda, la labor de caza y agricultura y el porte de armas para la guerra, generaban cuerpos robustos y espaldudos. La estatura oscilaba.
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Capítulo VI L O S P R I M E R O S VALLECAUCANOS Y SUS O R Í G E N E S

6.1. Características físicas Las características físicas de los pobladores del valle del río Cauca son similares a las de las poblaciones de los Andes Orientales. La frente es ancha, inclinada, con arcos superciliares prominentes. El rostro destaca por ser muy ancho, de pómulos muy prominentes, aplanado en su porción frontomalar, pronunciado en la región cigomaxilar, de altura media. Las órbitas son muy anchas, de altura media, lo que reproduce unos ojos con superposición del párpado superior. La nariz es medianamente pronunciada, de anchura media, de baja altura, algunas veces de dorso convexo. La mandíbula resalta por su robustez y anchura. Habitualmente se deformaba la cabeza mediante la aplicación de fuerzas verticales al frontal y occipital a los niños recién nacidos, con tabletas de cerámica como las que se exhiben en el Museo Arqueológico "Julio César Cubillos"

Figura 60. Tabla deformatoria (Museo Arqueológico Universidad del Valle)

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Figura 61. Cráneo deformado (La Cristalina).

de la Universidad del Valle (Figura 60), con dos perforaciones laterales con las que se sujetaban mediante cuerdas, causando deformación fronto-occipital erecta. De esta manera se producía una cabeza muy corta, muy ancha, alta. A juzgar por las inserciones musculares de la cintura escapular que manifiestan líneas nucales prominentes y apófisis mastoideas voluminosas, la gran actividad física en este sector del cuerpo por la labor de canotaje, cargar objetos pesados sobre la espalda, la labor de caza y agricultura y el porte de armas para la guerra, generaban cuerpos robustos y espaldudos. La estatura oscilaba entre 157-166 cm en hombres y 148-156 cm en mujeres. Pedro de Cieza de León260 anotaba en el siglo XVI que algunos chancos que confinaban con la provincia de Anserma eran "tan grandes, que parecen pequeños gigantes,

260 Cieza de León, 1922, p. 85.

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espaldudos, robustos, de grandes fuerzas, los rostros muy largos, las cabezas anchas; porque en esta provincia y en la de Quimbaya, y en otras partes destas Indias ... cuando la criatura nace le ponen la cabeza del arte que ellos quieren que la tenga; y así, unas quedan sin colodrillo y otras la frente sumida y otros hacen que la tenga muy larga; lo cual hacen cuando son recién nacidos con unas tabletas, y después con sus ligaduras; las mujeres destos son tan bien dispuestas como ellos; andan desnudos ellos y ellas; y descalzos...". Usaban narigueras llamadas caricuris a manera de clavos retorcidos de oro, y en los cuellos se adornaban con chaquiras; en las orejas traían anillos retorcidos y otras joyas.

Figura 62. Cráneo deformado (Guacarí).

Gracias a la existencia de abultados músculos en brazos y pantorrillas los indígenas se podían adornar con cintas, lo que los españoles como Jorge Robledo interpretaron como deformación, pues según él portaban "debajo de la rodilla un gran bulto de chaquira, ques unas cuentecitas menudas mui iguales, blancas, parejas; y otro tanto encima del tobillo, para que crien pantorrilla, i lo mismo hacen en los brazos para criar molledo, i lo mismo en las muñecas de los brazos".261 Esta versión sobre el uso de chaquiras para deformar brazos y 261 Cespedesia, 1985, 14(51-52):27.

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piernas en poblaciones prehispánicas del valle del Cauca fue aceptada y difun 262 dida por algunos investigadores como otra característica más de los "cari 263 bes", misma que no ha sido confirmada por las evidencias osteológicas. 6.2. Los primeros agroalfareros

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Figura 63. Cráneo deformado de la Cristalina (T-33) que manifiesta un rostro "horripilante" por la forma de las órbitas, la robustez y el prognatismo facial.

Las características físicas de los cazadores recolectores, primeros habitantes del valle del Cauca se desconocen pues hasta el momento no se han hallado restos óseos correspondientes a esas primeras etapas. En lo que respecta a las poblaciones agroalfareras tempranas se conocen por los restos excavados en 264 Malagana, Coronado, Santa Bárbara, Estadio Deportivo Cali, en el munici265 pio de Palmira, y La Cristalina, municipio de El Cerrito. Los restos de 262 Duque, 1970, p.80. 263 J. V. Rodríguez, 1990, p. 181. 264 Gonzalo Correal. Estudio de los restos humanos y de los restos de fauna del sitio arqueológico de Malagana, Municipio de Palmira. En: Informe Proyecto Malagana, M. Cárdale, L. Herrera, C. Rodríguez. Cali, MS, 1995, pp. 83-118. 265 Rodríguez et a l , 2002,

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Malagana, Santa Bárbara, Coronado y La Cristalina son muy similares, por lo que se pueden integrar en un solo grupo biológico. En general, su cabeza es muy corta y muy ancha, alta, debido a la deformación craneal de tipo frontooccipital tabular erecta. La frente es ancha, inclinada también por la deformación. Los otros rasgos son muy similares al resto de pobladores vallecaucanos prehispánicos. En el Estadio del Deportivo Cali aparecen individuos muy diferentes, dolicocéfalos -de cabeza alargada-, muy robustos, con fuerte desgaste dental, enterrados de manera diferente a lo que se estilaba en los otros grupos, quizás indicando que existen relictos de poblaciones más antiguas de la época de los cazadores recolectores en la antigua terraza pleistocénica de Palmaseca. El grupo de La Cristalina, El Cerrito, es muy similar a grandes rasgos a Coronado y Santa Bárbara; algunos individuos están deformados, preponderantemente masculinos. Resalta el exagerado grado de deformación del individuo T-33, masculino, 40-50 años de edad, de tipo fronto-occipital tabular erecta, con una fuerte compresión en sentido antero-posterior (Figura 63). Su rostro es igualmente muy particular, con aspecto adusto por la prominencia de los arcos superciliares y el prognatismo alveolar; la nariz es muy ancha, corta y prominente. En general observa inserciones musculares muy desarrolladas, estatura reconstruida de 165,3 ±3,1 cm. La forma irregular de la tumba que no se pudo establecer en campo por la presencia de estructuras adicionales, las características impresionantes de su rostro, además de la acentuada deformación craneal y el hallazgo de adornos personales, nos induce a pensar que tuvo algún estatus dentro del grupo social al que perteneció, infundiendo temor y espanto por su rostro. 6.3. La población tardía Provincia de la Montaña (Dagua) Los pobladores de la región de Dagua eran diferentes, tanto por el tipo de deformación (tabular oblicua), como por sus características morfométricas. Así, por ejemplo, el individuo No. 01 excavado en el valle alto del río Dagua,266 masculino, 35-40 años de edad, observa deformación fronto-occipital tabular oblicua (Figura 64), produciendo una cabeza muy corta y muy ancha. El individuo es muy robusto, con marcadas inserciones musculares a nivel de las líneas nucales, apófisis mastoides y proyección glabelar. La estatura es de 158,0±3,6 cm. El individuo No. 02, masculino, 20-25 años de edad, manifiesta acentuada deformación fronto-occipital tabular oblicua y marcadas inserciones 266 Jorge Alarcón. Rescate arqueológico en el Valle Alto del rio Dagua. Bogotá, Banco de la República, Boletín de Arqueología 1995, Año 10, No. 1.

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Figura 64. Cráneo deformado (Dagua).

musculares, con líneas nucales muy prominentes. Como rasgo patológico característico resalta la asimilación de la primera vértebra cervical a los cóndilos occipitales, que habitualmente se presenta por portar pesados objetos en las espaldas. Los cronistas describieron a los habitantes de Dagua como gente fornida, de grandes fuerzas que por caminos, cuestas y despeñaderos subían agarrados de bejucos con cargas y fardos que pesaban tres o más arrobas; algunos transportaban a cuestas un hombre o una mujer en unas silletas de corteza de árboles, así fuesen cargados con gran peso, sin mostrar cansancio ni demasiado trabajo (Figura 65). Los esqueletos excavados en la hacienda El Carmen, municipio de Guacarí (Figura 62), a pesar de pertenecer al período Quimbaya Tardío, no observan grandes semejanzas con restos del antiguo Caldas, asociados a material Quimbaya. Por sus rasgos físicos se asemejan más a la población del Valle del Cauca. Aquí también se aprecia la deformación fronto-occipital tabular erecta por la presión de tablas en frontal y occipital. Resalta la robustez mandibular, reflejada en una rama ascendente ancha y cuerpo mandibular grueso.

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Figura 65. El camino de la muerte a Dagua.

La población de Guabas, Buga, es igualmente similar al resto de vallecaucanos prehispánicos, incluida la deformación fronto-occipital tabular erecta (Figura 66). Destacan las fuertes inserciones musculares a nivel de la cintura escapular, reflejando una gran actividad muscular, quizás por labores de canotaje. El rostro es muy ancho, aplanado, con pómulos muy prominentes. La nariz, a diferencia de los anteriores, es más prominente y más angosta. 6.4. Los orígenes: entre las migraciones y la microevolución Las hipótesis sobre los orígenes de las poblaciones prehispánicas de Colombia han oscilado entre posiciones difusionistas -migracionistas- microevolutivas,

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Figura 66. Cráneo deformado (Guabas).

pasando por formas alternativas.267 A su vez, sobre los orígenes de la diversidad humana se han postulado tres modelos teóricos: 1. Cladogénesis, que sustenta que mediante la simple divergencia o ramificación de las sociedades humanas se forman nuevas lenguas, nuevos grupos humanos y nuevas culturas, en unidades discontinuas con mosaico de lenguas, rasgos genéticos y tipos culturales. Ejemplo de este desarrollo se propone a las poblaciones polinésicas, de origen relativamente reciente pero que no constituyen la generalidad. 2. Etnogénesis. Señala que cada grupo étnico posee múltiples orígenes en lugar de un ascendiente común, pues los vínculos entre las sociedades humanas son laxos por la difusión lingüística y cultural, misma que incide en la conformación genética mixta. Como ejemplo se propone que la mayoría de comunidades americanas y siberianas se formaron mediante un proceso de fisión-fusión. 3. Difusionismo. Aunque los movimientos migratorios no son absolutamente indispensables para la difusión de técnicas, herramientas o genes, los préstamos constituirían la forma más fre-

267 cf J. V. Rodríguez, 1999.

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cuente con el que un grupo con logros adaptativos y creciente tasa de crecimiento se impone sobre sus vecinos. G. Reichel-Dolmatoff268 planteó un origen difusionista para las poblaciones tardías del 1er milenio d.C, en tanto que "el alto valor del maíz, junto con su fácil adaptación a diferentes suelos, alturas y condiciones climáticas, hicieron posible tal vez la penetración al interior del territorio y el poblamiento de las faldas y serranías, distantes de los recursos de los ríos y lagunas. Parece haber sido el cultivo de maíz lo que permitió a una creciente población expandirse rápidamente sobre las vertientes de las cordilleras colombianas, zonas que hasta entonces probablemente habían sido poco pobladas". Estas dos premisas, la poca población en faldas y cordilleras y el poder adaptativo del maíz que facilitó el crecimiento demográfico, así como las migraciones masivas, fueron planteadas cuando se conocía muy poco sobre las poblaciones prehispánicas y sus procesos adaptativos en el interior del país y casi nada sobre sus condiciones de vida y características físicas. No obstante, hoy día se ha acumulado una importante información sobre el propio valle del Cauca,269 el Alto Magdalena,270 los Andes Orientales 271 y otras regiones del país, contribuyendo a conformar un cuadro más objetivo de las dinámicas poblacionales prehispánicas. En lo referente al Valle del Cauca la ocupación humana en la cordillera Occidental (yacimientos localizados en Sauzalito y El Recreo, municipio de Darién, y en el valle de El Dorado y Lusitania, municipio de Restrepo) se remonta a principios del Holoceno con fechas entre 9.600 y 4000 años a.P., y corresponden a ocupaciones precerámicas de pobladores que emplearon azadas elaboradas en cantos rodados de rocas ígneas como diabasa y gabbro, y que posiblemente fueron utilizadas en el procesamiento de recursos vegetales o en la elaboración de otros artefactos líticos, en el contexto de una economía generalizada272. Artefactos similares se han hallado en el valle de Popayán, Cauca, señalando una temprana adaptación de las poblaciones del suroccidente de Colombia a ecosistemas tropicales. Por otro lado, en el valle de El Dorado en la región Calima se han hallado granos de polen de maíz fechados en 4730±230 a.C, y evidencias de tala de bosques para siembra a pequeña escala, plantean-

268 269 270 271

G. Reichel-Dolmatoff, 1986, p. 87. Cf. C. A. Rodríguez, 2002. R. D. Drennan, Las sociedades prehispánicas del Alto Magdalena. Bogotá, ICANH, 2000, p. 136. Cari H. Langebaek, Arqueología Regional en el territorio Muisca. Estudio de los Valles de Fúquene y Susa. University of Pittsburg, Department of Anthropology, Memoirs in Latin American Archaeology 1995, No. 9; J. V. Rodríguez. Los chihchas: pobladores antiguos de los Andes Orientales. Adaptaciones bioculturales. Bogotá, FIAN, 1999. 272 Herrera et al., 1989, p. 4; Gnecco, Salgado, 1989, p. 39.

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do la posibilidad de una mayor antigüedad de las prácticas agrícolas en esta región; también se han reportado evidencias antiguas para el Cauca Medio.273 Si en la cordillera Occidental se aprecian evidencias tan antiguas de presencia humana con prácticas hortícolas y si en el valle del río Cauca se han hallado restos de megafauna -mastodonte- asociados a elementos culturales274, se podría pensar que la ocupación de la llanura del río Cauca se remontaría a épocas muy antiguas, por lo menos a principios del Holoceno -hace cerca de 10.000 años a . P - cuyos pobladores, al igual que en los Andes Orientales de Colombia pudieron desarrollar con el tiempo estrategias adaptativas, con base al conocimiento regional de paisajes, plantas y animales, dando lugar a procesos agrícolas y alfareros locales. Por consiguiente, la aseveración de que llama (I milenio a.C.) representa una cultura exógena "que no surgió como producto de la evolución sociocultural de las poblaciones con un modo de vida recolector-productor que ocuparon la región Calima entre 7000 y 2000 a.C", 275 podría no tener sustento arqueológico pues ésta debió tener su origen en los procesos socio-culturales que enmarcaron el cambio global de los horticultores que le antecedieron. En lo que respecta a los orígenes de la población Yotoco del I milenio d.C. que sucedió a llama, los investigadores de la región están de acuerdo con que su raíz se encuentra en su antecesora y que el cambio se dio mediante un proceso de transición, proceso que "parece haber tenido lugar alrededor del primer siglo antes de Cristo".276 Por su parte Carlos A. Rodríguez afirma que Yotoco por su análisis estilístico y tipológico de la cerámica, la orfebrería y los patrones funerarios "permite establecer su estrecha relación con la cultura de los colectivos humanos creadores de las expresiones llama", es decir, que "las poblaciones llama evolucionaron y generaron nuevas formas más complejas de expresión sociocultural".277 Esta aseveración también se apoya en la similitud bioantropológica entre las poblaciones llama y Yotoco, lo que reforzaría la hipótesis de que realmente se trataba de una misma población diferenciada sociocultural mente. 278 Referente a Sonso del II milenio d.C. se plantea que en algún momento Yotoco desaparece y es reemplazada por otra población, cambio que fue parte

27 3 Francisco J. Aceituno, Interacciones fitoculturales en el Cauca Medio durante el Holoceno temprano y medio. Arqueología del Área Intermedia No. 4, p. 89-113. 274 C. A. Rodríguez, 2002, p. 29. 2 7 5 Ibid., p. 102. 2 7 6 M. Cárdale, W. Bray, L. Herrera, Reconstruyendo el pasado en Calima, Resultados recientes. Boletín del Museo del Oro, 1989, ,p. 12. 27 7 C. A. Rodríguez, 2002, p. 129. 278 Ibid., p. 133.

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de un movimiento de grupos sobre una extensa zona de la región Andina que se apropiaron paulatinamente de territorios ajenos, "proceso que tomó, seguramente, varios siglos, iniciándose hacia finales del primer milenio d.C. y continuando a principios del segundo". 2 7 9 En las mismas representaciones antropomorfas se aprecia el cambio pues en las Sonso la nariz es demasiado grande y exageradamente aguileña; los ojos se representan en la forma estilizada conocida como "grano de café" (Figura 23). Dentro de los grupos que migraron a la región Andina se mencionan los Karib que habrían introducido el conocimiento de la aleación del oro con el cobre conocida como tumbaga, y que habrían tenido su origen en los llanos Orientales, según lo planteó el americanista francés Paul Rivet280 en los años 40 y que tendría su soporte en la distribución de familias lingüísticas aborígenes de Colombia. Como anotó el arqueólogo Luis Duque Gómez 281 refiriéndose a los quimbayas, es evidente que en "la composición étnica y en la integración cultural de los pueblos que vivían en el territorio del antiguo Caldas, jugó un papel muy importante el sustrato chibcha, que debió desplazarse desde la región de Urabá hacia esta zona, siguiendo el curso de los ríos Atrato, San Jorge, Sinú, Cauca y Magdalena, hasta llegar a estas comarcas... Este sustrato chibcha habría sufrido el impacto de migraciones posteriores de origen Karib, cuya ruta principal parece haber sido el río Magdalena y el Atrato, y que al llegar al territorio caldense flanquearon a los grupos allí existentes, dominándolos en parte o ejerciendo influencia sobre sus formas lingüísticas y culturales". No obstante si observamos el mapa de distribución lingüística (Figura 68) la penetración Karib no habría abarcado el Valle del Cauca pues Jamundí, Lile, Dagua y Atunceta pertenecerían a la familia lingüística Chibcha,282 movimiento que habría tenido lugar hacia finales del I milenio d . C , influyendo significativamente en chancos, pijaos, pantágoras, amaníes, samanaes, irras y quindíos283; entre tanto, la penetración chibcha se remontaría a un período muy remoto, proviniendo quizás de una escisión de un tronco ancestral con las poblaciones andinas.

279 M. Cárdale et al., 1989, p. 17. 2 80 P. Rivet, La métallurgie en Amérique précolombienne, Travaux et rnémaires de T Institute D'Ethnologie, Paris, Institute D" Elhnologie No. XXXIX, 1946, p. 67. 281 L. Duque G., Los Quimbayas, Instituto Colombiano de Antropología, 1976, p. 82. 282 S. E. Ortiz, Lenguas y dialectos indígenas de Colombia. Historia Extensa de Colombia. Bogotá, Academia Colombiana de Historia, Ediciones Lerner, Vol. I, Prehistoria, 1965, p. 33. 283 L. Duque, Op. Cit., p. 83.

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6.5. Sobre las relaciones biológicas Estas hipótesis surgidas del ámbito arqueológico, etnohistórico y lingüístico se pueden verificar mediante los datos de la craneometría, comparando muestras de distintas regiones y períodos. De esta manera, con el propósito de obtener un cuadro que de cuenta de las relaciones biológicas de las poblaciones antiguas del Valle del Cauca, se procede a la comparación craneométrica, que consiste en la medición de las estructuras de la bóveda craneal y esqueleto facial -órbita, nariz, rostro-, en cuanto a su longitud, anchura, altura y proyección, según estándares internacionales, y que han servido para abordar la problemática del poblamiento temprano de América y de Colombia. En un estudio anterior se analizaron 65 variables craneométricas de las que se seleccionaron 16 por cuanto presentan mayor grado de diferenciación, tanto intragrupal como intergrupal (GOL, XCB, BNL, BBH, MFB, BPL, ZYB, NAH, OMF, OBH, NLB, NLH, NFA, SSA, NMA, SIA).284 Las similitudes pueden obedecer a un origen común, convergencia evolutiva o a errores estadísticos cuando las muestras son muy pequeñas y no representan a la población de donde proviene. En las reconstrucciones de filogénesis, la homoplasia, que cobija la convergencia, la reversión y el paralelismo, puede crear similitud entre poblaciones filogenéticamente distintas, produciendo errores de interpretación sobre sus orígenes.2XÍ Para evitar la homoplasia se recomiendan los siguientes requisitos para seleccionar los caracteres más informativos que denoten verdaderamente una relación filogenética: 1. Los rasgos deben ser independientes unos de otros, con el fin de evitar la redundancia de algunos segmentos. 2. Deben ser homólogos, es decir, son informativos solamente si provienen de un ancestro común. 3. Deben minimizar la homoplasia, analizando el ritmo de cambio de los caracteres; siendo difícil detectar los de cambio rápido para inferir filogenia; por lo cual se prefieren los de cambio lento, conservativo. 4. Deben ser relativamente numerosos para evitar el azar en los cambios; si la homoplasia es relativamente grande en una serie de caracteres, entonces una amplia serie de rasgos incrementará la alerta de redundancia.

2 8 4 J, V. Rodríguez, Diversidad, adaptación y etnogénesis en la población prehispánica de los Andes Orientales. En: Los chihchas: Diversidad y adaptación de la población prehispánica de las Andes Orientales. Bogotá, Colciencias-Universidad Nacional de Colombia, 2001, pp. 251-310. 285 S. Freeman, J. C. Herrón, Evolutionary Analysis. New Jersey, Prentice Hall, 1998; J. V. Rodríguez, 2001, p. 258.

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Las diferencias y similitudes de la comparación intergrupal se plasman gráficamente mediante un cladograma o dendrograma, árbol construido a partir de variables diferenciadoras, de carácter parsimonioso si maximiza el número de homologías y minimiza el número de sucesos evolutivos (Figura 69, 70). En el presente estudio se compararon varios grupos tempranos como Coronado, Santa Bárbara, El Cerrito, Estadio, y tardíos como Guacarí (culturalmente Quimbaya Tardío), Guabas (Buga) y Dagua (Cordillera Occidental), para un total de 26 cráneos masculinos y 11 femeninos. En la comparación craneométrica las 16 variables (Tabla 6) dan cuenta de las dimensiones lineales y angulares del esqueleto facial (frente, rostro, órbitas, nariz) y tres del neurocráneo; hay que acotar que la deformación craneal afecta básicamente la bóveda craneal. El análisis de componentes principales señala que las anchuras (transversa máxima, frontal mínima, bicigomática, orbitaria, nasal) son las que más discriminan, para el primer componente; también la altura basibregmática. Los ángulos observan poco valor discriminante, excluyendo el simótico. En la prueba ANOVA el mayor valor de F se aprecia para la anchura frontal mínima (11,589), anchura orbitaria (8,250) y anchura nasal (2,671). El estudio intergrupal se llevó a cabo mediante el análisis de conglomerados jerárquico, clasificando los grupos en un conjunto de datos, basándose en el principio de que los miembros de un grupo han de ser más similares entre sí que los no miembros; la similitud intragrupal es mayor que la intergrupal y los conglomerados suelen mostrar cohesión interna y aislamiento externo. La distancia aplicada fue la euclídea al cuadrado (dij), definida como la distancia entre dos puntos / y j , medidos en cantidades p de variables: dij = [(xi - xj)2 + (yi - yj)2]. La matriz de distancias se construyó mediante el método de Ward, en donde los conglomerados han de ser lo más homogéneos posible, y las desviaciones no son más que las distancias de todos los puntos a las medias de los conglomerados a los que pertenecen. Para evitar los riesgos de las diferencias de las escalas de los ejes, se estandarizaron las escalas de las medidas mediante puntuaciones estándar, con lo que todas las variables tendrán igual importancia. Los datos se procesaron mediante el programa SPSS versión 12.0.286 Al comparar los grupos del Valle del Cauca y Quimbaya del Quindío (Figura 69), se evidencia que El Cerrito y Coronado configuran un mismo enjambre, muy cercano entre sí, demostrando que constituyen una misma población; se le podría agregar Santa Bárbara, pero, infortunadamente, su muestra es muy pequeña y aparece anexada a Guacarí y Buga que son grupos septentrionales

286 S. Shennan, Arqueología cuantitativa. Barcelona, Editorial Crítica, 1992. p. 220.

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Tabla 6. Dimensiones craneométricas medias de grupos del Valle del Cauca

POBLACIÓN VARIABLE

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