GK-‐101 Griego Koine José Alonso Instituto Bíblico Logos
Prefacio Estas notas de estudio de Griego Bíblico han surgido como respuesta a una sentida necesidad de un método de aprendizaje práctico del idioma original del Nuevo Testamento en español. En mis años de estudio personal y en mi paso por el seminario, fui expuesto a varios métodos de enseñanza del Griego Bíblico. Adicionalmente he venido construyendo una amplia biblioteca con los libros de texto que han sido publicados recientemente para la enseñanza de este idioma bíblico tanto en ingles como en español. Después de este largo caminar he llegado a la conclusión que es necesario producir un nuevo material para el aprendizaje del Griego Bíblico en Español que vaya mas allá del método tradicional que enfatiza grandes cuotas de memorización de cuadros y que no incluye por lo general los últimos avances en la comprensión del Griego Koiné. En estas notas pretendo ofrecer un método practico y sencillo para el aprendizaje del Griego del Nuevo Testamento para el estudiante latinoamericano teniendo en cuenta los últimos avances de la lingüística moderna en lo que se refiere al Nuevo Testamento. Un área que requiere un tratamiento especial a la luz de estos avances recientes es el estudio del verbo. Desafortunadamente las gramáticas introductorias al griego del Nuevo Testamento disponibles hoy no tratan este tema con la debida diligencia y entendimiento actualizado. El enfoque de mi método incluye elementos inductivos en un marco deductivo que presenta el material de manera progresiva. Mi estrategia pedagógica enfatiza la lectura del texto griego del Nuevo Testamento desde el principio con ejemplos reales en lugar de usar modelos fabricados. A pesar de que los ejercicios incluyen mucho trabajo de traducción, el énfasis es más en la capacitación del estudiante para que entienda el significado del texto y como ese significado es comunicado gramaticalmente. ¿Por qué aprender Griego Koiné? Hoy existen diversas opiniones en cuanto a la necesidad de aprender los idiomas bíblicos. Algunos argumentan que en realidad ya no es necesario aprenderlos teniendo en cuenta que existen programas para el computador que nos proveen la información necesaria y suficiente para poder enseñar la Biblia fielmente. El problema con esta idea es que los programas para el computador son simplemente herramientas para acceder a la información acerca del Griego, pero no proveen la habilidad para entender e interpretar con precisión los paquetes de información que proveen dichos programas. Aparte de un conocimiento práctico del idioma, no puede existir un marco intelectual suficiente que le permita a una persona abordar el texto bíblico con la suficiente destreza como para interpretarlo con la precisión que requiere el estudio de la Palabra de Dios. No podemos medir con precisión los invaluables beneficios que trae poder leer e interpretar el texto del Nuevo Testamento en el idioma que el Espíritu Santo escogió para inspirarlo. Sin embargo, dado a que nuestro ministerio principal es la enseñanza y la proclamación de las Sagradas Escrituras, es de suma importancia que los que nos dedicamos a ese noble privilegio de la comunicación del mensaje Bíblico, seamos expertos
en ella. Cabe mencionar la triste condición de la iglesia de hoy, en donde la predicación bíblica es muy rara y escasa. Viene a mi mente el pasaje que menciona la condición de la nación de Israel en los días del Profeta Samuel “…y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días…” (1 Samuel 3:1). John Stott dice que la “verdadera predicación cristiana… es extremadamente rara en la iglesia de hoy” 1 La mayoría de las enseñanzas y las predicaciones que se escuchan hoy día son charlas motivacionales o conferencias temáticas salpicadas ocasionalmente con versículos bíblicos sacados de contexto para apoyar las propuestas del predicador o maestro de la Biblia ignorando el mensaje verdadero de la Biblia y la voz de Dios por medio de ella. La importancia de la proclamación de la Biblia para la vida de la iglesia es tan grande que un profundo conocimiento de ella indispensable. John Stott lo dijo muy acertadamente: La predicación es indispensable para el Cristianismo. Sin ella una parte necesaria de su autenticidad se ha perdido dado a que el cristianismo es, en su pura esencia, una religión de la Palabra de Dios. Ningún intento por entender el cristianismo va a dar fruto si pasamos por alto o negamos la verdad que el Dios viviente ha tomado la iniciativa de revelarse a si mismo a la humanidad perdida para salvarlos, o que la revelación de si mismo ha sido dada por medio del medio mas directo de comunicación conocido a nosotros, las palabras; o que el llama a aquellos que han escuchado su Palabra a comunicarla a otros. Los que somos responsables de la enseñanzas de la Biblia no podemos olvidar la advertencia de Santiago 3:1 de que experimentaremos una exigencia mas grande y severa de parte de Dios por la relevancia y el impacto que tenemos, los que enseñamos la Palabra de Dios, sobre la iglesia de Cristo. El famoso predicador del siglo XVII, Richard Baxter dijo muy acertadamente: La predicación publica de la Palabra… requiere mayor habilidad, y especialmente mayor vida y celo, que lo que cualquiera de nosotros traemos a ella. No es un asunto insignificante pararnos frente a la congregación y dar un mensaje de salvación o condenación, de parte del Dios viviente, en el nombre de nuestro redentor.2 Ciertamente, “el pulpito es un lugar peligroso para cualquier hijo de Adán que lo ocupe.”3 Martyn Lloyd-‐Jones, el pastor de la Capilla de Westminster en Londres por muchos años dijo: Parece ser el caso que entre mas grande es el predicador, mas vacilante ha sido para predicar… Un hombre que siente que es competente y que puede hacerlo fácilmente, y así se apresura a predicar sin ningún sentido de temor y temblor alguno, es un hombre que esta proclamando que nunca ha sido “llamado” a ser un predicador. El hombre que es llamado por Dios es un hombre que reconoce a lo que es llamado a hacer, y se da cuenta de la tremenda magnitud de la tarea, que se acobarda ante ella.4 1 Between Two Worlds: The Art of Preaching in the Twentieth Century (Grand Rapids: Eerdmans, 1982), 15. 2 The Reformed Pastor, edited and abridged by Jay Green (Grand Rapids: Sovereign Grace, 1971), 17. 3 Stott, Between Two Worlds, 320. 4 D. Martyn Lloyd-‐Jones, Preaching and Preachers (Grand Rapids: Eerdmans, 1971), 107.
Es cierto que en nuestros días encontramos innumerables volúmenes publicados que nos hablan de lo que dice el Griego y el Hebreo pero hasta que no sepamos nosotros mismos los idiomas originales, estaremos a merced de otros sin saber con certeza cual es la verdad. ¿Cómo podemos predicar o enseñar la Biblia y estar seguros de que nuestro entendimiento y énfasis es el mismo que la intención original de Dios si dependemos de una traducción del texto sagrado? Nuestra misión no es decir cosas agradables acerca de un texto, sino proclamar la verdad y nada mas que la verdad de lo que Dios ha dicho. Erasmo elocuentemente dijo: Estas ventajas (tener un mayor entendimiento del Nuevo Testamento) se acumulan a aquellos que prefieren obtener su conocimiento de la Escritura de los manantiales de agua mas puros y no de los arroyos y estanques que están a la mano, los cuales frecuentemente se mezclan unos con otros, y que son contaminados con las patas embarradas de los cerdos y los burros. Ningún fruto sabe mejor que el que uno coge con su propias manos del árbol madre. El agua es mas fresca cuando se toma del mismo manantial… De la misma manera las Escrituras tienen en ellas cierta clase de fragancia natural. Ellas emanan de si mismas algo genuino y peculiar cuando se leen en el lenguaje en el que fueron escritas originalmente.5 El gran reformador Martin Lutero dijo: Estemos seguros de esto: no preservaremos el evangelio por mucho tiempo sin los idiomas originales. Los idiomas son la vaina en la que esta espada del Espíritu esta guardada, ellos son el cofre en que esta joya esta consagrada… Si por nuestro descuido permitimos que los lenguajes desaparezcan, no solo perderemos el evangelio, pero llegará el momento cuando no seremos capaces de hablar o escribir correctamente latín o alemán. …A si es que inevitablemente el evangelio finalmente perecerá a menos de que los idiomas permanezcan. …Existe gran peligro de hablar las cosas de Dios en una manera diferente y en términos diferentes de los que Dios mismo utiliza.6 5 Erasmo, en su prefacio del primer Nuevo Testamento griego publicado/impreso, 1516. 6 “To the Councilmen of All Cities in Germany That They Establish and Maintain Christian Schools” by Martin Luther (1524).