Práctica Deportiva y discapacidad Motriz: Una mirada desde la Psicología Autor: Psicóloga Liliana Chiaradía
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Mi implicancia en este tema proviene de distintas inserciones: Mi profesión de Psicóloga, desde la cual he trabajado el tema. Ser Discapacitada motriz: secuela de polio y Deportista, debería decir ex – deportista, pero decidí no hacerlo por que gracias al deporte tengo un título para toda la vida: campeona olímpica en Baskett adaptado (1972, Heidelberg, Alemania) y título de master en el deporte. Para abordar este tema, necesito explicitar, brevemente, los mecanismos psíquicos de formación de la personalidad. Luego desarrollar cómo se inscribe en la psiquis una discapacidad motriz y después entrar en el tema deportivo. Cómo se ve afectada la evolución psíquica de una persona, cuándo aparece una discapacidad? La cambia? La moldea? En esto inciden muchos factores: edad en la que se contrae la discapacidad, tipo de discapacidad, personalidad previa, entorno familiar y social, fortalezas del yo, acceso a salud y educación, etc. etc. Esto quiere decir que depende de todos estos factores, cómo la persona se posicione y asuma la misma. Cuándo se instala en una personalidad en formación, la moldea, la marca, deja huellas. No se sale indemne de eso,.. Los psicólogos sabemos que los 3 primeros años de vida son decisivos en la formación de la personalidad. Cuando aparece de forma traumática, en un joven, la discapacidad se instala en una personalidad previa, que si bien post-trauma, va a modificarse en algunos aspectos, su personalidad le imprime una impronta al afrontamiento de la adversidad. Tampoco es igual, una discapacidad leve, moderada o severa. Influye también el tipo de discapacidad: física, sensorial, mental. Las generalizaciones son complejas y nunca revelan toda la verdad, pero también es cierto que debemos hacerlas para teorizar y dejar sentado un planteo, pero en este terreno en particular, son muy difíciles. Por eso quiero aclarar que yo me voy a referir exclusivamente a personas con discapacidad motriz, con habilidades suficientes para encarar la práctica deportiva. Esto implica un recorte, no todos entran en estas características. Mi posición teórica en cuanto a la formación del aparato psíquico es psicoanalítica freudiana. Actualmente, ningún profesional de la salud mental desconoce que los abordajes terapéuticos y los conocimientos científicos han cambiado, que el mundo es otro, totalmente distinto a la época freudiana y que las patologías
son producto de una confluencia de factores individuales, genéticos, ambientales y sociales. Pero para dar cuenta de la formación del aparato psíquico, sigo pensando que ninguna teoría ha superado la freudiana, en este campo hablamos de metapsicología o Psicología profunda. Freud, plantea en “Proyecto de una psicología para neurólogos” texto de 1890, que lo primero que pone en movimiento el aparato psíquico es el dolor, dolor que proviene de la sensación de hambre que siente el bebé en el estómago, ya no está en el útero materno, con todas las necesidades cubiertas. En el mundo exterior necesita comunicarlas para ser abastecido y lo hace a través del único mecanismo que dispone, llora. Debe expresar su demanda para sobrevivir. De todas las crías, la humana es la más dependiente de un otro por más tiempo: En ninguna otra cría, la dependencia, se prolonga tanto en el tiempo. Nos formamos, crecemos, nos mantenemos vivos, con otro. Somos seres dependientes. El otro nos constituye. Siguiendo este planteo, si el dolor nos hace crecer, madurar y diferenciarnos desde el primer momento, es indudable, que si desde niños padecemos alguna enfermedad, con toda su carga de dolor y displacer, la formación de nuestra personalidad no quedará indemne. . Freud también plantea, en 1926: “ El Yo es primero y fundamentalmente un Yo corporal” El niño explora el mundo y empieza a construir su independencia, a través del movimiento. Primero será con la boca, todo objeto nuevo se lleva a la boca y luego la ambulación, el dominio del espacio, El cuerpo es el escenario donde se despliega nuestra vida, el cuerpo, lugar de placeres y conflictos, de deseos y frustraciones. Nos comunicamos con el mundo a través del cuerpo. Se nos identifica a través de él.. Con un cuerpo marcado, sufriente, inhábil, ¿cómo se logra este proceso? Cómo se ve afectado? Nuestra exploración y conocimiento del mundo se ve alterada, también nuestro estar en el mundo a través del dominio del espacio. Diversos estudios de psicología evolutiva coinciden en la importancia de la imagen corporal en la configuración de la personalidad, así como en el papel de la motricidad en la exploración del mundo y en el desarrollo de las funciones cognitivas y afectivas. El cuerpo posee características particulares en cada persona que nos hace diferente al otro, con peculiaridades propias y únicas Uno de los elementos principales en esta mejor discriminación del propio cuerpo, es la capacidad de movimiento. El movimiento es la expresión máxima de la autonomía del cuerpo, Ahora cuando el cuerpo falla, no responde, ni hace las cosas como queremos. se empiezan a encontrar formas de compensar las faltas o las fallas y se las arregla para hacer lo mismo, pero con dificultades, esfuerzo, ayudas técnicas, etc.. Igual se va a mover, pero distinto… y cómo empieza a repercutir en la psiquis esa diferencia? En esta misma línea Winnicott plantea que el niño no se concibe como defectuoso primariamente, sino que es la madre (y el entorno) que se lo hacen percibir. Para él, un bebé con malformaciones puede desarrollar una personalidad sana, un YO bien estructurado, si tiene plena seguridad de ser amado y aceptado como tal.
Entonces acá el rol de la familia (protectora, no sobreprotectora) y de su entorno afectivo y social, es fundamental y también la capacidad yoica . Un Yo fuerte, posee mecanismos de afrontamiento de la adversidad, que permite soportar mejor los embates. Puede dar batalla, e incluso, salir fortalecido de las experiencias negativas o dolorosas. Hoy manejamos el concepto de resiliencia, que nos permite entender mejor estos procesos, concepto éste que surge en los años 80, brevemente lo defino, “ Es la capacidad del yo de enfrentar, sobreponerse y salir fortalecido e incluso transformado de las adversidades” No todo el mundo tiene esta capacidad. La resiliencia tiene que ver con la salud mental y la calidad de vida. Ambos conceptos son complejos y hay mucha literatura y mucho debate sobre los mismos, simplemente los menciono, para volver al punto marcado al inicio y desde donde yo parto y me posiciono: Como venimos diciendo: en la discapacidad, un Yo fuerte, con muchos recursos facilitadores a su alcance, tendrá un mejor pronóstico para lograr llevar una vida satisfactoria e integrada a la sociedad en la que vive. Si la familia es contenedora e integradora, inicialmente no va a vivir la diferencia con pesar. Ahora, socialmente, la mirada de lo otros, en una discapacidad que es visible, que no se puede ocultar, empieza a mostrar la diferencia, aparece la mirada de rechazo o de temor, o simplemente de curiosidad, pero se lo mira distinto. Hay una realidad insoslayable, evidente; las personas tienen dos piernas que los sostienen, que les permiten caminar, desplazarse y correr, sin esfuerzo, naturalmente. Dos brazos para agarrar las cosas, manipularlas, transformarlas y así podríamos seguir citando ejemplos. En eso se es distinto, se carece de esa habilidad, ahora, eso es condición suficiente para ser diferente? Qué tiene que ver con la inclusión o la exclusión? Tener o carecer de una habilidad nos hace diferentes? Eterno debate este: quién es diferente, por qué se es diferente? Acá, en cada persona empiezan a ponerse en juego distintos mecanismos de defensa para sobrellevar, aceptar, soportar, la diferencia, la discapacidad. Y cada sociedad y momento histórico tiene su particular modo de encararla. Actualmente y más aún luego de la nueva clasificación, conocida como Cif, “Clasificación internacional del Funcionamiento, la discapacidad y la Salud”. Se escuchan otros discursos sobre el tema discapacidad y diferencia, pero aún así subsiste cierto discurso conciliador y negador que repite frases clichés como “Todos tenemos alguna discapacidad….o yo no sé cantar o bailar, me encantaría hacerlo, pero no puedo, por lo tanto todos somos diferentes, todos tenemos alguna discapacidad…” Discurso ignorante y que en un silogismo erróneo parte de premisas falsas para llegar a conclusiones equivocadas. Rechazo esta postura negadora o banal, por que más allá del discurso esperanzador y solidario que quiere transmitir este mensaje de “igualdad” no podemos negar la realidad, la verdad que cuesta decir, incluso para las mismas personas discapacitadas: la discapacidad se padece, duele, es una molestia, se padece todos los días, no debemos negar las diferencias. Negar las diferencias, es para mí, un revelador de la discriminación más profunda: la que no se manifiesta y se enmascara en un discurso “políticamente correcto”. Me cuesta tanto aceptar la diferencia, que la
niego….Cuando algo se minimiza, se desvaloriza (“no es nada”, “todos tenemos nuestra cruz”…) para mí es un discurso exasperante y hasta insultante Por que los que padecemos alguna discapacidad, y no digo padecer ingenuamente, sabemos que no es lo mismo desplazarse sin problemas y esfuerzo, que hacerlo con dificultad. Ahora, cómo nos posicionamos frente a la discapacidad, cuando la tenemos, es otro tema. No poder desplazarme bien, no me convierte en alguien socialmente diferente. La igualdad que yo acepto y pregono, es en nuestra calidad de personas social y jurídicamente aptas. En el cuerpo en movimiento, las diferencias son obvias y no pueden negarse. En ese aspecto, bienvenidas las políticas sociales, que facilitan la inclusión y aportan beneficios. Y es la que se encuadra en los DDHH, Actualmente este discurso no es innovador y muchos ya lo vienen escuchando hace tiempo. Cuando hace más de 20 años lo expresaba en alguna ponencia o debate, me trajo acaloradas discusiones. Y aún hoy también las tengo, depende quién sea el interlocutor que tengo enfrente. Retomando lo que dejé mencionado antes, sobre cómo se posiciona cada uno frente a su discapacidad voy a referirme a Lacan. Este psicoanalista francés, continuador de Freud, plantea que las relaciones humanas son especulares, reacciono a lo que el otro me proyecta, Somos distintos según quién sea el otro con el que me relaciono. Ejemplo más simple para esto es uno del que nadie está ajeno, algunas personas tienen una relación de pareja infeliz, se separan y cada uno, por su lado, funciona perfectamente con otra persona. Hay personas que nos potencian y personas que sacan lo peor de uno. Es especular. Respondemos según cómo nos sentimos tratados por el otro, si nos agreden agredimos, si nos tratan amablemente respondemos igual, si nos aman, respondemos con amor… Digo esto, para explicar por qué la inclusión social, la integración de una persona con discapacidad, en las distintas áreas de la vida, no pasa solo por el otro, por el entorno social o las políticas mencionadas. La persona tiene que tener un rol activo y productivo en el desarrollo de su vida. No somos víctimas del destino, nuestras decisiones y elecciones tienen un papel preponderante en nuestra historia de vida.” Cada uno labra su propia corona, cada quien es hijo de sus obras” los que se quejan de la forma cómo rebota la pelota, son aquellos que no la saben golpear”. José Ingenieros.. La imagen que uno proyecta nunca es ingenua o azarosa, conciente o inconcientemente está determinada. Y los otros me ven como yo quiero que me vean. Como en todos los órdenes, esto es un proceso, es dinámico, es una interacción, ni somos omnipotentes que todo lo podemos, ni somos víctimas pasivas de un destino cruel, la libertad de elegir juega un rol fundamental. No elegimos ni decidimos muchas de las cosas que nos acontecen, sí podemos elegir cómo nos sentimos con ello, qué hacemos con ello, con y a pesar de…
“L
AS POLÍTICAS PÚBLICAS deben
contemplar el desarrollo de proyectos
de interés nacional que promuevan la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad bajo el eje de la autodeterminación1 y los derechos humanos. En este sentido, es fundamental que las personas con discapacidad asuman un rol protagónico en la construcción de su futuro, y ayuden a crear espacios de recuperación de la dignidad, de instrumentación de la realidad y de pertenencia “ ( Discapacidad en la argentina,. Org. PAR. 2005).
A pesar de todos estos cambios en la manera de tratar el tema, el fantasma de la discriminación siempre está rondando. Y en estos tiempos, en donde la imagen manda, un cuerpo atrofiado, mutilado, “marcado”, no siempre es aceptado. No solo por el afuera, sino por el adentro, internamente; es un duelo que hay que atravesar y superar. Doloroso, como todo duelo. Y externamente, facilita la integración, y cambia la mirada sobre el discapacitado cuando se lo empieza a mostrar asociado a logros. Y acá el tema del deporte es fundamental. Se sale de la rehabilitación, se pone en juego el cuerpo, en una actividad lúdica, placentera, gratificante. Entonces, se, logra, en un curso acelerado, la aceptación de ese cuerpo sufriente y doliente, por un cuerpo hábil y que responde a los mandatos. Lo puede mover, rodando, nadando, por el placer de hacerlo y, no por que la rehabilitación lo indique. EL deporte se plantea como la primera acción en donde se pone en movimiento el cuerpo sin estar ligado a la rehabilitación, no hay un médico o kinesiólogo detrás. Aparece la figura del entrenador, del preparador físico, las prácticas, el juego, la competencia y ahí sí somos “hábiles”, somos potentes, “Podemos”, nos miran por nuestra habilidad y no por nuestra discapacidad, y como la mirada de los otros nos devuelve lo que somos, empezamos a sentirnos distintos y contribuye notablemente a que la sociedad cambie la mirada sobre la discapacidad. Si a eso se suma el deporte de alto rendimiento, donde además se compite, se viaja, se interactúa con los otros, se aprende a compartir y a vivir en grupos, lo que cualquier chico común hace en cualquier campamento y que a cualquier discapacitado motriz se le complica, los beneficios se potencian. Por otro lado no pudo dejar de mencionar otros beneficios colaterales: las enseñanzas que trae el deporte para cualquiera que lo practique: disciplina, solidaridad, responsabilidad, aprender a compartir, sacrificios, esfuerzos, fijarse metas, trabajar para lograrlas, generador de vínculos fuertes, amistades para toda la vida, maduración, aceptación y respeto de las reglas etc. Y aún más importante es cuando se logra ser un deportista de elite, es decir, no solo se compite, sino que además se gana. Títulos, medallas, a nivel nacional y mejor aún, internacional. Ahí cambia la mirada social, se empieza a ver a un campeón, más allá de un discapacitado. Se empiezan a ver las “habilidades” más que la “discapacidad” ( como dice una excelente campaña de cilsa).
Eso, indudablemente, no solo posibilita y mejora la integración social, sino que fortalece la autoestima, la mirada sobre sí mismo. Se potencian fortalezas latentes, habilita el despliegue de mayores oportunidades, por que se empieza a aceptar, a pesar y con la discapacidad, y hasta se empieza a dar un fenómeno inesperado: La discapacidad tiene un lado positivo, por que trajo aparejada muchas cosas buenas y gratificantes, no solo frustración y padecimiento. Disminuye la rebeldía, a veces conciente, a veces, inconciente. Esto va más allá, de lo que Freud llamaba, el beneficio secundario de la enfermedad. Da oportunidad de conocerse con otros jóvenes. El deporte libera endorfinas, hormonas, entonces este cambio en nuestro cuerpo, se acompaña con un cambio en nuestra psiquis, nos sentimos admirados, lindos, por lo tanto deseados y acá empieza a haber una ligación muy fuerte entre deporte y sexualidad, se practica entre jóvenes, posibilidades de encuentro con sus pares, liberación de endorfinas, el cuerpo se moldea, la mente se expande, el cuerpo sufriente pasa a ser cuerpo deseado y deseante,. Favorece la posibilidad de formar pareja, dado que la discapacidad, si bien no es obstáculo para formar pareja, sí es real, que las opciones y las oportunidades son menores que para el resto de los jóvenes. Es un factor integrador primordial, eleva la autoestima y el aprecio por el propio cuerpo. Reitero, el deporte es primordial para la aceptación e integración Se abren posibilidades laborales, de inserción social, entonces el deporte empieza a ser una vía privilegiada para la rehabilitación, la inserción social, la inclusión, Se debe potenciar y facilitar la práctica deportiva en las personas con discapacidad motriz, y como no es un deporte barato, dado que se necesitan ayudas técnicas, buenas sillas y demás, es importante que las políticas sociales acompañen esto.
Bibliografía: - S. Freud: Proyecto de una Psicología para neurólogos- 1890 - Organización PAR. “ La discapacidad en la Argentina”- 2005 - Grotberg, “ Nuevas tendencias en Resiliencia”.- Paidós.2003 - Lic. En Psicología Jorge Salvo. Artículo: “El niño con parálisis cerebral y su familia”.