Esas algas tienen una sustancia que se llama caroteno, la misma que se halla en las zanahorias. Cuando los flamencos viven en zoológicos, hay que tener.
U na lancha se acerca por la laguna. Es una lancha pequeña, pero el motor hace mucho ruido y un pájaro joven
saca nervioso la cabeza del agua, estira el cuello y lanza un alarmante sonido. Parece el graznido de un ganso, pero no lo es; tampoco es la voz de un escandaloso pato. Se trata de un flamenco rosa que avisa a toda la bandada: alguien viene a interrumpir el almuerzo y hay que apurarse a despegar. ¡Con cuidado, amigos! Tanto apuro de cien flamencos juntos que corren en el agua para tomar impulso y remontar el vuelo puede provocar que alguien reciba más de un pisotón. Y aunque patas tan largas podrían traer accidentes, también son una ventaja. Con ellas es fácil andar por el borde de la laguna sin mojarse el plumaje. Y si, además, entre los dedos se tiene una membrana, entonces es más cómodo impulsarse en el agua o caminar sobre el fondo sin hundirse. A los flamencos les gusta descansar apoyados en una sola pata. Phoenicopterus ruber 5
Para otras aves, de patas cortas, no sería tan sencillo hurgar en lo hondo. Los flamencos, con sus largas zancas, revuelven el fondo con facilidad y forman una mezcla de fango y agua, mientras que doblan su larguísimo cuello, meten la cabeza en el agua y trabajan en el sedimento como si fueran la pala de excavación de un puerto, sólo que en miniatura. Con el pico agarran la mezcla y la filtran para sacarle el alimento. ¿Cómo lo hacen? Su lengua actúa como una bomba de agua que hace pasar la mezcla por la orilla del pico, el cual tiene en su interior unas laminillas que le sirven de filtro. Así sueltan el agua fangosa y se quedan con lo que comen: pequeños animales como moluscos, crustáceos y también algunas minúsculas plantas y semillas.
Si alguien molesta a los flamencos mientras comen, éstos se alejan volando y tardan un buen rato en regresar. Su vuelo, su voz y sus movimientos tienen diferentes significados para los otros flamencos, por eso cuando uno se asusta también despegan los demás y escapan todos juntos en bandada. Si se les molesta muy seguido, no pueden alimentarse bien y quizás hasta se enfermen o pierdan su llamativo color. Y es que el rosa de su plumaje se debe a unas plantas microscópicas (algas) y a otros organismos que forman parte de su alimentación. Esas algas tienen una sustancia que se llama caroteno, la misma que se halla en las zanahorias. Cuando los flamencos viven en zoológicos, hay que tener cuidado de que en su alimento no falte el caroteno para que no se destiñan. Se dice que si los flamencos pierden su color no pueden tener crías. 8 Phoenicopterus ruber
20 ene. 2017 - Principales cambios: nuevas entidades y conceptos. Dra. I. Esteban Rodríguez. Servicio de Anatomía Patológica y Citología. Hospital Ruber.