Aparecen dos nuevos títulos, dedicados a Rorty y Wittgenstein, de una colección argentina que permite adentrarse en la filosofía contemporánea
L
RORTY Por Tomás Abraham Quadrata 160 páginas $ 25
WITTGENSTEIN Por Samuel Cabanchik Quadrata 160 páginas $ 25
os textos de filósofos tienen fama –bien ganada, en un alto número de casos– de ser de difícil acceso para un lector no especializado. Particularmente, en el caso de filósofos contemporáneos o del siglo XX. La cuestión se agrava si se tiene en cuenta el hecho de que, en general, la bibliografía secundaria sobre esos autores resulta tanto o más árida que los textos originales. La colección Pensamientos locales coeditada por la Biblioteca Nacional y la editorial Quadrata pretende ubicarse en esa brecha abierta entre lectores y filósofos, para propiciar el acercamiento de ambas partes. Se trata de una serie de textos en los que autores argentinos son convocados para presentar de un modo ameno a filósofos extranjeros de renombre (Friedrich Nietzsche, Martin Heidegger, Jacques Derrida, Walter Benjamin, entre otros). Dos de los últimos textos publicados son Wittgenstein, de Samuel Cabanchik y Rorty, de Tomás Abraham. En su texto, Cabanchik se atiene al formato clásico de una obra “introductoria”. Tras ofrecer un bosquejo biográfico de Ludwig Wittgenstein (1889-1951), presenta una síntesis de las principales obras del filósofo: el Tractatus logicophilosophicus, –el único texto que publicó en vida, en 1921– e Investigaciones filosóficas, texto escrito hacia 1947 y publicado póstumamente en 1953. A diferencia de las interpretaciones más usuales, Cabanchik se resiste a ver un abismo entre las dos obras que pudiera justificar
Gustavo Santiago
Libros reeditados Cuentos sicilianos Leonardo Sciascia (19211989), uno de los grandes escritores de la segunda mitad del siglo pasado, se hizo célebre por novelitas que diseccionaban la historia de su Sicilia natal por medio del análisis de legajos judiciales. Este breve volumen de cuentos, más costumbrista, un poco menos inquisitivo, deja en primer plano el lado menos conocido, aunque igual de magistral, del autor: su ácido humorismo. El mar color de vino Por Leonardo Sciascia Tusquets, 180 págs., $ 49
Después del gótico Publicada en 1848, una año antes de la muerte de su autora, La inquilina de Wildfell Hall tuvo un éxito considerable que luego se apagó. Tal vez, a diferencia de las novelas de sus hermanas mayores, Emily y Charlotte, su libro apuntaba ya al siglo XX. La historia de la mujer retraída que va con su hijo pequeño a vivir a una casa deshabitada, y las sospechas que ella despierta de inmediato en los vecinos, son la excusa para armar una narración sorprendente organizada como cajas chinas. La inquilina de Wildfell Hall Por Anne Brontë DeBolsillo, 576 págs., $ 65
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19 Viernes 8 de abril de 2011
Pensamientos en clave local
hablar de “dos Wittgenstein”. Admitiendo las evidentes diferencias entre ellas, como por ejemplo, las concepciones del lenguaje y del significado que sustentan, el autor encuentra un suelo común, que permite postular cierta continuidad. este sustrato es la concepción de la filosofía como crítica del lenguaje. Otro aspecto novedoso de su interpretación es que al considerar de modo general la obra de Wittgenstein coloca el acento menos en sus contribuciones lógicas que en la perspectiva ética que se desprende de su trabajo. El texto de Tomás Abraham, por su parte, tiene como subtítulo “El amigo americano”. El afecto filosófico de Abraham por Richard Rorty (1931-2007) lleva por lo menos dos décadas. En 1993 presentó un texto suyo en la revista La caja; en 1995 confrontó su filosofía con la del francés Alain Badiou en el libro Batallas éticas. Y, desde entonces, no han faltado las citas del pensador estadounidense en sus intervenciones periodísticas o conferencias. Como un buen amigo, Abraham conoce profundamente a Rorty; como buen profesor que es, podría desarrollar una clara exposición introductoria a su pensamiento. Pero quien ha leído a Abraham sabe de antemano que no es eso lo que va a encontrar en este libro. Si bien en algunos pasajes –como cuando analiza el texto Contingencia, ironía y solidaridad– efectivamente se dedica a exponer el pensamiento de Rorty, el tono del texto no es el de una clase, sino el de la conversación entre amigos. No es un dato menor que, al igual que en el caso de su libro anterior, Historia de una biblioteca, buena parte de los escritos que componen este libro hayan sido presentados previamente en el blog del filósofo. Aun con estilos que están cerca de ser antagónicos, Cabanchik y Abraham cumplen cabalmente con el objetivo de la colección. De su mano, un lector común podrá aproximarse a Wittgenstein o Rorty con elementos suficientes como para sentirse a salvo de vivir una experiencia frustrante.