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Viernes 7 de diciembre de 2007
POLO
El 114º Campeonato Argentino Abierto Movistar
Otra final que será una efeméride Ya sólo por lo estadístico, el Ellerstina vs. La Dolfina de mañana marcará otro hito en la historia de Palermo; un repaso por partidos memorables
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e espera que en juego resulte una finalaza, como la de hace dos años. Pero aunque no termine siendo un gran espectáculo, la definición del 114º Campeonato Argentino Abierto Movistar pasará a la antología, porque de un modo u otro será histórica. Habrá 77 goles de handicap entre los dos equipos, habrá cinco polistas de 10 tantos, el club que gane sumará su cuarta conquista del Abierto de Palermo y quedará entre los ocho más veces consagrados campeones argentinos. Pero entre tanto valor agregado, la eventual victoria de uno, La Dolfina, representaría el título de tricampeón consecutivo, algo que nadie consigue desde hace 14 años; el posible triunfo del otro, Ellerstina, implicaría la consecución de la Triple Corona, un hito que apenas cuatro formaciones en más de cien años pueden blandir. Claro que en tan rica historia hay muchísimas finales inolvidables, por lo que un vistazo rápido podría limitarse a las más recientes. Enseguida viene a la memoria el recuerdo de aquella de 2005, concluida con un gol de oro de Adolfo Cambiaso, corolario de un partidazo, aquel La Dolfina 20 vs. Ellerstina 19 que igualó el récord de goles para un encuentro del Abierto de Palermo. La última final que marcó historia grande, de esas que pasa a las estadísticas de números muy cortos, fue la de 2003, cuando La Aguada, gracias a un 12-10 sobre La Dolfina, se convirtió en el primer conjunto triplecoronado compuesto por cuatro hermanos entre sí. Brillo polístico no sobró en aquella tarde, pero los Novillo Astrada lograron tal hazaña en su primer año con esa alineación y con un handicap colectivo más bien escaso para estos tiempos: 34 tantos. Algo más atrás en el tiempo surge el desenlace de 1997, Ellerstina 15 vs. Indios Chapaleufú 14. Memorable por lo bien jugado y por el gol de oro de Cambiaso sobre Colibrí, y portador de un detalle curioso para el espectador neófito: Adolfito, Mariano Aguerre y Bartolomé Castagnola, hoy integrantes de La Dolfina, defendían la camiseta de Ellerstina. La misma con la cual celebraron también al año siguiente (17-14 a Indios Chapa-
MAÑANA, UN ESPECIAL El anuncio del encuentro de polo más importante del año, la final de Palermo, contará con un suplemento de 12 páginas, mañana, en LA NACION.
P. Mac Donough, Aguerre y G. Pieres (h.), detrás, M. Mac Donough y Cambiaso, en la final de 2005
El último ensayo de Cambiaso Adolfo Cambiaso hizo ayer, en un partido informal, sus últimos movimientos para la final de mañana. A la noche, los 4 polistas de La Dolfina se reunieron en Cañuelas, asado de por medio.
leufú II), en el último festejo del club de General Rodríguez en La Catedral. En el recuento no puede faltar la definición de 1994, cuando Ellerstina derrotó por 19-15 a La Martina. Aquél fue el primer cetro de campeón argentino para Cambiaso. Luego, Ellerstina ganaría la Triple Corona al triunfar en Tortugas, cuya final había quedado postergada. En 1993, Chapaleufú, con los cuatro hermanos Heguy (Bautista, Gonzalo, Horacio Segundo y Marcos), se erigió tricampeón de Palermo gracias a un 1410 sobre La Martina; un año antes, tras
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G. H O ROVIT Z
un 19-13 a Ellerstina, había llegado a los 40 goles de valorización. Fue el tercer conjunto en alcanzarlos. El segundo había sido La Espadaña, su archirrival de fines de los 80. El repaso puede resultar injusto para con el equipo de Lobos, pero una de sus finales más recordadas es la que concluyó en su única derrota en el Argentino: la de aquel gol imborrable de Marcos Heguy a bordo de Marsellesa, en 1986 y de arco a arco, cuando el 13-12 dio la primera copa a los Heguy en el certamen. Claro que La Espadaña ganaría otra memorable definición: la de
Con G. Pieres, festejan en 1998 Castagnola, Aguerre y Cambiaso, hoy de La Dolfina
1988, un día de casi 40°, por 16-15. Hubo otro cuarteto de handicap ideal: Coronel Suárez. Que finales indelebles tuvo muchas. Pero este paneo tiene un punto final. La centenaria historia del Abierto es demasiado rica como para pretender abarcarla en una nota...