Política
Página 8/LA NACION
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Viernes 17 de agosto de 2007
El vuelo del escándalo: avanza la causa judicial
Ordenaron la captura del venezolano Lo hizo la jueza Novatti para interrogarlo por intento de contrabando; no iría preso porque lo habría eximido de ir a prisión Por Gabriel Sued De la Redacción de LA NACION Nueve días después de que Guido Alejandro Antonini Wilson abandonara la Argentina y los casi 800.000 dólares con los que había llegado al país, la jueza Marta Novatti libró ayer una orden de captura nacional e internacional contra el empresario venezolano. La medida, que confirmaron a LA NACION en el juzgado, la había pedido la fiscal María Luz Rivas el lunes último. La jueza, que había reasumido la causa anteayer por decisión de la Cámara en lo Penal Económico, mantuvo el suspenso hasta el final. Dictó la resolución pasadas las 19, en su oficina de los tribunales de la Avenida de los Inmigrantes, en Retiro. A esa hora en el edificio sólo había dos luces encendidas, la del juzgado y la de la fiscalía, donde se preparaban nuevas medidas para avanzar en la investigación, informaron a LA NACION fuentes de la causa. El detalle de esas
diligencias se mantenía en la más estricta reserva. El empresario se aseguró, de todos modos, que no irá preso durante el proceso en la Argentina: según confió a LA NACION un ministro que sigue la causa de cerca, la jueza le concedió la exención de prisión. Esa información no pudo ser confirmada en el juzgado ni en la fiscalía. Anteayer había trascendido que ese planteo había sido rechazado. Así lo había recomendado la fiscal. Novatti resolvió citar al empresario a declarar como sospechoso de intento de contrabando, por haber intentado entrar en su ingreso al país 790.550 dólares no declarados. Como no sabe dónde está Antonini, la jueza mandó la orden de captura a la Policía Federal y a la oficina de Interpol en la Argentina. Esa dependencia recibió anoche la resolución judicial y al cierre de esta edición replicaba el pedido a los 184 países miembros. Si el empresario es detenido en el exterior, la jueza debería solicitar la extradición. El proceso podría llevar más de un año.
Desde que dejó el país, a las 6.11 del martes 7 rumbo a Montevideo, el paradero de Antonini es una incógnita. El que se presentó como su abogado en la Argentina, Héctor Vidal Albarracín, aseguraba que estaba en Miami y que vendría a Buenos Aires si la jueza se lo pedía. Pero ayer el profesional desistió de defenderlo, porque el empresario se había demorado en enviarle el permiso por escrito. Al solicitar la captura, la fiscal sostuvo que existían riesgos de que
el empresario se fugara. Se basó en las actitudes que Antonini tomó luego del secuestro del dinero, como irse del país, no constituir un domicilio real y no presentarse ante la Justicia.
La llegada El venezolano llegó a la Argentina el 4 del mes actual, en un avión Cessna 750 X, contratado por Enarsa, la empresa de energía que creó el gobierno de Néstor Kirchner. En el mismo vuelo iban el presidente
Sin abogado porteño ■ Guido Alejandro Antonini Wilson ya no tiene abogado en Buenos Aires. Héctor Vidal Albarracín, que hasta ayer lo había defendido, informó a la Justicia que ya no iba a seguir haciéndolo. El abogado explicó que Antonini no le envió el escrito con firma certificada y legalizada que esperaba para poder asumir legalmente su defensa. “Hace días que nos dijo que lo estaba mandando, pero no nos llegó. Ya ha pasado un tiempo prudencial”, dijo a LA NACION Vidal Albarracín. Sostuvo, además, que los hechos investigados habían “adquirido un carácter inminentemente político” que le impediría elaborar una defensa técnico-legal.
Chávez no confirma la renuncia en Pdvsa
haber habido engaño, no se podría haber acusado al venezolano. Aunque ayer no trascendieron detalles sobre las medidas que prepara la fiscalía, al anunciar el pedido de detención contra Antonini, el martes, la fiscal dio algunas pistas: dijo que no descartaba solicitar también que se citara a declarar a Uberti. Otra de las medidas que venía reclamando la fiscal la cumplió anteayer Diego Zysman, el juez que quedó a cargo de la causa durante unos días tras el apartamiento de Novatti. Zysman ordenó a la Aduana que el dinero quedara a disposición de la Justicia, informaron a LA NACION fuentes judiciales. La medida había sido reclamada por la fiscal para evitar que los billetes entraran en el circuito financiero y se hiciera imposible tomar su numeración. En forma paralela, en el fuero federal, el juez Jorge Ballestero instruye una causa contra Uberti. En total, hay cinco expedientes por el incidente, en las que se denunció lavado de dinero y soborno trasnacional.
El extraño socio del hombre de la valija Es Wladimir Abad, piloto y empresario Por Hugo Alconada Mon
Hay silencio por la salida de Uzcátegui CARACAS (De un enviado especial).– Hasta anoche nadie en el gobierno de Venezuela había confirmado ni desmentido la renuncia de Diego Uzcátegui Matheus, el ejecutivo de la petrolera estatal Pdvsa más comprometido en el caso de la valija. Un silencio curioso, cuando, en Buenos Aires, el gobierno argentino lleva ya dos días comentando a la prensa su “alivio” por la decisión de Hugo Chávez. “Son sólo rumores”, dijo ayer el ministro de Energía y número uno de Pdvsa, Rafael Ramírez, en declaraciones citadas en el sitio web del diario El Universal. ¿Significa eso una desmentida? No, dijeron voceros de la compañía. ¿Entonces? Así ocurre a veces aquí, donde el acceso a la información pública suele ser mucho más duro todavía que en la Argentina. Sobre todo cuando se trata de malas noticias. De todos modos, la salida de Uzcátegui (vicepresidente de la empresa y jefe de la filial argentina) es admitida de forma extraoficial aquí, ante el peso de la realidad: cómo negar una noticia de la que ya habla abiertamente el gobierno argentino. Kirchner pedía esa medida, como una forma de que VenezueChávez la asumiera una No confirmó la cuota de responrenuncia sabilidad en el escándalo. A pesar de que los funcionarios del gobierno de Chávez hasta anoche no confirmaban oficialmente el alejamiento de Uzcátegui Matheus, el gobierno argentino lo da como un hecho. Según informó en Buenos Aires a LA NACION un alto funcionario, fue el presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez Carreño, el encargado de llamar anteayer el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, para transmitirle la decisión de Chávez. Uzcátegui está señalado como el hombre que le pidió al funcionario argentino Claudio Uberti si podía llevar de Caracas a Buenos Aires a un grupo de empleados de Pdvsa, a su hijo Diego Uzcátegui Spetch y al empresario Guido Alejandro Antonini Wilson. Cuando llegaron a la Argentina en un jet privado rentado por el gobierno de Kirchner, se descubrió que Antonini llevaba una valija con 790.550 dólares sin declarar. A Uberti le costó el puesto apenas la noticia rompió el secreto oficial. Y entonces el Gobierno en pleno empezó a reclamar que Chávez también asumiera pérdidas. La renuncia (digamos supuesta) de Uzcátegui alivió al gobierno argentino. “Es una muestra de que dijimos la verdad”, dijo el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. En Venezuela, la oposición denuncia que el “maletinazo” es una muestra pequeña de la corrupción en Pdvsa. Y exige medidas drásticas. El chavismo respondió: “Es un montaje del imperialismo para enlodar nuestra moral”. Esa fue la réplica del ministro Ramírez antes de que se conociera la salida de Uzcátegui. Entonces, ¿cómo mantener la lógica de la conspiración y al mismo tiempo echar a un alto ejecutivo de Pdvsa? Hasta ahora, Chávez eligió el silencio.
de esa compañía, Exequiel Espinosa; el director del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi), Claudio Uberti; la funcionaria de este organismo, Victoria Bereziuk; tres funcionarios de Pdvsa, la petrolera del Estado venezolano, y Daniel Uzcátegui Spetch, hijo del vicepresidente de la última firma, Daniel Uzcátegui Matheus. Tras el escándalo, Kirchner echó a Uberti y Bereziuk. El gobierno de Hugo Chávez amagó con remover a Uzcátegui Matheus, pero anoche esa medida seguía sin confirmación oficial. La fiscal denunció a Rivas el viernes, luego de corroborar que el empresario había mentido en el control aduanero sobre el contenido de la valija en la que llevaba los dólares. Primero dijo que tenía libros y papeles. Después, que sólo llevaba 60.000 dólares. Así lo aseguraron ante la Justicia los agentes de la Dirección General de Aduanas (DGA) y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) que hicieron el control. Esos testimonios resultaron clave para la imputación porque de no
Corresponsal en los EE.UU.
EL NACIONAL/GDA
Esta es la casa en la que vivió Antonini en la adolescencia; luego, saltó a lujosos condominios de Miami
Antonini, de una gomería a los negocios millonarios LA NACION recorrió La Victoria, el pueblo en el que nació y vivió Por Martín Rodríguez Yebra Enviado especial LA VICTORIA, Venezuela.– Elbano Antonini se asoma al patio de entrada a su casa, en cuero y pantalón corto. “Dejen tranquilo a ese muchacho. Esa maleta no era de él. ¿Cómo va a tener el muchacho 800.000 dólares, si es un simple comerciante?”. Habla apoyado en la puerta entreabierta, fiel al carácter reservado que le atribuyen sus vecinos. Un rasgo que se acentuó desde que su sobrino, Guido Alejandro Antonini Wilson, dejó de ser aquí el recuerdo de un adolescente ágil para los negocios para convertirse en el misterioso “hombre del maletín” sobre quien ya pesa un pedido de captura internacional. Tal vez como en ningún otro lugar del mundo, en las calles ardientes de esta modesta ciudad industrial del estado de Aragua adquiere dimensiones humanas el fantasma de Antonini, el empresario a quien nadie admite conocer desde que lo descubrieron con una valija llena de dólares sin declarar al bajar en Buenos Aires de un avión rentado por el gobierno argentino. Aquí sí cualquier vecino con algo de historia sabe que es el hijo de don Guido, un político local retirado que fue presidente del consejo municipal en los 70. No es secreto que empezó a ganar plata con una gomería ni que acá conoció a su esposa, la vecina de enfrente, y que juntos se fueron a Miami, hace 15 años. Lo que hay es sorpresa. “¡Imagínate! Nunca fue un hombre de lujos. No lo podíamos creer cuando lo vimos en la televisión.” Mercedes Martínez sigue impresionada. A ella la casó por civil don Guido Antonini Paredes hace 36 años. Irma Antonini, una hermana de éste, le vendió la casa en la que crió a sus hijos y conoce desde que era un niño al “hombre de la valija”. Hace años que no lo veía: “¡Está como un pipote! Fíjate que me quedé helada con lo que ha engordado ese chamo”. En La Victoria (a 90 kilómetros de Caracas), es el chisme del momento cada dato que los medios revelan sobre Antonini Wilson. Es un pueblo de gente abierta a contar su vida y la de los otros; de esos en que la gente se saluda por el nombre en las veredas y suena la rumba a toda hora. La lista de coches de lujos, mansiones, empresas y contactos políticos que
se le atribuyen al antiguo vecino asombra a muchos o fastidia a otros. Al tío Elbano, sobre todo, el único familiar que queda aquí. “Lo están matando al muchacho. Le juro que él no es un narco ni tiene todas esas casas que están diciendo.” A 10 metros de ahí, una adolescente posa frente a una casita que conoció tiempos mejores. Un amigo le toma una foto. ¿Turistas? “No, soy victoriana. Quería mi recuerdo en la casa de Antonini”, dice María Laura, una estudiante de vacaciones, y sonríe . Ladrillo a la vista, puerta pintada de verde descascarado, una bombita de luz arrancada... La casa de don Guido Antonini (donde nació el “hombre de la valija”) refleja el abandono, pero no oculta que siempre fue modesta. Está en la calle Páez, una de las avenidas céntricas plagada de galpones donde venden repuestos de autos; uno al lado del otro. A don Guido su hijo se lo llevó a
Lo que hay es sorpresa. “¡Imagínate! Nunca fue un hombre de lujos. No lo podíamos creer cuando lo vimos en la televisión”, dijo una vecina Miami hace cuatro años, cuando tuvieron que operarlo del corazón. Ninguno de los dos volvió. “Por suerte, no está aquí. Si no, ¡la vergüenza que pasaría!”, se apiada Mercedes Martínez. Repite lo que muchos: Antonini padre era un hombre respetado, atado a viejas costumbres, como desayunar un cafecito en la panadería Corazón de Jesús, a dos cuadras de la casa. Don Guido es ingeniero, hijo, a su vez, de una familia popular en la zona. Una de las primeras cosas con las que se topa un visitante que llega de Caracas es un colegio estatal con pintadas ecologistas en el frente y un gran cartel de Hugo Chávez y su “revolución del agua” en la vereda. Otro anuncio confirma que el colegio María Luisa Paredes de Antonini está en reparación. Recuerda a la madre de don Guido, que fue maestra. Los Antonini nunca fueron ricos, pero sí prósperos comerciantes de escala local. Don Guido tuvo en los años 60 la fábrica de cola El Polo, un refresco año-
rado por los nostálgicos victorianos. Fue después de volver de los Estados Unidos, adonde había ido a estudiar junto con su hermano Elbano. Volvió casado con Beverly Wilson, una norteamericana alta cuya belleza alimenta leyendas entre los memoriosos. En los 60 y después en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, don Guido llegó a presidente del consejo municipal, cargo político que se otorgaba a dedo. Antes de separarse, tuvo tres hijas (Carolina, Angélica y Diana) y un hijo de nombre telenovelesco: Guido Alejandro o, simplemente, Alejandro, como él se hace llamar. Ese hijo ahora famoso hizo negocios desde adolescente. Trabajó en una transportista y fue dueño de una gomería que tenía la licencia de Goodyear en La Victoria. Su socio era Carlos Salanova, que sigue aquí. Ahora es representante local de Hyundai y de KIA. “Nos causó mucha impresión, porque siempre fue una persona seria y responsable”, dice el hijo de Salanova, que quedó a cargo de los locales porque su padre está de viaje. El muchacho (que también se llama Carlos Salanova) cuenta que la noticia impactó a la familia: “Mi hermana vive en España y es la ahijada de don Alejandro. Nos llamó el otro día desesperada: «¿Qué es esta vaina con mi padrino?». Acá nunca nadie le conoció nada ilegal ni contactos políticos”.
Autos y picadas ¿Qué hacía? Importaba máquinas, vendía gomas y lo fascinaban desde joven los coches de carrera, un dato que fue público desde que estalló el escándalo de la valija. Se sabe que corría rallies en Europa con sus socios de ahora en los negocios millonarios de Miami. Acá, de joven corría picadas y ganaba casi siempre, recuerdan. El rastro de Antonini empieza a perderse en la década pasada. A principios de los 90 se radicó en Miami y empezó a venir sólo de tanto en tanto a ver al padre y a un puñado de amigos. Dicen que era siempre alegre y divertido, algo menos gordo, poco ostentoso y reservado sobre sus nuevos negocios. Hace cuatro años, cuando se llevó al padre a Miami y vendió la casa de la calle Páez, Antonini Wilson había empezado a pasar al olvido. El y los gobiernos de la Argentina y Venezuela, atrapados por la valija de dólares, habrán de maldecir la módica fama que hoy vive en su pueblo natal.
MIAMI.– Guido Alejandro Antonini Wilson tiene un socio multifacético: Wladimir Abad. O Abad Wladimir, según la empresa de que se trate. Juntos aparecen en la formación de dos compañías: Techmilk y Foxdelta Investments. Y a eso se suma que el ahora célebre “valijero” viajó a la Argentina en septiembre último, once meses antes de que se desatara el escándalo, en un avión relacionado con su colega. Abad es piloto de avión, pero desarrolló vetas como empresario y como “agente registrador” de empresas. Su nombre aparece en los legajos de al menos 18 en Florida, según pudo confirmar LA NACION, lo que se suma a la actividad que desarrolla en al menos otro estado, Delaware. Su joya mayor, sin embargo, es la compañía de vuelos chárter y transporte aéreo de mercancías que lleva su nombre, Abad Air. Esta sí cuenta con un local físico al noroeste de esta ciudad, en Doral. Allí trabajan al menos dos personas, una mujer y quien lo acompaña en los registros oficiales de Florida, Mauricio Zeppenfeldt. “Aparte de lo que hacemos como empresa, somos agentes registradores de unas 25 empresas y servimos como su domicilio legal y fiscal en Florida , y nos pagan un fee (comisión) a cambio de eso”, explicó Zeppenfeldt a LA NACION. Su nombre también figura en los legajos de otras tres empresas en el estado.
Destinos inusuales Entre las compañías con domicilio en Abad Air aparecen una de Antonini y Abad, Techmilk, que lo cambió en 2006, y Leche Inc., originaria de Delaware y a cuyos servicios adicionales acudió el “valijero” en septiembre de 2006. Antonini viajó a la Argentina en uno de sus aviones, un Lear Jet matrícula N64SL. Este completó 13 viajes entre Venezuela y Florida en los últimos cuatro meses, otro a Montreal y dos con destinos inusuales. El 28 de mayo partió de Miami, rumbo a Venezuela. De allí voló el 1° de junio a Providenciales, el aeropuerto del archipiélago de Turcos y Caicos, un protectorado británico en el Caribe célebre por sus playas entre las Bahamas y Haití, y por su fama de paraíso off-shore. Al otro día retornó a Venezuela.
El 13 de julio repitió el mismo recorrido, pero con una escala en la isla Margarita. Leche Inc. cuenta con otro avión, matrícula N75MC, que también viaja entre el sur de Florida y Venezuela. Completó esa travesía por última vez entre el 4 y 8 de junio. Para ambas naves, sin embargo, la firma se registró ante la Administración Federal de Aviación norteamericana (FAA) con otro domicilio: en la suite 305 del número 400 de la calle 9 oeste, en Wilmington, estado de Delaware. Allí funciona el estudio jurídico David Walsh y Asociados y aparecen registrados otra empresa aérea –Hawker Air–, y una fundación sin fines de lucro. “Leche Inc. tiene aquí un buzón de correo”, dijo por teléfono la recepcionista del buffet. Zeppenfeldt, amable, dijo que no tenía un teléfono de Leche Inc, a la que en Venezuela vinculan con otro socio de Antonini, Carlos Kauffman. “No lo recuerdo. Acá sólo recibimos su correspondencia, que redireccionamos”, se excusó. Pero evitó detallar adónde.
Con logo Abad, recordado en Venezuela por usar remeras con el logo de la firma Venoco, propiedad de Kauffman y en la que Antonini aparece como asesor, figura como secretario de American Food Grain (AFG), otra compañía vinculada a ese círculo de empresarios y proveedores del gobierno chavista. A pesar de lo que sugiere su nombre, AFG también se aboca a la aviación y en su website sólo ofrece la imagen de un helicóptero. Su teléfono pertenece a unos productores hortícolas de Wisconsin que no tienen relación con la firma. Y aunque informó a la FAA que su domicilio está en 1214 de la calle King, de Wilmington, Delaware, en el website informa que la dirección es la misma que la del de Leche Inc., en el 400 de la calle 9 oeste, también en Wilmington. Es decir, la dirección del buzón. AFG pugna por recuperar una aeronave que la Agencia Federal de Lucha contra el Narcotráfico (DEA), no la FAA, le secuestró por problemas con su matrícula, N700SA, en mayo último. A bordo iba Daniela Steppa Martin, esposa de uno de los directores de la compañía, y Ricardo Fernández Barruecos, señalado en Venezuela como uno de los empresarios de vínculo más estrecho con Hugo Chávez.
En Caracas, la causa marcha despacio CARACAS (De un enviado especial).– Con máxima cautela, los dos fiscales a quienes se les encargó investigar en Venezuela el caso de la valija advirtieron que están lejos de firmar un pedido de captura del empresario Guido Alejandro Antonini Wilson. Ese expediente se abrió el lunes; está casi en blanco y a la espera de que el gobierno de Hugo Chávez envíe toda la información relacionada con el vuelo en el que unos funcionarios argentinos llevaron a Buenos Aires al misterioso empresario que portaba una valija con 790.550 dólares sin declarar. “Recibimos datos de la justicia argentina y vamos a esperar recabar la información aquí”, dijo a LA NACION el fiscal Nelson Mejía, que trabaja en el caso junto con su colega Fernando Hércules. Mejía se excusó de dar precisiones: “No podemos revelar nada más porque ponemos en riesgo nuestra estrategia”. Sí sugirió que, eventualmente, Antonini Wilson podría haber infringido
la ley de ilícitos cambiarios, que sanciona con penas de dos a seis años a quien “compre, venda, enajene, ofrezca, transporte, reciba o exporte” más de 10.000 dólares en un año. “Es una posibilidad, pero no podemos prejuzgar. Primero hay que verificar qué pasó con el vuelo”. Un primer dato que podría complicar a Antonini Wilson es que el avión no hizo escala en Santa Cruz de la Sierra, como había sugerido el ministro del Interior venezolano, Pedro Carreño. Lo dice la información remitida aquí desde Buenos Aires, y también el gobierno de Evo Morales lo confirmó en las últimas horas. Por ahora, la expectativa por la investigación es mínima en los sectores políticos ajenos al gobierno local. Nadie hizo referencia a los dos jóvenes fiscales que instruyen el caso, pero en tres de las fuerzas antichavistas sus representantes recordaron a LA NACION que el jefe de la Fiscalía Nacional es Isaías Rodríguez, el primer vicepresidente que tuvo Hugo Chávez.