espectáculos | 3
| Jueves 8 de enero de 2015
cine
Amistad, fútbol y sentimientos
De padres e hijos cruzados
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cine
Ojos sensibles para una mirada impecable De tal paDre, tal hijo (like Father, like Son / SoShite chichi ni naru, japón, 2013). ★★★★ muy buena. guión, edición y dirección: Hirokazu Kore-eda. elenco: Masaharu Fukuyama, Machiko Ono, Yôko Maki y Rirî Furankî. fotografía: Mikiya Takimoto. diseño de producción: Keiko Mitsumatsu. duración: 121 minutos. calificación: apta mayores de 13 años.
E
n 2013, la Palma de Oro del Festival de Cannes se la llevó La vida de Adele, pero el presidente del jurado, Steven Spielberg, tenía su propia favorita: De tal padre, tal hijo, del japonés Hirokazu Kore-eda. La insistencia de Spielberg decantó, de todos modos, en un galardón importante –el Premio Especial del Jurado– y su entusiasmo quedó definitivamente reafirmado cuando compró los derechos para hacer una remake de esta película en Hollywood. Lo que despertó el interés del famoso director de E.T., el extraterrestre y El imperio del sol, películas en las que la niñez está plenamente en foco, es justamente la sensibilidad con la cual Kore-eda aborda el tema. Pero no son sólo los niños los que están en el centro de la historia del film de este talentoso director del que ya hemos visto en la Argentina películas como After Life, Nadie sa-
be y Un día en familia. También son muy importantes los padres, en este caso, dos matrimonios que reciben una inesperada e impactante noticia ya en el arranque de la historia. El que peor se toma el asunto es Ryota, un hombre de buen pasar económico, convicciones muy arraigadas y enormes expectativas depositadas únicamente en un niño de seis años que, se enterará de repente, no es suyo. Alguien hizo un malicioso intercambio de bebes en el hospital donde nacieron su verdadero hijo y el que crió bajo estrictas normas hasta ese momento. Kore-eda usa ese inquietante punto de partida para exhibir la rigidez del patriarcado en la sociedad japonesa y lanzar a Ryota a una especie de viaje de iniciación tardío en el que aprenderá unas cuantas cosas a los tumbos. Hay una inclinación excesivamente remarcada por establecer distinciones de acuerdo con la pertenencia de clase: Ryota
es agresivo y no titubea en tratar de imponer una solución al problema en función del poder que le confiere su estatus social. El otro papá, Yudai, en cambio, es un modesto comerciante que tiene con todos sus hijos una relación más relajada, lúdica. Su glotonería y su compulsión para obtener ridículas ventajas de una situación a todas luces dramática no impiden una identificación inmediata con él: es un tarambana absolutamente querible. Entre las mujeres hay menos distancia: las dos harán lo posible para resolver la difícil situación de la manera menos traumática para los niños. Además de ser un notable director de actores (incluidos los niños, que están impecables), Kore-eda es un cineasta atento al detalle. Así lo certifican la escena en la que la calidad de dos cámaras fotográficas utilizadas para un mismo retrato simboliza con precisión la realidad económica de cada familia y el emotivo recorrido por senderos bifurcados que cerca del final Ryota emprende con Keita, el niño del que dejará de ser padre sanguíneo, pero con el que lo unirá de por vida un lazo que se percibe inextinguible.ß Alejandro Lingenti
Echarri, Rago, Torres y Peretti, protagonistas del nuevo film de Taratuto papeleS en el viento (argentina/2015). ★★★ ción:
buena . direc -
Juan Taratuto. guión: Juan Taratuto y Eduardo Sacheri, sobre la no-
vela de Sacheri. fotografía: Javier Juliá. música: Iván Wyszogrod. edición: Pablo Barbieri Carrera. elenco: Diego Peretti, Pablo Echarri, Pablo Rago, Diego Torres, Cecilia Dopazo, Paola Barrientos, Cacho Buenaventura, Daniel Rabinovich. distribuidora: Buena Vista Internacional. duración: 98 minutos. calificación: apta para mayores de 13 años.
E
s para quienes hayan apreciado las dotes para la comedia que mostró Juan Taratuto en No sos vos, soy yo o en Un novio para mi mujer –por sólo mencionar un par de títulos– y aun para quienes hayan valorado su arriesgada exploración de territorios más dramáticos (La reconstrucción), esta nueva aventura del director, esta vez a partir de un relato melancólico y futbolero de Eduardo Sacheri, puede generar algo parecido a una decepción. Historia de varones –tipos de barrio, fanas de Independiente y por cierto bastante machistas (“La única mujer que vas a amar en la vida va a ser tu hija”, resume uno de ellos, ya que considera a
la nena como su novia y a su esposa como su suegra)–, el fútbol constituye un tema central en su vida. Lo es incluso en éste, el momento más dramático de su relación, ahora que uno de los cuatro originales miembros del grupo (el que llamaban el Ruso) acaba de morir. La historia empieza precisamente en el cementerio. Y enseguida vuelve al fútbol porque el Ruso no ha dejado como legado para su hija más que un jugador de fútbol, bastante devaluado, teniendo en cuenta que se trata de un delantero que raramente emboca un gol, que ha ido a parar a préstamo a un modestísimo club de Santiago del Estero y es bastante improbable que se lo pueda
buena Vista
negociar a uno del exterior para recuperar algo de los miles de dólares (todos los que tenía) que el fallecido invirtió en su compra, confiando en su futuro ya que alguna vez había pertenecido al seleccionado Sub 17. Lo peor es que los tres amigos (andan por los 40, pero en más de una ocasión se los ve actuar como adolescentes) han decidido hacerse cargo del ignoto Pittilanga, con la esperanza de que una venta les rinda lo suficiente para reemplazar al padre de la nena por lo menos solventando los gastos de su educación. Y por supuesto, piensan vigilar que ni uno de los presuntos billetes que deban invertir vaya a parar a manos de la viuda, no sólo porque el finado ya estaba dispuesto al divorcio, sino porque todos tienen de ella la peor de las opiniones. El film prefiere hacer hincapié en lo sentimental, lo que no siempre logra. Y si el interés del relato se sostiene a duras penas es gracias a la desenvoltura de los actores y al humor filtrado en algunas líneas de diálogo.ß Fernando López